Es vivir en el no tiempo, dejarnos guiar por la fuerza natural
mediante una claridad de percepción y conciencia que vigila:
Que no prejuzga ni se permite la crítica, ni análisis, que sólo
causan separación entre el perceptor y lo percibido. Es el logro del equilibrio y la armonía entre el yin y el yang.
Este equilibrio y armonía deben lograrse tanto en el propio ser
como en el mundo, hasta que los dos se resuelvan Uno;
Pero es inútil tratar de imponerlo al mundo desde fuera; uno sólo
puede reformar su propio ser, y hasta que ese ser se halle en equilibrio y haya logrado una total inocuidad, tanto para sí mismo como para los otros, no puede ofrecer nada digno a los demás.
Por eso el ser en armonía, solo enseña con su propio ejemplo. Las palabras surgen como manifestación de su alma, y sus obras, no son grandes ni pequeñas, ni muchas ni pocas, solo expresan su infinito amor.
El sabio habla sin palabras; y en su sonrisa, en su mirada, vive la
eternidad, la verdad, el despertar. Como un niño, en su infinita bondad.
Si el sabio no irradia sabiduría y el santo bondad, no necesitan
tomarse el trabajo de enseñarlas, nadie les creerá durante mucho tiempo.
El camino es el ejemplo, y el ejemplo el camino.
En lugar de una meta hay una experiencia abierta de la vida, y una
absorción en ella, porque el camino y el que lo recorre son esencialmente lo mismo. Es acción sin esfuerzo excesivo, en la que nada impide la fluencia natural ni nada excede a lo necesario. Es la ausencia de actividad calculada y la respuesta instintiva e intuitiva al momento presente, a la situación inmediata. Por eso en cada instante se bendice así mismo, y al universo, sintiéndose uno en todas las cosas.
Es utilizar barcas sobre el agua, excavar canales para las
inundaciones del verano. Caminar descalzo en las primaveras, e ir con la corriente de las aguas.
La conciencia es experiencia directa; hablar de todo sin pretender
enseñar y a la vez enseñar con cada acierto que exhala.
No es pensar sobre una cosa y nombrarla, relegándola así a un
lugar. Es encontrar las palabras que habitan en lo profundo de su corazón y soltarlas al viento. Sin pretender siquiera ser escuchada. Un día descubriremos que lo interior y lo exterior es uno y despertaremos.
Vacío y ser es nuestra esencia natural y el de todas las cosas
visibles e invisibles.
Es más que un camino, entre los caminos, trasciende y unifica en
el Vacío.
Lo racional divide al conocedor y lo conocido, pero lo intuitivo se
une a todas las cosas, y habla para sí mismo, lo mismo que habla para los demás. Su crítica no es un pensar, es un sentir, en dimensiones y frecuencias distintas de si misma.
Lo opuesto a lo racional no es necesariamente lo irracional, sino
aquello que está más allá de la lógica y el razonamiento objetivo, e incluye todas las potencialidades y el ser.
Cuando contemplas tu espejo en cada rostro, reconoces el
propósito del despertar, observas tu modo de vida, sin satisfacción, sin quejas, sin interés. Y sin desear siquiera mirar por la ventana, contemplas en tu corazón, la infinita variedad cósmica que nos separa. No como una búsqueda de ideas abstractas o justificaciones lógicas de ciertas premisas que nos hacen quedar bien con el mundo externo. Somos uno manifiestos en diversidad y somos la diversidad manifiesta del uno. Yo, tu, nosotros, somos un espejo en diferentes dimensiones, como el cielo y la tierra. Lo que es arriba, es abajo, lo mismo sucede con todas las cosas que nos rodean. Lo que es afuera es adentro, hasta que todos juntos disolvamos la dualidad y podamos despertar la unidad del ser, del amor, de la compasión, sin desear nada más.