Yo presente en tres novelas inglesas: Darwin en Tierra del Fuego, Jemmy Button y
el Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo.
Lo mío, mío y lo tuyo, tuyo y mío.
Refrán de 1496
Para el siguiente trabajo analizaré la importancia del cronotopo del autor ruso Bajtin, como
una premisa constante en la construcción del otro, sobre el indígena latinoamericano de
Tierra del Fuego. Esto lo aplicaré en tres obras literarias del siglo XIX y del siglo XX: la
primera es Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin, la
segunda es la obra del autor chileno Benjamin Subercaseaux y por último, el texto de
Anne Chapman, Darwin en Tierra del Fuego. Con el propósito de determinar cómo se
construye una imagen de un sujeto distinto al constructor, en este caso los ingleses del
siglo XIX. Y además, como esta visión se ve relacionada e influida por la creación literaria
del contexto histórico.
Lo planteado por Mijail Bajtin sobre el cronotopo en Las formas del tiempo y del cronotopo
en la novela, se desprende de la idea de Einstein sobre el espacio y tiempo. Lo que se
puede extrapolar del concepto en sí, es su configuración sobre el modelo literario,
generando una relación temporal y espacial “asimilada artísticamente en la literatura” (Iris
1986). Es así, como con el cronotopo artístico en la literatura hay una unión de dos
elementos, propios de la física, el espacio y tiempo en un lugar determinado. Aplicado en
la literatura logra hacerse visible mediante una serie de estímulos visuales literarios, como
por ejemplo los argumentos, lugares o historia o imagología.
La idea del cronotopo la vincularé con lo planteado por Fernando Coronil en Más allá del
occidentalismo: hacia categorías geohistóricas no imperiales, publicado por Casa de las
Américas; donde solamente utilizaré la primera de las tres modalidades: la disolución del
Otro por el Yo, la incorporación del Otro por el Yo y la desestabilización del Yo por el Otro.
Lo anterior, con el propósito de plantear un modelo donde la concepción de periferia es un
resultado de una idea imperialista para eliminar a todos los que son distintos al Yo
imperante como modelo (imperialismo inglés e industrialismo), porque no existe una
periferia sino que un Otro distinto a ese Yo, es decir, un lugar que no es Europa, vista
como epicentro del mundo, pero que es simplemente otro lugar, en este caso América.
Creo que el modelo de Coronil, primera modalidad, puede abordarse de una manera
histórica literaria y es en este punto donde pude incluirse el cronotopo literario. La razón
de un modelo de visión del otro estaría vista por la forma de narración de los textos,
donde se ve a ese Otro de una manera inferior pero incluyente. Además, las narraciones
inglesas son perpetuadoras del modelo colonialista (imperial) y su visión de mundo como
sujetos superiores y difusores de una cultura de elite, que no sería más que una
justificación para apoderarse de los recursos naturales de un lugar, que por lo demás
incluiría a los habitantes occidentales, donde para Coronil el occidentalismo es el:
Jemmy Button
En la novela Jemmy Button, escrita por Benjamin Subercaseaux, que trata del rapto,
supuestamente no intencional, de cuatro indígenas de Tierra del Fuego (Isla Navarino:
entre Isla grande de Tierra del Fuego y Cabo de Hornos). Cuenta mediante una narración
ficcional (basada en el diario de viaje del capitán Robert Fitz-Roy) y lineal, mediante tres
libros: Los cachorros del hombre, La ruta inexplorada y El cabo de hornos no mira atrás.
Como ocurren las acciones y decisiones tomada por el capitán al momento, primero de
subir a bordo de la “Beagle” (ballena) varios indígenas y enseñarles el lenguaje inglés y
modales británicos de la época; posteriormente su viaje rumbo a Gran Bretaña y su
educación en ese lugar y terminando con el retorno de los tres sobrevivientes a su tierra
natal, esas eran sus intenciones iniciales ”he de procurar a esta gente una educación
conveniente; y después de dos o tres años los enviaré o llevaré yo mismo a su país con el
acopio posible de aquellos artículos más útiles y más adecuados para elevar la condición
de sus paisanos, que hoy por hoy, son apenas superiores a los brutos” (Subercaseaux
1965: 129)
La problemática inicial reside en la disyuntiva personal que enfrenta Fitz-Roy para tratar a
con este nuevo tipo de gente, de otro muy distinto del Yo británico, donde “(…) nos obliga
a una revisión perpetua de los conocimientos que poseemos sobre la criatura humana.
