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CEREMONIAS CHOROTEGAS PARA LA COMPAÑÍA FOLCLÓRICA CAÑA

DE AZUCAR.
3 de julio del 2007

Mientras visitaba la provincia de Nambí Nicoya en al año 1529,Gonzalo Fernández de Oviedo


presenció un festival que le disgustó a causa de la embriaguez que se exhibía. El reprendió al
cacique que por permitir tales demostraciones y al mismo tiempo repreguntó por que él tenía tantas
mujeres.

A tal cuestionamiento el cacique Nambí explicó que el festival era una antigua costumbre y que si
él la prohibía, su pueblo le consideraría mezquino y “ lo abandonarían a él y a la tierra”.
En cuanto a las mujeres, Nambí respondía que el deseaba sólo una, pero que los padres le
suplicaban que tomara sus hijas y que él tomaba otras porque les gustaba y porque él quería
muchos hijos.

Los Chorotegas celebraban festivales tres veces al año en días específicos, en que ellos ejecutaban
sacrificios humanos, consumiendo el cuerpo de las víctimas entre oraciones, danzas y cantos.
Oviedo nos relata como testigo ocular, uno de estos festivales celebrado en agosto 19 de 1529 en
la provincia chorotega de Nicoya.

Estos eventos comenzaban al anochecer donde el cacique Nambí se sentaba en un banquillo


rodeado por setenta u ochenta personajes principales de la comunidad. Se servían chicha en unas
“ higueras pequeñas”. Una moza y además éstos pasaban fumando tabaco de hoja rebollada
llamado “ yapoquete “cogido con hilos, es decir una especie de cigarro o puro. A continuación se
cita en lo que se refiere de parte del cronista a la chicha que bebían en tazas grandes. “ Estos se
tomaban de tres a cuatro tragos de mano en mano. Entre medias tomando aquellos ahumadas y
teniendo entre ellos un atabal, o sea tambor indígena y cantando otros. Estuvieron así hasta la
media noche, hasta que algunos caían a tierra sin sentido, es decir embriagados”.

Luego sus mujeres e hijas los llevaron a dormir a sus casas en donde permanecieron durmiendo
hasta la mitad del siguiente día. Para otras festividades, no vistas por el cronista, sus nobles y la
mayoría de toda su gente se pintaban y adornaban con plumas para la ocasión. En la plza mayor,
las mujeres, asidas de las manos bailaban en círculos alrededor del montículo de sacrificio. Los
hombres bailaban en otro círculo a cuatro o cinco o cinco pasos detrás. De ellos. Mientras
bailaban les ofrecían bebidas, otros que caminaban por el pasadizo formando los dos círculos y por
la orilla interna y externa de los círculos. Esto seguía a la víctima que seria sacrificada a la parte
alta del montículo. El baile cesaba en cuanto se le colocaba sobre la piedra, le abrían el pecho y le
arrancaban el corazón. Su primera sangre era ofrecida al Sol, tras lo cual era decapitado. Otros
cinco eran asimismo sacrificados al sol y su sangre ofrecida “a sus ídolos y diosas particulares”,
untándosen con sangre sus labios inferiores y caras. Los cuerpos de las victimas eran echados a
rodas desde arriba y se tenía por manjar santo y muy codiciado. Completado el sacrificio,
repentinamente todas las mujeres gritan huyendo hacia los montes vecinos; contra la voluntad de
sus maridos y parientes, quienes las perseguían. Algunas de las mujeres retornaban por medio
de promesas y regalos, y finalmente otras por medio de golpes y amarradas. Sin embargo, “la
mujer que huía más lejos era “más alabada y tenida por más”.

Aquel día o el siguiente se depositaban montones de maíz alrededor del montículo de sacrificio,
tras la cual, primero el sacerdote, luego el cacique, después” por orden los principales de grados en
grado”, y como los Nicaraos, todos los hombres se punzaban sus lenguas, orejas y genitales con sus
cuchillos filosos de pedernal, ofreciendo su sangre en sacrificio. Las mazorcas de maíz eran
untadas como una cosa muy sagrada.

VESTUARIO Y OTRAS INDUMENTARIAS.

Tanto los hombres como las mujeres calzaban sandalias “ guitarras”, cuyas suelas eran de cuero
de venado y ajustaban al pie con una correas de algodón que pasaban por los dedos hasta el
tobillo a manera de “alpargata”.

El peinado se realizaba con gran esmero y parece que tanto en Nicoya como en la región chorotega
de Costa Rica se utilizaban varios estilos de peinado. Las hembras solían atar los cabellos a un
nudo del cogote o a la coronilla. También rasuraban la mitad delantera de la cabellera. Como
veremos, los valientes se rasuraban toda la cabellera, salvo la coronilla. De las mujeres sabemos
que las de Nicoya cogían su cabello también con cintas pero en los nudos, uno sobre cada oreja.

Solo a las mujeres se les permitía vender en los mercados públicos. Los hombres se dedicaban
principalmente a la cacería.

Fuente bibliográfica:

Anne M. Chaman
Los Nicarao y los Chorotega Según Fuentes Históricas.
Ciudad Universitaria “ Rodrigo Facio “ 1974.

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