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AMERICAN SELF IDENTITY IN THE WESTERN:

MY DARLING CLEMENTINE

El Western fue, sin duda, el género cinematográfico predilecto de Hollywood


durante gran parte de su historia. Entre 1926 y 1978, se produjeron en los estudios
californianos más westerns que películas de cualquier otro género. No estamos
diciendo que el western comenzara en 1926. De hecho, the first narrative film, “The
Great Train Robbery”, made in 1903, was a western [Belton, 206]. Pero el western en
América no es un simple género cinematográfico, si no que va un poco más allá,
describiendo en parte, y creando por otro lado la self identity del país.
El nacimiento del western está relacionado con la desaparición de la frontier
[Belton, 207]. La frontier era aquella parte del continente americano que permanecía
“salvaje”, más allá de la línea de asentamientos colonos [Wikipedia, Frontier]. Esta
frontier jugó un gran papel en la historia de América. El desarrollo de la economía y
la organización política de la ciudad llevados a una tierra subdesarrollada, el
vencimiento del salvajismo, la expansión de la población en tierras desconocidas…
[Belton 207] sirvió para forjar el nacional identity americano; entendiendo nacional
identity como las características históricas y culturales, la filosofía política, los mitos
y las tradiciones comunes de la ciudadanía americana [Coyne, 2].
Sobre estos cimientos conflictivos, salvajes y difíciles ubicados en una época
de transición y asentamiento, es sobre los que se desarrolla el western y de los que se
sirve para transmitir su mensaje [Belton, 216] a través de distintas historias
protagonizadas prácticamente por los mismos personajes una y otra vez: el sheriff, la
chica del saloon, el forastero…

Los temas tratados por el western son recurrentes. Honor, progreso, justicia y
muy importante, el significado de ser un hombre. El western is really concerned about
the creation of masculinity [Clark Mitchell, 3, 4]. El héroe del western por excelencia
es el hombre blanco, autoritario, pacífico pero que aplica la justicia y llega a la
violencia cuando es necesario. Este héroe de western representa la cumbre de la
masculinidad, al perfecto jefe de la manada, sobre el que hay que dejar recaer la
responsabilidad de la justicia. De esta manera, los líderes políticos de las últimas
décadas han utilizado la parafernalia del western para crear su propia identidad
personal y acercarse más a los ciudadanos americanos. Presidentes como Dwight
Eisenhower, Lyndon Johnson, Richard Nixon, Ronald Reagan… Reagan incluso
realizó seis westerns en su carrera como actor. Aunque era un número pequeño en
comparación con las cincuenta y cuatro películas que rodó a lo largo de su vida, trató
que se recordara su faceta de Cowboy, posando en su rancho, con su caballo, con
maneras de Western [Coyne, 1, 2].

Antes de sumarse a la segunda guerra mundial, América se encontraba muy


apartada del torbellino nazi que se estaba desarrollando en Europa. Los westerns de
aquella época se basaban en blancos venciendo a indios, la celebración de la
democracia americana, la historia del país, strands of white supremacy… [Coyne, 16].
Cuando la guerra terminó, la mente de la gente americana había cambiado. La idea de
que el mundo no era un lugar tan tranquilo y que la existencia de tal crueldad era
posible derrumbó en parte el optimismo de los ciudadanos. El western podría haber
quedado en el recuerdo como un género perteneciente a una época pasada, mejor y
más pacífica. Sin embargo no fue así, si no que se convirtió en el medio por el que se
expresaban los problemas y miedos de la sociedad americana de la posguerra [Coyne,
33].
La posesión de la A-bomb por parte de América (y solo América) suponía una
gran responsabilidad para el país [Coyne, 31]. Y el hecho de haber llegado a tal
atrocidad para acabar con la guerra puede hacer a más de uno cuestionarse si tal uso
de la violencia es necesario o incluso moral. Esta cuestión es presentada en los
westerns ya desde antes de la guerra, en títulos como “Destry Rides Again” de George
Marshall. A través del desarrollo del personaje principal, el western inculca la idea de
que el uso de la fuerza es algo que hay que evitar, pero que en algunas ocasiones es
indispensable [Coyne, 33]. Y una vez que la fuerza se utiliza, se utiliza como es
debido. De esta manera, vemos como James Stewart’s Destry, el sheriff sin pistola
que confía en la ley, la opinión pública y la justicia sin armas, se ve envuelto en
diferentes situaciones difíciles a lo largo de la historia en las que rehúsa a utilizar la
violencia, hasta que finalmente, el problema es tan grave que decide valerse de sus
pistolas y su gran habilidad con ellas para acabar con los malos [IMDB].

