Anda di halaman 1dari 68

Portoviejo, agosto del 2009 • No.

18

Ramiro Molina Cedeño • Director general

Revista cultural creada en el mes de marzo del año 2004 por Ramiro Molina Cedeño, con propiedad
intelectual compartida con Alfredo Cedeño Delgado. Cuenta con el auspicio económico de la I. Munici-
palidad de Portoviejo.

Consejo editorial Colaboran en este número


Ramiro Molina Cedeño Alfredo Cedeño Delgado
Alfredo Cedeño Delgado Marigloria Cornejo Cousin
Marigloria Cornejo Álvaro Mejía Salazar
Carlos Calderón Chico Alfredo Cedeño Delgado
Edgar Freire Rubio Benjamín Rosales Valenzuela
Fernando Jurado Noboa Ramiro Molina Cedeño
Jorge Núñez Sánchez
Elías Barzallo Cabrera
Colaboradores permanentes Víctor Arévalo
Tonio Iturralde Cevallos
Anita Mendoza
ISBN
Ángel Loor Giler
Alfredo Román Murillo 978-9942-02-540-1
María Fernanda Bravo

Corrección
Estela Guión Palumbo

Diagramación e impresión
La Isla N27-96 y Cuba
(593 2) 256 6036
edicioneslatierra@andinanet.net
LA TIERRA Quito-Ecuador

Imagen de portada:
Estatuaria del Libertador “Simón Bolívar”

Portoviejo – Manabí
Teléfonos: 052 639461 – 093123580
E-Mail: ramiro-molina@hotmail.es
CENTRO CULTURAL “PORTOVIEJO”
Trabajando por la cultura
Portoviejo, agosto del 2009
Contenido

Editorial
Alfredo Cedeño Delgado 3
Bolívar en la poesía de siempre
Marigloria Cornejo Cousin 4
Reflejos de la Conquista:
El escudo del Inca Garcilaso de la Vega
Álvaro Renato Mejía Salazar 23
El libre comercio y el 9 de octubre de 1820
Alfredo Cedeño Delgado 29
Guayaquil y la Revolución de Quito de 1809
Benjamín Rosales Valenzuela 36

Comentarios sobre el libro Ensayo histórico


y geográfico del cantón Montecristi
del Prof. Domingo Olmedo Delgado Mantuano
Ramiro Molina Cedeño 43
Los pueblos indígenas y negros
frente a la independencia hispanoamericana
Ponencia del Dr. Jorge Núñez Sánchez 50
Editorial
Alfredo Cedeño Delgado

E
stamos de vuelta. Después de un para, aunando esfuerzos, conjuntan-
lapso de silencio que nos ha do- do voluntades y sorteando dificulta-
lido intensamente y por el cual des, aparecer nuevamente.
pedimos disculpas, volvemos con este La historia es un factor de ense-
número 18 que es emblemático. ñanza cívica, de espíritu humanitario,
Representa esta edición la persis- de dignidad nacional y de desarrollo
tencia quijotesca de quienes queremos del amor a la verdad que no puede
construir caminos de cultura histórica usarse para fines extraños a su propia
desde una región, que como la mana- misión, ni debe utilizarse como un
bita, se merece enteramente el esfuer- instrumento de propaganda. Spon-
zo; representa, también, la demanda dylus, en sus dieciocho ediciones, ha
generada en el resto del país para que hecho estandarte de ese mandato,
no desaparezca definitivamente este porque todo sectarismo debe ser aje-
instrumento de divulgación que tanta no por completo a la función de ense-
falta hace a la provincia y a la nación, y ñar y eso es lo que hemos pretendido
representa, de manera emblemática, el siempre: que nuestra publicación sea
maravilloso concepto de que las ideas un instrumento de enseñanza.
y la palabra perduran, más allá de con- A quienes nos han estimulado con
tingencias vanas y pobres. sus conceptuosas opiniones, a quienes
En estos meses de forzoso si- nos han leído y nos han extrañado, a
lencio, sin ánimo de envanecernos, nuestros amigos colaboradores y aun
hemos recibido por parte de historia- a nuestros detractores –que felizmen-
dores locales y nacionales, de insti- te los tenemos– les agradecemos la
tuciones historiográficas y de un pú- paciencia de la espera y solo promete-
blico heterogéneo, el respaldo por la mos seguir tratando los temas que se
labor desarrollada durante diecisiete reflejen en nuestras páginas con suma
ediciones, y también, el estímulo y cautela, con visión integradora, con res-
la petición constante para que volva- peto profundo por quien opina y con el
mos a forjar páginas que cobijen las ánimo de enriquecer a nuestra región y
investigaciones históricas de tantos y a nuestro país, porque comprendemos
tantos académicos, cronistas y apasio- a Paúl Valery cuando dijo: “La historia
nados. Ese respaldo, ese estímulo, es es el producto más peligroso que la quí-
el que hemos tomado como demanda mica intelectual haya elaborado”.


Bolivar en la poesía de siempre
Marigloria Cornejo Cousin

Una explicación generaciones de ayer y las actuales, y


comprender entonces que sin lugar a
en torno al tema dudas hay muertos que irradian vida

C
desde sus sepulcros.
reo que mi deseo de estudiar
y compartir el tema (Bolívar/ Es indiscutible que los grandes
poesía; poesía/Bolívar) nace, hombres caminan por los fastuos de
por una parte, del conocimiento que mi la historia entre la admiración y la
padre puso en mí desde muy tempra- detracción. Bolívar, el Grande, no po-
na edad, contagiándome su devoción día ser la excepción. Pero gracias a la
a Bolívar; y, por otra parte, mi amor a Divinidad y al tiempo, la figura egre-
la literatura hispanoamericana. gia de este venezolano de América y
del mundo trasciende, y su vida y su
A ese punto lejano de mi cons-
gloria se elevan siempre más allá de su
ciente o de mi subconsciente, creo
muerte.
que debo sumar algo inolvidable: las
expresiones de Rufino Blanco Fombo-
na al prologar la edición tardíamente Nuestro héroe en
aparecida en París de Los siete tratados la inspiración de los poetas
de Montalvo (edición Garnier Her-
manos, París, 1912), cuando Eso explica el porqué este héroe
universal haya inspirado a poetas de
clamaba desde Europa porque en todos los tiempos en este continente,
nuestras tierras llenas de grandes inspiración magistralmente resumida
figuras olvidadas, se formara la con- por don Guillermo Valencia, el gran
ciencia de la valoración y del resca- vate colombiano (1873-1943) que es-
te, y se actualizara el mensaje que cribió una página inolvidable en la
aquellas figuras nos transmitieron , revista El cojo ilustrado, Caracas 1914;
a fin de identificarnos mejor, de de- y de cuyo texto podemos fácilmente
fender lo nuestro, de ser dignos de
extraer las pinceladas indelebles que
la memoria de nuestros próceres, de
aquellos que nos dieron patria, cul- la vida y obra de nuestro héroe deja-
tura y libertad… ron en el alma del poeta:

Esa sería una forma de engar-


zar en una cadena de solidaridad las


No. 18 • Un encuentro con la historia

…Un día se apodera del poeta el anhelo de lo ignoto, y evoca al genio de la historia.
En vuelo hacia los campos idos conduce hasta las forjas romanas todo el bronce
que ha recogido, para fundir en él el alma de una estatua: la estatua de nuestro
padre Bolívar.
Y evoca la epopeya americana, y ve lo que fue la independencia: un sueño de hom-
bres agitados del espíritu de aquella diosa que escanció en cincelado vaso para el
filósofo antiguo el divino coloquio de la República; una tribuna ocupada sin cesar
por oradores férvidos; un circo de los tiempos antiguos lleno de mártires despeda-
zados; una historia entera desbaratada a cañonazos; y sobre él cuadro portentoso
y épico, un hombre: ¡y ese hombre era Bolívar!
La palabra vuela, cansada, para decir lo que fue él: predecir, luchar, vencer, crear.
Orar, gemir, cantar, rugir, maldecir, convencer, soñar, padecer, agonizar, mo-
rir… Morir, no como quiera, sino como la columna dórica cansada de llevar sobre
sus hombros el peso inmenso de las naves; contemplando como España ataba de
su escudo a la fiera soberbia y melenuda, y dejaba volar, a cobijar el nuestro, con
la sombra sagrada de sus plumas, esa ave libre que gusta de armar su nido sobre
él pico más alto de sus sierras. Y esa fue la visión del poeta.

Esa fue, en realidad, la visión de


ese poeta de Valencia, y esa misma
visión es la que se apodera de todos
quienes fascinados por su vida y sus
hazañas, por sus sueños y sus luchas,
hacen de Bolívar con sus versos el
bronce de una estatua inmortal.

Él vio al héroe mártir, y supo con-


templar su perfil vencedor sobre el
muro negro y derruido de los tiem-
pos que fueron; y su gesto aguileño
y su abrasada tez y sus mismas que-
madoras pupilas en que reverberaba
el rojo sol del combate. Y vio cómo,
al acompasado galopar de su caba-
llo, la tierra brotaba soldados que
iban formando, a su espalda, como
la cauda inmensurable de un come-
ta; y cómo iba llevando de monte en
monte andino, los incendios de la
guerra y la voz de Dios…


El poeta tomó esos rasgos esenciales y fue a llevar a la fragua volcánica el sagrado
crisol que contenía el bronce futuro de la estatua inmortal… porque Bolívar vivi-
rá mientras la lengua castellana nos esté pregonando en América, en las estrofas
del poeta, un pasado glorioso y un compromiso para el futuro…
(Hasta aquí la cita de Sonetos a Bolívar 2,
Biblioteca de la Soc. Bolivariana de Venezuela,
1989, pp. 8 y 99)

Los poetas de América


y Bolívar
El tema que nos ocupa actualiza Oígale la voz perdida
el homenaje que la Lira americana, a sobre el resol de los médanos,
través de sus más caros representan- la voz del grito más hondo
tes, ha rendido al Gran Hombre de oígasela compañero
quien tenemos –a través de sus con- Como el son de las guaruras
temporáneos– americanos o europeos cuando pasan los arrieros,
que lo conocieron, que compartieron como la brisa en la palma,
con él, que lucharon como él y que como el águila en el ceibo,
nos han permitido con sus juicios ar- como el trueno en las lejuras,
mar el propio y nuestro. como el cuatro en el alero,
Así, podemos repetir lo que en como el eco en las tonadas,
bella forma poética y haciendo una como el compás en el remo,
especie de inmersión en lo popular, como el tiro en el asalto,
nos dicen los versos del venezolano como el toro en el rodeo,
Alberto Arvelo Torrealba, a través de como el relincho en el alba,
cuya lectura se enciende nuestra ima- como el casco en el estero,
ginación y nos hace ver a Bolívar cru- como la pena en la canta,
zando los llanos, cuando dice: como el gallo en el silencio,
como el grito del catire
De bandera va su capa, en las Queseras del Medio,
su caballo de puntero; como la Patria en el Himno,
baquiano, volando rumbos, como el clarín en el viento.
artista, labrando pueblos; Por aquí pasó, compadre,
hombre, retoñando patrias, dolido, gallardo, eterno…
picando glorias, tropero.


No. 18 • Un encuentro con la historia

Esa apreciación de corte popular bebe los vientos llaneros


era lo que el campesino veía y sen- hasta morir aventao.
tía frente al paso de ese hombre para
Ya tocan a la botasilla
quien guerrear era su sino, mientras
ya está el escuadrón montao!
la patria –concebida en la misma for-
arriba los zambos del llano,
ma y con las mismas dimensiones en
a pelear como es mandao!
que la soñó nuestro Rocafuerte– pug-
que el Libertador nos lleva
naba por romper las cadenas del yugo
con el triunfo asegurao.
colonial. Bolívar, que perteneció a esa
clase de hombres que por vencer has-
ta las tempestades llegan a encarnar El texto leído nos hace recordar
la esperanza de las masas, era dueño unas muy bellas frases de José Martí:
de una combatividad sin límite, due-
ño además de una palabra vibrante y Aquel hombre solar a quien no con-
persuasiva, convocaba a las multitu- cibe la imaginación sino cabalgando
des; y, triunfador o derrotado, no co- en carrera frenética, con la cabeza
noció la pausa ni el descanso y aplicó rayana en las nubes, sobre caballo
todo su esfuerzo como un ente ilumi- de fuego, asido del rayo, sembrando
nado hasta la victoria. naciones.
Y también con corte popular, re- (Caracas y el Libertador, tomo LXVI, julio-septiembre
cogido en Nueva Granada por el his- 1983, Academia Venezolana de la Historia, p. 637)
toriador colombiano Enrique Otero
D’Costa, podríamos citar los siguien-
tes versos anónimos que en la época
sonaron espontáneos con un especial
fondo musical:

Arriba zambos del llano


los del brazo arremangao
que el Libertador nos llama
a pelear como es mandao.
Arriba zambos del llano,
que el Libertador nos lleva
con el triunfo asegurao
montado en su caballito
de color acanelao.
Codicia del Negro Infante
coco de Julián Mellao.
Caballo no bebas agua
que el agua es para el pescao;


Su vida llena de pasajes tan ri- la intelectualidad francesa de la épo-
cos y tan variados, hace pensar en la ca; su ascenso al Monte Sacro, o el te-
carga emocional acumulada que evi- rremoto en Caracas, o su delirio en el
dentemente lo impulsaron a la acción. Chimborazo, o su triunfo en Junín, o
Y nos hace recordar a nuestro Juan su agonía en San Pedro Alejandrino;
Montalvo cuando refiriéndose a sus sus triunfos o sus derrotas han sido
atributos dijo: chispas que encendieron la inspira-
ción de nuestros poetas.
Libertad era su Dios vivo; después Puestos frente a un escritor o un
del Todopoderoso, a ella rendía cul- poeta debemos preguntarnos qué fuer-
to su grande alma. Caído muchas za lo motiva a escribir. Para unos será
veces, alzábase de nuevo y tronaba recordar, para otros recrear o expresar
en las nubes como un Dios resuci- sentimientos o simplemente pensar. Es-
tado. Gran virtud es el tesón en las tos tres verbos describen ese trabajo in-
empresas en donde vaivén de triun- telectual por el que se concibe o se hace
fos y reveses promete dejar arriba el historia, en el primer caso, literatura en
lado de la constancia, sin la cual no el segundo o filosofía en el tercero.
hay heroísmo. El secreto de erguir- Por el tema que vamos tratando,
se en la propia ruina, romper por nuestra atención se centra en el segundo
medio de la desgracia y mostrarse grupo al que debemos entrar aceptando
aterrador al enemigo, no lo poseen ante todo que nuestro pro hombre no
sino los hombres realmente superio- fue un filósofo sobre cuyas ideas pueda
res, esas almas prodigiosas que en la escribirse una historia, ni tampoco un
nada misma hallan elementos para personaje de novela capaz de generar un
sus obras. mundo de ficción en su entorno. Fue, sí,
(Simón Bolívar, Juan Montalvo, un hombre real, de carne y hueso; un hé-
tomo 8, Clásicos Bolivarianos, Caracas, 1994) roe íntegro en cuerpo y alma, un hombre
con un ideario que dio forma de patria a
A él le correspondió crecer y cinco naciones de este continente, y que
formarse en una etapa de profundos dio vida al criterio integracionista que en
cambios sociales, filosóficos, políticos la actualidad –siglo XXI– alienta a las na-
e históricos entre la obsolescencia de ciones de Hispanoamérica y el Caribe a
la Ilustración y el nacimiento del Ro- sentir –como él decía– que para nosotros
manticismo. Las páginas maravillosas “¡la patria es la América!”. Un hombre
de la vida de nuestro Héroe –cada una que complementaba su quehacer con
de más intensidad que otra– han sido el pensar, haciendo historia en cada día
inspiración de los poetas en todas las de su vida y en cada pasión de su alma;
épocas… Así, pues, en su visita a Pa- tal como lo muestran sus cartas, sus ba-
rís en 1804, cuando en compañía de tallas, sus proclamas, en las que, por la
su maestro y amigo Simón Rodríguez autenticidad con la que actuó siempre,
toma contacto con lo más selecto de aún está vivo para gloria de América.


No. 18 • Un encuentro con la historia

Eso, justamente, explica las miles y miles de páginas que se han escrito en torno
a su figura, y de las cuales solo me referiré a los poemas de autores hispanoame-
ricanos de renombre, con los cuales pretendo hacer una especie de mapeo poético
bolivariano. Y comenzaré por Miguel Otero Silva, de Venezuela, en un poema cuyo
mensaje, en el contexto, nos dice que Bolívar es América:

Solo una sombra escuálida como un árbol sin ramas.


Solo una frente amplia y unos ojos de abismo.
Solo una sombra ágil, nerviosa, diminuta
que se tornaba inmensa como todas las sombras.
Era una sombra inmensa y era un pueblo a su espalda.
Un pueblo de pausados campesinos andinos,
de llaneros festivos, audaces y valientes,
de mulatos cordiales y de negros risueños,
de curtidos y ariscos pescadores mestizos,
de soldados corianos sufridores y recios:
pueblo dicharachero, ingenioso y palúdico.
Era una sombra inmensa y era un pueblo a su espalda.
Hoy la sombra está muerta. De su savia
se han nutrido mil bosques de hombres.
En su loor clarines tempestuosos,
tambores desbocados y pífanos marciales
han florecido bajo muchos cielos.
Bronces y mármoles no han logrado plasmar en su quietud
la vital sombra muerta
porque la tempestad no puede ser tallada.
Hoy la sombra está muerta frente a su pueblo vivo.
Frente a su mismo pueblo, sobre su mismo paisaje,
rumiando el mismo pan y la misma amargura.
Pueblo que aún persigue por las rutas con sol
lo que la arrolladora voluntad de la sombra buscaba.
Hoy la sombra está muerta,
mas su pueblo está vivo.
Pueblo vivo y enmarcado con la mirada fija
en la bandera libre que tremoló la sombra.
¡Arar nunca es en vano, ni en el mar!”

Qué hermosas palabras de Otero al glosar una frase del Bolívar decaído,
por un momento en su última proclama, pero en su canto reconoce textualmente
que “de su savia se han nutrido mil bosques de hombres”, por eso con razón
–nos dice, y repito– “arar nunca es en vano… ni en el mar”.


En Centroamérica, el chorotega más grande del siglo XIX, Rubén Darío,
en sus años juveniles, le dedicó esta oda:

Oda en Centroamérica

Salve el cóndor andino


que al Chimborazo arrebató su llama!
¡Salve al genio divino
que clamó al torbellino
en medio del hervor del Tequendama!
(Alude al bellísimo pasaje del salto del Tequendama, hacia donde fue Bolívar a deleitarse en el río Funza que
allí cae desde 145 metros de altura, desde cuya orilla saltó para asombro de quienes lo acompañaban)

(…) La naciones lo han visto:


sol fecundo en la paz, rayo en las lides;
redondo como Cristo,
fue de raza de Cides
y en su alma inmensa revivió Arístides.
(…) Gloria al que ofrece vida,
a la codicia y al temor ajeno;
gloria eterna y crecida
al paladín sereno,
que se anunció con el clarín del trueno.
¡Bolívar! Las edades
escriben ese nombre, alto y bendito;
llevan las tempestades,
ese poema escrito
y se escucha un rumor en lo infinito.

Sus críticos señalan que en poe- lo para verlo saltar desde tremenda
ma posterior titulado “PAX” hace altura ante los ojos de asombro de
mención a Bolívar junto a Washington sus soldados que lo acompañaban,
y San Martín, con formas magistrales. y al hacerlo, con la misma elegancia
Ese pasaje maravilloso e inol- decía Justino de un “atleta heleno”,
vidable de las proezas de Bolívar lo caía sobre una piedra tremendamente
aprendí con mi padre, que, al relatar- grande que casi se columpia sobre el
lo ponía tanta fuerza en sus palabras tenebroso abismo: y lo hizo –palabras
que mi imaginación se echaba al vue- textuales de Justino Cornejo.

