George Yúdice
Encyclopedia Britannica
Proceso mediante el cual economías nacionales simples y de bajos ingresos se
transforman en economías industriales modernas. . . La teoría del crecimiento
económico – cómo las economías primitivas y pobres pueden llegar a ser
sofisticadas y relativamente prósperas – es de importancia crítica para los países
subdesarrollados, y es en este contexto que se suele tratar asuntos de desarrollo
económico.
HISTORIA DEL DESARROLLISMO
Los estudios del llamado “desarrollismo económico” explican que esta noción
emergió al final de la Primera Guerra Mundial, que trajo como consecuencias el
fin del colonialismo europeo y los movimientos de descolonización. Al
independizarse, estos países necesitaban consolidarse política y económicamente.
Debido a ese estado “latente” y de supuesta “inmadurez,” la mayoría de las ex
colonias fueron clasificadas como países subdesarrollados.
Esta escuela económica representada por Haq y otros enfatizó tres tipos de
elección: la oportunidad de vivir una larga y saludable vida; la oportunidad de
adquirir conocimiento; y la oportunidad de tener acceso a los recursos necesarios
para un estándar de vida decente. Este paradigma fue elaborado con la
añadidura de otras dimensiones y aspectos, y el nombre mismo cambió de
“desarrollo humano” a “desarrollo humano sustentable,” haciendo hincapié en la
necesidad de sostener todas las formas de capital y recursos (físicos, humanos,
financieros, ambientales) como una precondición para asegurar las necesidades
de futuras generaciones.
El desarrollo sostenible hace referencia a la utilización de forma racional de los
recursos naturales de un lugar, cuidando que no sean esquilmados y las
generaciones futuras puedan hacer uso de ellos igual que hemos hecho nosotros,
es decir, sin que nuestras prácticas, fundamentalmente económicas hipotequen
el futuro del planeta.
La justificación del desarrollo sostenible proviene tanto del hecho de tener unos
recursos naturales (nutrientes en el suelo, agua potable, etc.) susceptibles de
agotarse, como por el hecho de que una creciente actividad económica sin más
criterio que el económico produce, como ya se ha constatado, problemas
medioambientales tanto a escala local como planetaria graves, que pueden, en el
futuro, tornarse irreversibles.
DESARROLLO CULTURAL
Más recientemente se ha empezado a hablar de desarrollo cultural y de
desarrollo culturalmente sustentable. Es decir, se ha planteado que, para que se
produzca el bienestar social explicitado en el concepto de sostenibilidad, es
necesario prestar atención a la calidad de vida que implican los factores
culturales. Como veremos, eso quiere decir que se tienen que elaborar
estrategias, indicadores, índices, mecanismos, instituciones y gestores semejantes
a los descritos para el desarrollo económico, el desarrollo humano, y el desarrollo
sustentable.
También se promueve:
• Aplicabilidad de la creatividad para la transformación de la realidad
• Aminorar el aspecto propietario de los medios masivos y aumentar su
capacidad de promover la diversidad
• Abrir la comprensión del desarrollo cultural a las dimensiones de género,
juventud, el medio ambiente, la generación de conocimiento
• Repensar las políticas culturales
• Definir y asegurar los derechos culturales
DIMENSIONES DE LA CULTURA
plural
de élites intelectual
estética
urbana
científica humanista
suburbana económica
sensorial massmediatica
homogeneizadora
individual
elaborado a partir de L. Bonet
INDUSTRIAS CULTURALES Y TRANSVERSALIDAD
Creo que los informes de UNESCO y del PNUD nos revelan que la cultura no
debe tratarse como un mero “correctivo cualitativo” del desarrollo o del progreso.
Un desarrollo culturalmente sustentable no hace de la cultura una “tabla de
salvación” que distingue lo humano de lo económico, lo mediático y lo técnico.
