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RELACIONES INTRAESPECÍFICAS

Tipo de Por qué y para qué


Quiénes la componen Tipos Ejemplos
agrupación se agrupan
Águilas, buitres y
Padre, madre e hijos.
Monógama. lobos.
Por grado de Padre, varias madres e
parentesco. Tienen Polígama. Focas, ciervos,
hijos.
Familia por objeto la antílopes y gorilas.
reproducción y el Matriarcal.
cuidado de las crías. Madre e hijos.
Patos y escorpiones.
Filial.
Sólo los hijos.
Anfibios y reptiles.
Sardinas, atunes y
Por transporte y Bancos de peces. boquerones.
locomoción con un fin
determinado: Bandadas de aves. Flamencos y
migración, búsqueda estorninos.
Muchos individuos de
Gregaria de alimento, defensa,
la misma especie. Bandadas de insectos.
etc. Pueden estar
emparentados o no. Langostas.
Suelen ser Manadas de
transitorias. mamíferos. Búfalos y caballos
salvajes.
Para sobrevivir,
existiendo división
del trabajo: unos son Muchos individuos
reproductores, otros agrupados en distintas Sociedades de Abejas, avispas y
Estatal obreros y otros categorías sociales o insectos. hormigas.
defensores. castas.

Construyen nidos.
Colonias homomorfas:
si todos los individuos
Muchos individuos son iguales. Corales.
unidos físicamente
Colonial Para sobrevivir.
entre sí constituyendo Colonias heteromorfas: Celentéreos
un todo inseparable. con individuos distintos (medusas)
por la especialización
en su función.

RELACIONES INTERESPECÍFICAS

Resultado de la interacción
Tipo de
En qué consiste Ejemplos
interacción Especie Especie
A B
Lucha por los
mismos
recursos, La especie más fuerte Los vegetales
Competencia generalmente acaba eliminando o compiten por la luz y
alimenticios, en desplazando a la más débil. por el sustrato.
el mismo
entorno.
Mutualismo Ambas especies Beneficioso. Beneficioso. Anémona de mar y
se benefician cangrejo ermitaño: la
mutuamente y anémona consigue
pueden vivir restos de alimento del
aisladas. cangrejo; el cangrejo,
protección y
camuflaje.
Líquenes: alga +
Ambas especies hongo.
se benefician
Simbiosis mutuamente Beneficioso. Beneficioso.
pero no pueden Bacterias del intestino
vivir aisladas. humano y de otros
mamíferos.
Una especie (A)
se ve
beneficiada
aprovechándose
de la comida Obligatorio Indiferente
Comensalismo Pez rémora y tiburón.
sobrante de la para A. para B.
otra (B) sin
ocasionarle
perjuicio ni
beneficio.
Una especie (A)
Los eucaliptos liberan
perjudica o
sustancias tóxicas
Amensalismo elimina a otra (B) Indiferente. Perjudicial.
para las plantas que
sin obtener
viven a su alrededor.
beneficio.
Los virus son
parásitos
intracelulares
obligados.
Una especie, el
parásito (A), se Piojos, garrapatas,
beneficia de otra Beneficioso Perjudicial pulgas en el exterior
Parasitismo
especie, el para A. para B. del organismo
huésped (B), que (ectoparasitismo).
sale perjudicado.
Lombrices y tenia en
el interior del
organismo
(endoparasitismo).
Carnívoros y sus
Una especie, el presas.
depredador (A), Beneficioso Perjudicial
Depredación
se alimenta de para A. para B.
otra, la presa (B). Herbívoros y su
alimento vegetal.
Una especie (A)
se beneficia
aprovechando el
espacio que le Beneficioso Indiferente Pájaro que hace su
Inquilinismo
proporciona otra para A. para B. nido en un árbol.
especie (B) sin
causarle
perjuicio.
Relación intraespecífica
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En biología y especialmente en ecología la relación intraespecífica es la interacción


biológica en la que los organismos que intervienen pertenecen a la misma especie, este
tipo de relación sólo se presenta en una población.

Un ejemplo es la colmena, en donde la colonia de abejas está formada por la reina,


zánganos y obreras; hay división del trabajo. En una población, mientras más elevada
sea la densidad, mayor será la oportunidad de la relación intraespecífica debido a que
hay más contactos entre los individuos. La convivencia entre individuos de la misma
especie origina competencia intraespecífica, la cual se acentúa cuando el espacio y el
alimento son limitados; obligando a los organismos a competir por ellos. Esta situación
actúa como proceso selectivo en el que sobreviven los organismos mejor adaptados.
También existe la competencia interespecífica, que se registra entre diferentes
especies.

[editar] Tipos de relación intraespecífica


Familiar: Por grado de parentesco. Tienen por objeto la reproducción y el cuidado de
las crías. Está compuesta por: Padre, madre e hijos. Padre, varias madres e hijos. Madre
e hijos. Sólo los hijos. Hay diferentes tipos: Monógama, polígama, matriarcal y filial.
Algunos ejemplos son: muchas especies de aves; lobos, focas, ciervos, antílopes y
gorilas; algunos anfibios y reptiles; algunos escorpiones y numerosas especies de
insectos sociales, como abejas, hormigas, etc.

Gregaria: Por transporte y locomoción con un fin determinado: migración, búsqueda


de alimento, defensa, etc. Pueden estar emparentados o no. Suelen ser transitorias. Están
compuestas por: Muchos individuos de la misma especie. Hay diferentes tipos: Bancos
de peces, bandadas de aves, bandadas de insectos, manadas de mamíferos. Algunos
ejemplos son: Sardinas, atunes y boquerones, flamencos y estorninos, langostas, búfalos
y caballos salvajes.

Estatal: Para sobrevivir, existiendo división del trabajo: unos son reproductores, otros
obreros y otros defensores. Construyen nidos. Está compuesta por: Muchos individuos
agrupados en distintas categorías sociales o castas. Hay diferentes tipos: Sociedades de
insectos. Algunos ejemplos són: Abejas, avispas y hormigas.

Colonial: Para sobrevivir. Está compuesta por: Muchos individuos unidos físicamente
entre sí constituyendo un todo inseparable. Hay diferentes tipos: Colonias homomorfas:
si todos los individuos son iguales, colonias heteromorfas: con individuos distintos por
la especialización en su función. Algunos ejemplos: Corales, celentéreos (medusas).
Relación interespecífica
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En ecología una relación interespecífica es la interacción que tiene lugar en una


comunidad entre individuos de especies diferentes, dentro de un ecosistema. Las
relaciones interespecificas son relaciones ambientales que se establecen entre los
organismos de la biocenosis. También puede dividirse en armónicas y desarmónicas.

[editar] Principales relaciones interespecíficas


Las principales relaciones interespecíficas son las siguientes (entre paréntesis se indica
con un signo "+" si una especie sale beneficiada de la relación, con un signo "-" si sale
perjudicada y con un "0" si la relación le es indiferente):

• Depredación (+/-)
• Parasitismo (+/-)
• Explotación (+/-)
• Comensalismo (+/0)
• Inquilinismo (+/0)
• Facilitación (+/?)
• Simbiosis (+/+) o (+/0)
• Mutualismo (+/+)
• Exclusión mutua (+/-) o (-/+)
• Amensalismo (-/0)
• Competencia (-/-)

Depredación
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En ecología la depredación es un tipo de interacción biológica en la que una especie (el


depredador) caza a otra (presa), para subsistir. Un mismo individuo puede ser
depredador de algunos seres y a su vez presa de otros, aunque en todos los casos el
predador es carnívoro. La depredación ocupa un rol importante en la selección natural.
En la depredación hay una especie perjudicada, que es la presa, y otra que es
beneficiada, que es el depredador, pasando la energía en el sentido presa a depredador.
Sin embargo, hay que resaltar que tanto los depredadores controlan el número de
individuos que componen la especie presa, como las presas controlan el número de
individuos que componen la especie depredadora; por ejemplo, la relación entre el león
y la cebra.

Otro ejemplo de esta relación muy especial entre los depredadores y el ecosistema es
que al controlar los depredadores el número de especies pueden proteger al ecosistema
de ser sacado de balance, ya que si una especie se reprodujera sin control podría acabar
con el balance de dicho ecosistema. Como ejemplo: el águila y la serpiente se alimentan
de ratones, y éstos a su vez se alimentan de determinados tipos de plantas; si uno de los
depredadores se extinguiera el otro no podría disminuir la población de esos roedores y
esto disminuiría la población de plantas.