10
No. 18 • Un encuentro con la historia

Bajo la infinitud radiante de los cielos y al compás del mágico instrumental de las
aguas en tropel.
Abajo, en el punto en que se rompe descomunal aquella masa líquida y en el que el
Funza vuelve a ser río, algo como una sonriente aprobación suena y se expande en
alas del viento, para satisfacción y gloria de Colombia y de la especie humana.
(Esta cita textual de Cornejo pertenece a un opúsculo titulado “La sublime teatralidad de Bolívar en siete estancias”,
reeditado con el auspicio de la M. Ilustre Municipalidad de Guayaquil para la fiesta de Bolívar en julio del 2005)

Por la grandiosidad del hecho insuperado del salto del Tequendama, tam-
bién una mujer, con humildad y grandeza, le dedica un poema titulado:

El himno a Bolívar

Avergüenza decir: “Voy a hacerle un himno a Bolívar”.


¡Es tan menguada la voz de los hombres
para alzarla en elogio de los héroes!

A Bolívar habría que cantarle


con la garganta de los vientos
y el pecho del mar…”

Yo tendría que suplicarle al Pampero:


¡dame tu acento!
Y al Atlántico y al Caribe:

Hoy necesito vuestra voz.


La montaña y el salto estarán
desde entonces
cantando las alabanzas del General.
Lo que no han sabido hacer los hombres
lo habrán hecho el agua y el volcán.

Y eso basta; ahora, nosotros


aprendamos a escuchar,
a escuchar religiosamente
el canto triunfal.
A las voces eternas se unirán
las de mi Río de La Plata y mi Uruguay,
y el himno enorme se integrará
con el ritmo del Amazonas, del Orinoco,
Del Magdalena, del Paraná.

11
Venezuela: para hacer la alabanza de tu héroe
todos los ríos de América mezclarán
su voz, sobre llanuras y montañas.
Así han de cantarle a Bolívar
el agua y los ecos, la cordillera y el huracán.
Y todos los hombres de América
que le deben su libertad
con el corazón exaltado y la cabeza descubierta
escucharán el himno que ninguno de los poetas
fue capaz de concebir para tu general.

La autora, Juana de América: Y también desde el Sur, hay una


Juana de Ibarbourou. Realmente her- voz grave y una pluma grande que
moso y sobrecogedor, porque el senti- cantan a Bolívar. Es la de Neruda, que
do de gratitud estalla en expresión so- lo encuentra en el drama de la guerra
brecogedora hasta en la naturaleza de civil española, en la década del 30 y
este continente hacia el caraqueño. escribe “Un canto para Bolívar”, del
que extractamos lo siguiente:

Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire


de nuestra extensa latitud silenciosa;
todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:
tu apellido la caña levanta a la dulzura,
el estaño bolívar tiene un fulgor bolívar,
el estaño bolívar sobre el volcán bolívar;
la patata, el salitre, las sombras espaciales,
las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,
todo lo nuestro viene de tu vida apagada:
tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios:
tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre.
Tu pequeño cadáver de capitán valiente
Ha extendido en lo inmenso su metálica forma:
de pronto salen dedos tuyos entre la nieve;
y el austral pescador saca a la luz de pronto
tu sonrisa, tu voz palpitando en las redes.
De qué color será la rosa que junto a tu alma alcemos?
Roja será la rosa que recuerde tu paso.

12
No. 18 • Un encuentro con la historia

Cómo serán las manos que toquen tu ceniza?


Rojas serán las manos que en tu semilla nacen.
Y cómo la semilla de tu corazón vivo?
Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti,
junto a mi mano hay otra, y hay otra junto a ella,
y otra más, hasta el fondo del continente oscuro
y otra mano que tu no conociste
viene también, Bolívar, a estrechar a la tuya.
Bolívar, capitán, se divisa tu rostro,
bandera se adorna con la sangre de nuestra insigne aurora.
Capitán combatiente, donde un boca
grita Libertad, donde un oído escucha,
donde un soldado rojo rompe una frente parda
donde un laurel de libres brota, donde una nueva.
Otra vez entre pólvora y humo tu espada está naciendo.
Otra vez tu bandera con sangre se ha bordado.
Los malvados atacan tu semilla de nuevo:
clavado en la cruz está el hijo del hombre
Pero hacia la esperanza nos conduce tu sombra,
el laurel y la luz de tu ejército rojo,
a través de la noche, América con tu mirada miras.
Tus ojos que vigilan más allá de los mares,
más allá de los pueblos oprimidos y heridos,
más allá de las negras ciudades incendiadas.
Tu voz nace de nuevo, tu voz otra vez nace;
tu ejército defiende las banderas sagradas.
La libertad sacude las campañas sangrientas
y un sonido terrible de dolores precede
la aurora enrojecida por la sangre del hombre.
Libertador: un mundo de paz nació de tus brazos.
La paz, el pan, el trigo de tu sangre nacieron:
de nuestra joven sangre venida de tu sangre
saldrá la paz, pan y trigo para el mundo que haremos.
Yo conocí a Bolívar, una mañana larga
en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento
“Padre”, le dije: eres o no eres, o quién eres?
Y mirando al Cuartel de la Montaña, dijo:
“Despierto cada cien años,
cuando despierta el pueblo”.

13
Y acercándonos geográficamente En su producción poética, sus
a nosotros, desde su Perú de origen, críticos sienten la influencia principal-
también se escucha y se lee a un escri- mente de Lamartine y Víctor Hugo,
tor de fuste, siempre con tono enérgico distinguiéndose “El canto a Bolívar”
y conocido en el mundo de la política de 1883, del que extractamos lo si-
por un proyecto personal de recons- guiente:
trucción y regeneración nacional. Me
refiero a don Manuel González Prada ¡Bolívar!… el gigante
(Lima, 1848-1918), a quien pertenece cuyo nombre repite la tormenta
el siguiente cuarteto: sobre la faz del turbulento Atlante.
(…) El que llevó sumisa,
Tú, Bolívar. No demandes encadenada,
bella estatua en firme asiento: a las flotantes crines
es tu digno monumento de su corcel fogoso a la victoria.
el murallón de los Andes.
El hombre bueno entre los hombres
grandes,
Con cuyo texto engarza geográ-
el genio colosal entre los buenos,
ficamente la acción bolivariana en
el que por pedestal tiene los Andes
todo el callejón andino.
y por corona la fulgente nube
Y también de Perú no podemos preñada de relámpagos y truenos.
dejar de mencionar al gran poeta épico
de América, José Santos Chocano (Lima, (Citado en el libro de Gilberto Molina Correa,
Ambato, 1983, p. 60)
1875; Santiago, 1934) en un terceto que
aprendimos cuando éramos estudiantes
de Literatura de una composición titula- Y Bolivia no podía estar ausente
da “Tríptico bolivariano”, y que dice: de ésto que yo llamo “mapeo de la lí-
rica bolivariana”. Traemos la cita de la
poetisa María Josefa Mujía ( 1813-1888),
Gloria al que lucir pudo, como ja-
cuando dice en su soneto “A Bolívar”:
más se ha visto,
a veces el sudario trascendental de Aquí reposa el ínclito guerrero:
Cristo Bolivia triste y huérfana en el mundo
y a veces la bordada camisa de Don llora a su Padre con dolor profundo,
Juan… Libertador de un Hemisferio entero.
(Sonetos a Bolívar, Caracas, 1989)
Y de Colombia podemos citar al
modernista José María Rivas Groot (Bo-
gotá, 1863; Roma, 1923), a quien se debe Y en la década del 30, en Pana-
la dirección acertada de dos famosas re- má, frente al monumento internacio-
vistas de literatura y política de aquella nal que se levantara en su honor, el
época denominada Opinión y el orden gran vate Ricardo Miró, pronunció
(Planeta, tomo 9, p. 162). estos versos:

14
No. 18 • Un encuentro con la historia

Bien está que a tus plantas se prosterne la América,


si un día echó en olvido tu loca hazaña homérica
que hoy surge, tras un siglo, con mayor claridad.
Pues si fuiste el más grande Capitán de la historia,
serás, desde hoy, sobre este pedestal de tu gloria ,
el Centinela eterno de nuestra libertad.
(Sonetos a Bolívar, Caracas, 1989)

En este recorrido poético por fuerzas del nuevo mundo bajo la su-
América hemos dejado casi al final gestión de su naturaleza, su historia
un país del Cono Sur del que emerge y su destino; y, cuyo primer ciclo de
una pluma inigualable: la de Edgardo siete obras culmina justamente con La
Ubaldo Genta, que al referirse a nues- epopeya a Bolívar, a través de la cual
tro héroe, dijo: “que habiendo nacido el autor encuentra una relación entre
hombre supo morir como un dios” en Prometeo y Bolívar, entre el héroe mi-
su obra titulada La epopeya de Bolívar, tológico y el real. Genta se pregunta y
(Montevideo, Editorial Independen- nos preguntamos nosotros también a
cia, 1944), única en su género, que propósito de esta consideración:
fue auspiciada por el gobierno de su
Uruguay natal mediante decreto del ¡Prometeo en América! En un bloque
19 de mayo de 1944, considerándola de los Andes, tallado con el cincel del
como un nuevo signo de vinculación verso, desgarradas sus entrañas por
de este país con Perú, Bolivia, Colom- el cóndor de la gloria, encadenado por
bia, Ecuador y Venezuela, y en cuyas el amor a los efímeros y las pasiones
palabras iniciales el propio autor nos sin freno ¿No es acaso Bolívar más
dice cómo nacieron sus poemas “amé- Prometeo que el mismo esquiliano y
ricos” llamados a exaltar las grandes sobrenatural?…

Esta obra, compuesta por tres


actos y un epílogo que se extienden
en nada menos que 277 páginas, se
representó por primera vez en el Tea-
tro Sucre de Quito, con motivo de la
celebración del Cincuentenario de la
Unión Panamericana y en homenaje a
la Batalla de Pichincha; y, en su prime-
ra página, hay una frase del escritor
también uruguayo José Enrique Rodó
(Montevideo, 1872; Palermo, 1917),
que nunca he olvidado y que dice:

15
Nada hay más
grande que Bolívar

Grande en el pensamiento, grande en la acción;


grande en la gloria, grande en el infortunio;
grande para magnificar la parte impura
que cabe en el alma de los grandes
y grande para sobrellevar, en el abandono
y en la muerte, la trágica expiación de su grandeza.
(Hombres de América, José Enrique Rodó)

Y nada menos que de Guatemala


el gran premio Nobel, Miguel Ángel
Asturias, nos ha dejado una compo-
sición que es, para los bolivarianos,
oración de cada día:

Credo

Creo en la Libertad, Madre de América,


creadora de mares dulces en la tierra,
y en Bolívar, su hijo, Señor Nuestro,
que nació en Venezuela, padeció
bajo el poder español, fue combatido,
sintiose muerto sobre el Chimborazo,
y con el Iris descendió a los infiernos,
resucitó a la voz de Colombia, tocó al Eterno con sus manos,
y está parado junto a Dios.
No nos juzgues, Bolívar, antes del último día,
porque creemos en la comunión de los hombres
que comulgan con el pueblo; solo el pueblo
hace libres a los hombres. Proclamamos
guerra a muerte y sin perdón a los tiranos,
creemos en la resurrección de los Héroes,
y en la vida perdurable de los que, como Tú,
Libertador, ¡no mueren!:
¡cierran los ojos y se quedan velando!

16
No. 18 • Un encuentro con la historia

Y tendríamos necesidad de mu- amor y con inquebrantable fe en los


cho más tiempo para completar este principios bolivarianos, convencida
recorrido por la Lira americana inspi- de la profundidad de sus hazañas, del
rada en nuestro pro hombre. Por eso legado que no pierde actualidad y que
entramos a la parte final de este traba- continúa cosechando la mies que arro-
jo que lo he preparado con verdadero jó el Libertador. Por eso siempre digo:

“Libertador y padre nuestro”


Cuando todas las voces sean polvo
y todos los silencios sean nada;
cuando el tallo verde sea apenas
recuerdo de la espiga y la raíz primera
un desangrarse de agua inédita;
cuando las perdidas huellas
lloren el polvo de sus pasos;
cuando las manos huérfanas
destilen su porción de estrellas,
y Dios, solo Dios quede en la eternidad,
estarás tú, Simón de Caracas y de América,
temblando en el silencio de la voz
para decir tu palabra.”
(Esta es una bellísima composición del venezolano Lucas Castillo Lara)

Bolívar y los poetas


ecuatorianos
Y ahora sí en la parte final de este deseo y su esperanza de hallarse lue-
trabajo entramos en el Parnaso ecua- go, con él, en la gloria, como lo ma-
toriano, en el que mencionaremos en nifestara en carta del 31 de enero de
primer lugar a Olmedo, que con su 1825, poema cuyo principal crítico fue
“Canto a Bolívar” hace realidad su el propio Bolívar:

17
(Fragmento)

El trueno horrendo que en fragor revienta


y sordo retumbando se dilata
por la inflamada esfera,
al Dios anuncia que en el cielo impera.
Y el rayo que en Junín rompe y ahuyenta
la hispana muchedumbre
que más feroz que nunca amenazaba
a sangre y fuego eterna servidumbre;
Y el canto de victoria
que ecos mil discurre ensordeciendo
los hondos valles y encumbrada sierra:
en la tierra proclaman a Bolívar
Árbitro de la paz y de la guerra.

Recordemos, de paso, que este 1960), en seis cantos que acertada-


famoso poema fue traducido al fran- mente prologa el Padre Aurelio Es-
cés por el poeta Víctor Manuel Ren- pinoza Pólit que lo califica como “un
dón, también guayaquileño. bello canto al espíritu de la patria, al
La eximia poetisa guayaquile- que con su gallarda y constante hidal-
ña Rosa Borja de Ycaza, mi madrina guía ennoblece la pequeñez relativa
sea dicho de paso, dedica al Genio de de nuestras realidades históricas”.
América su inspiración en el poema- En el último canto, imaginando al Li-
rio titulado “Libertad” (Guayaquil, bertador en el Chimborazo, la autora
dice textualmente:

Hay un supremo instante de abstracción del espíritu


que en inquietud creciente mira hacia el más allá;
en que el héroe se eleva con visión de poeta,
y cual grave filósofo hasta el abismo va,
buscando en el espacio la luz de la quimera
y en el profundo abismo la voz de la verdad.
Y con un insondable misterio en las pupilas,
donde prende el ensueño su irradiación fugaz;
en alto el pensamiento, que el espacio domina,
y saturada el alma de blanca soledad;
siguiendo los arcanos de su propio Destino,
delante de los siglos que lo miran pasar,
Bolívar se engrandece como un dios mitológico
y levanta a los cielos su delirio inmortal.

18
No. 18 • Un encuentro con la historia

Un hálito de cumbres envuelve su grandeza,


en asombro el silencio sobrecogido está;
Bajo el signo del cielo, testigos del prodigio
son el vasto Universo, el Alma y la Eternidad.
(Libertad, p. 48)

Y muchos más ecuatorianos can- épica. Me refiero a “Bolívar y el tiem-


taron a nuestro Bolívar. Así, el guaya- po”, poema que todas las alumnas de
quileño Medardo Ángel Silva, lírico Emma Esperanza Ortiz Bermeo, en la
por excelencia, incluye en su obra un época de oro del Dolores Sucre, decla-
canto heroico y sublime en el que sen- mábamos con unción:
timos también que arde su inspiración

El huracán aullaba como un mastín de caza


a la noche invasora… la niebla era una gasa
velando el rostro puro del día. Se dijera
que el hálito del viento apagaba la hoguera
del sol… la sombra inmensa de los montes crecía
como haciendo la noche… cada cumbre fingía
una mano extendida para coger estrellas.
Alzaba sobre el mundo la más altiva de ellas
un pabellón de llamas. Viéndolas se diría
que de aquella montaña iba a salir el día.
El Chimborazo alzaba su cabeza de abuelo
entre todos. El viejo monte vecino al cielo
conocía la voz del Padre de las cosas.
El alba filialmente encendía de rosas
su frente de patriarca. El sol era su hermano:
otro gigante era también el océano.
Su actitud al Titán rememora del mito:
quizá pensó robar un astro al infinito,
y la mano de Dios, frustrando la aventuras
lo inmoviliza a tiempo que escalaba la altura!…
De súbito, un rumor, levísimo, tan leve
como el caer de una hoja sobre el tapiz de nieve
de la montaña. Aquel rumor crecía lento.
El silencio se hacía momento por momento,
tan grande que, atendiendo a mil ocultos sones,
se hubiera oído el paso de las constelaciones.
Era de pies humanos aquel suave ruido.
El Chimborazo alzó la faz semidormido;

19
y vio un hombre parado en frente del vacío.
Y el monte sintió algo como un escalofrío!...
La túnica de ese hombree era de llama, cielo
y sangre. Lo envolvía como si, en vez de velo,
fuera su propia carne; su frente despedía
un fulgor parecido al del naciente día;
su mano era capaz de doblar al destino:
le circundaba un halo de prestigio divino
como una emanación de sí. Cuando el sonido
de su voz rasgó el aire, se oyó como un rugido
armonioso; y el tiempo refrenó su carrera,
en la nevada cúspide, para mirar lo que era!
Y sobre la montaña, al prodigio propensa,
se detuvo un instante la eternidad suspensa.
Nunca desde el Tabor, se vio mayor grandeza
humillando de un monte la vetusta cabeza!
Y aquellos dos gigantes se hallaron frente a frente:
los siglos, como una fugitiva corriente,
circundaban las sienes del viejo; su corona
eran los muertos días; en su mano temblona
llevaba una hoz por cetro. Y la figura homérica
era Simón Bolívar, Libertador de América.

Y una muy especial mención • “Al corazón de Bolívar: soneto


haremos del poeta coronado Pablo metálico” (soneto para la Socie-
Hannibal Vela Egüez, que en su libro dad Bolivariana de Caracas).
El árbol que canta (Quito, 1943, pp. 81- • “Bolívar y el Tequendama: los
101), la segunda parte titulada Taber- dos saltos” (poema para la So-
náculo bolivariano, dedica seis poemas ciedad Bolivariana de Bogotá).
hermosísimos a nuestro Héroe con
• “Bolívar y el Chimborazo” (poe-
estos títulos:
ma dedicado a don Enrique Ba-
• La epoepeya bolivariana (canto épi- querizo Moreno).
co en 100 versos dedicado al Dr.
• “La espada de Bolívar” (hermo-
Alfredo Baquerizo Moreno).
so soneto dedicado a don Fco.
• “La libertad de hispanoamérica” Chiriboga Bustamante, presi-
(Canto lírico dedicado a don Is- dente de la Sociedad Bolivariana
mael Pérez Pazmiño). del Ecuador).
• “Al soñador del Chimborazo” • “Elio Bolívar” (escrito en home-
(soneto para la Sociedad Boliva- naje al Gral. Ángel Isaac Chiri-
riana del Ecuador). boga).

20
No. 18 • Un encuentro con la historia

Y tratando de acortar el tiempo La joven plenitud del continente


mencionemos que en ese parnaso nues- tiene aspecto de fúnebre escenario;
tro hay nombres que fulguran como: hay en cada volcán un incensario
Remigio Crespo Toral, en su famoso y un responso de paz en cada fuente.
paralelo entre Washington y Bolívar;
La selva por alfombra: el esplenden-
Manuel María Sanchez, en su poema
te confín, por cortinaje funerario;
“Bolívar” que comienza con el siguien-
el siglo, un pedestal, y solitario
te cuarteto:
sobre él, un redentor omnipotente.

Héroe, Libertador, mártir y genio, Ante tu genio múltiple y fecundo


grande entre los excelsos, su figura que a través de los tiempos nos in-
llenará de los siglos el proscenio, flama, y con que en medio de la his-
más y más aumentando su estatura. toria brillas
Está callado y reverente un mundo,
absorta y pensativa está la fama
Y del Dr. Carlos Alberto Arroyo
y la gloria, gimiendo de rodillas.
del Río, político y literato (1893-1969),
el poema “Bolívar”.

