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Machismo en la literatura

Ofelia Rivero Bennici y Estefanía Zhan Zhou

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

Autoras: Ofelia Rivero Bennici y Estefanía Zhan Zhou


Machismo en la literatura
Ofelia Rivero Bennici y Estefanía Zhan Zhou

En ningún momento he dudado que las mujeres son tontas. Al fin y al


cabo el Todopoderoso las creó a imagen y semejanza de los hombres.1
George Eliot

No todas las personas han sido capaces de corroborar con tanta rotundidad
el carácter de igualdad intelectual existente entre hombres y mujeres, y esto es
porque vivimos inmersos en una sociedad patriarcal plagada de estereotipos. Las
religiones traen consigo profetas masculinos, dioses y ángeles protectores; las
filosofías hablan de superhombres como el de Nietzsche 2 y de mujeres de
„cabellos largos y de ideas cortas‟ como las de Schopenhauer 3, inclusive el cine y
el cómic presentan a sus Batman, Superman y X-Men como a los grandes héroes
que salvarán al mundo. A primera vista puede decirse que también existieron las
vírgenes, las filósofas y las Catwoman, pero todas tuvieron un papel secundario y
relegado a la actuación masculina.

Ya Platón en la antigua Grecia, señalaba en su obra titulada El banquete4


que hay dos clases de amor: el amor bello y el amor vulgar. El amor vulgar se
basaba en la atracción física y sexual, mientras que el bello se alimentaba de la
riqueza de la mente, la personalidad y el conocimiento, independientemente del
físico. Sin embargo, el amor bello, al que todo hombre aspira para su propio
desarrollo intelectual, sólo se aplica entre dos hombres. Obviando el hecho de
que el amor homosexual no era censurado en la antigua Grecia, este tipo de amor
no era aplicable a las mujeres por el mero hecho de que ellas no “contaban” ni

1 http://ciudadanodelmundo.espacioblog.com/post/2009/06/28/frase -son-mujeres-tontas-o-es-
puro-cuento-machista
2 El superhombre de Nietzsche es una manifestación de la naturaleza inconformista del hombre que lo
llevará a anhelar metas aún sin alcanzar y a superarse a sí mismo. Esta teoría surge como consecuencia
de su famosa frase ‘Dios ha muerto’ y que llevará al hombre a ocupar su lugar. En su obra Así habló
Zaratustra, ex pone esto con claridad.
3 “La mujer es un animal de cabellos largos e ideas cortas” El amor, las mujeres y la muerte, Arthur
Schopenhauer.
4 El Banquete, Platón, ed. Alianza Editorial (1 999)
para Platón en particular ni para la sociedad en general: para que se diese el
amor bello, la persona debería enamorarse de la mente, y para los griegos la
mujer quedaba relegada a aspectos más mundanos, al igual que los esclavos.
Ellas no eran merecedoras de ese tipo de amor, que era el ideal a conseguir,
porque no tenían la capacidad de raciocinio de los hombres por ser mujeres. Su
capacidad intelectual quedaba subordinada a la de los hombres, caso que ya se
pudo observar con el desprecio con el que algunos filósofos antiguos trataron a
Hipatia de Alejandría 5.

Otro ejemplo lo constituye la Biblia, que en nuestra cultura occidental, es el


libro más difundido y estudiado de la historia. Encontramos entre sus pasajes la
historia de Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer. Según la Biblia, Dios
puso a disposición de ambos un paraíso entero, con la condición de que no
probaran la fruta del árbol del bien y del mal. El demonio, en forma de serpiente,
tentó a Eva a desobedecer el mandato divino, y ella sin oponer resistencia siguió
sus tentativas. No conforme con ello, Eva incita a su vez a Adán a seguir sus
pasos, asentando así las bases de las creencias que proclaman a la mujer como
un ser fácilmente corruptible y que llevará al hombre al pecado. 6

Tanto es así que posteriormente


aparece el Decamerón, hacia el siglo catorce
después de Cristo, donde es realmente
destacable la influencia ofrecida por la Biblia.
Bocaccio dibuja en sus historias eróticas a la
mujer medieval como una hija de Lilith,
primera esposa de Adán en la tradición judía,
destinada a caer en los vicios y tentaciones
de la carne, siendo además, un personaje de
deseos insaciables. Lilith, muchas veces

