Control Social
Niveles de Control Social
El control social, un concepto sociológico genuinamente formulado como
expresión de autorregulación del orden social, ha sido muy bien admitido
por los enfoques funcionalistas del consenso social, mientras que a su
vez tiende a asumirse como sinónimo de respuestas del sistema de
control social punitivo, en el sentido de actuaciones de vigilancia-
sanción, represión y castigo llevadas a cabo por diferentes mecanismos
de control
1
Control social
Es el conjunto de prácticas, actitudes y valores destinados a mantener el orden
establecido en las sociedades.
Para Horton y Hunt, el control social, (o los controles sociales), son los medios
por los cuales se hace que las personas desempeñen sus roles como se
espera. 1
Para el ciudadano moderadamente informado que lee los diarios o mira las
noticias por televisión, éstos son rasgos que se dan por sentados de la política
contemporánea de control del delito. Tienen la misma familiaridad y fácil
inteligibilidad que otros elementos comunes de nuestro mundo de la vida
cotidiana, tales como la televisión por cable, los teléfonos móviles o los centros
comerciales suburbanos. Pero el hecho más llamativo de estas políticas de
control del delito es que todas y cada una de ellas sorprendería (e incluso quizá
le resultaría chocante) a un observador histórico que viera este panorama
desde el punto de vista del pasado reciente. Hace sólo treinta años, cada uno
de estos fenómenos hubiese parecido altamente improbable, incluso para el
observador más informado y actualizado. Por obvias y de sentido común que
nos parezcan nuestras estructuras actuales, resultan profundamente
1
Hartón y Hunt, SOCIOLOGÍA, Cap. 7, "Orden Social y Control Social", pág. 164 y ss.
2
MANUAL DE INTRODUCCIÓN A LA SOCIOLOGÍA, CPU, 1989:104
2
sorprendentes y causan perplejidad si se las considera desde un punto de vista
histórico que nos sea incluso muy cercano en el tiempo. (Garland, 2001)
Historia
Como una mirada a la historia Los seres humanos han nacido libres y, sin
embargo, por todas partes se encuentran encadenados. Tal cual el ser humano
se cree el amo de los demás, cuando, en verdad, no deja de ser tan solo un
esclavo como ellos.
El orden social es un derecho consagrado, que nos sirve de base a todos los
seres humanos. Sin embargo, este derecho no viene de la Naturaleza ni por
obra divina; por consiguiente, está, fundado sobre convenciones y acuerdos
entre los seres humanos.
3
manifestaciones deben y pueden existir. Por tanto la especie humana tampoco
pede ser considerada o dividida en rebaños de ganado, ya que al ser
considerada como solo un rebaño, el cuidador de este, lo guarda, lo cría y
protege solo para devorarlo, a su vez, cuando a la humanidad se le
considerada como una masa, le damos el derecho al panadero, el poder de
moldearla y darle la forma que le sea más conveniente y placentera. En
consecuencia, los pastores o jefes (reyes) son definitivamente superiores al
rebaño, por tanto serán considerados dioses, y los pueblos no serán nada más
que bestias.
Puesto que ningún ser humano tiene la autoridad natural sobre sus
semejantes, y que la Naturaleza no produce ningún derecho; solo quedan, las
convenciones y acuerdos sociales como base de toda autoridad legítima entre
los seres humanos, y por convención todos los seres humanos nacemos libres
e iguales ante la ley.
Aun cuando estuviera de acuerdo con todo lo que he refutado hasta aquí, los
autores del despotismo no habrán avanzado más por ello. Siempre habrá una
gran diferencia entre someter a una multitud y gobernar a una sociedad. Que
sujetos dispersos sean subyugados sucesivamente, o que solo uno sea
sometido, no es lo relevante, cualquiera que sea el número en que se
encuentren sometidos los seres humanos, siempre en esta situación nos
hallarnos ante un señor y un esclavo, pero no ante un pueblo y su gobierno; el
sometimiento es, una agregación, NO una asociación; no hay en el
sometimiento ni bien Público ni cuerpo político.
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Cuando los sujetos individualmente son incapaces de vencer las fuerzas de la
naturaleza, se ven en la obligación de cambiar su manera de vivir, para poder
seguir existiendo; como los seres humanos no pueden engendrar nuevas
fuerzas en si mismos, no tienen otro medio de subsistir que formar una
agregación (grupo, banda), la que se transforma en una suma de fuerzas que
pueda exceder a la resistencia de la naturaleza, y ponerlas en juego por un
solo móvil y hacerlas trabajar en armonía.
