1
- Si eso no era cierto.
- Papi -le decía yo-, ¿qué vamos a hacer si él mismo ha escrito
todo eso?
- ¡Pero eso es falso, es una mentira, es una falsedad!
- ¿Tú vas a estar desmintiendo a los que lo dicen?
- Pero eso es falso y me afecta a mí, a mi infancia; y no es cierto
que mi padre nos haya descuidado. Eso es una mentira.
3
Víctor Manuel Arguedas Arellano, padre de José María y Arístides.
2
porque yo entiendo que para ser escritor no todo es vida real ¿no? Hay
mucho de fantasía, mucho de ilusión, imaginación, que tiene todo ser
humano, que saben transmitirlo y saben darle un cauce. Pero, para nosotros,
los que no tenemos esas facilidades... nosotros vemos.
Por ejemplo, narraba una cosa que nos hacía mucha gracia: cuando él
fue a hacer esa novela4, estuvo con nosotros, no viviendo precisamente en
la casa, porque no había espacio suficiente, pero estaba buena parte del día
con nosotros. El vivía, si mal no recuerdo, en el Hotel San Felipe. Él, que
cambiaba de hoteles, buscaba aquellos que tuvieran mucho silencio para
poder dormir, porque su principal problema era el insomnio.
- Mira, ¡este burro tiene una mirada! ¡El pobre debe estar triste,
debe sentir que trabaja tantas horas!
No se fue a vivir al cerro San Pedro. El iba mucho al cerro San Pedro
porque allí estaba el chanchero5. Lo visitaba. No recuerdo los nombres de
los personajes. Mi tío era una persona de acercarse mucho a la gente
humilde, y si veía a alguien con características de medio indígena, le
hablaba en quechua. Era su primer acercamiento: el quechua. Pero, ¿qué
pasa? en Ancash el quechua es distinto al quechua del sur. Entonces, la
gente se reía y no le querían contestar, [sino que] comenzaban a hablar en
4
El zorro de arriba y el zorro de abajo.
5
Gregorio Bazalar se llama el chanchero en la novela.
3
castellano.
El chanchero lo acogía, lo
invitaba al té y todo. Lo hacía
pasar a su casa. Mi tío jamás
tuvo un reparo de sentarse, por
ejemplo, en el lugar más
humilde. Yo le he acompañado
a hacer varias visitas en el
cerro; en Villa María... lo
introduje en una casa de Villa
María porque él quería
comparar...
4
una tácita comprensión entre las dos mujeres6. Vivía con los chanchos y
todo ahí. En ninguno de esos lugares había ni baño ni agua. Un día, estando
yo con mi tío en el hotel, llega la Sra. Fredesbinda con su hija (una niñita
pues curiosa, de ocho o nueve años); ésta comenzó a curiosear en todas las
habitaciones.
Había una paradita por la línea del tren 7. Unas mujeres, allí, vendían
un pescado frito (no sé si sería machete, no sé qué sería) que olía
horriblemente (seguro que era de un sabor fuerte). El se sentaba en los
muros y tomaba café con el fin de poder conversar, de tener un pretexto
para que las personas le cuenten sus vivencias. A veces a mí me
incomodaba un poco porque no me era fácil hacer eso. Yo no soy de
hacerlo, a pesar de que soy Asistenta Social. Mi forma de acercarme son
otras ¿no? es más profesional. En cambio, él no, buscaba la amistad:
acercarse, entenderse, compenetrarse. Buscaba que la gente confiara en él.
Y él también les contaba, les hablaba de cosas 8.
6
Precisamente así se le presenta en la novela póstuma.
7
El tren que iba a Huallanca, serranía ancashina.
8
Una de las características esenciales de la observación participante.
9
Ciriaco Moncada.
5
novela, hay diferencias, pero no tan distantes tampoco. Moncada había días
en que se vestía con un terno beige muy elegante, como había días en que
iba con los pantalones levantados y de la manera más estrafalaria. Él, en
medio de su locura, tenía mucha coherencia, hablaba de gente conocida en
Chimbote, hacía alusión s los Mohana10, los fulanos, o los menganos. Era
un hombre que, no sé, utilizaba su aparente locura para decir lo que quería.
No era un hombre disparatado y fuera de la realidad. En las cosas que él
dice hay bastante cercanía.
Esa era parte de su fantasía. Él se hizo amigo del perro y, por seguirlo, no
midió la distancia y chocó pues. A nosotros nos hacía mucha gracia eso.
