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9 789707 530324

ISBN 970753032-4 CORAS

Ancianos (Bausij) al inicio de la judea. Rosarito, Nayarit.


Fotógrafo Arturo Gutiérrez, 1999.
Acervo personal.
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COORDINACIÓN ACADÉMICA
Enrique Serrano Carreto
Lilia Cruz-González Espinosa

CONSULTORÍA EN DEMOGRAFÍA
Constanza Rodríguez Hernández

SISTEMA DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA


Verónica Gámez Montes
José Alberto Salas Serrato
Laura Virginia García Vidales

SERVICIOS DE INFORMACIÓN Y CÓMPUTO


Eduardo Bello Jiménez
Patricia Moreno Hernández
María de Lourdes Ayala
Blanca Ramírez Martínez

NOTA SOBRE EL AUTOR


Jesús Jáuregui es etnólogo y doctor en antropología; investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia y coor-
dinador del Proyecto Etnografía del Gran Nayar (coras, huicholes, mexicaneros, tepehuanes y mestizos), además es miem-
bro del Sistema Nacional de Investigadores.

Fotografía 1a de forros y portada: Niño judío, Santa Teresa, Nayarit.


Fotógrafo Fernando Rosales, 1999. Fototeca Nacho López, CDI.

Fotografía página 5: Detalle de la fotografía en pág. 36.

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CORAS
JESÚS JÁUREGUI

http://www.cdi.gob.mx
CDI
972.004
C65
CORAS

Jáuregui, Jesús
Coras / Jesús Jáuregui -- México : CDI : PNUD, 2004.
47 p. : ils., retrs., tabs. – (Pueblos indígenas del México contemporáneo)
Incluye bibliografía
ISBN 970-753-032-4

1. INDIOS DE NAYARIT - CORAS 2. AGRICULTURA - CORAS 3. CORAS -


ORGANIZACIÓN SOCIAL 4. CORAS - POLÍTICA Y GOBIERNO 5. CORAS -
HISTORIA 6. CORAS - RELIGIÓN Y MITOLOGÍA 7. COSMOVISIÓN CORA 8.
CORAS - RITOS Y CEREMONIAS 9. SISTEMA DE CARGOS - CORAS 10.
DANZAS CORAS I. t. II. Ser.

D.R. © 2004 Jesús Jáuregui

Primera edición, 2004

D.R. © 2004 Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas


Av. Revolución 1279, Colonia Tlacopac, Delegación Álvaro Obregón,
C.P. 01010, México, D.F.

D.R. © 2004 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo


Av. Presidente Mazarik 29, Colonia Chapultepec Morales, Delegación Miguel Hidalgo,
C.P. 11570, México, D.F.

ISBN 970-753-032-4/ Coras

ISBN 970-753-006-5 / Pueblos Indígenas del México Contemporáneo

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Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización
del titular, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso de los tratados internacionales aplicables. La
persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones legales correspondientes.

Impreso y hecho en México

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CORAS

CORAS

COMUNIDADES, MICRORREGIONES Y VARIANTES LINGÜÍSTICAS 5


LOS CORAS (NÁAYARI, SINGULAR; NÁAYARITE, PLURAL) HABITAN LA REGIÓN
MONTAÑOSA DE LA SIERRA MADRE OCCIDENTAL correspondiente al noreste
del actual estado de Nayarit. Su territorio comprende desde un área semi-
desértica, en el extremo oriental, hasta una zona semitropical, en su ex-
tremo occidental, ya en la bocasierra próxima a las marismas; desde los
bosques de pino templados, en la parte alta norteña, hasta la fértil región
de entrerríos del San Pedro y del Santiago, vecina de la Presa de Aguamil-
pa, en el sur. Este territorio se divide en tres grandes subregiones:

a. El cañón del río Jesús María o Taxicoringa, en donde están asentadas


las comunidades de Jesús María (Chuisete’e) y San Francisco (Kuáxata);
la más norteña de estas comunidades, San Juan Peyotán (Chu’aata), fue
despoblada por los coras durante la primera mitad del siglo XX, ante el
acoso de las migraciones de mestizos provenientes de los estados de
Jalisco y Zacatecas.

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b. La Meseta Central serrana, que com- de Mezquital, conviven con mexicaneros


prende las comunidades de Mesa del y tepehuanes.
Nayar (Yaujque’e), antiguamente deno- En el territorio serrano el patrón de asen-
minada la Mesa del Tonati; Santa Tere- tamiento consiste en un centro comunitario
sa (Kueimarutse’e) y Dolores (Guajchá- del que depende, en términos rituales y de
japua). autoridad, un conjunto variable de ranche-
c. El cañón del río San Pedro y la bocasie- rías. En las últimas décadas las instituciones
rra, en donde están las comunidades de municipales y federales han establecido una
San Juan Corapan (Kura’apa), Rosarito serie de “anexos comunales” —que corres-
(Yauátsaka), Mojocuautla y San Blas. ponden a las rancherías de mayor pobla-
En esta zona los coras fueron despla- ción y en las que reside un juez auxiliar,
zados de San Pedro Ixcatán (Muxate’e) delegado de la autoridad municipal, y un
a mediados del siglo XX y fundaron el representante de bienes comunales—, bajo
poblado de Presidio de los Reyes. los cuales quedan subordinadas las ranche-
rías más pequeñas. En general, las ranche-
Además, muchos coras viven dispersos en rías están habitadas por grupos de parentes-
6 rancherías y poblados mestizos de la cos- co, dispersos por el territorio de tal manera
ta norte de Nayarit, particularmente en los que los recursos agrícolas y ganaderos del
municipios de Ruiz y Rosamorada; en San entorno puedan ser utilizados.
Juan Bautista han logrado conformar una El territorio está dividido en dos sucesi-
importante colonia indígena multiétnica, vos pisos ecológicos: la parte baja (ütsita,
junto con huicholes, tepehuanes y mexica- “lugar de vegetación espesa”) y la parte al-
neros. En la comunidad de Santa Cruz de ta (mu’utsita, “lugar del ocote”). Cada una
Güejolota, del municipio de Acaponeta, de ellas está subdividida, a su vez, en dos
conviven con mexicaneros, y en la de San niveles. En la zona caliente-baja se distin-
Buenaventura, del municipio durangueño gue la parte ütsita (“matorral”) de la más

El patrón de asentamiento consiste en un centro comunitario del


que depende, en términos rituales y de autoridad, un conjunto
variable de rancherías.

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Casa real. Santa Teresa, Nayarit.


Fotógrafa Olivia Kindl, 1999.
Acervo personal.

