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VILMA ARGUEDAS DE HELFER

HABLA SOBRE JOSE MARIA ARGUEDAS1


Por Walter Saavedra.
Mi impresión de él
es, primero, la de una niña,
después la de una joven y,
en otra época, la última,
justamente cuando él
escribió su libro póstumo,
ha sido la etapa en que
recién nos hemos conocido
los dos. Siempre todas sus
obras de él aluden a su vida
en algún momento y, por
esto, están impregnadas de
una forma de autobiografía.

Hay una cosa que


siempre nos ha llamado la atención y ha sido motivo de bastante
preocupación para mi papá2. Ahora ya no, porque él está muy anciano,
bastante deteriorado; pero en los primeros homenajes que le hacían a mi
tío, mi papá estaba tan mortificado por las cosas que se decían que yo tenía
que contenerlo porque se quería parar a desmentir cosas que se decían...
que incluso mi tío las había puesto en sus obras. Mi papá, siendo su
hermano mayor, decía:
1
El presente texto es el resultado de una entrevista y está editado, para presentarlo en forma de
testimonio, respetándose escrupulosamente todo lo dicho por Vilma Arguedas, solamente mis
intervenciones han sido eliminadas para darle más agilidad a la lectura del texto.
La entrevista a Vilma Arguedas fue realizada en su casa, el 16 de febrero de 1994, luego de conversar con
su esposo, Miguel Helfer Belliza. Helfer fue muy amigo de mi tío, Francisco Lobatto, más conocido
como “Pachequito”, y quien se reunía frecuentemente con Arguedas en el bar de la Viuda, junto con
algunos otros pescadores más y cuyas conversaciones eran grabadas por el escritor.
Después de tantas conversaciones con “Don José”, Pachequito se sorprendía por no ser mencionado en la
novela póstuma. Curiosamente, Arguedas menciona a un personaje cubano llamado “Pachequito” así
como también a otro a quién le decían “Chiqui” (como a su tan querido sobrino, hijo de Vilma) en el
Primer Diario de su obra póstuma. El Pachequito cubano tenía problemas con un ojo, mi tío Pachequito
tenía problemas en su mano izquierda, que no la podía cerrar. Claro que José María llamaba a mi tío
“Pancho” simplemente.
2
Arístides, hermano de José María.

1
- Si eso no era cierto.
- Papi -le decía yo-, ¿qué vamos a hacer si él mismo ha escrito
todo eso?
- ¡Pero eso es falso, es una mentira, es una falsedad!
- ¿Tú vas a estar desmintiendo a los que lo dicen?
- Pero eso es falso y me afecta a mí, a mi infancia; y no es cierto
que mi padre nos haya descuidado. Eso es una mentira.

Porque daba la impresión de que mi tío y mi papá hubieran vivido


una infancia paupérrima, sobre todo mi tío, criado ahí, en la cocina, que
dormía en una batea. Es completamente falso, eso nunca ha sido así, me
decía, nosotros hemos sido hijos de un abogado y, en ese tiempo, ser
abogado y ser juez no era poca cosa; era algo que le da un status; si bien es
cierto era a nivel de provincia. Ellos vivían de sitio en sitio.

Lo que es cierto es que el señor3 andaba por diferentes lugares con


sus dos hijos, y los dos hijos eran personalidades totalmente opuestas. Mi
tío, por un lado, era una persona hipersensible desde niño, la pérdida de la
madre lo afectó a él, mientras que mi papá fue un hombre muy fuerte que,
probablemente, se sintió muy querido por su padre. Y cada uno, frente a un
hecho idéntico, abordaba la vida de una manera distinta.

Recuerdo mucho, sobre todo, su primer aniversario. Fue en San


Marcos. Yo lo tuve que sostener y sujetar para que mi papá no se levantara.
El estaba indignado. Pasó el tiempo y dijo:

- Yo voy a escribir algo para poder clarificar todas esas mentiras.


- ¿Qué ganarás -le dije- con eso? Es simplemente hacer ver que
todo lo que dijo es mentira. Pero, ¿quién sabe? El sintió así pues,
tú tienes que entender a las personas. Una misma experiencia la
vivimos de diferente manera.

Pero, también, mi tío era muy fantasioso pues, y yo lo viví con él en


Chimbote. Una experiencia que, para mí, era una anécdota común y
corriente, para él era un hecho extraordinario. Yo pienso que estaba tan
ligado su espíritu novelesco con su vida privada que mezclaba las cosas,

3
Víctor Manuel Arguedas Arellano, padre de José María y Arístides.

2
porque yo entiendo que para ser escritor no todo es vida real ¿no? Hay
mucho de fantasía, mucho de ilusión, imaginación, que tiene todo ser
humano, que saben transmitirlo y saben darle un cauce. Pero, para nosotros,
los que no tenemos esas facilidades... nosotros vemos.

Por ejemplo, narraba una cosa que nos hacía mucha gracia: cuando él
fue a hacer esa novela4, estuvo con nosotros, no viviendo precisamente en
la casa, porque no había espacio suficiente, pero estaba buena parte del día
con nosotros. El vivía, si mal no recuerdo, en el Hotel San Felipe. Él, que
cambiaba de hoteles, buscaba aquellos que tuvieran mucho silencio para
poder dormir, porque su principal problema era el insomnio.

Yo, que en ese tiempo trabajaba en Chimbote, lo acompañaba a


diferentes pueblos jóvenes. Íbamos a diferentes lugares, como, por ejemplo,
a San Pedro, en la parte baja, frente a Laderas, más o menos, por el
Hospital del Seguro. Había unos aguateros... son unos hombres que con sus
burros cargaban agua en latas y la llevaban a los cerros para dotar de agua a
la población. Pues, a él le gustaba quedarse mirando allí... bueno yo lo
acompañaba... y él me decía:

- Mira, ¡este burro tiene una mirada! ¡El pobre debe estar triste,
debe sentir que trabaja tantas horas!

