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Periodo de latencia o letargo de las semillas

Las semillas, después de madurar dentro de los frutos, y de ser dispersadas por
el viento o por los animales, se sitúan en algún lugar donde permanecen "
aparentemente" inactivas durante un periodo de tiempo. Este periodo de tiempo
en el cual las semillas parecen estar " dormidas" se denomina periodo de
latencia.

El periodo de latencia es necesario en algunos casos porque la semilla es


todavía inmadura y necesita que se se produzcan en su interior una serie de
cambios químicos que terminan su maduración. Otras veces es necesario que
las condiciones ambientales y del suelo reblandezcan la parte exterior de la
semilla para que la radícula sea capaz de romperla y pueda salir al exterior.

El periodo de latencia de las semillas depende del tipo de especie que se trate.
En algunas especies las semillas permanecen inactivas durante un periodo corto
de tiempo, o la semillas se pudren. En otros casos, la germinación puede
esperar cientos de años.

Las semillas de las plantas de los desiertos pueden permanecer muchos años,
dormidas entre la arena. Son capaces de detectar cuando llueve lo suficiente
para poder crecer adecuadamente después de germinar, de manera que
solamente germinarán cuando hayan detectado que el aguacero caído ha sido lo
suficientemente abundante. Se ha comprobado que algunas semillas como la
del sauce deben germinar después de unos pocos días después de caer del
árbol. En caso contrario, se pudren en el suelo. Se han encontrado semillas de
loto en las tumbas de los Egipcios que mantenían su capacidad germinativa al
cabo de 3000 años de ser depositadas allí.

Se dice que una semilla es viable cuando todavía mantiene su capacidad para
germinar durante su periodo de latencia. La viabilidad media de las semillas se
estima que es de unos 5 o 25 años. Cuando las semillas son expuestas a
temperaturas , humedad u oxigenación bajas , su viabilidad aumenta. Por este
motivo, en horticultura, jardinería o agricultura las semillas se someten a un
tratamiento y a unas condiciones de conservación que permiten mantenerlas en
mejores condiciones para el momento de la siembra. ( Véase más información
sobre Conservación de semillas)

¿ Qué es la germinación de las semillas ?

La germinación es el proceso mediante el cual la semilla pasa de un


estado de reposo o latencia a un estado de actividad. La germinación es
un proceso que debe tener lugar en el momento adecuado y en el lugar
adecuado. Entre los factores que influyen en el proceso de germinación se
encuentran:

- La temperatura: Las semillas necesitan una temperatura adecuada para


poder germinar. Cada semilla suele tener una temperatura ideal para que la
germinación se produzca en las mejores condiciones. ( Véase Tablas de
germinación de las semillas). En general, la mayoría de las semillas de climas
mediterráneos prefieren unas temperaturas medias para poder germinar que se
sitúan entre los 15 y los 25 ºC. Las semillas de lugares fríos germinan mejor
entre los 5 y los 15 ºC mientras que las semillas de climas tropicales prefieren
las temperaturas más elevadas. Así, por ejemplo, la temperatura ideal de
germinación de las acelgas es de 18 a 22 ºC. Sin embargo, pueden germinar
con una temperatura mínima de 5ºC y una temperatura máxima de 35 ºC. Una
semilla de melón tienen una temperatura ideal de germinación de 28 a 30 ºC,
aunque puede germinar con una temperatura máxima de 45 ºC. Muchas
especies de montaña pueden germinar con temperaturas de 0ºC. En general, se
ha comprobado que la germinación se beneficia de temperaturas cambiantes
entre el día y la noche, siempre que estas variaciones se mantengan
constantes.

- La humedad : El agua es necesaria para que se produzca la germinación.


Durante el periodo de latencia, las semillas están muy deshidratadas, es decir
contienen muy poca agua. La deshidratación es necesaria para que las semillas
se mantengan " aletargadas" . Cuando las semillas se hidratan con la humedad
del suelo, absorben agua. Si además las semillas están expuestas a una
temperatura y a una oxigenación adecuadas se produce la germinación. Para
favorecer la germinación, muchas semillas son sometidas a un proceso de
remojo que acelera la germinación y posibilita que un numero mayor de
semillas germinen. ( Véase Semillas en remojo )

- El oxígeno y el dióxido de carbono: El oxígeno ( O2) y el dióxido de


carbono ( CO2) son necesarios para que se activen una serie de procesos
metabólicos que inician el crecimiento. Por ejemplo, el oxígeno activa una serie
de enzimas necesarias para transformar el almidón de la semilla en productos
aprovechables para el crecimiento de la futura planta.