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baja, jata’ana (“río” o “arroyo grande”); por to del paisaje por parte de los coras. El ga-
su parte, en la zona fría está tuájitsata (“lu- nado vacuno (Bos taurus, nombre cientí-
gar de robles”, entre los mil y los mil 400 fico de la variedad) ha llegado así a una
metros sobre el nivel del mar) y jukútsata adaptación genética especial, pues su
(“lugar de pinos”, por encima de los mil “pastoreo” a campo abierto se alterna entre
400 metros sobre el nivel del mar). La zo- las partes altas y bajas del terreno, como
na ütsita (“matorral”) es la más apropiada contraparte del cultivo de la milpa, e impli-
para las actividades de subsistencia, esto ca desplazamientos hasta de mil metros de
es, la ganadería y la recolección, y allí es desnivel. Una vez que se ha cosechado el
donde se practica preferentemente la agri- maíz, se introducen las reses en la zona de
cultura de maíz, calabaza y frijol de tem- coamiles para que consuman el rastrojo. A
poral con la técnica de tumba, roza y que- este ganado, denominado “coreño” o “ca-
ma (vi’ira’a). ñoneño”, los zoólogos lo han identificado
La verticalidad, esto es, la utilización por su fortaleza, agilidad y fiereza, así co-
de sucesivos pisos en la zona montañosa, mo por su resistencia a las enfermedades
es una característica del aprovechamien- y, en especial, a las garrapatas.

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Aunque la agricultura sigue siendo básicamente de


autoconsumo, la presión demográfica sobre el terreno y el
sobretrabajo han incrementado la dependencia de los coras
respecto de los productos foráneos.

En la actualidad, aunque la agricultu- de café, frijol y tabaco, y los ingresos lo-


ra sigue siendo básicamente de autocon- grados como trabajadores migrantes en Es-
sumo, la presión demográfica sobre el te- tados Unidos.
rreno y el sobretrabajo —y el consecuente En algunas zonas apartadas se ha in-
agotamiento— de los campos de barbecho troducido, de manera subrepticia, el cul-
han incrementado la dependencia de los tivo de marihuana y amapola, a partir de
coras respecto de los productos foráneos. lo cual algunos coras se han convertido
Este grupo indígena no sobreviviría sin el en agricultores comerciales sujetos a la
dinero obtenido por el trabajo estacional explotación de las redes del narcotráfico.
8 en la bocasierra y la costa del estado de No obstante, dado el precio diferencial de
Nayarit, como jornaleros en las cosechas estos productos ilegales, el ingreso obteni-
do representa una tentación permanente
en el contexto de una agricultura de tem-
poral, destinada al autoconsumo y que se
desarrolla en terrenos con pendientes pro-
nunciadas.
La caza, la pesca y la recolección son
actividades económicas complementarias.
El venado es la pieza venatoria más im-
portante, por encima de jabalíes, liebres e
iguanas; en la actualidad es victimado con
rifles. En los ríos y arroyos se lleva a cabo
la pesca de peces, camarones, langostas
(cauques) y tortugas; prevalece la técnica
Jinete cora en un jaripeo. Santa Teresa, Nayarit.
Fotógrafa Olivia Kindl, 1999. de “envenenamiento” del agua (con sus-
Acervo personal. tancias vegetales) y el uso de redes, aun-

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Tejedora con telar de cintura. Dolores Viejo, Nayarit.
Fotógrafa Laura Magriñá, 2004.
Acervo personal.

que también se emplean los anzuelos y reas más representativas de los varones se
el disparo de fisga, lo cual implica la uti- encuentran la cacería, la pesca, la tum-
lización de un “visor” por parte del bu- ba y quema del coamil, el corte y acarreo
zo. La recolección varía de acuerdo con de la leña y la construcción de viviendas;
la estación y la zona ecológica; se obtie- por su parte, las mujeres se especializan
nen nopales, verdolagas, “flor de turco”, en las labores textiles y de costura, ade-
guamúchiles, nanchis, arrayanes, anonas, más de encargarse del aprovisionamiento
gualacamotes y palmitos. de agua y del trabajo referente a la cocina.
En la sociedad cora la división sexual Sin embargo, no faltan las especializacio-
del trabajo es manifiesta, de tal manera nes artesanales, como —para el caso de los
que cada hombre y cada mujer deben varones— la de herrero, jinete-vaquero, ta-
aprender y desarrollar una serie de habi- labartero, destilador, carpintero, panadero,
lidades técnicas específicas. Entre las ta- albañil, músico, cantador y curandero; así

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La división sexual del trabajo es manifiesta. Entre las tareas de


los varones se encuentran la cacería, la pesca, la tumba y quema
del coamil, las mujeres se especializan en las labores textiles y
de costura, y del trabajo referente a la cocina.

como —para el caso de las mujeres— la a algunos miembros de su familia. Final-


de alfarera y partera. Pero la adquisición de mente, existen dos grandes focos de mi-
habilidades técnicas particulares siempre gración a larga distancia: San José del Ca-
está vinculada con la solicitud del “don” a bo, en Baja California Sur, donde laboran
un ser sobrenatural, lo cual implica proce- como asalariados en diversas actividades,
sos rituales iniciáticos (promesas, abstinen- y Monrose, en el estado de Colorado, Esta-
cias, autosacrificios, así como ceremonias dos Unidos de América, en donde se des-
y ofrendas metafóricas del oficio). empeñan como pastores de ovejas.
Durante la segunda mitad del siglo Los coras hablan su propia lengua
10 XX, particularmente a partir de la injeren- aborigen, correspondiente a la familia
cia del Instituto Nacional Indigenista en yuto-azteca, la cual, junto con el idioma
la década de 1960, los poblados se trans- huichol, conforma la subfamila corachol.
formaron de sedes religiosas y políticas, El cora tiene cinco variantes lingüísticas
habitadas de manera permanente sólo por principales: mariteco (de Jesús María),
las autoridades tradicionales y los mayor- sanfrancisqueño (de San Francisco), me-
domos, en centros comerciales, escolares seño (de Mesa del Nayar, Santa Cruz del
y de salud pública, con una población re- Guaybel y Presidio de los Reyes), terese-
sidente fija. El incremento de las activida- ño (de Santa Teresa, Dolores y San Blas),
des comerciales propició la inmigración corapeño (de San Juan Corapan, Rosarito
de mestizos, quienes son dueños de las y Mojocuautla). La necesidad de una va-
principales tiendas y se han apoderado de riante estandarizada para fines de la lec-
algunos centros de poblados como Jesús toescritura ha impuesto tendencialmente
María y Santa Teresa. la variante mariteca, quizá porque en Je-
Se presenta la tendencia a que los sús María se asienta la cabecera municipal
maestros bilingües emigren hacia la ca- y porque de ahí provienen los maestros
pital del estado, Tepic, llevando consigo bilingües encargados de la elaboración

