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ADOLFO SILLÓNIZ
Profesor de Religión del colegio “Areteia”
Alcobendas (Madrid)
En el comienzo del nuevo curso escolar 1999-2000 siguen candentes algunos aspectos
preocupantes en el ámbito de la enseñanza religiosa escolar (E.R.E.)1. La incertidumbre
del número de alumnos inscritos en esta área, el peligro para los puestos de trabajo que
significa el posible descenso de alumnos inscritos, las continuas denuncias, propuestas o
negociaciones que se realizan para que la E.R.E. pueda tener un lugar digno en el marco
escolar, son todas ellas cuestiones que preocupan a quienes nos dedicamos con
profesionalidad a esta tarea.
Por otra parte, la identidad, el enfoque y el lugar que la misma enseñanza de la
Religión desempeña en el currículo escolar, es un aspecto que asiduamente encuentra
enfoques confusos y ambiguos en la dirección de los centros.
Con frecuencia escuchamos a los alumnos afirmar que no acuden a la E.R.E.
porque no son creyentes, y que «eso es para personas religiosas»; o a otros estudiantes
comentar que no se inscriben porque ya asisten a la catequesis en la parroquia.
Podemos identificar dos posturas que describimos como extremas y contrapuestas entre
sí:
1. Enfoque confesional
- Identifica la E.R.E. con la catequesis.
- Toma como objetivo esencial la respuesta de fe de los alumnos o la
profundización de esta respuesta.
- Considera esta actividad como una parte de la Teología Pastoral de la Iglesia.
- Presenta al profesor como testigo de la fe ante los alumnos.
2. Enfoque sociocultural
- Aborda los contenidos «desde fuera», desde perspectivas históricas, artísticas,
económicas, filosóficas, etc.
- Presenta al profesor como un experto en cultura religiosa (puede ser un no
creyente).
- Pretende que la presentación de estos contenidos se realice asépticamente, sin
que los alumnos se adhieran o empaticen con ellos.
- Considera por igual todas las creencias, formas de pensamiento, ideologías…
que sean favorables o contrarias al hecho religioso.
1
En este artículo utilizaremos indistintamente y sin señalar diferencias, las expresiones “enseñanza
religiosa escolar” y “enseñanza escolar de la Religión”.
Siguiendo la imagen propuesta en el título de este artículo, el primer modelo que hemos
descrito sitúa simbólicamente la enseñanza religiosa escolar en el templo o como una
prolongación del mismo, entendido en este caso como el lugar de convocatoria y
vivencia de la fe. El segundo modelo se sitúa simbólicamente en la plaza, donde toda
expresión de la sociedad confluye, pasea y se entremezcla. Allí se ve y se escucha de
todo. A nuestro juicio, el lugar apropiado de la enseñanza religiosa escolar se sitúa en
un término intermedio entre los dos enfoques mencionados.
Objetivos
El término catequesis se refiere al proceso de instrucción en los contenidos de la fe
cristiana2. Los objetivos de la misma son la maduración de la fe (se parte de una primera
respuesta positiva de la persona) y la gradual incorporación a la vida de la Iglesia
(oración, liturgia… ).
2
Cfr. Vaticano II: Lumen Gentium, 17. RODRÍGUEZ MEDINA, J. J.: Pedagogía de la fe, 1972;
COLOMB, J.: Manual de catequesis, 1971.
del individuo»3: ambos objetivos son plenamente partícipes de los objetivos generales
de la escuela (lo cual hace especialmente grave y escandalosa la precaria situación en la
que esta área ha sido situada en el conjunto del marco educativo).
Lugar
El lugar propio para la tarea evangelizadora que es la catequesis, se sitúa en la familia y
las iglesias (parroquias, movimientos)4 y no en la escuela, puesto que no responde ni a
los objetivos, ni a los contenidos de la misma.
Sujetos
La catequesis, como ya se ha afirmado, está dirigida a personas que han manifestado
una primera respuesta a la fe –son creyentes– y que desean la profundización y
maduración de esa fe.
La enseñanza escolar de la Religión va dirigida a creyentes y no creyentes5.
Hace posible que todos los alumnos puedan adquirir unos contenidos significativos y
enriquecedores para su formación humana, social y cultural.
Agentes
La Iglesia afirma que el primer agente de la catequesis es la comunidad cristiana, que
delega en el catequista la función de instruir en los contenidos de la fe a los
catequizandos.
En la enseñanza escolar de la Religión la sociedad es el agente transmisor de la
cultura que delega en el maestro-profesor estas funciones. Este planteamiento no
prejuzga el hecho de que en la E.R.E. sea la sociedad (a través del Ministerio de
Educación) quien organice directamente la delegación en los profesores, o bien delegue
en las iglesias y confesiones religiosas el desarrollo de esta tarea.
Contenidos
En las religiones aparecen una serie de mediaciones como conjunto de realidades
visibles que aparecen a partir de una doble causa:
La Biblia
En la catequesis se plantea como la Palabra de Dios dirigida a las personas y se
posibilita vivir desde la experiencia del individuo esa Palabra.
En la E.R.E. se explica cómo es percibida la Biblia por los creyentes: referencia de vida,
experiencias de respuesta, etc. No se plantea como interpelación a los alumnos, sino que
se muestra cómo los creyentes se sienten interpelados por ella.
La Doctrina de la Iglesia
En la catequesis se presenta la doctrina de modo que el catequizando se identifique
vitalmente con sus formulaciones y se reconozca en ellas como miembro de una
comunidad.
La liturgia
El importante aspecto de iniciación litúrgica que conlleva la catequesis tiene como fin la
participación de los creyentes en la vida cultural de la comunidad.
La moral
En la catequesis el esfuerzo desarrollado está orientado a que se realice una adecuada
identificación del estilo de vida de los creyentes con los criterios de la moral cristiana.