Conocimientos que (usted lo sabe mejor que yo) están íntimamente ligados a nuestras
creencias y filosofías de la existencia…”(1965: 165) que claramente se encontraba en
conflicto con la imperante en la época, donde la misión fundamental era el reconocer
geográficamente y geopolíticamente cada lugar del globo, describiendo y caracterizando
todo lo nuevo que se encontrase, es decir, expandir una mentalidad determinada, la del
imperio inglés a lo largo del globo.
Ocurre el viaje en 1826, donde el capitán tenía solamente veintitrés años, a las costas
más australes del planeta, con una misión netamente científica, el levantamiento
hidrográfico en Tierra del Fuego y Patagonia; se encontraba en auge la expansión del
imperio británico, las ciencias y religión, fuertemente difundidas por la Reina Victoria; en
resumen, se manifestaba el comienzo de la Revolución Industrial. Para lo anterior es
fundamental entender para qué se realizaban, desde hace años, este tipo de viaje.
Las dos coronas necesitaban explotar los recursos naturales de cada país, por lo que la
demanda de ciertos tipos era primordial, para lo anterior era necesario realizar un viaje
rápido y seguro. Se conocía ya el canal de Magallanes y dar la vuelta al globo, pero el
viaje era largo y poco seguro, la falta de agua, los motines, los hundimientos y naufragios,
la pérdida del material, entre otras cosas. Por lo que se necesitaban lugares donde recalar
para aprovisionarse y para explotar los recursos. uno de estos lugares era Tierra del
Fuego, que a pesar de saberse que existían habitantes en ese lugar, desde los viajes de
Magallanes, poco era lo que realmente se podía contar, algunos mitos, algunos
avistamientos, raptos y así sucesivamente, pero que existiera un contacto real y constante
a lo largo de los años, no. Ni siquiera puede percibirse un interés real por parte del
gobierno chileno de la época por expandirse más allá de Chiloé (19 de enero de 1826) y
el problema con algunos bienes que sufrían el impuesto del estanco, como el té ingles.
Además, se incluye otro razón en este viaje marítimo de los indígenas a Inglaterra, que
representa esta visión del Yo superior sobre ese Otro que debe ser o asimilado en
condición inferior o simplemente disuelto, “es el país al que pertenezco, el que posee los
valores más altos, cualesquiera que éstos sean, afirma el nacionalista (…)” (Todorov,
2005: 305), con esto quiero decir, que la idea de que Gran Bretaña era superior en todo
sentido es notoria, aunque Fitz-Roy acepta, gracias a la religión, a estos sujetos que son
extremadamente distintos, casi brutos como afirma, los tiene que llevar al otro lado del
mundo, donde está la cuna de la civilización moderna, y el progreso de los cuales ellos
están tan alejados.
El capitán creía firmemente en esta idea de seres distintos, “”mis boys no son fenómenos
Mr. Kempe, y si el tener una piel y unos rasgos diversos puede llamar la atención de los
que sólo reparan en el cuerpo, es algo que no preocupa a los que piensan en las almas.
Son hijos de Dios como todo en el mundo, Mr. Kempe.” (Subercaseaux, 1965: 130). Esta
apreciación de los sujetos indígenas entra en desunión con lo planteado con el mundo
científico, por la razón primordial de que los indígenas eran considerados como
infrahumanos, no se les podía comparar con la cosmovisión civilizadora inglesa. Para
Fitz-Roy el único medio de aceptación posible lo entrega la religión, pero hay que seguir lo
que ella plantea, primero evangelizar para poder aceptarlos no como sujetos iguales a mí
en su condición socio-económico o intelectual, sino que como hermano religioso que, aún
así, está subordinado a alguien superior, en este caso, el obispo inglés y Dios europeo.
