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ACCIONES REVOCATORIAS CONCURSALES

Índice

2. Acciones revocatorias en materia …………………………………………………………….. 4


Concursal.
2.1 Procedencia y Derecho Comparado ……………………………………………………………. 4

2.2 En cuanto al ámbito de aplicación …………………………………………………………… 7


2.3 Justificación de las acciones revocatorias …………………………………………………………… 8

3 .Acción pauliana civil revocatoria ordinaria …………………………………………………………… 9

3.1 Naturaleza Jurídica de la acción pauliana ordinaria …………………………………………… 10


3.2 Reseña histórica de la acción pauliana…………………………………………………………………… 12

3.3 Requisitos de la acción pauliana ordinaria …………………………………………………………. 13

3.4Requisitos de la acción pauliana ………………………………………………………………………. 20

3.5 La acción pauliana concursal ……………………………………………………………………. 20


3.6¿Qué pasa con la identidad juridica entre la accion pauliana ………………………………… 21

4 - Acciones revocatorias concúrsales …………………………………………………………………….. 24

4.1 Naturaleza Jurídica de las acciones revocatorias concúrsales ……………………………. 24

5 . Sujeto activo y pasivo de las acciones revocatorias ………………………………………….. 25


6. Tramitación de las acciones revocatorias concúrsales ……………………………………….. 31

7. Tribunal competente. ………………………………………………………………………………………… 32

9.1 Acciones revocatorias destinadas a revocar actos a título gratuito y asimilados ……. 33

9.2 Acciones revocatorias destinadas a revocar actos a título oneroso y asimilados ….. 39

10. Extinción de las acciones revocatorias concúrsales …………………………………………… 47


10.1 Extinción de las acciones revocatorias concúrsales por renuncia ………………………. 47
10.2 Extinción de las acciones revocatorias por vía consecuencial ………………………….. 49
11. Prescripción de las acciones revocatorias concúrsales …………………………………….. 49
2

12. Efectos de las acciones revocatorias concúrsales ……………………………………………… 51


13- Otras acciones procedentes en materia de quiebras …………………………………………. 52
14 . Bibliografía …………………………………………………………………………………………………….. 58

2. Acciones revocatorias en materia concursal

2.1 Procedencia y Derecho Comparado

Es frecuente que para evitar una declaratoria de quiebra un deudor celebre actos
ruinosos que perjudican su patrimonio, o bien, que siendo esta declaración inminente
decida favorecer a alguno de sus acreedores en perjuicio de los demás.

Para corregir estas anomalías se crearon los efectos retroactivos de la quiebra, que se
traducen en las llamadas acciones revocatorias concursales, que procuran declarar
inoponibles actos y contratos celebrados por el deudor en el período que va desde la
fecha de la cesación de pagos hasta la declaratoria de quiebra.

El legislador establece mecanismos para dejar sin efectos esos actos o contratos, como
lo son la acción pauliana del artículo 2468 del Código Civil y las acciones revocatorias
concursales.
La ley de quiebras da a conocer estas acciones y califica de inoponibles a la masa los
actos o contratos ejecutados o celebrados en periodo sospechoso. La antigua ley Nº
18.175 de 1982, declaraba que estos actos eran “nulos relativamente a la masa”. En
cambio la nueva ley que modificó las normas sobre quiebra, reconoce expresamente
que la verdadera naturaleza de las acciones revocatorias concursales es la de acciones
de inponibilidad.
Rodríguez Olivera, declara que la quiebra se presenta como un proceso y un estado.
Es un proceso de ejecución colectiva del patrimonio del deudor. También, es un
3

estado que engloba al conjunto de situaciones jurídicas a las que queda sometido el
comerciante fallido a partir de la declaratoria de quiebra. El estatuto del fallido
comprende, en grandes rasgos, afectaciones a la capacidad, desapoderamiento de
bienes, clausura del comercio, incidencia sobre las obligaciones pendientes de
cumplimiento, además de trascender sobre actos ya perfeccionado. 1

En la incidencia del estado de quiebra sobre actos anteriores a la declaración de la


misma, se presenta en su cabalidad la denominada acción revocatoria concursal.
El profesor Puga Vial señala por su parte que los juicios revocatorios no son
incidentes propiamente tales, no se tramitan como tales, sino que su tratamiento es a
través del juicio ordinario. Además se trata del ejercicio de una acción y no se
entiende el ejercicio de una acción sin una sentencia definitiva y no una interlocutoria
que los resuelva. En consecuencia y como lo señalan los artículos 80 y 81 de la Ley de
Quiebras, se tratan de acciones y no de incidentes. La mayoría de las legislaciones
parten de una enumeración de los actos revocables que tienen una serie de
características comunes, entre las que figuran la gratuidad, o actos y contratos en los
cuales se altera la igualdad entre los acreedores.
También, hay ciertos principios a seguir previo la posibilidad de revocar el acto, en
especial lo que hace al perjuicio de los acreedores. Es decir, podrá revocarse el acto en
la medida que perjudique a los acreedores, lo que normalmente se comprueba a través
de la insuficiencia del activo del deudor.
En cuanto a la legitimación para incoar estas acciones varía en las distintas
legislaciones.
En Alemania se prevé la legitimación activa del administrador de la quiebra. 2

En Argentina hay una serie de previsiones especiales que han generado importante
debate doctrinario. La legitimación corresponde al síndico, que requiere autorización
de determinado número de acreedores quirografarios, a su vez estos, en determinadas
condiciones estarán legitimados para accionar.

1
OLIVERA GARCÍA, Ricardo. “Anteproyecto de Ley de Concursos”, 1ª ed. Montevideo: Editorial Universidad de
Montevideo. p.98.
.
2
OLIVERA GARCÍA, Ricardo. “Anteproyecto de Ley de Concursos”, 1ª ed. Montevideo: Editorial Universidad de
Montevideo, 1999. pág 69.
4

Las principales variaciones están dadas por la legitimación de los acreedores,


oscilando entre regímenes que admiten la participación de los mismos, otros la
aceptan, pero sujeta a condiciones y por último aquellos sistemas en que recae
exclusivamente en el síndico.3

Las afirmaciones anteriores se condicen con el enfoque realizado por los principales
manuales del derecho uruguayo, así Rodríguez olivera plantea:
“La declaración de quiebra no sólo produce efectos hacia el futuro sino también se
retrotrae hacia el pasado. Ello es así porque la actividad del comerciante fallido,
anterior a la declaración de quiebra, puede estar afectado por el proceso económico
que condujo a la cesación de pagos, presupuesto de la quiebra”.
El desastre económico del comerciante no se produce en un día; supone todo un
proceso desarrollado a lo largo de un período de tiempo más o menos prolongado.
Puede suceder que el fallido, durante ese proceso, haya realizado actos o contratos en
perjuicio de sus acreedores.4

Volviendo a las acciones revocatorias, sea la pauliana consagrada en el articulo 2468


de nuestro Código civil o las concursales, tienen un carácter accesorio al juicio de
quiebra principal, esto a raíz de la declaratoria de quiebra.
En efecto, sólo se pueden intentar una vez iniciado el proceso mediante la dictación de
la sentencia definitiva que declara la quiebra, y deben necesariamente concluir con la
clausura de la ejecución, pues en su búsqueda todas ellas pretenden atraer bienes
ilegítimamente desmembrados del patrimonio del deudor, tienden a engrosar el bien
embargado.
¿Cómo se explica esta accesoriedad?
Se podría señalar que su significado responde una finalidad puramente procesal, que
es, como se ha mencionado con anterioridad, declarar la inoponibilidad de
determinados actos del fallido en lo que al proceso de quiebra se refiere, de forma de
ejecutar el patrimonio que supuestamente hubiese tenido el deudor desde el momento

3
OLIVERA GARCÍA, Ricardo. “Anteproyecto de Ley de Concursos”, 1ª ed. Montevideo: Editorial Universidad de
Montevideo, 1999. pág. 70.
4
OLIVERA GARCÍA, Ricardo. “Anteproyecto de Ley de Concursos”, 1ª ed. Montevideo: Editorial Universidad de
Montevideo, 1999. pág 69.
5

de la insolvencia. En cuanto a la accesoriedad se ha discutido bastante si estas


acciones revocatorias configuran los llamados incidentes.
Junto con lo ya expresado en el derecho comparado y con el análisis de nuestra propia
legislación, podemos concluir que lo que se busca es que la quiebra se ejecute sobre el
patrimonio ideal del deudor al inicio de la crisis, con algunos ajustes, se dice ideal
porque los bienes que salieron del patrimonio del deudor antes de la quiebra no

Vuelven a él por efecto de la revocación, siguen en poder y dominio del tercero,


aunque ingresan a la masa de bienes concursados, esto porque el efecto de la
revocación es la inoponibilidad y no la nulidad, el acto entre las partes sigue siendo
ley.

Por lo tanto se encuentra presente la accesoriedad de estas acciones, en circunstancia


de que alzada que sea la quiebra, cesan los procesos revocatorios. De este modo los
juicios revocatorios no son incidentes del juicio de quiebra, porque no son accesorios
procesalmente a él, sino que son juicios dependientes de aquél, ya que se trata de
juicios que solo pueden nacer, tramitarse, resolverse y hasta ejecutarse solo en tanto
exista un juicio de quiebras respecto del cual se pretende la declaración de
inoponibilidad de actos previos a la apertura del concurso, a fin de engrosar la masa
concursal de bienes. Podríamos considerar entonces que las acciones revocatorias,
incluida la del Código civil tienen como finalidad hacer más eficiente el concurso en
tanto en la ejecución civil como la par condictio ante la insolvencia del deudor.
En síntesis y para finalizar esta primera parte, hay que tener presente que no todas las
acciones revocatorias persiguen restituir bienes a la masa, ya que existen algunas que
tiene por finalidad la inoponibilidad de las hipotecas, pero si se debe confirmar que la
afectación especial del bien al pago de sólo alguno o algunos acreedores significa una
verdadera sustracción de dicho bien en desventaja de los acreedores valistas. La
eliminación de la garantía reciproca significa, también, una reincorporación del bien a
la ley de la par condictio.

2.2 En cuanto al ámbito de aplicación


6

La nueva normativa distingue entre efectos retroactivos de la quiebra de todo deudor


y efectos retroactivos de la declaración de quiebra del deudor que ejerciere una
actividad comercial, industrial, minera o agrícola.
En la legislación colombiana la acción revocatoria es una acción especial cuyo fin
consiste en declarar la nulidad o ineficacia de ciertos actos del fallido y su
inoponibilidad frente a la masa de la quiebra. En dicha legislación se califica a los
actos revocables como nulos e ineficaces en relación a la masa o como anulables. En

Todos los casos, se caracterizan porque los actos en sí mismos y cuando fueron
celebrados, eran válidos y que de no mediar la quiebra no serían atacables. En ellos
hay una causa ilícita presumida - perjudicar a los acreedores - y ella se pone de
manifiesto con la quiebra.

2.3 Justificación de las acciones revocatorias


En relación a este tema se han formulado sin duda numerosas teorías, basadas la
mayoría de ellas en el respeto al principio de la par condictio.
Parte de la doctrina estima que el deudor tiene un dominio limitadamente protegido
sobre su patrimonio. Otras opiniones estiman que el fundamento debe encontrarse en
la represión del fraude en las enajenaciones en perjuicio de los acreedores, siempre se
está hablando de la custodia de la par condictio, del respeto a la justicia distributiva
que debe reinar en la repartición del haber del deudor insolvente. 5 En mi opinión la
revocación encontraría su sustento en un derecho real común de los acreedores sobre
el patrimonio del deudor.
Manuel Vargas Vargas, suponiendo ya la identidad jurídica entre la acción pauliana
civil y las acciones revocatorias concursales, ha esbozado una postura aparentemente
ajustada a nuestro derecho positivo. Este autor cree encontrar el fundamento de la
revocación en un factor de tipo moral y en la doctrina del enriquecimiento sin causa.
El principio de la buena fe en el cumplimiento de los contratos, la que encontramos
incluida como principio general en todas las leyes, obliga al deudor a no abusar de sus
derechos de disponer libremente de los bienes de su patrimonio. El deudor abusa de

5
Puga Vial, Juan Esteban, Derecho Concursal, El Juicio de Quiebras, 3ª ed, Editorial Jurídica de Chile,
2004
7

este derecho cuando lo ejerce fraudulentamente, contrariando su fin económico y


social, con la intención de perjudicar a los acreedores. En conclusión el deber de todo
deudor está en no debilitar la garantía general de sus acreedores, cumpliendo
fielmente sus compromisos, constituyendo éstos el verdadero fundamento de las
acciones revocatorias según nuestra legislación.
La pregunta que debemos hacernos ahora es si ese elemento moral que según Vargas
Vargas tiene la revocación se confunde con un factor psicológico. Esto si podría
considerarse cuando el fraude pauliano se basaba sólo en la culpabilidad, como un
elemento netamente subjetivo, pero en la actualidad se entiende como una conducta
objetiva contraria al principio de la par condictio, y como consecuencia de ello la
inoponibilidad y no la nulidad son las sanciones que llevan adscritas los actos
revocables, por ilicitud de la causa o el objeto. En la tradición romana el ”fraude
pauliano” era la intención positiva de perjudicar, por intermedio del acto revocable, a
los acreedores.
En las acciones revocatorias concursales, sea que ataquen actos a titulo gratuito u
oneroso, la exigencia subjetiva ha sido prácticamente eliminada.
El articulo 41 de la Ley de Quiebras nos expresa que la revocación de los actos a titulo
oneroso celebrados por el deudor no reclaman conocimiento del mal estado de los
negocios, pues solo importa el conocimiento del tercero co-contratante del estado de
cesación de pagos del deudor, sin que ello deba confundirse con un animo
defraudatorio, por lo que se pide al tercero no un conocimiento condicionalmente
moral, sino al conocimiento que debe tener de que dicho acto celebrado bajo
insolvencia puede arrastrar una infracción a la par condictio. Por su parte, los actos a
titulo gratuito, los pagos anticipados, las daciones en pago y las garantías constituidas
para asegurar obligaciones preexistentes, son revocables con sólo la celebración
durante el periodo sospechoso, sin que considere para nada la situación psicológica de
los concurrentes.

