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EL ICONO, EL ÍNDICE Y EL SÍMBOLO

Charles S. Peirce (c. 1893-1903)

Traducción castellana de Sara Barrena (2005)

1. ICONOS E HIPOICONOS

2.274 Un signo o representamen es un Primero que está en una relación


triádica genuina tal con un Segundo, llamado su Objeto, que es capaz de hacer
que un Tercero, llamado su Interpretante, asuma la misma relación triádica con
su Objeto que aquella en la que está él mismo respecto al mismo Objeto. La
relación triádica es genuina, esto es, sus tres miembros están vinculados por ella
de una forma que no consiste en ningún complejo de relaciones diádicas. Esa es
la razón por la que el Interpretante, o Tercero, no puede estar en una mera
relación diádica con el Objeto, sino que debe estar con él en la misma relación
que aquella en la que está el Representamen mismo. La relación triádica en la
que está el Tercero tampoco puede ser meramente similar a aquella en la que
está el Primero, pues esto convertiría la relación del Tercero con el Primero en
una mera Segundidad degenerada. El Tercero debe en efecto estar en una
relación tal, y de este modo debe ser capaz de determinar un Tercero propio;
pero, además de eso, debe tener una segunda relación triádica en la que el
Representamen, o más bien la relación de éste con su Objeto, será su propio
Objeto (del Tercero), y debe ser capaz de determinar a un Tercero respecto a esa
relación. Todo esto debe ser igualmente verdadero respecto a los Terceros de los
Terceros, y así indefinidamente; y esto, y más, está implicado en la idea común
de Signo; y tal y como se usa aquí el término Representamen, no está implicado
nada más. Un Signo es un Representamen con un Interpretante mental.
Posiblemente puede haber Representamenes que no sean Signos. De este modo
si un girasol, al girar hacia el sol, llega a ser por ese mismo acto completamente
capaz, sin ninguna otra condición, de reproducir un girasol que gira hacia el sol de
una forma exactamente correspondiente, y de hacerlo con el mismo poder
reproductivo, el girasol llegaría a ser un Representamen del sol. Pero el
pensamiento es el modo de representación principal, si no el único.

2.275 La división más fundamental de los signos es en Iconos, Índices y


Símbolos. A saber, aunque ningún Representamen funciona realmente como tal
hasta que determina efectivamente a un Interpretante, sin embargo, llega a ser
un Representamen tan pronto como es totalmente capaz de hacerlo; y su
Cualidad Representativa no es necesariamente dependiente de que alguna vez
determine efectivamente a un Interpretante, ni siquiera de que tenga realmente
un Objeto.
2.276 Un icono es un Representamen cuya Cualidad Representativa es una
Primeridad de él como un Primero. Esto es, una cualidad que tiene qua cosa hace
que se adecue a ser un representamen. De este modo, cualquier cosa es
adecuada para ser un Sustituto de algo a lo que se parece. (La concepción de
"sustituto" implica la de propósito, y de este modo la de Terceridad genuina).
Veremos si hay otras clases de sustitutos o no. Un Representamen por Primeridad
sólo, puede tener únicamente un Objeto similar. De este modo, un Signo por
Contraste denota a su objeto sólo en virtud de un contraste, o Segundidad, entre
dos cualidades. Un signo por Primeridad es una imagen de su objeto, y más
estrictamente hablando, sólo puede ser una idea, pues debe producir una idea
Interpretante, y un objeto externo provoca una idea mediante una reacción sobre
el cerebro. Pero más estrictamente hablando, ni siquiera una idea, excepto en el
sentido de una posibilidad, o Primeridad, puede ser un Icono. Una posibilidad sola
es un icono simplemente en virtud de su cualidad, y su objeto sólo puede ser una
Primeridad. Pero un signo puede ser icónico, esto es, puede representar a su
objeto principalmente por su semejanza, sin importar cuál sea su modo de ser. Si
se requiere un sustantivo, un representamen icónico puede denominarse un
hipoicono. Cualquier imagen material, como una pintura, es ampliamente
convencional en su modo de representación, pero en sí misma, sin ninguna
leyenda o rótulo, puede denominarse un hipoicono.

2.277 Los hipoiconos pueden dividirse de forma burda de acuerdo al modo de


Primeridad del que participan. Aquellos que participan de cualidades simples, o
Primeridades Primeras, son imágenes; aquellos que representan relaciones,
principalmente diádicas, o consideradas así, de las partes de una cosa mediante
relaciones análogas en sus propias partes, son diagramas; aquellos que
representan el carácter representativo de un representamen representando un
paralelismo en algo distinto, son metáforas.