Y comenzaba a elucubrar una serie de ideas alrededor de lo que podría


estar sintiendo el burro. Yo estaba acostumbrada a verlos, pero él
comenzaba a fantasear acerca de lo que sentía el burro y de lo que pensaría
el burro y cosas así ¿no? El no sabía diferenciar dónde empezaba y dónde
terminaba la fantasía en su vida y en sus libros.

No se fue a vivir al cerro San Pedro. El iba mucho al cerro San Pedro
porque allí estaba el chanchero5. Lo visitaba. No recuerdo los nombres de
los personajes. Mi tío era una persona de acercarse mucho a la gente
humilde, y si veía a alguien con características de medio indígena, le
hablaba en quechua. Era su primer acercamiento: el quechua. Pero, ¿qué
pasa? en Ancash el quechua es distinto al quechua del sur. Entonces, la
gente se reía y no le querían contestar, [sino que] comenzaban a hablar en
4
El zorro de arriba y el zorro de abajo.
5
Gregorio Bazalar se llama el chanchero en la novela.

3
castellano.

Se acercaba de frente a la persona, en un tono de paridad (si se


quiere); él no era el señor, sino que buscaba una amistad. Había gente que
lo acogía muy bien. Él le preguntaba:

- ¿Qué haces? ¿Qué estás vendiendo? ¿Qué tal te va en tu


negocio? ¿Qué tal te va?

El chanchero lo acogía, lo
invitaba al té y todo. Lo hacía
pasar a su casa. Mi tío jamás
tuvo un reparo de sentarse, por
ejemplo, en el lugar más
humilde. Yo le he acompañado
a hacer varias visitas en el
cerro; en Villa María... lo
introduje en una casa de Villa
María porque él quería
comparar...

El, inicialmente, cuando va a


Chimbote a recoger datos para
un trabajo de la Universidad
Agraria... no estoy segura si
eran cuentos o algo relacionado
a lo cultural (llámese música),
de la gente proveniente de la sierra. Como yo trabajaba en una entidad que
tenía muchos contactos con Pueblos Jóvenes y conocía mucha gente de
esos lugares, le decía:

- Si quieres te llevo a diferentes lugares y te hago conocer a las


personas.

Por ejemplo, él conoció a la señora Fredesbinda. De ella sí me acuerdo.


Creo que la menciona en la novela. Esta señora me parece que era de la
sierra de La Libertad. La Sra. Fredesbinda vivía en Villa María. El
chanchero tenía dos mujeres y vivía con las dos en la misma casa. Había

4
una tácita comprensión entre las dos mujeres6. Vivía con los chanchos y
todo ahí. En ninguno de esos lugares había ni baño ni agua. Un día, estando
yo con mi tío en el hotel, llega la Sra. Fredesbinda con su hija (una niñita
pues curiosa, de ocho o nueve años); ésta comenzó a curiosear en todas las
habitaciones.

- Pasa, pasa -le dije-, ¿quieres conocer?


- Aquí hay un baño -le dijo mi tío-.
- Acá hay agua -dijo la niña-, mira, cae agua de la ducha.
- ¿Quieres bañarte? -le preguntó mi tío-.
- Ya pues -respondió ella.
- Entonces báñate. Para que veas que te puedes bañar rico, pues
el agua es tibia.

Le di toallas y todo. La niña se bañó. Le empapó todo el piso.

- No importa -dijo mi tío.

A nosotros no nos gustaría una cosa así. Nos incomodaría


probablemente. O sea, él era muy cálido. Era notablemente sencillo y le
encantaba si le podía dar una alegría a una gente humilde. Le gustaba
mucho acercarse a ese tipo de gente.

Había una paradita por la línea del tren 7. Unas mujeres, allí, vendían
un pescado frito (no sé si sería machete, no sé qué sería) que olía
horriblemente (seguro que era de un sabor fuerte). El se sentaba en los
muros y tomaba café con el fin de poder conversar, de tener un pretexto
para que las personas le cuenten sus vivencias. A veces a mí me
incomodaba un poco porque no me era fácil hacer eso. Yo no soy de
hacerlo, a pesar de que soy Asistenta Social. Mi forma de acercarme son
otras ¿no? es más profesional. En cambio, él no, buscaba la amistad:
acercarse, entenderse, compenetrarse. Buscaba que la gente confiara en él.
Y él también les contaba, les hablaba de cosas 8.

Entre los discursos de Moncada9 y los que figuran como de él en la

6
Precisamente así se le presenta en la novela póstuma.
7
El tren que iba a Huallanca, serranía ancashina.
8
Una de las características esenciales de la observación participante.
9
Ciriaco Moncada.

5
novela, hay diferencias, pero no tan distantes tampoco. Moncada había días
en que se vestía con un terno beige muy elegante, como había días en que
iba con los pantalones levantados y de la manera más estrafalaria. Él, en
medio de su locura, tenía mucha coherencia, hablaba de gente conocida en
Chimbote, hacía alusión s los Mohana10, los fulanos, o los menganos. Era
un hombre que, no sé, utilizaba su aparente locura para decir lo que quería.
No era un hombre disparatado y fuera de la realidad. En las cosas que él
dice hay bastante cercanía.

En una ocasión mi tío llegó con su Volkswagen 11, que lo había


chocado en la parte trasera.

- ¿Qué pasó? -le pregunté.


- ¿Sabes? -me respondió- yo venía siguiendo a uno de esos carros
cargadores, que no tienen carrocería sino sólo la plataforma, y
había un perro en ese carro. Nos hicimos amigos. El perro me
hacía señas. Yo le hacía señas al perro. Y nos entendimos. Pero,
no me di cuenta que el camión sobreparó y ¡pum! me estrellé12.

