Anda di halaman 1dari 9

La ciencia no es todopoderosa ni podemos sacrificar todo en su altar

El hablar de ética de la investigación implica no solo a los científicos en


su carácter de grupo social, sino en alusión a cada uno como individuo.
El tema tiene implicancias como el desfase entre el gran avance en lo
científico y tecnológico por un lado y los valores por otro.; de tal manera
que ahora enfrentamos el riesgo de la hecatombe nuclear siendo hoy
más que nunca patente que cada suceso en el campo de la ciencia tiene
una gran trascendencia en el futuro de la humanidad en pleno; para
mejor o para peor. Los aspectos que comporta la ética de la
investigación son variados y puede afirmarse que la investigación es un
aspecto particular de la más amplia problemática que significa la
relación entre ética y ciencia. Una primera cuestión implica las
exigencias éticas del investigador en su relación de trabajo con otros
científicos y sus colaboradores:

En este plano, es de preponderancia ética el reconocimiento de los


trabajos utilizados para obtener información así como el mérito de cada
persona que haya colaborado en el trabajo. Cada vez menos los logros
científicos son fruto del trabajo de una sola persona, cada trabajo se
basa ya se a en el esfuerzo de un equipo o por lo menos en
antecedentes y/o teorías ya enunciados con anterioridad. El uso de ideas
o resultados preliminares ajenos, sin permiso para hacerlo constituye
una práctica ajena a la ética e incluso comporta un robo intelectual o
plagio científico. Quien actúe como mero supervisor o asesor de un
trabajo no deberá, éticamente hablando, usurparlo calificándolo como
suyo o mencionarse como coautor, tal actitud estaría reñida con la ética.

Finalmente, la terminante regla ética de no realizar “robos


intelectuales”. Implica la más burda forma que es el plagio, es decir,
copiar ideas, fórmulas o resultados de una investigación y presentarlos
como propios, por lo demás estas acciones terminan por descubrirse

Necesidad de formación permanente como parte de la ética de la


responsabilidad. Aunque este aspecto no aparece directamente como
ético, tiene grandes implicancias éticas. Aparece en contraposición al
llamado “síndrome del producto terminado”, es decir que cualquier
científico, sin importar cuan eminente sea, siempre es perfectible,
siempre es un “producto semi elaborado”. El tema tiene que ver con la
creciente y acelerada obsolescencia de los conocimientos. La respuesta
pasa obligatoriamente por la actualización de cada científico como una
responsabilidad insoslayable en realidad para cada ser humano pero en
forma muy especial, de los investigadores.
La responsabilidad de los científicos frente a las consecuencias o
resultados de sus investigaciones. Este es un aspecto particular de una
cuestión de mucho mayor amplitud: el modo de usar el saber científico.
Resulta notorio cómo a estas alturas gran parte de los científicos e
investigadores desarrolla su labor en el área militar. Significa que nada
menos que la tercera parte de la investigación actual se dedica a la
“ciencia” de matar dejando en cuestión temas como los derechos
humanos, la razonabilidad de los propios científicos y otros. La ciencia
pues, no sustrae al científico de la responsabilidad de preguntarse a sí
mismo por el sentido de su trabajo, el objetivo de sus investigaciones y
asuntos similares.

Otro aspecto de gran relevancia a tener en cuenta es el de los avances


en materia genética, desde la clonación de una oveja hace unos años
hasta el preguntarse si se ha incursionado en la era del homo
clonicus ya configura in inquietante cuestionamiento. Es entonces una
gran responsabilidad de los científicos el cuestionarse a cada tanto por
el objetivo de sus investigaciones y el uso de sus resultados.

Las frases “la ciencia al servicio de los seres humanos”, “la ciencia al
servicio de la vida”, “la ciencia dirigida a satisfacer las necesidades de la
sociedad” quedan muchas veces reducidas a simples igerezas tópicas si
los científicos se desproveen de las consideraciones éticas que
involucran no solo la ética de la ciencia, sino, y principalmente, la ética
de los científicos de lo cual, a mi criterio deriva todo el resto del tema.