Las semillas de las plantas terrestres necesitan disponer de mucho más oxígeno
que dióxido de carbono para poder germinar ( Un 22 % frente a un 0, 03 %) .
Sin embargo las plantas que viven en medios acuáticos precisan disponer de
una cantidad elevada de dióxido de carbono ( hasta un 8 %). La absorción de
oxígeno esta en relación con la temperatura y la humedad. A mayor
temperatura el oxígeno es menos soluble en agua y la semilla lo absorbe con
mayor dificultad. El aumento de humedad disminuye la absorción de oxígeno.
Cuando las humedad es excesiva la semilla no puede germinar y desarrolla
muchas enfermedades.

- La luz: La luz puede ser un factor necesario para acelerar la germinación en


algunas plantas, tal como ocurre con algunas verduras, como el apio; en otras
la luz no afecta en el proceso de germinación.

Los agricultores, jardineros u horticultores conocen por experiencia propia la


importancia de sembrar en el momento oportuno y en unas condiciones
determinadas para que se produzca una germinación adecuada. Saben que no
es lo mismo sembrar en el fondo del surco que sobre el caballón que en los
laterales del mismo o sobre el caballón. Sembrando de una u otra manera se
modifica el grado de humedad y de oxigenación. Dado, que cada cultivo
requiere unas cifras diferentes, sembrar de una manera u otra puede influir en
el posterior desarrollo de la plántula. ( Más información sobre Cuando y como
sembrar)

Cuando la germinación empieza, la radícula sale en primer lugar, dirigiéndose


hacia el micrópilo y perforando la testa. Se introduce en la tierra, produciendo
las raíces.

El hipocotilo se extiende y hace que la semilla emerja del suelo. Los


cotiledones se abren. Por desarrollo de la plúmula, por encima de ellos, ,
aparece el epicotilo y por debajo el hipocotilo, conformando el tallo.

Los cotiledones se marchitan y nuevas hojas surgen en el tallo.

Este es un tipo de proceso germinativo, el que eleva los cotiledones por encima
de la tierra ( germinación epigea), pero algunas veces los cotiledones se
quedan debajo de la tierra, como pasa con las judías.(germinación hipogea).

Información relacionada: Experimento para comprobar la germinación de


las semillas.

Germinación
De Wikipedia, la enciclopedia libre
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Semillas de girasol, solamente tres días después de la germinación.

La germinación es el proceso mediante el cual una semilla colocada en un medio


ambiente se convierte en una nueva planta. Este proceso se lleva a cabo cuando el
embrión se hincha y la cubierta de la semilla se rompe. Para lograr esto, toda nueva
planta requiere de elementos básicos para su desarrollo: luz, agua, oxígeno y sales
minerales. El ejemplo más común de germinación, es el brote de un semillero a partir de
una semilla de una planta floral o angiosperma. Sin embargo, el crecimiento de una hifa
a partir de una espora micótica se considera también germinación. En un sentido más
general, la germinación puede implicar todo lo que se expande en un ser más grande a
partir de una existencia pequeña o germen. La germinación es un mecanismo de la
reproducción sexual de las plantas.

Contenido
• 1 Características
• 2 Requerimientos
• 3 Fases de la germinación
• 4 Véase también

• 5 Enlaces externos

[editar] Características
La semilla se desarrolla desde un anterozoide situado en el interior del tubo polínico de
una flor. Éste llega al ovario ingresando por la micropila al óvulo, donde se produce la
fecundación. Posteriormente, el óvulo se transforma en semilla y el ovario en pericarpio
o fruto. En el desarrollo de la semilla se pueden distinguir tres estados después que se ha
efectuado la polinización:

Se llama germinación al proceso por el que se reanuda el crecimiento embrionario


después de la fase de descanso. Este fenómeno no se desencadena hasta que la semilla
no ha sido transportada hasta un medio favorable por alguno de los agentes de
dispersión. Las condiciones determinantes del medio son: Aporte suficiente de agua,
oxígeno, y temperatura apropiada. Cada especie prefiere para germinar una temperatura
determinada; en general, las condiciones extremas de frío o calor no favorecen la
germinación. Algunas semillas necesitan pasar por un período de dormancia y, después
de éste, también un tiempo determinado de exposición a la luz para iniciar la
germinación.

Durante la germinación, el agua se difunde a través de las envolturas de la semilla y


llega hasta el embrión, que durante la fase de descanso se ha secado casi por completo.
El agua hace que la semilla se hinche, a veces hasta el extremo de rasgar la envoltura
externa. Diversas enzimas descomponen los nutrientes almacenados en el endospermo o
en los cotiledones en sustancias más sencillas que son transportadas por el interior del
embrión hacia los centros de crecimiento. El oxígeno absorbido permite a la semilla
extraer la energía contenida en estos azúcares de reserva, y así poder iniciar el
crecimiento.