Y del el libro Almas errantes, de don Emilio Gallegos del Campo publicado
en Guayaquil en 1913 extractamos estos versos:

Bolívar

El Gigante de los Andes, el titán de férreo brazo,


que logró con su entereza las caricias de la gloria
fue el gran Héroe; el bienamado de una Diosa: la Victoria,
que estrechole con su fuerte y amoroso dulce abrazo.
Fue el gran Genio que nacido de la gloria en el regazo
dejó un mundo luminoso de su amor en nuestra historia,
y en los pueblos redimidos veneramos su memoria;
que no es sueño su delirio sobre el blanco Chimborazo.
Fue un genial de raza invicta que dejó radiante huella
por sus lauros, por sus triunfos, por su historia, por su vida;
luz hermosa, luz bendita, luz espléndida, luz bella.
Y este Genio más glorioso que los héroes de la Esparta,
por Colombia la indomable, la adorada, la querida,
fue a morir en un tugurio miserable en Santa Marta.

21
Aludiendo a esa dolorosa escena Y no estaría completo este trabajo
final en la quinta de San Pedro Alejan- si no repitiéramos lo que en bella for-
drino en Santa Marta, en diciembre de ma literaria escribió al insigne ameri-
1830, cuando no solo es cruel el cuadro cano María Piedad Castillo de Leví,
de un hombre en agonía, sino que re- poetisa de Ecuador y de América:
sulta mucho más cruel y destructiva
la ingratitud, que, como una lepra, ha
Qué silencioso duermes! Abre los
corroído el alma de quienes debieron
negros ojos,
haber levantado para el artífice de su
lanza de tus pupilas el rayo cegador,
libertad un sitio digno de su hazaña y
que flamee a las ráfagas violentas,
de su gloria, pues “habiendo nacido
desplegada
hombre supo morir como un dios”, en
como un ala inmensa que empuja al
expresión del uruguayo Edgardo Ub-
batallón
aldo Genta, que nunca dejo de repetir
la bandera del Iris que surgió en
para enseñar.
Ayacucho,
Nos faltaría tiempo y espacio para que en Pichincha se alzara como en
un registro total de los poetas naciona- una redención.
les que han cantado al genio de Amé-
rica. Entre ellos, de mayor renombre Detrás iremos todos. Tú, pálido y
Jorge Carrera Andrade, Mary Coryle, erguido
Celiano Monge, Nicolás Rubio Vás- envuelto en tu capote silente y so-
quez, Abel Romeo Castilllo, Moraima ñador; y nosotros, los hombres, las
Ofir de Carvajal, Sergio Núñez, Miguel mujeres, los niños
Ángel León. Y en muchos de ellos sal- seguiremos las huellas de tu negro
ta el tributo sincero y sentido a la ges- bridón.
ta libertadora, pero no es menos cierto Y otra vez los combates, la victoria,
que en el contexto de muchos poemas la muerte,
subyace el deseo profundo de que ese la gloria que ilumina al vencedor.
hombre de espada y pensamiento, de Será la Gran Colombia realidad ver-
sueños y creación, vuelva para reforzar dadera
su obra o repetir su lección de patria, o y Santa Marta, un vago recuerdo,
una expiación.
… a cobrar lo que dejó pendiente,
Los siglos abrirán su cortina gigante
a devolver los frutos a sus dueños
y será tu pasado sobrehumana in-
y a liberar de nuevo al continente,
tuición.
América te aguarda, ha sonado la
como lo canta Fernando Cazón Vera, hora
poeta guayaquileño en I Soneto del de paz y de grandeza, de trabajo y
Tríptico titulado “El fuego vivo”, man- de honor:
teniendo la misma idea en el segundo
y tercer soneto. ¡Retorna de las sombras, vuelve li-
bertador!

22
Reflejos de la Conquista:
El escudo del Inca Garcilaso de la Vega
Álvaro Renato Mejía Salazar

Introducción

E
sta es la segunda entrega de
nuestra serie denominada Re-
flejos de la Conquista; serie en
la que presentamos investigacio-
nes sobre varios temas referentes a
la conquista y al coloniaje. Asuntos
cotidianos, jurídicos, gubernativos,
costumbristas, etc., demostrando su
validez y pertinencia para entender
el fenómeno histórico y social
que representó el descubri-
miento y posterior conquista
de América. Nuestra labor se
aleja de cualquier matiz so-
ciológico, pues consideramos
que existen muchas fuentes
de información histórica que,
de manera objetiva, reflejan
lo que el nuevo mundo re-
presentó para el ibérico, para
el nativo, y, posteriormente,
para el vástago de la mezcla
racial.
Es justamente esta últi-
ma visión, la del mestizo, de
la que se encarga el presente
trabajo, al analizar del escudo
del Inca Garcilaso de la Vega.
Comenzamos realizando un
acercamiento a la vida del
personaje.

23
Vida del Inca quien le suministró numerosos datos
para su obra La Florida. En 1563, pen-
Garcilaso de la Vega 1
só en volver a Perú, pero declinó el
viaje y optó por seguir la carrera mili-
Nace en el Cuzco, el 12 de abril de
tar. Además, en ese año nació su hijo
1539. Fue bautizado con los nombres
Diego de Vargas.
de Gómez Suárez de Figueroa. Hijo
natural del capitán español Sebastián En esta época dejó de usar su
Garcilaso de la Vega y Vargas, conquis- nombre de bautismo y pasó a firmar
tador del Perú, llegado en 1534, junto a con el nombre de su padre y de tantos
Pedro Alvarado. Sebastián pertenecía otros de sus antepasados: Garcilaso de
a la nobleza española y gozaba de la la Vega. Guerreó bajó el mando de Juan
alta posición de conquistador hidal- de Austria, en contra de los moriscos de
go. La madre del Inca Garcilaso fue la Granada. En 1570 muere su tío, Alon-
Palla Chimpu Ocllo, bautizada luego so de Vargas, con quien había surgido
como Isabel, perteneciente a la familia una profunda relación paternal. Alonso
imperial inca. legó una herencia considerable a su so-
brino. Pasó entonces a vivir con su tía
Durante sus primeros años de
política viuda. A la muerte de ésta, se
vida, Garcilaso mantuvo estrecha re-
mudó a Córdoba, donde consiguió la
lación con su madre y con la familia
aprobación para la publicación de su
de ésta, de allí obtuvo amplios cono-
cimientos sobre el incario. Luego, a
raíz de los matrimonios de su padre 1 La vida y obra de este personaje ha sido
con la española Luisa Martel de los materia de amplios estudios y publi-
Ríos, y de su madre con el español caciones. Entre las fuentes materia de
nuestra consulta para la elaboración de
Juan de Pedroche, las relaciones con este aparado, se encuentran:
su casa materna se redujeron. Sebas- • Ángel Rosenblat, Ricardo Rojas e Inca
tián siempre se hizo cargo del cuida- Garcilaso de la Vega, Comentarios reales
do de su hijo, lo educó en el colegio de los incas, Buenos Aires, Emecé Edi-
tores, 1943, pp. 21-58.
de indios nobles del Cuzco, junto a • Cristian Fernández, Inca Garcilaso:
los hijos también mestizos de Francis- imaginación, memoria e identidad, Lima,
co y Gonzalo Pizarro. Dejó en su tes- UNMSM / Fondo Editorial, 2004, pp.
tamento cuantiosa fortuna a su hijo, 97-127.
• Karine Perissat, “Los incas represen-
con las instrucciones de que pasará a tados”, en Revista de Indias, vol. LX,
España a continuar su instrucción, lo Madrid, CCHS, 2000, pp. 623-649.
cual se verificó en 1560. En dicho año • Fernando Jurado Noboa, “Los Lasso
llegó el Inca Garcilaso a Extremadu- de la Vega y los grupos de poder en
la conquista de los países andinos”,
ra, donde visitó a algunos familiares. en SAG de Guayas, No. 1, Guayaquil,
Se estableció en el pueblo de Montilla 1985, pp. 87-142.
donde residía su tío Alonso de Vargas. • Rodolfo Pérez Pimentel, Diccionario
En 1561, fue a Madrid donde conoció Biográfico del Ecuador, tomo III, Guaya-
quil, Editorial Universidad de Guaya-
al conquistador Gonzalo Silvestre, quil, 2001, pp. 122-135.

24
No. 18 • Un encuentro con la historia

traducción de los tres Diálogos del amor, adornaba sus aposentos, tenía diver-
del filósofo León Hebreo. sas armas y hasta seis criados. Todo
En 1590, muy probablemente ésto demuestra el gran orgullo que
dolido por la poca consideración que tenía en su condición doble de aristó-
se le tenía en el ejército por su condi- crata español e indio.
ción de mestizo, dejó las armas y en- Entre 1592 y 1612 redactó la se-
tró de religioso. Frecuentó los círculos gunda parte de los Comentarios Reales
humanísticos de Sevilla, Montilla y que titula Señorío de los incas o Histo-
Córdoba. Publicó su traducción de los ria General del Perú. En 1612, compró
Diálogos de amor y remitió una copia la Capilla de las Ánimas de la Cate-
de los mismos, debidamente autogra- dral de Córdoba, donde su hijo sería
fiada, al rey Felipe II. En 1605, publi- sacristán y donde pidió ser enterrado.
có en Lisboa La Florida. Ya había co- En 1613 obtuvo la aprobación y licen-
menzado años antes a trabajar en sus cia para la publicación de la segunda
famosos Comentarios reales, los cuales parte de sus Comentarios reales, pero la
fueron publicados también en Lisboa, edición demoró hasta 1617, saliendo a
en 1609. En esta obra incluyó su escu- la luz después de ocurrido su falleci-
do de armas, que fue diseñado por él miento en Córdoba, el 22 de abril de
mismo. Recibía visitas, se escribía con 1616, a los 77 años de edad. Su tumba
parientes y amigos. Su privilegiada se encuentra adornada de los escudos
memoria le servía de mucho y, como de sus antepasados ibéricos y su epi-
aún conservaba los pequeños censos tafio, elaborado poco después de su
y juros sobre el marquesado de Prie- muerte, reza:
go, se mantenía con cierto lujo; usa-
ba vajilla de plata sobredorada, que

El Inca Garcilaso de la Vega, varón insigne, digno de perpetua memoria. Ilustre


en sangre. Perito en letras. Valiente en armas. Hijo de Garcilaso de la Vega. De las
Casas de los duques de Feria e Infantado y de Elisabeth Palla, hermana de Hua-
yna Capac, último emperador de las Indias. Comentó La Florida. Tradujo a León
Hebreo y compuso los Comentarios reales. Vivió en Córdoba con mucha religión.
Murió ejemplar: dotó esta capilla. Enterróse en ella. Vinculó sus bienes al sufragio
de las ánimas del purgatorio. Son patronos perpetuos los señores Deán y Cabildo
de esta santa iglesia. Falleció a 23 de abril de 1616.

El 25 de noviembre de 1978, el
rey Juan Carlos I de España depositó
parte de los restos del Inca Garcilaso
en la Catedral del Cuzco, ciudad don-
de ciertamente le corresponde reposar
como miembro de la familia imperial
inca.

25
El escudo del Inca
Garcilaso de la Vega
El Inca Garcilaso de la Vega di-
señó para sí un escudo como muestra
–acaso rabiosa, acaso puramente va-
nidosa– de su condición de miembro
del estado noble español e indio. Tal
cual fue su sangre, su escudo también
fue mestizo. Según se ha anotado, el
Inca Garcilaso de la Vega publicó este
escudo desde la edición príncipe de
los Comentarios reales. La composición
heráldica de las armas es la siguiente:
El escudo es partido –división
vertical en dos partes–. En el primer
campo –división izquierda desde los
ojos del lector– constan inicialmen-
te las armas de los Vargas, mismas
que son: en campo de plata, tres fajas
ondeadas de azur, bien orladas por
que el Inca Garcilaso haya represen-
las armas de Castilla y León. El Inca
tado las armas de los Figueroa, a con-
Garcilaso, en estricta línea de varón,
tinuación de las de los Vargas, pese a
fue hijo de Sebastián Garcilaso de la
que su antepasado Figueroa estaba
Vega y Vargas, nieto de Alonso He-
algo distante en su línea genealógica,
nestrosa de Vargas, bisnieto de Alon-
de seguro obedece al gran prestigio y
so de Vargas y Tordoya y tataranieto
poderío que poseía dicha familia en
de Hernando de Vargas y Badajoz.
aquellos momentos. Legitimante des-
Consideramos que la colocación de
de el punto de vista social, era “ser” y
las armas de Vargas en el sitio de pri-
“demostrar ser” un Figueroa.
vilegio del escudo obedece más al
aprecio que tenía por su tío Alonso de Luego, se representa la heráldi-
Vargas, antes que por rigurosidad en ca de los Sotomayor, la cual en plata,
la composición heráldica del orden de muestra tres fajas jaqueladas, de gules
los linajes. A continuación el escudo y oro, cargadas cada una de un ceñi-
luce las armas de los Figueroa, éstas dor de sable. El Inca Garcilaso perte-
son: en campo de oro, cinco figuras necía a los Sotomayor al ser tatara-
naturales, en sotuer. Don Gómez Suá- nieto de doña Blanca de Sotomayor y
rez de Figueroa y Sotomayor, Señor Vásquez de Goes, segunda Señora de
de Torre del Águila, fue bisabuelo del Los Arcos y Botoa. Finalmente, esta
Inca Garcilaso de la Vega. El hecho de parte del escudo presenta a las armas

26
No. 18 • Un encuentro con la historia

dobles de los Mendoza y Lasso de la al Inca obsequiándole estos reptiles.


Vega. Éstas, en campo cuartelado en Además, también se lo relaciona con la
aspa, lucen en la primera y tercera dinastía inca, al ser el tótem o animal
partición en sinople, una banda, de símbolo de Pachacútec Inca. También
gules, perfilada de oro; en la segun- Atahualpa adoptó a la serpiente como
da partición en campo de oro, la ins- símbolo, luego de que su padre el Sol
cripción “Gratia plena” y, en la cuarta lo habría transformado en tal reptil
partición, en campo de oro, la inscrip- para poder huir del cautiverio en que
ción “Ave María”. El Inca Garcilaso le había puesto su medio hermano
fue tataranieto de Gómez Suárez de Huáscar, durante una de las primeras
Figueroa y Lasso de la Vega, a través escaramuzas por el dominio del impe-
de quien descendía también de Elvira rio. En todo caso, las serpientes coro-
Lasso de la Vega y Mendoza, de Die- nadas constan como atributo heráldico
go Hurtado de Mendoza y Ayala, de de los incas desde la concesión de tal
Leonor Lasso de la Vega y Cisneros, y pieza para el escudo de Paullo Topa
de Pedro de Mendoza y Orozco.2 So- Inca, pariente cercano del Inca Garcila-
tomayores, Lassos de la Vega y Men- so. El arco iris –Mascaypacha– es una
dozas eran de las casas más prestantes divinidad menor del incario, que se
en la España del XVI, incluso estaban identificaba con lo infinito. Finalmente,
emparentadas con el Rey. pende del arco iris una borla colorada.
En el segundo campo –división Este es el atributo de supremo poder
derecha desde los ojos del lector– cons- del emperador inca, toda vez que lo
ta el Sol –Inti– y la Luna –Quina–, divi- usaba con tal significado el último inca
nidades mayores del incario, símbolos Atahualpa, a la sazón, tío segundo del
que solo podían ser usados por los Inca Garcilaso.3
hijos de tales divinidades, éstos son, El escudo se encuentra adorna-
los incas. El Inca Garcilaso fue bisnieto do con marco y cintas, llevando la si-
materno del Inca Túpac Yupanqui y guiente divisa: “Con la espada y con
sobrino nieto del gran Huayna Cápac. la pluma”, la cual se identifica con la
Luego, se representan dos serpientes doble condición de militar y escritor
–Amaru– coronadas, de cuyas bocas del Inca Garcilaso. Ha de notarse el
nace un arco iris. La serpiente se iden- contenido desafiante de este lema.
tifica con un dios menor de los indios
orientales, quienes rendían tributo

2 Fernando Jurado Noboa, “Los Lasso de


la Vega y los grupos de poder en la con-
quista de los países andinos”, en SAG de
Guayas, pp. 87-142.
3 Cristian Fernández, Inca Garcilaso: imagi-
nación, memoria e identidad, pp. 97-127.

27
Reflejo de la Conquista la supuesta pureza racial o desmedro
de la persona.
Según hemos advertido, el escu- Debemos aceptar que esta con-
do del Inca Garcilaso de la Vega está cepción particular de la conquista
íntimamente relacionado con la con- que refleja el blasón del Inca Garcila-
cepción de su identidad. Es un hecho so, donde el hijo de España e Indias
incontrovertible el gran orgullo que une a sus progenitores colocándolos
sentía tanto de su sangre española, en igualdad de condiciones, es mar-
como de su sangre india; pese a que ginal aun hasta nuestros días. En su
su condición de mestizo, ciertamente, gran mayoría el mestizaje fue y con-
le había costado cierta marginación a tinúa siendo tema de vergüenza y de
lo largo de su vida. Sobre este mesti- ocultamiento.
zaje racial que produjo la conquista, Sin embargo, a través del escudo
él mismo escribió en sus Comentarios de nuestro personaje y de toda su obra
reales: literaria, observamos que ya desde la
colonia temprana existieron hombres
A los hijos de español y de india, que, superando complejos o falsas rei-
o de indio y española, nos llaman vindicaciones, declararon abiertamen-
mestizos, por decir que somos mez- te su realidad, su mestizaje.
clados de ambas naciones; fue im-
puesto por los primeros españoles San Francisco de Quito,
que tuvieron hijos en Indias; y por 14 de julio de 2009
ser nombre impuesto por nuestros
padres y por su significación, me
lo llamo yo a boca llena y me honro
con él. Aunque en Indias si a uno
de ellos le dicen: sois un mestizo, lo
toman por menosprecio.

Esta consciente pertenencia del


Inca Garcilaso a los dos mundos, le
ayudó a superar los conflictos inter-
nos que tantos otros mestizos tuvie-
ron al no sentirse parte ni de una ni
de otra cultura. El orgulloso sincre-
tismo de la obra del Inca Garcilaso y,
por supuesto, de su escudo, deviene
en una defensa y revalorización del
mestizaje, al conceptuarlo como una
realidad de cambio y oportunidad de
evolución y no como una pérdida de

28
El libre comercio
y el 9 de Octubre de 1820
Alfredo Cedeño Delgado

L
a agricultura de la Costa ecua- Inicialmente las plantaciones de
toriana, a lo largo del siglo cacao se ubicaron en las planicies del
XVIII tuvo, en el primer boom río Guayas y su principal mercado fue
cacaotero que abarca el período 1779- Nueva España. Las cosechas anuales
1820, su más alta fase de desarrollo. oscilaban entre 40 y 50 mil cargas de
Desde 1631 regía la prohibición 81 libras, siendo las ventas al exterior
de comercializar cacao desde Guaya- apenas de 34 mil cargas.2
quil. Por Cédula Real, la Corona con- El 17 de enero de 1774 se dictan,
cedía el derecho exclusivo de producir por la Corona, medidas económi-
y comercializar cacao solo a México, cas y políticas de comercio que van
Venezuela y Trinidad y Tobago en a determinar cambios profundos en
una clara demostración de política la estructura productiva de América
monopolista y regulación de comer- Latina y de Guayaquil. En efecto, las
cio. Guayaquil, con mayor capacidad reformas borbónicas liberaron el co-
de producción y mejor calidad de mercio, permitiéndolo fluidamente
producto, al verse prohibido de un li- por el Pacífico entre todas las provin-
bre comercio, de manera clandestina cias indianas; redujeron los derechos
comercializaba cacao a través de la de almojarifazgo, una especie de im-
ruta a Acapulco con salida posterior a
Europa por los puertos de Sonsonete,
1 Vientos de Río, Articulación de la provincia
en Nicaragua, y Ajacutla y Amapala, de Guayaquil en la economía mundo, Museo
en Guatemala.1 Cuando, incremen- Nahim Isaías, Banco Central del Ecuador,
tando su producción, empezó a usar 2006, p. 140. En 1 630 ya se registraban
el puerto del Callao para exportar ha- envíos de hasta 40 000 fanegas usando el
puerto de Guayaquil, y pequeñas caletas
cia Acapulco, el Cabildo de Caracas costeras como Manta.
elevó constantes quejas para frenar la 2 En Nueva España, el cacao satisfacía
producción y el embarque de la fruta necesidades de consumo popular ini-
desde Guayaquil. cialmente y dejaba ingentes ganancias a
los comerciantes que lo importaban de
Así, clandestinamente y usando Guayaquil. Compraban la carga de 81
el Callao como puerto de embarque ofi- quintales a 4 pesos, y vendían, en México
cial y “legal”, el cacao guayaquileño sa- DF, la libra a real y medio, ganando has-
ta el 74% de lo invertido. Enrique Ayala
lía a la Metrópoli pese a prohibiciones, Mora, Nueva Historia del Ecuador, vol. 4,
frenos y restricciones de toda clase. Edit. Grijalbo, 1989.