Nos reíamos con mi esposo13. Otra cosa de él, muy simpática, es que era un
gran contador de chistes, excelentes, tenía un gran repertorio, pero también
era exagerado para hablar ¿no? Por ejemplo, los adjetivos que él usaba eran
en grado superlativo: « ¡He visto una mujer tan fea pero refea!», «Era un
patrón feo, gordito...». Cuando quería referirse a él, decía: « ¡Pero qué
refeo ese hombre!»,
6
abrí y Nelly me decía:
La explicación que él dio fue que, como caminaba a altas horas de la noche,
temía ser asaltado y necesitaba el revólver para protegerse. Yo no se lo di,
lo guardé porque lo veía muy angustiado15. Había días en que estaba
desesperado porque había perdido una parte de lo que tenía escrito y creo
que Sybila16 había tenido algo que ver en eso. No sé qué pasó, pero lo
notaba muy... como que tenía que volver a escribir toda una serie de notas.
15
Mi tío Pachequito me contaba que en las reuniones que tenían, él y otros pescadores con Arguedas, en
el bar de la viuda, lo notaban muy mal. Arguedas nunca tomaba pero pagaba las cervezas como cualquier
otro que estaba allí tomando. Mi tío Pachequito me decía: cuando don José –así solían llamarlo los
pescadores-, se ponía la mano en la cara, como sosteniéndose con los dedos pulgar e índice, es porque
estaba muy mal, ya no escuchaba. Y él en sus diarios efectivamente da a entender que había tomado la
decisión de suicidarse allá en Chimbote, lo que se corrobora con lo que aquí dice Vilma sobre el revólver
que pidió a Nelly. Los temores de Vilma estaban pues más que justificados, no solamente por lo que
pasaba en esos momentos sino por los antecedentes de un fallido intento de suicidio ocurrido en abril de
1966 y que todos conocían perfectamente, incluso Nelly que estuvo apoyando a José María en su
recuperación.
16
Sybila Arredondo, la viuda de Arguedas.
7
decía verbalmente, las escribía. Le era más fácil, creo, expresarse
escribiendo que hablando.
Después, le gustaba ir al
mercado. Su fascinación eran
los mercados y contemplar a las
señoras que bajaban a vender,
los adornos que se ponían, las
flores, las casas... Les tomaba
cantidad de fotos y estaba feliz
de mirarlas, de sentarse a
conversar con ellas. Las
mujeres, cohibidas, y él
hablándoles en quechua. Había
cosas en que sí lograban
entenderse, pero otras no. A
veces, les contestaban también
ellas. Le encantaba, le gustaba mucho pararse en ese lugar. Parecía una
relación muy apacible, muy cálida.
8
Mirones. En ese tiempo mi tío Pepe estaba casado con Celia. Rosa no la
llevaba. Mi tío iba los domingos a la casa de mi tía Rosa y ahí comía todo
lo que ella le daba, es decir, comida serrana, especial para él. Mi tía lo
sentaba, echaba la cabeza de él en su regazo y le hacía un cariño muy
maternal. Y mi tío feliz allí. Feliz como un niño. En cambio con mi papá
son diferentes, no era así.
Celia no se llevaba con mi tía abuela Rosa. Tal vez sería porque mi
tía era de un carácter fuerte y veía a Celia como un poco pretenciosa. Yo no
estaba al tanto de sus relaciones ¿qué pasaría? Lo único que percibía es que
no se vinculaban para nada, para nada en absoluto. Y... bueno, Celia, por
ejemplo, era muy atenta con mi papá. A mi papá lo recibía, lo atendía con
mucho cariño, lo llevaba a su casa. Lo recibía muy bien. Lo que no le
gustaba a ella era que molestasen a mi tío cuando descansaba: Todo el
mundo tenía que andar de puntitas y todo el mundo era muy poca gente,
porque vivían las dos: Celia con Alicia 17. Tenían una empleada que iba
algunos días. Celia era una persona que cuidaba mucho el sueño de mi tío.
Era una persona muy protectora.
17
Alicia, hermana de Celia, el nombre de ambas está íntimamente ligada al de la Peña Pancho Fierro.