El fin de la guerra trajo también otros quebraderos de cabeza al hombre blanco


americano. Con el tiempo la sociedad negra de América había logrado alcanzar cierto
estatus social. Black G.I.s habían luchado contra el totalitarismo racial, y con la vuelta
de la guerra no estaban dispuestos a volver a ser dominados y pasar a un segundo
plano. Asimismo, durante los años bélicos, la situación de la mujer había cambiado.
Previamente a la guerra, la mujer jugaba un papel diferente al hombre en la sociedad.
Generalmente vivían como amas de casa y no solían tener trabajo. Pero con la llegada
de la guerra, tuvieron que ocupar los puestos de trabajo de los hombres que
marcharon al campo de batalla. Después de haber salido de las cuatro paredes de sus
casas, no estaban dispuestas a volver a su antigua posición, perdiendo la libertad y
independencia que habían conseguido durante los últimos años [Coyne, 31, 32].
Estos movimientos sociales alcanzaron Hollywood y se vieron reflejados en
los diversos géneros del cine americano, así como en la manera en que los elementos
implicados eran depicted. El western se convirtió en un agente propagador de la
supremacía del hombre blanco a través de la subyugación de los indios y la
marginación de la mujer [Coyne, 34].

John Ford presenta estos problemas de forma diversa en sus distintas películas.
Ford era un hombre conservador, muy seguidor de la iglesia católica, que no se
consideraba racista. En sus películas tendía a una cierta afinidad con la sociedad
americana menos privilegiada. Mostraba acercamiento emocional a los grupos étnicos
desaventajados y preocupación por los estatus sociales. Una vez aseguró “Our next-
door neighbors were Black. There was no difference, no racial feeling, no prejudice”
[Coyne, 41]. Sin embargo, aunque en películas como The Informer (1935), The
Grapes of Wrath (1940) o How Green was my Valley (1941), estos valores queden
reflejados, en My Darling Clementine (1946), su primera película después de la
guerra, parece tratarlos de una manera ligeramente diferente.

Ford, la raza, el género y el estatus social en My Darling Clementine

Una escena que puede parecer contraria a las ideas del director en cuanto a la
raza tiene lugar casi al comienzo de la película. Mientras Earp, played by Henrry
Fonda, trata de conseguir un afeitado en el barbero, comienzan a oírse disparos
procedentes de fuera del local. Earp se levanta de la silla y sale para ver lo que está
pasando. Un indio borracho está disparando su revolver dentro de un pequeño local
sin importarle donde van sus balas. Tras dejarle K.O, Earp lo lleva ante el sheriff y
exclama: “What kind of town is this anyway, selling liquor to Indians?” Tras decir
esto, echa al indio del lugar de una patada, usando la raza como argumento de
reproche en un tono de desprecio. El héroe de la película, aquel del que se supone que
debemos aprender, es racista. Sin embargo, el de Earp es un racismo controlado. Es
parte de su identidad personal, pero nunca se convierte en una motivación para actuar
[Coyne, 39]. Tal vez el hecho de que Ford cree un personaje racista que se reprime en
sus actos sirve, no para dar a entender que el racismo sea algo bueno, si no para
explicar, dentro de una personalidad marcada por la situación del mundo en el que se
desarrolla la película, que las malas ideas deben ser contenidas.
Esta idea reflejaría la moralidad del director, su puritanismo. Como dijimos
anteriormente, Ford era muy religioso y conservador.
Si echamos un vistazo a los personajes de la película, profundizamos en su
personalidad y comportamiento y una vez conocidas, tenemos en cuenta la situación
de cada uno llegados al final la película, seremos capaces de ver fácilmente las
prioridades de John Ford. Y es que esta película no trata de indios y vaqueros. Se trata
de una fábula puritana sobre la civilización americana [Coyne, 42]. De hecho, todos
los personajes son blancos americanos, excepto Chiuaua, cuya ascendencia no está del
todo clara. La atención se centra en la moralidad de los personajes más que en su
procedencia. Podemos ver como tanto Chiuaua como Doc, un doctor que viene del
Este al Oeste porque el aire de este le sienta mejor para su enfermedad, son juzgados
de igual manera, debido a su carácter desagradable, su violencia y su mala conducta.
De hecho, las relaciones sentimentales en la película de desarrollan en un orden de
jerarquías, donde cada uno, pudiendo elegir entre dos pretendientes, se queda con el
moralmente inferior [Coyne, 38]. De esta manera, Clementine, está enamorada de
Doc a pesar de que Earp claramente se siente atraido por ella. Doc pudiendo elegir
entre la chica delicada y perfecta proveniente del Este, Clementine, y la prostituta de
dudosa procedencia, Chiuaua, elige a esta última. Y Chiuaua a su vez engaña a Doc
con un Clampton, los antagonistas de la película. Finalmente, Doc y Chiuaua, así
como los Clampton acaban muertos por encontrarse en una frontier ideal de la que, a
diferencia de Earp y Clementine, no son merecedores. A lo largo de la película, tanto
Doc como Chiuaua cometen varios pecados; Doc es un hombre violento,
atormentado, que no valora su vida. Chiuaua es una prostituta que engaña a Doc con
un hombre con tan pocos escrúpulos que es capaz de matarla. Ambos muestran
hostilidad hacia Clementine, quien simboliza la civilización de la sociedad. Además
de todo esto, cruzan las barreras de las relaciones sexuales interraciales y de clases.
Siendo el un hombre bien del este y ella una prostituta no blanca [Coyne, 38].