3 .Accion pauliana civil revocatoria ordinaria

Antes de analizar las acciones revocatorias concursales conviene tener presente los
aspectos generales de la acción pauliana civil.
8

El artículo 75 de la Ley de Quiebra señala que “con respecto a los demás actos o
contratos ejecutados o celebrados por el deudor en cualquier tiempo, con anterioridad
a la fecha de la declaración de quiebra, se observará lo prevenido en el artículo 2468
del Código Civil”.
La acción revocatoria ordinaria tiene un alcance subsidiario en el juicio de quiebra; es
la acción que el acreedor o el síndico habrán de intentar a falta de otra mejor y más
específica. Es hacer volver al patrimonio del deudor bienes que no se encuentran en
su poder y de los cuales se ha desprendido mediante los actos ejecutados en fraude a
sus acreedores.
La subsidiaridad acción deriva de la triple circunstancia:
1- se intentará contra cualquier acto celebrado en el período sospechoso, siempre
que no exista una revocatoria especial, las que son más expeditas y eficaces que
la ordinaria, considerando que no exigen ni la concurrencia ni menos aún la
prueba de fraude alguno.
2- , se deberá proceder mediante ella toda vez que ese acto haya sido celebrado
fuera de su período sospechoso especial, un cuando exista una revocatoria
especial para tal tipo de acto pues ésta procede contra cualquier tipo de acto
celebrado en cualquier tiempo.
3- Por ultimo la acción pauliana es la única acción con que cuenta el acreedor del
deudor no comprendido en el artículo 41 de la ley de quiebras para revocar los
actos a título oneroso previos a la quiebra y perjudiciales a la masa.

3.1 Naturaleza Jurídica de la acción pauliana ordinaria

Encontrándose sus orígenes al derecho romano, era catalogada como una "Acción
Real", no obstante los romanistas terminaron por inclinarse a considerarla por una
"acción creditoria". Creditoria, por el hecho de que si fuera real el acreedor tendría
que tener un derecho específico sobre un bien, que sería el que lo legitima para
accionar. El acreedor acciona en virtud de la relación obligatoria que ha dado lugar a
la constitución del crédito.
9

En un principio la acción pauliana fue vista como una "Acción de Nulidad" (Código
Civil articulo 2468 relacionado con articulo 1682), Josserand sostiene "La acción
pauliana es una acción de Nulidad" de modelo reducido y a basa de indemnización
minimizada. Pero la doctrina dominante señala muchas diferencias entre la
revocacion y la nulidad, entre ellas que las acciones de nulidad tienden a dejar sin
efecto actos viciados, mientras que las revocatorias tienen por fin dejar sin efecto
actos perjudiciales a los acreedores, aunque sean válidos.6 Se acepta que la acción
pauliana es una verdadera acción de nulidad “siu generis”, ya que la ley da a entender
que es una acción de nulidad, diciendo en el artículo 2468 número 1º de nuestro
Código civil “para que se rescindan” y en el número 2º “serán rescindibles”. Este
artículo debe relacionarse con el artículo 1682 del mismo código civil que hace
sinónimos los términos rescisión y nulidad relativa. Sin embargo, tiene carácter sui
generis, por que no corresponde a uno de los contratantes, como es lo normal, sino
que a un tercero, es decir, a los acreedores.
Se considera una sanción a la infracción de una prohibición, toda vez que la ley
prohíbe al deudor, que se desprenda de bienes de su patrimonio para perjudicar a sus
acreedores y la nulidad constituye la sanción a las leyes prohibitivas.
Algunos autores creen que se trata de una acción indemnizatoria. Esto porque el
fraude pauliano, como acto ilícito que es, da lugar a la obligación de indemnizar los
perjuicios de los que han intervenido en él, solo que la reparación adopta una forma
especial, dejar sin efecto el acto ilícito.7
En esta acción pauliana no procede por las causales corrientes que existen para
obtener la nulidad de actos jurídicos, sino que por otras causales especiales
establecidas para el ejercicio de esta acción. Es por ello que algunos autores estiman
que no se trata de una acción de nulidad relativa, siguiendo a la doctrina francesa, así
estiman que las expresiones “rescisión” y “rescindan” no han sido empleadas en su
acepción técnica. No afecta al acto por haber nacido con un vicio de origen , por falta
de un requisito de existencia o validez, de modo que no habría nulidad, por lo que se

6
Puelma Accorsi, Alvaro, “Curso de derecho de quiebras”,cuarta edicion, editorial jurídica de Chile,
Santiago, 1966.
7
Sandoval López, Ricardo, Derecho Comercial, “La insolvencia de la empresa, derecho concursal:
quiebras, convenios y cesiones de bienes, sexta edición, tomo IV, edit. Jurídica de Chile.
10

trataría una sanción al fraude y de una medida de protección a los acreedores que
acarrea la ineficacia del acto.
Por otra parte, existen algunos que la consideran como acción de inoponibilidad por
fraude, toda vez que, el acreedor, le es inoponible el acto ejecutado por el deudor en
fraude de aquél. Por ello la opinión de algunos, es la que ve en el fraude pauliano, un
caso especial de inoponibilidad, se consideraría el acto perfectamente válido y
oponible entre las partes, y, por ende, no podrían, ni el deudor que lo otorgó ni el
tercero con quien se celebró, impugnar el acto alegando que fue fraudulento.
Sin embargo el tercero en cambio, puede desconocer el acto, privarlo de efectos
respecto a él, como ocurre justamente en la inoponibilidad. En todo lo demás, el acto
persiste y, en consecuencia, sólo se le revoca en la parte que perjudica al acreedor que
invoca el fraude.
Como conclusión, la acción pauliana pretende lograr la ineficacia del acto practicado
por el deudor en la medida que este acto perjudique los derechos del acreedor y que la
ineficacia de tal acto sea el único medio como éste puede hacerse efectivo su derecho.
junto con la ineficacia del acto jurídico fraudulento, este resulta ineficaz respecto del
acreedor, pero mantiene su validez y eficacia jurídica respecto de los terceros que han
contratado con el deudor, para que puedan reclamar sus derechos los cuales fueron
vulnerados. Seria una de las formas que nos entrega nuestro derecho concursal de
reparación del perjuicio, lo que se logra con la acción pauliana, pero ella afecta al
adquirente a titulo gratuito, aunque no este de mala fe. Considerando estos
antecedentes, no hay acto ilícito, y, sin embargo, procede la acción revocatoria.

3.2 Reseña histórica de la acción pauliana

Tiene sus orígenes en el Derecho Romano generó siempre opiniones discordantes en


cuanto a su naturaleza y caracteres. No hay coincidencia en la doctrina, no solo en
cuanto a sus antecedentes históricos, sino tampoco en cuanto a su paternidad,
imputándosela en algunos casos al jurisconsulto PAULO y en otros a un pretor de
nombre PAULO, cuya actuación se remota a la época de Cicerón. En Roma existieron
varias acciones revocatorias para conseguir la rescisión de los actos realizados en
fraude a los acreedores, en donde el edicto del pretor había creado dos acciones. Las
más conocidas son la “interdictum fraudatorium” y la accion pauliana las que
11

probablemente se originaron en causas distintas y fueron dirigidas a satisfacer


diferentes requerimientos, resultando casi imposible establecer cuál era la distinción
entre ellas. El Interdictum Fraudatorium, era un remedio recuperatorio del bien
salido del patrimonio.

Las legislaciones francesas y la chilena adoptan en sus códigos civiles la acción


pauliana del derecho romano sin mayores modificaciones doctrinales y en general en
el Derecho Moderno existe un debate doctrinario considerando diversas posturas.

En el campo del derecho comercial, España y las ciudades italianas se desarrolló con
mayor extensión y detalle las acciones revocatorias en caso de quiebras y se les dio
una fisonomía propia. La acción de ejecución recaía sobre la persona del deudor. De
esta manera si el deudor no ejecutaba su prestación estando condenado, el acreedor
podía solicitar su adjudicación, conducirlo preso o hacerlo trabajar. De este modo
persona del deudor era la garantía del crédito. Con posterioridad se autorizó al
acreedor a vender los bienes del deudor e indemnizarse con su precio.

También surgió la denominada "cessio bonorum" a favor del deudor insolvente


exento de culpa, equivalente a la quiebra. Por ultimo el "pignus ex causa judicati
captum" mediante el cual el acreedor puede obtener del deudor un derecho de
prenda, susceptible a recaer también sobre todo el patrimonio.

Existe una posición que señala que el origen de la acción pauliana se encuentra en el
derecho griego, pero la institución en si se desarrolló en el derecho romano. LA acción
fraudataria fue el resultado de algunos recursos o acciones existentes en el Antiguo
Derecho Romano, y que fueron tres:

1- el Interdictum Fraudatorium
2- la Restitutio in Integrum ob Fraudem y
3- la Actio Personalis in Factum o Ex Delicto.

3.3 Requisitos de la acción pauliana ordinaria

Del artículo 2468 del Código Civil se desprende que los requisitos son los siguientes:
12

- Que la acción pauliana sea ejercida por un acreedor del deudor.


- Que tienda a la ineficacia de un acto jurídico celebrado antes de la cesión de bienes o
la apertura del concurso.
- Que dicho acto sea perjudicial a los acreedores.
- Que el acto jurídico haya sido celebrado con fraude pauliano.

Antes de entrar en detalle en los requisitos, artículo 2468 de nuestro Código civil nos
señala que: ”En cuanto a los actos ejecutados antes de la cesión de bienes o la apertura
del concurso, se observarán las disposiciones siguientes:
1 - Los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos, y las
hipotecas, prendas y anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos,
estando de mala fe el otorgante y el adquirente, esto es, conociendo ambos el mal
estado de los negocios del primero.
2 - Los actos y contratos no comprendidos bajo el número precedente, incluso las
remisiones y pactos de liberación a título gratuito, serán rescindibles, probándose la
mala fe del deudor y el perjuicio de los acreedores.
3 - Las acciones concedidas en este artículo a los acreedores expiran en un año
contado desde la fecha del acto o contrato”.

3.4 Requisitos de la acción pauliana ordinaria . Analisis

1-Que la acción sea ejercida por un acreedor


Con respecto a este requisito debemos señalar que el unico legitimario para
interponer la accion pauliana civil es un acreedor del deudor.
La acción de revocación se destaca por el impetuoso interés que existe en una de las
partes, interés sólo lo vemos en los acreedores, para quienes la revocación importa
una ampliación de sus posibilidades de cobro, un acrecentamiento de la garantía
común de los acreedores. Se ha presentado duda de si pueden intentar esta accion los
acreedores sujetos a plazo o condición y los acreedores hipotecarios o con privilegio
de segunda clase.

No seria legítimo actor en el juicio de revocación un acreedor sujeto a condición


suspensiva. Sólo tiene un germen de derecho que lo habilita para solicitar las medidas
13

conservativas y no puede intentar acciones para cuyo ejercicio se requiere ser


acreedor. como asimismo debe reconocérsele tal calidad al acreedor a plazo o al sujeto
a una condición suspensiva, pues ambos jurídicamente son acreedores y la ley no
requiere la actual exigibilidad del crédito.

¿Es necesario estar investido en este caso el acreedor de un titulo ejecutivo?

Existe duda al respecto. Pero lo que si es necesario en la revocación la vigencia actual


del mal estado de los negocios del deudor, pues de otro modo no existe perjuicio.
Dicha actualidad sólo puede exigirse al momento del cobro y no del nacimiento o
exigibilidad del crédito amenazado, lo que significa una demanda actual de cobro y,
en consecuencia, un juicio ejecutivo en marcha en contra del deudor y, por lo tanto,
un título ejecutivo.
Cuando la acción pauliana es ejercida en materia de quiebra las acciones pueden
lograr variaciones si se llevan a los diferentes planos de ejecución, sobre todo. De este
modo siendo el deudor fallido, puede ejercer la acción un acreedor cuyo crédito sea
incluso posterior al acto impugnado mediante la acción revocatoria, lo que no seria
admisible en el caso de la acción pauliana fuera de la quiebra. Los bienes
comprendidos en la garantía del acreedor son los presentes y futuros considerados
desde la fecha del acto por el que nació el crédito que fundará la acción revocatoria del
acreedor perjudicado (2465 del codigo civil). Si el acto fue anterior a todos los créditos
de la quiebra, entonces no puede configurarse el perjuicio, porque el perjuicio debe
ser contemporáneo a la celebración del acto; aunque hay que advertir que hay
acciones revocatorias concúrsales en que el perjuicio no aparece como un elemento de
la revocación, no en el sentido de ser los actos perjudiciales a los acreedores
específicos de la quiebra y, en tales casos, no podrá el tercero excepcionarse alegando
la falta de perjuicio.
Otra situación la encontramos en el resultado de la acción, admitido su éxito, ya no
beneficia sólo al acreedor diligente, sino a toda la colectividad de acreedores;
contrariamente a lo que sucedería en el evento de ser admisible la acción pauliana
fuera del procedimiento concursal, pues en tal hipótesis el beneficio sería en exclusiva
ventaja del acreedor diligente. En cuanto a la apertura del procedimiento de quiebra,
14

surge un tercer titular de las acciones revocatorias como lo es la figura del síndico,
quien, actúa en una calidad jurídica muy distinta a la de los acreedores singulares, ya
que será el representante de la masa de acreedores afectados por la ejecución de actos
durante el periodo sospechoso de la quiebra, es decir, actuará en interés de la masa de
acreedores.
Se argumenta que los acreedores hipotecarios y los de segunda clase, por tener
preferencias sobre bienes determinados, no podrían ejercer la acción pauliana. Se
estima por la mayoría de los autores equivocada esta opinión, por cuanto la ley les
otorga este derecho a los acreedores en general.

En el Proyecto Inédito de Bello se establecía que ”las acciones concedidas en este


artículo a los acreedores expiran en un año, contado desde la cesión de bienes o
apertura del concurso”, norma que parece acentuar todavía más la relación entre esta
acción y la quiebra o cesión de bienes.