5 Hipatia de Alejandría (37 0-415) Alejandría, Egipto. Fue la primera filósofa de la historia y también la
primera mujer en realizar una gran aportación a un campo de la ciencia como es la matemática. Fue
directora de la escuela platónica de Alejandría donde impartió filosofía y matemáticas.
6 La Biblia didáctica, ed. SM (2005) Gn3, 4-13
confundida con Eva, fue la primera esposa de Adán según las leyendas
mesopotámicas. Ella abandona el paraíso por su propio pie para refugiarse en el
Mar Rojo, donde se uniría a demonios de los cuales engendraría a los lilim. Lilith
se convierte en una bruja lujuriosa que permanentemente busca estar
embarazada y engendrar más demonios.

Eventualmente, el mayor exponente del machismo en la literatura es la


figura, conocida y utilizada internacionalmente desde el Renacimiento del Don
Juan. Se trata de un mito literario que presenta al burlador de mujeres como un
personaje a envidiar dentro del colectivo masculino, por la vida de enfrentamiento
constante a la sociedad que lleva, su capacidad de seducción y su destreza en los
combates con la espada.

Originalmente surgiría el Ars Amandi o Ars Amatoria de Ovidio, escrito en


latín entre los siglos siglo dos antes de Cristo y dos después de Cristo, donde
encontramos al primer modelo donjuanesco de la historia. El don Juan proviene
de una tradición tanto oral como escrita. Oralmente aparece en cuentos y
romances con el tema de “el convidado de piedra” o “el enamorado y la calavera”.
Por escrito como tal aparece en el Barroco con Tirso de Molina y El burlador de
Sevilla (1617). El mito estaría basado en personajes reales, tales como Miguel de
Mañara (1627-1679) o Don Juan de Tassis, conde de Villamedina. El primero se
vio imbuido en las creencias que lo tachaban de afamado libertino debido a la
literatura de los hermanos Machado, fama que pos otra parte no está corroborada
y que hace que hoy, sea considerado un ejemplo de religiosidad y caridad por los
habitantes de su Sevilla natal, donde además descansa enterrado en el Hospital
de la Caridad. Don Juan De Tassis por su parte, es un poeta español del Barroco,
nacido en Lisboa en el año 1582, mientras Portugal formaba parte de la corona
española y muerto en Madrid en 1622. Éste era un joven libertino, dado a la
buena vida y acusado de homosexualidad o pecado nefando.

“Ya sabéis que era Don Juan


dado al juego y los placeres
amábanle las mujeres
por discreto y por galán.
Valiente como Roldán
y más mordaz que valiente...
más pulido que Medoro
y en el vestir sin segundo,
causaban asombro al mundo
sus trajes bordados de oro...
Muy diestro en rejonear,
muy amigo de reñir,
muy ganoso de servir,
muy desprendido en el dar.
Tal fama llegó a alcanzar
en toda la Corte entera,
que no hubo dentro ni fuera
grande que le contrastara,
mujer que no le adorara,
7
hombre que no le temiera...”

Surgen a partir de entonces dos de las obras cumbres basadas en el mito:


Don Juan Tenorio, de José Zorrilla y El estudiante de Salamanca, de José de
Espronceda.

En la obra de José Zorrilla encontramos al primer don Juan romántico,


siguiendo la estela argumental de las versiones anteriores: don Juan, libidinoso,
muy dado a los placeres carnales y al que poco le importan las consecuencias
que sus actos puedan acarrear a sus conquistas, se propone seducir a Inés, a
pesar de estar ella en un convento. El galán usa las artimañas necesarias para
poder aprovecharse de su ingenuidad, consiguiendo sus favores y abandonándola
tras ello.

7 Versos de Don Antonio Hurtado de Mendoza.


http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_de_Tassis_y _Peralta
En El estudiante de Salamanca de José de Espronceda la historia es similar:
en este caso don Félix de Montemar seduce a Elvira, que muere de dolor ante el
amor no correspondido y el abandono al que se ve sometida, sin que al
protagonista parezca importarle lo más mínimo, ni lo que a ella le ocurra ni nada
que tenga que ver con Elvira en general.

DON FÉLIX ¿Cuánto dierais por la dama?


