Fin de Semana entre Nativos e

Inmigrantes
Cada fin de semana nos juntamos en casa de mi madre para almorzar
en familia, el almuerzo transcurre sin gritos ni peleas. ¿En qué
estarán? Me surge la pregunta cuando, con la cámara digital,
aparecen mis sobrinas: “Mira, tío, hemos hecho un vídeo” y veo en la
pantallita una secuencia encadenada de fotos en las que sus
cantantes favoritos se presentan en concierto… “Lo voy a subir a
facebook”, dice la mayor, Antonia de 9 años. Me quedo atónito...
¡cómo voy a poder verlo? reacciono. “Tendré que enviarte una
invitación”. Y por la noche me agregó a sus contactos y pasé a ser un
miembro más de su comunidad virtual.
Ocurrida esta anécdota, recordé lo contado por una apoderada
donde le dieron de tarea a su hijo, copiar tres páginas de un libro.
Este ejemplo revela un cambio habitual, cultural y profundo que está
ocurriendo ante nuestros ojos, quizá sin que sin que nos percatemos
de su importancia. Hoy en día, nuestros alumnos y jóvenes están
aprendiendo de manera informal, por su cuenta, un conjunto de
habilidades y técnicas de acceso, manipulación y circulación de la
información, que muchos adultos ignoramos. Y que no hemos sido
capaces de adelantarnos en esta carrera de la tecnología, no nos
hemos adaptado aún, ni siquiera ocupamos esta herramienta como
un facilitador de aprendizaje, sino que lo vemos como una amenaza y
nos da miedo a intentar.
Se marca entonces la diferencia entre aquellos nativos digitales y
nosotros, los inmigrantes, que bien puesto están estos apodos, pues
nos sentimos tan afuera de este mundo que nos atemoriza
acercarnos a por lo menos intentar descubrirlo.
Ciertamente muchos hemos tratado de aprender de este sistema,
pero siempre quedamos con la sensación de que no lo dominamos lo
suficiente, como para poder ser maestros con nuestros nativos,
pasamos de un estado de coma cibernético y luego, al intentar
aprenderlo, a uno de convalecencia cuando queremos enseñar, es
por eso que cada vez que puedo me sumerjo en este mundo de
novedades, que no perdona si te quedas atrás.

Rodrigo Pavez Aravena.