El Ojo Breve / Natación y evocación

Por

Cuauhtémoc Medina

(26-Nov-2003).-

Silvia Gruner: Away from you, video instalación.

Laboratorio de Arte Alameda, Dr. Mora 18, Centro.

Del 18 de septiembre al 9 de noviembre 2003.

En el año 2001 Silvia Gruner fue comisionada para hacer una obra
para la alberca del hotel "Deseo" en la Playa del Carmen, Quintana
Roo: uno de los (por desgracia) raros encargos permanentes que
hayan sido propuestos a un artista contemporáneo en México.
Gruner resolvió la tarea con una doble intervención. Por un lado, la
artista escribió un texto en el fondo de azulejos blancos de la
piscina que interpretaba melancólicamente la alusión erótica del
nombre del hotel: Away from you. "Lejos de ti" (o si se quiere,
"Alejándome de ti"); la frase, expresada en inglés en parte por la
función turística de la obra, pero también para deslizarla con el
efecto pegajoso del título de una balada, convertía la alberca en
una epístola de amor sin remitente ni destinatario. A a vez, en el
bar a la orilla de la alberca, Gruner instaló un video en el que se le
podía ver nadando ininterrumpidamente, como si quisiera
exorcizar la distancia con el ejercicio.

Ese encargo fue el origen del ciclo de video-instalaciones más

ambicioso que la artista haya hecho hasta ahora: una serie de
video-murales en los que la artista utiliza el espacio rectangular
azul de la alberca como teatro de la melancolía erótica. La
intención de Gruner es ciertamente "zambullir" al espectador en un
territorio de narraciones ambientales, físicamente de tamaño
considerable, que aspiran a adquirir una dimensión sensible aún
más importante. Un territorio erótico compuesto lo mismo de
exaltación, evocación y tristeza.
Desplegada a lo largo de cinco espacios distintos del antiguo
templo de San Diego (las tres capillas de la iglesia, el coro y su
claustro), la obra pasa revista a una serie de escenas
extremadamente simples y de naturaleza cíclica, que se suceden
como alegorías de una pasión contenida. La obra principal, Away
from you (Carriles color) (2001), consiste en ocho proyecciones
que ocupan casi por entero la nave principal, aspira, de hecho, a
verse como un friso continuo. Se trata de una serie de tomas
aéreas de una alberca dividida en carriles que Gruner proyecta
lado a lado a fin de sugerir una gran panorámica, haciendo
coincidir los bordes de las proyecciones para simular una
proyección única. Con ese subterfugio, Gruner crea un ancho
espacio pictórico: un cuadro geométrico azul profundo por donde
cada cierto tiempo cruza de abajo a arriba la figura solitaria de una
nadadora. Ese nado interrumpe la continuidad minimalista del
escenario, abriendo profundidad en lo que inicialmente era sólo
una sucesión de planos verticales. La acción, pues, irrumpe la
aparente objetualidad del espacio inerte, no sólo introduciendo
una dimensión temporal que rasga el mural, sino también la
perforación ilusionista. Efecto técnico que, no obstante,
permanece siempre subordinado al sentimentalismo de la escena,
que coloca al espectador inevitablemente en una posición
vouyerista, privado como está de la ilusión de proximidad con la
nadadora.

Es por más evidente que la composición de un panorama

interrumpido por una figura de espaldas remite a la tradición de la
pintura romántica de situar a un espectador mirando por nosotros
en el cuadro. Lo crucial, sin embargo, pareciera ser la intención de
Gruner de plantear sus video-instalaciones como un territorio
balanceándose ambiguamente entre la abstracción pictórica y la
narración fílmica. Gruner pareciera bordar sobre la intuición de
que el espacio fluctuante del líquido de la piscina, cuidadosamente
por un rectángulo de concreto, bien pudiera ser una de las
metáforas del territorio de proyección de las imágenes de video.
Video y alberca serían, pues, un fluido de imágenes-plasma
construidas por fluctuaciones de la luz. La piscina es, finalmente,
un escenario que, por su propia naturaleza erótica, decorativa y
deportiva, otorga cierta teatralidad a los eventos que contiene.
Cosa que Gruner demuestra en otro video que registra los
garabatos cambiantes que traza una manguera en la alberca al
estarla limpiando.

Away from you es la culminación del interés por un "erotismo

utópico fallido", como lo definió alguna vez Magali Arriola, que
viene caracterizando la obra de Silvia Gruner desde 1999 cuando
optó por alejarse radicalmente de la exploración crítica culturalista
o histórica (no menos libidinal, sin embargo) de su obra previa. A
partir de entonces, en lugar de activar feticihistamente el territorio
de la ambigüedad del signo cultural de las Américas, como había
hecho en su serie Collares (1995-1997) o en el video In situ
(1995), la obra de Gruner adquirió un nuevo tono lírico. Así, en
lugar de pervertir el curso de los signos ideológicos
postcoloniales, Gruner ha venido haciendo obras que exploran la
capacidad metafórica de una variedad de elementos
arquitectónicos y objetuales: por ejemplo, Gruner ha interpretado
la imagen erosión del suelo u otros objetos como símbolo del
dolor interno, o los signos que identifican la temperatura del agua
en el baño como indicadores del juego de oposiciones en que se
debate el deseo.

Es probable que, para quienes como este crítico, debemos a su

obra temprana una gran cantidad de lecciones políticas, la nueva
veta que explora Silvia Gruner pudiera parecernos un tanto menos
densa: una migración de la estética de la transgresión a la de la
evocación simbólica. Quizá pudiera argüirse en contra que toda
proyección de una jerarquía cultural que otorga mayor importancia
al drama público que a la inquietud privada, una opinión de ese
estilo es una (mal reprimida) expresión de autoritarismo. Quizá
también convendría decir que si Gruner ha dejado de sabotear el
imaginario de la identidad es para perturbar libidinalmente el
espacio administrado de la estética post-industrial que
crecientemente habitamos, que, en fin, su cambio de prácticas es
a su vez un síntoma de un cambio en nuestro imaginario histórico.

Comentarios: cmedin@yahoo.com