9
Después me he enterado que esta hija ha estado haciendo los trámites
para un reconocimiento póstumo, basado en las cartas que mi tío le
escribía. Yo no he visto esas cartas, pero mi papá me ha contado: Creo que
en esas cartas mi tío le escribe a Vilma y le dice: «El hijo que esperamos» o
algo así. ¡En todo caso, es fantasía también pues! Si esta señora sabe eso...
yo no sé si su madre, que ya murió, le habrá dicho alguna vez la verdad. A
veces los padres no somos sinceros, no decimos la verdad. A mí me parece
que eso no es legal, no es justo que pretenda tener el apellido sin que le
corresponda. Pero, también, mi tío era enamoradizo. A mí no me consta
eso, pero quien me cuenta es mi papá:
me dice. Mi papá lo trata de zonzo; todas sus cartas son así: El zonzo Pepe.
El mismo firmaba así: Tu querido zonzo. Es que de niño... ellos han tenido
una infancia en que mi papá era el líder y mi tío el seguidor. Era dócil,
tranquilo. Le veía cara de zonzo... mi papá era terrible. De allí le viene el
apelativo de zonzo. Pero en medio de su zoncera era bien enamoradizo. El
tenía sus aventurillas, ¿no es cierto?
18
Mildred Merino de Zela fue amorosa atesoradora de todo lo que tiene que ver con José María Arguedas y
siempre estaba presente –al lado de Nelly- en todos los homenajes que se le tributaban, aunque sea solamente
como espectadora.
19
Luego pude realizar algunas entrevistas a los familiares que confirmaron la relación que tuvieron José
María y Mildred Merino, y fui a conversar con ella. Se lo dije todo. La vi preocupada. Iba a comenzar a
hablar. Yo cometí algunos errores al contar los casos en que estuvieron a punto de casarse. Ella se agarró
de esos errores para decirme que mis fuentes (que no le había dicho cuáles eran) no eran de fiar, que ella
nunca estuvo por casarse con José María y que nunca hablaría de su relación con él. La vi tan afectada por
lo que dije, que me salí sin decir una palabra más, y dejé de investigar sobre Arguedas durante mucho
tiempo. Hace unos años, comencé a preguntarme si era posible seguir callando, si ya no había callado
suficiente tiempo. Decidí que sí, pero aún tenía dudas. Le dije a Luis Felipe Alarco (a quien frecuentaba
desde que comencé a estudiar a Arguedas, a finales de los ochenta) lo que pasaba por mi mente, no sin
muchos temores por delatar a Mildred. Él me dijo que lo dijera todo. Que lo contara todo. Que no siguiera
callando. Y desde entonces, poco a poco fue contando lo que pasó.
20
La familia de Mildred Merino de Zela.
10
fácilmente una relación de ese tipo. Al separarse mi tío de Celia, Mildred se
hubiera casado con él. Ella estaba muy enamorada. Pero, creo que, en el
fondo, ese amor tan sumiso no le gustaba mucho, me parece, a él porque
prefirió a Sybila pues. Mildred corresponde a la personalidad, no maternal,
sino que requiere protección, y él no estaba para dar protección 21.
Celia iba a verlo y lo fue abordando tanto y tanto, que a él no le quedó otra
que... Él era ese tipo de persona que hacía algo por gentileza, por una cosa
así, aunque no fuera lo que su corazón le pedía. Es que él se sentía tan
abrumado porque ella le llevaba la comida, le hacía atenciones, lo cuidaba,
lo curaba. Eso es lo que cuenta mi papá. Eso es algo importante ¿no?, que
él a veces por quedar bien con alguien, iba contra sus propios deseos o
sentimientos. Había una contradicción, porque hacía algo que él mismo no
estaba queriendo hacer. Pero, para no lastimar a la otra persona, prefería
dejarse lastimar él.
21
Efectivamente, esta misma opinión me formé de Mildred cuando convergíamos en las reuniones del
grupo de folklore donde ella participó casi hasta el final de sus días. Siempre la vi con un libro en la
mano, un libro donde estaban los nombres de Arguedas y ella en la portada. Lo tomaba tan
amorosamente… De cuando en cuando lo veía y se podía apreciar -en su mirada y en la manera como
abrazaba ¿o abrasaba? el libro-, ese amor que jamás feneció en ella. Yo la frecuenté cuando ella estaba
muy enferma y a todas partes iba acompañada por una enfermera.
11
De su relación con Sybila no conozco mucho porque, en ese tiempo,
yo estaba en Chimbote. No he estado tan cerca de ellos. Ella era una
persona que no era atenta. No era la clásica mujer peruana, pues, para
cuidarlo. Hacía sus cosas independientemente. Salía. El no iba a encontrar
nunca en ella... Él se sentía solo más bien. En una ocasión lo visité en su
casa, en Chaclacayo. Él estaba enfermo. Estaba con una gripe fuerte y se
encontraba solo allí, en su casa. Sybila estaba haciendo sus cosas. Pero,
realmente, ese momento no era como para dejarlo. Ya le había pasado la
fiebre pero estaba muy delicado, decaído. De eso no pasó mucho tiempo
después para su muerte. Eso sería en el verano de ese mismo año.
