Las frases “la ciencia al servicio de los seres humanos”, “la ciencia al
servicio de la vida”, “la ciencia dirigida a satisfacer las necesidades de la
sociedad” quedan muchas veces reducidas a simples igerezas tópicas si
los científicos se desproveen de las consideraciones éticas que
involucran no solo la ética de la ciencia, sino, y principalmente, la ética
de los científicos de lo cual, a mi criterio deriva todo el resto del tema.
Los límites éticos de la ciencia. No son los únicos límites pues existen
además los límites presupuestarios, los socioculturales y los relativos a
las cuestiones que la ciencia puede plantearse; sin embargo éstos
quedan fuera de los alcances del presente trabajo.
No hay reglas definidas para estudiar esas condiciones en todos los casos.
Cada estudio particular debe explorarlas para el caso concreto.
Dada esa complejidad y sabiendo que más que dar soluciones, la ética plantea
problemas para comprender mejor un asunto, sería incongruente tratar de
buscar respuestas por la vía de una recomendación a la manera de un
esquema o receta. Tal vez sólo conviene sugerir que, en primer lugar, nos
familiaricemos con las principales teorías éticas, especialmente las que han
servido como raíces para nuevas concepciones. Será necesario realizar una
discusión reflexiva basándonos en un número manejable de las principales
teorías. Una selección que me parece razonable es buscar la aplicación de una
ética de los deberes posiblemente basada en Kant, y que ésta sea
complementada con el análisis desde el punto de vista de la ética de la
comunicación. Esto implica un análisis dialogado. Una mejor perspectiva podría
lograrse si incorporamos como mínimo, además, las consideraciones que
puede aportar una ética consecuencialista. De ninguna manera habríamos
agotado la discusión ética sólo así. Sin embargo, ese acercamiento parece más
aceptable que el que puede hacerse desde una sola teoría.