Esa era parte de su fantasía. Él se hizo amigo del perro y, por seguirlo, no
midió la distancia y chocó pues. A nosotros nos hacía mucha gracia eso.
Nos reíamos con mi esposo13. Otra cosa de él, muy simpática, es que era un
gran contador de chistes, excelentes, tenía un gran repertorio, pero también
era exagerado para hablar ¿no? Por ejemplo, los adjetivos que él usaba eran
en grado superlativo: « ¡He visto una mujer tan fea pero refea!», «Era un
patrón feo, gordito...». Cuando quería referirse a él, decía: « ¡Pero qué
refeo ese hombre!»,

Yo le noté, en ese tiempo, muy angustiado, tan angustiado, que lo


único que hacía era que nos acercáramos, que nos abrazáramos fuerte, sin
palabras... Yo tenía mucho temor que él hiciera un intento nuevo14 en
Chimbote. Y es algo que yo no lo he mencionado ¿verdad?, pero él pidió
un revólver a Nelly y ella se lo mandó, pero a mi casa. El paquete llegó, lo
10
En Chimbote se le conocía así simplemente: Mohana.
11
Mi tío, Pachequito, acostumbrada decir que era de color café con leche.
12
En el Museo de la Cultura, Arguedas acostumbraba tomar desayuno acompañado de un gallo llamado
Ponciano, que era cuidado por uno de los trabajadores del museo.
13
Miguel Helfer Belliza, a quien desde niño le decían «Cadete» y que fue pescador durante un tiempo en
Chimbote. Es quien presta su sobrenombre al personaje llamado “Cadete” que menciona Arguedas en “El zorro
de arriba y el zorro de abajo”.
14
De suicidarse.

6
abrí y Nelly me decía:

- Ve tú si se lo das o no, yo estoy cumpliendo lo que él me ha


indicado que le mande.

La explicación que él dio fue que, como caminaba a altas horas de la noche,
temía ser asaltado y necesitaba el revólver para protegerse. Yo no se lo di,
lo guardé porque lo veía muy angustiado15. Había días en que estaba
desesperado porque había perdido una parte de lo que tenía escrito y creo
que Sybila16 había tenido algo que ver en eso. No sé qué pasó, pero lo
notaba muy... como que tenía que volver a escribir toda una serie de notas.

A mí me parece que una parte de las contradicciones que él tenía era


porque, tal vez, notaba el mundo tan complejo y con situaciones sociales
tan difíciles que como que lo que él planteaba eran cosas muy utópicas...
porque, en los lugares donde él ha trabajado... era un hombre muy sano,
muy... con éxito, y esa honestidad... y ahora más que nunca ¿no? Seguro
que ahora... no sé qué hubiera hecho de ver todo lo que vivimos ahora.

Él vivía chocado con la picardía, con la clásica viveza. Los abusos,


los atropellos, son cosas que siempre le dolían. El sufría por cosas que
pasaban... Nosotros sabemos que pasa y, bueno, pues pasa… uno encuentra
sus mecanismos de defensa. Él era muy pobre para usar sus mecanismos de
defensa; él sufría por cosas que no tenían realmente por qué hacer sufrir.
No era mucho de hablar, pero sí de escribir. Por ejemplo, cuando él regresó
a Lima, me escribió una carta, no sé si la guardo por ahí, y me decía:
«Vilma, yo sé que recién nos hemos podido conocer esta vez. Yo sé que tú
me has comprendido. En los abrazos que tú me das yo sé que tú sientes lo
que estoy pasando. Yo me siento apreciado por ti. Eres una persona
enérgica, idéntica a tu padre, eres muy fuerte.» O sea, cosas que no me

15
Mi tío Pachequito me contaba que en las reuniones que tenían, él y otros pescadores con Arguedas, en
el bar de la viuda, lo notaban muy mal. Arguedas nunca tomaba pero pagaba las cervezas como cualquier
otro que estaba allí tomando. Mi tío Pachequito me decía: cuando don José –así solían llamarlo los
pescadores-, se ponía la mano en la cara, como sosteniéndose con los dedos pulgar e índice, es porque
estaba muy mal, ya no escuchaba. Y él en sus diarios efectivamente da a entender que había tomado la
decisión de suicidarse allá en Chimbote, lo que se corrobora con lo que aquí dice Vilma sobre el revólver
que pidió a Nelly. Los temores de Vilma estaban pues más que justificados, no solamente por lo que
pasaba en esos momentos sino por los antecedentes de un fallido intento de suicidio ocurrido en abril de
1966 y que todos conocían perfectamente, incluso Nelly que estuvo apoyando a José María en su
recuperación.
16
Sybila Arredondo, la viuda de Arguedas.

7
decía verbalmente, las escribía. Le era más fácil, creo, expresarse
escribiendo que hablando.

Respecto a lo que dice de Celia, que hablaba bien de ella hasta


cuando se separaron (en 1955 o 1966), después ya no habló más. Por lo
mismo que él, pienso, era un exagerado para apreciar las cosas, no medía lo
que decía de un extremo al otro, no encontraba términos medios. Yo conocí
a Celia cuando conocí a mi tío, porque los dos fueron a Caraz. Yo tendría
unos ocho años, el 48, así que no estoy muy segura. Nos íbamos a pasear a
la chacra, por ejemplo, sin llamar la atención. Él agarraba, se desnudaba,
naturalmente no veíamos, pero sabíamos que él estaba bañándose. Le
encantaba estar en contacto
directo con la naturaleza.

Después, le gustaba ir al
mercado. Su fascinación eran
los mercados y contemplar a las
señoras que bajaban a vender,
los adornos que se ponían, las
flores, las casas... Les tomaba
cantidad de fotos y estaba feliz
de mirarlas, de sentarse a
conversar con ellas. Las
mujeres, cohibidas, y él
hablándoles en quechua. Había
cosas en que sí lograban
entenderse, pero otras no. A
veces, les contestaban también
ellas. Le encantaba, le gustaba mucho pararse en ese lugar. Parecía una
relación muy apacible, muy cálida.