29
Casa cacaotera de Guayaquil.

puesto por ventas en el exterior: de La dinamización de la econo-


8 a 5%; y, de 5 a 3% los intereses que mía guayaquileña generó una inmi-
pesaban sobre los censos o hipotecas; gración necesaria para atender culti-
eliminaron totalmente los aranceles vos que tuvo como consecuencia un
en las remesas para España; y, el 14 de incremento poblacional. La explosión
noviembre de 1776 autorizó el fomen- demográfica acaecida en las últimas
to de las exportaciones del puerto de dos décadas del Siglo XVIII y las tres
Guayaquil. primeras del XIX casi cuadriplicó la
Estos factores de libre comercio, población de la Costa4 dado por una
expansión de mercados y proteccio-
nismo determinaron un proceso de
crecimiento natural de las plantacio- 3 María Luisa Laviana Cueto, “Astillero,
nes y de áreas de cultivo con un au- puerto, ciudad. Modernización y desa-
rrollo del Guayaquil Colonial!”, en María
mento extraordinario de la produc-
Elena Porras y Pedro Calvo Sotelo, co-
ción de cacao, que llegó a subir a 70 ord., Ecuador-ESPAÑA Historia y perspec-
mil cargas por año a partir de 1779 tiva, Quito, Archivo Histórico de RREE /
hasta llegar a las 100 mil cargas por Embajada de España, 2001, pp. 44-47.
4 Michael Hamerly, Historia social y econó-
año a fines del siglo XVIII.3
mica de la antigua provincia de Guayaquil
1763-1842, Banco Central del Ecuador.

30
No. 18 • Un encuentro con la historia

afluencia masiva de gentes atraídas del Pacífico; pero la respuesta sería uná-
solo por el auge económico. Esta po- nime: fidelidad a Fernando VII su rey
blación, fruto de mezclas raciales, legítimo y amado, rechazo a Napoleón
llegó a configurar una sociedad más y contribución con fondos recolectados
abierta: las oportunidades económi- para apoyar la guerra en la Península.
cas hacían menos rígidas las jerar- En Guayaquil, por ejemplo, el 22 de
quías sociales tradicionales5 y dotaba Octubre de 1808, el Ayuntamiento se
de un mayor grado de movilización pronunció como cualquier Provincia
social que la existente en lugares de española.7
economía cerrada y poblados, mayo-
ritariamente, por indios. A.H.G., 1987. Entre 1765 y 1839 la po-
En Guayaquil, como en otros blación de la Costa aumentó de 22 445 a
lugares de la América colonial, la ex- 82 206 habitantes.
5 Jaime E. Rodríguez, “De la fidelidad a la
pansión económica generó una clase revolución. El proceso de independencia
social poderosa y adinerada. Los ex- de la Antigua Provincia de Guayaquil.
portadores, banqueros y propietarios 1809-1820”, en Procesos, No. 21, II semes-
de extensas plantaciones configura- tre, Quito, 2004. Gente de distintos oríge-
nes étnicos y raciales mantenían vínculos
ron una élite criolla. Esta élite procuró que no eran posibles en las mayorías de
una educación europea para sus hijos las otras zonas de la monarquía española
y, protegiendo sus intereses, crearon y existía una distribución más equitativa
lazos con los funcionarios y los indivi- de la riqueza, por ejemplo, existía un sec-
tor medio considerable y los pobres esta-
duos poderosos en todas las ciudades ban en situación menos precaria.
que ejercían autoridad sobre la ciu- 6 Jaime E. Rodríguez, La revolución políti-
dad, como Lima, Santa Fe y Quito.6 ca durante la época de la Independencia. El
Reino de Quito 1808-1822, Quito, Corpo-
Entre finales de 1807 y primeros ración Editora Nacional, 2006, p. 128.
meses de 1808, el ejército de Napo- “Formando alianzas con los funcionarios
león Bonaparte invadió la península reales de la localidad e intentando con-
trolar las instituciones locales como los
Ibérica y depuso a Fernando VII. Lo
ayuntamientos”, el contrabando del ca-
reemplazó con José Bonaparte, su her- cao se había difundido de tal grado que
mano, y este acontecimiento dio lugar los comerciantes, grandes y pequeños,
a una gran revolución en el mundo así como los funcionarios reales, partici-
paban en la operaciones ilegales”.
hispánico. Fieles a Fernando VII, las
7 Acordó reunir un donativo “para los
“Juntas regionales” que se formaron gastos de la presente guerra (…) contra
para regir a las Provincias actuaron el Emperador de los franceses, por la
como si gobernaran a un país inde- conservación de nuestra religión, inde-
pendencia y por la libertad de nuestro
pendiente, pues invocaron el princi-
augusto monarca”. También envió co-
pio legal hispánico, según el cual, en misionados a “los pueblos de ésta Pro-
ausencia del Rey, la soberanía vuelve vincia [con el fin de obtener ayuda para]
al pueblo de donde se origina. nuestros hermanos los españoles que se
havan peleando por la defensa de nues-
En América, a las ciudades Atlán- tra Santa Religión y del Rey legítimo
ticas, llegó la noticia primero que a las que nos ha dado la Providencia…” Ver

31
Los ejércitos franceses conquis- nes para Cortes Nacionales para in-
taron gran parte del territorio español. tentar reforzar el apoyo al gobierno
Necesitada del apoyo de América, la independiente español. Decidió que
Junta Central expidió un decreto en la cada Provincia en el Nuevo Mundo
que invitaba a los cuatro Virreinatos podría elegir a un diputado. José Joa-
y a las cinco Capitanías Generales de quín Olmedo, de la élite criolla, fue
América a elegir diputados que los re- electo el 11 de septiembre de 1810 y se
presentara ante la Junta. En Lima, el presentó en Cádiz el 24 de septiembre
virrey Abascal asumió el control polí- de 1811. En marzo de 1812, los diputa-
tico y militar de la provincia de Gua- dos de España y América expidieron
yaquil y la incluyó entre las diecisiete la Constitución de la Monarquía, una
ciudades con derecho a elegir diputa- carta que creó un Estado unitario con
dos. La Provincia eligió al Dr. José de leyes iguales para todas las partes de
Silva Olave, Chantre de la Catedral de la nación española que, posteriormen-
Lima, quien finalmente fue electo por te el 4 de mayo de 1814, un restituido
el Virreinato de Lima, diputado ante Fernando VII aboliera.
la Junta Central. Silva Olave era tío de En el lapso que Olmedo fuera di-
José Joaquín de Olmedo y a él lo nom- putado por Guayaquil a las Cortes de
bró su secretario para que lo acompa- Cádiz buscó para Guayaquil justicia
ñe a España. Solo por el avance de las comercial y libre comercio. En dos in-
tropas francesas, los electos diputa- formes enviados a Miguel Lardizábal
dos no pudieron reunirse. La Junta y Uribe, Ministro Universal de las In-
Central resolvió nombrar un Consejo dias nombrado por Fernando VII en
de Regencia y autodisolverse. A Silva 1.814, Olmedo resumió su actividad
la noticia lo tomó de sorpresa en ple- como diputado y las necesidades de
no viaje. Guayaquil.9
A la Revolución de Quito del 10
de Agosto de 1809, Guayaquil respon- Jaime Rodríguez O. “De la fidelidad a la
revolución: el proceso de Independencia
dió con notorio rechazo: la Indepen- de la Antigua Provincia de Guayaquil,
dencia como tal no era el objetivo de 1809-1820”, en revista Procesos, No. 21, II
los guayaquileños; la búsqueda era de Semestre, Quito, 2004, p. 46.
autonomía e igualdad.8 Los sueños de 8 Ibídem, p. 56
9 Jaime Rodríguez O., La Revolución Po-
sus habitantes estaban concentrados lítica durante la época de la Independencia
en la posibilidad del levantamiento de Quito, Corporación Editora Nacional,
las restricciones comerciales ejercidas 2006 pp. 167-168. Pidió: un obispado
por las autoridades y comerciantes para Guayaquil que la liberaría de la do-
minación eclesiástica de Cuenca y man-
limeños que la paralizaban en su di- tendrá las rentas de la Iglesia en la Costa;
namismo. No estaban totalmente des- un Tribunal de Consulado, que liberaría
encantados con la monarquía española a los comerciantes de Guayaquil de la
como para buscar la emancipación. intervención del Consulado de Lima y
ayudaría a extender el comercio; la eli-
Para 1810, la Junta Central tomó minación de aranceles a los productos de
la determinación de efectuar eleccio- Guayaquil, en especial del cacao, que el

32
No. 18 • Un encuentro con la historia

El retorno del absolutismo mo- Los derechos consulares y adua-


nárquico no pudo cumplir con las aspi- neros involucraban considerables su-
raciones de la provincia de Guayaquil. mas de dinero que, en el caso del ca-
La caída de Napoleón y la restauración cao, no podían pasarse al consumidor
de la paz en Europa determinaron re- puesto que los guayaquileños solo
ajustes en la economía de América. Los podían competir con el cacao de Ve-
gobiernos europeos buscaban recupe- nezuela, vendiendo su producto a un
rar sus maltrechas economías, “inun-
dando” a América con sus productos
y, para agravar la situación, la depau-
Virrey de Nueva España había impuesto
perada Administración Real del Perú para pagar por el empréstito forzoso de
aumentó los impuestos y restringió el veinte millones de pesos para las urgen-
comercio del puerto, en un esfuerzo cias de la Madre Patria (impuesto solo
cobrado a productos de Guayaquil que
por aliviar la solvencia fiscal.
así se ponían en seria desventaja ante las
La sobretasa de un peso en cada demás regiones comerciales); la trans-
carga de cacao importado para el con- ferencia de la Comandancia General de
Armas desde Quito a Guayaquil para
sumo local decretado por Lima, en 1919 mejorar la vigilancia de la Costa; y ter-
apretó el nudo que representaba un cú- minar con “la grande injusticia que está
mulo de impuestos y aranceles que iban sufriendo mi Provincia “debido a que la
desde contribuciones “voluntarias” y aduana de Lima aplicaba severas cargas
impositivas a “todos los frutos y manu-
tributos hasta aranceles comunes.10 facturas nacionales que se comerciasen
En 1820, la Junta de Arbitrios de recíprocamente de unos puertos a otros”
Lima agregó un nuevo impuesto de como resultado de la Real Órden de co-
mercio libre; y, el “regreso inmediato de
cuatro reales sobre cada carga de ca- mi Provincia a Quito”.
cao enviada a México, castigando una 10 Michael Hamerly, Historia social y econó-
vez más a la economía comercial gua- mica de la Antigua Provincia de Guayaquil,
yaquileña. Ya Guayaquil pagaba con BCE / AHG, 1987, p. 127.
(Dice Hamerly que “los impuestos eran
desmesura para beneficios ajenos a elevados y se los estaban aumentando
su desarrollo. Por ejemplo, el derecho aún más”. Los enumera así: 7% de dere-
consular “de millones” era para pagar chos de aduana ad valorem sobre las im-
un préstamo de un millón y medio de portaciones (almojarifazgo, almirantazgo
y el nuevo derecho de aduana); derechos
pesos hecho por el Consulado de Co- consulares como Avería, 1,5%; corsarios el
mercio de Lima a la Corona, en 1777; 0,25%; contribución patriótica 1,5% sobre
igualmente, el tributo “de corsarios” productos americanos. Además de estos
estaba destinado a pagar al Consulado seis derechos aduaneros había que pagar
la alcabala de 3%. En exportaciones almo-
de Lima por la compra y armada de la jarifazgo, almirantazgo y el nuevo dere-
fragata Pax, cuya función era patru- cho de aduana pagaba el 3,5% y habían
llar las costas del Pacífico; y, la nueva cinco derechos consulares; avería el 1%;
contribución patriótica para pagar la de corsarios el 0,25%; nueva contribución
patriótica 3%; la contribución “de millo-
donación de un millón prometida a la nes” el 0,5% y la subvención de guerra,
Corona en 1810. una sobretasa de 1,5%.

33
menor precio. Solamente en 1815 se tar el libre comercio de productos pe-
pagó por derechos consulares 51 060 ninsulares y de cacao entre Guayaquil
pesos.11 y Cádiz, vía Nueva España, pero los
El inicio del año 1820 encontró monopolistas limeños lograron obs-
a Lima acumulando derechos adua- truir en cada ocasión esos esfuerzos.
neros y consulares en desmedro de Para 1820, los guayaquileños de-
Guayaquil. Desde 1800, que Carlos bieron meditar profundamente sobre
V concediera al Perú una reducción su situación. Poseían una clase ilus-
de tres cuartas partes en los derechos trada marcada por un liberalismo
sobre “todos los frutos y manufac- económico y un republicanismo en
turas nacionales que comerciasen abierta comunicación con el mundo
recíprocamente de unos puertos con por su condición de puerto. Habían
otros” se inició un verdadero mono- elevado sus sentimientos de autoesti-
polio limeño sobre el comercio entre ma en 1816 por el triunfo de la defen-
la Península, Callao y Guayaquil, no sa de la ciudad sobre las pretensiones
solo mediante el artificio de aranceles de invasión de Guillermo Brown y la
favorables, sino limitando la cantidad actitud patriótica de José de Villamil.
de cacao que aceptaban para enviar a Ésto hizo que los guayaquileños to-
España. Guayaquil, además, no po- maran conciencia de su propio poder;
seía una marina mercante con barcos conocieron que la situación política
suficientes para el largo viaje por el exterior se modificaba sorprendente-
Cabo de Hornos hasta Cádiz para in- mente: el 9 de julio de 1816 el Congre-
tentar un comercio libre y sacudirse so de Tucumán declaró la indepen-
de la tutela limeña. dencia de las Provincias Unidas de
Los hacendados y comerciantes Sudamérica; el 5 de abril de 1818, el
guayaquileños mantuvieron una po- ejército del general San Martín derro-
sición de reclamos que fueron esté- ta a las tropas españolas en Maipú en
riles. Al Cabildo llegaron peticiones Chile y planifica el avance a Lima; por
de reducciones de impuestos o auto- el norte, en Boyacá, las fuerzas insur-
rizaciones para comerciar libremente gentes venezolanas y neogranadinas
con el extranjero. Consideraban que vencieron a los realistas en 1819; y, el
una reducción o una eliminación de 17 de diciembre de ese mismo año, el
los derechos aduaneros y consulares Congreso de Angostura estableció la
disminuirían el precio del cacao en la república de Colombia y tomó todo el
Nueva y Vieja España, aumentando territorio del Virreinato de la Nueva
el consumo y por tanto la demanda. Granada para sí, incluyendo el Reino
La Corona, es justo reconocerlo, hizo de Quito y negándose a reconocer la
varios esfuerzos para intentar fomen- transferencia de la provincia de Gua-
yaquil al Perú.
La situación se decantó para
11 Ibídem, p. 128. septiembre de 1820. El día 10 de ese

34
No. 18 • Un encuentro con la historia

mes, San Martín llega a Pisco, al sur Si al final Guayaquil participa en las
de Lima, con un gran contingente ma- efemérides de la Independencia es
rino y terrestre. Pese a que en España por cuanto España le había negado
el Rey, en un esfuerzo tardío y estéril, en repetidas ocasiones la posibilidad
había decidido restaurar la Constitu- de exportar cacao directamente por
ción de Cádiz, la suerte estaba echa- su puerto.13 Paradójicamente, la In-
da: los guayaquileños, entre la espada dependencia resultó ser el medio más
y la pared, ubicada por el azar entre idóneo para la integración estrecha
dos ejércitos insurgentes que la recla- entre Guayaquil y la antigua metró-
maban para sí, sabiendo que no tenían poli española en materia comercial. El
ninguna garantía de que Fernando primer consumidor del cacao ecuato-
VII mantuviera la Constitución, y que riano en el siglo XX fue España.
solamente la autonomía y la indepen-
dencia le podía otorgar la libertad de
comercio tantas veces negada, el 9 de
Octubre declaró su independencia de
España y Perú.
No es de sorprender que el Re-
glamento Provisorio de Gobierno con-
sagrara el libre comercio en su artículo
tercero, pues recoge la aspiración me-
dular que inspiró el movimiento.
Las razones por las que las élites 12 Guillermo Bustos Lozano, Enciclopedia
criollas de Guayaquil, antes opuestas Ecuador Océano, p. 443. Citado en Vientos
a las ideas independentistas, se plega- de Ría, Museo Nahim Isaías, Banco Cen-
ran a la causa fueron los cambios de tral del Ecuador, pp. 152.
13 Enrique Ayala Mora, Nueva Historia del
política de España respecto a las ex- Ecuador vol. 4, Quito, Corporación Edi-
portaciones que devino en una alter- tora Nacional, 1989, p. 247
nativa final: buscar la independencia Las utilidades eran altas. Del 25% de los
para declarar el libre comercio y eva- impuestos que recaían sobre el cacao, el
18% es absorbido por la ciudad de Lima:
dir definitivamente el monopolio de 10,5% por derechos aduaneros y 7,5%
Callao.12 por derechos consulares en el puerto del
Las altas utilidades de los mer- Callao, según Chiriboga la riqueza de los
propietarios de plantaciones de cacao los
caderes limeños generadas por la uti- transforma en deudores de la Corona y
lización obligada del puerto de Callao los vincula fuertemente a los intereses
para exportar cacao guayaquileño y peninsulares, pues el crecimiento y el
las reiteradas negativas de España desarrollo de su economía dependía de
lo estrecho de ese vínculo; de modo que
de permitir la exportación libre des- no sorprende que el grupo sea reacio a
de su puerto, gatillaron la respuesta cualquier intento separatista de España
de los guayaquileños, antes reacios ya que no ve en ella a un rival sino el
a cualquier movimiento separatista. respaldo para satisfacer sus anhelos de
grandeza.