Las cláusulas del contrato social, se hallan determinadas hasta tal punto por la
naturaleza del acuerdo, que la menor modificación las haría inútiles y de nulo
efecto. El marco normativo del El contrato social, aun que jamás hubiese
podido ser formalmente enunciado (escrito), sus normas son en todas partes
las mismas y donde quiera están tácitamente admitidas y reconocidas. Cuando
el pacto social es violado, cada persona tiene el derecho de volver a la
posesión de sus derechos originales y a recobrar su libertad natural.
En fin, dándose cada cual a todos, uno no se da a nadie, y como no hay ningún
asociado por sobre los otros, se gana el equivalente de todo lo que se pierde y
más fuerza para conservar lo que se tiene.
5
En consecuencia: "Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su
poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, y nosotros entendemos
a los demás, a todos y cada uno de los miembros como parte indivisible del
todo." Este acto produce inmediatamente un cuerpo moral y colectivo,
compuesto de tantos miembros como votos tiene la asamblea y el pueblo, el
cual recibe de este mismo acto su unidad, su yo común, su vida y su voluntad.
Esta nueva persona pública que así se forma, por la unión de todos, tomaba en
otro tiempo el nombre de ciudad y hoy toma el nombre de república o de
cuerpo político, y que a su vez es llamado por sus miembros Estado, cuando
es pasivo; soberano, cuando es activo; poder, al compararlo a sus semejantes;
respecto de los asociados, toman colectivamente el nombre de pueblo, y a los
particulares se les llaman ciudadanos, en cuanto son participantes de la
autoridad soberana, y súbditos, en cuanto sometidos a las leyes del Estado.
Con el fin de que el pacto social no sea una fórmula inútil, se debe asumir el
siguiente compromiso: que quienquiera que se niegue a obedecer la voluntad
general, será obligado a responder a sus obligaciones por todo el cuerpo.
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las acciones dominadas por los instintos. Sólo cuando se produce este cambio
el ser humano, comienza a mirar más allá que a sí mismo, y se ve obligado a
obrar según otros principios y a consultar la razón antes de escuchar sus
inclinaciones animales.
7
En segundo término, es necesario trasladarse mentalmente a la época y
vislumbrar el poder de una monarquía renacentista, como la de los Reyes
Católicos y sus sucesores, para aproximarse a su política religiosa y entender
mejor por qué identifica ron la unidad territorial con la unidad en la fe cristiana.
Los Reyes se consideraban —como en otras épocas de la historia europea—
representantes delegados de Roma en sus reinos, mediante el Patronato
regio 3.
Las decisiones de los reyes sobre las minorías hebrea y morisca fueron
finalmente tajantes: bautismo o expulsión. A pesar de las pérdidas económicas
del exilio forzoso, la monarquía consideraba más importante acabar con
antiguos problemas sociales y religiosos (conversiones poco sinceras,
deudores cristianos, violencias populares, el peligro turco), sin que sus medidas
puedan considerarse propiamente racistas.
3
El Patronato regio (o Derecho de Patronato) consistió en el conjunto de privilegios y
facultades especiales que los Papas concedieron a los Reyes de España y Portugal a cambio
de que estos apoyaran la evangelización y el establecimiento de la Iglesia Católica en América.
Se derivó de las bulas papales Romanus Pontifex (1455) e Inter Caetera (1456), otorgandos en
beneficio de Portugal en sus rutas atlánticas, y de las llamadas Bulas Alejandrinas emitidas en
1493, inmediatamente después del Descubrimiento a petición de los Reyes Católicos. El
patronato regio o indiano para la Corona Española, fue confirmado por el Papa Julio II en 1508.
(Fundación Wikimedia pág. http://es.wikipedia.org/wiki/Patronato_regio)
8
Puede decirse que la leyenda negra sobre la Inquisición española murió cinco
siglos más tarde de su refundación en el XV, es decir, con el Congreso
Internacional de Cuenca celebrado en 1978. Ahora son muchos los expertos
franceses, anglosajones, escandinavos, hebreos, españoles, etc. que, después
de una rigurosa investigación, han sabido encuadrar el fenómeno inquisitorial
en la sociedad y en la mentalidad de buena parte de nuestro pasado común.
