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LA DIALECTICA DE LA DURACION GASTON BACHELARD (MN me 1176214 Wu 1 BISLIOTECA Deparlamenta tna [Eesistro EDITORIAL VILLALAR ‘Tula origin! La ditectique de a dure ‘Tradueclon: Ros Agar © Prowes Universitaires de France, 1950 © para todes on patton de longus spatola,Baitoral Vi Puerto Rico, 3: Madrid 16 Teléfono #67 26.41 SBN: a4.7¢27-095< Deposita legal: 10720-1078 Inmpreso an Eapia. Pinted in Spin Grfiew Color, Maria Zayas, 15, Madid:29 INDI Introduccion Cap, Primero.La distensién y la nada Cap. 11, La psiologa de los fendmenostemporales Cap. IN, Duracién y enusalidad fisicas Cap. IV. Duracién y causalidad itelectuales Cap. V. La consolidacién temporal Cap. VL. Las superposiciones temporales Cap. VII. Las metiiforas de Ia duracién Cap. VIII. Bl ritmoanaliss uw a 69 85 91 109 138 151 INTRODUCCION Este estudio s6lo puede perder su oscuridad si \jamos des de un principio su finalidad metafisica: se ofrece como una propedéutica para una filosofia del reposo. Pero, como vere ‘mos desde las primeras péginas, una filosoffa del reposo no es tuna filosofia de la quietud. Un filsofo no puede busear tran- ‘quilamente la quictud. Necesita pruebas metafisicas para poder aceptar el reposo como un derecho del pensamaiento: necesita ide miltiples experimentos y de largas discusiones para poder ‘admitir el repo% como uno de los elementos det devenir, EI lector debera perdonar, por tanto, el caricter tenso de un bro que hace poco caso de los consejos y ejemplos familia res para llegar enseguida a le conviecion de que el reposo esti inserito en 6! corazén del ser, que debemos sentitlo en el fondo ‘mismo de nuestro eer, {ntimamente mezclado con el devenir otorgade # nuestro ser, en el nivel mismo dela realidad temporal sobrela que se apoyan nuestras conciencias y nuestra persons. Pero cuando el lector haya perdonado al filésofo su falta e jovialidad, tends aim que hacer frente a otra desiusién, Efectivamenta, en esta obra no hemos creido nuestro deber escribir la perspectiva que conduce a la vida seercta y apaci- ble. Para ello habrian sido necesarias piginas y mis piginas y toda una psicologia de las pasiones que hemos perdido el gus: to de estudiar, puesto que debemos declarar pablicamente cl rechazarlas. Hemos podido asi sacar provecho.de la feliz 9 edad en que el hombre vuelve sobre sf mismo,en quela reflexién se ocupa mis de onganizar la inaceion que de servr alas exigen- cias extemas y soviales. Hemos dejado de lado por excesivamen- te elemental el estudio de todo lo referente al alejamiento del mundo, a la defensa de la vida retirada, «ls consolidacién de la soledad moral. ;Que cada uno dé a su modostos primeros pasos en el camino que conduce a ls fuente deSiloé, alos manantiales ‘mismos de la personal ;Que cada uno se iberea su manera de Ine excitaciones contingentas que le empujan fuera desi mismo! Es fen la parte impersonal de la persona donde el flésofo debe Aescubrir las zonas de reposo, las razones del reposo con las que construira un sistema filosofico del reposo, Mediante Ia refle xi6n filosbtica el ser se liberara do un impulso vital que le arras- tra lejos de los fines individuales, que le desgasta.n acciones ii. ‘tadas. La inteligencia, abandonarla asu funcién especulativa,nos apareceri como una funeién quecreay afirma los ocios. La con- Ciencia pura se nos aparecerii como una fuerza de espera y de acecho, como una libertad y una voluntad de no hacer nada, Nos hemos visto conducidos ast, con entera naturalidad, lun examen de las fuerzas negadoras del expiritt, Inmediat mente, hemos examinado esta negacion en sts raices, reco: nnociendo que el espiritu podia enfrentarse a la vida oponién- dose a habitos inveterados, hacer que de algiin modo el tiempo vuelva a fiuir sobre s{ mismo para suscitar renovaciones del ser, retomos a condiciones iniciales. 