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Responsabilidad y San Pablo

RESPONSABILIDAD EN LOS ENS Y SAN PABLO


Canción de la Hermana Glenda (chilena): nos puede servir de tono para entrar en la
entrega que uno hace como persona, pareja y familia al comprometerse en alguna
responsabilidad en los ENS. Al enfrentar el temor a descuidar el trabajo, familia,
etc., y en otros casos a no saber si uno es capaz de desempeñarse bien en la tarea
encomendada.
Hemos querido en esta conferencia, aprovechando la proclamación del “Año
Paulino”, unir el tema de la responsabilidad y la llamada al servicio con la figura y el
mensaje de san Pablo. No se trata de un abordaje exhaustivo, sino de una
búsqueda de puntos de reflexión sobre ambos aspectos. Nos gustaría, con ello,
alcanzar tres objetivos: animar a la misión en el Movimiento, buscarle su sentido en
la vocación personal y animar a la formación de los matrimonios responsables.
« Con mucha frecuencia en el mundo, « responsabilidad » es sinónimo de
poder y de fuerza. Cuando Cristo lavó los pies a sus discípulos, nos mostró una
manera diferente de ejercer nuestra responsabilidad en los Equipos de Nuestra
Señora, poniéndonos al servicio de nuestros hermanos y hermanas. En los
Equipos, la responsabilidad es una invitación a un amor más grande, y todas las
responsabilidades son una llamada a servir ».1

1. EL EJEMPLO DE UN “ALMA DE DIAMANTE” 2

El papa Benedicto XVI proclamó en la basílica de San Pablo Extramuros, el “Año


Paulino”, dedicado a San Pablo, con motivo de los dos mil años del nacimiento del
Apóstol de los Gentiles. Ello nos brindará la ocasión para redescubrir la figura del
Apóstol y su mensaje.
Pablo se preparó y se formó en Jerusalén, junto a los mejores rabinos (cf. Hch
22,3) pero no cambió su vida hasta que tuvo el encuentro con el Señor (cf. Flp
3,12; 1 Cor 15,8). Esta experiencia nos da una pista genial para abordar la tarea de
la formación en la responsabilidad de los ENS.
En su epistolario, el “Apóstol de los gentiles” repite muchas veces que todo en su
vida es fruto de la iniciativa gratuita y misericordiosa de Dios (cf. 1Cor 15, 9-10; 2
Cor 4,1; Gal 1,15). Precisamente sabemos, por sus cartas, que no sabía hablar muy
bien, «su presencia física es pobre y su palabra despreciable» (2 Cor 10,10), decían
de él sus adversarios. Por tanto, los extraordinarios resultados apostólicos que pudo
conseguir no se deben atribuir a una brillante retórica o a refinadas estrategias
apologéticas y misioneras. El éxito de su apostolado depende, sobre todo, de su
compromiso personal al anunciar el Evangelio con total entrega a Cristo; entrega
que no temía peligros, dificultades ni persecuciones (Rm 8, 38-39). Así es creíble
un testigo.
Con sus cartas pretende acompañar, tratando de animar y orientar a las distintas
comunidades o personas a las que se dirigen. En este sentido supo entender de
forma magistral la responsabilidad ante la comunidad.
A lo largo de su vida puso el centro de la propia vida en Jesucristo y por dar
testimonio de Él murió en Roma. El padre Caffarel siempre resalta en sus textos la

1
ERI, Guía de los ENS, 2001.
2
SAN JUAN CRISÓSTOMO, Panegíricos 1,8.

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necesidad de que los responsables animen siempre a los equipistas a amar a
Cristo3. Y aquí es dónde él siempre tomaba a san Pablo como ejemplo con su frase:
“y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí” (Gal 2,20).
San Pablo nos mostró a lo largo de su vida cómo se consigue el premio de la
paciencia y se convirtió en el más grande modelo de perseverancia4. ¡Que el Señor
nos otorgue esta paciencia y perseverancia en nuestra responsabilidad de servicio!

2. RESPONSABILIDAD Y VOCACIÓN
San Pablo tiene conciencia de que es un “apóstol por vocación” (Rm 1,1), es decir,
no por auto-candidatura ni por encargo humano, sino solamente por llamada y
elección divina. En él vocación y servicio están unidos, de modo que lo uno sin lo
otro no tendrían sentido.
Dios que nos llamó a la existencia por amor, nos ha llamado al mismo tiempo al
amor. En este “por amor” encontramos el origen y el fundamento, lo recibido, el
don; la invitación “al amor” nos indica la finalidad que hemos de dar a nuestra vida
y a nuestras acciones, será la luz que guíe nuestro servicio, esto es, nuestra tarea.
Por lo tanto, el amor es “la vocación fundamental e innata de todo ser humano” (FC
11), es una llamada que pide una respuesta de cada uno de nosotros.
Así, la responsabilidad ejercida en el Movimiento, a modo de servicio siempre
estará inscrita en esta vocación. No puede entenderse al margen de ella. La
responsabilidad no es un mero trabajo, una actividad que implique simplemente
mejorar una estructura organizativa. Es mucho más, implica a nuestro ser personal
y conyugal, va transformando nuestra vida y la de muchos a los que servimos. De
ahí que nuestro fundador, el padre Caffarel, señalara que no se pueden olvidar los
aspectos de vocación y misión. “Los equipos tienen una vocación, la de ayudar a las
parejas a santificarse. Pero tienen también una misión dentro de la Iglesia”5.
Esta díada vocación-responsabilidad, llamada-respuesta, o bien don y tarea, marca
claramente un camino de búsqueda de algo más. Ese algo más sólo se puede ir
alcanzando mediante el don sincero de sí. Y eso mismo hizo Pablo al entregar su
propia vida por quien le había amado antes.
En esta entrega sincera que realizamos en el servicio, crecemos en lo personal, en
lo conyugal y en lo familiar, adquiriendo un carácter eclesial de mucho calado.
Veamos como este esquema dialógico de llamada y respuesta nos puede iluminar a
la hora de contemplar el tema de la responsabilidad.