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de los textos escolares (véase cuadro en tiago y Huaynamota— mantuvieron una


la p. 45). región autónoma del poder virreinal y de la
Los matrimonios interétnicos —ya sea influencia de la Iglesia católica hasta 1722
con indígenas o con mestizos— han condu- (véase cuadro en la p. 47).
cido a que las nuevas generaciones abando- En 1540-1541, estos indígenas, a la par
nen la lengua cora en favor de la lingua fran- que todos los de su macrorregión, partici-
ca contemporánea de la región, el idioma paron en la guerra del Mixtón, en un gran
español. La influencia del sistema escolar intento por exterminar a los conquistado-
del Estado mexicano ha sido devastadora en res europeos de sus tierras. El virrey Anto-
la implantación del castellano y el despla- nio de Mendoza (1490-1552) se vio obli-
zamiento de la lengua cora. Por un lado, los gado a responder, atacando con la mayor
maestros bilingües durante mucho tiempo concentración de tropas virreinales lograda
no han contado con los textos adecuados en hasta la guerra de Independencia, con el
lengua nativa; frecuentemente son asigna- fin de preservar la dominación española.
dos por la burocracia para impartir clases en Tras la derrota de ese movimiento au-
poblaciones diferentes de las de su lengua toctonista, por casi dos siglos en la sierra
materna y, lo más grave, se llega a aceptar del Nayarit se reprodujo una sociedad 11
a maestros mestizos, quienes se hacen pa- compuesta, con vínculos políticos y ritua-
sar por profesores bilingües. Por otro lado, les permanentes: hacia el norte con los te-
si bien no han faltado maestros capacitados pehuanes y al oriente con los huicholes.
y responsables, y en los últimos años se han Asimismo, los nayaritas adecuaron a su
publicado textos escolares en lengua cora, economía ancestral —que combinaba la
las expectativas de los indígenas acerca de agricultura del maíz, la calabaza y el frijol
la enseñanza escolar han llegado a centrar- con la pesca, la cacería y la recolección—
se en el aprendizaje del español y de otros muchos aportes técnicos llegados con los
conocimientos y destrezas que les permitan
manejarse en el ámbito de los mestizos.

UN GRUPO INDÍGENA CON


Los coras, junto con los tecualmes,
TRADICIÓN DE LUCHA POR SU mantuvieron una región autónoma
AUTONOMÍA del poder virreinal y de la influencia
Los coras —junto con los tecualmes, que de la Iglesia católica hasta 1722.
habitaban en los cañones de los ríos San-

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europeos: cultivos foráneos (plátano, pa- se conservaban cuatro momias de gober-


pa, caña de azúcar, durazno, manzana, nantes anteriores, a las que se consultaba
membrillo, melón, sandía, piña, papaya y en calidad de oráculos. Había dos sacer-
nogal), herrería, carpintería, sastrería, ma- dotisas permanentes a cargo de este cul-
nejo de ganado caballar, bovino y ovino, to, que implicaba el consumo de plantas
crianza de cerdos y gallinas, así como el sicotrópicas, como el peyote (luminoso) y
uso marginal de moneda acuñada. el kieri (oscuro). No obstante, el poder real
De hecho, lograron constituirse en estaba fragmentado en líderes de ranche-
arrieros que abastecían de sal, pescado y rías, jefes de grandes grupos familiares.
camarón secos —obtenidos en la costa— Los dirigentes coras se manejaron há-
a los minerales de tierra adentro (Zacate- bilmente con los funcionarios virreinales,
cas, Real del Catorce y Xichú). También de tal manera que no sólo les era permitido
se empleaban como asalariados en algu- realizar sus viajes comerciales fuera de su
nas haciendas y minas de los alrededores. territorio, sino que había casos en los que
Por otra parte, a finales del siglo XVII había recibían importantes regalos de los mili-
comerciantes de Tepic, como el capitán tares: en 1604 le fue obsequiada al tonati
12 Francisco Bracamonte (¿?-1701), que en- una vajilla china por parte del teniente de
traban periódicamente a la sierra a vender Acaponeta. Sin embargo, no aceptaron la
sus mercancías. intromisión de los misioneros franciscanos,
Su organización política consistía en quienes solamente lograron rodear la re-
una jefatura gobernada por el tonati, cargo gión cora con conventos y visitas doctri-
que se heredaba en el interior de una estir- nales, y eventualmente realizaron entradas
pe particular. Su sede era la Mesa, en don- rápidas e intrascendentes. Pero, debido a
de había una gran pirámide circular de 80 que esta región era lugar de refugio de
metros de diámetro y un templo en el que quienes huían de la justicia virreinal (ne-

Su organización política consistía en una jefatura gobernada


por el tonati. Su sede era la Mesa, en donde había una gran
pirámide circular de 80 metros de diámetro y un templo en el
que se conservaban cuatro momias.

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gros, mulatos, españoles e indígenas de


otros territorios) y a que había coras que En la segunda década del siglo XVII,
habitaban por temporadas en los poblados las autoridades civiles y religiosas
de los alrededores, la influencia de la reli- novohispanas decidieron acabar con
gión católica no tardó en manifestarse en
“la isla de infieles en medio del mar
un culto sincrético, en el que Jesucristo fue
asimilado con el sol.
del cristianismo”.
En la segunda década del siglo XVIII,
las autoridades civiles y religiosas novo- do que su conversión se realizaría a su re-
hispanas decidieron acabar con esa “isla greso, en su tierra.
de infieles en medio del mar del cristia- En el territorio cora, varios jefes se opu-
nismo”. Tras un último intento infructuo- sieron al sometimiento y decidieron man-
so por parte del más famoso predicador tener su rebeldía frente al poder europeo.
franciscano, fray Margil de Jesús (1657- Fue inevitable, así, la conquista militar,
1726), se encargó el asunto a los jesuitas, disfrazada oficialmente bajo el nombre de
quienes —después de una prospección en reducción. A principios de 1722 un contin-
la sierra— recomendaron la conquista ar- gente de soldados provenientes de Zacate- 13
mada como paso previo para la evange- cas, apoyados por indios flecheros (entre
lización. La coyuntura correspondía a un ellos algunos huicholes), se apoderan de
gran periodo de sequía que obligó a algu- la Mesa. El estruendo de las armas de fue-
nos serranos a realizar actos de rapiña en go fue definitivo para la desbandada de los
los alrededores, lo cual condujo a que se guerreros nayaritas. En seis meses, con el
cerraran los caminos hacia la costa, utili- apoyo de todas las guarniciones e indios
zados por los mercaderes coras. El tonati, flecheros de los alrededores, quedó some-
aconsejado por un hacendado amigo de tida la región cora-tecualme. La momia del
Zacatecas, viajó a la ciudad de México Nayarit, junto con otros objetos del culto
con 20 indígenas principales para nego- nativo y el alfanje del jefe guerrero cora
ciar la reapertura del tráfico hacia la costa Taguitole, fue conducida a la capital de
a cambio de la conversión de su pueblo y la Nueva España, en donde fue juzgada y
el sometimiento a la Corona española. Fue condenada a la hoguera por el juez provi-
recibido dignamente en el palacio virreinal sor y vicario general de los indios y chinos
y atendido por altas autoridades jesuíticas, del Arzobispado de México; a principios
pero se negó a ser bautizado, establecien- de 1723 sus cenizas fueron esparcidas en

