Esta tragedia en cinco actos en verso y prosa de William Shakespeare fue escrita probablemente
alrededor de 1606-1607, estrenada seguramente en 1607 y publicada en el infolio de 1623. La
fuente es, sin duda, la vida de Marco Antonio de las Vidas paralelas de Plutarco, en la versión de
North. Shakespeare empleó también La historia romana de Apiano y pudo consultar otras obras
inglesas sobre dicho tema.
Pero esta unión no dura: Antonio abandona a Octavia y vuelve a Egipto, donde la cadena de la
voluptuosidad vuelve a ligarle. Se asiste a su descomposición espiritual, sólo interrumpida de
tarde en tarde por impulsos generosos que recuerdan al guerrero de otros tiempos, como cuando
con su generosidad confunde de vergüenza a Enorbarbo, que le había abandonado y que ahora se
mata despreciándose a sí mismo.
Después de la batalla de Actium, Antonio es perseguido hasta Alejandría por César y allí, tras un
efímero éxito, sufre la derrota final. Ante la falsa noticia de la muerte de Cleopatra, primero pide a
su secuaz Eros que le mate, pero Eros no acepta y se mata en lugar de atravesar a Antonio.
Antonio, siguiendo su ejemplo, se deja caer sobre la espada. Llevado al mausoleo donde se ha
refugiado Cleopatra, expira en sus brazos. Cleopatra, para evitar la vergüenza de figurar en el
triunfo de César, decide truncar su vida con la mordedura de un áspid; con ella se matan
Carmiana y las demás doncellas.
Antonio y Cleopatra es la tragedia del hombre de acción cuya voluntad languidece y se debilita en
las espirales de una lujuria que percibe indigna pero irresistible. Y nunca una tragedia similar ha
sido conseguida con tintas tan fastuosas y encantadoras. Gran parte de la fascinación proviene del
carácter de Cleopatra, representado por el poeta en toda su movilidad y facetas de seductora;
verdaderamente moderno y capaz de imprimir un ritmo vivo, rápido, caprichoso, a ciertos
diálogos, de sabor fresquísimo, en comparación con las retahílas pedantes de las reinas del teatro
áulico del siglo XVI.
Todo el Oriente enjoyado y siniestro que atraerá a un Gautier y a un Flaubert está ya más que
insinuado en la obra de Shakespeare. Pero no sólo la atmósfera de fastuosa y letal voluptuosidad
de Antonio y Cleopatra fue recogida por los románticos; en algunas escenas de interrogatorio y de
misteriosos resentimientos (IV, 3) se encuentra ya un modelo de la atmósfera de ansiedad
evocada en tantos dramas de Maurice Maeterlinck.
Esta tragedia histórica narra los últimos años de la vida del general romano Marco
Antonio, que tuvo relaciones con la reina Cleopatra de Egipto (falleciendo ambos el año
30 a.C.).
Como en los casos de Julio César, Coriolano y Timón de Atenas, Shakespeare utiliza
como fuente las Vidas paralelas de Plutarco, en la traducción de Thomas North de 1579.
Esta traducción incluye solamente las biografías de Coriolano, Julio César, Bruto,
Marco Antonio, Octavio, Teseo y Alcibíades, mientras que la obra original de Plutarco
consta de veintitrés pares.
Reunido el triunvirato de nuevo, se decide enterrar las viejas rencillas y unirse contra
Pompeyo. Para sellar la nueva alianza, Antonio se casa con Octavia, hermana de César.
Pero su intención es volver a Alejandría, a los brazos de su amada Cleopatra.
Antonio y Octavia van de viaje a Atenas, despidiéndose de César, que teme que
Antonio vuelva a las andadas con Cleopatra. Ésta recibe los informes sobre Octavia y se
tranquiliza al saber que es menos atractiva que ella. Antonio advierte a Octavia de que si
César continúa ninguneándolo, hará una guerra contra él. Octavia se erige en mediadora
y va a Roma. Antonio aprovecha la ausencia de su esposa y se va a Alejandría con
Cleopatra, a la que nombra reina de Asia. El ejército de César ha matado a Pompeyo.
Octavia se siente desgraciada, por tener su corazón dividido entre su hermano César y
su esposo Antonio. César le informa de que Antonio está con Cleopatra.
Batalla naval en las costas de Actium (Accio, actual territorio griego) entre las tropas de
Antonio y Cleopatra y las de César. En mitad de la refriega, Cleopatra huye con su
barco. Antonio le sigue con el suyo. Se pierde la batalla. En contra de sus obligaciones
como político guerrero, Antonio ha optado por el amor y ha perdido la guerra. César
manda decir a Cleopatra que se salvará si entrega a Antonio, cosa que no acepta.
César lamenta la muerte de Antonio, que pese a haberse convertido en su enemigo era
admirado por él. Luego va a entrevistarse con Cleopatra, la cual le entrega una lista con
sus pertenencias para que sean requisadas. César le dice que no es necesario, que será
benévolo con ella, y se va. Pero Cleopatra no está dispuesta a ser llevada a Roma, y
prepara su muerte: hace llegar a un campesino con una cesta de higos en la que esconde
una víbora letal. Mediante su mordedura, Cleopatra se suicida (”¿No veis el niño que
tengo al pecho, y que su nodriza le da teta para dormirle?”). César la descubre cadáver y
cierra la obra prometiendo unos solemnes funerales para la pareja muerta.
Obra que, según opinión unánime, aúna todas las artes que Shakespeare supo usar.
Contiene una doble trama: las disputas políticas y las amorosas, que llevan a Marco
Antonio a un final trágico que aúna los dos temas. Se sugiere el conflicto entre Oriente
y Occidente. Pero por encima de todo está la compleja personalidad de Cleopatra, que
se erige en una de las creaciones cumbres de la colección de caracteres humanos del
autor.
Las adaptaciones al cine han sido escasas. La única que intentó llevar la obra tal cual a
la pantalla fue la dirigida por Charlton Heston en 1973, bastante mala. La famosa
Cleopatra (Joseph L. Mankiewicz, 1963) se inspira en parte en Shakespeare. Y el
realizador hindú Jayaraaj hizo su propia versión en 2002: Kannaki.
Las malas noticias son de naturaleza infecciosa para el que las refiere.