2.278 El único modo de comunicar directamente una idea es por medio de un


icono, y cada método indirecto de comunicar una idea debe depender, para ser
establecido, del uso de un icono. Por tanto, toda afirmación debe contener un
icono o conjunto de iconos, o bien debe contener signos cuyo significado sea
explicable sólo mediante iconos. La idea que el conjunto de iconos (o el
equivalente a un conjunto de iconos) contenido en una afirmación significa puede
denominarse predicado de la afirmación.

2.279 Volviendo ahora a la evidencia retórica, es un hecho familiar que hay


representaciones tales como los iconos. Cada imagen (sin importar lo
convencional que sea su método) es esencialmente una representación de esa
clase. También lo es todo diagrama, incluso aunque no haya parecido sensorial
entre él y su objeto, sino sólo una analogía entre las relaciones de las partes de
cada uno. Particularmente merecedores de atención son los iconos en los que el
parecido es ayudado por reglas convencionales. De este modo, una fórmula
algebraica es un icono, convertido en tal por las reglas de conmutación,
asociación y distribución de los símbolos. Puede parecer a primera vista que
llamar icono a una expresión algebraica es una clasificación arbitraria, que podría
también, o mejor, considerarse como un signo convencional compuesto. Pero no
es así, pues una gran propiedad distintiva del icono es que mediante su
observación directa pueden descubrirse más verdades relativas a su objeto que
aquellas que bastan para determinar su construcción. De este modo, por medio
de dos fotografías puede trazarse un mapa, etc. Dado un signo convencional u
otro signo general de un objeto, para deducir alguna verdad distinta a aquella que
significa explícitamente, es necesario, en todos los casos, reemplazar ese signo
por un icono. Esa capacidad de revelar la verdad inesperada es precisamente
aquello en lo que consiste la utilidad de las fórmulas algebraicas, de modo que el
carácter icónico es el que prevalece.

2.280 Que los iconos de clase algebraica, aunque normalmente muy simples,
existen en todas las proposiciones gramaticales ordinarias es una de las verdades
filosóficas que la lógica booleana saca a la luz. En toda escritura primitiva, como
los jeroglíficos egipcios, hay iconos de clase no-lógica, los ideogramas. En la
forma de habla más temprana, había probablemente un gran elemento de
imitación. Pero en todas las lenguas conocidas, tales representaciones han sido
reemplazadas por signos auditivos convencionales. Estos, sin embargo, son tales
que solo pueden explicarse mediante iconos. Pero en la sintaxis de cada lengua
hay iconos lógicos de los que son ayudados por reglas convencionales.

2.281 Las fotografías, especialmente las fotografías instantáneas, son muy


instructivas, porque sabemos que en ciertos aspectos son exactamente como los
objetos que representan. Pero este parecido es debido a que las fotografías han
sido producidas bajo circunstancias tales que estaban físicamente forzadas a
corresponder punto por punto con la naturaleza. En ese aspecto entonces
pertenecen a la segunda clase de signos, aquellos por conexión física. El caso es
diferente si supongo que las cebras son probablemente obstinadas, o animales
desagradables de otra manera, porque parecen tener una semejanza general con
los burros, y los burros son tercos. Aquí el burro sirve precisamente como una
semejanza probable de la cebra. Es verdad que suponemos que la semejanza
tiene una causa física en la herencia; pero, entonces, esa afinidad hereditaria sólo
es en sí misma una inferencia a partir del parecido entre los dos animales, y no
tenemos (como en el caso de la fotografía) ningún conocimiento independiente
acerca de las circunstancias de la producción de las dos especies. Otro ejemplo
del uso de un parecido es el diseño que hace un artista de una estatua,
composición pictórica, construcción arquitectónica o pieza decorativa, mediante
cuya contemplación puede averiguar si lo que se propone será bello y
satisfactorio. La cuestión planteada se responde de este modo casi con certeza,
porque tiene que ver con cómo será afectado el artista mismo. Se encontrará que
el razonamiento de los matemáticos gira principalmente sobre el uso de los
parecidos, que son las bisagras mismas de las puertas de su ciencia. La utilidad
de los parecidos para los matemáticos consiste en que sugieren de una forma
muy precisa nuevos aspectos de supuestos estados de cosas.

2.282 Muchos diagramas no se parecen en absoluto a sus objetos en la


apariencia; sus parecidos consisten sólo en las relaciones de sus partes. De este
modo, podemos mostrar la relación entre las diferentes clases de signos mediante
una llave:

Signos:

• Iconos

• Índices

• Símbolos

Esto es un icono. Pero el único aspecto en el que se parece a su objeto es en


que la llave muestra que las clases de iconos, índices y símbolos han de estar
relacionadas unas con otras y con la clase general de signos, como realmente lo
están, de una forma general. Cuando en álgebra escribimos ecuaciones una
debajo de otra en un orden regular, especialmente cuando ponemos letras
parecidas para coeficientes correspondientes, ese orden es un icono. Éste es un
ejemplo:

a [1]x + b[1]y = n[1],

a[2]x + b[2]y = n[2].