La cultura ya es parte de todas esas otras esferas y en la medida que no se le da
reconocimiento como insumo económico, mediático, técnico, etc. el resultado es
el empobrecimiento de esas esferas y del ambiente cultural mismo. O para
decirlo de otra manera, el desarrollo no será sustentable a menos que se tenga en
consideración no sólo el impacto de las otras esferas en las prácticas
tradicionalmente reconocidas como culturales (artes, industrias culturales,
folklore y culturas populares), sino la manera en que se manifiesta la dimensión
cultural en esas otras esferas. Ya empezamos a entender que la cultura es una
dimensión crucial en el empleo, el turismo, la educación, la tecnología, las
comunicaciones y las telecomunicaciones, el desarrollo nacional y local. La
manera en que los actores sociales se manifiestan en esas esferas, incide en su
concepción de mundo, que, a su vez, condiciona sus opciones y estrategias de
participación social y política como productores y receptores de cultura, en gran
parte mediada por las Industrias Culturales (IC).
La primer escala sería lo que Getino (2003) llama autosuficiencia nacional: las
industrias editoriales, fonográficas y audiovisuales, en los grandes países o en
pequeños países como Cuba (que todavía disfrutaban el legado de haber sido
una encrucijada importante de la colonia) crecieron más o menos
autonómicamente, por acción de empresarios privados, y al ritmo del desarrollo
nacional, a lo largo del siglo XX, llegando a su auge autonómico con los
“milagros” económicos logrados por las políticas de sustitución de
importaciones.1 Las políticas de desarrollo económico crearon suficiente riqueza
y una clase media que aprovechó la concomitante construcción del estado
benefactor, convirtiéndose en públicos educados para el consumo de las IC. En
este contexto, cada IC siguió su propia lógica de producción y comercialización.
Cabe observar, además, con Getino (2003), que “dicho contexto global hubiera
contribuido muy poco al desarrollo de las IC de no haber mediado políticas
empresariales dedicadas a auscultar y satisfacer las demandas culturales del
mercado local y regional.”
1
Desde luego, no se puede afirmar lo mismo de los países pequeños y pobres como Honduras o Bolivia,
que nunca lograron desarrollar una industria audiovisual o fonográfica de suficiente relieve para formar y
abastecer mercados nacionales y menos todavía regionales. Más abajo exploramos las estrategias actuales
de países pobres que buscan nuevas maneras de participar en el desarrollo de las IC en estos tiempos de
globalización neoliberal.
industria del libro, que como señala Sealtiel Alatriste, fue la base de la
modernización social latinoamericana, sobre todo en Buenos Aires y México (no
hay que olvidar que este proceso fue muy desigual dentro de los países
latinoamericanos). Desde los 1930s y 40s, con los gobiernos populistas de
Cárdenas, Vargas y Perón, se invirtió en la educación y en la industria del libro,
en manos del Estado en el caso de México. Por añadidura, “prácticamente toda la
literatura mundial estaba al alcance de los lectores de lengua española gracias al
empuje de los editores argentinos” (1999: 210).
A pesar de este dominio de los mercados culturales en la industria del libro, del
audiovisual y de la música, lo interesante es que hay una muy activa producción
independiente musical a lo largo del continente, pero no se tienen estadísticas
fieles para medir su tamaño. Gran parte de esta producción se vende en ferias,
conciertos y otros puntos de venta informales. Como veremos luego, esta
producción todavía no ha sido considerada por las políticas públicas, lo que es
sumamente decepcionante, por cuatro razones: primero, porque no se aprovecha
el valor económico que podría rendir esa producción, si se pudiera articular en
circuitos alternativos de distribución más efectivos; segundo, porque el gran
aporte de diversidad cultural que implica esta actividad musical, sobre todo en
relación a jóvenes, queda desconocida por las instituciones encargadas de
formular políticas culturales; tercero, la música de jóvenes es un medio para
vincular las industrias culturales con otras iniciativas de intervención social
(véase más abajo el ejemplo del Grupo Cultural Afro Reggae); cuarto, debido a su
transversalidad en conexión con otras actividades –ferias, turismo, activismo
social, festivales étnicos, etc., se ofrece la oportunidad de articular a la música con
la labor de las ONGs, y acaso así involucrarlas más ampliamente en el apoyo a
las IC.