Para la Iglesia Católica esa leyenda negra está enterrada desde el Concilio
Vaticano II, y desde que el Papa Juan Pablo II ha querido encarar, con una
buena dosis de audacia, los hechos históricos polémicos. (Comella págs. 185-
189)
4
En teología y literatura consiste en la defensa sistemática de una posición o punto de vista. La
palabra Apologética proviene del griego apologíaαπολογία),
( que designa la posición de
defensa militar contra un ataque. El primero en usar el término con ambas connotaciones es
John Henry Newman quien intitula su autobiografía espiritualista Apología Pro Vita Sua en
1864. Pero las primeras referencias pueden ser encontradas en la Apología de Sócrates (en la
cual Platón toma la defensa de Sócrates durante su proceso), pero también algunas obras de
apologistas de comienzos de la cristiandad como las dos Apologías del Mártir San Justino,
9
caracterizaba las primeras formas de conocimiento criminológico estaba
realmente dictada por la doble exigencia de criticar las formas hostiles de poder
(el feudal) y al mismo tiempo proyectar las formas de un nuevo poder (el
burgués); pero una vez que el poder político fue definitivamente conquistado,
los intereses de la clase hegemónica se limitaron a inventar la estrategia para
conservarlo. En esta perspectiva es comprensible como fuese precisamente el
modelo contractual aquel esquema jurídico-político que vigorizaba y daba
consistencia teórica a la necesidad de autonomía del burgués frente al aparato
del estado aristocrático-feudal el que entrase profundamente en crisis. Y es
precisamente en la negación definitiva, a través de un tortuoso camino de
progresivas revisiones, de aquella afirmación política tan eversiva que quería a
los individuos libres e iguales entre sí, en la que se empeña el pensamiento
positivista, orientándose cada vez más hacia la enunciación de teorías capaces
de justificar científicamente las desigualdades sociales como necesaria
diversidad natural. Este esfuerzo teórico responde a una situación de clase
modificada; en lo específico de la política del control social intentaremos ahora
individualizar los problemas que se presentan con mayor radicalidad.
Lo que entra profunda mente en crisis es pues el mismo mito del liberalismo
económico: ahora parece impasible creer que a la riqueza de las naciones
corresponda el bienestar generalizado de los ciudadanos. Precisamente la
revolución industrial había enseñado que a una cada vez mayor acumulación
de riquezas acompañaba una cada vez más amplia y generalizada
acumulación de miseria. Quizá nunca, como entonces, el espectáculo de la
pobreza propagada por las grandes ciudades industriales y las inevitables
tensiones sociales que esta realidad conllevaba debieren preocupar tan
profundamente a las conciencias vigilantes de la época. Por el momento, la fe
optimista en una sociedad más justa e igualitaria debía ser rechazada. La
desigual distribución de las riquezas no era ya un accidente que se podía
exorcizar en la enunciación fideísta 5 de que en una sociedad de iguales sólo el
mérito personal hacía a algunos (pocos) ricos y a otros (muchos) pobres. La
miseria debía ser aceptada ahora como un hecho social. Pero de este
conocimiento obtenido, que sacudía irremediablemente las antiguas
seguridades, tomaban formas nuevos temores, nuevos miedos colectivos. Si de
un lado, en efecto, el desarrollo de la sociedad capitalista había creado
definitivamente las nuevas clases laboriosas expropiadas de los medias de
producción y que aceptaban como natural la disciplina de fábrica, por otra parte
estas mismas clases maduraban cada vez más una conciencia antagónica, es
decir una verdadera y precisa conciencia de clase respecto de las intereses del
capital. En sus primitivas formas de organización política sindicatos,
5
El Fideísmo consiste en la doctrina, profesada por algunos religiosos, de que a Dios no se
puede llegar por la razón, sino sólo por la fe. (Fundación Wikimedia pág.
http://es.wikipedia.org/wiki/Fide%C3%ADsmo)
10
asociaciones laborales, etc. el proletariado se colocaba como el adversario
irreductible y perjudicaba toda certeza burguesa en el futuro haciéndose
portador de una esperanza considerada inadmisible: la revolución para una
sociedad sin clases. La reacción en el frente burgués fue inmediata: las
asociaciones de trabajadores fueron definidas como asociaciones de
malhechores y el proletariado como potencial criminal. Se conoce así la
primera forma de criminalización del adversario de clase.