Este es un icono en tanto que hace que parezcan semejantes las cantidades
que están en relaciones análogas con el problema. De hecho, toda ecuación
algebraica es un icono en tanto que exhibe por medio de los signos algebraicos
(que en sí mismos no son iconos), las relaciones de las cantidades implicadas.

Puede cuestionarse si todos los iconos son semejanzas o no. Por ejemplo, si
se exhibe un hombre bebido para mostrar, por contraste, la excelencia de la
templaza, eso es ciertamente un icono, pero puede dudarse si es o no una
semejanza. La cuestión parece algo trivial.

2. ÍNDICES GENUINOS Y DEGENERADOS

2.283 Un Índice o Sema es un Representamen cuyo carácter Representativo


consiste en que es un segundo individual. Si la Segundidad es una relación
existencial, el Índice es genuino. Si la Segundidad es una referencia, el Índice es
degenerado. Un Índice genuino y su Objeto deben ser individuos existentes (ya
sean cosas o hechos), y su Interpretante inmediato debe ser del mismo carácter.
Pero, ya que todo individuo debe tener caracteres, se sigue que un Índice genuino
puede contener una Primeridad, y de este modo un Icono, como una parte
constituyente de él. Todo individuo es un Índice degenerado de sus propios
caracteres.

2.284 Los subíndices o hiposemas son signos que se convierten en tales


principalmente por su conexión real con los objetos. De este modo, un nombre
propio, demostrativo personal o pronombre relativo, o la letra asignada a un
diagrama, denotan lo que denotan debido a una conexión real con su objeto, pero
ninguno de ellos es un Índice, ya que no son individuos.

2.285 Examinemos algunos ejemplos de índices. Veo un hombre que camina


balanceándose. Esa es una indicación probable de que es marinero. Veo un
hombre con las piernas arqueadas con pantalones de pana, polainas y chaqueta.
Esas son indicaciones probables de que es un jinete o algo por el estilo. Un reloj
de sol o un reloj normal indican la hora del día. Los geómetras señalan con letras
las diferentes partes de sus diagramas y luego usan esas letras para indicar esas
partes. Las letras son usadas de forma similar por abogados y por otras personas.
De este modo, decimos, si A y B están casados uno con otro y C es su hija
mientras que D es hermano de A, entonces D es tío de C. Aquí A, B, C y D
cumplen la función de pronombres relativos, pero son más convenientes puesto
que no requieren una colocación especial de las palabras. Un golpe en la puerta
es un índice. Cualquier cosa que centra la atención es un índice. Cualquier cosa
que nos sobresalta es un índice, en tanto que señala la unión entre dos porciones
de la experiencia. De este modo una explosión tremenda indica que algo
considerable sucede, aunque no sepamos exactamente cuál es el evento, pero
puede esperarse que se conecte con alguna otra experiencia.

2.286 Un barómetro bajo con un aire húmedo es un índice de lluvia. Esto es,
suponemos que las fuerzas de la naturaleza establecen una conexión probable
entre el barómetro bajo con aire húmedo y la lluvia que viene. Una veleta es un
índice de la dirección del viento porque en primer lugar toma realmente la misma
dirección que el viento, de modo que hay una conexión real entre ellos y, en
segundo lugar, estamos constituidos de tal modo que, cuando vemos una veleta
señalando en una cierta dirección, nuestra atención se centra en esa dirección y,
cuando vemos la veleta girando con el viento, somos forzados por la ley de la
mente a pensar que esa dirección está conectada con el viento. La estrella polar
es un índice, o un dedo que señala, que nos muestra cuál es el norte. Un nivel de
aire o una fluctuación del plomo es un índice de la dirección vertical. Una vara
para medir una yarda podría parecer a primera vista un icono de una yarda, y así
sería si simplemente se pretendiera mostrar una yarda tanto como puede verse y
estimarse que es una yarda. Pero el propósito mismo de una vara de una yarda es
mostrar una yarda más allá de lo que puede estimarse por su apariencia. Eso lo
hace como consecuencia de una comparación mecánica exacta hecha con la
barra que está en Londres y que se denomina la yarda. De este modo, es una
conexión real la que da a la barra de una yarda su valor como representamen, y
por lo tanto es un índice y no un mero icono.