Celia era una persona muy absorbente, era una persona... no sé si


egoísta, celosa... yo diría que absorbente. Cuando yo vine a estudiar a
Lima, por ejemplo, acordamos con mi papá que no iría a la casa de ningún
familiar porque a veces surgen complicaciones, por lo que mejor era que
estuviera en una pensión y que sí los visitara ¿no? Que visitase a mi tío, a
mi tía Rosa, que era una persona que quiso mucho a mi tío, muy ligada a él.
Ella era hermana cuaterna de su mamá y se llamaba Rosa Pozo. Vivía en

8
Mirones. En ese tiempo mi tío Pepe estaba casado con Celia. Rosa no la
llevaba. Mi tío iba los domingos a la casa de mi tía Rosa y ahí comía todo
lo que ella le daba, es decir, comida serrana, especial para él. Mi tía lo
sentaba, echaba la cabeza de él en su regazo y le hacía un cariño muy
maternal. Y mi tío feliz allí. Feliz como un niño. En cambio con mi papá
son diferentes, no era así.

Celia no se llevaba con mi tía abuela Rosa. Tal vez sería porque mi
tía era de un carácter fuerte y veía a Celia como un poco pretenciosa. Yo no
estaba al tanto de sus relaciones ¿qué pasaría? Lo único que percibía es que
no se vinculaban para nada, para nada en absoluto. Y... bueno, Celia, por
ejemplo, era muy atenta con mi papá. A mi papá lo recibía, lo atendía con
mucho cariño, lo llevaba a su casa. Lo recibía muy bien. Lo que no le
gustaba a ella era que molestasen a mi tío cuando descansaba: Todo el
mundo tenía que andar de puntitas y todo el mundo era muy poca gente,
porque vivían las dos: Celia con Alicia 17. Tenían una empleada que iba
algunos días. Celia era una persona que cuidaba mucho el sueño de mi tío.
Era una persona muy protectora.

El tiene una seudohija en Huancayo, estoy totalmente segura de eso.


Ya no me acuerdo si lo de 1955 fue separación o fue una cosa muy brusca,
aunque muy breve. Mi tío era tan influenciable que le hicieron reconocer
esa criatura, pero no oficialmente, sino en el bautizo. No sé cómo fue la
cosa. Ella lleva su apellido, pero es un absurdo y eso a mí, sí, no me pareció
correcto. El era estéril y ha tenido múltiples aventuras en las que nunca
tuvo hijos. Mi papá está segurísimo, no sé por qué razón ni por qué
circunstancias, que ellos sabrán, que de repente tuvo algún accidente o algo
¿no?, que dejó a mi tío estéril. Cuando mi tío conoce a esta mujer en
Huancayo, justamente mi mamá estaba acá, en Lima, haciendo su
embarazo de mi hermana menor, y, como mi tío era de contar, le contó a mi
mamá que estaba con una chica en Huancayo que también se llamaba
Vilma. Esta chica estaba embarazada de otra persona. A él le daba mucha
pena y estaría dispuesto a reconocer a esa criatura para proteger a la madre,
porque la veía que sufría mucho, que estaba muy dolida. Qué cosa más
pasaría pues, dada la forma tan sensible de él y tan... No deberían habérselo
pedido porque él sabía muy bien que no era su hija.

17
Alicia, hermana de Celia, el nombre de ambas está íntimamente ligada al de la Peña Pancho Fierro.

9
Después me he enterado que esta hija ha estado haciendo los trámites
para un reconocimiento póstumo, basado en las cartas que mi tío le
escribía. Yo no he visto esas cartas, pero mi papá me ha contado: Creo que
en esas cartas mi tío le escribe a Vilma y le dice: «El hijo que esperamos» o
algo así. ¡En todo caso, es fantasía también pues! Si esta señora sabe eso...
yo no sé si su madre, que ya murió, le habrá dicho alguna vez la verdad. A
veces los padres no somos sinceros, no decimos la verdad. A mí me parece
que eso no es legal, no es justo que pretenda tener el apellido sin que le
corresponda. Pero, también, mi tío era enamoradizo. A mí no me consta
eso, pero quien me cuenta es mi papá:

- Tú tío era un bandido,

me dice. Mi papá lo trata de zonzo; todas sus cartas son así: El zonzo Pepe.
El mismo firmaba así: Tu querido zonzo. Es que de niño... ellos han tenido
una infancia en que mi papá era el líder y mi tío el seguidor. Era dócil,
tranquilo. Le veía cara de zonzo... mi papá era terrible. De allí le viene el
apelativo de zonzo. Pero en medio de su zoncera era bien enamoradizo. El
tenía sus aventurillas, ¿no es cierto?

Mi tío tuvo su relación con Mildred 18 y es conocida de todos


nosotros19. Fue una relación extramatrimonial que, naturalmente, le trajo
muchos problemas a Mildred en su vida personal ¿no?, con su familia,
incluso cuando nos saludábamos con ella (mi papá, por ejemplo), no decía
que éramos Arguedas porque su familia 20 odiaba todo lo que fuera
Arguedas. Naturalmente, sabían que estaba casado y Mildred era una
persona muy religiosa y muy convencional. No eran de aceptar muy

18
Mildred Merino de Zela fue amorosa atesoradora de todo lo que tiene que ver con José María Arguedas y
siempre estaba presente –al lado de Nelly- en todos los homenajes que se le tributaban, aunque sea solamente
como espectadora.
19
Luego pude realizar algunas entrevistas a los familiares que confirmaron la relación que tuvieron José
María y Mildred Merino, y fui a conversar con ella. Se lo dije todo. La vi preocupada. Iba a comenzar a
hablar. Yo cometí algunos errores al contar los casos en que estuvieron a punto de casarse. Ella se agarró
de esos errores para decirme que mis fuentes (que no le había dicho cuáles eran) no eran de fiar, que ella
nunca estuvo por casarse con José María y que nunca hablaría de su relación con él. La vi tan afectada por
lo que dije, que me salí sin decir una palabra más, y dejé de investigar sobre Arguedas durante mucho
tiempo. Hace unos años, comencé a preguntarme si era posible seguir callando, si ya no había callado
suficiente tiempo. Decidí que sí, pero aún tenía dudas. Le dije a Luis Felipe Alarco (a quien frecuentaba
desde que comencé a estudiar a Arguedas, a finales de los ochenta) lo que pasaba por mi mente, no sin
muchos temores por delatar a Mildred. Él me dijo que lo dijera todo. Que lo contara todo. Que no siguiera
callando. Y desde entonces, poco a poco fue contando lo que pasó.
20
La familia de Mildred Merino de Zela.