2Por qué habriamos de con. siderar jgualmente importantes las acciones negativas y las ac ciones positivas del tiempo? Puesto que pretend iamos legar !o mis ripidamente posible al centro metafisico del problema, Jo que tonfamos que fundar era una dialéetiea del ser en la dduraci6n, Pues bien, desde el momento en que nos hemos ejer- citado un poco, mediante la meditacion, en vaciar el tiempo vivido en su plenitud excesiva, en seriar los diversos planos de los fenémenos temporales, nos hemos dado euenta de que e308 10 fenémenos ne duraban todos del mismo modo y de que la eon. ‘cepeldn de un tiempo tinico,al arastrarsin retomonuestraaima con las cosas, no podia corresponder mas que a una vision de tconjunto que resime bastante mal la diversidad temporal de Jog fendmenos. Un boténico que limitase su ciencis a decir que todas las flores se marchitan seriael digno émulo del filésofo que fundamenta su doctrina repitiendo: todo pasa y el tiempo fluye. Hemos visto enseguida que no existe sincronismo alguno entre ese paso de las cosas y el fluir abstracto del tiempo, y que era nevesario estudiar ada uno de los fenémenos temporiles con un ritmo apropiado, desde un punto de vista particular. xaminacia fen au contextura, sobre cualquiera de sus planos y con lacondi- ion de obligarse a permanecer sobre lun mismo plano de exa- ‘men, hemos visto que la fenomenologia leva consigo siempre tuna dualidad de acontecimientos e intervalos. fn una palabra, tomada en el detalle de su transcurso, hemos visto siempre que ‘una duracién precist y concreta esta Ilena de laguna. ‘Nuestra primera tarea consishia.en-establecer metafisics ‘mente en contra de las teis bergsonianas dela continuidad la texistencia de dichas lagufias en la duracin:Hlemosnecesitado, ante todo, empezar por discutir Ia famosa disortacién bergso" hina sobre Ia idea de la nada, e intentar devolver el equilibrio al paso del ser a la nada y de la nada al ser. sta base era indi pensable para fundamentar la altemativa del reposo y de la En nuestra opinién, este debate no es vano, pues al apoyar- nos sobre una concepeién dialéctica de la duracién, facil amos, como nos hemos propuesto mostrar en los capitulos sigtientes, la solucién de los problemas planteados por la cat- salidad psicologica, o, para decirlo con mayor exactitud, por tas causalidades psicol6gieas. Examinando hoja por hoja los diversos planos de encadenamiento del psiquismo, se perciben discontiquidades de la produccién psiquica: Si existe conti: ‘nuidad no es nunea sobre el plano en que se ejerce un examen particular, Por ejemplo, la “continuidad” en la eficacia de u Jos motivos intelectuales no reside en el plano intelectust; se la upone en los planos de las pasiones, de los instintos, de los intereses. Las concstenaciones psiquicas son, por tanto, frecuentemente hipétesis, En una palabra, en nuestra opinion, |x continuidad psiquica plantea un problema; y aos parece Imposible que no se reconozca la necesidad de fundamentar la Vida compleja en una pluralidad de duraciones que no tienen ai cl mismo ritmo, ni la misma solider de encadenamiento ni la ‘misma potencia de continuo Naturalmente, si pudiésemos transmitir al lector nuestra conviecion de que. lt continuldad psiquica na es un dato, sino una obra, sélo nos quedaria mostrar como se construye una duraeion, como se fundan las permanencins del ser en el nivel de sus diversos atzibutos. Bn esta dificil tarea nos hemos visto estimulados por diver- sas doctrinas. En primer lugar, por una doctrina viva, endef. dda a lo largo de los caminos de la Bourgogne, on el rineon de las vias. Ante este campo humanizado, Gaston Roupnel nos hha hecho comprender el lento ajuste de las eases y los tiempos, 4a accion del espacio sobre el tiempo y la reaceién del tiempo sobre el espacio. La llanura labrada nos pinta figuras de dura cién tan claras como las figuras de espacio: nos muestra el rit. ‘mo de los esfuerzos humanos, El sureo es el ee temporal del trabajo y el teposo de la noche es el limite del campo. Qué mal expresaria estos moldes temporales