La coherencia entre las conclusiones científicas a las que llega el


investigado y su modo de vida, es un aspecto ético de gran importancia.
Se señala en el texto como incoherente el investigar, por ejemplo, sobre
los daños del tabaco a la salud humana mientras se es un fumador
empedernido. La simpleza de este ejemplo puede resultar engañosa y
peligrosa. En realidad, no existe posesión de la verdad sino una
búsqueda incansable y el esfuerzo para develarla y nadie tiene derecho
a imponer a los demás una interpretación particular.

La adhesión y la defensa de determinadas formulaciones teóricas y


conclusiones científicas no deben expresarse dogmáticamente sino que
deben respetar el derecho de vivir según las propias ideas y de criticar
aquello que nos parezca incorrecto, lo cual además constituye un deber.

Es claro que, a algunos científicos actuales no les preocupa


compatibilizar su trabajo con la conservación de la naturaleza, por
ejemplo y ello constituye una gran falta de carácter ético que pone en
riesgo la vida en nuestro planeta y la existencia de la propia humanidad
mientras hierven en declaraciones de compromiso con la ciencia, al
margen de sus inconfesables lealtades.

Los límites éticos de la ciencia. No son los únicos límites pues existen
además los límites presupuestarios, los socioculturales y los relativos a
las cuestiones que la ciencia puede plantearse; sin embargo éstos
quedan fuera de los alcances del presente trabajo.

El propósito de este trabajo es versar sobre las fronteras al avance de la


ciencia, aunque ésta parezca imparable, en los aspectos que pueden
producir la degradación humana o atentar contra la naturaleza; en
realida se trata de supeditar el desarrollo científico al respeto de la
dignidad y los derechos de la persona. Parece ser un eficiente modo de
fijar los límites el plantearse las siguientes preguntas: ¿Cómo asegurar el
equilibrio entre la dignidad humana, el respeto a la vida y las
aplicaciones de los avances científicos? ¿Cómo garantizar que la ciencia
y la tecnología en alguno de sus avances, no van a degradar a los seres
humanos, a otros seres vivos y en general a la naturaleza? Si bien la
amplitud de lo que científicamente puede hacerse debe realizarse desde
el punto de vista ético.

La idea prevaleciente en algún momento de que la naturaleza debe ser


subyugada para entregarnos todos sus secretos, atarla a nuestro
servicio y esclavizarla, ha quedado pues, sin ninguna validez. La época
en que se experimentó con seres humanos ha quedado, al menos eso
esperamos, definitivamente descartada, por lo menos en el campo de la
ciencia oficial y por lo menos en los países con apego a la democracia y
la transparencia. Queda mucho por hacer, en cambio en la
experimentación con animales los cuales son sometidos a crueldades
aún sin límites en aras de la ciencia.

La bioética como nuevo rostro de la ética científica. No se refiere a la


ética de la biología humana, sino en realidad a todos los aspectos de
implicación de la biotecnología. Esta concepción parte del supuesto de
que la ciencia no es buena ni mala por cuanto estudia, investiga y
descubre lo que existe. La tecnología es otra cosa, su conocimiento
puede aplicarse de una u otra forma, es el caso de las técnicas de
manipulación del genoma humano.

La manipulación de los genes apareció a mediados delos años setenta,


permite alterar sustancialmente a los seres vivos mediante la alteración
o cambios en los genes, se introducen genes extraños que producen
nuevos organismos, al comienzo se hizo con organismos muy simples
como bacterias para producir insulina humana a bajo costo. Desde
entonces se ha avanzado pasando por la manipulación de animales y
vegetales convirtiéndolos en transgénicos para producir determinados
compuestos como leche capaza de tratar enfermedades, hasta lograr el
hígado transgénico par usarlo en trasplantes.