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Templo católico. Jesús María, Nayarit.
Fotógrafo Agustín Maya.
Fototeca Nacho López, CDI.

una acequia atrás —al oriente— del pala- El sistema de misión y presidio obliga-
cio virreinal. ba a los indígenas a asistir semanalmente
La población fue congregada en ocho a la doctrina y a misa. Los misioneros pa-
poblados-misiones: Santa Teresa, San Juan saban lista y los militares se encargaban
Peyotán, San Francisco de Paula, Jesús Ma- de conducir por la fuerza a quienes no se
ría y José, San Juan Corapan, Huaynamota, hubieran presentado “voluntariamente”.
Santísima Trinidad, en la Mesa, y San Pedro No obstante, los coras continuaron furti-
Ixcatán. En los tres últimos estaban acanto- vamente con sus prácticas religiosas nati-
nados los presidios militares. En todas las vas, en lo apartado de las montañas, de tal
misiones se hablaba el cora, pero en este manera que la persecución de las idolatrías
último poblado quedaron reducidos los te- fue constante durante el periodo jesuítico.
cualmes, quienes para entonces ya habían Había un control estricto de las flechas
abandonado su propia lengua y hablaban y los machetes; aquéllas sólo se autoriza-
una variante regional del náhuatl. ban en cantidad de cinco para fines de ca-

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CORAS

El sistema de misión y presidio obligaba a los indígenas a


asistir semanalmente a la doctrina y a misa. No obstante, los
coras continuaron sus prácticas religiosas en lo apartado de las
montañas, de tal manera que la persecución de las idolatrías
fue constante.

cería y de viajes, bajo control del gober- esculturas de madera y marfil de los san-
nador indígena; los machetes sólo podían tos católicos. Cada misión disponía, asi-
ser empleados con fines agrícolas, en la mismo, de una razonable biblioteca, en
temporada correspondiente. A pesar de es- la que no faltaban gramáticas y vocabu-
ta vigilancia, tampoco faltaron los intentos larios en cora y náhuatl, algunos de ellos
de rebelión armada en contra de la domi- manuscritos. Cada templo católico con-
nación del binomio Iglesia-Estado. taba también con un ato ganadero, pas-
Como contraparte positiva, los jesuitas toreado gratuitamente por los indígenas,
lograron una situación de relativa bonan- y un pequeño campo de cultivo, atendi- 15
za económica para los coras y tecualmes. do por el trabajo cooperativo comunal,
Su agricultura y comercio florecieron, y su
contratación estacional como asalariados
en las haciendas y minas de los territorios
circundantes era supervisada por los reli-
giosos, para evitar abusos en el trato y en
el monto salarial. Por otra parte, gracias a
sus nexos políticos, la Compañía de Jesús
obtenía donaciones de gente acaudalada
para la construcción de las misiones y el
abastecimiento de su ajuar. Así —aunque
con el trabajo impago de los coras—, se
construyeron templos de calicanto, y fue-
ron provistos de vasos sagrados, custodias
y tabernáculos de metales preciosos; or- Confesionario manual en lengua cora de Joseph
namentos sacerdotales; pinturas al óleo y de Ortega S.J., 1732.

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La tradición religiosa comunal aborigen, desarrollada de manera


pública, fue sustituida por el ritual católico tridentino. Los
mitotes guerreros fueron desplazados desde el campo de la
lucha entre humanos al ámbito de la lucha cósmica.

cuyos productos eran controlados por los tridentino. Finalmente, los mitotes guerre-
eclesiásticos. ros fueron desplazados desde el campo de
Este periodo concluyó abruptamente la lucha entre humanos al ámbito de la lu-
en 1767 con la expulsión de la Compa- cha cósmica; ahora los guerreros coras in-
ñía de Jesús de los dominios españoles; molan, por medio del drama ritual, al astro
tuvo una duración de sólo 45 años, por lo sol, para que éste a continuación resucite y
cual aún vivían muchos coras que practi- logre triunfar sobre las tinieblas. A la pos-
caban la religión nativa como en los tiem- tre, el venado —el más “civilizado” de los
pos previos a la Conquista. Los francisca- animales salvajes— y el toro —el más sal-
16 nos tomaron el relevo de los misioneros vaje de los animales domesticados— llega-
ignacianos, pero su presencia fue menos ron a remplazar a los cuerpos sacrificiales
sistemática debido, entre otras razones, a humanos: así, con la sangre —obtenida de
la inestabilidad política novohispana, a la su yugular, mientras todavía están con vida
dura situación de la vida serrana y a que y ofrendada a las deidades— se reproduce
no consiguieron un subsidio adecuado por el dinamismo del cosmos.
parte del gobierno novohispano. Durante la guerra de Independencia, a
Hubo tres consecuencias principales de lo largo de la década 1811-1821, la región
la dominación del complejo misión-presi- cora-tecualme fue escenario de combates.
dio. Por una parte, en la medida en que se El jefe de los misioneros franciscanos de-
terminó con la función de concentración y fendió militarmente la causa realista, en
redistribución de excedentes, los dirigentes alianza con las autoridades novohispanas
religiosos nativos perdieron su base econó- de Durango. Los habitantes de varias misio-
mica y se estableció un sistema social igua- nes, en particular los de San Pedro Ixcatán,
litario. Por otra parte, la tradición religiosa se incorporaron a los ejércitos insurgentes y
comunal aborigen, desarrollada de manera muchos fallecieron en combates fuera de su
pública, fue sustituida por el ritual católico territorio. En 1811, 25 familias de tecualmes