Para soslayar este problema Robert se encamina por la visión religiosamente, sin apartar
su condición de buen inglés fiel a la corona, donde el puritanismo entrega soluciones
específicas. Como las que todos deben poseer una educación, ilustración y protección,
entregar respuestas religiosas frente a las problemáticas del hombre, ser buen lector de la
Biblia, entre muchas más. El capitán contaba con todas estas características, que se
encuentran enumeradas a lo largo del relato desde el momento de llevar un diario y
cuestionarse la condición humana hasta prohibir apuntar, pero si disparar, a los indígenas
que lo atacaban a él y su tripulación o el realizar una labor social.
Fitz-Roy integra a sus cuatro indígenas mediante la religión que le permite amar al otro,
como un igual, pero con ciertas diferencias, basta leer la carta que escribe a Benjamin
Bynoe, médico tripulante del Beagle, a la muerte de Boat; “Afortunadamente, si él no supo
de esas pequeñas cosas materiales, conoció en cambio algo mucho más importante: la
pureza de un afecto desinteresado, proveniente de un hombre de otra raza a quien él
también amó. Es una cosa tan escasa el cariño, Bynoe, que no me parece un precio muy
subido haberlo pagado con la muerte” (1965: 223), donde habla de la temprana muerte
del indígena por la viruela (sarampión), y haciendo claramente mención a su propia vida,
falta de cariño materna y paterna, la dura vida naval y la poca comprensión por parte de
sus camaradas marinos que lo veían como un ser distinto, llegando a afirmar que
prevenía de otro planeta.
Entre todo lo anterior y a modo de cierre se destaca el interés moral y religioso de Robert
Fitz-Roy, que va más allá, de cualquier ideal social y económico, es él quien financia su
segundo viaje de retorno, por educar y volver a sus tierras a los indígenas a quien tanto
amor tenia, “(…) es una obligación moral que me he impuesto. Pero, como usted dice…
Quizás si el hacerlo sería una mala acción.” (1965: 267). “Pero tú sabes, Jemmy que el
comandante te llevará de nuevo a tu hogar después de permanecer un tiempo en
Inglaterra, y cuando hayas aprendido allá cosas buenas para que se las enseñes a tu
gente, regresarás.” (1965: 168).
una nación (…) en la cual no hay ninguna especie de tráfico; ningún conocimiento de las
letras; ninguna conciencia de los números; ningún nombre de magistrado ni de
superioridad política; ninguna costumbre de servicio, de riqueza o de pobreza; ningún
contrato; ninguna sucesión; ninguna ocupación que no sea ociosa; ningún respeto de
parentesco sino el común; ninguna vestimenta; ninguna agricultura; ningún metal; no usan
del vino no del trigo. Las palabras mismas que significan mentira, la traición, el disimulo, la
avaricia, la envidia, la difamación (la maledicencia), el perdón, son inauditas (Todorov,
2005: 306)
El tema de la entrega de una identidad es distintivo en Fitz-Roy, los indígenas son
llevados a una escuela puritana, se visten como ingleses, llegando al punto de
confundirse con algunos, tal es el caso de Fuegia, quien se avergüenza de su antigua
forma de vida, queriendo simplemente ser reconocida como miss, o Jemmy quien vestía
siempre “guantes, el cabello pulcramente recortado y sentía mucho que se le manchara el
calzado, que procuraba conservar siempre bien lustroso” (Darwin, 2003:220). Es
necesario cambiarles la visión de las cosas, entregarles alguna utilidad a lo que hacen,
llevados incluso al absurdo como por ejemplo, cuando son vueltos a América, se les
entregan joyas, vasijas, porcelana, ropa, elementos no útiles en su grupo humano pero
que claramente sirven para distinguirse en el grupo en el que se encuentra, el inglés.
El texto original fue escrito en 1839, fecha posterior al encuentro con los indígenas de
Fitz-Roy, pero cabe señalar que Darwin los conoce en el segundo viaje, cuando el capitán
del Beagle los traía de vuelta para su tierra de origen, con el propósito de usarlos como
intermediarios en el proceso de evangelización.
Este diario describe una serie de animales y plantes que se encuentra en el momento del
viaje. Entre los lugares visitados está América del Sur, y es esta la parte que me interesa
para poder describir la situación histórica y los cronotopos para poder unirlas al resto de
los textos. Darwin en su viaje como naturalista, para quien la evolución (término nuevo
para la época pero que no analizaré por ser demasiado extenso y poco pertinente al
trabajo) de los seres vivos, incluido el ser humano, está determinado por la herencia
genética y no por influencia divina de algún tipo.