Las posibilidades de los conocimientos de hoy en materia de genética


son casi infinitos tanto en lo positivo como en lo negativo, puede decirse
que estamos ante el umbral del secreto de la vida siendo posible
intervenir el genoma humano. Este es el periodo más delicado del
desarrollo científico y tecnológico, es cuando las consideraciones en
materia de ética alcanzan su máxima importancia.

Todos estos son aspectos de gran relevancia sobre el tema de la ética


en la ciencia.

El punto de partida para justificar la ética de la ciencia se resume en el


principio ético de que no todo vale igual. Existe la distinción entre lo
bueno y lo malo; que corresponde a cada científico en su esencia como
persona, decisión que queda en el plano puramente personal y moral sin
estar especificado por la ciencia ni por el método científico.

Cada científico de hoy y cada estudiante que va en camino de serlo,


tiene frente a sí la gran responsabilidad de plantearse el problema, de
enfrentarlo y de orientar su accionar en función de las consideraciones
éticas teniendo en cuenta que la pretendida neutralidad de la ciencia no
es tal sino que existe en función la orientación que el investigador le
inserte al hacer uso de ella.

Los valores específicos de la investigación cualitativa. La investigación


cualitativa reconoce la subjetividad de los sujetos como parte constitutiva de
su proceso indagador. Ello implica que las ideologías, las identidades, los
juicios y prejuicios, y todos los elementos de la cultura impregnan los
propósitos, el problema, el objeto de estudio, los métodos e instrumentos.
Forman parte incluso de la selección de los recursos y los mecanismos
empleados para hacer la presentación y divulgación de los resultados e
interpretaciones del estudio. Las implicaciones de esta condición tienen
grandes consecuencias.

Aparte de las dificultades ya presentes en las investigaciones de otros tipos, la


investigación cualitativa tiene desafíos adicionales ante sí. La investigación
cualitativa en las ciencias humanas indaga, como indiqué antes, en la
condición humana. Eso significa que construye conocimiento mientras acoge –
y al mismo tiempo que evita caer en reduccionismos – la complejidad, la
ambigüedad, la flexibilidad, la singularidad y la pluralidad, lo contingente, lo
histórico, lo contradictorio y lo afectivo, entre otras condiciones propias de la
subjetividad del ser humano y su carácter social. Tales condiciones son
características del objeto de estudio a la luz del enfoque cualitativo, al mismo
tiempo que son también valores cultivados durante la investigación. Lo son
porque en una buena medida la riqueza de la investigación cualitativa depende
de qué tan bien hemos captado y descrito dichas condiciones en la búsqueda
de los significados.

Una mención especial merece el diálogo. A partir de un enfoque cualitativo,


aceptamos que el objeto de la investigación es un sujeto interactivo, motivado
e intencional, quien asume una posición frente a las tareas que enfrenta. Por
esa razón, la investigación no puede ignorar que es un proceso de
comunicación entre investigador e investigado, un diálogo que toma diferentes
formas.(13) La ética comunicativa estudia muchas facetas e implicaciones de
la dignidad del ser humano como interlocutor. Indica que la categoría de
persona, central en el ámbito ético, se expresa como interlocutor válido, cuyos
derechos a la réplica y la argumentación tienen que ser pragmáticamente
reconocidos. Y ese reconocimiento recíproco básico es el elemento vital sin el
que una persona no podrá llegar al conocimiento de la verdad de las
proposiciones y la corrección de las normas. A partir de aquí construye una
teoría de los derechos humanos y una teoría de la democracia participativa.
Además, perfila una noción de autonomía sumamente fructífera en varios
campos de la vida social. El punto de llegada es el de los individuos que, por su
competencia comunicativa, tienen derecho racionalmente a participar en pie
de igualdad en la deliberación y decisión de las normas a las que han de
someterse.(14)

No hay reglas definidas para estudiar esas condiciones en todos los casos.
Cada estudio particular debe explorarlas para el caso concreto.

