Padre, ha llegado el momento de darte gracias. Pero, ¿qué podemos
decir?. Hay tantas y tantas cosas que agradecerte…, tantas y tantas por las que alabarte… Y, sin embargo, aquí nos tienes, sin saber exactamente qué decirte. Quizá… gracias por todos los buenos momentos vividos en el colegio; por enfrentar los errores cometidos y que nos has ayudado a corregir; por todos los profesores, a los que en algún momento hemos hecho sufrir; gracias por los padres que están ahí, cerca de nosotros, acompañando nuestro crecimiento con todo el cariño y dedicación; por los compañeros con los que comenzamos en el cole hace ya unos años, con los que aprendimos nuestras primeras letras y compartimos aula y pupitre… Pero sobre todo gracias por estar ahí, perdonando nuestra ingratitud y acompañándonos siempre. Queremos que sigas presente en nuestras vidas. Queremos que seas nuestro mejor amigo, que en Ti encontremos la ayuda ante la dificultad y los problemas: VEN, PADRE, NO NOS DEJES SOLOS. Y a Ti, Virgen del Dolor, haz que encontremos en tu regazo el consuelo en la adversidad y gracias por sentirte Madre Nuestra. MONICION DE ENTRADA.
Señor, nos reunimos en la Eucaristía para celebrar un final de curso.
Pero éste es un final muy especial porque dejamos el Colegio y vamos a empezar una nueva etapa en nuestra vida. Y no nos queremos ir sin antes dar las gracias porque nos has acompañado como si fueras un compañero más de clase. Sigue haciéndolo porque queremos que seas nuestro mejor amigo.
En esta Eucaristía tenemos un recuerdo muy especial por nuestros
padres y profesores, por todos los que nos están ayudando a ser personas, por todos los que nos quieren de verdad. Que Jesús nos siente a todos alrededor de su mesa y dejemos que Él nos enseñe y nos muestre el Buen Camino.