Una forma particular de depredación la constituye el parasitismo, en el cual un


organismo se alimenta de otro, desarrollando un vínculo muy fuerte con él. Un parásito
suele iniciar dicha relación con un único organismo huésped en su vida, o bien, con
unos pocos. (Ver cadena trófica).

[editar] Defensas contra los depredadores


Las especies animales han desarrollado una amplia variedad de características que
funcionan para evitar su detección, selección y captura. Estas características se
denominan en conjunto “defensas frente a la depredación”. Las defensas químicas se
han diseminado entre muchos grupos de animales. Muchos atrópodos poseen sustancias
tóxicas, las que son adquiridas de las plantas que consumen y almacenan en sus propios
cuerpos, mientras que otros atrópodos sintetizan sus propios venenos. La coloración
críptica incluye colores y patrones que permiten que la presa se mezcle con el fondo.
Esta coloración protectora es común en peces, reptiles y muchas aves que hacen sus
nidos en el suelo. La coloración destellante se encuentra asociada con la coloración
críptica; esta puede distraer y desorientar a los depredadores. Algunos animales que
comparten el hábitat con especies no comestibles a menudo evolucionan con una
coloración que se asemeja o imita a la coloración de la especie tóxica. Este tipo de
mimetismo se denomina mimetismo batesiano, que debe su nombre al naturalista inglés
H. E. Bates.

Parasitismo
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El parasitismo es una interacción biológica entre organismos de diferentes especies, en
la que una de las especies (el "hospedador") ve mermada su aptitud reproductiva (en
inglés reproductive fitness). La otra (el "parásito") se beneficia de la relación lo que se
traduce en que obtiene una mejora de su aptitud reproductiva. El parasitismo puede ser
considerado un caso particular de depredación o, para usar un término menos equívoco,
de consumo. Los parásitos que viven dentro del huésped u organismo hospedador se
llaman endoparásitos y aquellos que viven fuera, reciben el nombre de ectoparásitos. Un
parásito que mata al organismo donde se hospeda es llamado parasitoide. Algunos
parásitos son parásitos sociales, obteniendo ventaja de interacciones con miembros de
una especie social, como son los áfidos, las hormigas o las termitas.

Mosquito, un parásito hematófago, infestado a su vez por ácaros parásitos.

El parasitismo es un proceso por el cual una especie amplía su capacidad de


supervivencia utilizando a otras especies para que cubran sus necesidades básicas y
vitales, que no tienen por que referirse necesariamente a cuestiones nutricionales, y
pueden cubrir funciones como la dispersión de propágulos o ventajas para la
reproducción de la especie parásita, etc. Las especies explotadas normalmente no
obtienen un beneficio por los servicios prestados, y se ven generalmente perjudicadas
por la relación, viendo menoscabada su viabilidad.

La especie que lleva a cabo el proceso se denomina parásito y la especie parasitada se


llama hospedador o, más a menudo, huésped. Este último uso contraviene el que la
palabra ha llegado a adquirir en el lenguaje común, donde suele significar el hospedado,
pero está sólidamente establecido en el lenguaje biológico[cita requerida].

El parasitismo puede darse a lo largo de todas las fases de la vida de un organismo o


sólo en periodos concretos de su vida. Una vez que el proceso supone una ventaja
apreciable para la especie parásita, queda establecido mediante selección natural y suele
ser un proceso irreversible que desemboca a lo largo de las generaciones en profundas
transformaciones fisiológicas y morfológicas de tal especie.

Como todo parásito sigue siendo un organismo, puede verse convertido a su vez en
hospedador de una tercera especie. Al parásito que parasita a otro parásito se le suele
denominar hiperparásito. Razones de productividad ecológica limitan el número de
niveles de parasitismo a unos pocos.

Muchos endoparásitos obtienen beneficio de los organismos huéspedes mediante


mecanismos pasivos, como por ejemplo el nematodo, Ascaris lumbricoides un
endoparásito que vive en el intestino de los seres humanos. Ascaris lumbricoides
produce un gran número de huevos, que son transportados desde el tramo digestivo
hasta el medio externo, dependiendo de los humanos el ser ingeridos en lugares que no
tengan una buena salubridad. Los ectoparásitos (parásitos externos), a menudo tienen
elaborados mecanismos y estrategias para encontrar organismos hospedadores. Algunas
sanguijuelas acuáticas, por ejemplo, localizan organismos con sensores de movimiento
y confirman su identidad registrando las sustancias químicas antes de fijarse a la piel.

Es muy común que los organismos huéspedes también hayan desarrollado mecanismos
de defensa. Las plantas a menudo producen toxinas, por ejemplo, que desalientan a los
hongos parásitos, a bacterias, así como también a los herbívoros. El sistema inmunitario
de los vertebrados puede ser objetivo de la mayoría de los parásitos a través del contacto
con fluidos corporales. Muchos parásitos, particularmente los microorganismos, se han
adaptado evolutivamente a especies huéspedes en concreto; en tales interacciones las
dos especies han evolucionado cada una por su lado dentro de una relación
relativamente estable, que no mata al huésped de manera rápida -lo que también sería
perjudicial para el parásito-. La mayor parte de los patógenos están destinados a
convertirse evolutivamente en parásitos.

A veces, la filogenia (historia evolutiva) de los parásitos nos explica la de sus


huéspedes. Por ejemplo, hay una disputa antigua acerca de si el parentesco de los
flamencos, orden Phoenicopteriformes es mayor con las cigüeñas (orden Ciconiiformes)
o con los patos (orden Anseriformes). Se encuentran parásitos comunes entre pelícanos
y gansos como el piojo llamado Anaticola phoenicopteri (literalmente Anaticola
significa “que habita sobre los patos”; y phoenicopteri quiere decir “de los flamencos”),
lo que viene a responder al interrogante, ya que esto indica que los flamencos
comparten un género de parásitos de piojos, (generalmente muy específicos para su
hospedador) con los patos y los gansos, pero no con las cigüeñas. Es una prueba de una
relación filogenética más íntima con las Anseriformes.

La estrecha correspondencia entre las evoluciones de parásitos y huéspedes tiene mucho


que ver con la especificidad del parasitismo. Los parásitos son generalmente muy
selectivos con respecto a sus hospedadores, llegando en un elevado porcentaje de casos
a ser exclusivos de una especie. De hecho, no hay apenas especie de planta o animal de
cierto tamaño, o incluso microscópica, que no cuente con algún parásito propio y no
compartido. Esto, junto con el hecho de que algunos parásitos también puedan ser
hospedadores de otros párásitos, hace que la proporción de parásitos en la biota global
sea notablemente alta.

Interacción simbiótica de hormigas con áfidos parásitos sobre capullos de adelfa.

En los grupos que evolucionan en el parasitismo es común que se produzca una fuerte
simplificación o reducción orgánica, a veces tan drástica que hace sus afinidades
irreconocibles. Se piensa por ejemplo que los mixosporidios, considerados
tradicionalmente protistas parásitos, son en realidad formas muy reducidas de animales
emparentados con los corales. Un ejemplo menos exagerado lo ofrece la pérdida de las
alas en moscas parásitas del ganado, pérdida que representa una fase inicial de la misma
trayectoria evolutiva que hizo derivar a las pulgas (orden Siphonaptera) precisamente de
ciertas moscas (orden Diptera).

Cimex lectularius.
Contenido
[ocultar]

• 1 Clasificación
• 2 Tipos de parásitos
• 3 Parasitología

• 4 Véase también

[editar] Clasificación
• Existen microparásitos, son pequeños y extremadamente numerosos, se
multiplican dentro del huésped y en muchos casos lo hacen dentro de las células
del huésped, por lo tanto se relacionan con el metabolismo y provocan
reacciones por parte de los anticuerpos.
• Los macroparásitos crecen, y en algunos casos se multiplican dentro del
huésped. En otros casos producen fases infecciosas que salen fuera del huésped,
para afectar a otros. Viven sobre (los piojos, por ejemplo) o dentro del cuerpo
(las lombrices intestinales, por ejemplo) o en las cavidades del hospedero y, por
lo general, se puede estimar el número de macroparásitos existente en el
organismo afectado.

El parasitismo implica una relación trófica con su huésped (obtención de nutrientes)


pero también puede implicar otras relaciones como lo es la de protección por parte de
este último.

[editar] Tipos de parásitos


Trofozoitos del protista Plasmodium).