Algunas concepciones de la ética pertinentes para la investigación cualitativa.


No tiene sentido transcribir aquí una o varias concepciones de la ética. Lo que
sí puede tenerlo es indicar que repetidamente observamos que el debate ético
depende casi siempre de una sola concepción y se basa en ella para razonar la
argumentación. Parece insuficiente o superficial el análisis cuando se hace así.
Pero es difícil alcanzar acuerdos si la discusión se basa en un único criterio
ético contra otro. Tal es lo que sucede cuando argumentamos lo que debe ser
contra los beneficios que podemos obtener, por ejemplo, contraponiendo así
una ética de los deberes o principios contra una ética de los fines; lo que se
hace cuando se refuta una ética kantiana con los argumentos de una
utilitarista.
Es obvio que sabiendo de la complejidad de la ética como filosofía de la moral,
es recomendable que una discusión que tiene el propósito de aproximarse a
juicios éticos de la investigación cualitativa debe apoyarse en varias teorías.
Pero hay tantas teorías que un bien intencionado esfuerzo por aplicar muchas
de ellas en el análisis de una investigación concreta puede volverse
improductivo.

Dada esa complejidad y sabiendo que más que dar soluciones, la ética plantea
problemas para comprender mejor un asunto, sería incongruente tratar de
buscar respuestas por la vía de una recomendación a la manera de un
esquema o receta. Tal vez sólo conviene sugerir que, en primer lugar, nos
familiaricemos con las principales teorías éticas, especialmente las que han
servido como raíces para nuevas concepciones. Será necesario realizar una
discusión reflexiva basándonos en un número manejable de las principales
teorías. Una selección que me parece razonable es buscar la aplicación de una
ética de los deberes posiblemente basada en Kant, y que ésta sea
complementada con el análisis desde el punto de vista de la ética de la
comunicación. Esto implica un análisis dialogado. Una mejor perspectiva podría
lograrse si incorporamos como mínimo, además, las consideraciones que
puede aportar una ética consecuencialista. De ninguna manera habríamos
agotado la discusión ética sólo así. Sin embargo, ese acercamiento parece más
aceptable que el que puede hacerse desde una sola teoría.

Lo anterior subraya la importancia de que aquellos que tengan a su cargo


realizar un análisis ético de una investigación cualitativa debieran estar en la
mejor disposición para capacitarse en los aspectos básicos de la ética.
Evidentemente, también es necesaria la capacitación en los temas
metodológicos de la ciencia que son relevantes para el estudio en cuestión. Es
decir, un grupo que se constituye para efectuar un análisis ético debe contar
con las aptitudes necesarias que van desde el conocimiento científico, a todo lo
largo del rango hasta el conocimiento ético, pasando por los temas legales. Y
adoptar el diálogo como método para construir los argumentos y conclusiones.

Particularmente en el caso de la investigación cualitativa, es necesario incluir


ciudadanos con capacidad y disposición de reflexión y comunicación que
comprendan los valores sociales, las prioridades y vulnerabilidad, y las
inquietudes de los sujetos potenciales del estudio. En otras palabras, la
pluralidad es otra condición deseable en los grupos evaluadores. Así como esta
condición es atendida en la investigación cualitativa, debe ser igualmente
incorporada en el método que se utiliza para construir los juicios éticos.