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huyeron hacia la región norteña de Santa


Teresa y luego pasaron al territorio duran- A mediados del siglo XIX
gueño del Mezquital. De esta manera, los disfrutaron de una autonomía
tecualmes se transformarían, a la postre, en política y religiosa que les permitió
los mexicaneros contemporáneos.
reformular los rituales comunitarios.
A mediados del siglo XIX los cuatro
grupos indígenas serranos, especialmente
En esa época se conforma la versión
los coras, formaron parte del movimiento de “el costumbre” comunal.
encabezado por Manuel Lozada (1828-
1873). En alianza política y militar con
los mestizos del altiplano y la costa del te- había triunfado el ejército nayarita—, de
rritorio de Tepic, durante tres lustros —de tal forma que ese fue el principio del fin
1857 a 1873— disfrutaron de una autono- del movimiento lozadeño.
mía política y religiosa que les permitió re- Durante el porfiriato se establecieron
formular los rituales comunitarios a partir escuelas en Santa Teresa y Jesús María; el
de la combinación de sus tradiciones re- Vaticano decretó la segregación del territo-
ligiosas aborígenes con los elementos del rio eclesiástico de Tepic respecto de Gua- 17
catolicismo tridentino aprendidos de los dalajara, con la finalidad de que el nuevo
misioneros. En esa época se conforma la obispado tuviera una atención más directa
versión de “el costumbre” comunal, tal co- sobre los indígenas serranos.
mo luego sería estudiado por los etnógrafos Durante la Revolución mexicana (1910-
clásicos, a finales del siglo XIX y principios 1917) y durante la Cristiada (1926-1929),
del XX. Igualmente, en ese tiempo se co- de nuevo la sierra fue escenario de san-
mienza a hacer extensivo el topónimo cora grientos combates. Muchos indígenas
de Nayarit a todo el territorio de Tepic. abandonaron sus poblados y rancherías,
En 1873, ante la confrontación inevita- y terminaron por asentarse en lugares más
ble con el gobierno central, Lozada ordena seguros. Si bien, por una parte, ingresa-
ataques simultáneos sobre Zacatecas, Ma- ron mestizos que comenzaron a apode-
zatlán y Guadalajara; esa decisión dividió rarse de San Juan Peyotán, en el oriente,
las fuerzas del movimiento. Los coras par- y de San Pedro Ixcatán, en el poniente,
ticiparon en la Batalla de la Mohonera, en los coras fundaron colonias en San Juan
las cercanías de Zapopan, en la que cada Bautista y en otros poblados de la boca-
bando terminó retrocediendo —aunque sierra nayarita.

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PUEBLOS INDÍGENAS DEL MÉXICO CONTEMPORÁNEO

En 1917 se crea el estado de Nayarit, la Organización de Médicos Tradiciona-


aunque es hasta 1940 cuando se decreta les Indígenas. En 1992 se instala en Jesús
la formación de la municipalidad de El Na- María una radiodifusora —la XEJMN, La
yar, la única con sede en territorio indíge- Voz de los Cuatro Pueblos— que trasmite
na, en la población de Jesús María. Des- en las cuatro lenguas indígenas serranas.
de la década de 1930 se había iniciado la En 1994 se construye la Presa de Agua-
instalación del sistema escolar mexicano milpa, cuyo vaso retiene las aguas del río
posrevolucionario. En la década de 1950 Santiago; si bien la energía eléctrica ge-
regresan los misioneros franciscanos y en nerada por su central hidráulica no es uti-
1964 es creada por el Vaticano la prelatu- lizada en la región, el impacto ecológico
ra Nullius de El Nayar, a cargo de la orden de esta obra ha sido tremendo. En 1996
seráfica. A finales de la década de 1960 el se instala un hospital mixto, que ofrece op-
Instituto Nacional Indigenista intensifica la cionalmente la técnica médica occidental
creación de planteles y de albergues para o las tradiciones terapéuticas y herbolarias
los escolares. Los frailes y los funcionarios locales. En 2002 dan inicio los trabajos pa-
del Instituto Nacional Indigenista estable- ra el cableado eléctrico que atravesará la
18 cen un sistema de pistas aéreas rústicas en región serrana, uniendo las centrales de
los principales poblados, de tal forma que Ruiz, Nayarit, y de Bolaños, Jalisco.
se instala el tráfico de pequeñas avionetas
y de viejos aviones de la Segunda Guerra RELIGIÓN Y COSMOVISIÓN
Mundial (DC3). La cosmovisión de los coras, así como el ri-
En la década de 1950 llegan a la región tual y los diseños artísticos, están totalmente
cora los misioneros protestantes norteame- insertos en un enfoque religioso, esto es, de
ricanos, con el fin de estudiar la lengua relación con lo sagrado, pues estos indíge-
cora y traducir la Biblia. En las últimas dé- nas son un pueblo profundamente piado-
cadas han logrado núcleos de conversos, so. La religión cora incluye elementos del
sobre todo en las zonas de Santa Teresa, cristianismo, los cuales han sido reubicados
Gavilanes y Presidio de los Reyes. dentro de la matriz aborigen de un culto
En 1988 se concluye la carretera de te- que se caracteriza como astral, naturalista,
rracería que atraviesa la sierra desde Ruiz, agrario, étnico y de tradición oral-gestual.
Nayarit, a Valparaíso, Zacatecas. En 1990 Se trata de un sistema intelectual coherente
se constituye la Unión de Comunidades y holista, ya que incluye, integra y permea
y Ejidos Indígenas de Nayarit y se integra todos los aspectos de la vida social, es de-

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El ritual y los diseños artísticos están totalmente insertos en un


enfoque religioso. Se trata de un sistema intelectual coherente
y holista que incluye, integra y permea todos los aspectos de la
vida social.