Existen formas parásitas en muchos grupos biológicos. Entre estos están:

• los virus, que son parásitos obligados,


• las bacterias,
• los hongos,
• las plantas,
• los protistas (como los apicomplejos o algunas algas rojas), y
• muchos animales

Atendiendo al lugar ocupado en el cuerpo del hospedador, los parásitos pueden


clasificarse en

• ectoparásitos: Viven en contacto con el exterior de su hospedador (por ejemplo


la pulga)
• endoparásitos: Viven en el interior del cuerpo de su hospedador (por ejemplo
una tenia o una triquina)
• mesoparásitos: Poseen una parte de su cuerpo mirando hacia el exterior y otra
anclada profundamente en los tejidos de su hospedador. En algunos casos
extremos de mesoparásitos de peces (copepodos pennellidae), pueden tener la
cabeza introducida en el corazón de su hospedador y extenderse por las arterias
hasta las branquias, o perforar la cavidad visceral.

[editar] Parasitología
La ciencia que estudia los parásitos es la parasitología, así como la interacción biológica
entre dos especies, parásito y hospedador, se denomina parasitismo. Dado que la
mayoría de los microorganismos que producen infecciones son estudiados por la
microbiología, la parasitología se encarga de estudiar exclusivamente a los parásitos
eucariotas excepto los hongos. Es decir, tanto los eucariotas unicelulares del parafilético
grupo Protista, como los pluricelulares (plantas y metazoos) que incluyen a
platelmintos, nematodos, artrópodos.

En ocasiones, es difícil diferenciar el fenómeno del parasitismo del comensalismo, la


simbiosis, la foresis, o la depredación, ya que las distinciones entre estos varían de un
autor a otro.
Una de las características comunes del parasitismo es que conlleva un intercambio de
sustancias, que provocan en el hospedador una respuesta inmunitaria. De esta manera, el
parásito debe vencer la acción del sistema inmune del hospedador para tener éxito. Así,
las interacciones antígeno-anticuerpo son más complicadas cuanto mayor sea la
complejidad de los antígenos. Las células eucariotas poseen una gran cantidad de
antígenos si las comparamos con las de bacterias o las de los virus.

Un recurso de inmunoevasión para el parásito es el de formar antígenos que se parezcan


a los del huésped (mimetismo molecular). Otro, es el de adherir antígenos del
hospedador a la superficie externa del cuerpo del parásito (enmascaramiento
antigénico); Otro, es el recurso de ir variando constantemente y rápidamente sus
proteínas de superficie (variación antigénica) de forma que los anticuerpos producidos
por el huésped no lo puedan reconocer; el resultado es que el hospedador invadido no
reconoce al parásito como invasor o la respuesta que éste produce no es totalmente
efectiva.

Otra característica del parasitismo es que si bien el parásito debe adaptarse a la


respuesta inmunitaria y, en general, a la vida parasitaria, el hospedador también debe
hacerlo. Esto es debido a que la población parásita ejerce una presión selectiva en éste,
de modo que huésped y hospedador coevolucionan paralelamente a consecuencia del
parasitismo. Esto explica, por ejemplo, que el gen de la anemia falciforme sea muy
frecuente en zonas endémicas de malaria.

Casi todos los grupos importantes de animales poseen algunas especies parásitas.
Algunos bastante inesperados. Por ejemplo además de los grupos más conocidos de
parásitos (monogéneos, digéneos, cestodos, nematodos, hirudíneos, copépodos) entre
los parásitos pueden incluirse algunas especies de percebes, almejas, turbelarios,
hidrozoos, aves como el cuclillo e incluso algunos tiburones.

Explotación (ecología)
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En ecología y biología el término explotación es un tipo de relación interespecífica que


ocurre por la interacción de varias especies en la que unas resultan beneficiadas a costa
de otras que son perjudicadas. La relación puede ser simbiótica, en los casos de
parasitismo, o no simbiótica, en los casos de depredación o de herbivoría.

La explotación se encuentra a menudo en casos de mutualismos generalizados, no


específicos como el de las flores y sus polinizadores animales o entre los hongos
micorrizos y las plantas. Sin embargo no conviene utilizar este término como un tipo de
relación, sino como un tipo de comportamiento.

[editar] Ejemplos
Algunos insectos y aves se dedican a un comportamiento llamado robo de néctar en que
coleccionan néctar sin prestar el servicio de polinización a la planta.1 Los ladrones de
néctar son a menudo parientes cercanos o mímicos de las especies polinizadoras.
Las plantas mico-heterótrofas o parasíticas (tales como Monotropa) extraen nutrientes
de los hongos en una red compartida de micorrizas sin contribuir nada al hongo
simbionte. Estas plantas parasíticas actúan como explotadores de las micorrizas y de sus
plantas simbiontes en tales sistemas.2

El ave cuco pone los huevos en el nido de otros pájaros para que le alimenten la cría.3

Comensalismo
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El comensalismo es una forma de interacción biológica en la que uno de los


intervinientes obtiene un beneficio mientras que el otro no se ve ni perjudicado ni
beneficiado. El término proviene del latín com mensa, que significa "compartiendo la
mesa". Originalmente fue usado para describir el uso de comida de desecho por parte de
un segundo animal, como los carroñeros que siguen a los animales de caza, pero
esperan hasta que el primero termine de comer. Los individuos de una población
aprovechan los recursos que les sobran a los de otra población. Otras formas de
comensalismo incluyen:

• Foresis: usado por el segundo organismo para transportarse. Ejemplos: la


rémora sobre el tiburón o los ácaros sobre el escarabajo Necrophila americana o
también los ácaros sobre insectos himenópteros.

• Inquilinismo: cuando el segundo organismo se hospeda en el primero.


Ejemplos: plantas epífitas que viven sobre los árboles como algunas
bromeliáceas, o aves como el pájaro carpintero, que vive en los agujeros que
hace en los árboles, bellota de mar sobre la concha de un mejillón.

• Metabiosis o tanatocresia: es una dependencia más indirecta, en el que el


segundo organismo usa algo del primero, pero lo hace después de la muerte del
mismo. Un ejemplo es el cangrejo ermitaño que usa una concha de caracol para
proteger su cuerpo. Algunos autores lo denominan tanatocresis (del griego
θάνατος thánatos, "muerte").1

• Inquilinismo
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• La larva de Wyeomyia smithii es un inquilino de las hojas de Sarracenia
purpurea (magnificación 40X).
• En zoología un inquilino (del latín inquilinus) es un animal que vive como un
comensal en la, madriguera o refugio de otra especie. Por ejemplo algunos
organismos, tales como insectos pueden vivir en las madrigueras de ratones
campesinos y alimentarse de residuos, hongos, raíces, etc.
• Los tipos más comunes de inquilinos son los encontrados en asociación con los
nidos de insectos sociales, especialmente hormigas y termitas. Una sola colonia
puede albergar docenas de inquilinos diferentes. La diferencia entre parásitos,
parásitos sociales, inquilinos y relaciones mutualistas puede ser muy sutil.
Algunas especies cumplen los criterios de uno y otro, por ejemplo son inquilinos
y presentan algunos de los comportamientos de parásitos o de mutualistas. La
diferencia fundamental es que los parásitos son perjudiciales a sus hospederos,
los inquilinos sólo tienen efectos neutros y los mutualistas ayudan al hospedero.
• El término inquilino se usa también para referirse a los invertebrados acuáticos
que pasan toda o la mayor parte de sus vidas en las estructuras llenas de agua de
ciertas plantas. Por ejemplo Wyeomyia smithii, Metriocnemus knabi y
Habrotrocha rosa son tres invertebrados que forman parte de un
microecosistema dentro de las jarras de la planta carnívora Sarracenia purpurea.
Estos llamados inquilinos realizan una labor beneficiosa para la planta porque
ayudan en la digestión de las presas atrapadas en la jarra.1

Facilitación
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• En Ecología (Biología): La Facilitación es una relación interespecífica (entre


individuos de especies diferentes) dentro de un ecosistema donde al menos una
de las especies se beneficia de crecer junto a otra.

• En Etología social: son los mecanismos que ocasionan que conductas que no
existen se manifiesten o aquellas que existen de manera débil se amplifiquen,
por el hecho de que un individuo entre en interacción con otro. Ejemplos son los
animales que comen más cuando están en grupos que cuando están aislados. La
facilitación también existe en humanos. Por ejemplo cuando los pacientes en un
hospital se curan más rápido cuando están en salas de recuperaciones
compartidas que cuando están en solitario. Véase Facilitación social

Simbiosis
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Liquen «Barbas de chivo».

