DPIIEE
2010-2011
EVALUACIÓN AUTÉNTICA
“Dado que evaluar es emitir un juicio sobre el valor de una cosa, saber evaluar
se convierte en un asunto complejo y delicado… que nos exige una actuación
profesional seria y formada, reflexiva, deliberada, intencional y sistemática”.
Trillo Alonso, 2005
La evaluación del aprendizaje constituye el componente de mayor complejidad dentro del proceso
educativo, ya que es necesario valorar el desarrollo y cumplimiento de los objetivos a través de la
sistematización de las destrezas con criterios de desempeño. Se requiere de una evaluación
diagnóstica y continua que detecte a tiempo las insuficiencias y limitaciones de las y los
estudiantes, a fin de adoptar las medidas correctivas que requieran la enseñanza y el aprendizaje.
Las y los docentes deben evaluar de forma sistemática el desempeño (resultados concretos del
aprendizaje) del estudiantado a través de diferentes técnicas que permitan determinar en qué
medida hay avances en el dominio de la destreza; para ello es muy importante ir planteando, de
forma progresiva, situaciones que incrementen el nivel de complejidad y la integración de los
conocimientos que se van logrando. 3
1
Actualización y Fortalecimiento Curricular de la Educación Básica 2010. Fundamentos pedagógicos, p. 4
2
Ibid. p. 5
3
Ibid. p. 8
En este contexto se debe hablar más que nunca de la evaluación auténtica o real4, esto es, del proceso
evaluativo que propone una nueva forma de concebir los procesos de aprendizaje y por ende procura
introducir estrategias y procedimientos evaluativos muy diferentes a las que han sido habituales hasta ahora
en la educación.
Collins (1995) señala que esta forma de evaluación se “concibe como un proceso colaborativo y
multidireccional, en el cual los alumnos se autoevalúan, son evaluados por sus pares y por el maestro y este a
su vez aprende de y con sus alumnos”.
De acuerdo con Frida Díaz Barriga y Gerardo Hernández (2010), “la premisa central de una evaluación
auténtica es que hay que evaluar aprendizajes contextualizados”. En palabras de Herman, Aschbacher y
Winters (1992), este tipo de evaluación se caracteriza por “demandar que los aprendices resuelvan
activamente tareas complejas y auténticas mientras usan sus conocimientos previos, el aprendizaje reciente y
las habilidades, destrezas o conductas relevantes para la solución de problemas o situaciones de la vida real,
esto es, a situaciones no familiares más allá del salón de clase”. Por lo anterior, la evaluación auténtica se
enfoca en el desempeño de las y los estudiantes.
Como lo puntualiza Armstrong5 (1999, p. 156) “La evaluación auténtica, concepto derivado de la evaluación
formativa, por oposición al de evaluación sumativa, cubre una amplia gama de instrumentos, medidas y
métodos. El requisito previo más importante para una evaluación auténtica es la observación, y el segundo
más importante es la documentación de los productos de los alumnos y sus procesos de resolución de
problemas”. Razón por la que en cada etapa del proceso evaluativo, la observación y la documentación a
través de distintas técnicas es una necesidad imperiosa.
En definitiva, la evaluación auténtica se constituye en una instancia destinada a mejorar la calidad y el nivel de
los aprendizajes, de aquí entonces surge la función o propósito principal de una evaluación alternativa en el
sentido de ser un medio que intenta aumentar la probabilidad de que todos los estudiantes aprendan (ver
figura 1). En este sentido, se considera la evaluación como un aspecto inseparable de la enseñanza y del
aprendizaje constituyéndose en una acción destinada a regular los aprendizajes; es decir, que los alumnos
asuman la responsabilidad de su propio aprendizaje y por ende eleven sus niveles de comprensión
asegurando su permanencia y posterior aplicación; y, utilicen la evaluación como un medio que les permita
alcanzar los conocimientos propuestos en las diferentes disciplinas de una educación formal.
4
La expresión “evaluación auténtica” suele emplearse de manera genérica para describir una amplia variedad de nuevos enfoques e
instrumentos de evaluación que se contraponen a los utilizados reiteradamente en la evaluación tradicional, la denominada “testing
culture”, la cultura del examen (Álvarez, 2005; Angelo y Cross, 1993; Monereo, 2003).
5
Armstrong, T. (1999). Las inteligencias múltiples en el aula. Editorial Manantial, Buenos Aires.
6
Pruebas de lápiz y papel permiten explorar solo la esfera del conocimiento declarativo, principalmente de tipo factual.
Figura 1. Condiciones y supuestos de una evaluación auténtica 7.
Como vemos en la figura anterior la evaluación auténtica se sustenta desde un punto de vista teórico en una
serie de principios constructivistas del aprendizaje. Como por ejemplo, reconoce:
La necesidad de que los conocimientos previos sirvan de unión a los nuevos conocimientos a fin de que
cada estudiante genere su propia significación personal de lo aprendido.
Acepta que los estudiantes tienen diferentes ritmos de aprendizaje producto de poseer diferentes estilos,
capacidades de razonamiento y memoria, rangos atencionales, etc.
Promulga que el aprendizaje va a ser motivador en el estudiante cuando asume las metas a conseguir.
Y valora el desarrollo de un pensamiento divergente en que resulta fundamental la crítica y la creatividad.
Portafolios
Como es sabido, la evaluación debe cumplir dos funciones: ayudar al maestro a ajustar su enseñanza de
acuerdo con las características de sus alumnos y determinar en qué grado se han logrado cumplir los
objetivos.
En este sentido, la evaluación por medio del portafolio de evidencias sirve para:
Retroalimentar al estudiante en su desempeño, que pueda detectar sus errores y el motivo por el cual los
comete.
Desarrollar las estrategias necesarias para mejorar su desempeño, con ayuda de sus pares y del profesor.
Lo más importante en la evaluación de portafolios es que permite la reflexión conjunta sobre los productos
incluidos y sobre los aprendizajes logrados. Por un lado, es posible que el docente reflexione sobre las
producciones de los alumnos para analizar los progresos de su aprendizaje, al mismo tiempo que le permite
analizar las actividades y estrategias docentes empleadas, y orientar su actividad docente próxima. Por otro
lado, por medio del portafolios los alumnos llegar a reflexionar sobre sus procesos y productos de aprendizaje
(King y Campbell-Allan, 2000).
Por tanto, es una estrategia evaluativa que promueve la evaluación del profesor, la coevaluación
profesor-alumno, la evaluación mutua entre compañeros y, sobre todo, la autoevaluación.
¿Qué es un portafolio?
Carátula
Datos personales del autor
Tabla de contenido
Introducción
Material de las clases
Trabajos y talleres desarrollados en la clase o en la casa, reflexiones sobre el proceso de aprendizaje en
cada actividad
Conclusiones generales de su elaboración.
Acordar con los discentes el tipo y calidad de trabajos a incluir, así como los criterios y escalas de
calificación que empleará en la evaluación.
Definir el tipo de participación de los estudiantes en la evaluación de su propio trabajo.
Monitorear el avance de los alumnos a lo largo del ciclo educativo en cuestión.
Ayudar a los estudiantes a evaluar su propio trabajo y a identificar sus logros y problemas.
8
Barriga, F., y Hernández, G. (2010). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Una interpretación constructivista. (3 era.
ed.). Mc Graw Hill Educación, México
Ejemplo de una rúbrica para evaluar portafolios
FUENTES