10
fácilmente una relación de ese tipo. Al separarse mi tío de Celia, Mildred se
hubiera casado con él. Ella estaba muy enamorada. Pero, creo que, en el
fondo, ese amor tan sumiso no le gustaba mucho, me parece, a él porque
prefirió a Sybila pues. Mildred corresponde a la personalidad, no maternal,
sino que requiere protección, y él no estaba para dar protección 21.

Sybila y mi tío eran distintos. Yo no sé si hubieran seguido juntos


más tiempo, si es que él no hubiera fallecido. Mi tío era un hombre que no
tomaba decisiones con facilidad. La vida con Celia no fue cien por ciento
plácida. La edad no era un problema. El problema era... él no estaba feliz
con ella. Si bien es cierto, ella le hacía todo fácil, él pensaba más tener,
creo, lo que quería. En ese tiempo yo no percibía conscientemente esas
cosas, sólo ahora las juzgo, siendo ya pasadas. Deduzco que, era un hombre
débil. No tomaba decisiones. Porque, si yo sé que una persona no me está
haciendo la vida tranquila, me separo pues.

Aunque, en ese tiempo la situación era muy mal vista e, incluso, él


cayó en desgracia en muchos círculos de sus amistades: los Cueto y no sé
cuantos más, que vieron muy mal la separación con Celia, porque pensaron
que él era un hombre totalmente desagradecido. Mi papá me cuenta que mi
tío se casó con Celia por agradecimiento, porque estuvo preso y Celia fue
una de las personas que lo visitaba en la cárcel, lo apoyaba y casi él se
sentía en la necesidad de casarse con ella, por agradecimiento. Es la versión
que yo tengo.

Celia iba a verlo y lo fue abordando tanto y tanto, que a él no le quedó otra
que... Él era ese tipo de persona que hacía algo por gentileza, por una cosa
así, aunque no fuera lo que su corazón le pedía. Es que él se sentía tan
abrumado porque ella le llevaba la comida, le hacía atenciones, lo cuidaba,
lo curaba. Eso es lo que cuenta mi papá. Eso es algo importante ¿no?, que
él a veces por quedar bien con alguien, iba contra sus propios deseos o
sentimientos. Había una contradicción, porque hacía algo que él mismo no
estaba queriendo hacer. Pero, para no lastimar a la otra persona, prefería
dejarse lastimar él.
21
Efectivamente, esta misma opinión me formé de Mildred cuando convergíamos en las reuniones del
grupo de folklore donde ella participó casi hasta el final de sus días. Siempre la vi con un libro en la
mano, un libro donde estaban los nombres de Arguedas y ella en la portada. Lo tomaba tan
amorosamente… De cuando en cuando lo veía y se podía apreciar -en su mirada y en la manera como
abrazaba ¿o abrasaba? el libro-, ese amor que jamás feneció en ella. Yo la frecuenté cuando ella estaba
muy enferma y a todas partes iba acompañada por una enfermera.

11
De su relación con Sybila no conozco mucho porque, en ese tiempo,
yo estaba en Chimbote. No he estado tan cerca de ellos. Ella era una
persona que no era atenta. No era la clásica mujer peruana, pues, para
cuidarlo. Hacía sus cosas independientemente. Salía. El no iba a encontrar
nunca en ella... Él se sentía solo más bien. En una ocasión lo visité en su
casa, en Chaclacayo. Él estaba enfermo. Estaba con una gripe fuerte y se
encontraba solo allí, en su casa. Sybila estaba haciendo sus cosas. Pero,
realmente, ese momento no era como para dejarlo. Ya le había pasado la
fiebre pero estaba muy delicado, decaído. De eso no pasó mucho tiempo
después para su muerte. Eso sería en el verano de ese mismo año.

El intentó matarse varias veces. Nelly, que dice que Sybila es


culpable de la muerte de él, es en ese sentido muy emocional y rencorosa.
Las cosas hay que verlas desde un lado más justo: Sybila dio lo que pudo
dar pues, ¿no? Las opiniones de Nelly pueden estar influenciadas por la
amistad con Mildred, porque eran muy amigas.

Yo estoy segura que si mi tío hubiera querido, se hubiera casado con


Mildred, sin mayores dificultades; pero él, finalmente, prefirió no hacerlo.
O, de repente, Mildred no empleó las tácticas que podría haber empleado
otra mujer, y Sybila sí lo atrajo mucho, por su forma distinta de ser, en un
primer momento. Ahora Mildred está muy pendiente de su madre. Pero,
una cosa es conocerla ahora y otra haberla conocido antes: cuando se es
joven a veces se toman decisiones más impetuosas que cuando ya se es
mayor.

Yo diría que en otros tiempos no era así la cosa, más que nada era el
convencionalismo y el qué dirán. Porque, si mi tío hubiera querido... Mi
papá sabe que ellos habían pactado consumar el matrimonio religioso
porque mi tío estaba casado sólo civilmente. Pero, después, mi tío no fue.
¡No sé qué pasó! Se arrepintió. No sé. Definitivamente, creo que él no
encajaba con Mildred, a pesar de que ella era una persona que, para el resto
de la familia, era el ideal ¿no? Buena, amorosa 22... pero posiblemente no
era lo que él esperaba. No había ese espíritu maternal que buscaba él.

22
Cuando la conocí pude apreciar en ella esa dulzura característica de la que habla Vilma Arguedas. Su
voz que casi se quebraba al hablar, su mirada, sus gestos, en fin, todo hablaba en ella dulcemente.