2.287 Cuando un cochero exclama "¡Eh!" para atraer la atención de un peatón


y hacer que se salve, en tanto que esa es una palabra significativa, es, como se
verá más abajo, algo más que un índice; pero en tanto que su finalidad es
simplemente actuar sobre el sistema nervioso del que escucha y hacer que salga
del camino, es un índice, porque sirve para ponerle en conexión real con el objeto,
que es su situación relativa respecto al caballo que se aproxima. Supongamos
que dos hombres se encuentran en un camino y uno de ellos le dice al otro, "la
chimenea de esa casa está encendida". El otro mira a su alrededor y descubre
una casa con persianas verdes y una galería que tiene una chimenea humeando.
Camina unas pocas millas y encuentra a un segundo viajero. Como un Simón el
Simple le dice, "la chimenea de esa casa está encendida". " ¿Qué casa?", le
pregunta el otro. "¡Oh!, una casa con persianas verdes y una galería", replica el
simple. " ¿Dónde está la casa?", pregunta el extraño. Desea algún índice que
conecte su comprensión con la casa significada. Las palabras solas no pueden
hacer eso. Los pronombres demostrativos "esto" y "eso" son índices, pues invitan
al oyente a usar sus poderes de observación y a establecer así una conexión real
entre su mente y el objeto; y si el pronombre demostrativo hace eso —sin lo cual
no se comprende su significado— va a establecer tal conexión y por lo tanto es un
índice. Los pronombres relativos, "quien" y "que", demandan actividad de
observación de una manera muy parecida, sólo que con ellos la observación ha de
dirigirse a las palabras que van antes. Los abogados usan A, B y C prácticamente
como pronombres relativos muy efectivos. Para mostrar lo efectivos que son
podemos señalar que los Sres. Allen y Greenough en su admirable Gramática
latina(aunque demasiado breve en la edición de 1977), declaran que ninguna
sintaxis concebible podría hacer desaparecer del todo la ambigüedad de la
siguiente frase, "A respondió a B que él pensó que C (su hermano) era más injusto
con él que con su propio amigo". Ahora bien, cualquier abogado afirmaría eso con
perfecta claridad, usando A, B y C como relativos de la siguiente manera:

(A)

A contestó a B que él (B), pensó que C

(de A) (A)

(su hermano (de B)) era más injusto consigo mismo, (B) que con su

(de A)
propio amigo (de B)

(de C)

Las terminaciones que en cualquier lenguaje declinativo se añaden a las


palabras "gobernadas" por otras palabras, y que sirven para mostrar cuál es la
palabra que gobierna repitiendo lo que se expresa en algún otro lugar de la
misma manera, son de esa manera índices del mismo carácter que el pronombre
relativo. Cualquier fragmento de poesía latina ilustra esto, como por ejemplo la
frase de doce líneas que comienza "Jam satis terris". Tanto en esas terminaciones
como en A, B y C se confía en una semejanza para dirigir la atención al objeto
correcto. Pero esto no les convierte en iconos de ninguna manera importante,
pues no tiene importancia cuál sea la forma de las letras A, B y C o cuáles sean
las terminaciones. La circunstancia importante no es meramente que una
ocurrencia de una A sea como una ocurrencia anterior, sino que se comprenda
que letras semejantes estarán por la misma cosa, y esto actúa como una fuerza
que dirige la atención desde una ocurrencia de A a la anterior. Un pronombre
posesivo es un índice de dos maneras: primero indica al poseedor y, segundo,
tiene una modificación que sintácticamente dirige la atención a la palabra que
denota la cosa poseída.

2.288 Algunos índices son instrucciones más o menos detalladas de lo que el


oyente ha de hacer para ponerse en conexión experiencial directa o en otra
conexión con la cosa significada. Así por ejemplo, el Servicio de Guardacostas
edita "Avisos a los marineros", dando la latitud y longitud, cuatro o cinco puntos
de referencia de objetos prominentes etc. y diciendo que hay una roca, banco de
arena, boya o baliza. Aunque habrá otros elementos en tales instrucciones, sin
embargo son principalmente índices.

2.289 Junto con tales instrucciones indéxicas de qué hacer para encontrar el
objeto significado, deberían clasificarse esos pronombres que se denominarían
pronombres selectivos [o cuantificadores] porque informan al oyente de cómo ha
de elegir uno de los objetos propuestos, pero que los gramáticos denominan con
la tan indefinida designación de pronombres indefinidos. Dos variedades de estos
son particularmente importantes en lógica, los selectivos universales tales
como quivis, quilibet, quisquam, ullus, nullus, nemo, quisque, uterque, y en
castellano "algún", "cada", "todo", "no", "ningún", "cualquier cosa", "cualquiera",
"todo", "alguien", "nadie". Estos significan que el oyente tiene libertad para elegir
cualquier caso que quiera dentro de los límites expresados o comprendidos, y la
afirmación ha de aplicarse a ese caso. La otra variedad lógicamente importante
consiste en los selectivos
particulares, quis, quispiam, nescio, quis, aliquis, quidam y en castellano "algo",
"alguno", "alguien", "un", "cierto", "uno u otro", "adecuado", "uno".
Junto con los pronombres anteriores están expresiones tales como "todos
menos uno", "uno o dos", "unos pocos", "casi todos", "todos los demás", etc. Junto
con los pronombres han de clasificarse los adverbios de lugar y tiempo, etc.

