ABRIR EL CIERRE
Todo empez6 con un beso. Casi siempre empieza por un beso.
iz y Tsiki estaban acostados en la cama desnudos, unidos so-
‘smente por la lengua, cuando ella noté el piquete.
—Te lastimé? —pregunté Tsiki, y al decirle ella que no
een la cabeza, se apresuré a afiadir—: Pues te est4 saliendo
sangre.
Y la verdad es que sangraba. Por la boca.
—Lo siento —dijo Tsiki y, levantandose de la cama, se puso
=caminar de aqui para alld por la cocina, muy intranquilo.
Después sacé del congelador una bandeja de hielos yla
gipeo contra el mérmol de la barra con mucha fuerza.
—Toma —le dijo a Ela, acercdndole unos hielos con mano
s=mblorosa—, péntelos contra el labio. Vamos, témalos, te
Serendran la hemorragia.
Tsiki siempre era muy bueno en eso. En el ejército era
==fermero y ademas tenia el diploma de guia.
—Perdén —prosiguié un poco palido—, te he debido de
morder, ya sabes, por la pasion del momento.
—No asa nada —le sonrié ella con el cubito de hielo pe-
20 al labio inferior—, no e ecupes —aunque, naturalmente,
mentia al decirlo.
Porque si era para , y mucho, ya que no todos
“es dias la persona con la que vives te hace sangrar y encima te
mente diciéndote que te ha mordido cuando té has notado
seen claro un piquete.
Después de aquello estuvieron varios dias sin besarse, a
ewasa de la herida. Los labios son una zona muy delicada. Y
= 2 semana, cuando ya podian, lo hacian con mucho cuidado.
ero ella notaba que él le ocultaba algo. Y la verdad es que unanoche, aprovechando que se habia quedado dormido con la
boca abierta, metié en ella un dedo con mucho cuidado hasta
debajo de la lengua y encontré lo que era. Un pequeiio cierre.
Un cierrecito. Y al abrir Ela el cierre, su querido Tsiki se abrié
como una ostra y dentro estaba Jurgen. Al contrario que Tsiki,
Jurgen tenia una barbita de chivo, unas patillas muy cuidadas
y no estaba circuncidado. Ela lo miré alli dormido, doblé muy
tranquila la envoltura de Tsiki y la escondié en el armario de
la cocina, detras del bote de la basura, donde guardaban las
bolsas de basura.
La vida con Jurgen no resultaba facil. En cuanto al sexo, era
fabuloso, pero bebia muchisimo, y cuando estaba tomado
era de lo mas ruidoso y hacia muchas tonterias. Ademas, le en-
cantaba hacerla sentir culpable de que él se hubiera marchado
de Europa por ella y ahora tuviera que vivir ahi. Y siempre que
en Israel pasaba algo malo, ya fuera en la vida real 0 en la te-
levision, él le decia:
—Mira qué pais tienes —y se lo decia en su pésimo hebreo
aunque sabiéndole dar a la palabra «tienes» un tono acusador.
A los padres de Ela no les gustaba Jurgen. La madre, que
habia sentido gran aprecio por Tsiki, lo llamaba «el gentil> y
el padre siempre le preguntaba por el trabajo y tenia que oirse
la misma respuesta burlona de Jurgen:
—Sefior Shviro, pero si el trabajo es como el bigote, hace
ya tiempo que pasé de moda.
Aunque a nadie, nunca, le hacia gracia esa respuesta. Y
muchisimo menos al padre de Ela, que todavia usaba bigote.
Al final Jurgen corté con Ela. Volvié a Dusseldorf para
componer misica y vivir del seguro de desempleo, porque
decia que en Israel nunca llegaria a tener éxito como cantan-
te por culpa del acento que lo delataba. Que a los israelies, con
sus prejuicios, no les gustaban los alemanes. Ela no dijo nada
pero le parecié que tampoco en Alemania llegaria muy lejos
con esa misica tan rara y esas letras tan cursis. Si hasta le habia
76escrito una cancion a ella que habia titulado * y toda
la cancién trataba de cémo tenian sexo en el malecon y de c6-
mo ella se venia como «una ola estrellandose contra la roca>,
literalmente.
Sucedié medio afio antes de que Jurgen se marchara. Un buen
dia, cuando Ela buscaba una bolsa de basura, se encontré con
la envoltura de Tsiki. Quiz4 habia sido un error abrirle el cie-
rre, pensd. Puede. En estos casos es dificil saberlo con cer-
teza. Por la noche, lavandose los dientes, volvié a acordarse de
aquel beso y del piquete. Se enjuagé la boca con mucha agua y
se miré en el espejo. Le habia quedado una cicatriz y, exa-
mindndola ahora de cerca, se dio cuenta de que también ella
tenia un cierrecito debajo de la lengua. Ela se llevé una vaci-
lante mano hacia alli. Intent6 imaginar cémo seria por dentro.
Sentia una gran esperanza a la vez que bastante miedo, sobre
todo de llegar a tener las manos llenas de pecasy seca la piel de
la cara. Puede que hasta tuviera un tatuaje, pensd. En forma
de rosa. Siempre se habia querido hacer uno pero le habia fal-
tado valor porque le parecia que le iba a doler mucho.
* — Ela significa en hebreo. (N. de laT.)
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