Antares

Felipe Ruiz
 Tania
Ignacio
Ignición
Talca guano

Después de una guerra

La paz si puerto, sin rumbo.

Después de una guerra

Un trofeo de puerto

El guano de Talca
Roma es amor

Amor es Roma
Roma es Amor

Amor, Roma
Como el llanto de Rómulo
Como el canto – deja que decante el poema
Como los versos al revés

La leche

Canta el amor
Canta Honesto
Como Justo, el Justo

Sabia plena
En los monumentos de la gracia

la belleza de las estatuas

En las gestas de esos héroes
monumentales
sin brazos ni cabeza

Cuando suena el son

Y Roma Canta
Y el Amor Canta

Cuna del Canto

Papa

Purita Nido

Nido de purita

Leche que te doy en brazos

Nido de ramas

Niña purita, dice

Cuando sostiene él la niña en brazos

Dice agú, dice guagua, dice agua

Dice:
Papá
Antes

Las porristas son porras

La cartera del trabajo

Prudentes son los carteristas

Pocos dados a los juegos de azar

Colores sustantivos

Lila, Violeta, Rosa, son colores sustantivos

Como la pintura Cereza

Me gusta tu tono
Fe Felipe

Digo

Digo

Fe Felipe
Velos de Cachemira

Recorro los vericuetos y pasajes de Patronato en busca de telas,

géneros, cortes que las buenas damas de la capital acarician, metros de
diversas calidades y por supuestos bordados y lentejuelas para coser
blusas, velos de cachemira. Mi invitada le pregunta a mi hermano de
su vida. Quisiera al menos Alba que esta hospitalidad fuera sincera, mi
poesía es el hospital de tu alma. Quisiera simplemente que esta noche,
después de mirar largamente tus ojos en el silencio del comedor,
pudieses ver las ropas que he doblado para ti antes que llegaras, las
sandalias bajo la cama. Quisiera que al apagar la luz de tu cuarto,
Alba, descansaras.
Amelia

Amelia, almíbar, dulce, no se por qué, pero tu llanto lo guardan en una

cantimplora en los frentes, y canta, implora, por un refugio donde
esconderte. Cobijo. Descalzarse en el umbral. Es como si tus mantas
fueran gasas y vendas que cubren tus heridas, Amelia, y yo, Mi
nombre significa el amigo de los caballos pero yo no quiero pura
sangre. Veo el rostro de tu hijo, y digo, cobijo, pues esos ojos que
lloran, y no puede dormir, y no me duermo, y velamos la noche.
Adelaida

La renuncia da lo sencillo. Lo sencillo es el rostro de Adelaida y el

límite de la espera, entre quién no espera nada, y un segundo después,
digo, un segundo después para mis manos, mis ojos, y el rostro
inesperado. El rostro que yo no esperaba ver al despertar, después de
una noche larga, el rostro de Adelaida indispuesta, ni atractiva ni
indiferente. El verso es el siguiente, eso es la desesperación. Adelaida,
mi nombre no me pertenece, pasé la noche en vela, desesperado. .
Velos de gamuza

Bajo tu velo, hay un nombre.

Canto de Cuna

Rú

A rú rú mi niño

Arrullo en mi pecho a rú rú

Perú pero no sin mi nido

Canto de cuna
Dolor de pecho

Mi corazón

Su pecho

La leche
Contemplación

Sufre

Miro su tronco

Es de madera
El amor… el amor…

Uno dulce

Uno dulce como el amor…el amor…

- Un poema como un dulce en la boca

- Uno que hable de cosas dulces, cosita.

A los jóvenes

Me quiebro la cabeza pensando

Y me quiebro
Servicios

En la mesa los servicios

Están

Como los servicios

Que uno presta a la vida

Un tenedor y una cuchara

Bajo una servilleta

Sírvase

Tenga la bondad

De prestar a la vida un servicio

Como prestado es el servicio

Que a Ud. ofrecieron