TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
No todas las personas han sido capaces de corroborar con tanta rotundidad
el carácter de igualdad intelectual existente entre hombres y mujeres, y esto es
porque vivimos inmersos en una sociedad patriarcal plagada de estereotipos. Las
religiones traen consigo profetas masculinos, dioses y ángeles protectores; las
filosofías hablan de superhombres como el de Nietzsche 2 y de mujeres de
„cabellos largos y de ideas cortas‟ como las de Schopenhauer 3, inclusive el cine y
el cómic presentan a sus Batman, Superman y X-Men como a los grandes héroes
que salvarán al mundo. A primera vista puede decirse que también existieron las
vírgenes, las filósofas y las Catwoman, pero todas tuvieron un papel secundario y
relegado a la actuación masculina.
1 http://ciudadanodelmundo.espacioblog.com/post/2009/06/28/frase -son-mujeres-tontas-o-es-
puro-cuento-machista
2 El superhombre de Nietzsche es una manifestación de la naturaleza inconformista del hombre que lo
llevará a anhelar metas aún sin alcanzar y a superarse a sí mismo. Esta teoría surge como consecuencia
de su famosa frase ‘Dios ha muerto’ y que llevará al hombre a ocupar su lugar. En su obra Así habló
Zaratustra, ex pone esto con claridad.
3 “La mujer es un animal de cabellos largos e ideas cortas” El amor, las mujeres y la muerte, Arthur
Schopenhauer.
4 El Banquete, Platón, ed. Alianza Editorial (1 999)
para Platón en particular ni para la sociedad en general: para que se diese el
amor bello, la persona debería enamorarse de la mente, y para los griegos la
mujer quedaba relegada a aspectos más mundanos, al igual que los esclavos.
Ellas no eran merecedoras de ese tipo de amor, que era el ideal a conseguir,
porque no tenían la capacidad de raciocinio de los hombres por ser mujeres. Su
capacidad intelectual quedaba subordinada a la de los hombres, caso que ya se
pudo observar con el desprecio con el que algunos filósofos antiguos trataron a
Hipatia de Alejandría 5.
5 Hipatia de Alejandría (37 0-415) Alejandría, Egipto. Fue la primera filósofa de la historia y también la
primera mujer en realizar una gran aportación a un campo de la ciencia como es la matemática. Fue
directora de la escuela platónica de Alejandría donde impartió filosofía y matemáticas.
6 La Biblia didáctica, ed. SM (2005) Gn3, 4-13
confundida con Eva, fue la primera esposa de Adán según las leyendas
mesopotámicas. Ella abandona el paraíso por su propio pie para refugiarse en el
Mar Rojo, donde se uniría a demonios de los cuales engendraría a los lilim. Lilith
se convierte en una bruja lujuriosa que permanentemente busca estar
embarazada y engendrar más demonios.
Sin embargo en esta obra, siguiendo así las pautas por excelencia de la
tendencia literaria romántica, se recurre a ambientes fantásticos y situaciones de
ultratumba para dotar de un final siniestro y a la vez justo para Elvira, quien tras la
burla de don Félix acabó casándose con él aún estando muerta.
Las obras más antiguas y más leídas en todo el mundo desde los albores del
tiempo, como la Biblia u otros escritos religiosos, son las que posteriormente han
fundamentado las bases del conocimiento, el pensamiento y la cultura. Una vez
que un libro se postula como base de una religión, todos los adeptos a ella se
verán obligados a obedecer todas las normas y aceptar los dogmas en él
recogidos. De ese modo, si en dicha obra encontramos sutiles mensajes que nos
inducen al machismo, como la antes mencionada historia de Adán y Eva, eso será
lo que aprenderán, asimilarán y transmitirán las generaciones posteriores.
Así vemos como todo se funde nuevamente, desde Lilith y Eva, hasta Inés y
Elvira, pasando por las mujeres corruptas del Decamerón, todas llevan grabadas
en su persona la marca de ser mujer. Parece como si esta literatura escrita por
hombres, y también para hombres (recordemos que la cultura fue siempre un bien
excluyente al colectivo femenino) no hubiera avanzado en todos esos siglos hacia
1 1 El diablo Mundo, José de Espronceda, Canto II: A Teresa, vv. 209 -215
la igualdad de género. Más sutil o menos sutil, siguen inculcando un mensaje
negativo sobre el personaje femenino, y sigue siendo éste el que carga no solo
con el estigma en la obra, sino con e l estigma en la sociedad, que se ha formado
y nutrido sobre la literatura.
Además, la literatura ha sido, sobre todo a partir del siglo dieciocho, durante
la Ilustración, el medio predilecto para la difusión de la cultura y el pensamiento,
gracias al afán de alfabetizar a la población que tenían por entonces los
consejeros reales y altos mandos de regencia. Hasta entonces la literatura había
sido materia de solo unos pocos, más concretamente monjes y otros religiosos,
además de la alta nobleza, es decir, sólo asequible a personas de recio abolengo
y con gran solvencia económica. El centro neurálgico de los escritos de la época
era la Iglesia, la cual sólo prodigaba los textos acordes a sus dogmas, vistos
anteriormente y calificados como machistas. A pesar de ello, en el siglo dieciocho
encontramos una gran cantidad de textos didácticos y con intención moralizante,
que pretendían enseñar los correctos valores a una creciente población
alfabetizada.