6
Aquella capacidad de relacionarse con la "totalidad de lo social" que es la que consiente
reactivar la crítica del capitalismo y, como de modo convincente en un cercano diálogo con las
posiciones de la misma democracia. Dejando al descubierto los problemas y dificultades
existentes en el interior del "movimiento global". (®ocks™)
11
criminal como el bandolerismo 7 meridional, las organizaciones anarquistas, la
delincuencia juvenil, etc. debe necesariamente ser expuesta dentro del cuadro
institucional dado. Entre teoría del estado por un lado y conocimiento del
fenómeno criminal y política criminal por otro, debe ser construida una barrera.
La primacía de la política en el conocimiento criminal propia del Iluminismo es
así negada.
7
El bandolerismo es universal y muy antiguo; se origina en regiones donde la miseria y la
injusticia se han cebado especialmente con algunas personas empobreciéndolas y arrojándolas
en brazos del contrabando, el robo o el crimen, generando de esta manera una forma más o
menos colectiva de saqueo organizado. (Fundación Wikimedia pág.
http://es.wikipedia.org/wiki/Bandolerismo)
12
criminalidad es legítima simplemente porque tiene la defensa de un bien o de
un valor considerado merecedor de tutela por la mayoría. Para que sea legítimo
necesita que el sistema represivo pueda justificarse como positivo y por lo tanto
deslegitimar la acción criminal como acción simplemente negativa. Al autor de
un delito no puede atribuírsele ninguna racionalidad, ninguna voluntad libre
dirigida a la realización de un interés o a la afirmación de un valor porque esto
supondría el reconocimiento de otros valores e intereses aunque antagónicos a
los dominantes. La represión se legitima de esta manera como acción dirigida a
neutralizar a quien es socialmente peligroso, no como testimonio de una
alteridad de valores no reconocidos y por lo tanto temidos sino precisamente
como privado de racionalidad. Una actitud en parte similar a la tenida por los
padres y educadores en relación con el comportamiento no deseado de los
niños. Y el positivismo criminológico era capaz de negar toda racionalidad a la
acción criminal interpretando ésta como patológicamente necesitada.
8
La Unificación de Italia fue el proceso histórico que a lo largo del siglo XIX llevó a la unión de
los diversos estados en que estaba dividida la península Itálica, en su mayor parte vinculados a
dinastías consideradas "no italianas" como los Habsburgo o los Borbón. Ha de entenderse en
el contexto cultural del Romanticismo y la aplicación de la ideología nacionalista, que pretende
la identificación de nación y estado, en este caso en un sentido centrípeto (irredentismo).
También se le conoce como el Resurgimiento (Risorgimento en italiano), e incluso como la
Reunificación italiana (considerando que existió una unidad anterior, la provincia de "Italia"
creada por Augusto, en la antigua Roma). (Fundación Wikimedia pág.
http://es.wikipedia.org/wiki/Unificaci%C3%B3n_de_Italia)
13
ejército y su población se vio afectada por el rigor de la legislación penal militar.
Pues bien, la densidad política de este conflicto fue ocultada por la
interpretación criminológica de la época que estigmatizó el comportamiento
ilegal de las masas como biológicamente determinado por un retraso en la
evolución de la especie, por lo cual aquella violencia no era violencia de
clase sino violencia gratuita de razas inferiores, que en su obrar mostraban
ser similares más a las bestias que al hombre. Su represión se justificó como
benéfica obra de civilización, Y, aún más, se consideraba el crimen como
acto inexpresivo e irracional; la represión, por el contrario, como acción
racional, dirigida a fines positivos. El mundo de los valores —o sea de las
elecciones ético políticas que premian una conducta humana porque es
considerada positiva y castigan otras porque son nocivas— se reduce al mundo
de los hechos, a la única realidad en que pueden ser percibidos por los
sentidos y analizados científicamente. La criminalidad se envilece en patología
individual; ésta en biología natural.
Entre los medios de control social están las normas sociales, las instituciones,
la religión, las leyes, las jerarquías, los medios de represión, la indoctrinación,
los comportamientos generalmente aceptados y los usos y costumbres
(sistema informal, que puede incluir prejuicios) y leyes (sistema formal, que
incluye sanciones).