El término simbiosis (del griego: σύν syn "con"; y βίωσις biosis "vivir") hace referencia
a la relación estrecha y persistente entre organismos de distintas especies. A los
organismos involucrados se les denomina simbiontes.

El botánico alemán Anton de Bary en 1873 (o 1879, según autores) acuñó el término
“simbiosis” para describir la estrecha relación de organismos de diferente tipo.
Concretamente la definió como «la vida en conjunción de dos organismos disimilares,
normalmente en íntima asociación, y por lo general con efectos benéficos para al menos
uno de ellos».1 La definición de simbiosis se encuentra sometida a debate, y el término
ha sido aplicado a un amplio rango de interacciones biológicas. Otras fuentes la definen
de forma más estrecha, como aquellas relaciones persistentes en las cuales ambos
organismos obtienen beneficios, en cuyo caso sería sinónimo de mutualismo.2

La simbiosis suele identificarse con las relaciones simbióticas mutualistas, que son
aquellas en las que todos los simbiontes salen beneficiados. Por analogía, en sociología,
puede referirse a sociedades y colectivos basados en la colectividad y la solidaridad.
Contenido
[ocultar]

• 1 Tipos de simbiosis
• 2 El continuo entre parasitismo, comensalismo y
mutualismo
• 3 Grados de integración en los procesos simbióticos
• 4 Importancia de la simbiosis en la naturaleza
o 4.1 Simbiosis y novedad biológica
o 4.2 Simbiogénesis
• 5 Quimiosíntesis
• 6 Naturaleza simbiótica
• 7 Referencias
• 8 Véase también
• 9 Bibliografía

• 10 Enlaces externos

[editar] Tipos de simbiosis


La simbiosis puede clasificarse atendiendo a la relación espacial entre los organismos
participantes: ectosimbiosis y endosimbiosis. En la ectosimbiosis, el simbionte vive
sobre el cuerpo –en el exterior- del organismo anfitrión, incluido el interior de la
superficie del recorrido digestivo o el conducto de las glándulas exocrinas. En la
endosimbiosis, el simbionte vive o bien en el interior de las células del anfitrión, o bien
en el espacio entre éstas3 .

Otros contrastes extremos en simbiosis son la diferenciación entre simbiosis facultativas


u obligatorias y la de simbiosis permanentes o temporales.4

En cuanto a la transmisión de la simbiosis se puede distinguir entre la transmisión


vertical, que es en la que existe una transferencia directa de la infección desde los
organismos anfitriones a su progenie,5 y la transmisión horizontal, en la que el
simbionte es adquirido del medio ambiente en cada generación.6

Desde una perspectiva de los costes y los beneficios que obtienen cada uno de los
participantes, las relaciones simbióticas en la naturaleza pueden clasificarse entre las de
mutualismo, comensalismo y parasitismo. En el mutualismo ambas especies se
benefician, en el comensalismo la relación es beneficiosa para una de ellas e indiferente
para la otra, y en el parasitismo la relación es positiva para una aunque perjudicial para
la otra.

[editar] El continuo entre parasitismo, comensalismo y


mutualismo
El criterio teórico para asignar las etiquetas de parasitismo, comensalismo o mutualismo
es el efecto neto sobre la aptitud inclusiva del hospedador.7
El parasitismo está profusamente extendido en la naturaleza. En algunos casos puede ser
el primer estadio de un proceso continuo que conduciría al mutualismo.

Muchas especies de artrópodos albergan endosimbiontes de transmisión


hereditaria. Debido a que la persistencia de estos simbiontes hereditarios
depende de modo tan íntimo de la de sus hospedadores, generalmente se
ha supuesto que los microorganismos que son transmitidos de padres a
hijos a lo largo de generaciones de hospedadores, con gran eficacia,
deberían evolucionar con el tiempo hasta volverse beneficiosos para sus
hospedadores. Cada vez está más claro que los simbiontes hereditarios son
muy comunes en los artrópodos. Muchos de dichos simbiontes son
beneficiosos. Pero una parte considerable de los mismos son deletéreos y,
más que ser beneficiosos para sus hospedadores, mantienen relaciones
antagonistas con parte de ellos.

Michael E. N. Majerus, Simbiontes hereditarios causantes de efectos


deletéreos en los artrópodos.8

En este estadio, el parásito debe atenuar la virulencia contra su hospedador y, entre otras
adaptaciones, se desprende de una característica típica de todo organismo, su tendencia
a reproducirse geométricamente auto-regulando esta tendencia;9 paralelamente, el
hospedador deberá reaccionar neutralizando los efectos deletéreos de su parásito. «En
cualquier momento esas asociaciones pueden disolverse, sus miembros pueden cambiar
e incluso destruirse entre sí, o simplemente perder a su simbionte».10

Este primer estadio simbiótico, el más inestable, en el que «el éxito del parasitismo
[también la simbiosis] radica en la acomodación y en la supervivencia, es decir el éxito
del parásito se mide no por los trastornos que causa a su hospedador, sino por su
capacidad para adaptarse y para integrarse al medio interno de este último»,11 se podría
prolongar hasta estadios de integración muy elevados en los que, antes de alcanzar una
relación mutualista ya se podría estar produciendo transferencia de material genético,
señalando Margulis que en las relaciones simbióticas son de poca utilidad conceptos
como «coste» o «beneficio».12

[editar] Grados de integración en los procesos


simbióticos
Ivan Wallis trató de explicar como podrían iniciarse las relaciones simbióticas. En 1927
en su libro Symbionticism and the Origin of Species utilizó el término «prototaxis» para
explicar el inicio de relaciones simbióticas; recurrió a la respuesta innata de células y,
en general, organismos ante la presencia otros organismos para explicar este inicio.
Wallis usó como ejemplos la tendencia del ratón a huir del gato, la tendencia del tiburón
a tragarse al pez, la mosca a poner huevos en los tejidos sanguinolentos de un jabalí. A
estas tendencias positivas o negativas las denominó «prototaxis». «La tendencia
prototáctica de los heterótrofos a absorber los productos de la fotosíntesis, o bien a
ingerir a los propios organismos fotosintetizadores y la resistencia de estos organismos
a ser ingeridos, serían reacciones prototácticas que han propiciado la proliferación de
eucariotas fotosintéticos. Algas, líquenes, lombrices verdes, corales marrones, hidras
verdes, constituyen una pequeña parte del resultado de estas relaciones simbióticas».13
Atendiendo a la prototaxis de Wallis, se podría decir que la tensión producida por las
diferentes reacciones de los organismos ante la presencia de otros organismos, tendencia
a «acercarse» y a «alejarse», explicaría el inicio de las relaciones simbióticas.

Una vez establecida la relación entre simbiontes, esta relación podría alcanzar diferentes
grados de integración:

• El grado de menor integración sería aquel en el que los simbiontes


establecen una relación de «comportamiento», vivirían uno junto al
otro y ambos habrían aprendido a beneficiarse de su mutua
presencia. La fragata portuguesa y los peces pastor o las anémonas y
los peces payasos son ejemplos de esos comportamientos simbióticos
sutiles.
• Otro grado que pueden alcanzar las relaciones simbióticas sería el
«metabólico»: «Frecuentemente el producto metabólico, el exudado o
el residuo de uno de los miembros de la asociación se convierte en
alimento para el otro. Probablemente todos los animales verdes que
han sido estudiados (tales como el gusano plano o platelminto
Convoluta roscoffensis, o la Hydra viridis de los estanques), así como
todos los líquenes, estén integrados a este nivel».14
• Un mayor grado de integración supone aquel en el que por ejemplo
las proteínas de uno de los integrantes de la simbiosis se hacen
imprescindibles para el otro: “En las plantas de alubias y guisantes
encontramos un excelente ejemplo de esta clase de integración. Si
arrancas un trébol, una arveja o una planta de judías, verás en sus
raíces unas pequeñas protuberancias rosáceas. Se trata de nódulos
fijadores de nitrógeno, en cuyo interior medra determinado tipo de
bacteria, los rizobios. Otrora bacterias nadadoras con forma de
bastoncillo, todas ellas han acabado por convertirse en «bacteroides»
hinchados. Estos bacteroides sobredimensionados, llenos de
agujeros, ya no pueden dividirse ni crecer”.15
• El máximo grado de integración y más radical sería aquel en el que
estas uniones desembocan en la transferencia de material genético y
consecuente fusión de los simbiontes en un nuevo individuo. Material
genético de uno de los simbiontes pasa a integrarse en el genoma del
otro, surgiendo un individuo nuevo que integra a sus simbiontes. Este
estadio es conocido como «simbiogénesis». Los casos más
transcendentales de este tipo de simbiosis extrema fueron los
procesos simbiogenéticos que originaron los eucariotas. La capacidad
de respirar oxígeno como consecuencia de la adquisición de las
mitocondrias propició el origen de los animales, y la capacidad
fotosintética adquirida posteriormente con los cloroplastos originó el
reino vegetal. En ambos casos, mitocondrias y cloroplastos tienen su
origen en bacterias de vida libre. Los descendientes de estas
bacterias aún se encuentran entre nosotros.