LIMITES ETICOS DE LA INVESTIGACION El campo de la ética. La ética se refiere a la


conducta que el hombre asume frente a las normas que impone la sociedad, entre ellas
las de carácter moral. Se deriva de la palabra griega ethos, que se entiende por
"carácter" o "modo de ser". Visto así el término, no indicaría que mientras el individuo
que hace ciencia se mantiene dentro de los límites, que en términos legales y morales
establece la sociedad, su trabajo científico, sin importar sobre que área del
conocimiento se está llevando a cabo, es perfectamente ético. El científico debe tener,
al igual que cualquier otro ciudadano la suficiente templanza para someterse a la
autoridad del gobierno de la sociedad. Es justo no interferir con el trabajo del científico
mientras éste no afecte el resto de la sociedad. No puede el científico pensar en el bien
para hacer ciencia, porque el concepto no pertenece al campo de la ciencia. El
científico produce conocimientos que pone luego en manos de la sociedad que
supuestamente posee gobiernos justos y sabios. Conflicto entre ciencia y sociedad. La
actividad del científico está dirigida al proceso de obtención de nuevos conocimientos,
bien por la vía de los descubrimientos o por la vía de la inferencia teórica. El aspecto
relativo a la aplicación de estos conocimientos no siempre es necesario considerarlo
como importante. Al científico le interesa responderse preguntas y no tanto que hacer
con la respuesta. Newton se preguntó en el siglo XVII qué es la luz, trabajó
intensamente en ello y no fue hasta el siglo XX, con la aparición de la teoría cuántica,
cuando en realidad se consiguió la respuesta acerca de su naturaleza. Pero su
aplicación se debió más a la curiosidad de un científico como lo fue Tomás Alba Edison,
que creó la bombilla eléctrica y alteró la oscuridad de las noches, acabó con los
fantasmas y cambió para siempre las costumbres. En cambio, las sociedades, sobre
todo las occidentales, aún reconociendo la importancia que reviste la obtención de
nuevos conocimientos, por su parte tratan de mantener sus costumbres asentadas en
normas y principio filosóficos, éticos, morales y religiosos a los que considera como
factores fundamentales para el mantenimiento del orden social. Kinsley Davis, en su
obra La sociedad humana lo dice. "la sociedad humana es única porque depende de la
cultura" Finalmente, se trata de un equilibrio muy precario que se trata de mantener
dentro de la dinámica del cambio que experimenta, tanto el soporte cultural de la
sociedad como producto de la llegada de nuevos conocimientos, y los cambios en la
ciencia que estos mismos cambios sociales producen y los afectan. Importancia. La
ciencia es una actividad de carácter social que cada vez toma mayor importancia,
porque está marcando las más notables diferencias entre las naciones de nuestro
planeta. Esta evolución ha ido acelerándose exponencialmente desde los maravillosos
inventos de Leonardo Da Vinci, siglo XV hasta nuestros días, en los cuales, hemos
comenzado a poner los primero peldaños de la escalera que nos llevará a crear nuevas
civilizaciones en otros planetas. Los choques de la ciencia producidos por la irrupción
de descubrimientos con las costumbres de los pueblos, les altera la inercia que
caracteriza a los hábitos y tradiciones de vida de los pueblos que cambian con mayor
lentitud. Dependiendo de cuan fuerte sea este impacto, los cambios son más rápidos y
profundos en el epicentro donde éstos se producen y más lentos, lógicamente, en la
periferia donde su onda expansiva tarda más en llegar. La ciencia es un sistema
dinámico pero no determinístico, con esto queremos decir, que no podemos calcular
con exactitud en que posición precisa dentro de las coordenadas tempo-espaciales nos
encontraremos en términos evolutivos en un momento futuro, y además, que la
relación que se establece entre la ciencia y la sociedad es recíproca, alterándose sus
resultados en función de los cambios que se producen dentro de los elementos que
constituyen el sistema, igual a como sucede con el clima. La ciencia altera a la
sociedad y esta luego altera el curso de la ciencia, de esta manera se reproduce el
ciclo infinitamente. El descubrimiento y manejo de la energía que se produce como