una duracion que flue ‘ese con un flujo continuo y regular! ;Cuinto mais real apart cera la nocion de ritmo como base de la eficacia temporal! ¥ nos dice también Gaston Roupnel: zqué permanece, qué ura det pasado historico? Sélo aquello que tiene razones para ecomenzar. Asi, junto a la duracién por medio de las cosas existe una duracién por medio de lu razén. Se abtiene siempre la misma conelusi6n: toda verdadera duracign es esencialmente polimorfa; la aceién teal del tiempo reclama lariqueza de coin. 2 cidencias, la sintonia de los estuerzos ritmicos. Sélo seremos Seres fuertemente constituidos, viviendo en un reposo bien ae- jurado, si sabemos vivir sobre nuestro propio ritmo, reencon- frando, a nuestro capricho, « 1a menor fatiga, ala menor deses- peracion, Ia impulsidn de nuestros origenes. Bsto es To que ilus- tra ol bello mito de Siloé, que nos ensefa la restitucién valien- te, voluntaria y razonada de nuestra alma de otro tiempo. He- mos estudiado este mito en un Ubro especial (1), ¥ por tanto rho volveremos sobre él, pero ha marcado tan vivamente nues; ‘to pensemiento que debemos recordario en el umnbral de este ‘nuevo trabajo. Si lo que mis dura es aquello que mejor se reinicia, debe mos, por tanto, encontrar en nuestro camino la nocidn de rit mo como nocién temporal fundamental. Nos hemos visto asi ‘conducidos a plantear una tesis en apariencia bien paradojica, pero que nos esforzaremos por logitimar: que los fenémenos fe la duraci6n estén construidos con vitmos, en lugar de estar Jos ritmos necesariamenta Tundados sobre una base tomporal bien uniforme y regular. Por lo que # esto respecta, hemos po: ido desembocar en algunas paginas condensadas sirviendonos, sobre todo, de las enseBanzas contenidas en los libros de Mau rice Emmanuel, Lionel Landry y Pius Servien. Hemos escogido estos libros para mantener una tesis metafisica precisamente porque no tienen ningtin viso motafisico. Nos ha parecido que odrian aytudamos més fécilmente a separar el caricter esen- cialmente metaforico de Ia continuidad de los fenomenos tem: pporales, Para durar es necesario, por tanto, conflarse a ritmas: ft decie a'Gnias WeTnstantes. Los acontecimientos excepcio hls, para marearmos profundamente, daben encontrar en no- sotros resonancias. De esta banalidad: “La vida es armonia”, nos atreverfamos & haver una verdad. Sin armonia, sin dialéet GE tuition det Stock, 1932 want, Estudio sobe Sloé de Gaston Rouprel, as 2 regulada, sin ritmo, una vida y un pensatniento no puieden Ser eslables y seguros: el reposo es una vibracion dichosa Por timo, hace algunos afios hemos recibido en privado luna importante obra que, segiin nuestro conocimiento, no he aparecido atin en las librerias, Esta obra tiene el bello titulo, luminoso y sagestivo, de A! Rirmoandlsis (1). At practicatio, hhemos adquirido el convencimiento de que, en el mismo estilo fen que se habla de psicoandlisis, hay lugar en psicologta para lun ritmoanalisis. Hay que curar el alma que sure en particu. lar el alma que sufze del tiempo, del spleen— mediante una vi a ritmica, mediante un pensamiento ritmico, mediante una atencién y un reposo ritmicos. Y en primer lugar, iberar el al- mma de falsas permanencias, de duraciones mal hechas’ desorga nnizaria temporalmente. En'la época de los Novalis, de os Jean Paul Richter y de los Lavater, se extends la moda de desorsa hizar ios psiquismos fijados en forma de sentimentalidades contingentes y, consecuentementa, sin fuerza para levar vidas estéticas y morales (2). Pero esta desorganizacion, vealizada sobre el plano sentimental, es demasiado burda para nosotros. ‘También hemos intentado llevar mas lejos nuestra filosofia dela negatividad y conducir nuestros estuerzosde disociacion hasta ol tejido temporal, desvariando loszitmos mal hechos, apaciguando los ritmos forvados, excitando los ritmos excesivamente Lan ‘uidos, buscando la sintesis del ser en la sintonta del devenir, y fanimando por citimo toda la