9
El Positivismo Criminológico inserta el comportamiento del individuo en la dinámica de causas
y efectos que rige el mundo natural o el mundo social. Para el Positivismo Criminológico, el
infractor es un prisionero de su propia patología (determinismo biológico) o de procesos
causales ajenos al mismo (determinismo social): un ser esclavo de su herencia, encerrado en
sí, incomunicado de los demás, que mira al pasado y sabe, fatalmente escrito, su futuro: un
animal salvaje y peligroso. (Vilorio de la Fuente)
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La cognición social o perspectiva del comportamiento desviado de forma
correcta cierta, tiene un esquema de estereotipos y juicios de valor en su
versión no científica y es posible y habitual como conocimiento científico —
profesional— y es de hecho imposible una sociedad sin normas (Estado de
Derecho) y la cuestión es su precisa naturaleza y los mecanismos para el caso,
sin cargar con más problemas adicionales, solamente el bien común con una
normativa funcional para el orden social. Como el control es importante, a su
vez tiene que haber control sobre los controladores con un consenso en la
normativa para un equilibro de poderes y controles, que no sea represivo en su
actitud.
Instituciones sociales
Nacen junto con la necesidad del hombre de vivir en sociedad: ya que éstas no
sólo regulan la vida diaria, sino que también establecen patrones de conducta
que los miembros de una sociedad deben seguir. Diversos autores han tratado
el origen y función de las instituciones en las sociedades puesto que éstas se
han presentado de una forma universal. A pesar de haber sido estudiadas por
distintos investigadores todos existe el consenso de que se trata de formas
15
comúnmente aceptadas, en mayor o menor medida, de regular la conducta del
hombre.
16
establecidas que responden a las necesidades y actividades de los grupos
sociales. La palabra institución es un derivado del verbo institucionalizar, lo que
se considera como una forma establecida de hacer algo, formal y estable.
1. Personal.
Los sistemas institucionales fundamentales son las formas de control social por
excelencia, puesto que poseen una autoridad reconocida, capaz de castigar
cualquier tipo de desviación de las normas. De esta manera regularán las
relaciones entre grupos y dentro de ellos formando una estructura esencial
para el orden social, estableciendo pautas sobre modos aceptables de
satisfacer los deseos y necesidades biológicos.
b) Positiva- tradicional: son aquellas que se forman con base a una nominación
jurídica ya existente y que se adaptan a la costumbre.
17
Iglesia
Medios de Comunicación
Ejemplos:
18
de cortometrajes Alza la voz Contra la Violencia Doméstica, que aborda tan delicado
tema, con fines de concientización entre la población mexicana.
Armas señaló también que esta iniciativa marca un parteaguas como programa de
responsabilidad social dirigido hacia todo público, pero en especial a los jóvenes que
son los más vulnerables en cuanto a dicha problemática, por lo que la actriz Reese
Whiterspoon promueve la venta de un dije con el símbolo del infinito, con la intención
de recaudar fondos para apoyar la campaña.
"Actualmente en nuestro país el 44 por ciento de las mujeres mayores de 15 años que
vive con pareja sufre de algún tipo de violencia. El 37 por ciento de ese mismo grupo
sufre de maltrato emocional o psicológico, por lo que este festival tiene la intención de
mentalizar para tratar de neutralizar esa incidencia", comentó.
Actualmente una de cada tres mujeres alrededor del mundo ha sido golpeada, forzada
a tener sexo o abusada durante su vida. Con frecuencia, el trasgresor es miembro de
su familia. En Estados Unidos, las estadísticas son asombrosas: cada nueve segundos
una mujer es agredida o golpeada y la principal causa de lesiones en las mujeres es la
violencia intrafamiliar, por encima de los accidentes automovilísticos, asaltos y
violaciones combinados.
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emocional la más común con 38 por ciento, seguido de la económica con 23 por
ciento.
Para finalizar, José Antonio Armas dio a conocer que quienes deseen asesoría al
respecto, pueden hablar al número gratuito 01800 9112511, Vida sin Violencia.
(Hernández pág. http://www.oem.com.mx/elsoldecuernavaca/notas/n1330822.htm)
No a la Pedofilia
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Medios formales
Las medidas formales de control social son las
que se implementan a través de estatutos, leyes
y regulaciones contra las conductas no
deseadas. Dichas medidas son respaldadas por
el gobierno y otras instituciones por medios
explícitamente coactivos, que van desde las
sanciones hasta el encarcelamiento o el
confinamiento. En los estados de derecho los
objetivos y mecanismos de control social están
recogidos en la legislación explícita.