No muy diferentes a estos son "el primero", "el último", "el séptimo", "dos
tercios de", "miles de", etc.

2.290 Otras palabras indéxicas son las preposiciones y frases preposicionales,


tales como "a la derecha (o a la izquierda) de". Derecha e izquierda no pueden
distinguirse mediante ninguna descripción general. Otras preposiciones significan
relaciones que, quizá, pueden describirse, pero cuando se refieren, como hacen
con más frecuencia de lo que se supondría, a una situación relativa al lugar y
actitud del hablante (observados o que se supone que son conocidos
experimentalmente) respecto a los del oyente, entonces el elemento indéxico es
el elemento dominante.

2.291 Los iconos y los índices no afirman nada. Si un icono pudiera


interpretarse mediante una frase, esa frase debería estar en un "modo potencial",
esto es, meramente diría, "supón que una figura tiene tres lados", etc. Si un
índice se interpretara así, el modo debería ser imperativo o exclamativo , como
"¡mira ahí!" o "¡cuidado!". Pero la clase de signos que vamos a considerar ahora
están, por naturaleza, en el modo "indicativo" o, como debería llamarse,
declarativo. Por supuesto, pueden servir para la expresión de algún otro modo, ya
que podemos declarar que las afirmaciones son dudosas, o meras
interrogaciones, o requeridas imperativamente.

3. LA NATURALEZA DE LOS SÍMBOLOS

2.292 Un Símbolo es un Representamen cuyo carácter Representativo


consiste precisamente en que es una regla que determinará su Interpretante.
Todas las palabras, frases, libros y otros signos convencionales son Símbolos.
Hablamos de escribir o pronunciar la palabra "hombre", pero es sólo una réplica, o
encarnación de la palabra, que se pronuncia o se escribe. La palabra en sí misma
no tiene ninguna existencia, aunque tiene un ser real que consiste en el hecho de
que los existentes se conformarán a ella. Es un modo general de sucesión de seis
sonidos o representamenes de sonidos que llegan a ser un signo sólo por el hecho
de que un hábito, o ley adquirida, hará que sus réplicas sean interpretadas como
significando un hombre u hombres. La palabra y su significado son ambas reglas
generales, pero, de las dos, sólo la palabra prescribe las cualidades de sus
réplicas en sí mismas. De otro modo la "palabra" y su "significado" no difieren, a
menos que se otorgue a "significado" algún sentido especial.

2.293 Un Símbolo es una ley o regularidad del futuro indefinido. Su


Interpretante debe ser de la misma descripción, y así debe ser también el Objeto
inmediato completo, o significado. Pero una ley gobierna necesariamente, o "es
encarnada en", individuos, y prescribe algunas de sus cualidades. En
consecuencia, un constituyente de un Símbolo puede ser un Índice, y un
constituyente puede ser un Icono. Un hombre que camina con un niño levanta su
brazo en el aire y dice, "allí hay un globo". El brazo que señala es una parte
esencial del símbolo, sin la cual éste no transmitiría ninguna información. Pero si
el niño pregunta, "¿qué es un globo?", y el hombre responde, "es algo parecido a
una gran pompa de jabón", convierte a la imagen en una parte del símbolo. De
este modo, mientras que el objeto completo de un símbolo, es decir, su
significado, es de la naturaleza de una ley, debe denotar algo individual y debe
significar un carácter. Un símbolo genuino es un símbolo que tiene un significado
general. Hay dos clases de símbolos degenerados, el Símbolo Singular cuyo objeto
es un individual existente, y que significa sólo esos caracteres que como
individual puede realizar, y el Símbolo Abstracto, cuyo único Objeto es un
carácter.

2.294 Aunque el Interpretante inmediato de un Índice debe ser un Índice, sin


embargo, ya que su Objeto puede ser el Objeto de un Símbolo Individual
[Singular], el Índice puede tener un Símbolo tal como su Interpretante indirecto.
Incluso un Símbolo genuino puede ser un Interpretante imperfecto de él. De modo
que un icono puede tener un Índice degenerado, o un Símbolo Abstracto, como
Interpretante indirecto, y un Índice genuino o Símbolo como Interpretante
imperfecto.