JUGADOR 3. º Yo, la vida.
DON FÉLIX No la quiero.
Mirad si me dais dinero,
y os la lleváis.8

Sin embargo en esta obra, siguiendo así las pautas por excelencia de la
tendencia literaria romántica, se recurre a ambientes fantásticos y situaciones de
ultratumba para dotar de un final siniestro y a la vez justo para Elvira, quien tras la
burla de don Félix acabó casándose con él aún estando muerta.

A pesar del argumento, lo que nos debería llamar la atención es la actitud de


la sociedad respecto a los protagonistas. Tanto do n Juan Tenorio como don Félix
de Montemar son personajes admirados e incluso envidiados por la mayor parte
de los hombres; en palabras de Ramiro de Maeztu, escritor español de la
Generación del 98: “la visión de Don Juan realiza imaginativamente el sueño
íntimo, no sólo del pueblo español, sino de todos los pueblos» porque es «la
encarnación del capricho absoluto”9. A pesar de que rompen por completo con
todas las normas morales y sociales de la época no son completamente
rechazados por ello, ya que realiza n lo que podría considerarse el sueño de todo
hombre, el disfrutar sin compromiso alguno de los favores de bellas e ingenuas
damas a las que abandonar en busca de una nueva conquista. En contraposición
nos encontramos la respuesta que da la sociedad a las doncellas seducidas por

8 El estudiante de Salamanca, José de Espronceda, Parte tercera, Escena 2, vv.105 -109


9 http://cvc.cerv antes.es/literatura/cauce/pdf/cauce1 6/cauce16_1 2.pdf
dichos galanes, en este caso doña Inés y doña
Elvira; aunque sus familias intentan recobrar su
honor mediante la venganza, ambas son
rechazadas por la sociedad por el mero hecho de
haber cedido a la insistencia y atenciones de los
hombres de los que pensaban estar enamoradas.
Por supuesto, esta no es el punto de vista que
tenían las personas que las rodeaban; para todas
ellas, las únicas culpables de lo ocurrido eran las propias Inés y Elvira por
haberse dejado seducir, y las consecuencias de ello deberían pagarlas ellas.
Quedaban deshonradas y, no contentos con ello, la sociedad las acusaba de
pecadoras. La visión social tras el abandono del donjuán a la dama se percibe
claramente en el siguiente fragmento de El estudiante de Salamanca.

"Tú eres, mujer, un fanal


transparente de hermosura:
¡Ay de ti! si por tu mal
rompe el hombre en su locura
tu misterioso cristal" 10

La visión particularmente machista de José de Espronceda se ve plasmada


en cada uno de sus versos, donde juega con la mujer como „ángel de luz‟ y como
„ángel caído‟ otorgando a su pureza el estado óptimo de ésta, y una vez perdida,
únicamente una muñeca rota.

Mas ¡ay! Que es la mujer ángel caído


o mujer nada más y lodo inmundo,
hermoso ser para llorar nacido,
o vivir como autómata en el mundo;
sí, que el demonio en el Edén perdido
abrasara con fuego del profundo

1 0 El estudiante de Salamanca, José de Espronceda. Parte segunda, vv. 109 -113


11
la primera mujer [...]

Y esto, llama aún más la atención, al percatarnos de que Doña Elvira, la


mujer burlada por Don Félix, toma finalmente la justica por su mano, consiguiendo
aquello que hubo anhelado en vida y que le fue negado por la indiferencia de un
hombre. De este mismo modo, Doña Inés percibe al final de la historia un final
feliz, pues es pintada como una joven capaz de perdonar la más grande deshonra
y acoger el amor de Don Juan Tenorio.

Así tendríamos numerosos ejemplos de obras que a lo largo de los siglos y


las eras, y a través de las distintas tendencias literarias y sociales, han plasmado
una visión machista de la sociedad, mas ¿es la sociedad la que condiciona una
literatura machista o viceversa?

Las obras más antiguas y más leídas en todo el mundo desde los albores del
tiempo, como la Biblia u otros escritos religiosos, son las que posteriormente han
fundamentado las bases del conocimiento, el pensamiento y la cultura. Una vez
que un libro se postula como base de una religión, todos los adeptos a ella se
verán obligados a obedecer todas las normas y aceptar los dogmas en él
recogidos. De ese modo, si en dicha obra encontramos sutiles mensajes que nos
inducen al machismo, como la antes mencionada historia de Adán y Eva, eso será
lo que aprenderán, asimilarán y transmitirán las generaciones posteriores.

