tales como un abrazo o bien un saludo de respeto y empata para con uno, que
alimentan mi vocacin. Se siente bonito la cordialidad del alumno para con su tutor
y maestro; la verdad no lo cambio por nada en la vida.
Por lo tanto, son los alumnos los mejores jueces en cuanto al gusto o no de tomar
una clase con su servidor, en ocasiones hasta estudiantes de otros profesores
incursionan al saln para tomar clases en mis grupos o bien al encontrarte en los
pasillos te saludan o consultan respecto a la problemtica que se les presenta, y
despus de resolver su duda puede uno percibir la tranquilidad y gratitud del
adolescente pues l sabe que ese maestro es un gua y tutor confiable, seguro en
su formacin. Da tras da, a pesar de que ya son muchos aos de impartir clases
en diferentes instituciones, siento la misma alegra de apoyar y guiar a los
adolescentes, de poder ser participe en la formacin de un ser humano, antes que
nada lleno de valores y de sueos que realizar. Aqu en el aula uno se vuelve rico
de tantas emociones compartidas por nuestros alumnos, ya sea al final de cada
curso o bien al recibir a esa nueva generacin dispuesta a aprender nuestras
enseanzas.
Saludos
Atte
Prof. Alberto Domnguez Ros