Sal de tu casa; sola, un rato y camina descalza por la ciudad. Siente el sol que
baña dulce y cálidamente tu piel. Abre tus brazos, da vueltas, sonríe y disfruta de
la brisa fresca que ha venido a visitarte hoy. Libera tus sentidos, sólo por hoy.
Siente, siente, siente. Vuela, brinca, baila. Canta, grita, habla. Ven y platícame,
platícame de lo feliz que eres al cerrar los ojos y sentir como la lluvia besa tu cara.
Abre los ojos y mírame con esa mirada secreta mientras yo observo atento tus
húmedos rizos.
Ríe, respira y vuelve a sonreír. Sólo por hoy. Hazlo por mí, sólo hoy...
Y llegaste al fin!
El cielo era nuestro techo y de él se descolgaron las estrellas. Bajaron a hacerte compañía,
a cantar y bailar contigo e intentar hacerte más bella aún.
Entraste. Radiante y perfecta, rodeada de estrellas. Lucías tan bella que hasta provocaste
la envidia de una de ellas.
Mientras tanto yo me perdía en tu espalda. Ese vestido que ten envolvía me hacía creer
que eras un regalo para mí.
Por favor quiéreme a mí. Escógeme a mí. Mírame a mí. Invítame a bailar. Sonríeme.
Salúdame primero a mí. Quiéreme.
Acaso tengo que hablar para que sepas que te quiero?
Que no escuchas como mis ojos gritan de amor por ti?
Yo sigo aquí y tú allá. Te observo y me desvelo.
Las estrellas no me importan. Estrellas falsas y engreídas! Brillan sólo por tu reflejo.
Vamos escógeme a mí. Yo te quiero por lo que eres y no por lo que serás. Por favor acércate
a mí. Necesito saber que soy yo. Hago lo que sea por ti. Traje a todas las estrellas para ti y
la luna me dijo que no tardaba en llegar.
Por favor que sea yo.