2.a. LLAMADA
-¿Quién nos llama?
Aunque siempre existen intermediaros, es el Señor quien nos llama. No tendría
sentido un servicio que no procediera de un encuentro con Jesús, para que así
pudiera enviarnos a anunciar el Evangelio. Encuentro, envío y anuncio son las
piedras sobre las que se construye la casa del apóstol.

3
CAFFAREL, H., Editorial “Después de haber escuchado a Pablo VI”, Febrero 1968.
4
CLEMENTE ROMANO, A los corintios, 5.
5
CAFFAREL, H., El carisma fundacional, 1987.

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* Encuentro con Jesús: “¿Acaso no he visto yo a Jesús?” (1 Cor 9,1)


Pablo tuvo un encuentro determinante para su propia vida, “¿acaso no he visto yo a
Jesús?” (1 Cor 9,1), les escribe a los corintios. Jesús entró en su vida y le
transformó de perseguidor a apóstol. Este encuentro marcó el inicio de la misión:
Pablo ya no podía continuar viviendo como antes. “Este giro de su vida, esta
transformación de todo su ser no fue fruto de un proceso psicológico, de una
maduración o evolución intelectual y moral, sino que vino desde fuera: no fue el
fruto de su pensamiento, sino del encuentro con Jesucristo”.
También hoy Jesús entra en nuestras vidas, nos llama por nuestro nombre y nos
mira. “Esta llamada a la responsabilidad es, en primer lugar, una mirada de amor
de Dios sobre nuestro matrimonio, a pesar de nuestras debilidades, limitaciones e
incluso pecados”6.
En este sentido, Pablo reconoce su propia debilidad: “cuando soy débil, entonces es
cuando soy fuerte” (2 Cor 12, 10). Cuando reconocemos nuestra debilidad, cuando
ponemos toda nuestra confianza en el Señor, Él puede actuar a través nuestro
utilizando todos los dones que Él mismo nos ha infundido. Es entonces cuando
somos fuertes en el Señor.
Pablo se definirá explicitamente, en varias de sus cartas, como “apóstol por
voluntad de Dios” (2 Cor 1,1; Ef 1,1; Col 1,1) como queriendo subrayar que su
conversión no era el fruto de bonitos pensamientos, de reflexiones, sino el fruto de
una intervención divina. Él es quien nos elige para el servicio (1 Cor 15,9; 2 Cor 4,
1; Gal 1, 15).

* Hemos sido enviados: “¿Cómo predicarán si no son enviados?” (Rm 10,15)


Como responsables y llamados al servicio, también nosotros dirigimos esta mirada
hacia otros. Ante ellos somos embajadores y portadores de un mensaje. En cierto
modo, somos apóstoles.
Nuestra responsabilidad no se reduce sólo a realizar un oficio, una práctica que se
despache rápidamente, dirigida a mantener y alimentar toda una estructura.
Nuestra llamada es de un tipo particular, puesto que mira hacia una
“responsabilidad espiritual” que, como escribe el padre Tandonnet, “no se concibe si
no es recibida del Señor”7.

* Anuncio del Evangelio: “Ay de mí si no anuncio el Evangelio” (1 Cor 9,16)


Al igual que Pablo, escogido para el Evangelio de Dios (Rm 1,1), fundó nuevas
comunidades, nuestro anuncio puede generar nuevos y mejores equipos.
Ser responsable no es ni puede ser un título honorífico que nos haga destacar sobre
los demás. Es una diaconía, un servicio en el que empeñamos concreta, y a veces
dramáticamente, toda nuestra existencia. Diríamos que es otro “modo conyugal” de
darnos-de-sí.

6
ERI, La responsabilidad en los ENS, mayo 1993; END, “I tempi e i modi della chiamata”,
Sessione per CRS, Sassone 28.IX.2007.
7
ERI, La llamada al servicio en los ENS, 2004.

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Quienes habéis vivido esta experiencia del amor de Dios en la realización de un
servicio, estáis en mejores condiciones de dar la justa entonación a la llamada,
ayudando a nuevos matrimonios a que perciban los dones recibidos por medio de
vuestra responsabilidad.
Cada respuesta en equipo puede ser vista, de hecho, como la respuesta a estos
dones, la respuesta a la invitación de dejarse atravesar por la fuerza creadora del
Amor que tiende a ser donado a los demás. Así, se nos convierte en tarea. Don y
tarea están inmersos en la dinámica de la responsabilidad.