Nuevas reticulaciones
Estas consideraciones nos introducen de lleno en la tercera escala, que podría
caracterizarse como la temporalidad de las reticulaciones locales y translocales,
una suerte de glocalización desde abajo, donde también encontramos las políticas
más livianas de las ONGs, a su vez apoyadas en gran parte por la cooperación
internacional. Esta es, además, la temporalidad de las conexiones en línea, la
organización y gestión por Internet, como el caso de la Red de Comunicaciones
sobre Desarrollo Sostenible/Sustainable Development Communications
Network (RCDS/SDCN), que reúne a 17 organizaciones en 13 países, entre ellos
Argentina, Costa Rica y Ecuador; se dedica a reunir y generar conocimiento
sobre la comunicación del desarrollo sustentable, incluyendo la experiencia de
los países en vías de desarrollo y en transición, para compartirlo más
ampliamente, más allá de los miembros de la red. Sus objetivos consisten en
emprender actividades conjuntas en el área de las comunicaciones para informar
sobre el desarrollo sustentable a audiencias más amplias; construir entre los
miembros la habilidad de comunicar el desarrollo sustentable a través de nuevas
tecnologías de comunicación, y compartir ampliamente el conocimiento sobre el
uso eficiente y efectivo de tecnologías de comunicación por Internet (TCI);
proveer un foro para que los miembros de la red compartan experiencias en el
manejo de las comunicaciones en el campo del desarrollo sustentable. Más abajo,
se presentará las experiencias de algunas ONGs que gestionan a través de las
organizaciones miembros de RCDS/SDCN, la creación de portales y
observatorios para mapear todas las temporalidades y niveles del complejo
entramado de las actividades culturales en la región, de cara a fortalecer las
acciones cooperativas, viabilizar las coproducciones y descubrir nuevas fuentes
de financiamiento en el sector privado y el no-gubernamental, sobre todo el que
promueve el desarrollo sustentable. A la vez, estas iniciativas hacen posible
reconocer e incidir en la formación de públicos y usuarios.
RECOMENDACIONES PARA ASEGURAR LA SUSTENTABILIDAD DE
LAS INDUSTRIAS CULTURALES
Regionalización
Promover la participación del Estado en acuerdos regionales en los cuales se
sinergicen esfuerzos para fortalecer a las industrias culturales, apoyando
observatorios regionales, armonización de legislación y eliminación de
impuestos y otras barreras aduaneras.
Propiedad intelectual
Defender los derechos de autor y procurar establecer un equilibrio justo entre las
necesidades de los países en vías de desarrollo y los países desarrollados en
relación a derechos de propiedad intelectual.
Transversalidad sectorial
Fortalecer la transversalidad sectorial de la cultura, fomentando sinergias entre
los diversos sectores: Finanzas, Hacienda, Comercio, Medio Ambiente, Turismo,
Comunicaciones, Educación, Cultura, etc.
Transversalidad institucional
Fortalecer la transversalidad institucional de la cultura, fomentando alianzas
entre el Estado, las empresas, el tercer sector, organizaciones de la sociedad civil,
y la cooperación internacional, para ver cómo se podría orientar esta labor hacia
las industrias culturales.
Diversidad interna
A pesar de que la mayor parte de los países de la región asumieron su carácter
pluricultural y multiétnico, el acceso y el control de las industrias culturales se
concentran en las manos de los grupos dominantes y excluyen a las minorías
étnicas, raciales o lingüísticas. Deben ser pensadas políticas que garanticen el
acceso de todos los ciudadanos sin distinción de raza, lengua o grupo étnico para
que los productos expresen con mayor equidad la riqueza y diversidad cultural.
Debe haber espacios para que todo grupo pueda representarse según sus propios
parámetros.