Pettersen: Criado de la casa del Director Werle. Servicial y atento con los invitados.
Expresiones:
PETTERSEN. -Bueno, bueno pase entonces. (Abre la puerta.) Pero no se olvide usted de salir
PETTERSEN. - ¡Vamos, Jensen! Ya supondrá usted que soy yo el que convida. Creo que hay
que ser amable con la gente de posición cuando les ha ido mal.
PETTERSEN. - Está bien, señora. (La Señora Soerby y los dos señores pasan al salón y tuercen
JENSEN. -(Corriendo un sillón.) ¿Es verdad lo que dicen, de que hay algo entre ellos?
Ekdal, papá: Antiguo socio del Director Werle, pero por unos negocios ilegales, quedo en la
quiebra y fue encarcelado, se dedica a sacar copias en la misma oficina del Director, quien
supuestamente le paga más de lo que debe.
EKDAL. -Eso me han dicho en el portal, amigo. Pero Graaberg está aún ahí. Sea
amable,
EKDAL. -Ya lo sé. ¡Vaya! gracias, buen Pettersen. Gracias, viejo amigo. (Entre dientes.)
PETTERSEN. - Sí; pero después se dedicó a negocios de bosques o algo por el estilo. Dicen que
le hizo una mala pasada al señor en una ocasión. Los dos eran socios de la fábrica de Hoidal,
JENSEN. - ¿Quebró?
Señora Soerby: Nuevo amor del director Werle. Jovial, con dotes musicales, muy humana para
el trato con los demás.
SEÑORA SOERBY. - (A los invitados del salón.) ¡Pasen, señores! El que quiera un vaso de
SEÑORA SOERBY. - Sí, señor chambelán; aquí, en los dominios del señor Werle, está
prohibido.
Permitieron extralimitarse...
SEÑORA SOERBY. - En ningún sentido, chambelán Balle. (La mayor parte de los invitados se
SEÑORA SOERBY. - (Por lo bajo, al criado:) A ver si le da usted algo bueno, ¿eh?
SEÑORA SOERBY. - (Se acerca y dice a media voz:) ¿Se marcha usted ya, Ekdal?
HJALMAR. - Gracias.
EL DIRECTOR WERLE. - Sí, por desgracia, demasiado íntimo. Esa circunstancia me ha hecho
EL DIRECTOR WERLE. - Pero ¿no fue Ekdal el que dibujó el plano de los terrenos, el plano
falso? El fue quien dirigió la tala ilegal en el terreno del Estado. Sí, era él quien estaba al frente
me absolvieron.
EL DIRECTOR WERLE. - Una absolución es una absolución. ¿Por qué remueves antiguas
EL DIRECTOR WERLE. - ¿Que querías que hiciese yo por esa gente? Cuando se puso a Ekdal en
libertad, era un hombre quebrantado en absoluto, sin remedio. Hay en este mundo personas
que se hunden hasta el fondo apenas tienen un par de perdigones en el cuerpo, y no vuelven a
salir a la superficie. Debes creerme bajo palabra, Gregorio. He hecho todo lo posible. De hacer
más, me habría comprometido, dando ocasión a toda clase de sospechas y hablillas...
EL DIRECTOR WERLE. - ¿Te ríes? ¿No crees lo que te digo? Claro que nada de eso figura en mis
libros, porque vale más que no consten gastos de esa índole.
EL DIRECTOR WERLE. - Ya lo estás viendo, y aun así, dices que no he hecho nada por ellos. Te
aseguro que me han costado bastante caros.
EL DIRECTOR WERLE. - Sí, eso era de todo punto exacto; así se llamaba.
EL DIRECTOR WERLE. - (Sonríe, irónico, aunque con gesto forzado.) Realmente, ignoraba
que tuvieras un interés especial por nuestra antigua ama de llaves.
EL DIRECTOR WERLE. - ¿Qué estás hablando? (Con ira.) Supongo que no me aludirás a mí.
Gregorio: Hijo del director Werle, amigo de Hijalmar, vive en el extranjero, casi no visita a su
padre y lo cuestiona por la ayuda interesada que ha brindado a su amigo, por su relación con
su antigua ama de llaves, y por la forma en que hizo quebrar a la familia Ekdal.
GREGORIO. - ¿Cómo has podido consentir que esa familia se hundiera tan miserablemente?
GREGORIO. - A ellos me refiero. Hubo un tiempo en que el teniente Ekdal era íntimo amigo
tuyo.
GREGORIO. - (Con una fría sonrisa.) No; más vale que no se inscriban ciertos gastos.
GREGORIO. - Sé que fuiste tú quien se lo costeó, y también sé que fuiste quien tan
GRECORIO. - ¡Oh! tengo mis razones. Oye, dime: aquella época, cuando te ocupaste con tanto
desprendimiento del hijo de tu antiguo amigo, ¿no coincidió exactamente con su boda?
Hijalmar: Hijo de Ekdal, amigo de Gregorio, fue ayudado por el director Werle, se caso co la
antigua ama de llaves de los Werle.
HJALMAR. - ¡Hum! no creo que pueda decirse precisamente grueso; pero, eso sí, me
siento más viril que antes.
HJALMAR. - (Con gesto lúgubre.) Pero ¿y mi moral? Esa sí que ha cambiado Ya sabes cómo
su hundió todo para mí y para los míos desde que no nos vemos ...
HJALMAR. - Querido, más vale no hablar de ello. Mi pobre padre vive conmigo, como
es lógico. No tiene a nadie más en el mundo. Pero es tan doloroso para mí hablar de esas
cosas... ¿comprendes? Cuéntame, por tu parte, cómo te ha ido allá en la fábrica.
HJALMAR. - (Emocionado.) Gregorio, no sabes lo agradecido que te estoy por haberme
invitado a comer en casa de tu padre; eso me demuestra que ya no tienes nada contra mí.
HJALMAR. - A raíz del desastre. Y es natural... Faltó muy poco para que tu mismo padre se
nada...