A este respecto, podría pensarse que la gente es, en general, proclive a caer
en la falacia que esté bien presentada. La respuesta a esta cuestión se encuentra
a nuestro alrededor. Hoy en día siguen existiendo numerosas injusticias con
respecto al colectivo femenino que, o no se consideran como tal o están
justificadas por la sociedad, y esto, por supuesto, debe haberse aprendido de
alguna forma.
Lo lógico en este caso sería tener análisis crítico de todo aquello que se ve y
lee y no solo asimilar la información como si de un aparato de grabación se
tratara. Esto deriva inmediatamente en un cambio profundo de la mentalidad, y es
lo que conseguirá cambiar la sociedad.
La literatura, para finalizar este apartado, tiene gran fuerza sobre la mente
humana, para bien y para mal, y así como se ha creado una concepción machista
a las personas a través de ella, también podemos crear una nueva mentalidad
crítica que permita descubrir las ventajas de la igualdad por encima de la
dominación, y no solo las ventajas sino la belleza de esto.
Por otro lado, el problema del machismo que fomenta la literatura hoy en día,
no es tan agravado como en épocas anteriores debido al „boom‟ de los medios de
comunicación masiva. De hecho, la población presta mayor atención a personajes
televisivos y a sus ideas en lugar de prestárselo a un autor que se promociona a
través de la literatura. Por ejemplo tenemos a la conocidísima Oprah Winfrey,
cuya repercusión mediática es lo suficientemente alta como para conseguir que
todo lo que proclame „vaya a misa‟ según las investigaciones de la E-Poll Market
Research. 13
1 3 http://es.biz.yahoo.com/12032010/229/personajes-mas-influyentes-hollywood.html y
www.forbes.com
a llamarse mutaciones, se dan aleatoriamente y sin premeditación por parte de
nadie, ya que ningún ser vivo puede controlar su propio ADN. Por lo tanto, esto
nos deja que las personas que escriben las obras literarias son las que producen
los cambios, pero ¿quién influye a los literatos? Puede darse algún caso aislado
en el que un autor decida escribir siguiendo su propio estilo independientemente
de la tendencia en la que se encuentre, aunque si se estudia la literatura a lo largo
de las centurias podemos observar claramente una estructura fija, unas pautas
que, dependiendo de la época y el lugar, siguen todos los escritores a la hora de
crear sus obras maestras. Haciendo hincapié en el papel determinante que tiene
la época en la literatura, podemos afirmar que la sociedad influye de gran manera
sobre el autor (ya que él mismo es parte de conjunto y, de alguna manera,
también comparte los ideales generales y sigue las normas establecidas por la
mayoría) y, por lo tanto, sobre las obras. Un paralelismo a la literatura en este
sentido sería la música, que sigue exactamente el mismo camino. Por ejemplo, en
el siglo XVIII encontramos el Neoclasicismo, tendencia cultural que estipuló
ciertos gustos en lo referente a literatura y música, al igual que años después
veríamos los cambios en otras tendencias como el Modernismo o el
Romanticismo.
Esto nos llevaría a pensar, ¿existen personas, que aún sintiéndose atraídos
por el contenido del libro, lo rechacen simplemente porque su autor es un hombre
o una mujer? Deben existir. Sin embargo no se trata del comportamiento más
extendido. La mayoría de los lectores buscan en los libros una razón para pasar
un buen rato y evadirse otro tanto de su cotidianidad, por lo que buscarán una
obra que piensen les puede entretener. [Ver anexo 3]
1 7 http://vos.lavoz.com.ar/?q=content/isabel-allende-critica-el-machismo-literario-0
se dedican a la creación literaria tengan menor reconocimiento por parte del
colectivo de literatos, es un problema contra el cual estas valiosas y cultas
mujeres deben luchar, denunciar y seguir luchando, pero el reconocimiento de los
lectores es algo aún más difícil de conseguir y más sincero y, lo más importante,
lo han conseguido ellas por sus propios méritos.
Desde Jane Austen y Mary Shelley hasta Emily Brontë y Emily Dickinson las
mujeres han escrito obras literarias que en cierto sentido, son como palimpsestos,
obras cuyas superficies ocultan y oscurecen niveles de significación más
profundos, menos accesibles (y menos aceptables socialmente). Así, estas
autoras alcanzaron una difícil meta: una autoridad literarias auténticamente
feminista oponiéndose y adaptándose simultáneamente a los modelos literarios
machistas.18
Las escritoras siguen teniendo más dificultades para recibir galardones que
los autores masculinos, sin embargo esto no desmerece su trabajo ni significa que
vayan a tener menores posibilidades de éxito al publicar sus obras.