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INTRODUCCIÓN

Es muy frecuente encontrar el término de “dignidad”, que se aplica y se


invoca desde muy diversos ámbitos, y en dependiendo del contexto
suele significar algo distinto. Así, en artículo 1º de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos se nos dice textualmente que:
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos
y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros”.

Del mismo modo, la Constitución Colombiana en su artículo 1º


contempla… [… fundada en el respeto de la dignidad humana, en el
trabajo…]; todos los colombianos tenemos derecho a disfrutar de una
vivienda digna y adecuada. El Gobierno promoverá las condiciones
necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo
este derecho, conexo el Art. 51; pero retomando lo expuesto
inicialmente, en nuestro diario vivir empleamos el término con matices
muy distintos, así, escuchamos expresiones tales como: “hizo su trabajo
muy dignamente” o “¿es que tú no tienes dignidad?” “trátame
dignamente”, refiriéndose a alguien que se está comportando de forma
indecorosa.

Sin embargo, el propio conocimiento y la apertura natural a los demás


nos permite reconocer en ellos y en nosotros lo cognoscitivo y la grande
de la libertad. Con su inteligencia, el hombre es capaz de trascenderse y
de trascender el mundo en que vive y del que forma parte, es capaz de
contemplarse a sí mismo y de contemplar el mundo como objetos. Por
otro lado, el corazón humano posee deseos insaciables de amor y de
felicidad que le llevan a volcarse - con mayor o menor acierto- en
personas y empresas. Todo ello es algo innato que forma parte de su
mismo ser y siempre le acompaña, aunque a veces se halle escondido
por la enfermedad o la inconsciencia.

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La dignidad propia del hombre es un valor singular que fácilmente
puede reconocerse, y no obstante en ninguna parte se puede dar al
menos una aproximación a su definición, la dignidad la podemos
descubrir en nosotros o podemos verla en los demás, pero ni podemos
otorgarla ni mucho menos arrebatarla o menoscabarla. Es algo que nos
viene dado, muy a priori a nuestra voluntad y reclama de nosotros una
actitud proporcionada, adecuada: reconocerla y aceptarla como un valor
supremo o en el peor de los casos ignorarla o rechazarla.
La dignidad humana vista como ese valor singular se nos muestra como
una llamada al respeto incondicionado y absoluto. Un respeto que, debe
extenderse a todos los seres humanos. Por eso mismo, aún en el caso
de que toda la sociedad decidiera por consenso dejar de respetar la
dignidad humana (v.g. el nacionalsocialismo), ésta seguiría siendo una
realidad presente en cada ciudadano, aún cuando algunos fueran
relegados a un trato indigno, perseguidos, encerrados en campos de
concentración o eliminados, este desprecio no cambiaria en nada su
valor inconmensurable en tanto a su condición inherente de ser humano.

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LA DIGNIDAD HUMANA COMO ESENCIA DE NUESTRA CONSTITUCIÓN

De lo dispuesto en el artículo 1º de la Constitución Política, se


desprende que la dignidad humana equivale al merecimiento de un trato
especial que debe tener cada persona por el hecho de ser tal. “Equivale,
sin más, la facultad que tiene toda persona de exigir de los demás un
trato acorde con su condición humana. De esa manera, la dignidad se
erige como un derecho fundamental, de eficacia directa, cuyo
reconocimiento general compromete el fundamento político del Estado
colombiano”1.

Llegar a una cuasi conclusión de ésta naturaleza ha demandado que se


establezcan relaciones políticas, religiosas, filosóficas respecto del
término, ya que las apreciaciones que se daban hace siglos, antes de
Cristo, después de él e incluso adportas del S XIX, no fueron las mismas.
Una aproximación en su época lo hizo Kant, “ … el hombre y en general
todo ser racional, existe como un fín en sí mismo y no como un medio
para ser cosificado, explotado, utilizado por cualquier otra voluntad”.
Quiere esto sugerir que los seres racionales son personas en tanto son
un fín es sí mismos. Se desprende que la persona tiene libertad e
1
TARAZONA NAVAS, JULIO ALBERTO. El imperio de la Constitución y del precedente
constitucional. Ediciones Doctrina y ley Ltda. 2007. Pág 32. O. cit Sentencia SU-062 febrero 4 de
1999, expediente T-168219.