Los procesos simbióticos, plausiblemente, seguirían estos pasos: en un principio, un


individuo entraría en contacto con otro individuo o grupo de individuos, en principio
esa relación podría ser parasitaria,16 pero con el tiempo ambos individuos podrían llegar
a una relación mutualista, el hospedador encontraría ventajas en las características y
especialidades del hospedado. De no llegar a este punto la selección natural penalizaría
esta relación disminuyendo paulatinamente el número de estos individuos en el conjunto
de la población; por el contrario, una relación fructífera se vería favorecida por la
selección natural y los individuos implicados proliferarían.

La simbiosis desde la óptica evolutiva podría considerarse como un proceso en el que


los simbiontes van estrechando su relación. Dependiendo de las características de la
simbiosis y de los simbiontes que la integran, esta relación podría alcanzar su máximo
grado de integración: la simbiogénesis.

[editar] Importancia de la simbiosis en la naturaleza


La simbiosis, el sistema en el cual miembros de especies diferentes viven en
contacto físico, es un concepto arcano, un término biológico especializado
que nos sorprende. Esto se debe a lo poco conscientes que somos de su
abundancia. No son sólo nuestras pestañas e intestinos los que están
abarrotados de simbiontes animales y bacterianos; si uno mira en su jardín
o en el parque del vecindario los simbiontes quizá no sean obvios pero
están omnipresentes. El trébol y la vicia, dos hierbas comunes, tienen
bolitas en sus raíces. Son bacterias fijadoras de nitrógeno esenciales para su
sano crecimiento en suelos pobres en este elemento. Tomemos después los
árboles, el arce, el roble y el nogal americano; entretejidos en sus raíces hay
del orden de trescientos hongos simbiontes diferentes: las micorrizas que
nosotros podemos observar en forma de setas. O contemplemos un perro,
normalmente incapaz de percatarse de los gusanos simbióticos que viven
en sus intestinos.

Lynn Margulis, Planeta simbiótico.17

Un ejemplo de simbiosis mutua entre un pez payaso que nada entre los
tentáculos de Anémona. Ese pez protege su territorio de otros peces
comedores de la anémona y a cambio los tentáculos de la anémona le
protegen de otros depredadores.18

Ejemplo típico de simbiosis de “comportamiento” es la relación entre la anémona de


mar y el cangrejo ermitaño: el cangrejo «ofrece» desplazamiento a la anémona y ésta le
ofrece protección con sus tentáculos venenosos. Otro ejemplo es el del gobio de Luther,
un pez, y una gamba ciega. La gamba excava una madriguera con sus fuertes patas y
permite que el pez la ocupe también. A cambio, éste actúa como lazarillo, guiando a la
gamba en la búsqueda de alimento. La gamba toca con sus antenas la cola del pez y éste
la mueve cuando detecta algún peligro: en ese caso, los dos se retiran hacia la
madriguera. También es importante la micorriza como asociación simbiótica.

Diferentes grados de integración simbiótica lo representan las termitas y las


comunidades de bacterias alojadas en su aparato digestivo y que les permite digerir la
madera. En diversas especies, el grado de integración genética es también diferente. Los
rumiantes, igualmente, cuentan con comunidades de microorganismos que les permite
digerir la celulosa de las gramíneas. Nosotros, la especie humana, estamos constituidos
por numerosas comunidades de bacterias; el 10% de nuestro peso en seco corresponde a
esos microorganismos que mantienen diferentes relaciones simbióticas con nosotros.19
También, 250 de nuestros genes corresponde a material genético procedente de
bacterias.20

[editar] Simbiosis y novedad biológica

Existe novedad biológica cuando un individuo adquiere nuevas características que a su


vez son heredadas por sus descendientes.

La adaptación mutua de los simbiontes supone una transformación de ambos que altera
sus características y pueden observarse estables pasadas generaciones. Aquellas en las
que pueda probarse que son hereditarias deberán considerarse novedades biológicas.21

También, los procesos simbióticos serían fuente directa de novedad biológica en


aquellos casos en los que se produce transferencia genética; los genes o conjuntos de
genes se transmiten horizontalmente entre simbiontes dotándoles de nuevas
características que serían hereditarias. La simbiogénesis sería la fuente de novedad
biológica más radical mediante esa transferencia horizontal de genes, resultando de ella
un nuevo individuo con los simbiontes formando parte de la nueva individualidad.

Nos es imposible asistir al proceso que siguen las relaciones simbióticas en la


naturaleza, son procesos que podrían abarcar decenas de miles de años. Kwang Jeon, del
Departamento de Zoología de la Universidad de Tennessee (Estados Unidos) pudo,
fortuitamente, reproducir, en parte, uno de estos procesos.

En el transcurso de un experimento con amebas observó cómo en uno de los lotes las
amebas iban enfermando y muriendo. Observadas bajo el microscopio pudo observar
que estaban infectadas por bacterias en forma de bacilo. Una pequeña proporción logró
sobrevivir, eran amebas frágiles, muy sensibles a los cambios ambientales. Durante
cinco años, Jeon, cuidó a estas amebas infectadas logrando que una proporción de ellas
sobreviviera y se reprodujera. Pasados diez años las amebas infectadas vivían y se
reproducían con total normalidad. En este punto, mediante diversos experimentos pudo
observar que las amebas ya no lograban sobrevivir sin sus bacterias. En el proceso, la
comunidad de bacterias en cada ameba, que en un principio se había contabilizado en
unas 100.000, se había auto regulado y descendido a 40.000 y “las amebas de Jeon
morían por la acción de la penicilina, que se adhería a la pared celular de las bacterias
que aquellas tenían en su interior y destruían la población interdependiente que es la
célula. El pacto entre las bacterias y las amebas ha llegado a ser tan íntimo y fuerte que
la muerte de uno de los miembros de la alianza significa la muerte de ambos”.22
Este trabajo de laboratorio podría considerarse demostrativo de que la simbiosis genera
novedad biológica. Otro trabajo de laboratorio, en este caso el de Theodore Dobzhansky
con Drosophila (mosca de la fruta) sometió a dos grupos de Drosophila a ambientes
diferentes. Tras dos años de reproducirse intensamente, estando sometidas a esos
diferentes ambientales, se propició un diferencial en el número de sus simbiontes
bacterianos de un grupo a otro. El resultado mostró que la fertilidad inter-grupos
disminuyó. Los individuos eran plenamente fértiles con individuos de su mismo grupo,
pero la fertilidad disminuyó entre individuos de diferente grupo. Sostiene Margulis, que
tal disminución de la fertilidad expresa el inicio de aislamiento genético y, por ende, un
inicio de especiación.23

El paso de procariotas a eucariotas ha significado uno de los más importantes hitos en la


evolución biológica. La eclosión de los eucariotas, con la nueva complejidad adquirida,
posibilitó su evolución hacia muy diversas y complejas formas que hoy constituyen
cuatro de los cinco reinos en los que se clasifica la vida: protistas, hongos, animales y
plantas son eucariotas (el reino no incluido lo componen las bacterias, origen de las
eucariotas). Este paso no habría sido posible de no haber entrado en relación simbiótica
diferentes bacterias. Margulis describe el origen de las eucariotas mediante sucesivas
relaciones simbióticas entre diferentes bacterias que desembocaron en la más extrema
relación simbiótica: la simbiogénesis.