cir, la economía, la política, el parentesco, En la perspectiva de esta práctica reli-


la tecnología y el arte. giosa, la naturaleza y sus movimientos cí-
Los astros aparecen en la mitología co- clicos no existen como una categoría in-
mo seres vivos, en constante movimiento; dependiente de la acción humana. Por el
por su parte, en los seres humanos pre- contrario, el cambio de las estaciones y
valece un sentimiento profundo de la de- los matices climáticos se conciben como
pendencia hacia ellos. La lucha cósmica un resultado enteramente cultural. Esto es,
entre la luz y la oscuridad se materializa responden a la buena voluntad de las auto-
en los combates cotidianos y estacionales ridades comunales —en tanto representan-
de los cuerpos celestes que las represen- tes de los antepasados— y a la ejecución 19
tan, y se enfatiza en el amanecer y duran- correcta de las ceremonias de “el costum-
te la primavera. Así, el Sol (Tau) y su alia- bre”, por medio de las cuales se propicia
do, el flechero, la Estrella de la Mañana que las fuerzas de la naturaleza operen de
(Hatsikan), derrotan a las estrellas y a su acuerdo con lo esperado por los seres hu-
vez son vencidos cíclicamente por ellas; manos. De hecho, todo lo que existe en la
las estrellas son los ojos y soldados de la naturaleza posee cierto poder mágico y los
Luna (Tatewan), diosa del inframundo y indígenas buscan aprovecharse de dichos
del cielo nocturno, el lugar del agua ori- poderes. Así, todos los insectos y anima-
ginal, de donde proviene la fertilidad y litos que aparecen en la época de lluvias
la vida. Durante ciertas ceremonias, los —en especial la chicharra y el sapo— se
seres humanos se conciben como imá- consideran deidades poderosas.
genes de los astros, de tal manera que al El ciclo ritual anual está vinculado con
ejecutar ciertas acciones influyen en los el cultivo del maíz de temporal y, por lo
cuerpos celestes, pues todo lo que suce- tanto, con la alternancia de la temporada
de en la tierra tiene consecuencia en el de lluvias y la de secas. Los seres huma-
cielo y viceversa. nos se identifican con el maíz y cada fa-

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Malinche (diosa de la Tierra y de la Luna) acompañada del grupo de mujeres que la cuidan.
Rosarito, Nayarit.
20 Fotógrafo Arturo Gutiérrez, 1999. Acervo personal.

milia está representada por un atado de ciales de las transformaciones del maíz,
cinco mazorcas. Los momentos del culto en tanto semilla, elote y mazorca madura.
practicado en las ceremonias del mitote, Asimismo, se han seleccionado las fiestas
cuyos templos son de tradición arquitectó- del calendario litúrgico tridentino que co-
nica nativa, corresponden a las fases cru- rresponden a los periodos del ciclo anual
que les son significativos a los serranos, se-
gún su situación orográfica, climática y su
Los momentos del culto, practicado proximidad al trópico de Cáncer.
En la religión de los coras, las deida-
en las ceremonias del mitote,
des católicas han quedado asimiladas a
corresponden a las fases cruciales las entidades y fenómenos naturales: San
de las transformaciones del maíz, Miguel Arcángel-el Lucero de la Mañana,
en tanto semilla, elote y mazorca Jesucristo-el Sol, la Virgen de Guadalupe-
madura. diosa de la Tierra y de la Luna (Téijkame).
Igualmente, ciertas cosas y las particulari-

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dades del paisaje se identifican con perso- acontecimiento correspondiente en la na-


najes míticos: la Piedra Blanca de San Blas turaleza. Durante la destilación del mezcal,
es Uxu’u, la diosa generadora primigenia; por ejemplo, la evaporación y luego la con-
la sal es el Hombre Asqueroso, Huna’á; el densación y la caída de las gotas son unos
Lucero de la Tarde es Sáutari, el gemelo de los procesos mágicos por los que se pro-
oscuro de Hatsikan; los huracanes son la picia la llegada de las lluvias.
gran serpiente del diluvio, que periódica- Esta religión es claramente étnica, pues,
mente retorna desde el mar hacia la sierra, aunque se preocupa por el bienestar de to-
de donde fue expulsada por las fuerzas de dos los hombres, carece de las pretensio-
la luz. Los antepasados regresan periódica- nes universalistas —y, por lo tanto, mi-
mente en forma de gotas de lluvia. sioneras— de las religiones basadas en la
Con excepción de las imágenes de los revelación textual de un libro, como es el
santos católicos, son raras las representacio- caso de la Biblia o el Corán. Su tradición re-
nes antropomorfas de las deidades, aunque ligiosa está fincada en la práctica ritual (que
sí se mantiene el culto a las momias y a los incluye sacrificios, autosacrificios y ofren-
esqueletos. Ciertas flechas ceremoniales, das), en las escenificaciones grupales, en
adornadas profusamente con las plumas de las ejecuciones dancísticas y musicales, y 21
la cola de aves especiales —que remiten a en la repetición de textos orales (cantos sa-
colores, rumbos y nichos ecológicos particu- grados, rezos, mitos y cuentos) a cargo de
lares— son el equivalente de los ídolos. especialistas, que se basan en su memoria y
A través del ciclo ritual anual se materia- en recursos mnemotécnicos fundados en la
lizan y renuevan las tradiciones ancestrales, rítmica y métrica nativas. En la medida en
con cuya ejecución se logra, por una parte, que los especialistas religiosos son de tiem-
conservar a la comunidad y, por otra, re- po parcial y no conforman una jerarquía
producir el universo entero. Se trata de una centralizada, cada comunidad y cada grupo
religión alejada de las abstracciones occi- parental lleva a cabo sus prácticas rituales
dentales del monoteísmo —de hecho, no con variaciones, pues no existe un canon
existe la idea de un ser supremo—, basada litúrgico explícito ni un corpus mítico fijo
en prácticas mágicas y en la “lógica de las y cerrado. Sin embargo, todas las variacio-
cualidades sensibles”. Los procesos mími- nes corresponden a una misma armadura
cos son fundamentales, ya que al realizarlos general de culto y creencias.
ritualmente producen —por metáfora, esto La religión cora se reproduce básica-
es, por semejanza—, como contraparte, el mente a partir de tradiciones orales y ges-

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Existen cuatro grupos de templos, en los


La religión cora se reproduce a partir que se rinde culto a las deidades que allí
de tradiciones orales y gestuales, no tienen su morada. A) Las “capillas domés-
reposan en una escritura fonética ticas”, en las que se desarrolla el ciclo ri-
tual familiar, dirigido por el mayor de cada
propiamente dicha.
grupo parental. B) Los templos comunales
de raigambre prehispánica, organizados a
tuales, pues se fundamenta en discursos li- partir de un sistema de cargos nativo. C) Los
terarios, escénicos, rítmicos e icónicos que templos comunales “católicos”, cuyo culto
no reposan en una escritura fonética propia- está a cargo de los mayordomos. D) Los lu-
mente dicha. Lo cual no significa que se ca- gares significativos del paisaje, a los que se
rece de otro tipo de “escrituras” tipificadas, acude individual, familiar y comunalmen-
como son, entre otras modalidades expresi- te a depositar ofrendas (sobre todo, jícaras
vas, las pinturas en las flechas rituales, las votivas, flechas rituales y representaciones
plumas de las aves, las pinturas corporales, romboides del universo); éstos se dividen
los diseños textiles, los diseños de las jíca- en dos grandes clases, las cuales pueden
22 ras votivas, las máscaras, la vestimenta ri- presentarse combinadas: por un lado, los
tual, los petrograbados y la simbolización volcanes, los cerros, las barrancas, las for-
misma del paisaje. maciones pétreas y las cuevas, y, por otro,

Nichos con santos católicos en su interior. Tabejri (flecha emplumada), instrumento ritual
Santa Teresa, Nayarit. de chamán. Laguna de Santa Teresa, Nayarit.
Fotógrafa Olivia Kindl, 1999. Acervo personal. Fotógrafa Olivia Kindl, 1999. Acervo personal.