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independencia respeto de toda la naturaleza, obviamente para
Emmanuel Kant el concepto de persona surge desde un aspecto ético, el
cual no obstante trasciende hasta el punto donde el concepto pasa de la
dignidad interior, o sea la idea cristiana de que todos los hombres son
iguales, para empezar a percibirse como una relación política donde ya
es deber del Estado velar por la dignidad de los hombres, adquiriendo
una fuerza insospechable lo cual se convierte en un postulado político
que desde entonces no se ha perdido.

Se considera que la Dignidad humana es un bien irrenunciable, pero


¿Qué significado tiene la dignidad del ser humano? En mi concepto
personal es el mínimo de exigencia que tiene toda persona para realizar
su propia esencia o dicho de otra manera poder alcanzar sus fines con
las implicaciones que ello conlleva, la vida, la salud, la integridad física,
síquica y moral y lógico con su libertad para poder realizarlas.

Las terribles experiencias de nuestra contemporaneidad, han dado un


nuevo impulso al concepto político de dignidad humana, y reaparece un
elemento (Que ya en Roma se tenía, la dignitas: el derecho de la
persona frente a la comunidad) impulsor, las cartas fundamentales de
diversos países preocupadas por elevar a rango constitucional algo que
era evidente, que todos conocían, pero que igualmente se ignoraba.
Remontándonos un poco, en el mundo la primera Constitución en que se
habla de la dignidad humana es la irlandesa, de 1937, y se trata de la
dignidad en el sentido cristiano. La dignidad del hombre es intocable.
Respetarla y protegerla es obligación de todo poder estatal, dice el
primer artículo de la Constitución de Alemania. Pero la dignidad del
hombre en este sentido sigue amenazada, para preservarla, se debe
contar con la formulación legal, y aún así no basta. Hay que hacer todo
lo que está a nuestro alcance, ensayar todos los caminos, para enraizar
la dignidad en el corazón de los hombres.

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Nuestro país por su misma naturaleza, por las mismas particularidades
que en nuestra historia se han gestado no es ajeno al movimiento
mundial del respeto por los Derechos Humanos, por la relevancia de la
dignidad humana, pero realmente se puede dar? Podemos aspirar a ella
mientras tengamos un modelo económico que va en contravía?. El
ordenamiento jurídico está encausado a que efectivamente se den todos
(No obstante el económico va en otro coche) y cada uno de los
componentes básicos que comprendan y comprometan la dignidad
humana y en ello la Corte Constitucional ha sido el estamento más
inquisitivo, por denominarlo así, en la consecución y fijación de puntos
de vista, de lineamientos tales como: “La dignidad humana entendida
como autonomía o como posibilidad de de diseñar un plan vital y de
determinarse según sus características (Vivir como quiera); La dignidad
humana entendida como ciertas condiciones materiales concretas de
existencia (Vivir bien); y la dignidad humana entendida como
intangibilidad de los bienes no patrimoniales, integridad física e
integridad moral (Vivir sin humillaciones)2.

Vistas las posiciones de la Corte Constitucional puedo manifestar que en


la Dignidad Humana confluyen derechos que coexisten con otros y
admite restricciones, pero además el hecho de estar
“constitucionalizada” por lo menos garantiza una aspiración de una
mejor supervivencia que mejore del ser humano, ayudándole a
conseguir la armonía y la independencia que necesita y a las que aspira.
Por ende los valores que se elijan y que se persigan en la propia vida
deben corresponderse con su propia e individual realidad para obtener
un desarrollo pleno de sus capacidades naturales.

2
TARAZONA NAVAS, Julio Alberto. El imperio de la Constitución y del precedente constitucional.
Ediciones Doctrina y ley Ltda. 2007. Pág 35.Apartes de la sentencia T-881 de 2002.

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La madurez personal sólo es viable cuando se eliminan obstáculos que
puedan originar una detención de la misma o una regresión a etapas
más primitivas (El egoísmo, su propio interés). Por ende no es
desatinado tatar de concretar algunos valores universales, deseables
para todos, por supuesto deben coincidir las voluntades políticas y ojalá
las económicas para que el contenido de la carta magna no se quede
sólo en letra muerta y en que el calificativo que se le ha dado en varios
ámbitos de “Constitución Aspiracionista” se pueda derribar, pero en el
sentido de que las acciones lleven a desvirtuarla por completo Nuestro
país ha sufrido enormemente y la indignidad está en más del 50% de la
población, nosotros el futuro debemos ir encausando todas las
herramientas posibles para direccionar la ruta que el constituyente del
91 pretendió definir, con los yerros que dejaron y todo su contexto, pero
es necesario sensibilizar a la sociedad para que se logre en realidad
enarbolar la Dignidad Humana como centro y devenir de nuestra
nación..

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