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Loreley Gaffoglio

LA NACION

Unos 16.000 nuevos residentes permanentes y otros 67.000 pasantes diarios prometen desembarcar en la zona
ribereña del partido de Vicente López en los próximos tres años. Esa afluencia -pronosticada principalmente
desde la Capital- la atraerán los 800.000 metros cuadros repartidos entre 15 torres residenciales y de oficinas
actualmente en construcción en el partido.

Atento al nuevo trajín de tránsito que ese éxodo sumará, el partido de Vicente López comenzará la construcción
del primer tramo de un acceso aliviador y alternativo a la ya saturada Avenida del Libertador.

Esa avenida es la principal arteria de circulación para el tránsito suburbano, con el paso de 18.000 autos en las
horas pico. La obra, proyectada en tres etapas, tiene un costo total de $ 185 millones y será financiada por la
Dirección de Vialidad del Ministerio de Planificación Federal. Cada tramo demandará entre 10 y 12 meses de
obras. El primero, en proceso de adjudicación, estará listo en julio de 2010, y supone una inversión cercana a
los $ 54,8 millones.

Proyectada a escasos 150 metros del río, la traza, bautizada Vial Ribereño, data de 2004, pero la intención es
renombrarla Avenida Raúl Alfonsín.

Se trata, en realidad, de un trazado superpuesto al actual bulevar Vito Dumas, en el Paseo de la Costa, que
comenzará en la calle Laprida y se extenderá hasta Paraná, en La Lucila. En total, son cuatro kilómetros de una
arteria de doble mano, con dos carriles por sentido, cantero separador, forestación, amplias veredas, bicisendas
y espacios de estacionamiento a cada lado del vial. La circulación será de hasta 60 kilómetros por hora, habrá
rotondas de retome cada 200 metros y el grueso de la traza distará 300 metros de la Avenida del Libertador.

"Es un acceso que reclamaban los vecinos, ya que en las horas pico Libertador es un embudo. Los estudios de
impacto ambiental mostraron que el 50% de los autos que circulan por la avenida se queda en el partido, con lo
cual se imponía habilitar una vía alternativa", dijeron en la Secretaría de Obras Públicas municipal.

El municipio debió negociar con una decena clubes aglutinados entre Vicente López y Olivos -como el
Centro Naval, el Círculo Militar y el Náutico Bouchard, entre otros- para que le permitieran avanzar con el
segundo tramo del vial. Indefectiblemente, esa avenida surcará los dominios de muchos de ellos e
incluso a algunos los escindirá en dos.

"Llegamos a un acuerdo", dijeron en el municipio, gobernado desde 1987 por Enrique García (ex UCR).
"La mayoría de los clubes ostentaba una titularidad precaria de las tierras, sobre todo en los terrenos
ganados al río. Al ceder metros para el vial, se les dará la tenencia definitiva de las tierras, mientras no
las vendan. Caso contrario, volverán al Estado", explicaron en la municipalidad, que al momento trabaja
en la remoción de tierra y escombros.
El vial se conectará, además, con el Distribuidor Centenario, una rotonda alargada a la altura del hipermercado
Carrefour, para permitir el acceso del tránsito hacia Lugones y Cantilo y facilitar el ingreso en el megaproyecto
Al Río, donde actualmente se construye un supermercado Sodimac. Allí también se levantarán cuatro torres de
oficinas y viviendas, un estadio cubierto para 15.000 personas y el shopping más grande del país.

A un costo de $ 22 millones, el distribuidor, cuyas obras comenzarán en noviembre y durarán seis meses, será
solventado íntegramente por el empresario Carlos de Narváez, de Ribera Desarrollos, factótum del
emprendimiento inmobiliario. La desarrolladora comprometió esa inversión, junto con otras, a manera de canon
por el usufructo por 30 años de parcelas de dominio municipal y provincial, donde se levanta parte de su
emprendimiento.

La opinión de los vecinos

Vecinos de Vicente López le cuestionan al municipio que el vial se erija en uno de los pocos espacios verdes
disponibles (en el actual Paseo de la Costa). Objetan, además, que tomaron conocimiento del proyecto tan sólo
días atrás, a través de un folleto que acompañó las facturas de ABL.

"A los vecinos nos deberían haber consultado mediante una audiencia pública", se quejó Diego Malanij, de la
Agrupación Intervecinal Puerto de Olivos (AIPO). "La traza es sólo un parche, que corre el nudo de tránsito 15
cuadras. Además, resulta ser un doble embudo con sus extremos ya colapsados, casi ciegos", argumentó.

Carlos Lebrero, el arquitecto que realizó, en 2007, el estudio de impacto ambiental, afirmó que la obra fue
evaluada "desde la perspectiva excluyente de que el vial sirviera como un acceso recreativo a la costanera y no
como un aliviador a Libertador. Ello desvirtúa su función original". Aclaró que en el estudio quedó consignada la
conveniencia de contar con mayor accesibilidad al río y de permitir que en el "enclave costero entre Libertador y
General Paz puedan desarrollarse áreas de encuentro y comerciales".

Vecina de Vicente López, Cristina Fragulia se mostró conforme. Opinó que la nueva arteria "descomprimirá la ya
intransitable Libertador". Pero manifestó dudas de poder ver los tres tramos finalizados en "plazos razonables".
Eduardo String, otro vecino, se opone a la obra. Argumentó que "no resuelve el problema del tránsito y anula un
espacio verde público".

Sin embargo, cuando LA NACION consultó a los conductores en la zona la mayoría dijo estar de acuerdo en
poder contar con un acceso alternativo a la Avenida del Libertador. "Vivo en Olivos y todas las mañanas pongo
música clásica en la radio para evadirme del estrés que es atravesar la congestión infernal en esa avenida",
sentenció Marcos Ruiz, quien sale y regresa a su hogar siempre en las horas pico. "Mi vida dentro del auto es
realmente un calvario", describió.

En tanto, el gobierno de la cuidad de Buenos Aires, a través de Sergio Levit, vocero del Ministerio de Desarrollo
Urbano, rehusó pronunciarse sobre el proyecto: "No opinamos sobre políticas adoptadas por otros distritos."

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