Yo diría que en otros tiempos no era así la cosa, más que nada era el
convencionalismo y el qué dirán. Porque, si mi tío hubiera querido... Mi
papá sabe que ellos habían pactado consumar el matrimonio religioso
porque mi tío estaba casado sólo civilmente. Pero, después, mi tío no fue.
¡No sé qué pasó! Se arrepintió. No sé. Definitivamente, creo que él no
encajaba con Mildred, a pesar de que ella era una persona que, para el resto
de la familia, era el ideal ¿no? Buena, amorosa 22... pero posiblemente no
era lo que él esperaba. No había ese espíritu maternal que buscaba él.
22
Cuando la conocí pude apreciar en ella esa dulzura característica de la que habla Vilma Arguedas. Su
voz que casi se quebraba al hablar, su mirada, sus gestos, en fin, todo hablaba en ella dulcemente.
12
Sybila es lo opuesto a Mildred. Era Sybila una mujer alegre, abierta,
espontánea como toda chilena. Ella no tenía un gesto de atención para él.
Ella pensaba que hombre y mujer tenían las mismas posibilidades de hacer
sus cosas. Ahora es lo lógico. Pero, en ese tiempo, no. En ese tiempo el
machismo estaba más arraigado.
Cardozo era un padre muy bueno, era diferente a otros curas, era
23
En realidad los mismos pescadores costeños aprendían a nadar así, duramente. Arguedas dice que a los
serranos les amarraban una soga en la cintura y los tiraban al mar para que así aprendieran a nada. Lo
cierto es que los pescadores aprendían a nadar así también, los tiraban al mar pero… sin ninguna soga
amarrada a la cintura.
24
A pesar de ser Moncada primo de mi padre –mi abuelo se llamaba Silvio Saavedra Moncada, natural de
Samanco, puerto ubicado a pocos minutos de Chimbote-, no puedo recordar si se llamaba Cirilo o
Ciriaco.
25
En la novela póstuma es el padre Cardozo –su nombre real no lo recuerdo-, en la realidad otro era su
apellido. Lo han estado entrevistando en estos días en que se celebra el Centenario del nacimiento de
Arguedas.
26
Se refiere a lo que se conocía como “Teología de la Liberación” que abanderaba el padre Gustavo
Gutiérrez. Manuel Marzal –que fuera mi profesor en la PUCP- decía que no era teología sino sociología.
13
campechano, era simpático. Puede ser que mi tío, en el fondo, no creyese
en él ¿no? A pesar de que era un cura muy revolucionario. No me inquieta
si, en el fondo, él, de repente, no creía en esa actitud. Él podría pensar que
era una actitud de fachada, para captar gente. De allí que a Esteban de la
Cruz lo ponga más cercano a los evangelistas y se puede suponer que sus
citas de Isaías tendrían ese origen.
14
poema muy revolucionario, creo que es a Túpac Amaru. ¡Increíble! Porque
es bien subversivo ese poema ¡increíble! Mi tío era un hombre tan
tranquilo, tan cálido. Y ese poema es de guerra. El es un líder en esa lucha,
un líder que no logra efectivizarse. Creo que ésta es una teoría que han
discutido los universitarios. Por lo menos yo conozco gente de sociología,
que pensaba que él era un hombre que estaba frustrado porque no lograba
hacer lo que en su interioridad hubiera querido, o sea, ser un luchador
político, y su última forma de desfogarse fue hacer su literatura, pero que
en el fondo él hubiera querido hacer otra cosa. Es lo que ellos dicen. La
razón de su eliminación está por ahí, porque estaba insatisfecho, porque él
sentía que no hacía lo suficiente. Pero una cosa que sí verbalizaba era el
sentirse enfermo y no poder producir. A él le costó mucho ese libro 29.
Antes de eso estuvo buen tiempo sin escribir.
15
Leer ese libro32, ha sido muy difícil para mí. Me deprimía. No me
gustaba. Era horrible. No me gusta. Cuando yo empezaba a leerlo, lo
dejaba. Me parecía que, con ese libro, él decidió morirse. A mi papá le
ocurre lo mismo, con la diferencia que yo he estado al lado de mi tío en
esos momentos y me parecía que yo había percibido... Me sentía muy mal.