Claro Solar explica que el texto que se adoptó finalmente para el art. 2468 del Código
Civil obedece a que la disposición no estaba de acuerdo con la tradición romana, ni
con la disposición de las Partidas, pero la verdad es que creemos que el fundamento
del actual sistema, en que la prescripción corre desde la fecha del acto o contrato,
propende a darles mayor estabilidad a las relaciones jurídicas, porque la misma
solución del art. 2468 ha sido adoptada en la ley concursal.8

2- Que se trate de un acto jurídico que haya sido celebrado con anterioridad a la
cesión de bienes o apertura del concurso

A este respecto es importante considerar dos puntos relevantes:


1- Si es posible atacar vía revocación actos que pueden derogarse mediante otra
acción específica
2- Además si es admisible la revocación de actos jurídicos procesales.

8
Claro Solar, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado, t. XI, pág. 635, Editorial Jurídica
de Chile, 1979.
15

Debe tratarse de un acto jurídico y no material, por lo que las modificaciones de hecho
que hayan experimentado sus bienes no son atacables por esta vía de revocación, tales
modificaciones son siempre un riesgo de los acreedores. Respecto a las condiciones y
características del acto jurídico tampoco existe demasiada claridad.
Nuestra legislación postula que el acto jurídico en cuestión debe ser válido y no nulo.
Si es atacable por otra vía, como sería la de la nulidad, debe ejercitarse la acción
específica y no la acción revocatoria, lo que también se podría extender para la acción
simulación.
A contrario sensu, parte de nuestra doctrina chilena opina que los actos jurídicos,
aunque anulables, son válidos en la medida que no se resuelva su nulidad, lo que bien
puede instarse la revocación en el supuesto de dicha presunción de validez que los
actos jurídicos llevan consigo.
La ley es clara en cuanto al momento de celebración o ejecución del acto jurídico, debe
haberse producido con antelación a la declaración de quiebra u oferta de cesión de
bienes. Al respecto los actos posteriores a dichas resoluciones serán también
ineficaces respecto de terceros, pero esta vez por efecto del embargo a que está sujeto
el patrimonio del deudor y no por otra razón.

Los actos deben haber acontecido hasta el día de la declaratoria de quiebra; así resulta
de la lectura de los artículo 74, 76 y 79 de la Ley de Quiebras. No debemos dejar de
mencionar la revocabilidad de los actos procesales, lo que no deja de ser
prácticamente interesante que del contexto de las normas, tanto del Código Civil
como de la Ley de Quiebras, estamos en la esfera del derecho privado y convencional,
de forma que no podría intentarse la revocación de actos simulados o no, efectuados
por ministerio o intermedio de la justicia.9

3- Que exista fraude pauliano

9
Claro Solar, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado, t. XI, pág. 635, Editorial Jurídica
de Chile, 1979.
16

Es este el punto que separa a las acciones revocatorias concúrsales de la acción


pauliana civil. Este es el requisito subjetivo de la acción pauliana, que puede
analizarse respecto del mal estado de los negocios al deudor (consilium fraudis), como
en relación con el tercero que contrata onerosamente con él o que celebra actos de
garantía real (participatio fraudes).

Atendida la dificultad probatoria, el fraude pauliano es el requisito que merece


mayores complicaciones, pues se deben acreditar extremos internos de la conducta
del deudor y, en su caso, del tercero cocontratante, lo que es más difícil aún.
Tanto la figura dada del consilium fraudis como la participio fraudis deben ser
contemporáneos a la celebración o ejecución del acto, porque estos elementos
subjetivos son causales de la sanción de revocación.
No se trata de acreditar la mala fe o el dolo, como la intención positiva de perjudicar,
como se entiende en el derecho común. El artículo75 de la Ley de quiebra se establece
que se presume que el deudor conocía del mal estado de sus negocios o de su
cesación de pagos, lo que es idéntico desde los diez días anteriores a la fecha de
cesación de pagos, que ha de fijarse judicialmente. la acción revocación concursal no
exige de fraude pauliano, lo que se revoca por el daño objetivo a la par condictio. Sólo
se atiende a un factor subjetivo en los actos a título oneroso, pero ello como una
extensión del principio de la protección a la buena fe de los terceros más que como un
fraude pauliano. Se prefiere al tercero de buena fe a los acreedores.
De esta manera sólo si el tercero sabía que el acto ruinoso acordado con el deudor
dañaba la garantía de los acreedores lo que es lo mismo que decir que sólo si conocía
él su estado de cesación de pagos, como lo exige la ley, puede sancionarse al tercero y
ello como consecuencia de su mala fe. Si desconocía tal situación aun cuando el acto
sea dañino para los acreedores, el legislador premia su buena fe, dejando firme el
acto.
En resumen : Requisitos acción Pauliana

1- existencia de un crédito anterior al acto que trata de revocar


2- ejecución de un acto valido pero ruinoso
3- Perjuicio para los acreedores.
17

4- relación de causalidad entre el acto ruinoso y el perjuicio a los


acreedores.

4- Que el acto a revocar sea perjudicial a la masa

La revocación de los actos a título oneroso tampoco reclaman un conocimiento que


debe tener el deudor del mal estado de sus negocios, puesto que el conocimiento que
es fraudatorio precisamente porque no ignorándolo ejecuta actos que debilitan
todavía más la garantía de sus acreedores.

Por su parte el en el derecho argentino, señala que si bien en la revocación de actos a


título oneroso se exige el elemento del perjuicio expresamente, es en este caso donde
el tercero debe probar que el acto no causó perjuicios, lo que invierte el onus
probando .(el artículo 119 de la Ley 24.522 de 1995). Los romanos llamaban a este
requisito “eventus dammi”. La mayoría de los autores estiman que este requisito debe
consistir en la creación o agravación de la insolvencia del deudor, entendiéndola como
la incapacidad de pago derivada del desequilibrio entre el activo y el pasivo, y
agregándose , también que los demandados de un juicio en que se ejerce la acción
pauliana, pueden oponer al demandante el beneficio de excusión (llamada también de
discusión previa de bienes o excusión) , es decir pueden exigir que se demuestre que
efectivamente que el pasivo excede al activo.
Por los argumentos anteriores se desprende que la acción pauliana requiere acreditar
que el deudor y, en ciertos casos, el tercero co-contratante conocían el mal estado de
los negocios del deudor, por lo tanto parece lógico entender que en términos
temporales el acto a revocar debe haberse producido durante el periodo de
insolvencia y no antes.

Del derecho comparado se deduce también que la partipacio fraudis corresponde al


conocimiento que debe tener el tercero que contrata con el deudor insolvente, del mal
estado de sus negocios, que es fraudatorio porque no obstante saber el riesgo que el
acto que celebra con el deudor involucra para los acreedores, contrata con el deudor.
18

Todo esto en consideración de que la acción pauliana es una acción instrumental del
procedimiento concursal y no una acción sancionatoria como otras ejercidas en el
ámbito civil.

Volviendo con la exigencia del perjuicio, desaparece en las inoponibilidades de


derecho de los artículos 74 y 76 de la ley de Quiebras que atacan a los actos a título
gratuito y los asimilados, con prescindencia del requisito del perjuicio. Pese que en la
mayoria de los casos estos actos se celebrarán en cesación de pagos, lo que agrava la
insolvencia del deudor, de manera que puede ser posible que se revoquen aun antes
de la fecha asignada a la cesación de pagos entre los ciento veinte y diez días antes de
dicha fecha. Las inoponibilidades facultativas establecidas se ha considerado por la
doctrina chilena que no se pueda eliminar esta exigencia del perjuicio, pese no está
expresamente establecido en la norma concursal, si está implícitamente al tener el
juez el arbitrio de denegar la revocación, no obstante la concurrencia de los elementos
explícitos de la norma (artículos 77, 78 y 79 de la Ley 18175)

3.5 La acción pauliana concursal

1- La acción paulina concursal tiene el claro objetivo de recomponer el patrimonio


concursal en beneficio de la universalidad de acreedores, a fin de lograr una mejor
perspectiva en la satisfacción de los créditos.

2- Se dirige a lograr la ineficacia de los actos de disposición patrimonial fraudulentos


realizados por el deudor insolvente antes de declararse su insolvencia, y que
perjudiquen la expectativa de cobro que producen que tienen la masa de acreedores.

3- Lo que se busca es obtener la inoponibilidad del acto fraudulento, con respecto a


todos los acreedores concursales, lo cual, cuando se trata de insolvencia declarada por
insolvencia patrimonial, se convierte en una suerte de revocación del acto que
reintegra el bien a la masa concursal a favor de los acreedores.

3- Por ultimo y por ello no menos importante, declarada insolvente en términos


concursales la persona, se produce una modificación sustancial en las relaciones
obligacionales que tenga ésta con sus acreedores, y como consecuencia de ello, se va a
19

generar una situación temporal de carácter excepcional que va a ser regulada a través
de una institución especial que es la acción pauliana concursal, que es un remedio al
fraude cometido por el insolvente, o sus representantes, en perjuicio de los
acreedores, y que se diferencia de manera significativa de la acción pauliana común
descrita con anterioridad.

3.6 ¿Qué pasa con la identidad jurídica entre la acción pauliana civil y la acciones
revocatorias?

Se puede afirmar que ambas acciones instan por la inoponibilidad del acto doloso.
Pese a ello no existe consenso en señalar una estricta identidad entre ambos tipos de
acciones, pero si bien el fundamento inmediato es distinto, también es cierto que su
razón última, en ambas, es el respeto a la par condictio, pero su fundamento mediato
y su finalidad son idénticos, ocupando la par condictio y la inoponibilidad los dos
extremos, respectivamente, en ambos tipos de acciones.

Existirían en ambas acciones, según hemos visto, fundamentos inmediatos distintos.


En derecho civil, la acción pauliana para revocar los actos a título gratuito ejecutados
por el deudor requiere que el deudor haya procedido en conocimiento del mal estado
de sus negocios.
La ley de Quiebras elimina esta consideración subjetiva, reemplazándola por un dato
objetivo, basta que se haya ejecutado el acto durante el periodo sospechoso, que es
más o menos amplio y que puede llegar a los dos años anteriores a la declaración de
quiebra, cuya fecha inicial es fijada por el tribunal.
Miquel está entre los autores que niegan tal identidad, señalando que “la revocatoria
concursal no tiene el mismo fundamento, contenido y finalidad que la pauliana
ordinaria o revocatoria común. Estaríamos en presencia de una acción distinta que
tiene otros cimientos específicos, diverso contenido y distinta finalidad, instaurada y
adecuada al procedimiento de ejecución colectiva de la quiebra”.10

4 - Acciones revocatorias concúrsales


10
Puga Vial, Juan Esteban, Derecho Concursal, El Juicio de Quiebras, 3ª ed, Editorial Jurídica de
Chile, 2004
20

Los acreedores tienen la vía de la acción pauliana para impugnar los actos realizados
por el deudor que resulten perjudiciales para sus intereses. Pero cuando el deudor cae
en quiebra, la ley les ha dado un arma mas eficaz que la acción pauliana civil; y ello
por la causa que al estado de quiebra se llega generalmente un progresivo
empeoramiento de ls negocios y durante esta etapa intermedia que antecede a la
quiebra y que deno minamos periodo sospechoso.
La nueva Ley de Quiebras en sus artículos 74 y siguientes contempla estas acciones y
califica de inoponibles a la masa los actos o contratos ejecutados o celebrados en
periodo sospechoso.
Es usual que los deudores, previniendo la inminencia del descalabro, traten de salvar
bienes, enajenándolos fraudulentamente bien, presionados por acreedores que
también prevén la quiebra, sean obligados a pagarles en perjuicio de los demás. Tal
como lo señala Brunetti “todo esto ha ocurrido desde que el mundo es mundo”.

La doctrina como el medio que la ley les otorga al síndico y a los acreedores para
obtener la reconstitución del patrimonio del deudor deteriorado por actos de éste
durante el periodo de sospecha, en perjuicio de los créditos de aquellos o de los bienes
de la masa concursal.

Estas acciones están estructuradas tomando como base la accion pauliana civil, pero
exigiéndose menos requisitos para su procedencia y estableciéndose presunciones
( simplemente legales o de derecho) para dar por establecidos los presupuestos de
ella.
Para determinar la época en que operan las acciones revocatorias es necesario
distinguir:

1- Actos y contratos celebrados por el fallido durante el periodo sospechoso. Pueden


ser afectados por las acciones de los artículos 74 al 79 de la Ley de Quiebras, es decir,
la acción pauliana del artículo 2468 y las acciones revocatorias concúrsales;
21

2- Actos y contratos celebrados por el fallido antes del período sospechoso. Sólo
pueden ser afectados por la acción pauliana del artículo 2468 del Código Civil;

3- Actos y contratos celebrados por el fallido después de la declaración de quiebra.


Son inoponibles por disposición del artículo 72 de la Ley de Quiebras.

4.1 Naturaleza Jurídica de las acciones revocatorias concúrsales

La acción revocatoria concursal es una acción que ha dado lugar a interpretaciones


respecto a su naturaleza jurídica. Al respecto debemos tener presente:
1- Si estamos ante una acción de nulidad o de inoponibilidad;
2- Si se trata de una acción real o personal, y
3- Si se trata de acciones indemnizatorias o resarcitorias o bien si es una acción
restitutoria.

1- La acción revocatoria es una acción de inoponibilidad y no de nulidad

La propia ley concursal habla hoy de inoponibilidad y no de nulidad. No existen


fundamentos para calificar las acciones revocatorias de acciones de nulidad.

Debemos considerar el artículo 2468 del Código Civil, que instituye la acción
pauliana ordinaria, recurre a la expresión “rescisión”, que legalmente es entendida
como sinónimo de nulidad relativa, según lo establecido en el artículo 1682 del
Código civil.