Así vemos como todo se funde nuevamente, desde Lilith y Eva, hasta Inés y
Elvira, pasando por las mujeres corruptas del Decamerón, todas llevan grabadas
en su persona la marca de ser mujer. Parece como si esta literatura escrita por
hombres, y también para hombres (recordemos que la cultura fue siempre un bien
excluyente al colectivo femenino) no hubiera avanzado en todos esos siglos hacia

1 1 El diablo Mundo, José de Espronceda, Canto II: A Teresa, vv. 209 -215
la igualdad de género. Más sutil o menos sutil, siguen inculcando un mensaje
negativo sobre el personaje femenino, y sigue siendo éste el que carga no solo
con el estigma en la obra, sino con e l estigma en la sociedad, que se ha formado
y nutrido sobre la literatura.
Además, la literatura ha sido, sobre todo a partir del siglo dieciocho, durante
la Ilustración, el medio predilecto para la difusión de la cultura y el pensamiento,
gracias al afán de alfabetizar a la población que tenían por entonces los
consejeros reales y altos mandos de regencia. Hasta entonces la literatura había
sido materia de solo unos pocos, más concretamente monjes y otros religiosos,
además de la alta nobleza, es decir, sólo asequible a personas de recio abolengo
y con gran solvencia económica. El centro neurálgico de los escritos de la época
era la Iglesia, la cual sólo prodigaba los textos acordes a sus dogmas, vistos
anteriormente y calificados como machistas. A pesar de ello, en el siglo dieciocho
encontramos una gran cantidad de textos didácticos y con intención moralizante,
que pretendían enseñar los correctos valores a una creciente población
alfabetizada.

Un ejemplo de ello lo encontramos en El sí de las niñas, de Leandro


Fernández de Moratín: la obra narra algunos de los problemas de la época, como
el exceso de autoridad paterna y los casamientos desiguales, pero con su final
estipula las pautas que la sociedad debería seguir para mejorarse a sí misma.

La Ilustración trajo consigo un despegue en la mentalidad arraigada en las


tradiciones que poseía nuestra cultura occidental. Precisamente en El sí de las
niñas ocurre algo llamativo. La madre de doña Francisca se empeña en mantener
las tradiciones y la postura machista que tanto defendía. En cambio, está don
Diego, que aunque en un principio también defendió la misma postura, es
arrancado de aquel comportamiento gracias a la razón y la generosidad.
Desbancan ese pensamiento machista y se convierte en el héroe ilustrado. Esto
da a pensar que la razón es la mejor de todas las salidas al machismo, no solo
literario, sino general. Además, se puede interpretar que el machismo es una
postura incivilizada que atenta contra los ideales reformistas de la Revolución
francesa: „Liberté, égalité, fraternité‟

Sin embargo, el problema no mejoraría debido a que la cultura seguía


relegada íntegramente a la población masculina, que seguiría propagando sus
creencias de superioridad tanto moral como racional sobre las mujeres. Para
esclarecer el asunto veremos un sencillo ejemplo. Cuando un niño comienza su
aprendizaje utiliza para ello libros: cientos de ellos con los que va aprendiendo a
escribir, leer, operar, etc. Lo que de ellos lea formará su personalidad y su
ideología a lo largo de los años. Si a eso sumamos que se encuentra rodeado de
otros muchos niños a los que inculcan las mismas ideas y que su profesorado es
masculino o, en su defecto, mujeres que tiene n tan arraigados los ideales de
sumisión y obediencia al hombre que es lo único que pueden llegar a enseñar, el
niño irá formando una concepción sexista de la vida, sin aún tener culpa de ello,
siendo simplemente orientado por los adultos y la sociedad en con
la que convive. Por tanto, el problema surgiría en la
base del aprendizaje que son los libros.

La conclusión clara de esto es que


la sociedad crearía o se fundamentaría en el
machismo por lo que aprende a través de los libros,
después de todo. Los autores los utilizan para difundir su pensamiento y
este es contagiado a las masas. En otras palabras: un libro bien escrito y
promocionado puede convertir una simple idea en una realidad palpable y
aceptada socialmente. No por nada los grandes científicos y filósofos escriben
obras.