Hoy por hoy no se puede prescindir de la distinción entre orden social (control
social informal) y orden jurídico (control social formal), cuyos titulares
respectivos son la sociedad y el Estado, porque siempre tiene que existir una
instancia superior y distinta que entre en funcionamiento cuando fracasen los
mecanismos primarios de autoprotección del orden social y garantice
eficazmente, en los conflictos más graves, la inviolabilidad de los valores
fundamentales de la convivencia. Y ese es el cometido del orden jurídico.
El Derecho Penal, como se advirtió, es una instancia más del control social
formal. Actúa en los conflictos más agudos, de modo altamente especializado y
formal; reacciona frente a determinados comportamientos "desviados" (los
"delitos") y se sirve de una particular clase de instrumentos (pena y medida)
siempre negativos, nunca neutros.
Dado que las instancias del control social y el Derecho Penal es una de ellas
persiguen la estabilidad y aseguramiento del statu quo a través del
sometimiento del individuo (conformidad) a las pautas y modelos de conducta
del grupo (disciplina social) no puede extrañar que suela identificarse la función
del Derecho Penal –en términos sociológicos- con la consecución y
mantenimiento de dicha actitud individual de conformidad.
21
Como afirma Stratenwerth, corresponde al
Derecho Penal asegurar la conformidad de los
ciudadanos hacia aquellas normas que persiguen,
precisamente, la protección de bienes jurídicos.
De acuerdo con este punto de partida (la naturaleza "instrumental" del Derecho
Penal al servicio de la convivencia humana) entiende la doctrina dominante que
el cometido esencial del Derecho Penal es la protección de los valores
fundamentales del orden social"; esto es, la salvaguarda de "bienes jurídicos".
Portador de estos bienes que no se deben confundir con el objeto material del
mundo real pueden ser el particular o la comunidad. Y el sustrato de los
mismos, muy diverso: un objeto psicofísico (la vida, la salud); un objeto
espiritual, ideal (el honor); una situación real (así: la paz del domicilio); una
relación social (como el matrimonio); o una relación jurídica (la propiedad).
Es, también, opinión muy extendida que estos bienes jurídicos no reciben, ni
deben recibir, una protección absoluta y uniforme del derecho, sino selectiva,
fragmentaria. El Derecho Penal sólo protege los bienes más valiosos para la
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convivencia: lo hace, además, exclusivamente frente a los ataques más
intolerables de que puedan ser objeto (naturaleza "fragmentaria" de la
intervención penal); y cuando no existen otros medios eficaces, de naturaleza
no penal, para salvaguardar aquéllos (naturaleza "subsidiaria" del Derecho
Penal).
La categoría del bien jurídico aún cuando desde un punto de vista político
criminal y dogmático debe estimarse muy positiva, desde un punto de vista
criminológico y como consecuencia inevitable del pensamiento abstracto y
formal del Derecho del que es fiel exponente- ha contribuido a la marginación
de la víctima individual y a una concepción de la pena que se orienta
unilateralmente a las exigencias punitivas del Estado. El fenómeno no ha
pasado desapercibido ni a sociólogos ni a criminólogos, que han llamado la
atención sobre el proceso de neutralización de la víctima. Tampoco al mundo
del Derecho, consciente de que asistimos a un proceso de desmaterialización o
volatilización de la víctima, que ha desaparecido por completo detrás de la
categoría abstracta del bien jurídico; proceso, de otra parte, muy favorecido por
la eclosión en la sociedad postindustrial de emergentes intereses colectivos,
supra individuales -e incluso universales- que terminan con el protagonismo de
la persona individual como portador y titular de intereses jurídicamente
relevantes.
23
Trabajos citados
[En línea] = Control Social / aut. Wikipedia // Wikipedia: La Enciclopedia Libre. -
Wikimedia Project, 12 de Enero de 2005. - 1.15.1. - 20 de Septiembre de 2009. -
http://es.wikipedia.org/wiki/Control_social.
[En línea] / aut. ®ocks™ Mss. // Yahoo! Respuestas. - Yahoo! México, S.A. de C.V.. -
20 de Septiembre de 2009. -
http://mx.answers.yahoo.com/question/index?qid=20080110134001AA6sV8W.
El contrato social; ó, Principios del derecho politico [Libro] / aut. Rousseau Jean-
Jacques / ed. Collado José del. - Madrid : [s.n.], 1820. - pág. 240.
Introducción al derecho penal [Libro] / aut. García Antonio y Molina Pablos de. -
Madrid : Ramón Areces, 2006. - Cuarta : pág. 1056. - 8480047844, 9788480047845.
24