vida sabiamente ondulada me- diane los timbres ligeros de la bertad intelectual. A veces, en horas dichosas y demasiado escasas, hemos encontrado de nue. vo ritmos més naturales, més simples, mas tranquilos. De esas sesiones de ritmoanilisissaliamos serenados. Nuestro teposo se amenizaba, se espiritualizaba, se poetizaba al vivir esas divers. (1) Lucio Alberto PINHEIRO DOS SANTOS, profesor de filostia de Is Universidad de Porto (Sra); 5) Ritmoendice pabliction de a Sociedad de Psicologia y de Flomtia de Rode Janets, 1291 (2) Vesse, por eiomplo, labels tai de SPENLE tobre Novalis que Aestacn ol aleanee filoseo y moral del “desorgantzaion uu dates omponis ben rpnas. or muy a pmpradon ae See pe soe scone por mats poe catare Senta not arcleu tas meconium tos aporaban uw expec do eo oxic dea dihas post 2 Bevepane,enconrunes pape sceroey comepon Sc Eepitaneie bade ant ot pnuieto sito lnpoap, No haar ashen dea seo vate osetia sao sara extn poe evant un delle un neta tla Pats 5p de een enone hom team deine posuco™ ite ona et pa cantar seas t ice y hp He at fom orden de apts ane aque no conlamos con ata suo pts Brolndsar or tsi, hamon met nara tue on etna an cae cpl qe tem moto hema Sly ns mds Gnaeus ds Sas deans geomet one io dma ota TSeuttalen equ el tno dos eer do cto gi Pecos poco el ino delat (CAPITULO PRIMERO LA DISTENSION ¥ LANADA “10h! gqnién me died cémo 28 he conserve toda mi penonaidad «través dele exstncia, Fraud ex lo que mehallewido inete, leno de fay plssrco de Snimo, de an bord al otro ‘ela nad ut Valery 1 La Bilosofia de Bergson es una fllosofia de lo pleno, y sit psicologia tina psicologia de Ia plenitud, Esta psicologia es tan rica, tan matizada, tan movil, que no puede contradecirse; da sctividad al reposo, permanencia ala funciénjse asegura todo un Juego de supleneias que permiten que la escena psicologica no fest nunca vacia, y que constituyen otros tantos medios com: pplementarios de éxito. Bn estas condiciones, la vida no puede ‘emer un fracaso absoluto. Sila inteligencia se nubla, el instin- ‘to se despierta, Bl hombre thismo —que tanto ha arriesgacio en- ‘regindose a la inteligencia~— ha conservado al menos suficien- ‘tes instintos como para mantonerse en la ignorancia y el error. Entre dos decisiones clarificadas anda con la seguridad del so- ‘némbulo, Hasta vamés eprisa cuando no sabe donde va, exando se confia al eldn vital que arrastra a su raza, clando se aleja de la soledad personal. De esta forma, nuestra vida esta tan llens v que actia cuando no hacemos nada. De algana forma, siempre hhay algo detris de nosotros, la Vida detrés de nuestra vida, el clan vital bajo nuestros impulsos, Todo nuestro pasado vela también tras nuestro presente, y el yo posce una accion verda. deramente real porque es antigua y profundo, rico y leno. Su ‘eriginalidad procede de su origen. Bs recuerdo, no hallazgo. Bstamos ligados a nosotros mismos y nuestra accién presente nno puede ser deshilvanada y gratuita, es preciso que exprese ‘nuestro yo al igual que una cualidad expresa una substancia. Bajo esta telacién, el bergsonismo tiene la facilidad de todo substancialismo, la soltura y el encanto de toda doctzina de la interioridad, Sin duda, Bergion se resiste a inscribir el pasado en una ‘materia, pero sin embargo inscribe el presente en el pasado. De esta forma, el alma se manifiesta como algo que esta detris, ‘dol flujo de sus fenémenos; no es verdaderamente contempors nea de su ftidez. ¥ el bergsonismo, al que se acusa de movilis ‘mo, no s¢ ha instalado sin embargo en la fluidex misma de la Guracin, Ha preservado una solidaridad entre et pasado y el futuro, una viscosidad de la duracién, que bace que el pasado sign siendo la substancia del presente, 0, dicho de otra forma, que el instante presente no es sino el fendmeno del pasado. ¥ resulta que, en la psicologia bergsoniana, le duracion plena, profunda, continua y rica have las veces de la substancia esp ‘tual, En ninguna eircunstancia