- ¿A qué nos llama?


La llamada a la responsabilidad es una llamada a un amor más grande: Amar más
al Señor, amar más a nuestros hermanos y hermanas, amar más al Movimiento y
amar más a la Iglesia.
Probablemente en nuestro encuentro con el Señor, nos preguntara personalmente:
¿Me amas? Como a Pedro, tras la pregunta sobre el amor (Jn 21,1-17), nos confía
una responsabilidad. Por ello, el servicio viene siempre debido a un amor previo
hacia quien queremos servir. Nunca sería algo ajeno a nuestra vocación al amor
que guía toda nuestra vida.
Del corazón que brotan manantiales de agua viva, brotan las palabras: ¿Me amas?
Debemos escuchar esta pregunta como algo clave en nuestro servicio. Es la
pregunta que puede permitir que nos sintamos humildes y, al mismo tiempo,
darnos confianza en nosotros mismos. La cuestión ya no es ¿qué metas te propones
alzanzar?, ni siquiera ¿ puedes presentar resultados concretos?, sino ¿amas a
Jesús?

2.b. LA RESPUESTA
A través de nuestra mirada el Señor mira a los demás. El don que hemos recibido
pide ahora ser entregado en una tarea. Todo ello teniendo en cuenta nuestra
libertad, que será la que ligue una con la otra, pues a la llamada podemos
responder o no.
El celo incondicional de Pablo se tradujo en una vida de entrega total al servicio de
Aquél a quien amaba. Trabajos, fatigas, padecimientos, privaciones, peligros de
muerte (1 Co 4,9-13; 2 Co 4,8s; 6,4-10; 11,23-27), nada cuenta a sus ojos con tal
de cumplir la tarea de que se siente responsable (1 Co 9,16s). Nada de eso puede
separarle del amor de Dios y de Cristo (Rm 8,35-39).
Pero este amor del Señor espera nuestra respuesta, la cual ha de ser:
a. DE AGRADECIMIENTO. Pablo está agradecido por este amor inmerecido y
que nunca falla, a él que es como “un aborto” (1 Cor 15,8); por el encuentro
personal que cambia nuestra vida.
b. DE ABANDONO. No todo depende de nosotros ni de nuestras fuerzas o
inteligencia. Pablo escribe a los filipenses que el Señor despierta y hace
crecer en nosotros los dones que nos ha confiado para compartirlos. “Todo lo
puedo con Aquel que me da fuerzas” (Flp 4,13).

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c. ABNEGACIÓN. Cuando el padre Caffarel hizo revisión en 1987 sobre lo que se
había entendido de modo insuficiente en los ENS señaló en primer lugar el
amor y la abnegación. Hablando a jóvenes parejas dijo: “Les recordé que
Cristo da el amor y la abnegación, que son los medios para caminar hacia la
perfección. Dios quiere la perfección del cristiano y de la pareja, quiere que
se hagan perfectos a través de la fidelidad al amor y por la abnegación. Es
decir, que cada uno, olvidándose de sí mismo, se dé al otro. Amor y
abnegación son las dos caras de la misma medalla. No hay amor sin
abnegación, y una abnegación que no nace del amor es una abnegación que
no se puede practicar ni mantener”.
“Pensando en todo ello comprendí que Dios había inventado el matrimonio
como gran medio para favorecer el amor y para desarrollar la abnegación.
También comprendí que no debía situar la abnegación al lado del amor, que
la verdadera abnegación es imponerse no dejar nunca de amar, vivir siempre
en una actitud de “para ti” y no en una actitud de “para mí””.
“Para caminar en las rutas de la santidad el Señor nos ha dado dos medios:
el amor y la abnegación. No estoy seguro de que esto se haya entendido
muy bien en los Equipos de Nuestra Señora; el matrimonio como gran medio
de amor y de abnegación, y medio de abnegación precisamente para hacer
posible el amor” 8.
d. FIEL A LA VOCACIÓN. La segunda Carta a Timoteo es una ardiente y
apasionada invitación a la fidelidad: fidelidad a la doctrina en tiempos de
confusión; fidelidad al Espíritu en tiempos de mediocridad; fidelidad al
ministerio en tiempo de fácil dejación de responsabilidades. En una palabra,
llevar adelante nuestro servicio es ser fieles a nuestra vocación.
Pablo recuerda a su discípulo, nos recuerda a todos, que la fidelidad a la
vocación es “un hermoso combate” para crecer en la fe. Y resalta que para
esta lucha “no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de
fortaleza, de amor y de templanza” (2 Tim 1,7).

3. ¿QUÉ SE BUSCA CON EL SERVICIO?


El padre Caffarel aplicó al hogar cristiano la triple división aplicada tradicionalmente
a la función del Espíritu Santo: principio de vida, principio de unidad y principio de
crecimiento9. Por tanto, con más motivo puede ser aplicado al hogar responsable.

