Hoy en día, las siglas PNL se emplean básicamente para designar el conjunto
cada vez mayor de transformación del comportamiento y la experimentación humanos,
y sus orígenes se remontan a los primeros trabajos de sus fundadores. Por otro lado,
estas tres letras también se utilizan para denominar el trabajo de los terapeutas que , a
partir de los elementos del modelo de la PNL, y en consonancia cn sus supuestos
básicos, van creando técnicas nuevas para sus pacientes y las correspondientes
situaciones terapéuticas.
La palabra programación remite a las posibilidades que ofrece este método par
ayudar a la persona a liberarse de los programas que se ejecutan automáticamente en
su interior y que son causantes de problemas.
Durante este proceso se crearon las distintas técnicas de la PNL. Las primeras
personas que sirvieron de modelo fueron los propios Richard y John, a los que
sucedieron otros que intensificaron el estudio de conductas. A los <<prototipos>>
Perls, Satir y Erickson, considerados las <<raíces>> históricas e intelectuales de la
PNL, se añadieron otros para conseguir el modelado de una conducta de la
excelencia. Se trataba de representantes exitosos de otros sectores profesionales y de
artistas y científicos sobresalientes. Algunos de ellos, como Mozart, Einstein o Walt
Disney, incluso fueron modelados a título póstumo por Robert Dilts a partir de las
conductas geniales extraídas de sus obras y biografías.
El modelado es un proceso dividido en dos fases.
Por otro lado, es una magnifica (de momento) colección de técnicas altamente
eficaces de comunicación y transformación de la conducta; estas técnicas son el
producto del modelado (los modelos).
Al igual que los axiomas matemáticos, los supuestos básicos de la PNL son
principios que el terapeuta deberá adoptar como verdaderos y preexistentes. De este
modo, podrá aplicar las técnicas de la PNL regidas por estas tesis sin temor a que se
produzcan rupturas lógicas. Si el terapeuta no puede o no quiere compartir la
<<doctrina>> regida por estos presupuestos, aplicará las técnicas no exento de
reservas interiores, las cuales se traducirían en su conducta en vacilaciones o falta de
poder de convicción, saboteando así una aplicación exitosa del procedimiento.
Es muy importante que los futuros alumnos o pacientes de PNL conozcan los
supuestos fundamentales de este método y los comparen con sus principios dogmas y
expectativas. De este modo podrán evitar <<guerras de creencias>> con el terapeuta
o profesor acerca de cuál es el <<procedimiento acertado>>.
Aquí, comunicación no tiene nada que ver con la intención del comunicante ni tampoco
con la capacidad de decir las palabras correctas. Comunicar significa más bien crear
una determinada sensación en el receptor y obtener de él una reacción concreta.
• Sólo se puede hablar de “resistencia” en el caso del terapeuta y no en el del
paciente.
Toda reacción se puede utilizar como feedback. Este supuesto, unido al anterior, viene
a decir que todo lo que está haciendo el paciente, y que el terapeuta pueda percibir, a
partir de la pérdida de seguridad personal, como resistencia o comportamiento poco
cooperativo, se trata de un aviso (casi siempre inconsciente) del primero de que la
terapia ha obviado algo importante. Esto significa que una capacidad adicional y real
del paciente no se ha aprovechado para conseguir la transformación deseada.
Además, este supuesto también significa que si el paciente aún no se ha transformado
frente a la (impaciente) espera del terapeuta, ello “retroalimentará” a éste y le dirá que
ha pasado por algo esencial para que pueda producirse el cambio.
• Es importante tener un repertorio de conducta posibles (requisite variety)
porque, dentro de un sistema, el elemento controlador será aquel que disponga
de la máxima flexibilidad. Por ello, es mejor poder elegir que no tener elección.
• Todas las conductas son útiles. Siempre hay al menos un contexto en el que la
conducta es útil.
¡Lo aprendido, aprendido está!. En la PNL no se intenta “borrar” nada (cosa que,
por otro lado, no funciona), sino que se crean posibilidades de elección adicionales. La
conducta que el paciente desea “quitarse de encima” todavía puede ser útil en
situaciones concretas.
Volveremos a tratar los tres últimos supuesto citados cuando presentamos las
técnicas de reencuadre de la PNL. Con ellas se pueden vencer muchos síntomas y
mejorar considerablemente la relación del paciente consigo y con el prójimo.
INTRODUCCIÓN
COMPRENDER LA PNL
Criterios
Estado
Comportamiento interior
exterior
Organización
interior
Creencias
Para situar la PNL en relación con sus fuentes, es importante saber que
Bandler y Grinder observaron a especialistas de la comunicación terapéutica como
Milton Erickson, conocido en el terreno de la hipnosis médica, Virginia Satir que
practica terapias de familia y aproximación sistémica, Fritz Perls, fundador de la
terapia Gestalt.
La PNL se funda en algunos presupuestos que afirman por ejemplo que todo
comportamiento se orienta a la adaptación, o que comprendamos mejor lo que ya es
familiar, y sobre todo que el mapa es diferente del territorio que representa. Este
último presupuesto se inspira en Korsybsky, cuyo pensamiento aplicado a la
comunicación está contenido en el método denominado de semántica general.
Recordemos también que la PNL debe mucho a Carl Rogers en las nociones
de empatía, contacto positivo y percepción de la realidad de los otros. Se remite
también a la escuela de Palo Alto al inspirarse en el pensamiento y las investigaciones
de Gregory Bateson en la antropología y psicología, así como en las de Edward T.
Hall, que considera a la cultura como un medio de comunicación y se interesa en la
percepción subjetiva del tiempo y el espacio (proxemia).
Estos tres momentos son etapas que hacen entrar en juego varias clases de
técnicas, algunas de las cuales son comunes a las tres, como la utilización de la
agudeza sensorial, o el metamodelo del lenguaje (véanse los capítulos que siguen).
Recordemos sin embargo que todos los modelos y las técnicas que
presentamos aquí tienen su orden en los comportamientos pasibles de observación,
es decir, que el lector probablemente encuentre modos de actuar cuya eficacia ya ha
experimentado en la vida sin considerarlos por eso instrumentos, dado que los ubicaba
bajo el rubro de intuición, de olfato, de talento, etcétera.