Desde el punto de vista del derecho comercial, existen muchas aristas a considerar
que nos podría indicar que la sanción propia de la revocación era la inoponibilidad y
no la nulidad, ya que ésta dice relación con vicios congénitos al acto, sea por la falta o
ilicitud de su objeto o causa, por la falta de solemnidades, la falta o vicios en el
consentimiento o falta de capacidad legal.
La figura cambia radicalmente con la revocación, en que el acto es intrínsecamente
válido, pero que por las circunstancias de su otorgamiento, el estado de cesación de
22

pagos, importa un atentado al orden público, representado por el interés de la


colectividad de acreedores, dando lugar a que sin insolvencia, dicho acto sería
perfectamente legítimo.
Bajo el imperio del Código de Comercio en los artículos 1325 y siguientes y en la Ley
nº 4.558, de 1929 se empleaba el término “nulidad” debido a que entonces la teoría de
la inoponibilidad o ineficacia de los actos respecto de terceros, era prácticamente
desconocida. Sin embargo, la discusión continúa latente, porque los artículos 77 y 79
de la Ley nº 18.175 siguen empleando la expresión ”nulidad” para referirse al
resultado de la revocación. La inoponibilidad siempre daba acción sólo a los
acreedores y no a las partes del contrato revocable; ellas no podían tornarlo ineficaz
por la vía de la revocación. En otros términos, para ellos el contrato seguía siendo ley.
La revocación sólo podían intentarla los acreedores de créditos anteriores al acto; la
acción de nulidad compete a todo acreedor, sin distinción. En el derecho comparado
se ha establecido por la doctrina argentina que la inoponibilidad concursal, significa
que el acto celebrado por el fallido no puede ser opuesto a los acreedores congregados
en la colectividad de la masa concursal sin perjuicio de la validez entre las partes
otorgantes.

2- La acción revocatoria como acción personal

El carácter personal de la acción revocatoria que el acreedor revocante tiene al invocar


un derecho de crédito para intentar su acción y que su propósito no es el
desconocimiento o ineficacia de un derecho real, sino la inoponibilidad de un acto o
contrato ejecutado por el deudor y un tercero en el periodo sospechoso.
Se ha sostenido por algunos autores que las acciones revocatorias eran acciones reales
porque perseguían la restitución de un bien y que esta restitución podía reclamarla la
masa de acreedores aun al tercero adquirente, y hasta a los subadquirentes de dicho
bien transferido, mediante el acto que fue objeto de revocación.

3- Las acciones revocatorias no son indemnizatorias ni restitutorias


23

Las acciones revocatorias son, por sobre todo, acciones de inoponibilidad. Esto es,
son acciones que persiguen la mera declaración de la ineficacia de actos jurídicos
respecto de tercero. De lo anterior se desprende que tanto el tercero co-contratante
como los terceros subadquirentes son, en lo que respecta a los acreedores concúrsales,
poseedores sin título debiendo restituir todo lo que recibieron del deudor: la cosa, sus
frutos naturales y civiles o, en su defecto, el valor de lo que hayan recibido por ella,
todo conforme a las reglas de las acciones posesorias y reivindicatorias, y de las
prestaciones mutuas dadas por el Código Civil en los artículos 904 y siguientes, al
tratar de la acción reivindicatoria. De modo que distinguir entre las revocatorias, que
son acciones de mera declaración, y las acciones que nazcan del éxito de aquéllas
resulta irrelevante para el hecho de que lo más probable es que sean serán
restitutorias, lo que no obsta a que puedan ser resarcitorias o indemnizatorias.

5 . Sujeto activo y pasivo de las acciones revocatorias

- Sujeto activo

El artículo 81 de la Ley de Quiebras señala que las acciones revocatorias concúrsales


“podrán ser ejercitadas por el síndico, o individualmente por los acreedores en interés
de la masa”. La revocación que se obtenga no solo favorece al acreedor demandante
sino también a la masa de quiebras.
Algunos autores sostienen que la revocatoria concursal interpuesta por un acreedor,
en vista que se hace en interés de la masa, privaría a los demás y al sindico de
internarla por su parte, porque el demandado podría oponer la excepción de litis
pendencia, y además que la cosa juzgada que se produjere en dicho juicio afectaría a la
masa.
La doctrina al parecer es equivocada y en cierto medida peligrosa. Ya que la expuesta
sería la mejor forma para evitar la revocatoria, para el tercero afectado, el comprar un
crédito y mediante interpósita persona pedir la revocación mediante una defectuosa
demanda con el fin que el pleito se pierda, por ejemplo, no rindiendo pruebas
suficientes.
24

No existe acuerdo entre las legislaciones en cuanto a considerar solo a ciertas


personas como sujetos activos de las acciones concúrsales. En las legislaciones de
Argentina y Francia solo se concede el ejercicio de estas acciones al síndico.

Se estima que el síndico de quiebras actúa en calidad de un representante respecto de


de la masa de acreedores. El error en que se incurre en esta afirmación es que la masa
no tiene existencia jurídica; los acreedores no constituyen una persona jurídica y, al
respecto en Chile, la representación tiene lugar en personas naturales o jurídicas. Por
lo mismo, hay que tener presente que el síndico es un órgano de la quiebra y no
representa a los acreedores. El articulo 27 de la Ley de Quiebras nos señala que
representa “los intereses generales de los acreedores”, por lo que se puede concluir
que representa una función legal abstracta y no el interés de todos y cada uno de los
acreedores singulares.
El ejercicio del síndico constituye el cumplimiento de un poder que le es conferido por
la ley y que no debe jamás buscarse en facultades de los acreedores. En efecto, se
desprende del ejercicio de la acción revocatoria una verdadera actuación pública. Es
una acción personal de mera declaración de inoponibilidad. Su ejercicio no importa la
adquisición de un derecho para los acreedores ni para el fallido: importa simplemente
un restablecimiento de la par condictio creditorum, tiene por objeto restablecer la
garantía común que constituye el patrimonio concursado. De ahí la explicación del
otorgamiento al síndico de esta acción hay que buscarla en la descripción misma que
se ha dado de la revocación11.
El síndico ejerce la acción revocatoria como uno de los atributos de su administración
del patrimonio concursado en su calidad de órgano procesal de la ejecución colectiva.
Los acreedores singulares por su parte, pueden instar por la inoponibilidad, pero ello
en ventaja de la masa y no en beneficio propio, como lo señala nuestra ley de Quiebras
estableciendo que también los acreedores individualmente, podrán ejercitar estas
acciones revocatorias concúrsales “en interés de la masa”. Lo anterior significa que la
actuación personal del acreedor ejercitando esta acción no lo beneficia, en caso de
obtener en el juicio, como no sea por su derecho a obtener una indemnización por los

11
Puga Vial, Juan Esteban, Derecho Concursal, El Juicio de Quiebras, 3ª ed, Editorial Jurídica de
Chile, 2004
25

gastos y una remuneración por sus servicios, ya que ha obrado en interés de todos los
acreedores.

Así como lo señala el artículo 81 n°3 Ley de Quiebras 12, si el acreedor obtiene en el
juicio, tiene derecho a que se le indemnice con los bienes de la quiebra de todo gasto
y para que se le abone el honorario correspondiente a sus servicios. En contraposición
a esto, si pierde dicho juicio revocatorio concursal, soporta sólo él todos los gastos sin
derecho a remuneración alguna; teniendo en cuenta que dichos gastos y honorarios
son verdaderas costas o gastos procesales causados en interés general de los
acreedores, que se pagan, conforme al artículo 148 de la Ley de Quiebras,
administrativamente y sin necesidad de verificación.

Siguiendo con esta idea, la circunstancia de que el revocante vencido deba sufrir sólo
sus gastos y honorarios, surge como consecuencia de que no se da lugar
representación alguna entre éste y los demás acreedores y del hecho de que tales
“costas” resultaron, inútiles, razón por el cual no dan derecho a repetición, (al art. 140
del Código de Procedimiento Civil).13

En conclusión, el síndico ejerce la acción revocatoria en su calidad de administrador


del patrimonio desapoderado; y el acreedor la ejerce, a nombre propio, como
cualquier particular que acciona en tutela de intereses públicos o colectivos. En efecto,
acreedor que ejerce la acción revocatoria dentro de la ejecución colectiva, ejerce en
consecuencia una acción colectiva, de interés colectivo, pero a nombre propio; él es el
demandante y sujeto activo del juicio respectivo. Las inoponibilidades concúrsales
obran siempre hacia toda la colectividad de acreedores.
Si examinamos la figura del sujeto activo en las acciones revocatorias concursales en
Legislación Argentina, es notable destacar cierta semejanza con la legislación chilena,

12
Articulo 81 nº 3 Ley de Quiebras “Los acreedores que individualmente entablen dichas acciones en
beneficio de la masa, tendrán derecho, si obtuvieren en el juicio, para que se les indemnice con los
ingresos de la quiebras de todo gasto y para que se les abone el honorario correspondiente a sus
servicios, todos los cuales gozarán de preferencia del nº 1 del artículo 2472 del Código Civil.
En caso de pérdida, soportarán ellos solos los gastos y no tendrán derecho a remuneración”.
13
Art. 140 Código de Procedimiento Civil : “
26

principalmente en lo que dice relación con los sujetos autorizados para ejercer dichas
acciones revocatorias. Se podrá pedir que se declaren ineficaces respecto de los
acreedores, ciertos actos ejecutados por el deudor durante el periodo de sospecha.
Con respecto a la acción, esta es ejercida por el síndico y está sujeta a la autorización
previa de la mayoría simple del capital quirografario verificado y declarado admisible.
La declaración debe reclamarse por acción que se deduce ante el juez de la quiebra y
tramita por vía ordinaria, a menos que por acuerdo de partes se opte por hacerlo por
incidente.
La legislación argentina, además de lo anterior, estipula que sin perjuicio de la
responsabilidad del síndico, cualquier acreedor interesado puede deducir a su costa
esta acción “después de transcurridos treinta días desde que haya intimado
judicialmente al síndico para que la inicie” (artículo 120).
La ley en referencia, al igual que nuestra legislación, se pronuncia sobre la acción
pauliana o acción revocatoria ordinaria, sobre la cual se ha señalado que solo puede
ser iniciada o continuada por los acreedores “después de haber intimado al síndico
para que la inicie o prosiga, sustituyendo al actor en el término de treinta días”.
Existen legislaciones en que las acciones revocatorias concúrsales son ejercidas
principalmente por los acreedores, como lo es en Colombia, preferentemente sobre la
figura de la acción pauliana. De esta manera solamente aprovecha al acreedor o
acreedores que la ejercen ( 2491 del Código Civil).
es requisito para la prosperidad de la acción que el crédito del acreedor que se
presente como lesionado sea cierto y anterior a dicho acto, dado el carácter que tiene
la acción (reconstituir el patrimonio del deudor al estado que tuvo antes del acto
fraudulento).
Cuando la acción revocatoria concursal la inicien los acreedores, tendrán derecho a
que en la sentencia se le reconozca a título de recompensa, una suma equivalente al
cuarenta por ciento del valor comercial del bien recuperado para el patrimonio del
deudor, o del beneficio que directa o indirectamente se reporte.
Esta legislación concede ciertas facultades al juez para proceder de oficio en el
ejercicio de estas acciones revocatorias concúrsales. Ello por cuanto el artículo 75 de
la Ley 1.116 señala : “el juez del concurso podrá iniciar de manera oficiosa la acción
revocatoria frente a las daciones en pago y los actos a título gratuito”. En este caso la
27

acción será promovida por el mismo sujeto que debe ocuparse del asunto de fondo, lo
que compromete la imparcialidad del procedimiento concursal.
En el ejercicio de las acciones revocatorias concúrsales, podrá intervenir otros sujetos,
como es el caso del llamado representante del extranjero, figura que no se encuentra
presente en la legislación chilena. A partir del reconocimiento de un proceso
extranjero, el representante extranjero estará legitimado para entablar las acciones
revocatorias en el marco de la insolvencia transfronteriza (artículo 108 de la Ley
1.116).

Por su parte, legislación concursal peruana tiene una finalidad que a estas alturas ya
nos resulta conocida, y que dice relacion con velar por los intereses de la masa de
acreedores, así como el respeto de la par condictio creditorum. Finalidad que se
encuentra inserta en la ley 27.809, específicamente en el artículo 19 de la Ley general
del sistema concursal señala que el juez declarará ineficaces y, en consecuencia,
inoponibles frente a los acreedores, los actos jurídicos celebrados entre la fecha que
presentó su solicitud para acogerse a alguno de los procedimientos concúrsales.

La legislación peruana además señala cuales son las personas facultadas para ejercer
las acciones revocatorias concúrsales con la finalidad de obtener la declaración de
ineficacia de aquellos actos realizados por el deudor en el tiempo estipulado.
Tales personas, según el en el artículo 19 de la Ley 27.809 son:
1- La persona o entidad que ejerza la administración del deudor o el liquidador, o
2- Uno o más acreedores reconocidos se encuentran legitimados para interponer
dicha demanda.