3.a. SER PRINCIPIO DE VIDA: “Da vida a todas las cosas” (1 Tim 6,13)
El Espíritu Santo, introduciéndonos en la vida filial de Cristo, renueva en nuestros
corazones la fuente de la caridad; “esta caridad se introduce en el corazón de los
miembros del hogar y transforma, diviniza todos los amores familiares: el amor
conyugal, el amor de los padres, el amor filial, el amor fraterno”10.
Se trata de animar, de dar el alma, que no es más que mirar con amor a los que
tenemos que servir; promocionar al otro sacando lo mejor de cada uno; es ser
8
CAFFAREL, H., El carisma fundacional, 1987.
9
LAFFITE, J., Matrimonio y familia: realidad natural y evento de gracia, Communio (ed. esp.) 6
(2007), 11-28.
10
CAFFAREL, H., Le mariage, ce grand sacrament, en Cahiers de l’Anneau d’Or 117-118 (mayo-
agosto 1964) 261.

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fecundos y dar vida; es preocuparse por la formación de las personas del
Movimiento y por la difusión del mismo.

3.b. SER PRINCIPIO DE UNIDAD: “Un solo cuerpo y un solo Espíritu” (Ef 4,3-4)
El Espíritu Santo construye invisiblemente la unidad visible de la familia. Para el
padre Caffarel, “un matrimonio unido es una obra maestra del Espíritu Santo”11.
Pablo escribe a los gálatas que “ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni
hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gal 3,28). A los
efesios les recomienda que conserven la unidad del Espíritu: “Un solo cuerpo y un
solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados” (Ef 4,3-4).
El mejor modo como podemos extender esta unidad en los ENS es siendo fieles a la
Carta y al carisma fundacional.
El Apostol es Maestro de Fe y Verdad de las gentes de hoy. Fe y verdad son las
razones de la unidad entre el discípulo y Cristo. En la Carta a los Gálatas nos ha
dado una profesión de fe muy personal: su fe es la experiencia de ser amado por
Jesucristo en modo personal, llegándole hasta lo más íntimo y transformándole; su
fe es el impacto del amor de Dios en su corazón. Esta experiencia de ser amado
profundamente por Cristo le abrió los ojos a la verdad y la existencia humana, pues
esta experiencia lo abrazaba todo. Nunca sacrificó la verdad por ganar un éxito
externo.
Nuestro servicio ha de ser ejercido y vivido realmente en conformidad con Cristo.
Cada uno aportará lo mejor de su carisma (cf. 1 Cor 12,7), siendo lo importante
que todos los carismas cooperen juntos en la edificación (cf. 1 Cor 14,26) del
Movimiento y de la Iglesia, buscando siempre la unidad: “Un solo cuerpo y un solo
Espíritu” (Ef 4,3).

3.c. SER PRINCIPIO DE CRECIMIENTO: “Para el crecimiento y edificación en el


amor” (Ef 4,16)
Concebido como una acción eclesial y espiritual en el seno de la familia: el don del
Espíritu Santo que Cristo entregó a la Iglesia-Esposa la hace fecunda. Igualmente,
“en el hogar, el Espíritu de amor será principio de crecimiento, y por tanto de
crecimiento de la Iglesia en el hogar: porque es el lugar donde crece la Iglesia”12.
Todo responsable ha de tener como meta el crecimiento de las personas en el amor
y en la verdad.

4. ¿CÓMO EJERCER LA RESPONSABILIDAD?


La forma de ejercer la responsabilidad en los ENS, se inspira en el modelo único, el
de Cristo. ¿Y cómo Cristo ejercía su influencia? Con actitudes de escucha, de
acogida, de devoción, de gratuidad y fervor de corazón.
Seguiremos en este punto la Segunda Carta de san Pablo a Timoteo13, tratando de
extraer algunas consecuencias para nuestra responsabilidad como matrimonios en
diaconía. Esta carta la dirige a Timoteo, un presbítero que recibe la responsabilidad
11
Ibid., 220.
12
Ibid., 221.
13
CRESPO HIDALGO, A., “Querido Timoteo…reaviva el carisma que hay en ti”, Málaga 2008
(pendiente de publicación).

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de guiar a otros por el camino del evangelio cuando él mismo necesita ser
sostenido, reforzado y consolado.
A Timoteo le unía una cálida amistad, por eso le llama “hijo querido” (1 Cor 4,17; 2
Tim 1,2). Pablo exhorta al joven discípulo para que progrese en santidad: “reaviva
el carisma de Dios que está en ti” (2 Tim 1,6).

4.a. ACOMPAÑAMIENTO. “Así sabréis discernir, lo que más convenga” (Flp 1,10)
Pablo recomienda a los cristianos el discernimiento de lo que en concreto Dios
quiere de ellos en cada situación: “Así sabréis discernir, lo que más convenga” (Flp
1,10).
En este acompañamiento Pablo indica a los romanos que no se acomoden al mundo
presente, “antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de
forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo
perfecto” (Rm 12,2).
La vida de todo cristiano, y por ende de todo responsable del Movimiento, es un
camino, un itinerario de respuesta a una llamada constante de plenitud en Cristo;
es un combate por vivir lo que somos, fidelidad a una vocación específica. En
resumen, es un camino progresivo hacia la perfección en el seno del Movimiento:
“llegar a ser adulto en Cristo” (Ef 4,13).

