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TEORÍA DE LOS GEOSINCLINALES

1. CONCEPTO

El término geosinclinal ha sido usado principalmente para un concepto geológico ahora


obsoleto que intentaba explicar el movimiento vertical de la corteza terrestre y otras
observaciones geológicas. Este concepto fue superado al aceptarse la Teoría de
Tectónica de Placas.

Un geosinclinal es un sinclinal largo y profundo en forma de fosa submarina, que se


llena de sedimentos; éstos, al acercarse mutuamente los bordes de la cubeta, son
expulsados de la misma, se elevan y forman una cordillera. El sinclinal, aunque muy
largo, es inicialmente poco profundo, pero su fondo se va hundiendo progresivamente
bajo el peso de los sedimentos que en él se depositan (materiales calcáreos, arcillas,
margas) hasta formar un flysch. Luego obran fuerzas tectónicas que en direcciones
opuestas acercan dos taludes de la fosa, lo que contribuye también a aumentar su
profundidad y, por consiguiente, el espesor del depósito sedimentario que sigue
llenándola.

2. TEORÍA GEOSINCLINAL

Las bases de la Teoría Geosinclinal fueron establecidas en la segunda mitad del siglo
XIX por el geólogo neoyorquino James Hall, en un trabajo famoso acerca de las
formaciones paleozoicas de los Apalaches. Según él, los geosinclinales corresponderían
a extensas zonas de sedimentación marina de poca profundidad, en las que ocurriría
subsidencia lenta y cuya profundidad máxima corresponde a una línea central que es el
eje de la depresión.

Posteriormente se notó que la historia geológica de los geosinclinales era bastante más
complicada, pues comprendía fases diversas, condicionadas a la actividad tectónica.
Como subraya Clarke Jr. (1973), "la tectónica de placas permite explicar los
geosinclinales y la complejidad de los procesos que los transforman en cadenas
montañosas".

Los geosinclinales se forman en áreas de inestabilidad de la corteza terrestre, junto a los


márgenes continentales y, según los antiguos modelos, se compondrían de dos cuencas
subsidentes, en las que se acumularían considerables espesores de sedimentos marinos,
y de dos arcos que incluirían las siguientes zonas tectonomórficas (en el sentido
continente ante-país océano), según Aubouin, 1965 (Figura 1):

a) Cuenca miogeosinclinal.
b) Arco miogeoanticlinal.
c) Cuenca eugeosinclinal.
d) Arco eugeoanticlinal.
Figura 1. Zonas tectonomórficas que comprenden los geosinclinales, según Aubouin, 1965
(Tomada de INTERNET).

Pero, ¿cuál es la relación de ese modelo con el modelo actual de la tectónica de


placas?

Si imaginamos una margen continental activa que se mueve en sentido contrario a una
placa oceánica, en la corteza oceánica ocurrirá una inmersión bajo la margen continental
activa a lo largo de la fosa oceánica. Gracias a las fuerzas de convergencia, los
sedimentos de aguas profundas del fondo oceánico se agregarán a los sedimentos
depositados en las fosas, llamados turbiditas, generando el prisma de sedimentos
tectónico-acrecionarios.

En esta fase, el eugeosinclinal englobaría el prisma acrecionario, los depósitos de aguas


profundas de la placa oceánica y los depósitos de la base de la margen continental, que
están siendo arrastrados por ella. A su vez, el miogeosinclinal estaría representado por
los depósitos de talud y plataforma de ese continente.

Al continuar el proceso de convergencia, la margen inactiva termina por chocar con el


prisma acrecionario generado en la margen activa (Figura 2). La colisión produce la
deformación de ambas márgenes, seguida de movimientos verticales (orogénesis). Este
modelo sería responsable, por ejemplo, del origen de los Alpes occidentales.
Figura 2. Relación del modelo del geosinclinal con el modelo de tectónica de placas (Tomada
de INTERNET).

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