Otro ejemplo de ello es el famoso libro El secreto de Rhonda Byrne 12,


actualmente tan difundido. Lo que en él se afirma es una teoría que, si no hubiera
aparecido como literatura, quizás no tendría ni la mitad de la validez que tiene

1 2 El secreto. By rne, Rhonda, ed. Urano (2007 )


ahora. La palabra escrita, podría decirse, tiene la magia de la veracidad. Una
persona puede dudar de lo que dice otra, pero no es tan fácil dudar de algo que
no solo ha sido escrito, sino también revisado y publicado.

A este respecto, podría pensarse que la gente es, en general, proclive a caer
en la falacia que esté bien presentada. La respuesta a esta cuestión se encuentra
a nuestro alrededor. Hoy en día siguen existiendo numerosas injusticias con
respecto al colectivo femenino que, o no se consideran como tal o están
justificadas por la sociedad, y esto, por supuesto, debe haberse aprendido de
alguna forma.

Lo lógico en este caso sería tener análisis crítico de todo aquello que se ve y
lee y no solo asimilar la información como si de un aparato de grabación se
tratara. Esto deriva inmediatamente en un cambio profundo de la mentalidad, y es
lo que conseguirá cambiar la sociedad.

La literatura, para finalizar este apartado, tiene gran fuerza sobre la mente
humana, para bien y para mal, y así como se ha creado una concepción machista
a las personas a través de ella, también podemos crear una nueva mentalidad
crítica que permita descubrir las ventajas de la igualdad por encima de la
dominación, y no solo las ventajas sino la belleza de esto.

Por otro lado, el problema del machismo que fomenta la literatura hoy en día,
no es tan agravado como en épocas anteriores debido al „boom‟ de los medios de
comunicación masiva. De hecho, la población presta mayor atención a personajes
televisivos y a sus ideas en lugar de prestárselo a un autor que se promociona a
través de la literatura. Por ejemplo tenemos a la conocidísima Oprah Winfrey,
cuya repercusión mediática es lo suficientemente alta como para conseguir que
todo lo que proclame „vaya a misa‟ según las investigaciones de la E-Poll Market
Research. 13

¿Cuál es pues, el alcance de la literatura? Casi infinito. El único requisito


para que llegue a todo el mundo es el saber leer, capacidad que posee
prácticamente el cien por ciento de la población de los países desarrollados, que
son los que normalmente asientan las bases sobre la que se construye la
sociedad, sobre todo tratándose de occidente.

Además, encontramos un apoyo a la teoría de la influencia de las tradiciones


machistas, tanto orales como escritas en el mundo actual, en países
subdesarrollados o del tercer mundo: en ellos, a pesar del alto grado de
analfabetismo y, por tanto, la incapacidad de transmitir con tanta fidelidad las
tradiciones, las creencias siguen condicionando el machismo social, como
podemos observar en hechos tan aberrantes para los países más avanzados
como la ablación en África, las lapidaciones de mujeres musulmanas tras casos
de violación o adulterio, y la antes mucho más vigente tradición de vendar los pies
a las niñas para evitar que les creciesen en China (fortaleciendo el papel
únicamente estético de la mujer, ya que esas mismas niñas no asistían al colegio
y lo máximo a lo que podían aspirar era a ser amas de casa). Conforme las
sociedades se desarrollan, estas tradiciones dolorosas y degradantes son dadas
de lado, aunque esto nos confirma la influencia de las creencias en las ideas
machistas de ahora, debido a que estos actos no eran puestos en práctica en
hombres o niños, sino sólo sobre mujeres o niñas. Aun así, a las sociedades más
modernas les queda un largo camino por recorrer

Pero ¿cómo se forma la literatura? ¿Dónde se originan los cambios que


condicionan la aparición o desaparición de una determinada tendencia? Podemos
descartar una generación espontánea de estos cambios, por el contrario de lo que
podemos encontrar en los organismos vivos, donde las modificaciones, que pasan