2.295 Un Símbolo es un signo naturalmente adecuado para declarar que el


conjunto de objetos que es denotado por cualquier conjunto de índices que pueda
vincularse con él de distintas maneras es representado por un icono asociado con
él. Para mostrar lo que significa esta complicada definición, tomemos como
ejemplo de símbolo la palabra "amó". Asociada a esta palabra hay una idea, que
es el icono mental de una persona que ama a otra. Ahora bien, hemos de
entender que "amó" ocurre en una frase, pues lo que pueda significar por sí
misma, si es que significa algo, no es la cuestión. Dejemos entonces que la frase
sea "Ezequiel amó a Hulda". Ezequiel y Hulda, entonces, deben ser o contener
índices, pues sin índices es imposible designar aquello de lo que uno está
hablando. Cualquier mera descripción dejaría incierto si serían meros personajes
de una canción. Pero lo sean o no, los índices pueden designarlos. Ahora bien, el
efecto de la palabra "amó" es que el par de objetos denotados por el par de
índices Ezequiel y Hulda es representado por el icono o por la imagen que
tenemos en nuestras mentes de un amante y su amado.

2.296Lo mismo es igualmente verdadero de cada verbo en modo indicativo y


por supuesto de todo verbo, pues los otros modos son meramente declaraciones
de un hecho algo diferente del expresado por el modo indicativo. En cuanto al
nombre, teniendo en cuenta el significado que tiene en la frase y no en tanto que
está por sí mismo, se considera más convenientemente como una porción de un
símbolo. De este modo la frase, "todo hombre ama a una mujer" es equivalente a
"cualquier cosa que sea un hombre ama algo que es una mujer". Aquí "cualquier
cosa" es un índice selectivo universal, "es un hombre" es un símbolo, "ama" es un
símbolo, "algo que" es un índice selectivo particular, y "es una mujer" es un
símbolo.

2.297 La palabra Símbolo tiene tantos significados que sería un perjuicio para
el lenguaje añadir uno nuevo. No creo que la significación que le otorgo, la de un
signo convencional, o una que depende del hábito (adquirido o innato), sea tanto
un nuevo significado como una vuelta al significado original. Etimológicamente
debería significar una cosa unida, así como émbolo (embolum) es una cosa que
entra en algo, un pasador, y parábola (parabolum) es una cosa arrojada,
seguridad colateral, e hipóbolo (hypobolum) es una cosa arrojada debajo, un
regalo prenupcial. Se dice usualmente que en la palabra símbolo el unirse debe
entenderse en el sentido de "conjeturar"; pero si ese fuera el caso encontraríamos
que, por lo menos a veces, significa una conjetura, un significado que puede
buscarse en vano en toda la literatura. Pero los griegos usaron "unir" (symballein)
muy frecuentemente para significar el hacer un contrato o convenio. Ahora bien,
con frecuencia y desde antiguo encontramos símbolo (symbolon) usado para
significar un contrato o convenio. Aristóteles llama al nombre un "símbolo", esto
es, un signo convencional. En griego, la fogata que se enciende para avisar es un
"símbolo", esto es, una señal sobre la que se está de acuerdo; una bandera o
estandarte es un "símbolo"; un santo y seña es un "símbolo"; un distintivo es un
"símbolo"; el credo de una iglesia se llama "símbolo" porque sirve como distintivo
o dogma; una entrada de teatro se llama "símbolo"; cualquier vale o cheque que
le autoriza a uno a recibir algo es un "símbolo". Más aún, cualquier expresión de
sentimiento se llama un "símbolo". Esos eran los principales significados de la
palabra en el lenguaje original. El lector juzgará si son suficientes para sostener
mi afirmación de que no estoy distorsionando seriamente la palabra al emplearla
como me propongo hacer.

2.298 Cualquier palabra ordinaria como "dar", "pájaro", "matrimonio" es un


ejemplo de símbolo. Es aplicable a cualquier cosa que se encuentre que realiza la
idea conectada con la palabra. En sí misma, no identifica a esas cosas. No nos
muestra un pájaro, ni realiza delante de nosotros una donación o un matrimonio,
pero supone que somos capaces de imaginar esas cosas y que hemos asociado la
palabra con ellas.

2.299 En los tres órdenes de signos, Icono, Índice, Símbolo, puede señalarse
una progresión regular de uno, dos, tres. El icono no tiene conexión dinámica con
el objeto que representa; simplemente sucede que sus cualidades se parecen a
las de ese objeto, y provocan sensaciones análogas en la mente para la que es
una semejanza. Pero realmente permanece sin conexión con ellas. El índice está
conectado físicamente con su objeto; hacen un par orgánico, pero la mente que lo
interpreta no tiene nada que ver con esa conexión, excepto señalarla una vez
establecida. El símbolo se conecta con su objeto en virtud de la idea de la mente
que usa símbolos, sin la que no existiría ninguna conexión.

2.300 Toda fuerza física reacciona entre un par de partículas, cada una de las
cuales puede servir como índice de la otra. Por otra parte, encontraremos que
cada operación intelectual implica una tríada de símbolos.

