beckhamana, osase, la ola de adoracin meditica (prensa, radio, televisin) al futbolista Beckham, flamante fichaje del Real Madrid, fabricada por el mecanismo de persuasin ms eficaz de todos los tiempos: el marketing. No ha habido espacio informativo, de cualquier gnero y fuste, que no haya picado en el anzuelo promocional. Estas cosas funcionan as: se genera un acontecimiento, se crea artificialmente expectacin masiva (en este caso, ms IRPF), los medios acuden al reclamo y al hacerse eco multiplican el acontecimiento por dos, con lo cual la expectacin se dispara ms todava. Estructura del crimen perfecto. Yo asist al penltimo episodio del evento en un bar, discretamente acodado en la barra, mientras un centenar largo de ciudadanos miraba embobado a la pantalla que daba las noticias ms recientes sobre el suceso. Vimos imgenes del reconocimiento mdico (lo nunca visto), de la presentacin pblica de la pareja Beckham-Victoria Adams, lo del gatito blanco, mencin del paseo por las tiendas, el espectculo siempre deplorable de los fans (esos alienados), el primer jugueteo de Beckham con baln en el csped, incluido el casual salto al campo de un chiquillo cazaestrellas La cmara se detena una y otra vez en el look de Beckham: uas pintadas, pendientes en las dos orejas (sendos diamantes), peinado de fantasa Beckham viaja con su propio peluquero, haba contado uno de los innumerables locutores que han glosado este recibimiento triunfal. Entre quienes abarrotaban el bar, nadie hablaba de ftbol; de lo que se hablaba era del acontecimiento, del chico. Bien es cierto que los juicios variaban: tras un primer momento de silencio indeciso, pronto comenzaron a surgir rumores malvolos. Nadie, eso s, se atreva a levantar la voz contra la ltima operacin de Florentino en el star-system. Hasta que, de sbito, una seora madura, de buen ver, mir muy fijamente a la pantalla y dijo: Beckham es una nia. Juicio que los parroquianos acogieron con exclamaciones de aprobacin y que, por el camino, le valieron a la dama varios piropos de buen tono. Florentino, ficha a Ronaldia, propuso un segundo. Y otro, enardecido por constatar predispuesta a la asamblea, tom aire y exclam: Mecagen Beckham. Vox populi, vox Dei. Con perdn.