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LOS DAÑOS ECOLOGICOS Y SOCIALES

CAUSADOS POR PEMEX (II)


Por Juan Fernando Perdomo*
POLÍTICA ANALÍTICA
La comisión investigadora de los Daños ecológicos y sociales causados por
PEMEX recibió la encomienda, de la H. Cámara de Diputados, de realizar
frecuentes encuentros con los responsables de PEMEX para discutir
abiertamente las estrategias de solución a los diferentes problemas
presentados en la materia.

Asimismo buscó mecanismos para crear espacios de coordinación con las


instancias federales responsables de la regulación ambiental de la actividad
petrolera y de éstas con las instancias responsables de los gobiernos estatales
y municipales.

La pregunta es ¿Qué ha hecho la autoridad frente a estos impactos?


Un ejemplo es el caso ocurrido en Chiapas en el 2005, donde la Sub secretaría
de protección civil del gobierno estatal notificó a los responsables del pozo
Malva 201 de PEMEX el dictamen de riesgo, luego de encontrarse diversas
irregularidades en su operación ya que las anomalías representaban un peligro
para la población aledaña, a juicio de especialistas.

Esto no solo denota la falta de autonomía de la PROFEPA en sus decisiones


sino la falta de coordinación entre el gobierno federal y los estados, así como
las incongruencias entre el marco que regula el medio ambiente y la legislación
en la materia.

En Nanchital, Veracruz la SENER y la PROFEPA actúan de manera conjunta,


pero en sentido contrario, presentando denuncia penal en contra de PEMEX
por la fuga de amoniaco registrada en un ducto, ordenando la clausura
temporal del mismo, que causó la muerte de cinco trabajadores de una
empresa contratada por la paraestatal.

En respuesta, PEMEX se deslindó de la responsabilidad, asegurando que la


empresa “Reparaciones Navales y petroquímicas” inició la reparación de los
ductos sin la autorización ni supervisión de PEMEX.

En ambos casos la paraestatal queda exonerada de responsabilidad. Entonces


¿Quién es el responsable?¿Quien debe pagar o corregir la situación?

A nivel estatal no existe competencia, por lo menos en términos ambientales,


de estos órdenes de gobierno, para poder regular las actividades de PEMEX,
pero en términos de circunscripción territorial, son el estado y los municipios los
facultados para regular el uso de suelo y los asentamientos humanos, y es aquí
en donde debería de haber una estrecha interacción entre las autoridades de
los tres niveles de gobierno con PEMEX desde el punto de vista de los
Impactos sociales, ambientales y económicos.
Así es. Los costos del desarrollo de la industria petrolera que tanto aporta a la
economía de México, son muy altos. Estos costos no han sido asimilados por
quien los generó, PEMEX, y menos por los mexicanos que reciben de manera
directa o indirecta los beneficios de esta actividad.

Es claro: La actividad petrolera no ha sido un factor real y contundente de


desarrollo en los lugares donde se ha asentado su infraestructura. Donde se
instala, más bien, lleva consigo su propio personal por la especificidad de la
actividad, generando flujos migratorios de trabajadores y dejando sólo los
puestos de obreros y guardias a los pobladores locales.

Por otro lado, las leyes mexicanas no han evolucionado junto con la realidad
nacional en el marco legal ambiental. Si, es cierto que ya existe la obligación de
las auditorías ambientales a las paraestatales y la responsabilidad civil de
funcionarios que estén al frente de empresas que generen un daño al ambiente
pero, ¿No será que el gobierno sea el primero en no cumplirlas?

Se requiere, no sólo actuar en una visión parcial. El desarrollo del sector que se
deberá expandir en los próximos años por la declinación de Cantarel, merece
ser observado desde otros ángulos.

Hay que:
• Realizar estudios específicos de tipo epidemiológico en regiones petroleras,
• Modificar la Ley para incorporar el término “pasivo ambiental” las estrategias
de atención,
• Tener un diagnóstico y un mapa de riesgos de las regiones petroleras,
• Establecer un programa de comunicación de riesgos en las comunidades de
las zonas petroleras,
• Transparentar los mecanismos de apoyo a estados y municipios por
PEMEX, así como el pago de las afectaciones,
• Buscar la autonomía en la actuación de PROFEPA, desvinculándola del
ejecutivo.
• Impulsar energías alternativas y renovables, e
• Iniciar estudios prospectivos de alternativas de desarrollo en las regiones de
los estados y municipios donde la producción petrolera está bajando.

Frente a los retos de esta agenda es conveniente resaltar la importancia de la


continuidad de la comisión investigadora que permita el encuentro y el dialogo
por encima de la disputa estéril, pero también el respaldo de todo el congreso a
la labor trascendente de esta comisión por el futuro de un México desarrollado
en armonía de las empresas, la gente y su propio entorno.

*Juan Fernando Perdomo es egresado del TEC DE MONTERREY.


Servidor público, empresario y Político ( jperdomo@infosel.net.mx )

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