2.301 Un símbolo, como hemos visto, no puede indicar ninguna cosa


particular, denota una clase de cosas. No sólo eso, sino que es en sí mismo una
clase y no una cosa singular. Puedes escribir la palabra "estrella", pero eso no te
convierte en creador de la palabra, ni tampoco si la borras has destruido la
palabra. La palabra vive en las mentes de aquellos que la usan. Incluso si están
todos dormidos, existe en su memoria. De modo que podemos admitir, si existe
razón para hacerlo, que los generales son meras palabras, sin decir en absoluto,
como Ockham suponía, que son realmente individuos.

2.302 Los símbolos crecen. Llegan a ser por desarrollo a partir de otros
signos, particularmente de los iconos, o de signos mixtos que participan de la
naturaleza de los iconos y de los símbolos. Pensamos sólo en signos. Esos signos
mentales son de naturaleza mixta. Sus partes simbólicas se llaman conceptos. Si
un hombre hace un nuevo símbolo, es a través de pensamientos que envuelven
conceptos. De modo que un nuevo símbolo puede crecer sólo a partir de
símbolos. Omne symbolum de symbolo. Un símbolo, una vez que es, se extiende
entre las gentes. En el uso y en la experiencia, su significado crece. Palabras tales
como fuerza, ley, riqueza, matrimonio, tienen para nosotros significados muy
diferentes de aquellos que tenían para nuestros bárbaros antepasados. El símbolo
puede decirle al hombre, como la esfinge de Emerson:

De tu ojo soy la pupila.

4. SIGNO:

2.303 Algo que hace que alguna otra cosa (su interpretante) se refiera a un
objeto al que él mismo se refiere (su objeto) de la misma manera, el interpretante
llegando a ser a su vez un signo, y así hasta el infinito.

Sin duda, la consciencia inteligente debe entrar en la serie. Si la serie de


interpretantes sucesivos llega a un final, el signo es por eso considerado al menos
como imperfecto. Si una idea interpretante, habiendo sido determinada en una
consciencia individual, no determina ningún signo exterior, sino que esa
consciencia llega a ser aniquilada o pierde de otra manera toda memoria o
cualquier otro efecto significante del signo, llegará a ser absolutamente imposible
descubrir que alguna vez hubo tal idea en esa consciencia; y en ese caso es difícil
ver cómo podría tener algún significado decir que esa consciencia tuvo alguna vez
la idea, puesto que el decirlo sería un interpretante de esa idea.

2.304 Un signo es o bien un icono, un índice o un símbolo. Un icono es un


signo que poseería el carácter que le convierte en significante incluso aunque su
objeto no existiera, así como una raya de lápiz representa una línea geométrica.
Un índice es un signo que perdería al instante el carácter que le convierte en
signo si su objeto desapareciera, pero no perdería ese carácter si no hubiese
interpretante. Tal, por ejemplo, es un trozo de madera con un orificio de bala en
él como señal de disparo, pues sin disparo no habría habido orificio. Pero hay un
orificio ahí, tenga alguien el buen sentido de atribuírselo a un disparo o no. Un
símbolo es un signo que perdería el carácter que lo convierte en signo si no
hubiera interpretante. Tal es cualquier expresión de habla que significa lo que
significa sólo en virtud de que se comprende que tiene esa significación.

5. ÍNDICE:

2.305 Un signo, o representación que se refiere a su objeto no tanto a causa


de alguna similaridad o analogía con él, ni tampoco a causa de que esté asociado
con caracteres generales que de hecho ese objeto posee, sino porque está en
conexión dinámica (incluida una conexión espacial) tanto con el objeto individual,
por una parte, como con los sentidos o memoria de la persona para la que
funciona como signo, por otra parte.