4.b. AYUDA MUTUA. “Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas” (Gal 6,2)
Cada equipista es “acompañado” y es “acompañante” en este camino de perfección,
entendiéndolo más como una ayuda fraterna: aquella que se presta en la
convivencia, en el encuentro personal, en la visita, en la palabra confortadora14. De
forma insistente, el padre Caffarel recomienda a los responsables a hacer del
Equipo un “resurgimiento de la caridad”, esto es, del amor fraterno.
Esta relación de amistad está presente en las relaciones de Pablo y Timoteo, y lo
debe estar entre los miembros del equipo. Así, este valor de amistad es un valor de
acompañamiento mutuo en el crecimiento de lo mejor de sí, camino hacia la
santidad.

4.c. GUIADOS POR EL ESPÍRITU (Gal 5,18)


En nuestra responsabilidad hemos de caminar como hijos de la luz, siendo reflejo
de esta luz para otros matrimonios más necesitados, como Pablo señala a los
efesios: “ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz” (Ef 5, 8).
Es un camino en el seguimiento de Jesús, bajo la guía del Espíritu: “todos los que
se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios” (Rm 8,14). Dejándonos
conducir por el Espíritu, nuestras obras serán según el Espíritu (cf. Gal 5,25).
Pablo reflexiona sobre el Espíritu mostrando su influjo no solamente sobre el actuar
del cristiano, sino sobre su mismo ser. De hecho, dice que el Espíritu de Dios habita
en nosotros (cf. Rm 8,9; 1 Cor 3,16) y que “Dios envió a nuestros corazones el
Espíritu de su Hijo” (Gal 4,6). Para Pablo, por tanto, el Espíritu nos penetra hasta
nuestras profundidades personales más íntimas. Por ello, el matrimonio
responsable, incluso antes de actuar, posee ya una interioridad rica y fecunda, que
le ha sido entregada en los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación.

14
Cf. Ibíd.

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Y si a la hora de actuar tenemos dudas y miedos, tal y como Pablo insiste a los
romanos, “el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza” (Rm 8,26).
Otro aspecto típico del Espíritu que nos ha enseñado san Pablo es su relación con el
amor. El apóstol escribe así: “la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rm
5,5). Uno de sus frutos es el amor (cf. Gal 5,22), por lo que, como veremos, el
Espíritu es ante todo creador de comunión.

4.c. EN COLEGIALIDAD. “Se reunieron entonces los apóstoles y presbíteros para


tratar este asunto” (Hch 15, 6)
Debe quedar claro que la llamada no es una cuestión privada, algo que sólo
incumbe al hogar responsable, sino que se comparte en colegialidad con el resto del
equipo responsable, cada uno a su nivel, de modo que se produzca un
“discernimiento comunitario”15. Es la comunidad, unida en el Espíritu e inspirada por
Él, quien decide aquello que es lo más apropiado para el bien de todos.
Tiene que existir una puesta en común de los dones diversos y complementarios
que el Espíritu ha concedido a cada uno, en una búsqueda común de la verdad en
un encuentro en profundidad entre nosotros. Va mucho más allá de nuestras
posibilidades, no puede ser más que fruto y don del Espíritu y tarea nuestra.
La lectura de los Hechos de los Apóstoles nos ofrece diversos ejemplos de este
ejercicio de colegialidad, aunque entre todos ellos el más elocuente es el que se
presente en el Concilio de Jerusalén, donde estaba presente Pablo (Hch 15).

5. ¿CÓMO PREPARARSE PARA ELLA?


Hemos comentado que el servicio es un camino que no puede ser diferente o al
margen de nuestra propia vocación. Ya no es prepararse para un cometido ajeno a
nuestro propio crecimiento y que tengamos que insertar de una manera forzada en
nuestra vida. Aunque no lo parezca, debe “respirar naturalidad”.
Nuestra preparación al servicio, pues, ha de ser integral:
- En el plano personal y conyugal.
- En el plano espiritual, profundizando en la fe y no separándola de la vida,
en la que destacamos tres acciones:
o Dialogar durante el deber de sentarse, ya que la responsabilidad es
del matrimonio.
o Orar con mayor intensidad. La oración contemplativa nos ayuda a
profundizar en el conocimiento de que ya somos libres, de que
hemos encontrado un lugar en el que permanecer, de que ya
pertenecemos a Dios, incluso cuando todo y todos a nuestro
alrededor parecen sugerirnos lo contrario. Así, viviremos
constantentemente en la presencia del Uno que no deja de
preguntarnos: “¿Me amas?”.
o Nutrirse de la Palabra de Dios y de los Sacramentos para perseverar
en la misión confiada por el Señor.
15
Cf. ERI, El Ejercicio de la Colegialidad en los Equipos de Nuestra Señora, 2000.