La radícula es el primer elemento embrionario en brotar a través de la envoltura de la


semilla. Forma pelos radicales que absorben agua y sujetan el embrión al suelo. A
continuación empieza a alargarse el hipocótilo, que empuja la plúmula, y en muchos
casos el cotiledón o los cotiledones, hacia la superficie del suelo.
Los cotiledones que salen a la luz forman clorofila y llevan a cabo la fotosíntesis hasta
que se desarrollan las hojas verdaderas a partir de la plúmula. En algunas especies,
sobre todo de gramíneas, los cotiledones no alcanzan nunca la superficie del suelo, y la
fotosíntesis no comienza hasta que no se desarrollan las hojas verdaderas; mientras
tanto, la planta subsiste a costa de las reservas nutritivas almacenadas en la semilla.
Desde que comienza la germinación hasta que la planta logra la completa independencia
de los nutrientes almacenados en la semilla, la planta recibe el nombre de plántula.

[editar] Requerimientos
Para que la germinación pueda producirse son necesarios algunos factores externos,
como un sustrato húmedo, suficiente disponibilidad de oxígeno que permita la
respiración aerobia, y una temperatura adecuada para los distintos procesos
metabólicos. Además, la latencia de germinación puede requerir determinados estímulos
ambientales como la luz o bajas temperaturas, o que se produzca un debilitamiento de
las cubiertas seminales. También contribuye el clima del lugar en el que se encuentra el
cultivo. Es importante, conocer y controlar las plagas que puedan atacar a la futura
planta.

[editar] Fases de la germinación


1. Desarrollo del embrión.
2. Acumulación de reservas alimenticias. Éstas se fabrican en las partes verdes
de la planta y son transportadas a la semilla en desarrollo. En las semillas
denominadas endospérmicas, las reservas alimenticias se depositan fuera del
embrión, formando el endospermo de la semilla. En las semillas llamadas no
endospérmicas, el material alimenticio es absorbido por el embrión y
almacenado en contenedores especiales llamadas cotiledones.
3. Maduración. Durante esta fase, se seca la semilla y se separa la conexión con la
planta madre, cortando el suministro de agua y formando un punto de debilidad
estructural del que se puede separar fácilmente la semilla madura.

La mayoría de las semillas entran en un periodo de latencia (o inactividad metabólica)


después de su completa maduración. En este periodo, la semilla pierde la mayor parte
de la humedad que tenía. Y es precisamente esta sequedad (deshidratación) el factor
principal que garantiza la viabilidad de la semilla y su capacidad para poner fin a la
inactividad, crecer y convertirse en una nueva planta. Este periodo de latencia varía de
especie a especie; algunas semillas mueren rápidamente si se secan demasiado, pero
existen semillas de mucha antigüedad, que han germinado después de muchos cientos
de años.

Para lograr la germinación, la semilla necesita primordialmente agua y, dependiendo de


la variedad de planta de que se trate, puede requerir mayor atención en cuanto a
temperatura y condiciones de luz más específicas. Cada año, este ciclo de reproducción
se repite de manera invariable. Sólo se alterará si cambian las condiciones del entorno.
Así, si una planta de zona húmeda es cambiada de entorno y clima, haciéndolo más
seco, esta planta se adaptará al cambio o morirá por no tener la capacidad de adaptarse a
las nuevas condiciones climáticas. Teniendo las condiciones mínimas, la planta formará
las semillas o las esporas. El viento o los animales se encargarán de llevarlos a tierras
fértiles, reiniciando así el ciclo de la vida, con la formación de una nueva planta.

La emergencia de la raíz, que inicia el crecimiento de la plántula, está desencadenada


por la presión de turgencia. El crecimiento inicial requiere la utilización de las
sustancias de reserva que previamente se habían almacenado en el endospermo o en los
cotiledones. Para ello, tiene que haber un proceso de hidrólisis previa y movilización
que genere moléculas de pequeño tamaño que puedan ser utilizadas por la plántula en
desarrollo. La hidrólisis de proteínas está catalizada por diversos tipos de
endopeptidasas y exopeptidasas, que liberan pequeños péptidos y aminoácidos. La
movilización de lípidos implica a tres tipos de orgánulos: los cuerpos lipídicos, los
glioxisomas y las mitocondrias; las enzimas clave en la metabolización de los lípidos,
que pueden ser transformados en hexosas, son la isocitrato liasa y la malato sintetasa,
cuyos niveles aumentan notablemente durante la germinación.

El almidón, principal carbohidrato de reserva, puede hidrolizarse mediante la acción de


α–amilasas y β–amilasas, o por la almidón fosforilasa, liberándose monosacáridos,
disacáridos y oligosacáridos. La movilización de las reservas de fosfato se produce por
acción de la fitasa. El embrión puede ejercer un control de las distintas actividades
enzimáticas mediante la síntesis y liberación de fitohormonas.

El ejemplo más típico de control hormonal es el de la hidrólisis de almidón por


activación de las α–amilasas mediada por giberelinas en semillas de cereales. Mientras
que las giberelinas, y parece ser que también el etileno, tienen un claro efecto
estimulador de la germinación, el ácido abscísico, por el contrario, inhibe los procesos
relacionados con la germinación.

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