35
Guayaquil
y la Revolución de Quito de 1809
Benjamín Rosales Valenzuela

G
uayaquil formó parte de la dades. Los que lo hacían en la capital
Audiencia de Quito desde su de la Audiencia, entraron en contac-
erección en 1563, como tam- to con las ideas de la ilustración eu-
bién lo hicieron Cuenca y Popayán. ropea que eran estudiadas en la uni-
En la primera mitad del siglo XVIII, versidad quiteña. La existencia de un
la Presidencia pasó a ser parte del Vi- pensamiento vanguardista en Quito a
rreinato de Santa Fe, primero tempo- fines del siglo XVIII ha sido confirma-
ralmente y luego en forma definitiva, da con el análisis de los libros de bi-
aunque las provincias de Guayaquil y bliotecas y pénsums durante esa épo-
Azuay nunca disminuyeron los inten- ca. Ekkehart Keeding en la obra Surge
sos lazos comerciales, familiares y aun la nación dice:
políticos que mantenían, por su cer-
canía, con el Virreinato del Perú, del La lista de los libros utilizados por los
que la Audiencia formó parte durante agustinos demuestra en forma con-
dos siglos. De hecho, Guayaquil, para tundente que los estudios de claustros
su mejor protección según las reco- en Quito no esperaron el llamado de
mendaciones de Francisco Requena, reformas en las universidades espa-
ñolas, dictado en 1771, para proveerse
regresó a depender militarmente de
de literatura moderna.
Lima en 1802.
Eso no disminuía los lógicos ne-
Sin duda resaltan en Quito el pen-
xos que Guayaquil tenía con la capital
samiento y obras de Eugenio Espejo, en
de la Presidencia de Quito, una ciu-
las cuales advierte la exigencia del hom-
dad para entonces casi tres veces ma-
bre moderno de tener autonomía inte-
yor que el puerto porque se realizaba
lectual y moral. Pero Espejo no estuvo
la mayor parte de su comercio exte-
solo en la difusión de ideas modernas
rior. Por esa dependencia de Guaya-
en Quito, el obispo José Pérez Calama
quil para su comercio y transporte al
y el Dr. Pedro Quiñónez impulsaron la
Virreinato del Perú y a la metrópoli es-
secularización de la enseñanza univer-
pañola, los quiteños tenían relaciones
sitaria; sobresalieron, también, los doc-
familiares y de amistad en Guayaquil.
tores Miguel Rodríguez y José Mejía,
Por otro lado, los guayaquileños que
Fernando López y José Clavijo que pre-
querían hacer estudios universitarios
pararon el camino para el 10 de Agosto
debían ir a Quito o Lima, estrechan-
de 1809. También tuvieron contacto con
do lazos entre el puerto y las dos ciu-

36
No. 18 • Un encuentro con la historia

ideas vanguardistas de republicanis- Su gran puerto está en el centro de


mo e independencia, unos pocos gua- una porción de países que hacen
yaquileños con gran fortuna que, como de él un comercio muy activo, y el
Vicente Rocafuerte, podían estudiar en aliciente del cacao atrae embarcacio-
nes grandes que lo extraen…. cien
Francia, la principal fuente de la ilustra-
mil cargas pueden reputarse de co-
ción europea. secha todos los años… mantienen a
La situación económica de Quito esta provincia en un estado de des-
también influyó para que esta ciudad ahogo y facilidad que no he notado
se adelantara a otras americanas en su en ninguna otra de las muchas que
insurgencia contra las autoridades co- he visitado en el vasto continente
americano (…) la población que en
loniales españolas. Desde la mitad del
la mayor parte de los países dismi-
siglo XVIII, la exportación de textiles nuye, aquí aumenta visiblemente…
desde los obrajes de Quito y su región a el año 1793 era de 39 mil almas… en
los virreinatos del Perú y Santa Fe dis- el pasado 1801, ascendió a 50 mil.
minuyó sustancialmente. A modo de
ilustración, en la década de 1760, se ex- Hago esta reflexión para entender
portaron a Lima vía Guayaquil un pro- la diferente disposición de la provincia
medio de 440 fardos anuales de textiles, de Guayaquil a comienzos del siglo XIX,
en la de 1780, 215 fardos y para fines de con respecto a la capital de la Audiencia
siglo XVIII, éstas eran insignificantes. de Quito a ideas revolucionarias. Aun-
La competencia de la producción indus- que no es el único motivo, podemos
trial europea estaba desplazando a los admitir que las crisis económicas de las
textiles quiteños de los mercados que le naciones suelen ser un detonante, aún
habían dado prosperidad en el comien- ahora en el siglo XXI, para el estallido
zo de la colonia, y esto sumió a Quito de revoluciones y golpes de Estado. En
y a su región en una grave crisis eco- general, ni los empresarios que tenían
nómica que afectaba tanto a los nobles, fuertes lazos comerciales con Lima ni la
dueños de los grandes obrajes, como a mayoría de la población de Guayaquil
los ciudadanos en general. Guayaquil beneficiada con el apogeo económico
y su provincia, por otro lado, estaban estuvieron prestos a apoyar la revo-
experimentando un crecimiento comer- lución que se inició en Quito el 10 de
cial excepcional gracias al incremen- Agosto de 1809.
to de la producción cacaotera y de su
exportación en el mercado mexicano y Ciertamente algunos guayaquile-
europeo. Existiendo una gran variación ños apoyaban ideas independentistas y
anual en el precio y producción, pode- otros incluso participaron como patrio-
mos estimar que el promedio anual del tas en Quito. El guayaquileño Juan Pa-
valor exportado se duplicó entre 1780 blo Arenas Lavayen, hermano de ma-
y 1800. Este desarrollo de la región de dre de Jacinto Bejarano Lavayen y tío
Guayaquil lo evidenció el gobernador de Vicente Rocafuerte, fue a estudiar a
Juan Urbina, cuando en 1803 comunicó Quito donde entabló amistad con el Dr.
al Virrey del Perú lo siguiente: Eugenio Espejo y participó en la Socie-

37
dad “Escuela de la Concordia”, que pro- Bolívar, Carlos Montúfar y Fernando
movía ideas de la ilustración francesa. Toro, con quienes vislumbraban los
Según el investigador Ángel Dávalos, días de independencia de América. Ro-
el Dr. Arenas, que se había casado con cafuerte relata que regresó a Guayaquil
la quiteña María de la Vega y era profe- en 1807 cuando tenía veinticuatro años,
sor de la Universidad de Santo Tomás, dedicándose a trabajar en su propiedad
fue uno de los patriotas que con mayor de Naranjito. Luego de la muerte del
entusiasmo hicieron la propaganda de Barón de Carondelet, su viuda viajó al
la emancipación, desde comienzos del puerto de regreso a España acompaña-
siglo XIX. Luego del pronunciamiento da por Juan de Dios Morales, quien ha-
revolucionario del cual fue uno de los bía sido Secretario del fallecido y que-
inspiradores e instalada la Junta Supre- rido Presidente de la Audiencia. Como
ma de Gobierno, Juan Pablo Arenas fue el Dr. Morales se había opuesto a que el
nombrado auditor general de Guerra. Coronel Nieto, oficial español de mayor
Setenta y cuatro días se sostuvo la pri- rango en la capital que estaba de tránsi-
mera etapa del proceso revolucionario, to a Puno para ocupar la intendencia,
porque el 25 de octubre, ante la falta ocupase el mando de la Audiencia,
de apoyo de las provincias vecinas, el cuando éste logró su objetivo, ordenó
fracaso de la incursión militar a Pasto y el arresto de su opositor. Al conocer
la aproximación de fuerzas realistas, el esto, la Baronesa le pidió a Rocafuerte,
conde Ruiz de Castilla fue reinstalado a quien conocía porque le había traído
como presidente bajo la promesa de no correspondencia de Europa, que refu-
afectar a los involucrados. No cumplie- giara a Morales, motivando que los dos
ron los españoles la palabra del Conde, criollos entablaran amistad y cruzaran
el Dr. Arenas fue apresado y procesado ideas libertarias en la hacienda del Na-
junto a decenas de patriotas quiteños, ranjito. Relata Rocafuerte:
que el fatídico 2 de Agosto de 1810 fue-
ron vilmente asesinados. Este guaya- Morales y yo discutimos largamente
quileño fue participante directo de la la cuestión de la independencia de la
Revolución de Quito. América, convinimos en que había
llegado el momento de establecer-
Vicente Rocafuerte, hijo de una la; solo diferimos en los medios de
adinerada familia guayaquileña, ha- llevarla a cabo, y de obtener el me-
bía estudiado en San Germán en Laya, jor resultado. Yo era del sentir que
una afamada academia cerca de París, esperáramos a formar y extender la
donde tuvo como compañeros, según opinión, por medio de sociedades
el propio Rocafuerte, a la juventud más secretas, de extenderlas al Perú y a
la Nueva Granada, para apoyarnos
florida de aquella época, siendo presen-
en tan poderosos auxiliares. Él qui-
tado y admitido en la familia de Napo- so todo lo contrario, y que en el acto
león, y frecuentado los más brillantes mismo se diese el grito de indepen-
salones. En la “ciudad luz” entabló dencia.
amistad con americanos como Simón

38
No. 18 • Un encuentro con la historia

Es interesante analizar esta con- cias. En el grito del 10 de Agosto,


versación. Por un lado se confirma la como en todos los movimientos de
intención independentista de Morales la América del Sur, no hubo revolu-
y la existencia, entre los revoluciona- ción sino evolución. La revolución
vino después. La hicieron los mis-
rios de Quito, de un bando radical
mos españoles.
que quería la separación inmediata
de España desde el inicio del proceso.
Sin embargo, esa idea no fue la que En la conversación que Rocafuer-
primó el 9 de agosto, ni en la toma del te relató, vemos que él, aunque más
poder por los criollos el día siguien- joven, era más prudente que Morales.
te. El historiador quiteño José Gabriel Debió estar consciente que en Guaya-
Navarro nos explica así la posición de quil no existían condiciones todavía
los nobles, curia y pueblo quiteño: para apoyar la revolución, había que
convencer a más gente. Era necesario
hacer contactos en los virreinatos, for-
Considerando que el movimiento
del 10 de Agosto era monárquico y mar sociedades secretas, como las de
a favor de Fernando VII, traiciona- americanos en Europa, para difundir
do por Godoy, y contra las autori- las ideas independentistas en Lima y
dades que las consideraban adver- Bogotá. El Dr. Morales regresó a Qui-
sas a Fernando VII. De ahí la pugna to a impulsar la revolución y liderar
del pueblo contra el gobierno de los el grupo más radical. Morales como
virreyes y de los presidentes y capi- Quiroga, Salinas, Riofrío, y muchos
tanes generales; de ahí, las súplicas otros patriotas de la revolución, mu-
de los insurgentes y las quejas al
rieron en aquella aciaga tarde del 2 de
mismo Consejo de Regencia; de ahí
el querer formar juntas a la manera Agosto de 1810.
como se formaban en España; de El historiador Navarro dice que
ahí una revolución que, si era con- al día siguiente de la Revolución de
tra las autoridades españolas, no Quito, se pensó en personas de con-
era contra España; de ahí un obispo fianza que pudieran dar el golpe en el
que tomaba su parte en el gobier-
Puerto, y se escogió a don Jacinto Be-
no revolucionario del miedo que
jarano, amigo de Juan Pío Montúfar,
se desmande; de ahí las rogativas,
las procesiones, las misas para que tío de Rocafuerte y medio hermano
tengamos la fiesta en paz y no haya del Dr. Juan Pablo Arenas. Acordaron
derramamiento de sangre herma- que los conjurados dirigieran también
na; de ahí, en fin, el que todas las cartas a otros allegados guayaquileños
quejas de los insurgentes se dirigie- para que apoyen a los quiteños, entre
ran al gobierno español. Solo más ellos a Antonio Arenas, hermano de
tarde cuando el pueblo quiteño, el Juan Pablo, Francisco Campuzano,
pueblo americano en general, sintió
Felipe Ovalle, Francisco Oramas, Dr.
que no le comprendían las Cortes
Luis Quijano y Vicente Rocafuer-
y los monarquistas españoles, dio
al traste con la Monarquía, que se te. Las sospechas del gobernador de
puso inaguantable en sus exigen- Guayaquil, Bartolomé Cucalón, de

39
la existencia de un correo “expreso” comandante de las fuerzas de pardos
para Jacinto Bejarano, hizo que pusie- peruanos. Dice Navarro de Cucalón:
ra bajo arresto al Coronel de Milicias,
enviándolo a Santa Elena primero y que cayó en desgracia tan completa
luego a la isla Puná, para evitar que que, después de haberle recibido en-
apoyara a los rebeldes quiteños. Ro- tre palmas y banquetes cuando fue
cafuerte, quien había recibido correo llamado, salió de Quito aniquilado,
de Morales, también fue apresado perdió la Gobernación de Guayaquil
y Presidencia del Cuzco por el juicio
y luego acosado por Cucalón para
de residencia, que no se concluyó
evitar que ejerza el cargo de alcalde sino el año 1814.
ordinario de Guayaquil, al que fue
elegido en 1810. La eficaz acción del
En la segunda parte de la revo-
gobernador Cucalón, quien coordina-
lución, aquélla que revivió la insur-
ba la contrarrevolución con Melchor
gencia con afanes independentistas,
de Aymerich, gobernador del Azuay,
levantada por la indignación provo-
y el rápido envío de tropas dirigidas
cada luego de la vil matanza de los
por Arredondo y enviadas por el vi-
patriotas quiteños el 2 de Agosto de
rrey Abascal del Perú, amedrentaron
1810, hay un personaje, poco estudia-
a los revolucionarios, quienes entre-
do, relacionado por matrimonio con
garon la Presidencia de la Junta al
una familia de patriotas guayaqui-
propio Conde Ruiz de Castilla con la
leños. Se trata del coronel Francisco
condición que no haya represalia con-
Calderón, nacido en Cuba en 1768,
tra los insurgentes.
quien había venido al territorio de la
Sobre la posterior actuación de Audiencia de Quito como contador
Cucalón, quien encargó la Goberna- de las Cajas Reales en Cuenca. Se casó
ción de Guayaquil para ir a Quito a con doña Manuela Garaicoa Llaguno,
fines de diciembre, existen incógnitas y en esa ciudad nacieron sus cinco hi-
por aclarar. En la capital, fue bien reci- jos, entre ellos Abdón en 1804, quien
bido por el Conde y según Navarro: seria héroe en Pichincha en 1822, y
doña Baltasara, que años después se
Toda la ciudad manifestó su alegría, casó con Vicente Rocafuerte. José Vi-
pues ya para entonces Quito sentía llamil debió haber conocido a Calde-
todo el peso de la opresión desenca-
rón en Guayaquil en 1812, cuando el
denada por Arechaga y Arredondo.
luisianés llegó al Puerto desde Mara-
caibo, pues lo describe así:
Aparentemente el Gobernador
de Guayaquil quería evitar excesivas
Era hombre de cuerpo de fierro, co-
represalias contra los insurgentes y razón de león, de cabeza volcánica
que se respete los acuerdos realiza- y de alma indomable; un verdade-
dos, pero Ruiz de Castilla cambió de ro republicano que no pretendía ser
actitud por influencia del fiscal y del superior a nadie, ni consentía ser
inferior a ninguno. Se ve, pues, por

40
No. 18 • Un encuentro con la historia

este solo rasgo de su carácter moral, torio de la Audiencia de Quito, de las


que poseía el verdadero elemento opresoras fuerzas realistas. La victoria
republicano. final se logró al pie del Pichincha el 24
de mayo de 1822, con la participación
Francisco Calderón dirigió con de batallones conformados con habi-
heroísmo las tropas republicanas en tantes de lo que ahora es el Ecuador
la última parte de la revolución, sien- y los enviados por los libertadores
do derrotado por fuerzas realistas Bolívar y San Martín, procedentes de
muy superiores dirigidas por el coro- toda la Sudamérica hispana, que fue-
nel Sámano y fusilado en la ciudad de ron brillantemente liderados por el
Ibarra, el 3 de diciembre de 1812. Su general Antonio José de Sucre.
viuda era hermana de José, Lorenzo y El historiador guayaquileño Ca-
Ana de Garaicoa, esta última se casó milo Destruge escribió en 1909, al ce-
con José Villamil; todos ellos partici- lebrarse el primer centenario de la
paron activamente en la organización Revolución de Quito, un libro en que
de la exitosa revolución de Guayaquil defiende la primacía quiteña en el
de octubre de 1820. proceso independentista de Améri-
Recordemos que Vicente Roca- ca. Destaca Destruge el pensamiento
fuerte le dijo a Juan de Dios Morales de Espejo y la formación de la “Escue-
que era necesario ampliar las ideas la de la Concordia” como parte de los
independentistas en Lima y Bogotá, antecedentes de la revolución; acep-
para asegurar el éxito de la revolu- tando que el de Quito, como todas los
ción. Quito se adelantó en la revo- primeros movimientos, se caracteri-
lución de América, y la revolución zaron como manifestación de fideli-
fracasó trágica, aunque heroicamen- dad a Fernando VII, defiende al qui-
te. A fines de 1812 todo estaba con- teño como el primero en deponer a las
sumado, los afanes independentistas autoridades españolas y luego decla-
de la capital de la Audiencia habían rarse independiente, así:
sido completamente aplastados. Sin
embargo, el ejemplo de los patriotas El 10 de Agosto de 1809, se organizó
quiteños no quedó en el olvido, sirvió en Quito una Junta completamente
de inspiración para héroes como Si- independiente, un nuevo Gobierno
món Bolívar y San Martín, que sacri- que desconoció y depuso de sus
ficaron todo por la Independencia de cargos a las autoridades españo-
la patria americana; y, para miles de las, Junta formada por los mismos
que, desde fines del siglo anterior,
patriotas en Chile, Venezuela, Nueva
venían haciendo la propaganda de
Granada y toda América. Los guaya- las nuevas ideas; Junta que, al ser
quileños declararon la Independencia reorganizada en 1810, la compusie-
de la ciudad el 9 de Octubre de 1820 ron los mismos miembros, y declaró
y enseguida emprendieron un gran terminantemente, el 11 de Octubre,
esfuerzo militar y económico para la absolutamente independiente y se-
liberación definitiva de todo el terri-

41
parada del Reino Español a la anti- blica del Ecuador, aunque ésta no es-
gua Presidencia de Quito. tuviera aún declarada ni constituída.

Destruge enfatiza además que El Municipio de Guayaquil, como


esa Junta, después de la declaración homenaje a la Revolución de Quito, re-
de Independencia, estableció la forma imprimió el año pasado este pequeño
de Gobierno conforme a una Cons- pero sustancial documento en el que
titución Política, dictó un decreto de se alega con suficiente argumentos la
elecciones y convocó a un Congreso. primacía de la revolución de Quito en
El guayaquileño Destruge afirma: la Independencia americana de Espa-
ña, y cuyo bicentenario honra la Aso-
De tal manera que, ya para el 1 de ciación Iberoamericana de Academias
enero de 1812, se instaló el Primer de Historia con este Congreso Extraor-
Congreso Constituyente de la enti- dinario.
dad política que hoy se llama Repú-

Plaza del Centenario, Guayaquil, 1960.