Me remitiré solamente al capítulo X, Tierra del Fuego, la razón es que en este capítulo se
habla de los indígenas propiamente tal, en el resto pasa a hacerse una descripción y
explicación de ciertos fenómenos, animales y lugares, que claramente responden al
cronotopo literario de la época, como lo es el modelo científico de realizar una descripción
de todo lo nuevo. Darwin es quien prosigue y realiza estas descripciones, como lo es la
medición de los animales, la descripción de sus acciones, la caracterización de su hábitat
o el accionar de los personajes típicos de los lugares como lo son los gauchos. Además
que este cronotopo literario está condicionado al cronotopo histórico, debido a su
condición de perpetuador del modelo inglés, para quien estos lugares eran asentamientos
de foqueros, exportadores de ganado, bases terrestres como lo es el caso de las islas
Malvinas (Falklands) o simplemente reducción religiosas (misiones cristianas, sólo
puritanas donde son convertidos al cristianismo los indígenas).
Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo, difunde el cronotopo literario, es
característico la descripción peyorativa del autor para los indígenas, haciendo salvedad
solamente algunas veces, cuando se refiere a los indígenas del norte y a los de más al
sur. Esta mentalidad responde en su medida a la idea del caballero inglés, un ser nobel y
lleno de valores, apto para todas las empresas que la corona exija, anteponiendo el bien
común antes que el propio, de cierta manera los dos sujetos más importantes del viaje
responden a esto, Charles Darwin y Robert Fitz-Roy, ambos funcionarios civiles y
militares de la corona inglesa. Además, hay otro factor el de la descripción de los sujetos
que se ven radica en el hecho de estar de moda la idea de la estética física del otro,
llegando incluso a no aceptarse por el caso de que “no fue de su agrado, en especial la
nariz; no era la nariz de un hombre capaz de resistir los rigores del viaje alrededor del
mundo” (Chapman, 2009: 17), comentario que hace el capitán del Beagle sobre su
naturalista, quien era un seguir “de la fisionomía, ciencia de moda en ese entonces”
(Chapman, 2009:18).
Entre otras cosas el cronotopo literario como se menciona con anterioridad responde a la
idea que se tiene del otro, en este caso, de otro completamente opuesto a los ideales del
tiempo histórico o como es el caso de una fisionomía distinta. Resumiendo ese Otro, es
tanto intelectual, social y físicamente diferente por lo que es necesario generar una
diferenciación entre el Yo que puede estudiarlo o que sirva como elemento de vínculo
para expandir la religión. Pero existe otra modalidad, como la es de relacionar a los
sujetos con el espacio en el cual viven, desde el comienzo de los textos que hablan sobre
el nuevo continente, siglo XVI, los lugares reciben una representación terrible o
despreciativa, y aún más si se vive en un lugar donde hay frios constantes, terribles
tormentas, cabos de la desolación, farellones de la muerte entro otros, o una ”masa
enmarañada de vegetación vigorosa mezclada con troncos y follaje secos me recordó los
bosques tropicales; pero había una diferencia, porque en estas mudas soledades la
Muerte y no la Vida parecía ser el espíritu predominante” (Darwin, 2003: 222), narración
que responde no la idea de un lugar bello, sino que lo opuesto, típico de los textos
románticos de la época, donde la muerte siempre está presente en la naturaleza
desconocida.