1 3 http://es.biz.yahoo.com/12032010/229/personajes-mas-influyentes-hollywood.html y
www.forbes.com
a llamarse mutaciones, se dan aleatoriamente y sin premeditación por parte de
nadie, ya que ningún ser vivo puede controlar su propio ADN. Por lo tanto, esto
nos deja que las personas que escriben las obras literarias son las que producen
los cambios, pero ¿quién influye a los literatos? Puede darse algún caso aislado
en el que un autor decida escribir siguiendo su propio estilo independientemente
de la tendencia en la que se encuentre, aunque si se estudia la literatura a lo largo
de las centurias podemos observar claramente una estructura fija, unas pautas
que, dependiendo de la época y el lugar, siguen todos los escritores a la hora de
crear sus obras maestras. Haciendo hincapié en el papel determinante que tiene
la época en la literatura, podemos afirmar que la sociedad influye de gran manera
sobre el autor (ya que él mismo es parte de conjunto y, de alguna manera,
también comparte los ideales generales y sigue las normas establecidas por la
mayoría) y, por lo tanto, sobre las obras. Un paralelismo a la literatura en este
sentido sería la música, que sigue exactamente el mismo camino. Por ejemplo, en
el siglo XVIII encontramos el Neoclasicismo, tendencia cultural que estipuló
ciertos gustos en lo referente a literatura y música, al igual que años después
veríamos los cambios en otras tendencias como el Modernismo o el
Romanticismo.

La literatura por sí sola no atraviesa los largos caminos de la difusión, ni


como se ha dicho anteriormente, se crea de la nada. Todo aquello que sale a la
luz es previamente revisado y aprobado, y un ejemplo claro de ello lo
encontramos en la Inquisición, encargada de permitir la publicación de obras que
no atacasen a la religión cristiana que supusiesen una herejía o contradicción
frente a los dogmas recogidos en las Sagradas Escrituras. Así también, los libros
son autorizados para su empleo en lugares de enseñanza por comités
especializados que deben velar por su neutralidad en cualquier aspecto tanto
político, racial, religioso o sexista.

Una prueba clara de que una cultura es civilizada es la aparición de literatura


o cualquier clase de documentos escritos. En este sentido, previo a la aparición
de la letra, ya existía el pensamiento; la literatura funciona, por lo tanto, como
medio de difusión de ideas o, simplemente, como mecanismo para plasmar la
imagen de una época, para conservar y guardar para la posteridad retazos de una
sociedad en constante cambio; de esta manera, nosotros ahora y las
generaciones venideras en el futuro, podremos comparar, asimilar las
enseñanzas y usar los errores del pasado para conseguir un mundo mejor.

Sin embargo, no todos los conocimientos plasmados en la literatura sirvieron


para mejorar el mundo: hay ideas que, por utópicas o difíciles de acometer, nunca
fueron tomadas en cuenta. Una sociedad en la que la igualdad
fuese un factor primordial ya aparecía en distintas
obras antes de que se diese en el mundo real;
tuvieron que pasar años para que el cambio se hiciese
efectivo. No podemos evitar preguntarnos ¿por qué?
Principalmente por la dificultad que representaba un
cambio tan radical en una sociedad tan asentada y
estable en algunos aspectos como es la occidental.

Las mujeres siempre estuvieron reprimidas; fueron


consideradas no sólo inferiores físicamente, sino también
mentalmente; se puso en entredicho su capacidad intelectual y su función fuera
del cuidado de la casa y la de traer descendencia al mundo. Se les negó durante
mucho tiempo el derecho al voto y se les cerraron las puertas a los círculos de
saber de casi todas las épocas. Aún así, siempre aparecieron mujeres dispuestas
a acabar con las diferencias y la discriminación, en busca del reconocimiento en
un mundo de hombres, vetado casi en totalidad para ellas. Desde Hypatia de
Alejandría a Simone de Beauvoir, de Mary Shelley a Isabel Allende. Todas
lucharon por hacerse un hueco en el mundo patriarcal donde vivimos, aunque no
todas lo consiguieron. ¿Es lógico seguir afirmando entonces que no existe el
machismo en la literatura a nivel de autor?