42
Comentarios sobre el libro
Ensayo histórico y geográfico
del cantón Montecristi
del Prof. Domingo Olmedo Delgado Mantuano
Ramiro Molina Cedeño • Academia Nacional de Historia

D
omingo Olmedo Delgado sos de mayor relevancia que la cultura
Mantuano, nacido en Mon- Maya en Centramérica; por su condi-
tecristi, Manabí, el 19 de di- ción de mercaderes fueron pacíficos
ciembre de 1934, en su Ensayo histó- por naturaleza y obligación, distintos
rico y geográfico del cantón Montecristi, a los pueblos del norte, desde Bahía de
Imp. Universitaria, 2003, por su Caráquez hasta Esmeraldas, de quie-
condición de profesor fiscal, fue una nes el padre Juan de Velasco dice que
persona que dedicó su vida a formar fueron descendientes de los Caras que
juventudes, un permanente enamo- dan inicio a la nación quiteña, y que
rado de su pueblo y un apasionado estos pueblos eran los apecignes, ca-
de su historia. niloas, chones, pasaos, silos, tosahuas,
En la breve introducción a su jahuas, quaques, colimas, pimpagua-
obra, Delgado Mantuano nos señala ces, pechaucinchis y jaramijos, que
las poblaciones que existieron en la am- vivían de la agricultura y la pesca
plia y actual geografía manabita, para aunque cultivaban el arte de la guerra,
entonces hasta 1824, existente como igual que las poblaciones de los pu-
dos regiones: la del sur comprendida naes y huancavilcas, con sus propias
desde Santa Elena hasta Charapotó, poblaciones, al sureste de Santa Elena,
que según el cronista español Pedro y que por esta condición guerrerista,
Cieza de León y el padre Juan de Ve- muy difícilmente pudieron desarrollar
lasco estuvo habitada por los apichi- el comercio, poblaciones guerreras tan
quies, cancebis, charapotoes, pichotas, distintas a las poblaciones manteñas,
picoasaes, pichunsis, manabies, ja- pero que ingeniosamente algunos ar-
rahusas y jipijapas, aunque estos datos queólogos e historiadores guayaqui-
sean conflictivos y dan mucho margen leños pretenden, y lo han conseguido,
a la duda; poblaciones dedicadas a la que se considere a los huancavilcas.
pesca, a la agricultura y al comercio Según Juan Marchena fue poblado an-
del spondylus; sabedores de muchas dino de linaje Vilca, como parte estruc-
lenguas; propietarios de una exquisita tural y ancestral de la cultura manteña,
alfarería y un delicado tallado de pie- más irónico aún es que se pretenda,
dras, muy semejante y en algunos ca- actualmente, considerar a la pobla-

43
ción y al territorio Huancavilca como dor, en abril de 1 534, precisamente
el eje o centro principal de las cultu- por quien dejó tras de sí un territorio
ras indígenas de la Costa ecuatoriana devastado y a sus pobladores, en su
y del Pacífico sur, desde sus primeros mayoría asesinados; pero, quienes
asentamientos humanos, y otros más sobrevivieron al genocidio buscaron
osados, repitiendo lo dicho por ciertos refugio para sus vidas fusionándose
cronistas que, desorientados en su vi- con la selva virgen, tierra adentro.
sión geográfico–territorial en su tiem- Montecristi, como accidente geo-
po, confunden a las poblaciones de gráfico de fácil identificación y ubica-
los niguas y paches con los manteños. ción en la cartografía de la época por su
Felizmente, las edificaciones de piedra condición de cerro, empieza a ser men-
en el antiguo Manta, los calendarios, cionado por los primeros españoles
hachas, manos, descansa nucas y otros que llegan a territorio manabita desde
elementos del mismo material pétreo, 1529, aún en 1605, en la descripción de
así como las sillas “U” de los cerros de Guayaquil, en lo referente a Portovie-
Hojas y Jaboncillo, son únicos y exclu- jo, anónimo, se lo sigue mencionando
sivos de Manabí. como cerro mas no como población, y
Es la pérdida de este sentido dice “a dos leguas tiene una montaña
identitario actual lo que ha llevado a que llaman Montecristi, en que hay ár-
que interesados y bien intencionados boles de leña…”. El autor de esta obra,
estudiosos y curiosos de la historia Domingo Delgado, afirma que “es un
busquen rastros que les permitan de- pueblo milenario”, ciertamente por
terminar el origen y la fecha funda- ser un territorio donde se asentaron
cional de su ciudad y el nombre de su los pobladores que dieron origen a la
fundador, creyendo de esta manera cultura manteña, especialmente en el
encontrar sus raíces, menospreciando cerro de Jaboncillo, aunque se encon-
su identidad ancestral, desconocien- traron dispersos en sectores aledaños
do su propia historia. Éste es el caso como los cerros de Hojas y Monte-
de ciudadanos de Charapotó, antiquí- cristi, Picoazá, Jaramijó, Jupe, Agua
sima población indígena, menciona- Blanca y López Viejo, donde Marshall
da por el padre Juan de Velasco con el Saville, en su primer viaje en 1905, des-
nombre de “Jacpocto”, frontera natu- cubrió los pozos de agua dulce de los
ral norte del territorio Jocay y del úl- “gigantes”, terrazas agrícolas y gran-
timo cacique Cancebí, muerto por or- des habitaciones, silos, construidos de
den de Pedro de Alvarado en su paso piedra que sirvieron como bodegas de
al reino andino de Quito, territorio almacenamiento de alimentos y las
comprendido desde la península de conocidas sillas en forma de “U”, así
Santa Elena hasta la punta de Chara- mismo talladas en piedra, que descan-
potó, y que cobijó a las culturas alfa- san sobre una base que tiene esculpida
reras de Valdivia, Machalilla y Manta figuras antropomorfas y zoomorfas,
principalmente, que reclama ser la todas ellas formando un círculo, seme-
primera ciudad fundada en el Ecua- jando un centro de adoración o centro

44
No. 18 • Un encuentro con la historia

de reunión de caciques o más bien de tal motivo se denominó Montecristi”;


poder, punto de avistamiento marino fábula ésta que fue aceptada como
y talvez de comunicación con los po- cierta durante muchos años y expues-
blados que se encontraban a su alre- ta en conferencias y actos escolares y
dedor, sea en el valle o las montañas cívicos alusivos a su supuesta funda-
circundantes. Ante esta aseveración ción, pretendiendo con ello justificar
debo considerar que la apreciación de el desconocimiento de su historia y su
Domingo Delgado tiene fundamento origen como ciudad.
y lógica, mas confunde fundación o El trabajo de recopilación de
poblamiento de ciudad con existencia tantas versiones sobre el origen del
milenaria de pueblos indígenas en el nombre de Montecristi es loable en el
territorio de Montecristi, o mejor decir profesor Delgado, principalmente por-
en el territorio indígena, ante desco- que ha tenido que recurrir a libros de
nocimiento del nombre de la comarca, connotados historiadores, cronistas,
denominado Jocay, que para entonces literatos, revistas, periódicos, tradición
y por datos de los cronistas españoles, oral, o a la memoria viva de personas
tiene una extensión de 18 leguas a ni- que, siendo respetadas por su calidad
vel de costa, desde los actuales canto- humana o reconocimiento profesional
nes de Santa Elena hasta Charapotó, y en la comunidad, pero sin formación ni
14 leguas hacia el interior, desde el mar investigación histórica en documentos
hasta las montañas de los actuales can- que respalden sus tesis, pretendieron
tones de Paján, Olmedo, San Plácido, explicar el origen de su nombre por la
Junín, y que agrupa o cobija a diversi- simple lógica. Tomemos otro ejemplo
dad de tribus que tienen idiosincrasia como el del padre Luis Hermidas, s.j.,
y cultura semejante. en su obra Jocay–Manta, 1972, que dice:
Diferentes versiones o teorías
se han vertido acerca del nombre de Después de sufrir el saqueo de los pi-
Montecristi, desde aquéllas que na- ratas, como Guayaquil en 1687, Man-
cen en el imaginario popular como ta decidió alejarse del mar hacia la
aquéllas que tienen un sustento do- montaña. Así lo hizo, y fundó allí un
cumental y de análisis histórico serio. pueblo que debió llamarse “Nueva
Manta” pero tomó el nombre del ce-
El autor nos invita a conocer algunas
rro adonde se acogió: Montecristi…;
de ellas, como la del profesor monte-
cristense Juan José Aníbal San Andrés
Robledo, escrita en el libro de José así también Fernando Jurado No-
Buenaventura Navas: Monografía his- boa, en el libro Manabí, su historia–su
tórica e ilustrada de Manabí, 1934, y que nombre, editor Ramiro Molina, luego
dice: “La fundación de Montecristi de las referencias que hace a los ata-
data desde los principios del siglo ques de piratas a la costa ecuatoriana
XVIII. Se dice que el primer fundador y particularmente a Manabí, incluso
fue cierto señor Criste que fabricó su especula sobre su posible fundación
casa-choza en la cima del cerro y por y dice:

45
Podría llegar a afirmarse-aunque de óptica de su propia geografía, mien-
manera provisional que Montecristi tras el español relaciona al nombre, y
se fundó hacia 1709 por indios man- los impone por su entorno geográfico,
teños, huidos de los piratas … sus características raciales, laborales,
lugar de procedencia, nombres de
Por qué no considerar, entonces, que santos, etc., acepciones que también
Montecristi ya existía como ciudad van dando origen a los apellidos. Lo
desde 1628, cuando este territorio mismo hace con las regiones que va
fue saqueado por el pirata Guvernot, conociendo, las relaciona con otros
como lo dicen las crónicas de aquella sectores ya conocidos, especialmente
época. por su similitud geográfica, ésto nos
Es indudable que las poblaciones dice el portovejense Gonzalo Molina
americanas, ante el acoso permanente García en su obra: El capitán Francisco
de los corsarios, debieron fortificar Pacheco en la conquista de América. Fun-
sus ciudades unas, y otras, como Por- dador de la ciudad de Portoviejo, Madrid,
toviejo en 1628, trasladarlas a lugares Editorial Universitaria, 1986, que el
más seguros y alejados de la costa, aun nombre de Puerto Viejo es producto
cuando ello les representara perder su de la similitud geográfica de la costa
condición de ciudad puerto, para en- de Nicaragua con la costa sur mana-
tonces, condición necesarísima para bita, y dice:
su desarrollo; ésto no significa funda-
ción ni nueva fundación, el traslado El nombre de Puerto Viejo se lo men-
de ciudades, ante eventos adversos, ciona por primera vez en 1522, tal-
significa el inicio de una nueva etapa vez antes por Gil González de Ávila,
histórica en la existencia de la ciudad cuando en busca de un desaguadero
que le permita pasar de la mar del
y de sus pobladores.
sur a la del norte, llega hasta la pro-
Continuando con la cita del pa-
dre Hermidas, dice:

nombre que, como a los primeros es-


pañoles, saturados del espíritu cristia-
no, se les ocurrió venir a descubrir la
América en el velero “Santa María”,
a estos segundos se les ocurrió llamar
“Monte de Cristo” al contemplar des-
de el mar cómo se destacaba en el ho-
rizonte aquella hermosa montaña.

Ya aquí vemos cómo el razona-


miento y la lógica en el estudio histó-
rico empieza a prevalecer; el indígena, Plaza Alfaro,
al imponer nombres, lo hace desde la Montecristi.

46
No. 18 • Un encuentro con la historia

vincia de Chinandega en Nicaragua, pla y que le parecían un monte dig-


y pone nombre a pueblos existentes no de Cristo…
en dicha costa, y que por la similitud
geográfica luego se impondrían a los
He aquí una visión más real de
pueblos de la costa ecuatoriana….
que toda elevación que se distinguie-
ra desde alta mar no solamente era un
Aquí encontramos que posible- punto geográfico de referencia sino
mente el nombre de Montecristi, por también de dominio del horizonte
su cerro, es mencionado por primera marino-terrestre circundante y de
vez en dicho año, así lo dice Molina defensa estratégica ante situaciones
en otro párrafo de su obra: adversas.
Aunque el profesor Domingo
Es el caso del Puerto Viejo nicara-
Delgado no asegura, sí presupone que
güense, semejante al manabita, con
un río flanqueado por manglares y “Montecristi existió antes del incario”,
un cerro (el Viejo en Nicaragua y el que sus pobladores fueron los cons-
Montecristi en Manabí), en su parte tructores de “pozos construidos con
posterior; con indios amigables y de- piedras buriladas que tienen parecido
dicados al comercio, con alfarería y a los ladrillos actuales, con medidas
labrado de piedras muy semejantes, exactas para ir colocándolas dentro de
con ritos y costumbres que parecían las excavaciones”. Esta apreciación,
ser un mismo territorio y pueblo... sin fundamento, está referida a la le-
yenda de los gigantes, de 8 y 9 pies de
En otro acápite, el profesor Del- altura que asolaban el territorio entre
gado hace alusión al nombre de San Santa Elena y Machalilla, y cuenta la
Fernando de Montecristi, municipio leyenda que “fueron exterminados
enclavado en la parte noroeste de Re- por un haz de luz y fuego despren-
pública Dominicana, en base a lo na- dido de la espada divina, queriendo
rrado por el cronista Bartolomé de las así terminar con sus infames aberra-
Casas, sin citar el nombre de la obra, ciones”, pozos que se encuentran en
que dice: diversas partes de Montecristi, como
en El Pechiche, Loma de Juancho y la
Después de llegar, fundada la villa Ciénaga de Cárcel, aunque también
de Navidad, Cristóbal Colón, en su lo encontramos y aún existe y brinda
segundo viaje a América, navegó así agua dulce y cristalina en Choconchá
al este, camino de un monte muy
de Jipijapa.
alto, que quiere parecer isla, pero no
lo es, porque tiene participación con Insiste el autor en que:
tierra muy baja, el cual tiene forma
de un alfaneque muy hermoso al los peninsulares que llegaron por
cual puso por nombre Monte Cristi vez primera, a Montecristi, ya lo
en honor a Cristo, por la belleza y describen como lugar de abasteci-
grandeza de las vegas que contem- miento del líquido vital, para satis-
facer sus necesidades diarias en sus

47
largas caminatas, que realizaban en- Siendo Puerto Viejo para ese año una
tre Manta y Portoviejo, ciudad con 17 casas, teniendo una igle-
sia y un monasterio de La Merced, y 14
familias españolas y 16 señores indios,
pero no menciona fecha de este rela-
el presidente de la Real Audiencia de
to, que sí es verídico, porque el pozo
Quito, Hernando de Santillán, ordenó
abierto en piedra viva en El Pechiche que de las 14 familias españolas exis-
brinda agua desde siglos antes de la tentes en esta ciudad, la mitad de ellas
presencia de España; es desde este se trasladara hasta el pueblo de indios,
pozo que conquistadores y coloniza- cuyo primitivo nombre fue Tocay, que
dores calman su sed, que las naves dista a seis leguas, y en donde existe
pliegan sus velas para abastecerse de una iglesia en donde apaciguan sus
alimentos y el agua de pozo. almas los viajeros en tránsito cuando
los navíos hacen escala para aprovisio-
Por todos estos argumentos debo narse de comida, agua y vituallas, para
remitirme a 1565, cuando ya Porto- que dicho puerto se transforme en ciu-
viejo había perdido su condición de dad y la nombró “ciudad de San Pa-
Gobernación, su calidad de puerto, blo”. Como los vecinos de Puerto Viejo
su importancia como ciudad y era reclamaron por esta dura dispersión
territorio anexado a la Gobernación de sus congéneres, el presidente Santi-
de Guayaquil, gran urbe que ofrecía llán dispuso que se trasladen solamen-
te aquéllos que lo desearen, siendo tres
posibilidades y perspectivas de de-
familias las que decidieron poblar la
sarrollo: los peninsulares migraron nueva ciudad…
hacia ella, desamparando y empo-
breciendo a Portoviejo, que pasó a ser
Ya vemos aquí un espacio inte-
conocida como “la culata”, enclavada
resante donde se habla de la intencio-
en la espesura de un valle rodeado de
nalidad de fundar una ciudad puerto
colinas: la ciudad que nació mirando
en el territorio del partido de Puerto
al mar se encontraba distante, para
Viejo, fundación que no puede darse,
entonces, unas 6 leguas del mar de
principalmente, por la insuficiencia
Manta, que comprendía el territorio
de pobladores, es más bien un po-
señalado como reducción indígena,
blamiento lento, progresivo y muy
los pobladores de Portoviejo vivien-
sacrificado de lo que posteriormente
do de la agricultura y escasa crianza
sería Manta, como caleta española.
de ganado, que a pesar de su condi-
Las leyes de Indias no permitían que
ción de cabeza de Partido, solo con-
una ciudad se fundara bajo la égida
taba con catorce familias españolas y
indígena y fuera reconocida como tal
unos cuantos indios tributarios; remi-
por la Corona; Montecristi era territo-
támonos a la crónica documental de
rio indígena, en sus colinas habitaban
José Rumazo González inmersa en el
los naturales de esta tierra, reducidos
Boletín de la Academia Nacional de His-
a esa circunscripción territorial, por
toria No. 112, julio-diciembre, 1968,
lo tanto Montecristi no se funda como
que dice:
ciudad, peninsulares y criollos la lle-

48
No. 18 • Un encuentro con la historia

gan a poblar paulatinamente; pobla- En 1541 Carlos V, emperador de


ción blanca que es minoritaria hasta España, en muestra de su imperial
mediados del siglo XIX, es la pobla- benevolencia, mandó a obsequiar a
ción indígena que se opone a su extin- los padres mercedarios, residentes
en el Reino de Quito, dos imáge-
ción como raza y cultura, así nos lo da
nes sagradas; la una para Quito, la
a conocer Fernando Jurado, Manabí. de Nuestra Santísima Madre de la
Su historia-su nombre, Ramiro Moli- Merced, más tarde conocida como
na, editor, 2008, cuando dice que “en virgen de la Merced, la Peregrina
1821, como cosa curiosa y única en el de Quito; y la otra para Portoviejo
país, en Montecristi funciona el Cabil- que fue la virgen de Monserrate,
do compuesto por 8 ediles indígenas imagen venerada por varios años
alfabetos”, poblamiento que se da por en el convento de La Merced y que
la necesidad de contar con individuos por disposición de fray Dionisio de
Castro y fray Miguel de Santamaría,
que les abastezcan de alimentos y
principales de la Orden en este terri-
agua, para con ello abastecer a su vez torio, dispusieron años más tarde su
a las naves que acoderan en Manta en traslado y ubicación en la cima del
su paso al Perú. monte conocido como Monte Chris-
Por ello, Montecristi no pudo ser ti, por la ausencia de iglesias y de
ciudad fundada en fecha determina- curas que calmen la sed de espíritu
a aquellos viajeros que por mar se
da, su poblamiento se pierde en las
trasladan a Lima o a Panamá, y sea
brumas del tiempo y en la inexistencia vista y adorada como Estrella de los
de documentos escasos, muy escasos; Mares, Consuelo de Afligidos, Auxi-
pero de los pocos existentes nos brinda lio de Cristianos, Reina de Apósto-
la satisfacción de conocer parte de la les e Imán de Corazones.
génesis de su historia, de su nombre,
de su religiosidad; son los documentos
que deleitan el alma e invitan a seguir
escudriñando en los archi-
vos del tiempo. Citemos,
como colofón de este tra-
bajo, lo escrito por fray Joel
Monroy en su obra: Los re-
ligiosos de La Merced en la
Corte del Antiguo Reino de
Quito, en lo que respecta a
la Virgen venerada por los
montecristenses, la Virgen
de Monserrat, dice:

Montecristi en 1850.

49
Los pueblos indígenas y negros
frente a la Independencia hispanoamericana
Dr. Jorge Núñez Sánchez*

Resumen de la ponencia Las primeras


revoluciones anticoloniales

S
e han escrito bibliotecas enteras
sobre la independencia hispa- América puede gloriarse de haber
noamericana, complejo proceso producido las primeras revoluciones
político y militar conducido por la anticoloniales de la historia universal,
clase propietaria criolla, que consti- que fueron la independencia de los Es-
tuía una verdadera minoría oligárqui- tados Unidos (1776–1783), la Indepen-
ca. Empero, es muy poco conocido el dencia de Haití (1803) y la Independen-
papel que en ese proceso histórico re- cia de Hispanoamérica (1809–1824).
presentaron las mayorías populares y
Esas tres revoluciones marcaron
particularmente los indios, sometidos
en muchos sentidos la historia univer-
a la servidumbre de la mita, y los ne-
sal y desataron un proceso de desco-
gros, atados al dogal de la esclavitud.
lonización que constituye uno de los
Esta ponencia enfoca precisa- mayores signos de dignidad política
mente el fenómeno político–social de y progreso social de la humanidad
la presencia, o ausencia, de esas ma- contemporánea, proceso que comen-
yorías oprimidas en las luchas de la zó entonces y aún no ha terminado,
emancipación, analizando las expe- como nos lo recuerdan hoy mismo
riencias habidas en los virreinatos de ciertos fenómenos geopolíticos como
Nueva España y Nueva Granada, con la existencia de la base norteamericana
un énfasis particular sobre lo ocurri- de Guantánamo en Cuba, el dominio
do en la Audiencia de Quito. británico sobre el Peñón de Gibraltar,
Palabras claves: el dominio francés sobre la Guayana,
Fidelismo, emancipación, criollos, es- la posesión española de las ciudades
clavitud, servidumbre. norafricanas de Ceuta y Melilla, o esa
especie de limbo jurídico en que vive
Puerto Rico, casos todos ocultos tras
eufemismos como “Departamentos
de ultramar de Francia”, “Colectivi-
* Ponencia del Dr. Jorge Núñez Sánchez, dades de Ultramar”, “Regiones ul-
de la Universidad Central del Ecuador, traperiféricas de la Unión Europea”,
al IV Congreso Sudamericano de Histo-
ria, Quito, 27 al 31 de julio de 2009. “Estación naval de la Bahía de Guan-