12
Sybila es lo opuesto a Mildred. Era Sybila una mujer alegre, abierta,
espontánea como toda chilena. Ella no tenía un gesto de atención para él.
Ella pensaba que hombre y mujer tenían las mismas posibilidades de hacer
sus cosas. Ahora es lo lógico. Pero, en ese tiempo, no. En ese tiempo el
machismo estaba más arraigado.

Él pensaba de los pescadores costeños lo que se sabe, ¿no?: que eran


unos abusivos con los pescadores de la sierra, les hacían pasar, primero, por
su aprendizaje de una forma un poco abusiva 23. Pero una vez que el serrano
aprendía, era más duro todavía hasta con sus propios paisanos. Si dicen que
no sucedió, que los serranos se amarraron a una soga para aprender a nadar.
Tal vez alguien se lo contó. Hay hechos que cambia deliberadamente, como
el lugar donde vivía Cirilo24 Moncada y con quién.

En Chimbote hizo mucha amistad con un sacerdote americano (no se


apellidaba Cardozo25). Era un padre que hablaba bien el español. Era un
padre bajito, muy amigo nuestro; amigo en el sentido de trabajo, porque
conoció muy bien los pueblos jóvenes. Se hicieron muy amigos. Lo
alojaron un tiempo con ellos. Siempre almorzaban juntos. Tenían largas
tertulias. Eran unos religiosos progresistas. Era cierto lo que mi tío decía,
que este sacerdote tenía a Cristo y al Che en su oficina. En ese tiempo
estaba de moda26. Había un grupo de sacerdotes en Laderas del Norte y
todos eran de ese tipo. Eran sacerdotes preocupados, más que por la
catequesis, por hacer obras sociales por la gente, por hacer labor de
concientización con la población. Se preocupaban de hacerles ver sus
derechos, sus posibilidades. Esos padres nunca usaban sotana. Y en ese
tiempo eran muy pocos los que iban de civil. Ese padre era muy franco.
Hasta iba a fiestas y todo.

Cardozo era un padre muy bueno, era diferente a otros curas, era

23
En realidad los mismos pescadores costeños aprendían a nadar así, duramente. Arguedas dice que a los
serranos les amarraban una soga en la cintura y los tiraban al mar para que así aprendieran a nada. Lo
cierto es que los pescadores aprendían a nadar así también, los tiraban al mar pero… sin ninguna soga
amarrada a la cintura.
24
A pesar de ser Moncada primo de mi padre –mi abuelo se llamaba Silvio Saavedra Moncada, natural de
Samanco, puerto ubicado a pocos minutos de Chimbote-, no puedo recordar si se llamaba Cirilo o
Ciriaco.
25
En la novela póstuma es el padre Cardozo –su nombre real no lo recuerdo-, en la realidad otro era su
apellido. Lo han estado entrevistando en estos días en que se celebra el Centenario del nacimiento de
Arguedas.
26
Se refiere a lo que se conocía como “Teología de la Liberación” que abanderaba el padre Gustavo
Gutiérrez. Manuel Marzal –que fuera mi profesor en la PUCP- decía que no era teología sino sociología.

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campechano, era simpático. Puede ser que mi tío, en el fondo, no creyese
en él ¿no? A pesar de que era un cura muy revolucionario. No me inquieta
si, en el fondo, él, de repente, no creía en esa actitud. Él podría pensar que
era una actitud de fachada, para captar gente. De allí que a Esteban de la
Cruz lo ponga más cercano a los evangelistas y se puede suponer que sus
citas de Isaías tendrían ese origen.

No sé hasta qué punto llegó a ser cierta la conversión de mi tío al


catolicismo. Él respetaba mucho las ideas de los demás. Mi papá, por
ejemplo, era un ateo recalcitrante, amigo, sí, de los sacerdotes, pero discutía
y discutía y discutía. Mi papá con su teoría y no sé cuánto… Mi tío los
escuchaba. Los respetaba. Era otra forma de llevarse con ellos y siempre
valoraba mucho las cosas buenas que encontraba en ellos. Quien lo ha
conocido en esa etapa es Dennis Sulmont, que fue a Chimbote a hacer una
tesis y vivió justamente en la casa de la señora Fredesbinda. No sé qué
tanto intimaron, pero sé que Dennis fue a Chimbote, porque mi tío lo envió
a la casa y ya yo lo ubiqué con esa familia, a ver si le convenía. Creo que
estuvo un tiempo allí y después se fue vinculando... porque él hizo un
estudio sobre la clase obrera en Chimbote. Podría dar un poco de
información. Después Montoya27 también lo conoció mucho y debe saber
un poco más acerca de muchas cosas porque lo frecuentó en su época de
estudiante y cuando terminó sus estudios incluso.

Conocí a algunas personas que estaban haciendo su voluntariado en


los Cuerpos de Paz. Muchos de ellos han hecho lo mismo que el Maxwell
de El zorro... Se han enamorado, se han casado y se han quedado en el país
porque se sienten tan identificados con el país, con nuestra vida y, sobre
todo, se sienten tan acogidos. Yo he conocido a una joven, una mujer, y a
otros varones que se sintieron muy bien y ellos hacían un trabajo muy
similar al de los sacerdotes: asistencial, más asistencial, claro, pero se
acercaban mejor a la población, trabajaban al mismo nivel, convivían con
ellos. También hacían labor educativa.

A pesar de su apacibilidad mi tío predicaba la violencia28. Es


increíble, ¿no? Yo no sabía, por ejemplo, que él había hecho un poema, un
27
Rodrigo Montoya es hoy en día uno de los más importantes estudiosos de Arguedas y de su obra.
28
En este sentido Arguedas sería “un poco” Esteban de la Cruz y su prédica de la violencia a pesar de
estar minusválido. La depresión es considerada minusvalía. Y podría ser también “un poco” el loco
Moncada. En ambos está presente el profeta bíblico “Esaías”.