La fuerza creativa de la simbiogénesis produjo células eucariotas a partir de


bacterias. Por consiguiente, todos los organismos superiores —protoctistas,
hongos, animales y plantas— se originaron simbiogenéticamente. Sin
embargo, la creación de novedad por medio de la simbiosis no acabó con la
evolución de las primeras células nucleadas, sino que la simbiosis sigue
presente por doquier. Son numerosos los ejemplos de evolución por
simbiosis que asombran por su belleza. Margulis, Sagan, Captando
genomas.24

Otro ejemplo de investigación reciente sobre simbiosis indica que la


transición de las algas verdes a las plantas terrestres se hizo a partir de la
unión de genomas (material genético) de un hongo con algún ancestro de
alga verde. Los líquenes son productos de simbiosis muy bien conocidos.
Todos ellos son hongos en simbiosis con cianobacterias u hongos en
simbiosis con algas verdes. Los dos tipos de vida —foto-sintética y
heterótrofa— se entremezclan para formar un nuevo organismo con aspecto
de planta que puede alcanzar gran longevidad: el liquen

Lynn Margulis, Dorion Sagan, Microcosmos.25

La presencia de 250 genes en nuestro ADN, genes en los que se puede identificar su
origen bacteriano, podrían ser los vestigios de recientes procesos simbióticos que
culminaron en transferencia genética y, consecuentemente, significaría novedad
biológica. Igualmente, las múltiples comunidades de microorganismos que nos
constituyen, podrían desembocar en futuros procesos simbiogenéticos, pasando, la
información genética de estos microorganismos a formar parte de nuestro genoma.26
[editar] Simbiogénesis

Desde finales del siglo XIX para la escuela rusa (Konstantin Merezhkousky, Andrey
Faminstyn y Kozo-Polyansky) «la simbiogénesis era considerada como crucial para la
generación de novedad biológica. La bibliografía rusa, interpretada por el historiador de
la ciencia Liya N. Khakhina, no estuvo disponible en inglés hasta el año 1922. Fueron
necesarias dos generaciones de académicos para resumir la gran bibliografía de los
botánicos rusos. Parece hoy como si esta bibliografía fuera ignorada por esta misma
razón. La literatura antigua escrita por botánicos rusos carece de atractivo para el
mercado anglófono».27

Los casos de simbiogénesis más impactantes en la evolución, y más documentados, son


aquellos que describen el origen de las células eucariotas. De no haberse producido ese
hito en la evolución no existiríamos ni los protistas, ni los hongos, ni los animales, ni las
plantas; probablemente la vida hoy se limitaría a un conglomerado de bacterias.

En 1883, el biólogo alemán Andreas Schimper propuso que la capacidad fotosintética


de las células vegetales podía proceder de cianobacterias aún presentes en la naturaleza
y con iguales capacidades. A principios del siglo XX la escuela rusa (fue Konstantin
Merezhkousky quien acuño el término Simbiogénesis) y posteriormente el biólogo
francés Paul Portier y el norteamericano Ivan Wallis propusieron que el origen de las
eucariotas se encontraba en procesos simbióticos. Margulis, rescatando estos trabajos
olvidados y minusvalorados describió este paso mediante una sucesión de estos
procesos simbióticos. Aunque el primer paso (la adquisición de espiroquetas como
responsables de la motilidad de estas células) aún hoy es discutido, logró demostrar que
las mitocondrias (responsables de su capacidad aeróbica y origen del reino animal) y los
cloroplastos (origen de la capacidad fotosintética y del reino vegetal) procedían de
bacterias de vida libre implicadas en procesos simbióticos.

El liquen es otro ejemplo bien establecido de simbiogénesis. Sus características


permiten que se reconozca perfectamente su origen simbiogenético: los respectivos
tamaños de lo que fueron sus simbiontes no son excesivamente discrepantes y
observado al microscopio pueden reconocerse a estos simbiontes que intervinieron en la
fusión.

Los líquenes nos proporcionan un ejemplo característico de simbiogénesis.


Es más, el individuo liquen es algo diferente de sus dos componentes. No es
ni un alga verde o una cianobacteria, ni un hongo. Es un liquen. Los
líquenes, novedades evolutivas surgidas por medio de la adquisición de
genomas de alga o de cianobacteria, tomaron su propio camino y exhiben
características distintas a las de sus antepasados. Aunque estudiados
tradicionalmente dentro de la botánica, los líquenes han sido fundamentales
para los conceptos de simbiosis y simbiogénesis en el pensamiento
evolutivo, a pesar de lo cual su naturaleza simbiótica ha hecho que se los
considerara como fenómenos evolutivos marginales. Tal vez hayan sido
aceptados como un ejemplo del poder de la simbiogénesis para generar
novedad evolutiva, debido únicamente a que ambos asociados son del
mismo tamaño. Tanto las algas como los hongos pueden observarse con
facilidad, simplemente con la ayuda de un microscopio de pocos aumentos,
de modo que no es posible estudiar las unas sin estudiar simultáneamente
los otros. En cambio, en algunos animales verdes (como en el caso de la
especie de lombriz plana Convoluta roscoffensis) los respectivos tamaños de
los componentes difieren enormemente. La lombriz mide centímetros,
mientras que los diminutos organismos fotosintéticos —las algas— son
microscópicos. Tales discrepancias de tamaño hacen que, tanto la simbiosis
como la correspondiente simbiogénesis, resulten menos evidentes.

Lynn Margulis, Dorion Sagan, Captando genomas.28

Lynn Margulis, después de formular en 1967 la teoría de la endosimbiosis seriada en la


que se describe el origen de los eucariotas mediante sucesivos procesos
simbiogenéticos, una vez demostrada la acción de la simbiogénesis en este origen,29
defiende que esos procesos son generalizados en la naturaleza, siendo la impulsora de la
Teoría simbiogenética que destaca el papel de la simbiogénesis en la evolución,
considerando a los procesos simbigenéticos la principal fuente de novedad biológica:
“La simbiosis, la unión de distintos organismos para formar nuevos colectivos, ha
resultado ser la más importante fuerza de cambio sobre la Tierra”.30

Los científicos han descubierto que las bacterias, además de ser las
unidades básicas estructurales de la vida, también se encuentran en todos
los demás seres que existen en la Tierra, para los que son indispensables.
Sin ellas, no tendríamos aire para respirar, nuestro alimento carecería de
nitrógeno y no habría suelos donde cultivar nuestras cosechas. Sin los
microorganismos, los procesos esenciales para la vida se pararían
lentamente y la Tierra sería tan estéril como Venus y Marte. Los
microorganismos no han quedado rezagados en la escala evolutiva; al
contrario, nos rodean por todas partes y forman parte de nosotros. Además,
el nuevo conocimiento de la biología altera la visión que muestra la
evolución como una competición continuada y sanguinaria entre individuos
y especies. La vida no conquistó el planeta mediante combates, sino gracias
a la cooperación. Las formas de vida se multiplicaron y se hicieron más
complejas asociándose a otras, no matándolas.

Lynn Margulis, Una revolución en la evolución.31

No obstante, desde el neodarwinismo, según el cual los errores en la replicación del


ADN son la causa de novedad biológica, estos casos de simbiogénesis se consideran
esporádicos y no significativos.32 Aunque es difícil encontrar publicadas críticas a la
propuesta simbiogenética de Lynn Margulis, ésta es rechazada por numerosos
especialistas en el campo de la evolución que al día de hoy consideran satisfactorio el
paradigma neodarwiniano.

[editar] Quimiosíntesis
Muchos organismos presentan asociaciones simbióticas con bacterias que realizan
quimiosíntesis, siendo los primeros en descubrirse en los años 1980's los gusanos
tubícolas gigantes de las fuentes hidrotermales del océano profundo.
[editar] Naturaleza simbiótica
Todo ser vivo debe ser contemplado como un microcosmos, un pequeño
universo formado por una multitud de organismos inconcebiblemente
diminutos, con capacidad para propagarse ellos mismos, tan numerosos
como las estrellas en el cielo».33

Actualmente se acepta que las relaciones entre organismos se corresponde con un juego
de suma cero en el que uno gana a costa de lo que pierde el otro. La metáfora de las
cuñas descrita por Darwin, para describir esta relación entre organismos, ejemplifica ese
modelo: la naturaleza es representada por una superficie limitada completamente
ocupada por cuñas insertadas en ella. Al golpear sobre una de las cuñas y lograr que ésta
se inserte más, otra cuña sale desplazada hacia el exterior. La simbiosis contradice estos
modelos. No se asimila a un juego de suma cero en el que uno gana y otro pierde, en el
caso de la simbiosis ambos ganan;34 y tampoco estas relaciones tienen necesariamente
que prosperar a costa de otros individuos (en el caso de las eucariotas con la adquisición
de la mitocondrias capaces de metabolizar el oxigeno no prosperaron a costa del resto
de las bacterias, por ejemplo, a costa de las bacterias metabilizadoras de azufre. El
número de bacterias siguió prosperando a pesar o favorecidas por la gran expansión de
las eucariotas), las relaciones simbióticas son relaciones sinérgicas en las que los
individuos que aprenden a convivir mutuamente se benefician de un efecto
multiplicador.35

Los seres vivos desafían a una definición precisa. Luchan, se alimentan,


danzan, se aparean y mueren. En la base de la creatividad de todas las
formas de vida familiares de gran tamaño, la simbiosis genera novedad.
Reúne diferentes formas de vida, siempre por alguna razón. Con frecuencia,
el hambre une al depredador con la presa, o a la boca con la bacteria
fotosintética o la víctima algal. La simbiogénesis reúne a individuos
diferentes para crear entidades más grandes y complejas. Las formas de
vida simbiogenéticas son incluso más improbables que sus inverosímiles
«progenitores». Los «individuos» permanentemente se fusionan y regulan
su reproducción. Generan nuevas poblaciones que se convierten en
individuos simbióticos multiunitarios nuevos, los cuales se convierten en
«nuevos individuos» en niveles más amplios e inclusivos de integración. La
simbiosis no es un fenómeno marginal o raro. Es natural y común.
Habitamos un mundo simbiótico.