- Sujeto pasivo de las acciones revocatorias

Es de suma importancia determinar los legítimos contradictores o sujetos pasivos de


las acciones revocatorias.
Son sujetos pasivos en las acciones revocatorias concúrsales no el fallido, sino el
tercero que contrata.
28

Es el tercero el principal afectado por la revocación y, en consecuencia será a él a


quien deberá demandarse.
La revocación antes que perjudicar al deudor lo beneficia, porque le ayuda a
extinguir su pasivo con bienes del tercero que tiene un controvertido derecho a repetir
en contra del deudor.
Dentro de la doctrina nacional se sostiene que la acción concursal debe dirigirse sólo
contra el tercero. También se desprende de esta postura que la acción pauliana
ordinaria debe dirigirse también contra el fallido para que él pueda desvanecer la
presunción de mala fe. Según el profesor Vargas la acción revocatoria concursal, por
regla general solo debe dirigirse contra el tercero contratante o acreedor pagado y los
subadquirentes en su caso y no contra el fallido, pues la acción “solo produce la
inoponibilidad del acto incriminado frente a la masa y lo deja subsistente entre los
otorgantes”
Hay que tener presente que el fallido no es sujeto de la relación procesal, lo que se
respalda en que no existe interés alguno del fallido involucrado en la suerte de las
acciones revocatorias concúrsales.
Por su parte Puga Vial ha sostenido ese elemento subjetivo y que esa presunción son
elementos de la acción los que deberá acreditarse contra el tercero, de manera que
ello no lo convierte en sujeto pasivo de la acción al fallido.
La figura del sujeto pasivo en el derecho comparado merece ser sujeto de análisis. Si
bien se ha concluido por parte de nuestro derecho que el único sujeto pasivo de estas
acciones, sea la acción pauliana ordinaria del artículo 2468 del Código Civil o las
acciones revocatorias concúrsales de la Ley de Quiebras, es el tercero que contrató con
el deudor y no el deudor fallido, posición también respaldada por la Corte Suprema,
la ley concursal argentina también ha establecido que el sujeto pasivo del juicio
revocatorio es el tercero que celebro ciertos actos jurídicos con el deudor en el periodo
de sospecha. El tercero será quien deberá acreditar que no actuó con mala fe. Así lo
ha establecido la legislación argentina.
En lo que se refiere a la legislación concursal colombiana, al ser la reconstitución del
patrimonio el objetivo de la acción revocatoria, ésta debe dirigirse no solo contra el
deudor sino también contra las personas que recibieron sus bienes o que contrataron
con él.
29

Respecto a la figura de los subadquierentes que adquieren a título gratuito, obtienen


un enriquecimiento injusto, a expensas del patrimonio del deudor y de los derechos
de los acreedores, de donde surge la obligación de restituir.
De manera que la acción revocatoria adquiere el carácter de una acción in rem verso
que tiende a evitar un enriquecimiento de un patrimonio a expensas de otro. Si el acto
es oneroso, se imponen las mismas soluciones que determinan que el acto sea
inoponible, celebrado entre el deudor y quienes con él han contratado.
Un aspecto que hay que considerar es que si hay buena fe por parte del subadquirente,
su adquisición no puede ser impugnada. La subadquisición en donde haya un
conocimiento del vicio que afectaba el acto de su antecesor, si conocía la situación del
deudor, también resulta viciada, quedando sujeto a la acción que lo reprime
respectivamente.

6. Tramitación de las acciones revocatorias concúrsales

El artículo 81 de la ley de quiebras prescribe que estas acciones se tramitarán con


arreglo al procedimiento ordinario. El mismo artículo dispone que “las acciones a que
se refieren los dos párrafos precedentes se tramitarán con arreglo al procedimiento
ordinario”.

La expresión “los dos párrafos precedentes”, se traduce en la aplicación tanto a las


acciones revocatorias concúrsales y a la acción pauliana ordinaria en su modalidad del
artículo 75 de la Ley de quiebras. En la misma línea se desprende que la expresión
“procedimiento ordinario” se refiere a juicio ordinario, procedimiento regulado entre
los artículos 253 y 433 del Código de Procedimiento Civil.
No obstante lo estipulado en nuestra legislación, hay quienes sostienen que se podría
prescindir del procedimiento ordinario, instituyéndose a cambio el procedimiento
sumario instituido, alegando que por su naturaleza estas acciones revocatorias
concursales y acción pauliana ordinaria requieren de una rápida tramitación para ser
eficaces (artículos 680 y siguientes del Código de Procedimiento Civil).
30

Pero ¿Qué pasa con la idoneidad del juicio sumario en las acciones revocatorias? Esta
idoneidad para las acciones revocatorias destinadas a la declaración de ineficacia de
los actos a título gratuito y asimilados es inequívoca.

Por otra parte la doctrina nacional mayoritaria, señala que la solución adoptada por
nuestro legislador no logra su perfección del todo. Sujetar estas acciones de carácter
incidental a un juicio de lato conocimiento, es contradecir el espíritu y la finalidad que
persiguen, pues con ellas se pretende reintegrar bienes al patrimonio concursado con
miras a la mejor satisfacción de los acreedores.

La acción pauliana según la legislación colombiana, se tramita por vía del proceso
Ordinario.
De manera excepcional, si ya se ha abierto en contra del deudor un proceso concursal
tramitado por ley 222 de 1995 o por la ley 550 o un proceso de insolvencia, la acción
se conocerá a través del proceso abreviado o como un incidente en dicho proceso o a
través del procedimiento establecido en el artículo 592 del Código de Procedimiento
Civil, en el caso de la aceptación por parte de los acreedores del asignatario.
En cuanto al contenido del sistema concursal peruano, la declaración de ineficacia de
los actos ejecutados por el deudor y terceros en el periodo de sospecha y su
consecuente inoponibilidad se obtendrá a través del ejercicio de las acciones
revocatorias concúrsales, en donde el procedimiento sumario será el competente para
practicar la tramitación.
La legislación concursal argentina establece que “para obtener la declaración de
ineficacia de los actos jurídicos celebrados entre el deudor y terceros deberá ejercerse
las acciones correspondientes ante el juez de la quiebra quien tramitará las mismas
por vía ordinaria, salvo que por acuerdo de las parteas se opte una tramitación vía
incidental”. (artículo 119 inciso segundo de la legislación argentina).

7. Tribunal competente.
Pese a no existir precepto expreso, se entiende que el tribunal competente para
conocer de las acciones revocatorias es el mismo que conoce de la quiebra, en virtud.
31

Las acciones que se ejercitan en interés de la masa, no existiría duda pensar que el
tribunal competente es el mismo que conoce de la quiebra y no buscar su
determinación aplicando las reglas generales contenidas en el Código Orgánico de
Tribunales, no obstante que estas últimas conducen a señalar el mismo resultado.

8. Clases de acciones revocatorias

Las acciones revocatorias admiten varias clasificaciones, las más utilizadas son las
siguientes:

1) La más corriente de todas es la distinción entre acciones revocatorias concúrsales y


la acción revocatoria ordinaria o acción pauliana.

2) en atención a la calidad jurídica del deudor, encontramos las acciones revocatorias


aplicables a todo deudor y las acciones revocatorias específicas de la quiebra del
deudor del artículo 41 de la ley de Quiebras.

3) En atención a la naturaleza del acto a revocar, encontramos las acciones


revocatorias destinadas a revocar actos a título gratuito y otros que la ley asimila a
éstos que han sido llamados “obsequiosos” por la legislación comparada, y las
acciones destinadas a revocar actos a titulo oneroso y otros asimilados a éstos.

La diferencia esencial estriba en las exigencias de revocación. En los actos


obsequiosos se prescinde de todo factor subjetivo, resultando más sencillo el éxito de
la acción. En los actos a título oneroso y asimilados debe probarse siempre la mala fe
del tercero co-contratante.

4) Finalmente, se distingue entre revocatorias de inoponibilidades de derecho y


revocatorias de inoponibilidades facultativas. Esta clasificación se conocía como de
nulidades de derecho o nulidades facultativas, pero tales términos han sido
cambiados a por la nueva Ley de quiebras, Ley 18.175.
32

9. Las distintas acciones revocatorias concúrsales y su análisis particular

En primer lugar es necesario hacer la distinción entre las acciones revocatorias contra
actos a título gratuito y asimilados y acciones revocatorias contra actos a título
oneroso y asimilados. Distinción que se identifica con las inoponibilidades de derecho
e inoponibilidades facultativas, respectivamente.

9.1 Acciones revocatorias destinadas a revocar actos a título gratuito y asimilados

1. - Acción revocatoria contra actos a título gratuito


En conformidad a lo establecido por el artículo 74 de la Ley de Quiebras, “son
inoponibles a la masa los actos o contratos a título gratuito que hubiere ejecutado o
celebrado el deudor desde los diez días anteriores a la fecha de la cesación de pagos y
hasta el día de la declaración de quiebra”. De lo anterior acciones revocatorias
dirigidas a obtener la inoponibilidad de los actos a título gratuito propiamente tales,
requieren, para su éxito, acreditar solamente la naturaleza lucrativa del acto y que se
celebró o ejecutó durante el período sospechoso artículo 74 de la Ley de Quiebras, por
lo tanto en este caso nos encontramos frente a una inoponibilidad de derecho.
El período sospechoso se extiende desde los diez días anteriores a la fecha de la
cesación de pagos. En caso de tratarse de un ascendiente, descendiente o colateral
dentro del cuarto grado, legítimo o no, dicho período se extiende desde los ciento
veinte días anteriores a la fecha de la cesación de pagos.

Para ejercer estas acciones revocatorias concúrsales contra los actos a titulo gratuito
se requiere cumplir dos requisitos:

1- Debe atenderse a la naturaleza del acto, el cual debe ser a título gratuito
2- Debe considerarse la fecha en que se ejecutó, es decir, debe ejecutarse dentro del
periodo sospechoso, desde diez días antes de la cesación de pagos hasta la declaratoria
de quiebra o desde ciento diez días antes de la cesación de pagos hasta la declaratoria
de quiebra, en el caso de actos o contratos a favor de parientes.
33

A diferencia de lo que sucede en otras legislaciones, nuestra ley concursal no ha


equiparado a los actos lucrativos.

Los actos onerosos en que existe una desproporción manifiesta entre las prestaciones
dadas y recibidas por el fallido, en la mayoría de los casos estos actos serán atacables
por la vía de la simulación; y en otros tantos, el acto será realmente oneroso pero de
prestaciones conexas desproporcionadas con evidente fraude para los acreedores,
caso en el cual sólo se permitirá su ineficacia por la vía de las inoponibilidades
facultativas.
Probado que el deudor realizó un acto gratuito en el periodo indicado, al juez sólo le
cabe decretar su revocación.
Las características de la acción son las siguientes:
- Es una inoponibilidad de derecho, lo que no significa que no requiere de
declaración judicial, sino que acreditados los requisitos de la acción, el
juez está obligado a declararla. El tribunal n tiene la facultad
discrecional al respecto.
- No exige atender a la buena o mala fe del o de ambos contratantes, lo
que nos permite distinguirla de la acción pauliana en el sentido en que
no se basa en una presunción de mala fe del deudor, sin que se requiere
solo desprenderse gratuitamente de los bienes en el periodo sospechoso.
El acto impugnado con esta acción no causa daño al tercero. Éste nada
paga, nada pierde al quedar igual que antes.
- No requiere probar el perjuicio de los acreedores, lo que resulta lógico,
por cuanto es evidente que el acto por el sólo hecho de ser gratuito,
causa perjuicio a los acreedores al separar un bien del patrimonio del
deudor sin ninguna contraprestación. Se presume que lo causa.
- Abarca todos los actos gratuitos en el periodo sospechoso, no sólo los
traslaticios de dominio. Se comprende en rigor de la norma, ya que tales
actos son los más sospechosos. No se concibe que el deudor que un
deudor al borde del colapso económico decida regalar sus bienes a
terceros.
34

Las prendas e hipotecas pueden ser actos gratuitos y onerosos. Son actos
gratuitos cuando las constituye un tercero sin remuneración o si el
deudor las constituye después del nacimiento de la obligación.

2.- Acción revocatoria contra pagos anticipados


En nuestra ley concursal, el artículo 76 dice expresamente “Son inoponibles a la masa
los siguientes actos o contratos ejecutados o celebrados por el deudor desde los diez
días anteriores a la fecha de la cesación de pagos y hasta el día de la declaración de
quiebra:

1. Todo pago anticipado, sea de deuda civil o comercial, y sea cual fuere la manera en
que se verifique. Se entiende que el fallido anticipa también el pago cuando descuenta
efectos de comercio o facturas a su cargo, y cuando lo verifica renunciando al plazo
estipulado a su favor”.

La acción revocatoria destinada a la declaración de ineficacia de los pagos anticipados


hechos por el deudor del artículo 41 de la Ley de Quiebras requerirá que se acredite tal
carácter anticipado y que se pagó durante el período sospechoso, que también
transcurre desde los diez días precedentes a la fecha de la cesación de pagos. El pago
anticipado a un acreedor, aunque licito, es perjudicial a la masa de acreedores cuando
se verifica en el periodo sospechoso que antecede a la quiebra.
Se trata asimismo de una inoponibilidad de derecho.
De lo anterior se puede deducir que el deudor con el solo hecho de efectuar pagos
anticipados ha querido romper la igualdad que debe existir entre los acreedores,
favoreciendo a algunos de ellos en desmedro de los demás. En el periodo sospechoso
el deudor ha renunciado a un plazo para cumplir anticipadamente una obligación, y
esta situación que es objetiva, porque no se atiende a la época de constitución de la
obligación ni a la forma de pago, le merece dudas a la legislación.
La ley asimila al pago anticipado el descuento por parte del deudor de efectos de
comercio o facturas de su cargo, porque estos descuentos, de hecho, son verdaderos
pagos.
35

En caso de que los pagos no fueron hechos por el fallido del art. 41, los acreedores
deberán proceder vía revocatoria ordinaria, haciéndose valer la presunción iuris
tantum que el deudor conocía el mal estado de sus negocios desde diez días antes de
la fecha asignada a la cesación de pagos.

3- Acción revocatoria contra daciones en pago

El artículo 76 nº 2 de la Ley de Quiebras señala que “todo pago de una deuda vencida
que no sea ejecutado en la forma estipulada en la convención, que se realice en el
periodo sospechoso. La dación en pago de efectos de comercio equivale a pago en
dinero”.
Por lo tanto las daciones en pago hechas por el deudor del artículo 41 de la ley
concursal serán revocables, siempre que sean tales y que se hayan efectuado en el
período sospechoso, que es igual al de la acción en contra de los pagos anticipados.
La dación en pago es un modo de extinguir las obligaciones, que consiste en
solucionar una deuda vencida en una forma diversa a la contemplada en la
convención. Este modo de extinguir obligaciones es sospechoso y rompe el principio
de la igualdad14.
Este acto configura una presunción de mala fe del deudor, porque mediante él
podrían sustraerse al activo de la quiebra bienes de mayor valor.
No obstante, existe una forma de dación en pago que se acepta por ser de uso
frecuente en la práctica mercantil: se trata de aquella que se hace mediante la entrega
de efectos de comercio, que se equipara al pago en dinero.
La dación en pago efectuada por el deudor común no será revocable por esta vía, por
lo que deberá recurrirse a la acción pauliana ordinaria con su útil presunción, de lo
que se desprende del artículo 75 de la Ley de Quiebras.