Tan es así, que ese libro ha estado acá, en la casa, y se ha perdido. Yo no sé
porqué, pero se ha perdido. No sé si mis hijos lo han prestado, pero no está.
Lo he llegado a leer, pero con mucho esfuerzo. Es que es diferente para mí
que para otros porque yo he visto muchas cosas que él dice... he visto esos
momentos. Es feo, no es fácil... El libro no es agradable para mí. A mí me
encantan Los ríos profundos y también Todas las sangres. Pero este libro
no. Sin embargo, muchos dicen que es uno de sus mejores libros. Para mí el
libro es el causante de su muerte... para mí tiene esa simbología, por eso es
que no recuerdo sino vagamente a los personajes.
creo que no fue en broma. Él, en el fondo, sentía como que su mundo había
sido invadido, su mundo indígena, si no, ¿por qué se fue? Su lucha no tenía
razón de ser. No podía dar marcha atrás tampoco... Cuando yo estaba por
hacer mi última práctica, me iba a ir a Ilo. Conversé con él y le digo:
16
- Es un bruto, una bestia,
Leía bastante, pero había meses en que no podía leer. Ese tiempo era
terrible... decía:
Con sus obras debe haber influenciado en otros autores, de hecho siempre
los hay... Le gustaba tocar guitarra y cantaba wifala 35.
Rodrigo36 fue uno de los que hizo causa común con Celia. Yo no
sabía eso. Según me contó, se sentía muy protegido por ellos siendo muy
joven. Como que Celia y mi tío le daban bastante... entraba a su casa, le
daban un trato protector a Rodrigo. Cuando después mi tío se separó de
Celia, se sintió como que mi tío le echaba cochinada, que trataba mal a una
mujer tan buena. Le dio rabia. Le dio cólera. No lo quería ver. Pero después
se encontraron y se reconciliaron. No ha escrito mucho Rodrigo sobre mi
35
Canto, bandera, acción. Quizás el “wifa” que constantemente se grita en “Todas las Sangres” tenga
este origen. Al menos se le usa como grito casi casi de guerra. Grito que se exclama en los carnavales.
36
Rodrigo Montoya Rojas. Rodrigo es un importante estudioso de Arguedas. Todos esos momentos han sido
superados por el puquiano, a quien jamás le he escuchado mencionar este punto. Pero, puede haberlo dicho y
no me he enterado, eso es más que posible.
17
tío, más son los testimonios que da. Ahora último leí un artículo acerca de
la comunidad donde mi tío hizo la tesis de España. Lo escribe desde ese
lugar. Estuvo caminando por ese lugar y conociendo los sitios... un pueblo
que era un poco atrasado.
37
Solamente consigna las iniciales de Emilio Adolfo Westphalen (EAW).
38
Días después me acompañaría Vilma a ver a su padre, pero éste ya no podía hablar debido a la
enfermedad que lo aquejaba. Frente y al lado de Arístides, nos dedicamos a conversar Vilma y yo, y lo
que hablamos aún no lo he revisado a pesar de los años transcurridos.
18
Quien lo conoció fue también Zaida Perea Peñafiel39. Ella es prima.
Y Yolanda López Vda. de Ochoa40, hija de mi tía Rosa. Ella lo conoció más
y pasó más tiempo con mi tío que yo. Ella conoce de su época, sobre todo,
con Celia. Mi tía Rosa era hermana de la mamá de mi papá.
39
Zaida es hija del hermano de madre del padre de José María y esposo de la dueña de la mitad de la
hacienda Viseca. Era pariente cercana de Grimanesa Arangoitia Iturbide y, por tanto, también pariente
cercana de Pablo Pacheco Arangoitia, el hermanastro. La entrevisté y me obsequió unas fotocopias de
cartas, entonces inéditas, de José María Arguedas. Tampoco he revisado las cintas hasta ahora.
40
A quien también tuve la oportunidad de entrevistar por esos días y cuyas cintas no he escuchado y
mucho menos transcrito.
41
A los pocos días entrevistaría a Nelly, que confirmó mucho de lo dicho por Vilma... Lo curioso fue que
demoró un poco para salir, luego me preguntó –con cierta aprehensión que no podía disimular bien o
puede que estuviera enferma- si había hablado con Vilma, entonces comenzó la entrevista propiamente
dicha... que se terminó porque se me acabaron las cintas, ya era tarde, pero ella seguía hablando. No
recuerdo cuánto tiempo estuvimos así.
42
Esposa de Carlos Cueto Fernandini.
19