50
No. 18 • Un encuentro con la historia

tánamo” o “Estado Libre Asociado a metropolitano, pero paralelamente


los Estados Unidos”, denominaciones se proponían mantener indemne la
que buscan maquillar las horrendas estructura social interna y, en algu-
facciones del colonialismo y neocolo- nos casos, incluso buscaron preservar
nialismo supervivientes. hasta donde fuera posible la estructu-
En último término, esas tres re- ra política preexistente. Por eso, he-
voluciones anticoloniales dieron luz mos optado por definirlas como “re-
a 18 nuevas naciones independientes, voluciones conservadoras”, ya que
liberaron del dominio extranjero a tenían elementos de ruptura política
millones de personas, rompieron los propios de una revolución, tales como
antiguos monopolios comerciales y la insurgencia armada contra el poder
crearon las bases para el surgimien- colonial extranjero y la destrucción o
to de un mercado mundial. También violenta sustitución del viejo sistema
encarnizaron y dieron vida concreta a político, pero su fin último era, en la
principios políticos, derechos huma- mayoría de los casos, la preservación
nos y libertades civiles hasta entonces de la antigua estructura social interna
solo esbozadas en el papel, tales como o, al menos, de los elementos funda-
la soberanía popular, la división de mentales de ella.
poderes, la libertad personal, la igual-
dad jurídica de los ciudadanos, la li- La estructura colonial
bertad de imprenta, etc. interna
De otra parte, esas revoluciones,
junto con la francesa de 1789, integraron Son conocidas las diferencias
el ciclo de transformaciones liberales de históricas y culturales que hubo en-
Occidente, que validó ante el mundo tre los sistemas coloniales hispánico,
entero un modelo de organización po- luso, anglosajón y francés desarrolla-
lítica, la democrática–republicana, que dos en América. Uno de los elementos
hasta entonces solo había existido en diferenciales fue la relación de esos
los libros de los teóricos del liberalismo, sistemas con los pueblos indígenas
como Locke y Montesquieu. preexistentes, especialmente a partir
de la mayor o menor resistencia que
Pero si resulta del todo meritorio
ellos mostraron frente a los conquis-
ese impulso anticolonialista, lo que ya
tadores europeos y, sobre todo, a las
no resulta tan glorioso es el horizonte
posibilidades de explotación laboral
político interno que delineó la mayo-
que su presencia ofrecía.
ría de esas revoluciones anticolonia-
les, pues, salvo el caso de Haití, esos Allí donde la población indígena
procesos fueron progresistas hacia era sedentaria y numerosa, como en
afuera, pero extremadamente conser- Mesoamérica y Sudamérica andina, la
vadores hacia adentro. Dicho de otro explotación minera y agropecuaria se
modo, buscaban que los nuevos paí- basó en la explotación de la mano de
ses se liberaran del dominio colonial obra nativa, fundamentalmente a tra-

51
vés del sistema de trabajo obligatorio y de la vida y la libertad, junto a los me-
gratuito, también llamado “mita”. Pero dios para adquirir y poseer propieda-
donde la población indígena no podía des, y la búsqueda y obtención de la
ser explotada sistemáticamente, por- felicidad y la seguridad. También dis-
puso, por su artículo 9, que no se im-
que era escasa, o nómada, o fieramente
pongan, ni se dicten castigos crueles
resistente –como ocurriera en las islas y o anormales; y, recalcó, en su artículo
costas del Caribe, o en las llanuras de 16, “que es deber mutuo de todos el
América del Norte–. La explotación co- practicar la indulgencia, el amor y la
lonial se basó en el trabajo esclavo. caridad cristianas.
Millones de seres humanos de piel
oscura, sometidos a la brutalidad de Pero todas esas bellas teorías y
la mita o a la barbarie de la esclavitud, solemnes declaraciones ignoraban o
gemían bajo el látigo de implacables ca- soslayaban expresamente la presencia
pataces y sostenían con su trabajo esa de los casi 4 millones de esclavos que
primera expansión capitalista mundial, existían para entonces en Norteaméri-
es decir, eso que Adam Smith llamó “la ca, formando parte de una masa labo-
riqueza de las naciones”. De otra parte, ral esclava que era de unos 7 millones
esas mismas gentes trabajadoras consti- en todo el continente americano.1 Y
tuían la inmensa mayoría de la población es conocido el hecho de que, antes de
en cada una de las regiones americanas, aprobar y disponer la publicación de
lo que contrastaba con la realmente mí- la “Declaración de Independencia”, el
nima presencia numérica de los colonos congreso de los Estados Unidos alte-
blancos de cualquier origen. ró sustancialmente el texto preparado
Empero, esa población blanca por el “Comité de los cinco” (Adams,
americana, hija de los procesos de co- Franklin, Jefferson, Livingston y Sher-
lonización y heredera directa de los be- man), y eliminó en forma vergonzan-
neficios coloniales, poseía la riqueza y te todo lo relativo al comercio de es-
la cultura necesarias para emprender, clavos. Así, ignorando oficialmente
desde fines del siglo XVIII, en los pri- esa realidad social, la nueva república
meros proyectos de descolonización. pudo seguir gloriándose de los altos
Esos proyectos vinieron acompañados principios liberales que la inspiraban,
de grandes ideas liberales. La famosa a la vez que sus plantadores seguían
Declaración de Derechos de Virginia, texto beneficiándose con la explotación de
esencial de la revolución norteamerica- la esclavitud, y sus tratantes de escla-
na, sostuvo en su primer artículo que vos seguían enriqueciéndose con su
negocio vil.
Todos los hombres son por naturaleza La Revolución haitiana, iniciada
igualmente libres e independientes, y en 1791 como un eco caribeño de la
tienen ciertos derechos inherentes, de
los cuales, cuando entran en un estado
de sociedad, no pueden ser privados 1 Eric Hobsbawm, Industria e imperio, Bar-
o postergados; expresamente, el gozo celona, Editorial Crítica, 2001, p. 48.

52
No. 18 • Un encuentro con la historia

Revolución francesa, vino a replantear cargado de restablecer la esclavitud en


en toda América el problema de la es- los dominios de Francia. Toussaint fue
clavitud. Tras varios años de lucha, el apresado por los franceses, pero los
movimiento revolucionario pasó a ser haitianos resistieron exitosamente y,
dirigido por Toussaint Louverture, luego de dos años de guerra, derrota-
bajo cuyo liderazgo el ejército de an- ron al ejército colonial y consolidaron
tiguos esclavos venció a sus enemigos definitivamente su libertad. En enero
locales y derrotó a los ejércitos expe- de 1804, bajo la jefatura de Dessalines,
dicionarios enviados por España e In- fue proclamada la Independencia hai-
glaterra. Dos años más tarde, en 1801, tiana. La proclama de Independencia
una Asamblea Central convocada por decía:
Toussaint decretó la “Constitución de
la colonia de Santo Domingo”, por la … Hemos osado ser libres, osemos
cual Haití y sus islas adyacentes reco- serlo por nosotros mismos y para
nocían la soberanía de Francia, pero nosotros mismos … Juremos ante el
también el espíritu libertario de la Re- universo entero, ante la posteridad,
volución francesa, consagrado en la ante nosotros mismos, renunciar
para siempre a Francia, y morir an-
“Declaración de Derechos del Hom-
tes que vivir bajo su dominación …
bre y del Ciudadano”. En consecuen- Prestad entonces juramento de vivir
cia, esa Constitución proclamaba: libres e independientes, y de prefe-
rir la muerte a todo lo que pueda
Art. 3. En este territorio no podrá volveros al yugo.
haber esclavos. La servidumbre ha
sido abolida para siempre. Todos los
Al consagrar la eliminación de esa
hombres nacen, viven y mueren li-
lacra social en la teoría y en la práctica,
bres y franceses.
Art. 4. Todo hombre, cualquiera sea el pueblo haitiano rebasó el límite de
su color, puede ser admitido en cual- una “guerra de independencia” contra
quier empleo. Francia y alcanzó el de una “guerra de
Art. 5. No hay otra distinción que la liberación social y nacional”, efectuan-
de la virtud y el talento, ni otra supe- do en una de las más radicales transfor-
rioridad que la otorgada por la ley en maciones de la historia universal, que
el ejercicio de la función pública. La dio lugar al nacimiento de la segunda
ley es igual para todos, tanto cuando
república independiente de América,
castiga como cuando protege.
la primera república negra del mundo
y la primera república anticolonialista
Obligada por la exitosa insurrec- de la historia.
ción de los esclavos haitianos, la Asam-
Años después, el gobierno haitia-
blea Nacional francesa declaró abolida
no del presidente Pétion proveería de
la esclavitud en las colonias. Pero poco
armas y recursos a la empresa liberta-
después, en 1802, Napoleón Bonapar-
dora de Simón Bolívar, exigiendo como
te anuló la abolición y envió hacia el
condición única que el futuro Liberta-
Caribe un gran ejército colonial, en-

53
dor de Sudamérica decretara la manu- Firme (Venezuela y Nueva Granada).
misión de los esclavos de Venezuela. Considerando la tradicional rebeldía
Inevitablemente, las acciones de la población esclava, que en ese
revolucionarias de Haití provocaron mismo siglo XVIII había protagoniza-
una creciente inquietud social y polí- do levantamientos en casi todos los te-
tica en el Caribe y todavía más allá de rritorios de la región, resultaba lógico
ese espacio geográfico. El ejemplo de esperar el estallido de nuevas subleva-
ese pequeño país, donde los esclavos ciones en el área. De ahí que el ejem-
se habían rebelado contra sus amos e plo haitiano, que quitaba el sueño a
instaurado una democracia social, a los poderosos propietarios coloniales,
la par que derrotaban militarmente se convirtió en una irrefrenable espe-
a una de las mayores potencias mi- ranza para los esclavos de todo el con-
litares de la época, estremeció a los tinente, que empezaron a enarbolar y
esclavistas de todas partes y a los co- proclamar “la ley de los franceses” en
lonialistas de todos los idiomas, que todos los estallidos de simpatía que se
se apresuraron a tomar medidas para produjeron en otras colonias de la re-
evitar la expansión del fuego revolu- gión antillana: Martinica, Tobago, San-
cionario. Los Estados Unidos decre- ta Lucía, casi todas las islas británicas,
taron el bloqueo comercial de Haití, Curazao y Venezuela.
en un anticipo de lo que un siglo y Nuevos motivos de inquietud
medio después harían contra otra isla surgieron para el criollismo del nor-
revolucionaria del Caribe, la de Cuba, te sudamericano con el movimiento
por similares razones. A su vez, las subversivo venezolano de Gual y Es-
autoridades españolas prohibieron paña –cuyo programa inspirado en
en sus colonias la introducción de ne- los principios de la Gran Revolución,
gros esclavos provenientes de las co- contemplaba la abolición de la escla-
lonias francesas, porque temían que vitud–; y, sobre todo, con la conspi-
viniesen contagiados con el virus de ración del mulato Chirino, testigo de
la revolución. Y cosa igual hicieron en la Revolución haitiana, que planeaba
sus colonias los ingleses, holandeses un masivo levantamiento de pardos
y portugueses, basados en similares contra la oligarquía mantuana de
motivaciones. Venezuela. Ello avivó todavía más el
El área del Caribe albergaba por temor de las clases propietarias de
aquella época una población esclava América Latina, que tomaron medi-
de aproximadamente 1 200 000 perso- das para evitar el eventual estallido
nas, de las cuales más de 600 000 ra- de rebeliones esclavas en su jurisdic-
dicaban en las posesiones francesas, ción y asumieron una actitud política
unas 300 000 en las posesiones britá- abiertamente conservadora.
nicas y sobre 200 000 en las posesio-
nes españolas insulares (Cuba, Puer-
to Rico, Santo Domingo) y de Tierra

54
No. 18 • Un encuentro con la historia

Los indios frente los servicios públicos, particulares y


aun domésticos, y hasta repartimien-
a la Independencia to de indios para que llevasen en sus
hombros a grandes distancias y a
Si brutal era la situación de los grandes jornadas cargas y equipajes,
esclavos negros, no lo era menos la de como si fuesen animales o bestias do-
los indígenas americanos, sometidos a mesticadas…
la más oprobiosa servidumbre. Aun-
que legalmente eran vasallos libres Además de las leyes mitales, la
del rey de España, al que debían pagar explotación indiscriminada y brutal
tributos, desde los días de la conquis- de los indígenas estaba garantizada
ta tenían también encima la carga del por la misma lógica de la economía
trabajo personal gratuito, derivado colonial, que determinaba que los
de la encomienda, que transformó la siervos indios fuesen tratados peor
“mita”, sabia costumbre indígena de que los esclavos negros, pese a en-
trabajo obligatorio en beneficio de la contrarse teóricamente en mejor con-
comunidad, en un brutal mecanismo dición legal que éstos. Y es que un
de expolio colonial, definido fielmente esclavo valía mucho dinero y su amo
por José Joaquín Olmedo en 1812, en lo cuidaba para proteger su inversión,
sus dos memorables “Discursos sobre mientras que el indio, en teoría vasa-
las mitas de América” ante las Cortes llo libre del rey, no era propiedad de
de Cádiz. Dijo en el primero de ellos: nadie y, según esa lógica perversa, no
importaba que muriese por causa de
Desde los principios del descubri- la sobreexplotación laboral en minas,
miento se introdujo la costumbre de haciendas u obrajes.
encomendar un cierto número de in-
Explotado doble y paralelamente,
dios a los descubridores, pacificado-
res y pobladores de América, con el
tanto por la corona y sus corregidores,
pretexto de que los defendieran, pro- como por los hacendados, mineros u
tegieran, enseñasen y civilizasen… obrajeros criollos, el indio halló en el
De esta costumbre nacieron males y alzamiento tumultuario la única sa-
abusos tantos y tan graves, que no lida a su miserable condición. Así se
pueden referirse sin indignación y sin entiende la frecuencia y virulencia de
enternecimiento… De aquí provinie- esos alzamientos de gentes famélicas
ron los repartimientos de indios para y desesperadas, que en sus estallidos
todo, que se conocen con el nombre
de protesta cometían los más feroces
de mitas, así como a las que las sirven
de mitayos. Repartimientos de indios
actos de violencia, aunque no mayores
para fábricas u obrajes; repartimiento a los que los beneficiarios del sistema
para las minas, labranza de tierras y colonial cometían a su vez contra ellos.
cría de ganados; repartimiento para Los indígenas, tratados como bestias
abrir y componer caminos y asistir domésticas por sus amos, reacciona-
en las posadas a los viajeros; reparti- ban de tiempo en tiempo con la fero-
mientos para las postas y para todos cidad de unas bestias salvajes. Pero no

55
eran bestias, ni mucho menos. Eran montañas tutelares se habían violen-
seres humanos que tenían plena con- tado, para manifestar su ira contra
ciencia de su humanidad y también de los españoles y exigirles que se mar-
la crueldad e injusticia con que eran charan de América, devolviendo a los
tratados por el sistema colonial y, en indios sus tierras y su libertad, puesto
particular, por los propietarios crio- que ya se habían cumplido los tres si-
llos. Lo demuestran las abundantes glos de dominio que el Papa les die-
quejas, denuncias, reclamos, pedidos ra sobre este continente. Igualmente,
y ruegos que elevaban a las autorida- proclamaron que ya no debían pagar
des, que llenan anaqueles enteros de tributos al rey ni hacer trabajos para
nuestros archivos nacionales o de los hacendados y obrajeros.2
archivos coloniales españoles. Ahí hay Esa ideología de resistencia im-
abundante material para escribir nu- plicaba también una sorprendente
merosos tomos de una real “Historia conciencia política. Lo muestra hasta
universal de la infamia”, seguramente la saciedad el movimiento de Túpac
más dramática que la obra imaginati- Amaru, que entre 1780 y 1781 procla-
va de Jorge Luis Borges. mó paralelamente la eliminación de
Los nativos americanos se sabían los tributos y la servidumbre indíge-
víctimas de la violencia conquistadora na, y la eliminación de la esclavitud
y de la opresión colonial, y ansiaban de los negros, en busca de crear un
reconquistar de nuevo un horizonte frente común de los explotados para
de libertad. Por eso desarrollaron su resistir a los abusos de la dominación
propio pensamiento milenarista y su colonial. Cosa similar puede decir-
particular profecía de un futuro feliz, se del movimiento de los comune-
que fueron mecanismos de resisten- ros del Socorro, que estalló en 1781
cia espiritual frente al avasallamien- en la Nueva Granada y fue también
to mental que buscaba imponerles un acto de resistencia al dominio co-
el conquistador. Una expresión tem- lonial. Una tropa entre mestiza e in-
prana de ello fue el movimiento del dígena, de más de 20 000 hombres,
Taqui Ongo, surgida en la zona an- cercó al poder y lo obligó a firmar las
dina del Perú hacia 1560, ceremonia “Capitulaciones de Zipaquirá”, por
de denuncia de la tragedia indígena las que se abrogaban los impuestos y
y también de preparación para el ad- estancos y se reconocían los derechos
venimiento de una era feliz, que ase- indígenas sobre la tierra. Su líder, José
guraban se iniciaría con la expulsión Antonio Galán, llegó a proclamar el
de los blancos y del dios español. Y fin del colonialismo español: “Se aca-
una expresión tardía de lo mismo fue bó la esclavitud”, dijo.
el amotinamiento de los nativos del
centro quiteño tras el terrible terre-
moto de 1797, a los gritos de que la
Pachamama, su Madre Tierra, y sus 2 Los testimonios del asunto en AGI, S.
Quito, L. 250.

56
No. 18 • Un encuentro con la historia

Los varios proyectos nante a medias”, que tenía en sus ma-


nos el poder económico, la influencia
emancipadores social y los mecanismos culturales de
las colonias españolas, pero que úni-
Lo expuesto nos lleva a sostener
camente participaba de las migajas
que, para comienzos del siglo XIX, en
del poder político y nunca por su pro-
Hispanoamérica estaban planteados
pio derecho, sino mediante el pago de
de hecho varios proyectos de emanci-
jugosos donativos a la corona. Por lo
pación: uno, el de los siervos indíge-
mismo, ellos deseaban una emanci-
nas, que buscaban liberarse del domi-
pación de España que les entregase el
nio europeo y recuperar América para
control del poder político en sus paí-
los americanos nativos; otro, el de los
ses y los convirtiese en miembros de
esclavos negros, que aspiraban a la
una clase dominante con plenos dere-
liquidación de la esclavitud y el otor-
chos. Pero, desde luego, no estaba en
gamiento de la libertad personal para
el horizonte de sus aspiraciones polí-
todos; y otro más, el de los criollos o
ticas la realización de una revolución
españoles americanos, que ansiaban
social que, como la francesa, repartie-
independizarse de España, para me-
ra la tierra a los campesinos pobres,
jor control de estos países, culminar
liquidara los derechos feudales y
su constitución clasista y continuar
arrasara legal y físicamente con la no-
con el dominio sobre indios, negros y
bleza. Lo que querían, en definitiva,
mestizos.
no era transformar esencialmente a
Eran proyectos distintos, desi- la sociedad colonial, sino mantenerla
guales e inclusive opuestos de modo para su exclusivo provecho, cortando
radical. Obviamente, el más avanza- de un tajo la dependencia frente a la
do era el de los criollos, que durante metrópoli y asumiendo el tan anhela-
largo tiempo habían ido construyen- do poder político.
do una identidad propia, enfrentada a
Por el contrario, los planes eman-
los funcionarios “chapetones” o “ga-
cipadores de indios y negros, pese a
chupines” por el control del poder en
su aparente primitivismo, apuntaban
las colonias españolas.
a una transformación profunda de la
Poseedores de florecientes plan- estructura socio-económica desarro-
taciones cultivadas con trabajo escla- llada durante los tres siglos colonia-
vo o de grandes latifundios benefi- les. Los indios, en tanto que dueños
ciados por el trabajo indígena servil, originales del continente, y los ne-
y muchos de ellos poseedores de títu- gros, convertidos por la historia en
los nobiliarios, los criollos constituían una suerte de nueva etnia nativa, as-
–según la precisa definición de Severo piraban a una emancipación personal
Martínez Peláez–3 una “clase domi- que los liberara de la servidumbre y
la esclavitud, respectivamente, y que
3 Martínez Peláez, La Patria del criollo, San les diera dominio efectivo sobre la
José, EDUCA, 1983.
tierra que cultivaban con su esfuerzo.