4.- Acción revocatoria contra garantías reales para obligaciones preexistentes

14
Fallo de la Corte Suprema del 26 de julio de 1916 que señala: “Es nulo el acto celebrado el mismo
día fijado como fecha de cesación de pagos y por el cual el fallido reconoce adeudar a uno de sus
acreedores cierta cantidad de dinero, y le vende en pago su negocio y demás especies que se
enumeran. Tales bienes corresponden a la masa de la quiebra”.
36

La ley supone en este caso que el fallido, antes del periodo sospechoso, había
contraído una obligación principal sin garantía, y que durante dicho periodo concede
o constituye una prenda o hipoteca sobre sus propios bienes para caucionarla.

A través del ejercicio de la acción revocatoria contenida en el artículo 76 Nº 3 de la ley


concursal chilena, puede obtenerse asimismo la invalidación de estas cauciones “toda
hipoteca, prenda o anticresis constituida sobre bienes del fallido para asegurar
obligaciones anteriormente contraídas”.
El fundamento de acción radica en que la constitución de tales garantías implica un
atentado contra el principio de la igualdad de los acreedores que informa al instituto
de la quiebra. Tal como lo dice Vargas Vargas “si una obligación ha nacido sin
garantía, pero posteriormente, encontrándose, al borde de la quiebra, el deudor
constituye a favor de su acreedor una seguridad real que lo coloca en una situación
privilegiada con respecto a los demás acreedores, la ley no puede tolerar esta
situación, atentatoria al principio de la igualdad del derecho que preside la quiebra y
por lo tanto, dispone la revocación de la constitución de tales garantías”. Aceptarlas
equivale en el fondo a dar preferencia para el pago a ciertos acreedores cuyos créditos
quedarían de esta suerte garantidos.
El período sospechoso se extiende igualmente desde los diez días que preceden a la
cesación de pagos. Las hipotecas, prendas o anticresis que constituya sobre sus
bienes el deudor común y las que se constituyan fuera del período sospechoso por el
deudor del artículo. 41 de la Ley de Quiebras, serán declaradas ineficaces sólo
mediante el ejercicio de la acción pauliana civil.
Para que proceda el ejercicio de esta acción deben cumplirse ciertos requisitos:
1.- Que se trate de la quiebra del deudor que ejerciera una actividad comercial,
industrial, minera o agrícola;
2.- Que los actos sean de prenda, hipoteca o anticresis;
3.- Que se hayan concretado durante el período sospechoso;
4.- Que estén destinadas a garantizar deudas preexistentes, y
5.-Que recaigan sobre bienes propios del deudor y no de terceros.
37

En caso de no cumplirse alguno de estos requisitos, lo correcto es proceder mediante


otra acción revocatoria concursal u ordinaria.
Si la hipoteca, prenda o anticresis se constituyó al tiempo de y junto con adquirirse la
obligación por el deudor, no procede esta acción, aun cuando se hayan otorgado
durante el período sospechoso; habrá que recurrir a las acciones especiales de los
artículos 77 y 79 de la ley concursal, que son inoponibilidades facultativas. Si la
obligación no estaba respaldada por garantías reales, resulta dudosa la circunstancia
de que éstas vengan a constituirse precisamente en el período sospechoso.

Si al momento de contraerse la obligación se celebró un compromiso de hipoteca,


prenda o anticresis que se convierte en contrato prometido durante el período
sospechoso, también será revocable el acto, a diferencia de lo que consagran otras
legislaciones, que no admiten la revocación simple, porque el acto ya no está envuelto
por la presunción de fraude.15

9.2 Acciones revocatorias destinadas a revocar actos a título oneroso y asimilados

También llamadas inoponibilidades facultativas, por el hecho de que acreditados los


requisitos queda a la discrecionalidad del juez declarar o no la inoponibilidad.
Como consecuencia de sus características, no admiten una revocabilidad tan expedita
y formal como los a título gratuito y asimilados.

La declaración de ineficacia importa un perjuicio y no la privación de un mero


beneficio.
Además se trata de actos que no importan o representan infracción a la par condictio
por su sola celebración, por lo que se invierte la prueba en favor del acto, pues hay que
acreditar la mala fe del co-contratante y, por ultimo el perjuicio, razón por la que se
considere su carácter de inoponibilidades facultativas.

a .- Acciones revocatorias concúrsales de actos a título oneroso en general

15
Puelma Accorsi, Alvaro, “Curso de derecho de quiebras”,cuarta edicion, editorial jurídica de Chile,
Santiago, 1966.
38

Tratándose de actos celebrados por el deudor del artículo 41 de la ley concursal, el


artículo 77 dispone que “podrán ser anulados los pagos no comprendidos en el
número 2 del artículo anterior (pagos anticipados) y los actos o contratos a título
oneroso, ejecutados o celebrados por el deudor a contar de la fecha de la cesación de
pagos y hasta el día de la declaración de la quiebra, siempre que los acreedores
pagados y los que hubieren contratado con el fallido hubieren tenido conocimiento de
la cesación de pagos”.
La disposición además agrega “las compensaciones que hubieren operado desde la
fecha de la cesación de pagos hasta el día de la declaración de quiebra, son
inoponibles a la masa si se hubieren efectuado con creditos adquiridos contra el
fallido por cesión o endoso, con tal que el cesionario haya tenido conocimiento de la
cesación de pagos al tiempo de la cesión o endoso”.
Al indicar la norma del artículo 77 que pueden ser anulados los pagos no
comprendidos en el nº 2 del artículo 76, está indicando pura y simplemente que se
trata de pagos normales, realizados al tenor de la convención.

Pueden invalidarse asimismo los actos o contratos a título oneroso, celebrados por el
deudor, cuando se ejecuten o celebren en el periodo sospechoso, que, en este caso,
conforme a la regla general, se extiende desde la cesación de pagos hasta la
declaratoria de quiebra.
La discrepancia que tienen estos actos o contratos es justamente la época en que se
ejecutan o celebran, puesto que no es necesario tampoco que causen perjuicio a los
acreedores.
Requisitos de la acción:
Para invocar con éxito esta acción se requiere de la concurrencia de los siguientes
requisitos:

1) Los actos deben haberse ejecutado o celebrado los contratos durante el periodo
sospechoso, desde la cesación de pagos hasta la declaratoria de quiebra. El periodo
sospechoso comienza, en este caso, con la cesación de pagos, ya que se exige el
39

conocimiento que de ella tenga el tercero a quien se ha pagado o con quien se ha


contratado.

2) Que se trate de actos o contratos cuya anulación no puede obtenerse con el ejercicio
de las acciones contenidas en los artículos 74 a 76 de la Ley de Quiebras. No deben
ser actos a título gratuito, contemplados en el artículo 74, ni pagos normales
ejecutados antes de la cesación de pagos, ni, en fin, de los actos afectados por las
acciones del artículo 76 de la ley concursal.

3) El tercero contratante debe tener conocimiento de la cesación de pagos. Se exige


que el tercero esté de mala fe, por haber recibido el pago o celebrado el contrato con
conocimiento de la cesación de pagos del fallido. Como la buena fe se presume, será
necesario acreditar la mala fe del tercero. El fraude que se exige es diverso al de la
acción pauliana. Así, mientras en ella se exige que el tercero esté en conocimiento del
mal estado de los negocios del deudor, en la acción contemplada por el artículo 77 se
requiere que conozca de la cesación de pagos del deudor. También, a diferencia de la
acción pauliana, no se necesita que se causen perjuicios a los acreedores.

4. Que el tribunal estime consecuente declarar la inoponibilidad de estos actos o


contratos.

b- Acciones revocatorias concúrsales destinadas a revocar ciertas compensaciones

Las compensaciones anteriores a la declaración de quiebra, en principio no son


revocables, aun cuando se realicen durante el periodo sospechoso. El motivo de su
validez esta dado en que los elementos que configuran la compensación son ajenos a
la voluntad de las partes; ella opera por el ministerio de la ley. En consecuencia, no es
revocable.
El articulo 69 señala que “ La declaración de quiebra impide toda compensación que
no hubiere operado antes por el ministerio de la ley entre las obligaciones reciprocas
del fallido y acreedores, salvo que se trate de obligaciones conexas, derivadas de un
40

mismo contrato o de una misma negociación y aunque sean exigibles en diferentes


plazos”.
Existiría una excepción, a que se refiere el artículo 77 inciso 2° de la ley concursal
respecto a la revocabilidad que señala: “Las compensaciones que hubieren operado
desde la fecha de la cesación de pagos hasta el día de la declaración de quiebra,
podrán ser anuladas si se hubieren efectuado con créditos adquiridos contra el fallido
por cesión o endoso, con tal que el cesionario haya tenido conocimiento de la cesación
de pagos al tiempo de la cesión o endoso”.

De lo anterior se puede deducir que para que tenga lugar esta acción, se deba cumplir
con ciertos requisitos:

a.- Que la compensación se haya producido durante el período sospechoso, que se


extiende, en este caso, desde la fecha de cesación de pagos hasta la de la apertura;

b.- Que el fallido esté comprendido en el artículo 41 de la ley concursal

c.-Que el adquirente por cesión o haya estado en conocimiento de la insolvencia del


fallido al tiempo de celebrar dichos actos traslaticios.

d.- Que la compensación haya operado por créditos contra el fallido adquiridos por
cesión o endoso. La ley no admite otro modo de adquirir, como sería el caso de la
sucesión por causa de muerte. Sabemos que la cesión y el endoso son las formas de
efectuar la tradición de los derechos nominativos o a la orden, respectivamente. Sólo
mediante estos actos jurídicos entre vivos es posible que devenga un daño al
patrimonio del deudor, porque en la entrega de los créditos al portador y en la
adquisición mortis causa el perjuicio es inevitable.
e.- Que por dicha compensación devenga perjuicio al patrimonio del deudor. La ley no
lo dice expresamente, pero debe desprenderse así de los fines de la revocación.
Para mayor comprensión señalaremos un ejemplo: Juan, el fallido, es acreedor de
Pablo por obligación exigible. Pedro es acreedor de Juan por obligación exigible.
Pedro cede o endosa a Pablo un crédito en contra de Juan, el deudor quebrado,
41

durante el periodo sospechoso. Pablo, el cesionario. Al tiempo de la cesión o endoso,


sabe que Juan está en cesación de pagos. Esta compensación es inoponible a la masa.

Con respecto a este tipo de acciones, antes de la declaración de quiebra, tenemos que
las compensaciones convencionales importan un pago ficticio y, por lo tanto, por regla
general, son actos a título oneroso susceptibles de revocarse mediante las acciones
señaladas. Pero no podemos predicar lo mismo respecto de las compensaciones que
obran por el solo ministerio de la ley, pues ellas no derivan propiamente de un “acto o
contrato”, de forma que, por regla general, no serán revocables por las acciones de los
artículos 75, 76 y 77 inciso 1° de la ley concursal, aunque importen un pago ficticio.

c- Acciones destinadas a revocar ciertos pagos de letras de cambio o pagarés

El artículo 78 de nuestra ley concursal, al señalar. “Si el fallido hubiere pagado letras
de cambio o pagarés después de la fecha asignada a la cesación de pagos y antes de la
declaración de quiebra, no podrá exigirse la devolución de la cantidad pagada sino de
la persona por cuya cuenta se hubiere verificado el pago.

En los dos casos propuestos, será menester probar que la persona a quien se exija la
devolución tenía conocimiento de la cesación de pagos a la fecha en que fue girada la
letra o transferido el pagaré.
En las letras de cambio que paga el fallido, la persona por cuya cuenta se realiza el
pago es el librador y en el pagaré a la orden lo es el beneficiario. Por lo tanto no puede
intentarse la revocación en contra de los endosatarios o dueños por endoso del
documento.
Esta norma también se aplica a los cheques, que son instrumentos negociables por
excelencia (art. 11 de la Ley de Ctas. Corrientes bancarias y Cheques señala que el
cheque dado en pago de obligaciones se sujetará a las reglas de la letra de cambio).

Esta acción se ejercerá siempre que no se trate de un pago anticipado efectuado en el


mismo período, porque es más sencilla su revocación (artículo 76 nº 1 de la Ley de
42

Quiebras) pero con preferencia a las acciones del inciso 1° del artículo 77, generales a
los actos onerosos del deudor comerciante, industrial, minero o agricultor.

Es notable la especialidad de esta norma, pues el reembolso de lo pagado no se exigirá


necesariamente a quien recibió el pago de parte del fallido, sino al primer beneficiario
del libramiento, aceptación o suscripción de la letra de cambio o pagaré,
respectivamente; ambos sujetos pueden como no pueden coincidir. De esto es posible
sostener que la finalidad de esta acción es sancionar a quien de verdad ejecutó un
acto, u obligó al deudor a ejecutarlo, en perjuicio de la masa, por lo que si alguien
obtiene el libramiento del fallido o su aceptación de una letra o bien la suscripción de
un pagaré a sabiendas, él debe sufrir el riesgo del no pago y no los posteriores
endosatarios de dichos efectos mercantiles; es aquél quien de verdad introduce en el
comercio un título de crédito que sabe resultará, probablemente, impago y, por lo
mismo, es a él a quien se excusa en el evento de padecer ignorancia del estado
económico del deudor.

Si las operaciones anteriores se efectuaron fuera del período de cesación de pagos, la


devolución habrá de exigirse mediante el ejercicio de la acción pauliana civil y contra
el beneficiario directo del pago, sin perjuicio que los obligados al pago del de su
derecho a repetir contra los demás.