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las fuentes de agua, las lagunas, los arroyos, preponderancia sobre el eje norte-sur. El
los ríos y el mar. primero corresponde al curso cotidiano del
Los coras conciben el universo como un sol, que emerge por el oriente y se oculta
quincunce —es decir, como un conjunto por el poniente; mientras que el segundo
integrado por cinco elementos distribuidos remite al curso anual de dicho astro, que
espacialmente; pero estos rumbos, más que arranca del sur, desde un plano bajo, en el
una realidad preexistente, son objetos con- solsticio de invierno —con el sol tierno—,
ceptuales que se someten a un sistema de y llega a su extremo norte, en su plano más
clasificación. En esta operación predomina alto, en el solsticio de verano —con el sol
una concepción holista, la cual establece maduro—, para retornar cíclicamente al
cada término del conjunto como resulta- extremo meridional durante la temporada
do de las relaciones que lo conforman y, a de lluvias, en la que el sol es dominado
la vez, lo vincula con los demás en cuanto por las fuerzas —acuosas y oscuras— del
elementos. Cada rumbo sólo es reconocido inframundo. La cosmovisión nayarita con-
e identificado como tal a partir de la rela- siste en un sistema geocéntrico en el que
ción recíproca que mantiene con los demás los fenómenos celestes son observados
rumbos de esa totalidad. Definir un rumbo “desde el punto de vista de la tierra”; así, 23
del universo supone esclarecer —de ma- los ciclos solares considerados —cotidia-
nera consciente o inconsciente— su lugar no y anual— quedan relegados, desde la
dentro del conjunto del cual forma parte. perspectiva científica heliocéntrica, a una
Por lo tanto, el esquema de los cuatro situación de “apariencia”.
rumbos y el centro no mantiene en su in- En síntesis, si bien todos los elemen-
terior una situación de equivalencia. Los tos del cosmograma son imprescindibles
elementos que constituyen el quincunce y cada uno —de acuerdo con los tiempos
no pueden ser iguales entre sí, ya que se rituales y con las circunstancias ceremo-
definen y se organizan respecto de una to- niales— puede aparecer como el principal,
talidad. El valor relativo de los puntos está
determinado por su posición en el todo, de
manera que éste les es inherente y no pue-
Los coras conciben el universo
de ser disociado de su propia diferencia. como un conjunto integrado por
De este modo, el centro se mantiene cinco elementos distribuidos
como el punto principal y el eje oriente- espacialmente.
poniente manifiesta tendencialmente una

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la totalidad no corresponde a un sistema En su expresión mínima —esto es, la


igualitario, sino jerarquizado por princi- bisección— se trata de un dualismo asimé-
pio. Este es el fundamento, precisamen- trico que implica la inversión, de tal forma
te, para comprender las transformaciones que lo que es superior en el nivel superior
del cuatro, considerado a partir sólo de los se vuelve inferior en el nivel inferior. Es-
cuadrantes, que se convierte en cinco, al to es, cada polo aparece alternativamen-
añadir el punto central; en seis, cuando el te como superior e inferior. Se trata de un
centro se divide en el arriba y el abajo, y dualismo inestable, cuyas mitades se en-
en siete, si el eje se desglosa en el arriba, cuentran en perpetuo desequilibrio y cuyo
en el en medio y en el abajo. Por otra par- dinamismo se basa en un juego de balanza
te, si se establecen además los interrum- entre reciprocidad y jerarquía. A partir de
bos, desde la división cuatripartita se pa- este modelo cognitivo quedan establecidas
sa al ocho, y si se asimila el norte con el las principales relaciones diádicas: entre lo
oriente, por una parte, y el sur con el po- luminoso y lo oscuro, el día y la noche, la
niente, por la otra, se obtiene la biparti- temporada de secas y la de aguas, el sol
ción; por último, de la estructura dualis- y las lluvias, el cielo y la tierra, lo calien-
24 ta se pasa a la triádica, si se le incorpora te y lo frío, lo masculino y lo femenino, el
el centro. lado derecho y el izquierdo…

El problema no es la oposición simple y directa entre términos contrastados, sino que


éstos conforman una serie, de tal suerte que cada secuencia implica equivalencia y,
por lo tanto, posibilidades de sustitución entre sus elementos:

arriba hombre aguililla guajolote venado pino flecha arco


abajo mujer paloma gris garza toro chalate jícara huso

Asimismo, con frecuencia se presenta un punto intermedio entre los términos opues-
tos, el cual constituye una mediación. De esta manera se encuentran tríadas de ele-
mentos interrelacionados:

cielo oriente/norte sol ardilla águila crótalo amarillo


suelo centro fuego tlacuache guacamaya coralillo rojo
inframundo poniente/ sur agua tortuga urraca boa azul

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El movimiento ritual circular se realiza


generalmente en sentido levógiro (hacia El centro se mantiene como el punto
la izquierda), de acuerdo con el movi- principal y el eje oriente-poniente
miento de las corrientes de aire y de agua manifiesta tendencialmente una
en el hemisferio norte; así, la secuencia
preponderancia sobre el eje norte-
de una acción ceremonial es oriente, nor-
te, poniente, sur, centro. El movimiento
sur. El primero corresponde al curso
ritual en sentido horario se ejecuta sola- cotidiano del sol.
mente para marcar el fin de una secuen-
cia ritual, esto es, para “desandar lo an-
dado”. Cuando el movimiento ritual no es La totalidad —en tanto conjunto origi-
circular, entonces la secuencia es oriente, nal— es un presupuesto lógico sin el cual
poniente, norte, sur, centro; y su opuesto, no sería posible la división del mundo a
para finalizar, es poniente, oriente, sur, partir de una concepción correspondien-
norte, centro. te a un cosmograma jerarquizado. Pero su

25

Patrón de los movimientos rituales.

