MY DARLING CLEMENTINE
Los temas tratados por el western son recurrentes. Honor, progreso, justicia y
muy importante, el significado de ser un hombre. El western is really concerned about
the creation of masculinity [Clark Mitchell, 3, 4]. El héroe del western por excelencia
es el hombre blanco, autoritario, pacífico pero que aplica la justicia y llega a la
violencia cuando es necesario. Este héroe de western representa la cumbre de la
masculinidad, al perfecto jefe de la manada, sobre el que hay que dejar recaer la
responsabilidad de la justicia. De esta manera, los líderes políticos de las últimas
décadas han utilizado la parafernalia del western para crear su propia identidad
personal y acercarse más a los ciudadanos americanos. Presidentes como Dwight
Eisenhower, Lyndon Johnson, Richard Nixon, Ronald Reagan… Reagan incluso
realizó seis westerns en su carrera como actor. Aunque era un número pequeño en
comparación con las cincuenta y cuatro películas que rodó a lo largo de su vida, trató
que se recordara su faceta de Cowboy, posando en su rancho, con su caballo, con
maneras de Western [Coyne, 1, 2].
John Ford presenta estos problemas de forma diversa en sus distintas películas.
Ford era un hombre conservador, muy seguidor de la iglesia católica, que no se
consideraba racista. En sus películas tendía a una cierta afinidad con la sociedad
americana menos privilegiada. Mostraba acercamiento emocional a los grupos étnicos
desaventajados y preocupación por los estatus sociales. Una vez aseguró “Our next-
door neighbors were Black. There was no difference, no racial feeling, no prejudice”
[Coyne, 41]. Sin embargo, aunque en películas como The Informer (1935), The
Grapes of Wrath (1940) o How Green was my Valley (1941), estos valores queden
reflejados, en My Darling Clementine (1946), su primera película después de la
guerra, parece tratarlos de una manera ligeramente diferente.
Una escena que puede parecer contraria a las ideas del director en cuanto a la
raza tiene lugar casi al comienzo de la película. Mientras Earp, played by Henrry
Fonda, trata de conseguir un afeitado en el barbero, comienzan a oírse disparos
procedentes de fuera del local. Earp se levanta de la silla y sale para ver lo que está
pasando. Un indio borracho está disparando su revolver dentro de un pequeño local
sin importarle donde van sus balas. Tras dejarle K.O, Earp lo lleva ante el sheriff y
exclama: “What kind of town is this anyway, selling liquor to Indians?” Tras decir
esto, echa al indio del lugar de una patada, usando la raza como argumento de
reproche en un tono de desprecio. El héroe de la película, aquel del que se supone que
debemos aprender, es racista. Sin embargo, el de Earp es un racismo controlado. Es
parte de su identidad personal, pero nunca se convierte en una motivación para actuar
[Coyne, 39]. Tal vez el hecho de que Ford cree un personaje racista que se reprime en
sus actos sirve, no para dar a entender que el racismo sea algo bueno, si no para
explicar, dentro de una personalidad marcada por la situación del mundo en el que se
desarrolla la película, que las malas ideas deben ser contenidas.
Esta idea reflejaría la moralidad del director, su puritanismo. Como dijimos
anteriormente, Ford era muy religioso y conservador.
Si echamos un vistazo a los personajes de la película, profundizamos en su
personalidad y comportamiento y una vez conocidas, tenemos en cuenta la situación
de cada uno llegados al final la película, seremos capaces de ver fácilmente las
prioridades de John Ford. Y es que esta película no trata de indios y vaqueros. Se trata
de una fábula puritana sobre la civilización americana [Coyne, 42]. De hecho, todos
los personajes son blancos americanos, excepto Chiuaua, cuya ascendencia no está del
todo clara. La atención se centra en la moralidad de los personajes más que en su
procedencia. Podemos ver como tanto Chiuaua como Doc, un doctor que viene del
Este al Oeste porque el aire de este le sienta mejor para su enfermedad, son juzgados
de igual manera, debido a su carácter desagradable, su violencia y su mala conducta.
De hecho, las relaciones sentimentales en la película de desarrollan en un orden de
jerarquías, donde cada uno, pudiendo elegir entre dos pretendientes, se queda con el
moralmente inferior [Coyne, 38]. De esta manera, Clementine, está enamorada de
Doc a pesar de que Earp claramente se siente atraido por ella. Doc pudiendo elegir
entre la chica delicada y perfecta proveniente del Este, Clementine, y la prostituta de
dudosa procedencia, Chiuaua, elige a esta última. Y Chiuaua a su vez engaña a Doc
con un Clampton, los antagonistas de la película. Finalmente, Doc y Chiuaua, así
como los Clampton acaban muertos por encontrarse en una frontier ideal de la que, a
diferencia de Earp y Clementine, no son merecedores. A lo largo de la película, tanto
Doc como Chiuaua cometen varios pecados; Doc es un hombre violento,
atormentado, que no valora su vida. Chiuaua es una prostituta que engaña a Doc con
un hombre con tan pocos escrúpulos que es capaz de matarla. Ambos muestran
hostilidad hacia Clementine, quien simboliza la civilización de la sociedad. Además
de todo esto, cruzan las barreras de las relaciones sexuales interraciales y de clases.
Siendo el un hombre bien del este y ella una prostituta no blanca [Coyne, 38].