57
Los reiterados motines indígenas, los ba concebido para que lo financiaran
alzamientos de resistencia a las refor- y sostuvieran en gran medida los pro-
mas borbónicas, las sublevaciones de pietarios que formaban la oligarquía
esclavos y el cimarronaje tienen que criolla, que eran el sector social más
ser vistos en esta perspectiva general, amenazado por los ataques extranje-
dentro de esa común búsqueda de Li- ros y sublevaciones étnicas, y quienes
bertad, Tierra y Soberanía, y no como recibirían a cambio las jefaturas de los
fenómenos aislados o eventos histó- nuevos cuerpos militares. La implan-
ricos inconexos, ocurridos aquí o allá tación de ese sistema se inició preci-
por causas particulares. Porque con samente en el Caribe, zona de mayor
esos levantamientos ocurre lo mismo amenaza extranjera y de gran con-
que con la gripe porcina: aunque se flictividad social, con la promulga-
manifiesta por acá o por allá en casos ción del “Reglamento de Milicias de
aislados, revela un fenómeno de igual Cuba”, redactado por el mariscal de
origen y similar efecto. Pero nuestra campo Alejandro O’Reilly en 1764.
historiografía, afectada por un incu- En la zona andina, esas milicias
rable positivismo y empeñada en la fueron empleadas con eficacia para
descripción de fenómenos particula- aplastar o desanimar levantamientos
res, ha renunciado en gran medida al indígenas. Así ocurrió, por ejemplo,
análisis de esos fenómenos generales, en la Audiencia de Quito, donde esas
que fueran protagonizados por pue- milicias reprimieron sangrientamente
blos iletrados y gentes humildes, que a los nativos sublevados del centro del
en general no dejaron documentos ni país (Guamote y Columbe), que en
testimonios escritos, pero que sabían número de 30 mil protagonizaron en
perfectamente lo que querían e identi- 1803 un nuevo levantamiento contra
ficaban bastante bien a sus enemigos. el sistema colonial, proclamando “que
Quienes sí entendieron la ge- se maten a los mestizos y españoles”,
neralidad y peligrosidad de esos y enfrentándose con armas primitivas
fenómenos fueron las autoridades a las tropas milicianas dirigidas por el
metropolitanas, que, desde su lejana corregidor Javier Montúfar, hijo del II
atalaya europea, planificaron formas Marqués de Selva Alegre, las que lue-
de refrenar esos proyectos étnicos de go efectuaron una sanguinaria repre-
liberación. El principal de ellos fue la sión contra los alzados.
constitución de un sistema continen- Estos fenómenos relatados exi-
tal de Milicias Disciplinadas, que sir- gen que este Bicentenario no sea solo
viera al mismo tiempo para enfrentar ocasión para rememorar las luchas
las amenazas militares externas, plan- anticoloniales de los criollos, sino tam-
teadas por otras potencias y especial- bién las luchas anticoloniales de los
mente por Inglaterra, y también las indígenas y negros que ansiaban su
amenazas internas, representadas por liberación, así sea que estas últimas
las sublevaciones indígenas y las re- no hayan tenido los alcances políticos,
beliones de esclavos. Ese sistema esta- la continuidad histórica y el éxito que

58
No. 18 • Un encuentro con la historia

tuvieron las primeras. Porque la histo- fueron el preludio ni el anticipo de las


ria, como ciencia, no puede limitarse a luchas criollas por la independencia,
hablar de causas triunfantes y de ven- sino algo radicalmente distinto y, en
cedores; debe también interesarse por muchos sentidos opuesto al proyecto
lo otro, por lo que no triunfó o triunfó criollo. Esas luchas fueron parte de un
a medias, y por los otros, por los derro- dilatado plan de liberación nacional
tados y especialmente por las víctimas, indígena, que en diversos momentos
cuyas luchas fueron también parte del tuvo una formidable influencia social
drama colectivo y en muchos casos, y estremeció al sistema colonial entero,
como en el de los indígenas y negros, pero que fracasó por ser intermitente e
siguen siendo un asunto no resuelto inconexo y sobre todo por carecer de
y un problema pendiente de nuestras actualización histórica y no reconocer,
sociedades nacionales. en general, las nuevas exigencias de la
Ésta tiene que ser la ocasión para realidad social americana.
que revisemos también algunos crasos Similar cosa puede decirse de las
errores de nuestro oficio. Me refiero a rebeliones negras de aquel período,
que nuestras historiografías nacionales como la del mulato Chirino en Vene-
del XIX, y también las del XX, no qui- zuela, en el sentido de que buscaban
sieron o no pudieron reconocer la exis- la liberación social de los esclavos y
tencia de otro movimiento de emanci- apuntaban contra los amos blancos,
pación que no fuera el de los criollos. es decir, contra los esclavistas criollos,
Embebidas de patriotismo y naciona- y no a favor de los planes de éstos.
lismo, se ocuparon más de apuntalar Borremos, pues, esa página equí-
la construcción ideológica de los Esta- voca de nuestra historia y dejemos
dos nacionales que ha de estudiar lo de hablar de los tales “movimientos
sucedido en aquel importantísimo pe- precursores”, que si los hubo fueron
ríodo, que va del tercio final del siglo otros y no estos esfuerzos de libera-
XVIII al tercio inicial del siglo XIX. Y ción nacional de indígenas, negros y
por esas mismas razones, clasificaron mestizos, fracasados entonces pero
a los movimientos de liberación nacio- todavía vivos y presentes en nuestra
nal de los indígenas y a los movimien- historia.
tos de liberación social de los esclavos
negros bajo la denominación de “mo- El proyecto criollo
vimientos precursores de la Indepen-
dencia”.
de emancipación
Hay que corregir esa plana porque El proyecto emancipador de los
está mal escrita, equívocamente escrita. criollos se construyó sobre ese agita-
Y es que insurrecciones indígenas como do mar de fondo de las luchas étni-
las de Túpac Amaru y Túpac Katari en cas de liberación y en gran medida en
Perú, Jacinto Canek en Yucatán, o Ju- oposición a ellas. Frente a los indios
lián Quito en la Audiencia de Quito, no que se reclamaban dueños naturales

59
de América y ansiaban expulsar a a la Corona española por las testas co-
todos los españoles, retrotrayendo la ronadas de unos señores criollos. Los
historia a tres siglos atrás, los españo- mexicanos Hidalgo e Iturbide serían,
les americanos reivindicaron los “de- en un mismo país, buena muestra de
rechos de conquista” heredados de la existencia de estas encontradas po-
sus padres para reclamar la posesión siciones.
del nuevo continente. En su “Carta a Don Miguel Hidalgo y Costilla,
los españoles americanos”, el perua- considerado el padre de la Indepen-
no Juan Pablo Vizcardo y Guzmán dencia de México, expidió en Guadala-
proclamaba el derecho preferencial jara, el 5 de diciembre de 1810, su cé-
de los descendientes de los conquis- lebre “Bando sobre tierras”, por el que
tadores a ejercer señorío sobre Améri- dispuso que concluyesen los tramposos
ca, derivado del “mayor y mejor dere- arriendos de tierras comunitarias indí-
cho” de sus antecesores ibéricos para genas hechas por los hacendados y que
“adueñarse enteramente del fruto de
su arrojo y gozar de su felicidad”. De se entreguen a los referidos natura-
este modo quedó planteada una con- les las tierras para su cultivo, sin que
tradicción histórica que todavía no ha para lo sucesivo puedan arrendarse,
sido resuelta del todo, entre los crio- pues es mi voluntad –decía– que su
llos y los indígenas, por el derecho a goce sea únicamente de los natura-
la posesión de las tierras americanas. les de sus respectivos pueblos.
¿No es eso, en gran medida, lo que
hoy mismo enfocan las contemporá- Adicionalmente, al día siguiente
neas “leyes de reforma agraria”, que promulgó un “Bando sobre esclavos y
enfrentan a los hacendados, herederos tributos”, en el que hacía las siguientes
del sistema colonial, y a los indígenas declaraciones:
de muchos países, todavía oprimidos
y marginados? Primera: Que todos los dueños de
Pero volvamos a dos siglos atrás, esclavos deberán darles la libertad
para decir que sobre ese panorama de en el término de diez días, so pena
de muerte, que se les aplicará por
emancipaciones cruzadas, el naciente
transgresión de este artículo. Segun-
proyecto criollo se dirigía en una am- da: Que cese para lo sucesivo la con-
plia gama de posiciones ideológicas, tribución de tributos, respecto de las
incluso contradictorias, desde aqué- castas que lo pagaban, y toda exac-
llas de los radicales, que propugna- ción que a los indios se les exigía…
ban por la liberación de los esclavos,
el reparto de tierras a los campesinos, Hidalgo resultó ser el cataliza-
la eliminación del tributo indígena dor que facilitó la reacción social que
y el establecimiento de un sistema se venía incubando, en un país don-
republicano de gobierno, hasta las de la oligarquía criolla poseía los dos
posiciones de los monárquicos con- tercios de las tierras cultivadas y los
servadores, que aspiraban a sustituir

60
No. 18 • Un encuentro con la historia

indios apenas un tercio.4 Un ejército dica no hizo sino avivar los rescoldos
de seis mil indios, que luego fue de de un fuego encendido desde antes.
ochenta mil indios, se lanzó a luchar
contra todos los españoles, tanto pe- La Revolución quiteña
ninsulares como criollos, asaltando
y saqueando haciendas, y matando Mirada en esta perspectiva, den-
autoridades y propietarios, en una tro de un proceso de emancipaciones
explosión social que no era parte del paralelas, la Revolución quiteña de
programa criollo de emancipación 1809–1812 puede ser entendida me-
nacional, como ha querido verlo la jor. Podemos ver de mejor modo esas
historia oficial, sino un acto más de contradicciones internas de la prime-
ese gigantesco, intermitente e inco- ra Junta Soberana de Quito, donde el
nexo esfuerzo de liberación de los in- líder del bando radical, Juan de Dios
dígenas americanos. Así lo entendió Morales, era un antiguo amigo de los
el obispo electo de Michoacán, Ma- indios, que desde tiempo atrás había
nuel Abad y Queipo, cuando dijo en propuesto medidas políticas a favor
su edicto de 8 de octubre de 1810: de estos, y luego había ejercido como
defensor de pobres, y donde el ideó-
… El cura Hidalgo y sus secuaces in- logo del bando conservador, el obispo
tentan persuadir y persuaden á los in- Cuero y Caicedo, recomendó al presi-
dios que son los dueños y señores de dente Selva Alegre que diera marcha
la tierra, de la cual los despojaron los atrás en la insurgencia y devolviera el
españoles por conquista, y que por
poder al defenestrado presidente de
el mismo medio ellos la restituirán
á los mismos indios: en esta parte, el
la Audiencia, Conde Ruiz de Castilla,
proyecto del cura Hidalgo constituye pero que previamente Morales fuera
una causa particular de guerra civil, apresado, cargado con grillos de hie-
de anarquía y destrucción, asimismo rro y encerrado en un calabozo, para
eficiente y necesaria entre los indios, evitar que radicalizara más el proce-
castas y españoles, que componen so insurgente. Y así se hizo, en efecto.
todos los hijos del país. Tras fracasar la primera Junta, Mora-
les fue el único preso al que se cargó
Claro está que la clase criolla, de de grillos y se mantuvo en prisión so-
la que Abad y Queipo era uno de los litaria hasta su asesinato.
intelectuales más lúcidos, trataba de Esa nueva perspectiva nos ayu-
enmascarar el fenómeno social de la da a entender también el recelo de los
insurrección indígena como un acto nativos frente a los insurgentes crio-
de supuesta maldad o perversidad llos, cuyos líderes habían sido, apenas
personal del cura Hidalgo, cuya pré- unos años antes, los grandes “mata-
dores de indios” que aplastaron el
4 Obispo Manuel Abad y Queipo, “Edicto alzamiento de Julián Quito y Lorenza
contra el cura Hidalgo”, 8 de octubre de Avimañay. La verdad es que tampoco
1810.

61
los criollos convocaron el apoyo de las mico, en general la aristocracia criolla
masas indígenas, de las que recelaban se mantuvo alejada de los sectores po-
precisamente por ese abismo de odio pulares y en especial de la gran pobla-
y sangre que los dividía. En una car- ción campesina. Como ejemplo de lo
ta de Carlos Montúfar al Consejo de afirmado, no puede ser más patética
Regencia, se revelaba el miedo que el la escena ocurrida en Paredones, Ca-
Comisionado Regio y su clase tenían ñar, donde las fuerzas quiteñas, que
a los indios, al alertar sobre acababan de vencer a los realistas, re-
nunciaron a atacar Cuenca y se reti-
las novedades que sucesivamente raron hacia el norte porque los indios
se suscitan por todas partes y la ne- arrieros, reclutados para transportar
cesidad que hay de conservar estas el parque y los bastimentos, habían
provincias tranquilas y seguras, y huido durante la noche.
las que componen el gobierno de
Popayán, comprendido en el vasto Ahí radicó la debilidad de los
distrito, amenazados de conmo- criollos quiteños de la primera in-
ciones que ya se presienten de los dependencia, en esa incapacidad de
muchísimos indios, negros y castas convocar al pueblo, a los pueblos
procedentes de ellos. Todas estas cir- oprimidos, para formar un frente uni-
cunstancias reunidas exigen impe- do anticolonial, cosa que sí la había
riosamente poner un pie de fuerza propuesto e intentado Túpac Amaru
viva que sostenga las obligaciones treinta años atrás. Los chapetones en-
y haga respetar los derechos, pues
tendieron esa debilidad del criollismo
de lo contrario se trastornará todo y
no gobernará otra ley que la del más aristocrático y buscaron golpearlo en
fuerte…5 su lado más débil, convocando a los
sectores oprimidos a pelear contra sus
opresores, bajo las banderas del rey.
Esa carta expresa bien el do-
Eso fue lo que desató la guerra social
ble papel de los aristócratas criollos
venezolana, liderada por José Tomás
quiteños en ese momento histórico:
Boves, y eso mismo fue lo que desató
rebeldes e insurgentes frente a Espa-
la guerra social quiteña, desarrollada
ña, colonialistas y represores frente a
en la sierra norte y particularmente en
los indios, negros y castas. Salvedad
la provincia de Pasto y en los distri-
hecha del bando político “sanchista”,
tos mineros de Barbacoas, Tumaco e
que abogó por una vinculación aun-
Izcuandé, y que tuvo entre sus líderes
que fuera tímida a los sectores popu-
a Benito Boves, sobrino de José To-
lares urbanos, buscando atraerlos con
más, y sobre todo al coronel indígena
ciertas medidas de beneficio econó-
Agustín Agualongo.
Esa guerra se inició a partir de
5 Montúfar al Consejo de Regencia, Quito, la convocatoria hecha a indios y ne-
a 12 de octubre de 1810. Citado por Alfre- gros por el gobernador de Pasto, co-
do Ponce Ribadeneira, Quito, 1809–1812, ronel español Miguel Tacón, cuando
Madrid, 1960, pp. 214–215.

62
No. 18 • Un encuentro con la historia

se sintió desbordado por las fuerzas Y es aquí donde adquiere mayor


insurgentes que venían del sur (Qui- relieve el papel del Libertador Simón
to) y del norte (Cali). Entonces, Tacón Bolívar en esa guerra de independen-
armó a los indios de Pasto y a los es- cia; más allá de su indudable genio
clavos negros de Barbacoas y del Pa- militar y político, y de su formidable
tía, y decretó liberación de tributos y tenacidad, que lo hizo emprender su-
manumisión de la esclavitud a favor cesivas campañas de liberación sin
de quienes tomaran las armas con- amilanarse por las derrotas, destacan
tra los propietarios criollos alzados su vocación democrática y su com-
contra el rey. Eso animó la resistencia prensión política de los problemas
social pastusa y patiana, que se exten- sociales, cualidades que lo elevaron
dió hasta 1823. por encima de los intereses clasistas
La historia de esa guerra social del criollismo y lo llevaron a buscar la
ha sido ignorada y ocultada por nues- instauración de una república abierta,
tra historiografía, que, cuando se ha liberal y progresista, en la que tuvie-
referido a ella, ha sido solo para mos- ran cabida todos los anhelos de libe-
trar la obstinada resistencia de los ración social y nacional. Ese espíritu
pastusos y los triunfos militares de lo llevó inicialmente a convocar a los
los libertadores, aunque ha ocultado llaneros venezolanos mediante varias
piadosamente las sucesivas derrotas reformas importantes, tales como la
de los héroes colombianos a manos entrega de libertad y tierras a los es-
de un pueblo armado de palos, chu- clavos que participasen en la lucha
zos y lanzas, que sufrió a cambio la anticolonial y fue eso lo que le permi-
desatada violencia del ejército repu- tió quitar piso social a Boves y final-
blicano. En general, tampoco se ha- mente vencer a las fuerzas realistas de
bla en nuestros libros de historia del Venezuela.
vigor y audacia de ese ejército indio Más tarde esa vocación democrá-
de Agualongo, que, mientras Simón tica suya quedaría plasmada en el Dis-
Bolívar se hallaba en Guayaquil, pre- curso de Angostura, donde expresó:
parando la campaña de liberación
del Perú, avanzó arrolladoramente Un gobierno republicano ha sido, es
hasta Ibarra, con el evidente respaldo y debe ser el de Venezuela; sus bases
de los indígenas de la Sierra norte. Si deben ser la soberanía del pueblo, la
Bolívar no hubiese retornado a rompe división de los poderes, la libertad
cinchas desde Guayaquil, al frente de civil, la proscripción de la esclavi-
tud, la abolición de la monarquía y
una fuerza de caballería, y no se hu-
de los privilegios.
biera lanzado audazmente sobre las
posiciones enemigas en la batalla de
Ibarra, esa guerra social pudo haberse El tema de la esclavitud volvería
extendido a toda la Sierra quiteña y una y otra vez a sus escritos. En su
quizá a toda la Sierra andina. Mensaje al Congreso de Bolivia, ma-
nifestó:

63
Legisladores, la infracción de todas servil, impuesta por la mita, y de la
las leyes es la esclavitud. La ley que usurpación de sus tierras por parte
la conservara sería la más sacríle- de los blancos. En consecuencia, dictó
ga… Mírese este delito por todos as- medidas para suprimir esos abusos,
pectos, y no me persuado que haya
destacándose sus decretos de Cúcu-
un solo boliviano tan depravado
que pretenda legitimar la más insig- ta (mayo de 1820), Trujillo, Curaca
ne violación de la dignidad humana. y Cusco (julio de 1825), tendientes a
¡Un hombre poseído por otro! ¡Un suprimir la mita y toda forma de do-
hombre propiedad! ¡Una imagen de minio servil, repartir tierras a los cam-
Dios puesta al yugo como un bruto! pesinos, rescatar las tierras usurpadas
… Transmitir, prorrogar, eternizar a las comunidades indígenas y elevar
este crimen mezclado de suplicios, socialmente a los nativos por medio
es el ultraje más chocante. de la educación.
En conclusión, afirmamos que
De otra parte, la vocación de re- hoy es indispensable recuperar la
forma social de Bolívar se expresaría rica historia social imbricada en esas
reiteradamente en las medidas toma- diversas luchas de independencia,
das a favor de los indios de la región algunas de las cuales nos han legado
andina. Él entendió que los mayores tareas todavía por cumplir, que son
problemas que enfrentaban los in- deudas históricas atrasadas 200 años
dígenas provenían de su condición en su pago.

64
El autor de esta obra se compenetra con su
personaje, real, verdadero, auténtico; lo lee,
lo estudia, lo analiza, lo comprende; se iden-
tifica con él, se conocen y dialogan, recorren
juntos la geografía montecristence, el cerro que
fue albergue de nuestra aborigen milenaria;
identifican a sus personajes, indios y blancos;
sus costumbres; sus tradiciones; sus cabildos
representativos de dos razas; el mestizaje pro-
ducto de la unión del blanco con el indio, que
se rebelan, que toman las armas, buscando es-
pacios donde forjar su mañana, el mañana de
sus hijos, el mañana de la patria.
Ramiro Molina Cedeño

La virtud de la memoria, la seriedad investigativa


y el tesón del zapador permanente distinguen a
Ramiro Molina Cedeño, cronista vitalicio de Por-
toviejo. Esas condiciones proyectan este libro a
su exacta dimensión: la crónica historiadora de
una ciudad; la vida inicial tambaleante y dubita-
tiva de todo un pueblo caminando a través de
los siglos y llegando, firme y seguro, a la época
actual.
Alfredo Cedeño Delgado

Anda mungkin juga menyukai