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- En el plano funcional:
o Informarse para conocer el Movimiento y sus distintos niveles de
responsabilidad.
o Hacer el perfil de su misión: Pablo reconoce cuál es su
responsabilidad diaria: la preocupación por todas sus iglesias (Cf. 2
Cor 11,28).
o Dejarse ayudar: construir un equipo complementario con talentos y
habilidades diferentes para trabajar colegiadamente.
- En el plano formativo:
Sesiones de formación como apuesta de futuro. “La formación es una
apuesta para el porvenir del Movimiento y para su unidad. A todos los
niveles del Movimiento, la formación es indispensable, formación de los
animadores en el plan pedagógico (animación, reuniones, esfuerzos,
formación en el carisma del Movimiento, formación en la responsabilidad.
[…], formación de las nuevas parejas regionales al inicio de su mandato,
formación a recibir y a transmitir, formación por la participación de
experiencias, formación en las regiones ligadas directamente al ERI y a
los sectores aislados”16.
El contenido fundamental de esta sesión de formación incluirá el espíritu
de compromiso, conocimiento del Movimiento, conocimiento de los textos
importantes del Movimiento, hacer propios su carisma y su pedagogía,
clarificación de la espiritualidad conyugal y la especificación de las
responsabilidades propias.
Una formación (sobre la que estamos trabajando en el Equipo Satélite de
Formación hasta el 2012) que no puede ser académica sino vivencial, que
busca sacar toda la riqueza de los encuentros interpersonales de los que
somos privilegiados. Ya Pablo advierte a los corintios que "la letra mata,
mas el Espíritu da vida” (2 Cor 3, 5-6), por ello no debemos separar lo
que en nuestra propia vida no está separado.

6. FRUTOS DE ESTA RESPONSABILIDAD

a) El amor y la comunión: “Un estímulo de amor, una comunión en el Espíritu” (Flp 2,1)
Es sumamente significativo que Pablo, cuando enumera los diferentes elementos de
los frutos del Espíritu, menciona en primer lugar el amor: “El fruto del Espíritu es
amor, alegría, paz,…” (Gal 5,22). Y, dado que por definición el amor une, el Espíritu
es ante todo creador de comunión dentro de la comunidad cristiana (cf. 2 Cor 13,13).
Así, amor y comunión han de ser los primeros frutos de nuestro servicio y
responsabilidad.
Después de que la responsabilidad nos haya enseñado a vivir la comunión dentro del
Movimiento, podremos ser agentes de comunión en el seno de la Iglesia.17 Por ello,
los equipos responsables han de ser un lugar de comunión más que de colaboración.

16
Reunión del Colegio del ERI, Houston 2002.
17
ERI, La responsabilidad en los ENS, 1993.

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b) El espíritu misionero: “Somos, pues, embajadores de Cristo” (2 Cor 5,20)
Tener espíritu misionero es mantener siempre la inquietud de "ir más lejos", de
buscar vías nuevas que nos acerquen a otros hogares, otros ambientes, otros países.
En esto, Pablo es un modelo incansable. Viajó por Antioquía de Siria, Chipre, Pisidia,
Licaonia, Galacia, Éfeso, Filipos, Tesalónica, Corintio, Berea, Atenas, Mileto, hasta
Roma. Incluso en un pasaje de la Carta a los Romanos (Cf. 15,24.28) refleja su
propósito de llegar hasta España.
Pero este “ir más lejos” no sólo es en sentido espacial, sino existencialmente,
acercándonos a aquellos que más nos necesitan: los jóvenes, los mayores, los heridos
del amor, los que se desesperan, los que se sienten débiles, los que necesitan ver un
matrimonio que se ama y que ama gratuitamente, para creer en el amor de Dios.

c) La construcción del Reino de Dios: “Predicaba el Reino de Dios” (Hch 28,31)


No olvidemos nunca que nuestra responsabilidad dentro del Movimiento es un servicio
que contribuye a la construcción del Reino de Dios, en la medida en que la ejercemos
en Iglesia y en comunión con la Iglesia, apoyándonos en el carisma y en la
especificidad de nuestro Movimiento.
Así nos lo recuerda El Segundo Aliento al referir que: “el don que el Movimiento
tiene que ofrecer a la Iglesia y al mundo consiste en participar en la construcción
del Reino de Dios a partir de la nueva imagen del matrimonio cristiano”18.
Y concluyendo este punto con las palabras del padre Caffarel: “No podemos
situarnos frente al Movimiento como el inquilino frente al propietario o el empleado
frente al patrono. Debemos sentirnos miembros de un «todo», responsables de
«todo», solidarios con todos” (…) “Un Movimiento vivo es un Movimiento que está
construyéndose cada día, gracias a la acción de cada uno de sus miembros” (…)
“¡Un Movimiento se desliza hacia la muerte cuando sus miembros dejan la
mentalidad de constructores por una mentalidad de inquilinos!”19
Que podamos decir durante y después de nuestro servicio en el Movimiento:
“’Nuestro corazón se ha dilatado? (“ Cor 6,11). Del mismo modo que el calor dilata los
cuerpos, así también la caridad tiene un poder dilatador, pues se trata de una virtud
cálida y ardiente. Esta caridad es la abría la boca de pablo y dilataba su corazón (…).
Nada encontraríamos más dilatado que el corazón de Pablo, el cual, como un
enamorado, estrechaba a todos los creyentes con el fuerte abrazo de su amor, sin
que por ello se dividiera o debilitara ese amor, sino que se mantenía íntegro en cada
uno de ellos. Y ello no debe admirarnos, ya que este amor no sólo abarcaba a los
creyentes, sino que en su corazón tenían también cabida los infieles de todo el
mundo”20
Que Dios nos de las fuerzas para seguir construyendo puentes hacia los demás y
contribuir a la construcción de la “Casa de los Equipos”, con nuestra acción y oración.