14
poema muy revolucionario, creo que es a Túpac Amaru. ¡Increíble! Porque
es bien subversivo ese poema ¡increíble! Mi tío era un hombre tan
tranquilo, tan cálido. Y ese poema es de guerra. El es un líder en esa lucha,
un líder que no logra efectivizarse. Creo que ésta es una teoría que han
discutido los universitarios. Por lo menos yo conozco gente de sociología,
que pensaba que él era un hombre que estaba frustrado porque no lograba
hacer lo que en su interioridad hubiera querido, o sea, ser un luchador
político, y su última forma de desfogarse fue hacer su literatura, pero que
en el fondo él hubiera querido hacer otra cosa. Es lo que ellos dicen. La
razón de su eliminación está por ahí, porque estaba insatisfecho, porque él
sentía que no hacía lo suficiente. Pero una cosa que sí verbalizaba era el
sentirse enfermo y no poder producir. A él le costó mucho ese libro 29.
Antes de eso estuvo buen tiempo sin escribir.

Él comenzó en Supe30, cuando quería escribir sobre los pescadores una


cosa así, porque sus otras novelas están relacionadas con la vida de la
sierra. El decía sobre su última novela:

- Estoy haciéndola con mucho esfuerzo, tú no sabes cuánto, cuánto


me cuesta escribir.

Estaba esforzándose demasiado. Se sentía cansado. Y como que, sentía no


poder hacer algo mejor, o hacer más, lo llevó a la decisión de para “qué
existir pues”. Ahora no sé si solamente era el no poder hacer más literatura
o no poder hacer...

Estábamos en Chimbote cuando ocurrió el golpe de Velasco. Él se


quedó tan sorprendido31. Totalmente anonadado de que hubiera un golpe
militar de ese tipo. En Chimbote había marchas, movilizaciones, a favor del
golpe. Salió a ver eso y escribió un artículo que salió en un diario. Entre
contento y que no lo podía creer, sorprendido, porque como que no
correspondía a las expectativas, decía:

- Me parece mentira que los militares...


29
El zorro de arriba y el zorro de abajo.
30
En el Puerto de Supe Alicia y Celia Bustamante tenían una casa de playa adonde iban en el verano. José
María Arguedas iba con amigos, frecuentemente.
31
¿Habría encontrado en esto algo del Yavé de los Ejércitos en el sentido que utiliza el profeta Isaías?
Recordemos una frase sobre Isaías en la novela póstuma dicha por Esteban de la Cruz: “Arriba profeta
Esaías, abajo marecón David que llorando llorabas” “¡David marecón, carajo; Esaías candela!”.

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Leer ese libro32, ha sido muy difícil para mí. Me deprimía. No me
gustaba. Era horrible. No me gusta. Cuando yo empezaba a leerlo, lo
dejaba. Me parecía que, con ese libro, él decidió morirse. A mi papá le
ocurre lo mismo, con la diferencia que yo he estado al lado de mi tío en
esos momentos y me parecía que yo había percibido... Me sentía muy mal.
Tan es así, que ese libro ha estado acá, en la casa, y se ha perdido. Yo no sé
porqué, pero se ha perdido. No sé si mis hijos lo han prestado, pero no está.
Lo he llegado a leer, pero con mucho esfuerzo. Es que es diferente para mí
que para otros porque yo he visto muchas cosas que él dice... he visto esos
momentos. Es feo, no es fácil... El libro no es agradable para mí. A mí me
encantan Los ríos profundos y también Todas las sangres. Pero este libro
no. Sin embargo, muchos dicen que es uno de sus mejores libros. Para mí el
libro es el causante de su muerte... para mí tiene esa simbología, por eso es
que no recuerdo sino vagamente a los personajes.

La respuesta que le dio a César Calvo:

- Impidan que lleguen los españoles»,

creo que no fue en broma. Él, en el fondo, sentía como que su mundo había
sido invadido, su mundo indígena, si no, ¿por qué se fue? Su lucha no tenía
razón de ser. No podía dar marcha atrás tampoco... Cuando yo estaba por
hacer mi última práctica, me iba a ir a Ilo. Conversé con él y le digo:

- Quiero hacer mi tesis.


- Tienes que ir a un asiento minero -me dice-, a Toquepala. ¿Por
qué no hacen un trabajo acerca de cómo viven los serranos en un
asiento minero de una potencia extranjera como es la Southern33?

Entonces me conectó con Matos Mar34 y con él hicimos un bosquejo, él


mismo me orientó hacia eso. No lo llegué a realizar porque, al final, no me
mandaron a Toquepala, sino que estuve en Ilo y aquí todo era diferente
pues, de la gran parte de sus trabajadores, no todos eran serranos.

El era exagerado para decir las cosas. Era duro:


32
El zorro de arriba y el zorro de abajo.
33
Southern Copper Corporation.
34
José Matos Mar.

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- Es un bruto, una bestia,

decía en ocasiones. El usaba adjetivos muy fuertes. Pero conversando con


él, era un hombre muy afable, muy tranquilo. Al contar chistes, sí hablaba
con todas sus palabras ¿no?, en quechua y en español también. Y era de
reírse fuerte, a mandíbula batiente.

De niño él era muy bonito. Dice mi papá que la madrastra inclusive


lo cargaba, le hacía cariño, cosa que a mi papá no le hacía. De niño era
rubio, muy bonito y provocaba hacerle cariño. Era muy humilde. Yo nunca
lo he visto sentirse como un hombre grande. ¿Tenía conciencia de su
grandeza? Lo tendría tan oculto que, cuando lo homenajeaban y lo
elogiaban, se sentía cohibido. Sería en lo más íntimo que lo disfrutaría,
como todo ser humano ¿no? Todos tenemos un ego... Pero, yo veía como se
encogía, quería pasar desapercibido. Le gustaba ser uno más, no figurar. Es
lo que he podido observar. No era un tipo presumido, vanidoso. De repente,
lo dice escribiendo... como que se sentía grande, pero en su vida diaria no
era así.

