Licenciada Socorro Eugenia Quijano Villanueva, integrante del Poder Judicial, del
Congreso del Estado, abogados litigantes, compañeros de la Unidad de Asesoría
Jurídica del Gobierno del Estado, amigos y amigas; es un honor dirigirme a Ustedes.
La aplicación que el Juez hace de una norma al caso en concreto es una tarea
complicada; primero, por las consecuencias derivadas de la resolución, las cuales
pueden ir desde una simple amonestación, hasta la privación de un derecho como la
libertad; y, segundo, por lo difícil que puede resultar el caso concreto, al grado de tener
dos posibles soluciones en sentido diferente.
Ambas circunstancias no pueden ser vistas por separado; pues, guardan relación directa
al aplicar una norma al caso en concreto. Imaginemos al Juez que al analizar una
controversia, se encuentra con elementos suficientes para condenar a una persona a
purgar una pena corporal; y, al mismo tiempo, existen datos suficientes para dictar una
resolución absolviendo al procesado; es decir, el Juez se encuentra ante el drama penal.
Situación nada alejada de la realidad de los tribunales y que se encuentra
magistralmente planteada en el texto de Miguel Bonilla López, La Respuesta Elegante.
Un Comentario a la Tesis de la Mejor Respuesta de Aulius Aarnio.
Llegado a este punto ¿que principio debe regular el razonamiento del juzgador?, ¿Cómo
debe el Juez resolver para dar al procesado lo que le corresponde según su mérito o
demérito?.
En su tesis, Aarnio, afirma que el Juez debe “Tratar de alcanzar en la solución de los
casos difíciles, una solución y una justificación que la mayoría de los miembros que
piensan racionalmente en la comunidad jurídica puedan aceptar”. Es decir, el juzgador
debe adoptar una respuesta que mejor funcione en una comunidad jurídica ideal,
compuesta por abogados y las personas comprometidos con las reglas y principios de la
racionalidad; en pocas palabras convencer al auditorio.
No obstante, considerar que una sentencia por el hecho de ser aceptada por el auditorio
es por ello justa es un error; me permito disentir de lo expresado por Aarnio; pues,
considero que el Juzgador debe tener como principio regulador de su razonamiento a la
equidad.