Ningún hecho concreto puede afirmarse sin el uso de algún signo que sirva
como índice. Si A le dice a B, "hay fuego", B preguntará, "¿dónde?". Por lo tanto A
está obligado a recurrir a un índice, incluso aunque sólo se esté refiriendo a algún
lugar en el universo real, pasado y futuro. De otro modo, sólo ha dicho que hay
una idea tal como el fuego, lo que no proporcionaría ninguna información, pues a
menos que fuera ya conocida, la palabra "fuego" sería ininteligible. Si A señala
con su dedo el fuego, su dedo está conectado dinámicamente con el fuego, tanto
como si una alarma de incendios automática lo hubiera vuelto directamente en
esa dirección, mientras que también fuerza a los ojos de B a volverse en esa
dirección, a que ponga su atención en eso y a que su entendimiento reconozca
que su pregunta ha sido respondida. Si la respuesta de A es "a mil yardas de
aquí", la palabra "aquí" es un índice, pues tiene exactamente la misma fuerza que
si hubiera señalado enérgicamente al suelo entre B y él. Más aún, la palabra
"yarda", aunque está por un objeto de clase general, es indirectamente indéxica,
ya que los mismos palos para medir una yarda son signos del modelo
parlamentario, y eso no porque tengan cualidades similares, pues todas las
propiedades pertinentes de una barra pequeña son, hasta donde podemos
percibir, las mismas de una grande, sino porque cada una de ellas ha sido real o
virtualmente llevada hasta el prototipo y sujeta a ciertas operaciones dinámicas,
mientras que la fuerza asociativa trae a nuestras mentes, cuando vemos una de
ellas, varias experiencias, y nos lleva a considerarlas como relacionadas con una
longitud fija, aunque puede que no hayamos reflexionado acerca de que ese
modelo es una barra material. Las consideraciones anteriores pueden llevar al
lector a suponer que los índices hacen referencia exclusiva a objetos de
experiencia, y que no habría uso para ellos en la matemática pura, tratando,
como hacen, con creaciones ideales, sin considerar si se realizan en algún lugar o
no. Pero las construcciones imaginarias del matemático, e incluso los sueños, se
aproximan tanto a la realidad como para tener un cierto grado de fijeza, y como
consecuencia de él pueden ser reconocidos e identificados como individuos. En
resumen, hay una forma degenerada de observación que se dirige a las
creaciones de nuestras propias mentes, usando la palabra observación en su
sentido pleno, es decir, implicando algún grado de fijeza y quasi-realidad en el
objeto al que tratan de conformarse. En consecuencia, encontramos que los
índices son absolutamente indispensables en matemáticas, y hasta que se
comprendió esta verdad todos los esfuerzos para reducir a reglas la lógica de las
relaciones triádicas y mayores falló, mientras que, tan pronto como fue
comprendida, el problema se solucionó. Las letras ordinarias del álgebra que no
presentan ninguna peculiaridad son índices. También lo son las letras A, B, C, etc.
asociadas a figuras geométricas. Los abogados y otras personas que tienen que
explicar un asunto complicado con precisión recurren a las letras para distinguir a
los individuos. Las letras usadas así son meros pronombres relativos mejorados.
De este modo, mientras que los pronombres demostrativos y personales son, tal y
como se usan ordinariamente, "índices genuinos", los pronombres relativos son
"índices degenerados", pues aunque pueden referirse accidental e indirectamente
a cosas existentes, se refieren directamente, y sólo necesitan referirse, a las
imágenes en la mente que las palabras previas han creado.

2.306 Los índices pueden distinguirse de otros signos o representaciones por


tres señales características: primera, que no tienen ninguna semejanza
significante con sus objetos; segunda, que se refieren a individuos, a unidades
singulares, a colecciones de unidades singulares, o a continuos singulares;
tercera, que dirigen la atención a sus objetos por fuerza ciega. Pero sería difícil, si
no imposible, tomar un caso de un índice absolutamente puro, o encontrar algún
signo absolutamente privado de cualidad indéxica. Psicológicamente la acción de
los índices depende de la asociación por contigüidad, y no de la asociación por
semejanza o de operaciones intelectuales.

6. SÍMBOLO:
2.307 Un signo que se constituye como signo mera o principalmente por el
hecho de que es usado y comprendido como tal, ya sea el hábito natural o
convencional, y sin considerar los motivos que originalmente gobernaron su
selección.

Aristóteles usa Symbolon en este sentido muchas veces en el Peri


hermeneias, en el Sophistici Elenchi y en otros lugares.

2.308 THEMA: una palabra propuesta en 1635 por Burgersdicio [Burgerdijk]


en su Lógica (I, ii, parágrafo 1) para aquello "quod intellectui cognoscendum
proponi potest", pero lo que parece que él quiere decir es lo que Aristóteles en
ocasiones expresa vagamente por logos, el objeto inmediato de un pensamiento,
un significado.

Es de la naturaleza de un signo, y en particular de un signo que llega a ser


significante por un carácter que reside en el hecho de que será interpretado como
signo. Por supuesto nada es un signo a menos que sea interpretado como signo,
pero el carácter que hace que sea interpretado como refiriéndose a su objeto
puede ser uno que podría pertenecerle con independencia de su objeto y aunque
ese objeto no hubiera existido nunca, o puede estar en una relación respecto a su
objeto que sería exactamente la misma si fuera interpretado como signo o no.
Pero el thema de Burgersdicio parece ser un signo que, como una palabra, está
conectado con su objeto por una convención de que se entenderá así, o más bien
por un instinto natural o acto intelectual que lo toma como representativo de su
objeto sin que tenga lugar necesariamente ninguna acción que pudiera establecer
una conexión fáctica entre signo y objeto. Si éste era el significado de
Burgersdicio, su thema es lo mismo que el "símbolo" del presente escritor.

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