Leía bastante, pero había meses en que no podía leer. Ese tiempo era
terrible... decía:

- No puedo leer, me canso, me canso mucho.

Con sus obras debe haber influenciado en otros autores, de hecho siempre
los hay... Le gustaba tocar guitarra y cantaba wifala 35.

Rodrigo36 fue uno de los que hizo causa común con Celia. Yo no
sabía eso. Según me contó, se sentía muy protegido por ellos siendo muy
joven. Como que Celia y mi tío le daban bastante... entraba a su casa, le
daban un trato protector a Rodrigo. Cuando después mi tío se separó de
Celia, se sintió como que mi tío le echaba cochinada, que trataba mal a una
mujer tan buena. Le dio rabia. Le dio cólera. No lo quería ver. Pero después
se encontraron y se reconciliaron. No ha escrito mucho Rodrigo sobre mi
35
Canto, bandera, acción. Quizás el “wifa” que constantemente se grita en “Todas las Sangres” tenga
este origen. Al menos se le usa como grito casi casi de guerra. Grito que se exclama en los carnavales.
36
Rodrigo Montoya Rojas. Rodrigo es un importante estudioso de Arguedas. Todos esos momentos han sido
superados por el puquiano, a quien jamás le he escuchado mencionar este punto. Pero, puede haberlo dicho y
no me he enterado, eso es más que posible.

17
tío, más son los testimonios que da. Ahora último leí un artículo acerca de
la comunidad donde mi tío hizo la tesis de España. Lo escribe desde ese
lugar. Estuvo caminando por ese lugar y conociendo los sitios... un pueblo
que era un poco atrasado.

También Jaime Guardia lo conoció. A quien mi tío promocionaba


mucho era al Jilguero del Huascarán, pero ya murió. En la dedicatoria a El
zorro, mi tío reconoce, indudablemente, que valora la amistad, pero en la
forma en que lo hace37, valora más a Damián. Dicho sea de paso, Damián
estuvo muy enfermo. Creo que es alcohólico. Tuvo una pancreatitis.

A mí no me han entrevistado porque nuestro contacto fue muy


esporádico, no de mucho tiempo. En esa etapa del último libro, cuando él
estuvo varias veces en Chimbote. Otras veces son visitas esporádicas,
cuando él fue a Caraz y después cuando yo estaba acá en Lima, que lo iba a
visitar y nos veíamos. No mucho. El libro El zorro, no es antropológico, es
una mezcla.

Mi papá le va a contar cosas de la infancia38. Está en esa etapa en que


tiene recuerdos muy vivos y muy antiguos. Él a veces me dice:

- Yo nunca puede entender por qué se mató tu tío. Nunca podré


entenderlo... ¿por qué?

Una vez le pregunté en Chimbote.

- ¿Y has leído a Mario Vargas Llosa?


- No,

me dijo, en un tono medio... como que no le gustaba. Además de ser ambos


diferentes en lo que escribían: Vargas Llosa es cerebral cien por ciento y
comercial ¿no? Entonces son cosas distintas. Vargas Llosa es un
profesional, en cambio, mi tío no. Mi tío nunca vivió en condiciones
óptimas, sino sencillamente.

37
Solamente consigna las iniciales de Emilio Adolfo Westphalen (EAW).
38
Días después me acompañaría Vilma a ver a su padre, pero éste ya no podía hablar debido a la
enfermedad que lo aquejaba. Frente y al lado de Arístides, nos dedicamos a conversar Vilma y yo, y lo
que hablamos aún no lo he revisado a pesar de los años transcurridos.

18
Quien lo conoció fue también Zaida Perea Peñafiel39. Ella es prima.
Y Yolanda López Vda. de Ochoa40, hija de mi tía Rosa. Ella lo conoció más
y pasó más tiempo con mi tío que yo. Ella conoce de su época, sobre todo,
con Celia. Mi tía Rosa era hermana de la mamá de mi papá.

El era cariñoso. Pero no extremadamente cariñoso. Contrariamente sí


lo era con todos los niños. A mi tío le gustaba andar con mi hijo Chiqui, lo
llevaba, pero él tiene pocos recuerdos de ese tiempo. Le decía «El gran
chico». No sé porqué simpatizaban mutuamente, a pesar de que estaba muy
chico ¿no? En cambio con el mayor no, porque en ese tiempo era más
grande, más movido, más travieso, engreído, prepotente con su papá. Mi tío
decía:

- Este es un tirano de su papá.

No le caía muy bien, pero con Chiqui... le decía:

- Mi amigo, el gran Chiqui. Acompáñame.

Le gustaba irse al mercado a comprar su papaya. Decía que le caía mal la


comida condimentada.

Nelly le va a dar opiniones muy parcializadas 41.


Lily Cueto42, fue muy amiga de Celia.

39
Zaida es hija del hermano de madre del padre de José María y esposo de la dueña de la mitad de la
hacienda Viseca. Era pariente cercana de Grimanesa Arangoitia Iturbide y, por tanto, también pariente
cercana de Pablo Pacheco Arangoitia, el hermanastro. La entrevisté y me obsequió unas fotocopias de
cartas, entonces inéditas, de José María Arguedas. Tampoco he revisado las cintas hasta ahora.
40
A quien también tuve la oportunidad de entrevistar por esos días y cuyas cintas no he escuchado y
mucho menos transcrito.
41
A los pocos días entrevistaría a Nelly, que confirmó mucho de lo dicho por Vilma... Lo curioso fue que
demoró un poco para salir, luego me preguntó –con cierta aprehensión que no podía disimular bien o
puede que estuviera enferma- si había hablado con Vilma, entonces comenzó la entrevista propiamente
dicha... que se terminó porque se me acabaron las cintas, ya era tarde, pero ella seguía hablando. No
recuerdo cuánto tiempo estuvimos así.
42
Esposa de Carlos Cueto Fernandini.

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