El hecho de que opere la revocación en ciertos pagos de letras de cambio y pagarés


será necesario que el deudor haya pagado las letras libradas o aceptadas por él o
pagarés de su giro durante el período sospechoso, que también se extiende desde la
fecha de la cesación de pagos hasta la apertura, así como también la persona respecto
de la cual el deudor se haya obligado por alguno de dichos títulos, haya tenido
conocimiento de la insolvencia de éste al tiempo de librarse o aceptarse la letra de
cambio o de suscribir el pagaré a la orden de aquél, que el deudor que pagó haya sido
declarado en quiebra en calidad de fallido del artículo 41 de la ley concursal y que
tales pagos perjudiquen a la masa.
A titulo meramente ilustrativo, el antiguo artículo 449 del código de Comercio francés
tan complicado e ininteligible como nuestro articulo 78, fue derogado por la ley del
43

año 1967. Ahora establece, para proteger la circulación de los efectos de comercio, que
los pagos efectuados piel fallido n son revocables, pero si se trata del primer dueño del
documento el que recibió el pago y que tuvo relación con el fallido, puede intentarse la
acción revocatoria en su contra, probando la mala fe de éste. Desafortunadamente en
las últimas modificaciones a la actual ley de quiebras, el legislador desaprovechó esta
experiencia y no modificó esta norma.

d- Acciones destinadas a revocar ciertas inscripciones hipotecarias

Consagrada en el artículo 79 de la Ley de Quiebras “las hipotecas válidamente


constituidas sobre bienes del fallido con anterioridad a la quiebra pueden inscribirse
hasta el mismo día en que se declara la quiebra”. La presente disposición parte del
supuesto de la validez de la constitución de la hipoteca.
Es de primera necesidad según nuestra legislación, sancionar el fraude o la colusión
entre el deudor y un tercero, o bien del deudor con el acreedor, que de mutuo acuerdo
postergan la inscripción hipotecaria para que los otros acreedores contraten con el
fallido, creyendo que este gravamen no le afectaba.

La norma permite la revocabilidad de ciertas inscripciones hipotecarias


estableciéndose ciertos requisitos:

a) Periodo sospechoso: Que la inscripción se haga en periodo sospechoso, que se


extiende desde diez días antes de la cesación de pagos hasta la declaración de quiebra,
como en el caso de las inoponibilidades de derecho;

b) Periodo de inscripción: Lapso de quince días entre la fecha de la escritura pública


que contiene el contrato hipotecario y la inscripción de la hipoteca. El requisito recién
expuesto reemplaza en esta revocatoria a la concurrencia del fraude pauliano, pues se
ha entendido que el hecho de retardar la publicidad de la hipoteca (que es su
inscripción) implica una sospecha o presunción de fraude.
44

c) Que el tribunal declare inoponible la inscripción. Se trata de una inoponibilidad


facultativa.

El otorgamiento de la garantía hipotecaria puede dejarse sin efecto conforme a las


reglas del Código Civil, mediante la acción pauliana de que trata el artículo 2468. Por
lo tanto el contrato de hipoteca puede ser atacado, como tal, por la acción pauliana
ordinaria del Código Civil contemplada en la Ley de Quiebras. Puede revocarse
asimismo como acto oneroso, en el caso del artículo 77, o por el artículo 79, ambos de
la ley concursal chilena.

De acuerdo con lo prevenido en el inciso 3º del artículo 79, el plazo se amplía a razón
de un día por cada cien kilómetros de distancia entre el lugar en que se hubiere
constituido la hipoteca y el lugar en que deba hacerse la inscripción.

Al respecto, no es necesario conocer de la cesación de pagos, ni perjuicio a los


acreedores, pero para decidir si se anula o no la inscripción hipotecaria esto último
puede tomarse en consideración.
Esta acción no se dirige a la inoponibilidad del contrato de hipoteca, sino de la
tradición de ese derecho real, porque sin tradición el acreedor no puede invocar
preferencia alguna. En síntesis, es esto lo que en realidad debe importar.

A la inoponibilidad se le concede un carácter facultativo atendiendo en la prueba de


dichos factores por parte de los acreedores o el síndico. Hay un perjuicio que es claro,
pues la hipoteca importa una preferencia para el acreedor hipotecario, implicando
una verdadera sustracción del inmueble de la garantía común de los acreedores. Sin
embargo puede no existir si se compensa en el valor sustraído del bien raíz la
contraprestación o el crédito que recibió el fallido condicionado a tal hipoteca.

Respecto a lo señalado la Ley de Quiebras en su del artículo 79, es posible encontrar


ciertas analogías entre las acciones de inoponibilidad de la ley concursal y el
contenido de las acciones instituidas en los artículos 74 y 76 de la misma ley,
45

destacando la similitud que existe en cuanto al periodo sospechoso que se extiende


desde diez días antes de la cesación de pagos hasta el día de la declaración de quiebra.
En estos artículos no se requiere que el tercero haya tenido conocimiento de la
cesación de pagos.

En cuanto a sus diferencias podemos señalar que los artículos 74 y 76 obedecen a las
llamadas inoponibilidades de derecho, a contrario sensu, la acción del artículo 79 es
claramente una inoponibilidad facultativa.

Frente a la afinidad que se puede apreciar del ejercicio de las acciones del articulo 79 y
77 de nuestra ley concursal se puede concluir que ambas se asemejan en cuanto se
encuentran dentro de las llamadas inoponibilidades facultativas en las cuales el juez
actúa con plena discrecionalidad para declararlas. Por ultimo es dable encontrar entre
estas inoponibilidades facultativas ciertas diferencias , como el hecho de que las
acciones del artículo 77 necesitan conocimiento de la cesación de pagos por parte del
tercero. En las acciones del artículo 79 no se exige ese conocimiento. Además en el
período sospechoso empieza en las acciones del artículo 77 con la cesación de pagos,
en tanto que las acciones del artículo 79 empiezan con diez días de anticipación.

10. Extinción de las acciones revocatorias concúrsales

Puede ser por vía directa o por vía consecuencial.

10.1 -Extinción de las acciones revocatorias por vía directa


La extinción por vía directa puede provenir de la renuncia de la acción, de la
confirmación del acto revocable, del desistimiento de la acción y de la prescripción de
las mismas.

1.- Extinción de las acciones revocatorias por renuncia

La renuncia de las acciones dice relación con el acto formal por el que se expresa el
ánimo de no ejercerlas y no a una omisión pura y simple de su ejercicio. La renuncia
46

de un acreedor singular es perfectamente posible, pero su eficacia es dudosa, porque


la renuncia de uno de ellos no impide a los otros el intentarla. Para cada acreedor
singular es una mera facultad el ejercicio de la acción y bien pueden renunciar a ella,
pero la misma no se extiende a los demás.

Se reflexiona como legítima la renunciabilidad de las acciones revocatorias, pero,


como su inspiración es de orden público y de interés colectivo, se velará porque la
renuncia no importe una infracción a dicho orden.

Las acciones revocatorias están instituidas en beneficio exclusivo de los acreedores


concúrsales. Será entonces la masa de acreedores la que, actuando colectivamente y
por intermedio de la junta, puede acordar la renuncia con efectos generales. Pero aquí
la renuncia deberá adoptarse por unanimidad, puesto que la acción les compete a
todos y cada uno de los acreedores individualmente considerados, como atributo
propio, de modo que no puede echarse mano a las reglas de las mayorías que se
instituyen en el artículo 102 de la ley de la Ley de Quiebras. Además, la junta de
acreedores también es un órgano de la quiebra y en calidad de tal no tiene más
atributos que aquellos que la ley expresamente le reconoce.

En opinión de Vargas se ha hecho persistente que esta renuncia también es atributo


del síndico, en su calidad de representante de los acreedores, pero esta teoría no es
aceptada por la mayoría de la doctrina ya que el síndico no tiene otras facultades que
las que la ley expresamente le confiere.

2.-Extinción de las acciones revocatorias por confirmación del acto cuestionado

La confirmación del acto cuestionado es considerada una renuncia, aunque indirecta,


de las acciones revocatorias concúrsales.
Habría confirmación, según algunos autores, si la masa recibe las prestaciones que en
virtud del acto revocable hace el tercero al fallido. Pero se ha establecido que la
confirmación se extiende a más que eso, porque es evidente que el síndico recibirá
todos los pagos que se deban al fallido, pero ello no siempre importará una
47

ratificación del acto; la ratificación sólo se extenderá a aquellos puntos que se estimen
reconocidos por el síndico y no a otros extremos que le sean ignorados. Por ello, la
confirmación siempre debe importar una declaración más o menos evidente en el
sentido de renunciarse a la acción revocatoria.

3.- Extinción de las acciones revocatorias por desistimiento

Se deben considerar dos situaciones relevantes: el desistimiento por parte del síndico
y el desistimiento por parte de los acreedores.

En lo que dice relación con el desistimiento por parte del síndico, el síndico no ejerce
las acciones revocatorias en mandato de los acreedores; él las ejerce como titular
originario y legal de las mismas.

En cuanto a la revocación realizada por el acreedor se ha sostenido que él es el titular


por derecho propio de la acción revocatoria, y por lo tanto puede desistirse de dicha
acción. Sin embargo, ese desistimiento no resentirá la legitimación de los demás
acreedores para intentarla nuevamente en tanto dure el juicio de quiebra. De alguna
forma hemos ya explicado esto al tratar de la cosa juzgada en los fallos de los juicios
revocatorios.

10.2 Extinción de las acciones revocatorias por vía consecuencial

Destacando el carácter dependiente que tienen los juicios revocatorias es preciso


señalar que si se clausura el procedimiento concursal, debe acarrear su clausura la
terminación de los juicios revocatorios. Sin quiebra no puede ni intentarse ni
proseguirse la tramitación de una acción revocatoria. Similar situación tiene lugar
respecto del ejercicio de estas acciones luego de suspendida esta ejecución colectiva
mediante la sentencia de sobreseimiento temporal, porque éste también constituye
aunque transitoria, una clausura del juicio de quiebra con efectos plenos.
48

A los acreedores no les quedará otro camino que la acción pauliana civil, pero sin la
presunción de mala fe del inciso 2° del artículo 75 de la ley, bajo la condición de que
se acepte la teoría de que procede esta acción del derecho común sin declaración de
nulidad o cesión de bienes.

11. Prescripción de las acciones revocatorias concúrsales

El artículo 80 de la ley de quiebras señala expresamente que “las acciones de


inoponibilidad a que se refieren los dos párrafos precedentes prescribirán en el plazo
de dos años, 16contados desde la fecha del acto o contrato”; precepto que es igual para
la prescripción de la acción pauliana civil señalada en el artículo 2468 nº 3° de
nuestro Código civil.

El plazo de prescripción es extremadamente breve si se tiene en cuenta que los


acreedores y el mismo síndico se enterarán bastante después de la sentencia de
apertura de los actos perjudiciales que haya celebrado o ejecutado el fallido
precedentemente. Por tanto se trata entonces de una prescripción de corto tiempo,
por lo que corre contra toda persona y no admite suspensión en favor de nadie.

Prescripción de las acciones revocatorias concúrsales en el Derecho comparado

En la legislación concursal colombiana se establece un término de seis meses


contados desde la fecha en que quede en firme la calificación y graduación de créditos
y derechos de voto. Se considera como un derecho auxiliar del acreedor la acción
pauliana, quien puede ejercerla individualmente dentro del término legal de un año,
contado desde la fecha del acto fraudulento, antes o después de iniciarse el proceso de
cesión de bienes17, tal como lo señala la norma.

16
El artículo 80 de la ley de Quiebras fue modificado respecto al plazo de prescripción ya que bajo la
vigencia de la antigua ley concursal se establecía un plazo de prescripción de un año, contados desde
la fecha del acto o contrato.
17
Artículo 1672 del Código Civil colombiano, y Ley 1.116 del proceso concursal colombiano.
49

La legislación concursal argentina, por su parte, como en numerosos fallos dictados, 18


ha sido clara en esta materia y así se desprende del artículo 119 de la ley 24.577 en la
cual se establece que las acciones tendiente a obtener la declaración de ineficacia de
los actos jurídicos celebrados por el deudor y terceros durante el periodo de sospecha
prescriben en el plazo de 6 meses.

12. Efectos de las acciones revocatorias concúrsales

Las acciones revocatorias tienen por efecto hacer inoponible el acto respecto de la
masa, por lo cual deben reintegrarse al activo los bienes objeto del acto o contrato
declarado inoponible. Respecto del demandado se plantea el problema de saber si la
masa está obligada a devolver lo que éste haya dado o pagado en virtud del acto o
contrato revocado. De este modo se plantean ciertos relativos al efecto de la
revocación respecto del demandado y de terceros.
Tratándose de terceros subadquirentes del bien objeto de la acción revocatoria,
surgen ciertas interrogantes como si les afecta esta acción y de qué forma y en qué
condiciones.19

En nuestro derecho son diversas las opiniones que tratan esta materia. Para Luis
Claro Solar y Manuel Vargas, la revocatoria tiene efectos propios, por lo que debe
atenderse a la buena o mala fe del tercero para fijar la extensión o alcance de tales
efectos. En conclusión:
-Si está de buena fe, debe restituir hasta el monto del enriquecimiento injusto, y
-Si se encuentra de mala fe, debe restituir hasta concurrencia del daño causado.

18
Revisar Anexo 1 incorporado en el presente trabajo.
19
Puelma Accorsi, Alvaro, “Curso de derecho de quiebras”,cuarta edicion, editorial jurídica de Chile,
Santiago, 1966
50

Arturo Alessandri Rodríguez sostiene que la revocación declarada judicialmente


produce los mismos efectos que la nulidad, es decir que tendría plena aplicación la
norma contenida en el artículo 1687 del Código Civil, que permite reivindicar la cosa
de manos de terceros subadquirentes, sin distinguir la buena o mala fe del adquirente.

En la inoponibilidad lo predominante es que el acto es absolutamente ineficaz


respecto de los beneficiarios de esta acción.
El acto para dichos terceros es inexistente, absolutamente inexistente; pero dicha
inexistencia sólo obra en beneficio de ellos; para los acreedores, en cuanto les
perjudica (nunca se pagó, nunca se hipotecó, nunca se permutó o vendió, etc).

13- Otras acciones procedentes en materia de quiebras

Reivindicación, resolución y retención.


La Ley de Quiebras en el Título VI, artículos 82 y siguientes, se refiere al ejercicio de
las acciones reivindicatoria y resolutoria y al derecho legal de retención en caso de
quiebra.
La acción puede intentarse en contra del fallido representado por el síndico de
quiebras. El legislador ha querido tratar en particular el ejercicio de estas acciones,
por la incidencia especial que tienen sobre los intereses comprometidos en la quiebra.