18
ENS, El Segundo Aliento, 1988.
19
CAFFAREL, H., Editorial “Constructores o inquilinos”, Febrero 1966.
20
JUAN CRISÓSTOMO, Hom. 2 Cor., 13.

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CUESTIONES PARA REFLEXIONAR


* Servicio-vocación
San Pablo se presenta a los romanos como “apóstol por vocación” (Rm 1,1).
¿Qué aspectos nuevos puede aportar entender el servicio dentro de nuestra misma
vocación al amor en el matrimonio?

* Servicio-Acompañamiento
Desde la propia experiencia, Pablo grita: “Todo lo puedo en Aquel que me conforta”
(Flp 4,13)
¿Qué nos dice esta frase en nuestra responsabilidad? ¿La he pronunciado yo en algún
momento de mi vida?

* Servicio-Guiados por el Espíritu


El Espíritu orienta nuestra vida hacia los grandes valores del amor, de la alegría, de
la comunión y de la esperanza
¿Guiamos nuestra responsabilidad iluminados por el Espíritu?

* Servicio-Anuncio
Exclama Pablo: “Pobre de mi si no anunciara el Evangelio” (1 Cor 9,16). El Espíritu
mueve los corazones de los apóstoles y misioneros de toda la historia.
¿Nos sentimos enviados por el Espíritu para ser testigos valientes del Evangelio de
Jesucristo en estos tiempos difíciles?

* Servicio-Unidad
Pablo nos recomienda: “que viváis de una manera digna la vocación con que habéis
sido llamados, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a
otros por amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo
de la paz. Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a la que
habéis sido llamados” (Ef 4,1-4).
¿Me siento miembro de la Iglesia, Cuerpo de Cristo? ¿Soy creador de comunión en los
ámbitos de responsabilidad que estoy? ¿Soy agente de unidad en mi equipo de
responsabilidad?

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 La responsabilidad en los Equipos de Nuestra Señora, ERI, 1993


 Guía de los Equipos de Nuestra Señora, ERI 2001
 Resumen de la reunión del Colegio/ERI de Houston 2001
 El ejercicio de la colegialidad en los ENS, ERI 2002
 La llamada al servicio en los Equipos de Nuestra Señora, ERI 2004
 Guia de la pareja Regional. Equipo satélite de formación. Junio 2005
 Los Equipos de Nuestra Señora, Jean y Annick Allemand, 1988
 Guía de funcionamiento para los sectores y la Región, Región Canadá, mayo 1995
 El hogar Responsable Regional, Súper Región Francia Luxemburgo-Suiza
 Las Responsabilidades de los Equipos de Nuestra Señora, Brasil 2000

o (Hch 22,3) «Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad,
instruido a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres;
estaba lleno de celo por Dios, como lo estáis todos vosotros el día de hoy»
o (Flp 3,12) No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi
carrera para alcanzarlo, como Cristo Jesús me alcanzó a mí
o 1Cor 15,8 Y en último término se me apareció también a mí, que soy como un aborto.
o 1Cor 15, 9-10 Pues yo soy el último de los apóstoles: indigno del nombre de apóstol, por
haber perseguido a la iglesia de Dios. Mas, por la gracia de Dios, soy lo que soy; y la
gracia de Dios no ha sido estéril en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos.
Pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.
o 2 Cor 4, 1 Por esto, misericordiosamente investidos de este ministerio, no
desfallecemos.
o Gal 1, 15 Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por
su gracia, …
o 2 Cor 10, 10 Porque se dice que las cartas son severas y fuertes, mientras que la
presencia del cuerpo es pobre y la palabra despreciable.
o Rom 8, 38-39 Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los
principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni
otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús
Señor nuestro.
o Rm 1,1 Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación, escogido para el Evangelio de
Dios,
o 1 Cor 1,1 Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios,
o 1 Cor 9,1 ¿No soy yo libre? ¿No soy yo apóstol? ¿Acaso no he visto yo a Jesús, Señor
nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?
o 1 Cor 9,1 ¿No soy yo libre? ¿No soy yo apóstol? ¿Acaso no he visto yo a Jesús, Señor
nuestro?¿No sois vosotros mi obra en el Señor?
o 2 Co 12, 10 Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades,
en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando soy débil,
entonces es cuando soy fuerte.
o 2 Cor 1,1 Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y Timoteo, el hermano, a la
iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya;
o Ef 1,1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo
Jesús.
o Col 1,1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y Timoteo el hermano,
o 1 Cor 15,9; Pues yo soy el último de los apóstoles: indigno del nombre de apóstol, por
haber perseguido a la iglesia de Dios.

