EL ARCA
1947
AGUSTIN MILLARES SALL
(1917)
DE AGUSTIN MILLARES SALL
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Se congeló la voz de los cantares
y se sintió la súbita caída
de la desgracia sobre los hogares.
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Se disgregaba el público compacto
llamado por colores y matices.
Terremotos de nervios y rafces
destrozaban la piel con su contacto.
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que desatar su espíritu del hierro,
pues no quedo amistad mas que en el perro
ni hubo liheracion más que en la muerte.
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y madurar antes de tiempo el fruto.
Las precipitaciones de la hoguera,
por la vertiginosa carretera
de la sangre, arrollaron el minuto.
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el camino del rayo ha recorrido;
el silencio m:ís veces perturbado,
y el descanso más breve interrumpido.
* * 4:
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PEDRO LEZCANO
(1920)
DE PEDRO LEZCASO
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EDICTO
c IUDADANOS,
de pic sobre la acera,
seguid gallardamente
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acuchillad muñecos de madera,
pisotead los códigos civiles,
desnudaros de telas.
Yero al regreso de la luz se exige
vuestro antifaz, vuestra antialma puesta.
LO
VLVTURA DORESTE
(1922)
I)E VENTURA DORESTE
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por un furioso viento;
podridos cargadores anhelaban
dormir con las mujeres
de los rubios pilotos extranjeros,
más fríos que serpientes del abismo
0 flotantes medusas transparentes.
Fatigadas espaldas
olvidarían ásperos contactos,
y sabrían del roce de las manos,
y de la lluvia de cabellos rubios.
En un puerto de Oriente
también puede crecer la flor del sueño
con sirenas lejanas, de apretadas caderas
y ojos fosforecentes, y una risa de oro,
y un fuego por los flancos:
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esperadas sirenas
con los senos celestes, erguidísimos.
27
LAS DOS CIUDADES
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Y el brazo que rodea vuestro cuello
no es brazo de nmistrtd, mas cn acecho
sera como cuchillo, como hierro.
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La libertad se ha muerto en podredumbre,
y el hombre, bestia con cadenas, luce
más libre, pero cierto es que se pudre.
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fZ!sGBL JOI-I,I\N
(1901)
DE ANGEL JOIIAN
Quedaron solamente
y cara R cara hosti.les y enfrentados
el mundo en balde habido
y el mundo atormentado.
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que de rencor cercaron.
No cenizas, sino crisol del ansia.)
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(No cenizas, de fuego sí la llama
que por miseria aislaron con mil zanjas,
que cubrieron de olvido
y que ser luz negaron.
No cenizas, sino fulgor de fragua.)
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TOSE MARIA MILLARES
(1921)
nI? JOSE WARIA MILLARES
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Se despiertan las voces, los psos, los fusiles.
Se agrupan, en un patio de baldosas heladas,
las suelas dolorosas por secas contorsiones.
Uniformadas sombras.
Pelotón voluntario de muerte.
Ln pnlnbr:t
se hiela entre los labios. Violkcos caminos
se ah-en cwlnclo suenan las m:rduras espuelas,
las cinchas, las polainas platc:td:~s,
las negras cartucheras, archivos de 1;~ muerte.
Se hielan las paredes que sufren la rn;lii;ln;i
y rodando se aplastan contra el suelo,
y de escombros podridos los cíiminos
abren sus lentas fauces a la hoguer:~
de los ojos del reo que avizora
mGs al15 de la niebla su sendero,
el fin de un horizonte de inhum:Inw tortur:w,
por defender un sol de causas, con SLIS labios
de fecundos principios para el hombre,
la tierra repartida por iguales cosech;ls,
los frutos despojados de cínicas COII~~~IS,
por ciudades de luces y apagados infiernos,
por viíias de esplendores pura cl alma.