puede el alia desprenderse dol tiempo} como todos los dichosos del mundo, sienipre esti poseida por lo que posee. Dejar de transcurrir seria dejar de subsist al abandonar el tren del mundo, se abandonaria la Vida. Inmovilizarse.es morir. De este modo, ereemos romper ‘con la concepetén substancial del alma y tullar a nuestro gus to el ser intimo en una duracién indestructible. El panpsiquis. ‘mo ya no es més que un pancronismo. La continuidad de la substancia pensante ya no es més que la continuided de la substancia temporal. Antes de Bergson, nuinca se habia realiza, do tan biem la ecuacion del ser y del devenir. 18 ie eee eee ee eee TONE Sica diets tome ins Se oe ra eee ene ees ar aera amc tee ace eee oe Se eae sees a rer meters on a ee achat ae entero ee ea ae ee erase eae ice a ae tes ein et Seca Sea ee eee eae ee ee a eae pipet Sete ogee emt eee ww bie, lo probable, tenen pues una continuidad perectay aqut es donde residen exactamene los arbutoseopreaniy Jl Substancia tal y como se oltece alanis, en el proslems del conocimiento. Slo si noe colocamos euidadouimente et e terreno Wdeaista del conocimiento. dase, slo descnder demasiado vépidamente al dominio onto\gco,comprendre. tos bien el alcance dela fina ertea bergoniana, Sereno Ces cuando veremo toda la impottancla dt juco problema 0. Bn esta pempectiva, lo posble ar un recuerdo ¥ Une espe naa E5 lo quo se ha’ ponocklo en-otro tempo ¥ lo que se espera enconirar, De esta fomna es apto para taper, 0 lot inlosticios de see, al menos las discoatnuidades en el conoct Mento del ser Y'de esta forma se prepara el dilogo nunca interrimpido entre el esprit y las cots, de eta forma se Sonate rama continua quel ita os hen sai jentro de nosotros, en el ite de la intucion intima, @ esa de las contradiciones dela experioncia externa. Cuanio yo no reconozco lo eal, e+ que exf0y absorb por los reeerdos Ghue To real ha impreso eh mi es que estoy vuelto acs mi mismo, Para Baggon, no hay ninguna vaclacion ming juego ni interupeién “algena en la sltemativa del ‘conocimionto timo Y del conocinlenta extern. Yo acto 0 Yo plemo: Sov cosa © fmf Ya través de esta mista contadiealn 90 soy La psicologfa de la disminuelén dela intensidad psicologica, segin la tesis de Bergson, apelaria a las mismas observacioses ‘que la psicologia del aniquilamiento, pues, segtin esta tesis, Ia ‘mpresion de que una jntensidad digminuye, permaneciendo sin embargo comparable a s{ misma, es tan artificial y engafiosa como Ta idea que podrismos hacernos de una nada absoluta. Para ‘Bergson, disminuir es siempre cambiar de naturuleza. De cesta forma, la substancia espiritual se eubre de una infinidad de atributos, de una diversidad prodigiosa, y toda los grados de la atribucion tienen una fuerza igual de atribucidn. El encen: to de las sutileras del andlisis psicolégico pasa inmediatamente 20 al rango de las riquezas del alma. Bl psiedloge inscribe 1a emo- cién de su fino andlisis en la cuenta de! valor terreno de nues ‘ros sentimientos, Para él, el matiz es un color. Tenemos en tonces la impresin de que ei alma bergsoniana no puede Inte srumpirse de sentir y de pensar, de que los sentimientos ¥ tas ideas se renuevan sin tregua en 0 superfieio y tomasolean, en el ehorro de a duraci6n, como el agua del rio banat de sol Lo que todavia es susceptible de aumentar esta impresion de plenitud que nos confiere la psicologia bergsoniana, es aca rieter exactamente complementario de ciertas oposiciones. No + solo que la ausencia de tna forma e automaticamente la presencia de una forma diferente, sino quo ademés el déticit do una funcion soguramente trae consigo la puesta en marcha de una funcién que defiende Io contrario de los procedimien: 108 primitivos que hieimos fracasar. Sin esta vectificacin inme- diata de una funcion por otra, pareceria que al sor deja de ser fitil para sf mismo, Un fracaio esencial destrozaria al ser, rom: peria sa devenir, que es enteramente solidario del ser. Esto lo ‘0, metafisicamente hablando, est tan asegurado que el rac 30 enna vis esta ampliamente compensado porel éxito en otra, En Ia teorfa general del elan vital hay toda tna doctrina de las compensaciones ontologicas que justific, para el individuo y sobre todo para la especie, las iniciativas mis desgraciadas. No- dda més bergsoniano que esta idea de la pluralidad de los me dios diferentes para conseguir el mismo fin. Esta pluralidad da ‘todo intento, a toda biisqueda y a toda curiosidad un valor Dositivo asegurado. El riesgo de la vidanunca es absoluto e in condicionada, y Bergson, que ha desarrollado andlsis tan ag dos sabre al riesgo dal que procede Ja inteligencia, ha profes o siempre que este riesgo actuaba bajo la presiGn de las cir cmstancias, en la lucha por la vida ‘conservando un apoyo so- bre el pasado como sobre un fondo s6lido, siguiondo el deseo {de encontrar el reposo, la seguridad y el apaciguamiento con la Secreta ambicion del ser de concederse mas duracion. Ha profe Sado siempre que, detras de la inteligencia, el instinto mante- a ‘ja su salvaguardia. Llegarfa a fallar el instinto porque el entor: ecimiento.estaria ali; un entorpecimiento de alguna manera Vigilante, funcién positiva del psiquismo, capaz de poner al Ser a la espera sin dostruirlo. Sin duda, volviendo a las audacias del eld vital, para Bergson el mayor éxito esté de la parte del ‘mayor riesgo; pero una vez més, para él, el riesgo tiene una ‘causa, un fin, una funcién, lo que es lo mismo que decir que tiene una historia, un desarrollo, uns logica, mil garantias de conden empirico y racional que fundamentan la continuidad de |i vida mas aventurera. Sin embango, vemos que todas estas te sis no legan hasta la esencia metafisica del riesgo y que la filo sofia no ha escrito sobre dste ¥ para és, sobre el riesgo abso Into y total, sin. objeto ni razén, sobre exe juego extraho y emocionante que nos lleva a destruir nuestra seguridad, nuestra felicidad, nuestro amor; sobre el vértigo que nos atrae hacia el peligro, la novedad, la muerte, hacia la nada. Consiguientemen- te, la filosofia del elén vital no ha podido dar su sentido pleno alo que llamaremos el éxito puramente ontologico del ser, es devi, a la creacion repetida del sex por sf mismo, en el acto es piritual de Ia conciencia bajo su forma enteramente gratuita, ‘como resistencia a la Tamada del suicidio, como triunfo so. bre la seduecion de la nada. El bergsonismo se ha situado, siste- ‘maticamente, ante la evolucién de las especies; el acto libre del individuo, cuyo sentido y lugar ha demostrado mejor que ninguna otra escuela, se ha encontrado de alguna manera elimi. nado en el conjunto de ls evolucidn de la especie. Finalmente, cl acto libre, en el bergsonismo, parece estar falto de esa eausn” Jidad puramente intelectual que une sin imponer; sigue siendo lun accidente: La tesis de la evolucién creadora, obtenida a partir de es larga evolucién obscura y tenaz que es la eval cién puramente biol6gica, ha descartado todo lo que corres onde a le voluntad de destruir,a la lucha por la lucha, Ba pri mmer lugar, ha attibuido al ser un continuo de crecimiento, a la ‘especie una vida continus por el germen, al destino viviente un lan forzosamente sin suspensién, pues una interrupeién rom- 22 4 rns un ln qu una Gow, Asi pes sempre yen todas pa {5's la misma ea nae! In gue gael pensamionto herjsoniano: el ser el movimiento, el expec, a duration, no puter recil laguhs; no pueden ser nega por la nade feposo, el punto, el instante; 0, al menos, estas egacionss es tan condenadas¢ sguir sted indretary verbale, siperticia toe y efor. En resumen, sea en nuestra intuicién de la duracién, o en ruestras condepciones del ser 0 incluso en el servicio de nues. fas funciones, estamos entregados, sepin el bergsonlsmo, a tuna continuidad inmedidta y profunda.que.s6la puede romper- se-superficialmente, por el exterior, por sl aapecia, por

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