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o 2 Cor 4, 1; Por esto, misericordiosamente investidos de este ministerio, no
desfallecemos.
o Gal 1, 15 Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por
su gracia, …
o Gal 2,20 “y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Esta vida en la carne, la vivo en la
fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
o Rm 1,1 Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación, escogido para el Evangelio de
Dios,
o Rm 5,5 y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.
o Jn 21,1-17Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me
amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús:
«Apacienta mis corderos.» 16 Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me
amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis
ovejas.» 17 Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro
de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo;
tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas
o 1 Cor 15,8 Y en último término se me apareció también a mí, que soy como un aborto.
o Gal 1,16 revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin
pedir consejo a hombre alguno,
o Flp 4,13 Todo lo puedo con Aquel que me da fuerzas.
o 2 Cor 11,28? Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por
todas las iglesias.
o 2 Cor 13,13La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu
Santo sean con todos vosotros
o Rm 15,24.2824 cuando me dirija a España, … Así que, una vez terminado este asunto, y
entregado oficialmente el fruto de la colecta, partiré para España, pasando por vosotros.
o Gal 3,28 ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos
vosotros sois uno en Cristo Jesús.
o Col 2,7; arraigados y edificados en él; apoyados en la fe, tal como se os enseñó,
rebosando en agradecimient
o Ef 4,3-4 poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. 4
Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados.
o 1 Cor 12,7 A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común.
o 1 Cor 14,26 ¿Qué concluir, hermanos? Cuando os reunís, cada cual puede tener un
salmo, una instrucción, una revelación, un discurso en lenguas, una interpretación; pero
que todo sea para edificación.
o Rm 12,2 Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la
renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios:
lo bueno, lo agradable, lo perfecto.
o Rm 8,14 En efecto, todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
o Ef 5, 8-10 Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Vivid
como hijos de la luz; 9 pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad.
10 Examinad qué es lo que agrada al Señor,
o Gal 2,20 “y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Esta vida en la carne, la vivo en la
fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
o 2 Tim 1,6 “Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la
imposición de mis manos…”
o Flp 1,10 con que podáis aquilatar lo mejor, y llegar limpios y sin tropiezo al Día de Cristo,
o Gal 5,25 Si vivimos por el Espíritu, sigamos también al Espíritu.
o 2 Tim 1,7 Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza,
de caridad y de templanza
o Rm 8,9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el espíritu, ya que el Espíritu de
Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece;

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o 1 Cor 3,16 ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en
vosotros?
o Gal 4,6 Y, como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que
clama: ¡Abbá, Padre!
o Rm 8,26-27Y de igual manera, también el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza.
Pues nosotros no sabemos pedir como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos inefables, 27 y el que escruta los corazones conoce cuál es la
aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios
o Gal 5,22 En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad,
bondad, fidelidad,
o 2 Cor 1,22; y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el Espíritu en nuestros
corazones.
o 2 Cor 5,5; Y el que nos ha destinado a eso es Dios, el cual nos ha dado en arras el
Espíritu.
o Ef 1, 13-14 En él también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio
de vuestra salvación, y creído también en él, 52fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa, 14 que es prenda de nuestra herencia, para la redención del pueblo de su
posesión, para alabanza de su gloria.
o 2 Cor 3, 5-6) No que por nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos cosa alguna,
como propia nuestra, sino que nuestra capacidad viene de Dios, el cual nos capacitó
para ser ministros de una nueva alianza, no de la letra, sino del Espíritu, pues la letra
mata mas el Espíritu da vida.
o 2Cor 13,13 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu
Santo sean con todos vosotros

Flm 1,4 Doy gracias sin cesar a mi Dios, recordándote en mis


oraciones,
2 Tim 1,3 Doy gracias a Dios, a quien, como mis antepasados,
rindo culto con una conciencia pura, cuando continuamente,
noche y día, me acuerdo de ti en mis oraciones
1 Tim 1,12 Doy gracias a aquel que me revistió de fortaleza, a
Cristo Jesús, Señor nuestro, que me consideró digno de confianza
al colocarme en el ministerio
2 Tes 2,13 Nosotros, en cambio, debemos dar gracias en todo
tiempo a Dios por vosotros, hermanos, amados del Señor, porque
Dios os ha escogido desde el principio para la salvación mediante
la acción santificadora del Espíritu y la fe en la verdad.
1 Tim 6,13 Te recomiendo en la presencia de Dios, que da vida a
todas las cosas, y de Jesucristo, que ante Poncio Pilato rindió tan
hermoso testimonio
Ef 4,16 de quien todo el cuerpo recibe trabazón y cohesión por la
colaboración de los ligamentos, según la actividad propia de cada
miembro, para el crecimiento y edificación en el amor
Somos, pues, embajadores de Cristo,
2 Cor 5,20 Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios
exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os
suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!

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Responsabilidad y San Pablo
el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza

Hch 28,31 predicaba el Reino de Dios y enseñaba lo referente al


Señor Jesucristo con toda valentía, sin estorbo alguno

Flp 2,1 Así pues, si hay una exhortación en nombre de Cristo, un


estímulo de amor, una comunión en el Espíritu, una entrañable
misericordia,

Rm 10,15 Y ¿cómo predicarán si no son enviados? Como dice la


Escritura: ¡Cuán hermosos los pies de los que anuncian el bien!

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