resultado de la concentración del vapor, dio origen a la revolución industrial en la
inglaterra del siglo XVII, cambió la relaciones sociales de producción y dio origen al
sistema capitalista. La comprensión de esta energía (muy ineficiente), sin embargo, dio
lugar a que apareciera la locomotora, motor de los ferrocarriles. Algunas naciones
como Rusia a principios del siglo XX, calcularon que si utilizaban este invento para unir
al país, vaciar las ciudades súper congestionadas y repoblar zonas deshabitadas
podrían reducir las tensiones sociales que amenazaba la monarquía, el resultado fue lo
contrario, la revolución fue la que utilizó este medio y derrocó a la monarquía. Gahndí
consideraba a los ferrocarriles que los ingleses construían a todo lo largo de la India
como amenazas a las costumbre y propugnaba por mantener los sistemas de caminos
tradicionales. De no haber sido muerto 6 meses después de tomar las riendas del
gobierno de su país, probablemente esta oposición a los ferrocarriles habría cambiado
la historia que hay conocemos de esa nación. MEDIO DE DIFUSION (ARTICULO CON
RESPECTO A LOS LIMITES ETICOS EN PRUEBAS EXPERIMENTALES) BOSTON - A dos años
de que organizaciones sanitarias de Estados Unidos fueran censuradas por financiar lo
que se consideró programas de investigación poco éticos en países en desarrollo, un
científico afirma que es necesario modificar las leyes internacionales para permitir ese
tipo de estudios experimentales. El doctor Robert Levine, de la Universidad de Yale,
dijo en la Gaceta de Medicina de Nueva Inglaterra que las reglas en la Declaración de
Helsinki, que establecen que los humanos que se ofrecen como voluntarios en
experimentos reciban la mejor atención médica disponible, pueden ser poco prácticas
y muy costosas. Las reglas disponen que los integrantes de un grupo de control deben
recibir la mejor atención médica, sin importar los costos, de forma que puedan servir
como base de comparación cuando se investigan tratamientos experimentales. La
Asociación de Medicina Mundial considera modificar la declaración para que los
científicos puedan administrar un tratamiento médico corriente y no tan costoso a los
integrantes del grupo de control, si eso es lo que recibirían normalmente en sus países
de origen. Levine, cuyo artículo fue financiado por los institutos estadounidenses de
Salud Mental y Abuso de Drogas, sostiene que estos cambios permitirían a los
científicos hallar tratamientos de bajo costo que puedan aplicarse a aquellos
provenientes de países en vías de desarrollo. Más alla de los costos En un artículo
separado, el doctor Troyen Brennan de la Facultad de Medicina de Harvard, dijo que las
propuestas modificaciones "debilitarían el principio de compromiso moral entre el
investigador y la investigación". Estas revisiones "modificarán drásticamente los límites
éticos de la investigación", añadió. "No sería de extrañar que gran parte de las
investigaciones realizadas por organizaciones con fines de lucro se mudaran al Tercer
Mundo por una cuestión de costos", comentó Brennan. La controversia cobró estado
público en 1997 cuando los médicos Peter Lurie y Sidney Wolfe denunciaron que
habían identificado 15 programas financiados por el gobierno estadounidense, todos en
países en desarrollo, que se valían de medios considerados poco éticos para probar si
ciertos tratamientos lograban detener la transmisión del VIH de madre a hijo. En una
de las investigaciones, en lugar de administrar a todas las embarazadas con VIH la
droga AZT, el tratamiento de rutina en estos casos, los investigadores les dieron
placebos. Cuando fueron descubiertos sus métodos, los científicos se excusaron
diciendo que el AZT es muy caro y complicado como para ser el tratamiento de rutina
en países subdesarrollados y alegaron que su técnica era la única forma práctica de
descubrir alternativas de bajo costo a los tratamientos establecidos. "La solución de la
industria de la investigación a estas violaciones flagrantes de la declaración es tratar
de diluir lo que la declaración dice", dijo Lurie ante la propuesta de Levine. "Nuestra
solución es reforzar la aplicación de estas reglas", añadió. (Con información de
Reuters) CNN en español, 16 de agosto de 1999

Anda mungkin juga menyukai