Lynn Margulis, Planeta simbiótico.36

Mutualismo (biología)
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Para otros usos de este término, véase Mutualismo.


Micorriza arbuscular. Esporangio, hifa, micelio, vesícula, arbúsculo.

Mutualismo servicio-recurso Polinizador y flor, abeja Megachile

Mutualismo servicio-servicio Pez payaso y anémona de mar.


El mutualismo es una interacción biológica, entre individuos de diferentes especies, en
donde ambos se benefician y mejoran su aptitud biológica. Las acciones similares que
ocurren entre miembros de la misma especie se llaman cooperación. El mutualismo se
diferencia de otras interacciones en las que una especie se beneficia a costas de otra;
éstos son los casos de explotación, tales como parasitismo, depredación, etc.

La simbiosis puede ser un tipo particular de mutualismo de carácter íntimo, en que una
de las partes (o ambas) es estrictamente dependiente de la otra. Otros tipos de simbiosis
incluyen casos de parasitismo o de comensalismo.

Las relaciones mutualistas juegan un papel fundamental en ecología y en biología


evolutiva. Por ejemplo las micorrizas son esenciales para el 70% de las plantas
terrestres. Otro papel importante de los mutualismos está en el incremento de la
biodiversidad, ejemplificado por las interacciones entre polinizadores y las flores de
plantas angiospermas. La coevolución entre angiospermas e insectos ha acarreado una
gran proliferación de ambos tipos de organismos.1 Infortunadamente el mutualismo no
ha recibido tanta atención como otras interacciones tales como predación y parasitismo;
su importancia es igual o mayor a éstas.2 3

En los procesos de mutualismo es importante determinar el grado de beneficio de


aptitud, lo cual no es fácil, especialmente cuando las interacciones no son sólo entre dos
especies sino que una especie puede recibir beneficios de numerosas otras especies. Tal
es el caso de muchos sistemas de polinización en los que una especie de planta es
polinizada por varios polinizadores diferentes y éstos a su vez visitan o son mutualistas
con una variedad de plantas. Por lo tanto es preferible categorizar a los mutualismos
según el grado de vínculo de la asociación que puede ir desde obligada (de dependencia)
a facultativa (no imprescindible). También la dependencia puede ser mutua o sólo de un
lado (por ejemplo un polinizador especializado en una sola clase de flor mientras ésta
recibe los beneficios de más de un polinizador).4

Un ejemplo de mutualismo obligado son los endosimbiontes bacterianos de los insectos


que tienen una relación muy íntima que data de millones de años. Los insectos no
pueden sobrevivir sin sus simbiontes. Tal es el caso del pulgón (Acyrthosiphon pisum) y
su endosimbionte, la bacteria Buchnera.5

Contenido
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• 1 Tipos de relaciones
o 1.1 Relaciones recurso-recurso
o 1.2 Relaciones servicio-recurso natural
o 1.3 Relaciones de servicio-servicio
• 2 Véase también
• 3 Referencias
• 4 Bibliografía

• 5 Enlaces externos
[editar] Tipos de relaciones
Las relaciones mutualistas pueden ser consideradas como un tipo de trueque o canjeo
biológico4 en el que las especies intercambian recursos (por ejemplo carbohidratos o
compuestos inorgánicos) o servicios tales como dispersión de gametos o de
descendientes o protección contra predadores.

[editar] Relaciones recurso-recurso

Las relaciones recurso-recurso, en que un tipo de recurso es canjeado por otro es


posiblemente el tipo más común de mutualismo; por ejemplo las asociaciones de
micorrizas entre las raíces de una planta y un hongo. La planta proporciona los
carbohidratos al hongo en cambio por agua y minerales, especialmente fosfatos y
también nitratos. Los rizobios fijadores de nitrógeno y las plantas leguminosas
intercambian nitrógeno por carbohidratos.6

[editar] Relaciones servicio-recurso natural

Las relaciones servicio-recurso son también comunes, por ejemplo la polinización en


que los recursos de néctar y o polen son intercambiados por el servicio de dispersión de
las gametas (polen) de la planta. Otro ejemplo es el de las hormigas que protegen a los
pulgones de sus predadores (servicio) a cambio del rocío de miel o mielada (recurso)
que es un subproducto de la savia que los pulgones chupan de la planta.

[editar] Relaciones de servicio-servicio

Las relaciones estrictamente de servicio-servicio son muy escasas por razones aún no
muy claras.4 Un ejemplo es la relación entre la anémona de mar y el pez payaso de la
familia Pomacentridae: la anémona con sus dardos venenosos (nematocistos) protege al
pez contra depredadores y el pez payaso protege a la anémona contra peces de la familia
Chaetodontidae que se alimentan de anémonas. Al igual que en otros mutualismos, éste
tiene otros aspectos que complican la situación de intercambio: los desechos del pez,
amoníaco, alimentan a algas simbióticas que se encuentran en los tentásexode la
anémona.7 8 De lo cual se desprende que además de ser un mutualismo de servicio-
servicio es también en parte uno de servicio-recurso.

Otro ejemplo es el de ciertas hormigas con algunas plantas del género Acacia, tales
como la acacia cuerno de toro. Las hormigas hacen sus nidos dentro de las grandes
espinas ahuecadas de la acacia y a su vez protegen a la acacia contra los herbívoros (a
veces se alimentan de tales herbívoros, entonces también éste es un caso de servicio-
servicio y en parte de servicio-recurso). Otro servicio que las hormigas proporcionan a
la acacia es que podan a la vegetación circundante eliminando así a la competición. La
acacia, además de proporcionar el servicio de refugio, también provee alimento a las
hormigas en forma de glóbulos ricos en glucógeno, conocidos como cuerpos de Belt,
secretados por el ápice de los foliolos.

Principio de exclusión competitiva


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En Ecología de Comunidades el principio de exclusión competitiva,1 a veces también


llamado ley de exclusión competitiva de Gause o simplemente ley de Gause,2 es una
proposición que declara que dos especies en competencia biológica por los mismos
recursos no puede coexistir en forma estable si los demás factores ecológicos
permanecen constantes. Uno de los competidores siempre dominará al otro, llevándolo a
la extinción o a una modificación evolutiva o de comportamiento hacia otro nicho
ecológico. El principio se resume en la frase: "Competidores totales no pueden
coexistir".1

También se puede expresar como: Norma ecológica que afirma que dos especies no
pueden ocupar un mismo nicho ecológico en el mismo hábitat al mismo tiempo.