La idea que posee Darwin es clave, para él son unos cuantos naturales –paisanos- que
fueron retenidos como rehenes por el robo de un bote, y que uno de ellos fue cambiado
por un botón, lo cual cabe mencionar que puede ser falso. En esa época ningún oficial se
habría sacado un botón, además que no eran de nácar sino que de oro y por lo demás
Fitz-Roy no tenía intención de cambiar nada propio, se llevaban chucherías para tales
casos; el botón puede hacer una alusión a la pasión de los indígenas por el bolitas de
vidrio que se llevaban. Él utiliza una serie de adjetivos, peyorativos como se cita
anteriormente, para describirlos, cuestionándose una posible relación entre los ingleses y
ellos, ejemplo de esto son las siguientes citas:
“Tenían la piel de un sucio color cobrizo”. (Darwin, 2003: 218) o “cuando guerrean entre
sí, son caníbales. De dos testimonios concordes del todo, pero enteramente
independientes, (…), resulta probado con toda certeza que cuando en invierno los aprieta
el hambre matan y devoran a las ancianas de la tribu, antes que a sus perros (…) los
perros cogen nutrias, y las viejas no” (Darwin, 2003: 227) o “llegaron cuatro o cinco
hombres al borde de un acantilado a plomo que avanzaban sobre el mar; estaban
enteramente desnudos, y sus largas cabelleras les caían en desordenadas quedejas
sobre el rostro; empuñaban clavas nudosas, y saltando agitaban los brazos alrededor de
la cabeza y daban los alaridos más horribles que pueden salir de garganta humana”
(Darwin, 2003: 231) o “Siempre que partíamos de algún sitio solíamos decirnos unos a los
otros: <<¡Gracias a Dios que al fin vamos a vernos libres de esos desgraciados!>>. Pero
aun entonces llegaba a nuestros oídos el eco de su voz estentórea, que permitía
distinguir, a pesar de la gran distancia, la misma palabra: yammerschuner.” (Darwin, 2003:
239)
Conclusión
Los tres autores persiguen esta categorización suprema de cultura; Darwin es crítico
frente a la que considera como cultura inferior y bruta, Subercaseaux recrea un sus
palabras la identidad de un grupo étnico al que no pertenece pero que se identifica con el
otro, el inglés que es el difusor y la luz salvadora de la barbarie para estos indígenas y por
último, Chapman quien reconoce a ese Otro pero que no lo ve como un igual,
simplemente es distinto al Yo que ella representa.
Charles Darwin divide en dos este mundo, viejo y nuevo, donde todo lo nuevo presente en
el segundo tiene que ser medido y estudiado, a pesar de que se dé el caso de la
eliminación de ciertas cosas, “la fauna americana, (…) era primitiva y débil: <<Hasta los
animales muestran la misma inferioridad que los seres humanos. La fauna de América
incluye leones, tigres y cocodrilos, pero aunque en todos los demás aspectos son
similares a sus equivalentes del Viejo Mundo, son en todo más pequeños y débiles, y
menos poderosos que aquéllos>>” (Coronil, 1999: 28). Esto se ve reflejado en la
descripción que se hace los lugares y lugareños por parte de los autores, siempre son
más bajos, flacos, sucios, hediondos, y así sucesivamente, en comparación con los
europeos.
A diferencia de Darwin, Anne Chapman, como todos los europeos, caen en que “son
representados como agentes de la historia. Capaces de acción histórica, innovación y
autotransformacion, sus autoidentidades dialógicas se transforman constantemente en
terrenos históricos de expansión. Mediante la experiencia de dominar a otros y aprender
de sus culturas, los europeos aprenden sobre sí mismos y se tornan capaces de
relativizar su perspectiva” (Coronil, 1999:30), con esto afirmo que la autora transforma el
modelo de dominación por otro menos invasivo, recorre los territorios anexados
anteriormente para estudiar los últimos vestigios de la cultura original, transformando la
violencia en amor, la culpa en resolución, pero que aún se da la relación asimétrica entre
Señor y Siervo, es simple, ella pertenece al modelo europeo occidental hegemónico.
1. Chapman, Anne: Darwin en Tierra del Fuego. Argentina: Editorial Emecé, 2009.
2. Darwin, Charles: Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo. Madrid:
Editorial Espasa, 2003.
5. Todorov, Tzvetan: Nosotros y los otros. Méjico: Editorial Siglo XXI, 2005.
Bibliografía secundaria
7. Newman, John Henry: The idea of a University: Defined and Illustrated. Washington
Dc: Regnery, 1999.
9. Mery García, Jorge: Bicentenario del V.A. Robert Fitz-Roy. Archivo Histórico
Británico de Magallanes, 2009.
[http://www.britishhistoricalarchive.cl/Fitzroy/fitzroy.htm] 19 de Diciembre de 2009.