Aún en la actualidad, Cynthia Rosales, licenciada en comunicación social en


la pontificia universidad católica de Valparaíso comenta a respecto de este tema:
„Me he referido a la realidad masculina de la literatura de mi país, sin embargo, no
he de olvidar el escenario, también lamentable, que vive la literatura femenina en
el globo. Para ello invoco a la periodista y la literata a fin de demostrar que existe
un innegable machismo literario, no sólo en Chile, sino también en el mundo.‟14
En este blog, la licenciada mencionaba los premios nobeles concedidos a
mujeres, destacando que escribiendo igual de bien que un hombre y habiendo
tenido la misma fama y fuerza, habían tenido que enfrentarse a más dificultades y
habían tenido que demostrar con más entereza que valían para recibir esos
premios, concluyendo que la comunidad literaria sube los listones a la hora de
reconocer el trabajo de una mujer. La propia Isabel Allende comenta al respecto:
„(Una mujer) tiene que hacer el doble o el triple de esfuerzo para obtener la mitad
del reconocimiento que un hombre.‟15 Además recalca que el cuerpo de jurados
que entregan periódicamente estos premios, están compuestos en exclusividad
por hombres. „Siempre estas cosas han estado tradicionalmente en manos de
hombres: la crítica, las editoriales, los profesores de literatura ‟ 16

Eventualmente, el elemento clave para la literatura es, al fin y al cabo, el


público, que recibirá y aceptará o rechazará la obra. Un libro tiene la desventaja
de que no se puede estar al cien por cien seguro de si llenará las expectativas
que se forjan en la mente del lector en potencia. Con respecto a esto, al adquirir
una obra de literatura ¿qué tan importante es que haya sido ideada por un
hombre o una mujer?

El mero hecho de entrar en una librería requiere un motivo. Se entra


buscando un libro que nos haya recomendado un allegado, quizás uno que haya
sido hábilmente publicitado por los medios o personajes influyentes, etc. "La gente
compra porque sigue a un autor, o porque le gustan los libros, o porque se

1 4 http://mujerenlaliteratura.blogspot.com/2007 _04_01 _archive.html


1 5 http://www.papelenblanco.com/escritores/isabel-allende-arremete-contra-el-machismo-en-el-
mundo-literario
1 6 http://vos.lavoz.com.ar/?q=content/isabel-allende-critica-el-machismo-literario-0
recomienda de boca a boca. Lo demás, es pensamiento mágico"17. Pero si nos
movemos en terreno neutral, es decir; paseando por la calle vemos un escaparate
de libros y decidimos entrar a echar un vistazo. En la librería, encontramos las
obras ordenadas usualmente por géneros, y de vez en cuando, la sección de „los
más vendidos‟. Pero seamos aún menos exigentes y tomemos un libro sin
importar su género, y sin importarnos si es o no de los más vendidos.

Con frecuencia lo primero en que la gente tiende a fijarse a la hora de


comprar un libro, es en la portada del mismo, en el título y en la reseña de la obra,
para llegar finalmente a observar el autor. Algunas veces se recurre al factor
„fama‟. Un ejemplo es la codiciada J.K. Rowling, cuyas obras de Harry Potter han
recaudado millones. Sabiendo la acogida que han tenido estos siete libros, no
sería de extrañar que, solo sabiendo que se trata de ella, se comprara cualquier
obra que publicara casi ciegamente. ¿Qué más se ve en un autor? Otros buscan
los premios y títulos del que haya sido acreedor, ya que sería poco común que
tras el reconocimiento por parte de la comunidad de grandes de la literatura, el
libro resultara un fiasco. Aunque, después de todo, ser una gran obra no asegura
calar hondo en el lector. Finalmente tenemos los que buscan a sus escritores
preferidos, a los de siempre, independientemente de su fama mundial o sus
premiaciones. Ese autor que tras varias horas de lectura nos ha hecho llorar, reír,
aprender y pensar.

Esto nos llevaría a pensar, ¿existen personas, que aún sintiéndose atraídos
por el contenido del libro, lo rechacen simplemente porque su autor es un hombre
o una mujer? Deben existir. Sin embargo no se trata del comportamiento más
extendido. La mayoría de los lectores buscan en los libros una razón para pasar
un buen rato y evadirse otro tanto de su cotidianidad, por lo que buscarán una
obra que piensen les puede entretener. [Ver anexo 3]

Volviendo al comentario de Isabel Allende, el hecho de que las mujeres que

1 7 http://vos.lavoz.com.ar/?q=content/isabel-allende-critica-el-machismo-literario-0
se dedican a la creación literaria tengan menor reconocimiento por parte del
colectivo de literatos, es un problema contra el cual estas valiosas y cultas
mujeres deben luchar, denunciar y seguir luchando, pero el reconocimiento de los
lectores es algo aún más difícil de conseguir y más sincero y, lo más importante,
lo han conseguido ellas por sus propios méritos.