Contenido
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• 1 Bases experimentales
• 2 Predicción
• 3 Rasgos paradójicos
• 4 Re-definición
• 5 Véase también

• 6 Referencias

[editar] Bases experimentales


El ecólogo ruso Georgii Frantsevich Gause formuló la ley de exclusión competitiva
basada en experimentos de laboratorio con dos especies de paramecio, Paramecium
aurelia y Paramecium caudatum. Después de una fase de neutralidad P. aurelia
sistemáticamente llevaba a la extinción P. caudatum. Las condiciones experimentales
consistían en proporcionar agua fresca diariamente y mantener un flujo constante de
alimentos. Sin embargo Gause podía permitir la supervivencia de P. caudatum si
alteraba algunos de los parámetros ambientales (agua y alimentos). Esto explica porqué
la ley de Gause es válida solamente si los factores ecológicos se mantienen constantes.
Gause también estudió la competencia entre dos especies de levaduras, Saccharomyces
cerevisiae y Schizosaccharomyces kefir. Encontró que S. kefir siempre triunfaba en su
competencia con S. cerevisiae produciendo una concentración más alta de alcohol.3

[editar] Predicción
Se puede predecir la exclusión competitiva por medio de un número de modelos
matemáticos y teóricos, tales como los modelos Lotka-Volterra de competencia. Sin
embargo, por razones no muy claras, la exclusión competitiva rara vez se observa en
sistemas ecológicos naturales; algunas comunidades biológicas parecen violar la ley de
Gause. El ejemplo mejor conocido es la "paradoja del plancton". Todas las especies de
plancton viven de recursos limitados, principalmente energía solar y minerales disueltos
en el agua. De acuerdo al principio de exclusión competitiva, sólo un número limitado
de especies de plancton podrían coexistir en tales circunstancias. Sin embargo grandes
cantidades de especies coexisten en regiones pequeñas del mar abierto. Algunas
comunidades que confirman el principio de exclusión competitiva son los parúlidos de
MacArthur4 y los pinzones de Darwin.5

[editar] Rasgos paradójicos


Se puede explicar parcialmente la paradoja si se aumentan las dimensiones del sistema,
incluyendo heterogeneidad espacial, competencia múltiple de recursos, interacción de
competencia y colonización, etc. Sin embargo suele ser imposible analizar tales
sistemas. Además, según esos análisis, algunos pueden mantener un número ilimitado
de especies. Esto crea una nueva paradoja: La mayoría de los modelos más conocidos
permiten un número ilimitado de especies, sin embargo, en la naturaleza cada
comunidad contiene un número limitado de especies.

[editar] Re-definición
Los estudios recientes que encaran algunas de las suposiciones hechas para los modelos
predictivos de exclusión competitiva demuestran que es necesario reevaluar estas
conjeturas. Por ejemplo, una ligera modificación de la conjetura sobre la relación entre
crecimiento y tamaño corporal lleva a conclusiones diferentes, es decir que en ciertos
ecosistemas una cantidad de especies pueden coexistir mientras que otras son
desplazadas.6 7

Amensalismo
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Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación
acreditada, como revistas especializadas, monografías, prensa diaria o páginas
de Internet fidedignas.
Puedes añadirlas así o avisar al autor principal del artículo en su página de discusión pegando:
{{subst:Aviso referencias|Amensalismo}} ~~~~

El amensalismo es la interacción biológica que se produce cuando un organismo se ve


perjudicado en la relación y el otro no experimenta ninguna alteración, es decir, la
relación le resulta neutra.

En algunos bosques (por ejemplo la selva amazónica), hay árboles de mayor tamaño
que impiden la llegada de luz solar a las hierbas que se encuentran a ras del suelo. Éste
es un ejemplo de amensalismo, y se diferencia de la competencia en donde hay efectos
negativos mutuos.

El amensalismo se simboliza de la siguiente forma: − / 0


Competencia (biología)
De Wikipedia, la enciclopedia libre

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Este artículo trata sobre la competencia en ecología (biología). Para otros


usos de este término, véase Competencia.

Anémonas marinas compitiendo por territorio (competencia por explotación)

La competencia se puede definir como una interacción biológica entre organismos o


especies en la cual la aptitud o adecuación biológica de uno es reducida a consecuencia
de la presencia del otro. Existe una limitación de la cantidad de por lo menos un recurso
usado por ambos organismos o especies; tal recurso puede ser alimento, agua, territorio,
parejas.1

La competencia tanto dentro de una especie como entre especies diferentes es un tópico
importante de ecología, especialmente de ecología de comunidades. La competencia es
uno de varios factores bióticos y abióticos que afectan la estructura de las comunidades
ecológicas. La competencia entre miembros de la misma especie se llama competencia
intraespecífica y la que tiene lugar entre miembros de diferentes especies es
competencia interespecífica. La competencia no siempre es un fenómeno simple y
directo y puede ocurrir en formas indirectas. Según el principio de exclusión
competitiva las especies menos aptas para competir deben adaptarse o, de lo contrario,
se extinguen. De acuerdo a la teoría de la evolución la competencia dentro de una
especie y entre especies juega un papel fundamental en la selección natural.
Competencia entre machos de ciervo rojo durante la época del celo,
ejemplo de competencia intraespecífica (competencia por interferencia).

Contenido
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• 1 Tipos de competencia
o 1.1 Por mecanismo
o 1.2 Por especies
• 2 Estrategias evolutivas
• 3 Véase también
• 4 Referencias

• 5 Enlaces externos

[editar] Tipos de competencia


[editar] Por mecanismo

Los términos siguientes describen los mecanismos biológicos por los cuales tiene lugar
la competencia. Estos mecanismos pueden ser tanto directos como indirectos y se
aplican tanto a la competencia intraespecífica como interespecífica:

• Competencia por interferencia: Ocurre directamente entre individuos


por el acto de agresión, etc. cuando un individuo interfiere con el
forrajeo, supervivencia, reproducción de otros o por prevención
directa del establecimiento de una porción del hábitat.
• Competencia por explotación: Ocurre indirectamente por medio de un
recurso limitado común que actúa como un intermediario. Por
ejemplo, el uso de un recurso por unos causa la escasez para otros o,
también la competencia por espacio.
• Competencia aparente: Ocurre indirectamente entre dos especies
que, por ejemplo, son presas de un depredador común. En tal caso
hay competencia por el espacio libre de depredadores.

[editar] Por especies

• Competencia intraespecífica: La competencia intraespecífica ocurre


cuando los miembros de la misma población necesitan hacer uso del
mismo recurso de un ecosistema. Por ejemplo entre animales de la
misma especie que viven en un mismo territorio en un mismo
momento de tiempo y que compiten por el sitio de nidada.

• Competencia interespecífica: La competencia interespecífica ocurre


entre individuos de diferentes especies que comparten un recurso
común en la misma área. Si el recurso no es suficiente para mantener
ambas poblaciones, el resultado es una reducción en la fertilidad, el
crecimiento y la supervivencia de una o más especies. La
competencia interespecífica puede alterar las poblaciones, las
comunidades y la evolución de las especies involucradas.
Como la competencia intraespecífica, la competencia interespecífica toma dos formas:
explotación e interferencia. Como alternativas a esta clasificación dicotónomica simple
de interacciones competitivas, Thomas Schoener de la Universidad de California en
Davis propuso que seis tipos diferentes de interacciones son suficientes para responder a
la mayoría de los casos de competencia interespecífica: (1) consumo, (2) prevención,
(3) superposición, (4) interacción química, (5) territorial y (6) encuentro. La
competencia por el consumo ocurre cuando los individuos de una especie inhiben a los
individuos de otra mediante el consumo de un recurso compartido. La competencia
preventiva ocurre principalmente entre organismos sésiles, como los percebes, donde la
ocupación por parte de un individuo excluye el establecimiento por parte de otros. La
competencia por superposición ocurre cuando un organismo literalmente crece sobre
otro (con o sin contacto físico), inhibibiendo el acceso a algún recurso esencial. En las
interacciones químicas los inhibidores de crecimiento químico o toxinas liberados por
un individuo inhiben o matan a otras especies. La competencia territorial resulta de la
exclusión conductual de otras especies de un espacio concreto que se define como un
territorio y la competencia de encuentro se produce cuando las agrupaciones no
territoriales entre individuos provocan un efecto negativo en una de las especies
participantes o en ambas.

La competencia no sólo se da entre especies diferentes (competencia interespecífica).


En algunas ocasiones, también se produce competencia entre individuos de una misma
especie. En este caso, se llama competencia intraespecífica. Esta competencia se da
principalmente, para ganar territorios o parejas.Esta competencia se da principalmente,
para ganar territorios o parejas. Es común que los leones maten a las crías de machos
diferentes para convertirse en los machos dominantes. Entre los ciervos, muchos pelean
con sus astas para obtener el derecho a aparearse. Entre las plantas, muchas compiten
por ser las más altas y obtener luz, o por llegar con sus raíces a mayores profundidades
para obtener los nutrientes.

[editar] Estrategias evolutivas


Véanse también: Selección K y Selección r

En términos evolutivos la competencia se relaciona al concepto de selección r/K que se


refiere a la selección natural de rasgos que facilitan el éxito en ciertos ambientes. La
teoría emana de los estudios de biogeografía de islas realizados por los ecólogos Robert
MacArthur y E. O. Wilson.2 3 4

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