1 Acción reivindicatoria en materia concursal

En nuestra legislación concursal se dispone expresamente que “ Podrán ser


reivindicados loes efectos de comercio y cualquier otro documento de crédito no
pagado y existente al momento de la declaratoria de quiebra” y en el artículo siguiente
artículo 83 de la misma ley se establece que “ podrán también ser reivindicadas, en
todo o en parte, mientras puedan ser identificadas, las mercaderías consignadas al
fallido a título de deposito, comisión de venta o a cualquier otro que no transfiera el
dominio”.
En consecuencia, el efecto de comercio, mientras no se haya cobrado ni pagado por el
deudor, puede ser reivindicado.
51

- Los efectos de comercio son títulos de crédito que contienen una prestación
consistente en pagar una suma de dinero a la orden del beneficiario indicado o al
portador. Son pagaderos a corto plazo, de fácil circulación, por lo que se les considera
como sustitutos del dinero. Los efectos de comercio, considerados en su aspecto
jurídico-material, pueden salir de la posesión de su dueño, no obstante que éste
conserve su dominio. Desde este punto de vista, y como se señaló con anterioridad el
efecto de comercio es perfectamente reivindicable, en la medida que se cumplan todos
los requisitos de la acción reivindicatoria.
-Que se trate de un efecto de comercio o cualquier otro título de crédito20;
-Que no se haya pagado;
-Que el fallido lo tenga en su poder por sí, o por otra persona que lo tenga
a nombre de él, y
-Que haya sido entregado al fallido por un título no traslaticio de dominio.

La ley concursal vigente confirma el principio de que la acción reivindicatoria puede


intentarse contra el fallido de acuerdo con las reglas generales. Así lo establece el
artículo 85 del referido texto legal. La Ley de Quiebras contiene normas especiales
relativas a las tercerías de dominio, que no son sino una forma de acción
reivindicatoria. Tales tercerías continuarán tramitándose en el caso de haber sido
iniciadas al tiempo de la declaratoria de quiebra. Si dichos procedimientos de
recuperación se hubieren empezado a tramitar con posterioridad a la declaratoria de
quiebra, las reglas generales no sufren en este caso ninguna variación.
Una vez declarada la quiebra, el síndico no tiene por qué cobrar el documento, ya que
a partir de ese instante cesa de pleno derecho el mandato que tenía el fallido para el
cobro. Si, no obstante, cobrara el documento, ejecutaría un acto indebido y tendría
que restituir íntegramente el monto de lo recibido.
Frente a lo ya expuesto, se desprende que la acción reivindicatoria abarca dos
materias: la primera referida a los efectos de comercio, tratada en los párrafos

20
Para el profesor Arturo Alessandri el titulo de crédito es una cosa corporal mueble, sometido al
régimen jurídico de esta hasta donde lo permitan sus particularidades.
52

anteriores, y la segunda referida a las mercaderías consignadas al fallido que será


tratada a continuación.

- Acción reivindicatoria de mercaderías consignadas por el fallido


De acuerdo al artículo 83 previene que ”podrán ser también reivindicadas, en todo o
en parte, mientras puedan ser identificadas, las mercaderías consignadas al fallido a
título de depósito, comisión de venta o a cualquier otro que no transfiera dominio”.
De lo anterior se desprende que para el éxito de esta acción:
- es necesario que se reivindiquen mercaderías.21
- que ellas hayan sido entregadas al fallido a cualquier título no traslaticio
de dominio y que las mercaderías puedan ser identificadas.
- Si las mercaderías hubieren sido vendidas, el propietario de ellas podrá
reivindicar el precio o parte del precio que, al tiempo de la declaración
de quiebra, no hubiese sido pagado o compensado entre el fallido y el
comprador. Esta norma no es sino aplicación del artículo 898 del Código
Civil; pero en este evento el propietario demandará directamente al
tercero comprador por el saldo insoluto.
- Tratándose en el caso en que si se le pagó al fallido u operó entre él y el
comprador la compensación legal, el propietario sólo podrá verificar en
la quiebra por el perjuicio sufrido con motivo de dicha enajenación. Sin
embargo, ”no se entiende pagado el precio por la simple dación de
documentos de crédito, firmados o transferidos por el comprador a
favor del fallido; y si existieren tales documentos en poder de éste, el
propietario podrá reivindicarlos, siempre que acredite su origen e
identidad” (artículo 83 inciso 3º de la Ley de quiebras).

La presente acción no es discrepante con otras acciones personales de restitución que


le quedan al propietario, porque la ley utiliza la expresión “podrá”, de forma que
recurrir a esta acción es facultativo para el dueño.

21
Corte de Apelaciones de Iquique, 30 de mayo de 1922, estima que la voz ”mercaderías” comprende
también el mobiliario de la casa-habitación que el fallido tenía a título de arrendatario, porque la
expresión aludida, no estando definida, debe tomarse en su sentido natural y obvio.
53

La acción reivindicatoria, “por el precio” está establecida especulando sobre la base


de que el fallido enajenó las mercaderías como propias. Sin perjuicio de ello, el
propietario siempre podrá reivindicar dichas mercaderías en contra del comprador,
porque si bien la venta de cosa ajena es válida, es inoponible al dueño legítimo de ella.

En presencia de esta situación, sí sería una acción reivindicatoria, porque el


comprador sí se comporta como poseedor.

Por el contrario, si el fallido enajenó en representación del propietario, éste no tendrá


más acción que la derivada del mandato para exigir al fallido la entrega del precio, lo
que hará mediante la demanda de verificación por el precio recibido.

Para concluir, hay considerar que si el comprador pagó al fallido o al síndico el precio
de las mercaderías, reconociendo la calidad de mandatario del fallido respecto del
dueño, dicho pago, no obliga a este último, porque el mandato se habrá terminado
con la declaración de quiebra del fallido mandatario. Deberá pagar dos veces el
comprador.

2 La acción resolutoria en materia concursal.

Dicha acción deriva de la condición resolutoria tácita o del pacto comisorio y en virtud
de la cual el contratante cumplidor o diligente puede solicitar que se deje sin efecto el
contrato por incumplimiento de parte del otro contratante.
Además no hay que olvidar que la condición resolutoria ordinaria no da lugar a la
acción resolutoria, porque sus efectos se originan de pleno derecho.

El articulo 86 de nuestra ley concursal dispone” El contrato de compraventa podrá


resolverse por falta de cumplimiento de las obligaciones del comprador fallido, salvo
cuando se trate de cosas muebles que hayan llegado a poder de éste”. De acuerdo a la
regla contenida en su artículo 86, la Ley de Quiebras vigente mantiene el principio
contenido en el artículo 1489 del Código Civil.
54

Dicha disposición manifiesta una excepción relativa al contrato de compraventa de


cosas muebles que hayan llegado a poder del comprador fallido, en cuyo caso no
podrá hacerse efectiva la acción resolutoria en su contra.

Se exige que se trate de compraventa de cosas muebles, aun cuando no haya pagado el
precio, que se encuentren en poder del fallido al tiempo de la declaratoria de quiebra.

La excepción al ejercicio de la acción resolutoria prevista en la parte final del citado


artículo 86 se funda en el conocimiento que los terceros tienen de la situación
aparente del comprador fallido en cuyo poder se encuentran estos bienes muebles,
quienes pueden contratar con él basados en tal apariencia.

No ocurre lo mismo tratándose de bienes inmuebles, cuya venta y posterior tradición


están sometidas a las formalidades legales de escritura pública e inscripción en el
Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces. Esto permite a los terceros
tomar conocimiento de la verdadera situación del comprador y del ejercicio de la
futura acción resolutoria en caso de incumplimiento.
Para negar el ejercicio de la acción resolutoria en contra del comprador fallido, la ley
concursal exige es que las cosas muebles “hayan llegado a poder de éste”. De esta
norma se desprende:
- Que se refiere a tenencia o apoderamiento material de dichos bienes y
no al poder jurídico o dominio sobre ellos.
- Por otra parte, de conformidad con lo prevenido por el artículo 148 del
Código de Comercio,”el envío de las mercaderías hecho por el vendedor
al domicilio del comprador o a cualquier otro lugar convenido, importa
la tradición efectiva de ellas”.

Armonizando esta norma con el artículo 86 parte final de la Ley de Quiebras, podría
pensarse que realizada la tradición de las mercaderías vendidas en esta forma no
podría intentarse la acción resolutoria contra el comprador fallido, porque se requiere
55

que los bienes muebles estén en poder del comprador al tiempo de su declaratoria de
quiebra.

Esta interpretación es consecuente con lo establecido en el artículo 87 de la ley


concursal, que permite al vendedor no pagado de mercaderías que se encuentren en
tránsito, dejar sin efecto la tradición, recuperar la posesión y pedir la resolución de la
compraventa; según el artículo 89, se entiende que la mercadería está en tránsito
“desde el momento en que las reciben los agentes encargados de su conducción, hasta
que queden en poder del comprador fallido o de la persona que lo represente”.

Puede ocurrir también que las cosas muebles en tránsito hayan sido vendidas durante
la conducción a un tercero de buena fe, a quien se le transfiere la factura,
conocimiento o carta de porte, caso en el cual el vendedor primitivo no podrá intentar
la acción resolutoria. Sin embargo, si el nuevo comprador no hubiere pagado el precio
antes de la declaración de quiebra, el vendedor primitivo podrá demandar su entrega
hasta concurrencia de la cantidad que se le deba. Tal es la situación prevista en el
artículo 88 de la Ley de Quiebras.22

Así lo dispone el artículo 88 de nuestra ley concursal al señalar que “En caso de que
las cosa a que se refiere el artículo anterior hayan sido vendidas durante su transito a
un tercero de buena fe, a quien se hubiere transferido la factura, conocimiento o carta
de porte, el vendedor no podrá usar de las acciones que le confiere dicho artículo.
Pero si el nuevo comprador no hubiere pagado el precio antes de la declaración de la
quiebra, el vendedor primitivo podrá demandar su entrega hasta la concurrencia de la
cantidad que se le deba”.

Para terminar no se debe desatender el hecho que la resolución no opera de pleno


derecho y que requiere en consecuencia de una decisión judicial. El ejercicio de esta
acción por el contratante cumplidor o diligente puede asimismo enervarse mediante
el cumplimiento de lo debido, pagando la deuda, intereses, costas y perjuicios, o

22
OLIVERA GARCÍA, Ricardo. “Anteproyecto de Ley de Concursos”, 1ª ed. Montevideo: Editorial Universidad de
Montevideo, 1999.
56

dando caución que asegure el pago. Claro está que por encontrarse en quiebra el
comprador la acción resolutoria debe enervarla el síndico en su representación. Así lo
establece el artículo 93 de nuestra ley concursal.

3. El derecho legal de retención en materia concursal

Por lo dispuesto en el artículo 71 inciso 4º de la Ley de Quiebras, “cuando a algún


acreedor corresponda el derecho de retención, en los casos señalados por las leyes, no
podrá privársele de la cosa retenida sin que previamente se le pague o se le asegure el
pago de su crédito. La procedencia del derecho legal de retención podrá ser declarada
aun después de la sentencia de quiebra”. Según esta norma, el derecho legal de
retención puede hacerse valer en caso de quiebra.

El derecho legal de retención, no opera a favor de todo acreedor, sino a favor de


ciertos y determinados acreedores que la ley expresamente protege, pero la Ley de
Quiebras amplia considerablemente el ámbito del derecho legal de retención,
estableciéndolo de un modo general a favor de todo aquel que ha pagado o se ha
obligado pagar por el fallido y tiene su poder alguna cosa que el fallido le haya
entregado sin destino determinado.

No obstante la disposición del artículo 92 de la misma ley señala que, aparte de los
casos expresamente contemplados por las leyes, la retención tendrá lugar siempre que
la persona que ha pagado o se ha obligado a pagar por el fallido, tenga en su poder
mercaderías o valores de crédito que pertenezcan a aquél, con tal que la tenencia
nazca de un hecho voluntario del fallido, anterior al pago o a la obligación, y que esos
objetos no hayan sido remitidos con un destino determinado.

Procedencia de los siguientes requisitos para que opere el derecho legal de retención
de acuerdo con el artículo 92:
-Que la persona haya pagado o se haya obligado a pagar por el fallido;
-Que tenga en su poder mercaderías o valores de crédito que pertenezcan a aquel;
57

-Que la tenencia de estas especies haya nacido de un hecho voluntario del fallido,
anterior al pago o a la obligación, y
-Que tales bienes no hayan sido remitidos con un destino determinado.

No escapa a la necesidad de la declaración judicial que lo declare el derecho de


retención, lo que puede hacerse, aun pendiente el juicio de quiebra23.
El articulo 126 de la ley de quiebras, consta que acordada la enajenación del activo
como unidad económica, se suspende el derecho de los acreedores hipotecarios,
prendarios, retencionarios y de otros acreedores para iniciar o proseguir en forma
separada las acciones dirigidas a obtener la realización de los bienes comprendidos
dentro de la unidad económica, afectos a la seguridad de sus respectivos créditos.

23
Varela, Raúl, Curso de Derecho Comercial, Quiebras, 2ª parte, Editorial Universitaria, S.A., Chile,
1961.
58

15 . Bibliografía

1.- Claro Solar, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado, t. XI, Editorial
Jurídica de Chile, 1979.
2.- Vial Puga, Juan Esteban, Derecho Concursal, El Juicio de Quiebras, 3ª ed,
Editorial Jurídica de Chile, 2004.
3.- OLIVERA GARCÍA, Ricardo. “Anteproyecto de Ley de Concursos”, 1ª ed. Montevideo:
Editorial Universidad de Montevideo, 1999.
4.- Puelma Accorsi, Alvaro, “Curso de derecho de quiebras”,cuarta edicion, editorial
jurídica de Chile, Santiago, 1966.
5.- López Sandoval Ricardo, Derecho Comercial, 5ª ed, Editorial Jurídica de Chile,
2004.
6.- Varela, Raúl, Curso de Derecho Comercial, Quiebras, 2ª parte, Editorial
Universitaria, S.A., Chile, 1961.
7.- Ley concursal colombiana, Ley 1.116, 2006.
8- Ley general del sistema concursal peruano, Ley 27.809, 2006.
9- Ley concursal argentina, Ley 24.577, 1995.
59

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