Desde Jane Austen y Mary Shelley hasta Emily Brontë y Emily Dickinson las
mujeres han escrito obras literarias que en cierto sentido, son como palimpsestos,
obras cuyas superficies ocultan y oscurecen niveles de significación más
profundos, menos accesibles (y menos aceptables socialmente). Así, estas
autoras alcanzaron una difícil meta: una autoridad literarias auténticamente
feminista oponiéndose y adaptándose simultáneamente a los modelos literarios
machistas.18

Concluyamos pues que el machismo en la literatura sigue existiendo y sigue


reflejándose en todos los ambientes. Los personajes masculinos han ejercido a lo
largo de las eras el papel de héroe, frente al femenino que se ha mantenido como
una comparsa a la sombra del hombre. Acercándonos a nuestro tiempo, podemos
encontrar sin embargo, grandes obras protagonizadas por mujeres como La casa
de Bernarda Alba del autor de la generación del 27, Federico García Lorca o
Pope Joan de Donna W. Cross y Pride and Prejudice de Jane Austen, que
además han pasado a la gran pantalla como Yentl y Más fuerte que el orgullo,
respectivamente.

Las escritoras siguen teniendo más dificultades para recibir galardones que
los autores masculinos, sin embargo esto no desmerece su trabajo ni significa que
vayan a tener menores posibilidades de éxito al publicar sus obras.

1 8 A madwoman in the attic. Gilbert y Gubar


http://www.tec.cr/sitios/Docencia/ciencias_lenguaje/revista_comunicacion/Volumen%201 No4%201
980/pdf%27 s/jmora.pdf
Establezcamos una corta comparación entre los nobeles otorgados a
hombres y los otorgados a mujeres.
Galardonadas ha habido once, y son éstas:
Selma Lagerloff (1858- 1940) Suecia; Grazia
Deledda (1875-1936) Italia; Sigrid Undset
(1882-1949) Noruega; Pearl Buck (1892-1973)
Estados Unidos; Gabriela Mistral (1889-1957)
Chile; Nelly Sachs (1891-1970) Alemania,
nacionalizada en Suecia; Nadine Gordimer
(1923- ) Suráfrica; Toni Morrison (1931- )
Estados Unidos; Wislawa Szymborska (1923- ) Polonia; Doris Lessing (1919- )
Reino Unido (nacida en Persia) y Herta Müller (1953- ) Rumania y Alemania.
Sabindo que el primer Nobel fue entregado en 1901 al francés René François
Armand Sully Prudhomme y que desde entonces se ha entregado un Nobel
anualmente en reconocimiento a las labores literarias tenemos un total de 108
premios, por lo que a hombres corresponde el impresionante número de 97
premios frente a los anteriormente mencionados once premios concedidos a
mujeres. No cabe la menor duda, es más sencillo recibir el reconocimiento si se
es hombre.

La literatura tiene grandes repercusiones sobre la sociedad, que muchas


veces recoge la opinión de esos pocos que escriben y la adoptan como dogma,
aunque estos son casos muy especiales, pues la mayoría de los autores siguen
las tendencias y pautas que marcan su propia sociedad y el movimiento literario al
que pertenecen. En cuanto a esto, la literatura y la sociedad funcionan según el
término inglés „feedback‟ o su coetáneo, y más correcto según la RAE, en español
„retroalimentación‟. Están constantemente creándose uno sobre otro, y uno a
partir de otro. Ese es el poder que tiene la literatura, como todas las demás
formas de arte: crean tendencia. Ese es el poder del hombre: crea arte.

Al concluir, vemos como no hay razón alguna para desmentir la existencia


del machismo en la literatura a todos los niveles. Por otra parte, se ha de
reconocer que desde los primeros escritos hasta ahora se ha reivindicado parte
de la esencia de la mujer. Derrumbar, ya no un muro, sino una fortaleza entera
creada a lo largo de las generaciones y fundamentada en la desigualdad de
género será, sin duda, una tarea ardua. Está en nuestras manos, la de los seres
humanos, cambiar esta realidad que se manifiesta en todas las áreas de nuestra
cotidianidad, sin perder la esperanza de que un día sea solo una ruina.

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