La civilización en el western: Clementine.

Siendo el western un llamamiento a la supremacía del hombre blanco en la


civilización americana, el estatus de la mujer permanece secundario en el género,
aunque es ella quien aporta el toque de civilización. De alguna manera representa el
Este, aportando los valores de familia, comunidad y educación. En muchas ocasiones,
la mujer adquiere atributos del Oeste en su contacto con la frontier. Pero, aun así,
continúa representando la civilización en algún aspecto. Incluso en ese proceso de
Westerización propia, Easteriza también esa frontier. En el caso de My Darling
Clementine, la mujer que simboliza la civilización proviene de hecho del Este, Boston
[Belton, 214]. Cuando Clementine llega a Tombstone somos conscientes de que ha
llegado algo delicado, importante, de una clase superior, más civilizada. Su ropa, su
sombrero con flores, su acento, la forma en que todo el mundo la trata lo desvelan.
Más adelante, además descubriremos que Clementine tiene una habilidad. Es
enfermera.
Sin embargo, la llegada de Clementine a Tombstone es tan solo el primer
acercamiento entre el Este y el Oeste. La escena que verdaderamente simboliza la
unión entre ambos lugares es la escena del baile, frente a la iglesia. Los dos elementos
encargados de reflejar los perfectos Este y Oeste, Clementine y Earp, se unen en un
baile que acompasa el sentimiento de responsabilidad, frialdad, trabajo y ley de uno
con la sensibilidad, elegancia, y civilización del otro [Coyne, 34]. Es a partir de aquí,
cuando Tombston comienza a convertirse en una town esterizada y Clementine en una
mujer oesterizada. Gradualmente, ella va cambiando sus ropas del Este por las del
Oeste, hasta que finalmente acaba siendo la Tombstone’s first schoolarmarm,
enseñando en el Oeste las maneras del Este [Belton, 214].
El deseo de las towns del oeste de ser civilizadas se ve reflejado también
cuando los habitantes de Tombstone esperan impacientes en el teatro para ver actuar a
Thorndyke, quien se encuentra sufriendo abusos por parte de los Clampton. La gente
quiere ver teatro, algo propio de una sociedad civilizada, pero al no aparecer el actor
comienzan a comportarse de una manera incivilizada. Finalmente, cuando Earp y Doc
acuden al rescate de Thorndyke, vemos como el doctor del Este se siente
perfectamente cómodo con el recital e incluso acaba completando las palabras del
actor, mientras que Earp, aunque interesado en todo ello, se muestra menos comodo.

Problemas raciales, de genero, moralidad, desarrollo, familia, violencia,


justicia, expansión, clases… todos ellos tienen cabida en el Western. El cual trata de
enseñar como afrontarlos a la vez que intenta crear una self identity y una historia al
pueblo americano. Una self identity que tiene sus cimientos en un landscape árido,
desierto, difícil. El oeste, tal y como es depicted en los westerns no era
necesariamente el verdadero, no debemos pensar que estas películas están basadas en
hechos reales, se trata de un lugar imaginario que se reinventa una y otra vez a lo
largo de los años y en el que desarrollar el mito de américa [Clark Mitchell, 4-6] . Un
punto de partida para explicar todos los asuntos anteriores, donde Hollywood, y con
ello América, pudo reflejar sus miedos e inquietudes, renovarse y sentirse libre
durante un largo periodo de tiempo. A través de un sinfín de películas que
proporcionaron algo más que entretenimiento a varias generaciones, no solo de
América, si no del mundo entero.

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