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expresión concreta en los textos sagrados tesiano, de manera que la ambivalencia


y en las prácticas rituales de los coras apa- atenta permanentemente contra el propó-
rece manifiesta, tendencialmente, como el sito de elaborar una traducción. Cualquier
todo, esto es, en tanto la suma de los ele- modelo sobre la cosmovisión cora preten-
mentos-rumbos que previamente han sido de armonizar niveles que, en realidad, se
enunciados o recorridos culturalmente. An- presentan como ambiguos, polivalentes y
te esta situación, queda como tarea etnográ- hasta contradictorios.
fica esclarecer si el conjunto, como aspecto Se trata, finalmente, de una cosmovi-
lógicamente previo a los elementos que lo sión en buena medida compartida por los
constituyen, tiene expresiones concretas en grupos indígenas de la región y, hasta cier-
el simbolismo textual y ritual de los coras. to punto, por muchos grupos amerindios,
Es necesario insistir en que la concep- si bien en cada caso se presentan matices
ción indígena no corresponde al plano car- específicos que determinan la particulari-

26

Diseños de las banderas de las Malinche, representando el mundo (cha’anaka).

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Se trata, finalmente, de una cosmovisión en buena medida


compartida por los grupos indígenas de la región y, hasta cierto
punto, por muchos grupos amerindios.

dad de cada etnia. En especial, los coras mo complejo cultural en la región del Gran
tienen su principal contrapunto cultural en Nayar, en el que se oponen los “guerreros”
sus vecinos, los huicholes, quienes —den- coras a los “peregrinos” huicholes.
tro de una macrodivisión inconsciente Se cuenta con descripciones de los ri-
del trabajo ritual— representan la mitad tuales correspondientes a las formas co-
oriental-luminosa del cosmos, mientras munales y familiares de la religión naya-
que ellos constituyen la mitad occiden- rita, pero todavía no han sido estudiadas
tal-oscura. Esta bipartición determina gran las numerosas formas individuales y coti-
parte de las características antagónicas y a dianas mediante las cuales los coras prac-
la vez complementarias dentro de un mis- tican su religión.
27

Ubicación de los huicholes y de los


coras de acuerdo con la cosmovisión
indígena.
Editorial Raíces.

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LA ORGANIZACIÓN Y EL RITUAL presentan una clara refutación. Si bien sus


PARENTAL costumbres parentales corresponderían a
El sistema de la terminología del paren- las dos primeras características, su regla de
tesco de los coras es cognaticio, es decir, herencia y sucesión privilegia la primoge-
otorga igual importancia a la línea paterna nitura. No obstante, los cuatro barrios de
que a la materna. Asimismo, más allá de Jesús María se conforman y reproducen a
la segunda generación ascendente o des- partir de la descendencia patrilineal, que
cendente, el sexo del pariente queda sin se mantiene residencialmente por más de
especificar; así, por encima de la segun- tres generaciones; asimismo, en la región
da generación no es conveniente distin- de Santa Teresa las rancherías no son con-
guir a una persona como antepasado pa- glomerados aleatorios, sino que tienden a
ra propósitos de establecer colateralidad estar interconectadas a través del parentes-
entre parientes contemporáneos. De esta co patrilateral de sus jefes.
manera, no existe la base terminológica Aunque prevalecen las uniones mono-
para plantear —como algunos autores lo gámicas, los nayaritas mantienen el ma-
han pretendido— la existencia de grupos trimonio poligínico vigente, el cual co-
28 corporados del tipo “linajes segmentarios” rresponde a una amplia tradición nativa,
de unifiliación, pues éstos requieren para extensamente documentada, que no ha si-
su conformación una profundidad genea- do tomada en cuenta por los teóricos del
lógica reconocible que excede la que po- “parentesco mesoamericano”. Otra caracte-
sibilita el sistema parental cora. rística del sistema parental cora es, por una
Acerca de la teoría de los linajes “ate- parte, el que se use el mismo término para
nuados” o “disminuidos” —de ascenden- entenado de varón y sobrino y, por otra,
cia patrilineal, de residencia patrivirilocal la asimilación terminológica de madrastra
y con la regla de herencia de ultimogeni- con tía y la del sobrino de una mujer con
tura (el xocoyote)—, que se ha postulado su hijo. De esta manera, queda sanciona-
como típica de Mesoamérica, los coras re- da la poliginia sororal, esto es, el matrimo-

Aunque prevalecen la uniones monogámicas, los nayaritas


mantienen el matrimonio poligínico vigente.

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nio legítimo de un varón con varias muje- en un atado de cinco mazorcas de maíz,
res emparentadas entre sí, preferentemente encabezado por un anciano, quien no ne-
hermanas; pero, si no lo son, las coesposas cesariamente es el mayor de edad. Este
se asimilan como hermanas. grupo realiza las ceremonias de mitote
Otros rasgos de la terminología paren- (ñe’) del ámbito familiar, usualmente tres,
tal cora son la distinción entre hermano/a que corresponden a momentos importan-
mayor y hermano/a menor, y la no distin- tes del ciclo del maíz: petición de lluvias
ción entre primos paralelos y cruzados, es en el mes de mayo (mitote de la chicha-
decir, no se separa en términos conceptua- rra), celebración de los primeros frutos en
les a los hijos del hermano del padre y de septiembre (mitote de los elotes) y cere-
la hermana de la madre, por una parte, y monia del maíz seco en enero o febrero
a los hijos de la hermana del padre y del (mitote del esquite), cuando se distribuye
hermano de la madre, por la otra. la semilla ritual entre los cultivadores.
Cada individuo de la etnia cora forma La ceremonia se lleva a cabo en un
parte de un grupo de parentesco centrado patio circular, junto a la casa del anciano

29

1. Altar (tapeiste)
2. Arco o túnama
3. Lugar del contador
4. Fuego central
5. Piedras
6. Flecha de guacamaya
7. Ramada de los niños
8. Patio circular
9. Fuego-cocina

Patio de mitote (Valdovinos, 2002, p. 109).

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principal (tawátsi), en cuyo centro se pre- remonial con plumas de guacamaya, que
para el fuego sagrado. En el extremo orien- significa simultáneamente el fuego y el sol;
tal se construye un altar-tapeistle, o em- a su lado —entre el fuego central y el ta-
parrillado de varas, sostenido por cuatro peistle, de frente al oriente— se coloca el
postes y coronado por arcos de flores en- cantador, quien acompaña sus melopeas
trecruzados diagonalmente, o puestos lon- con la percusión del arco musical (túna-
gitudinal o transversalmente, los cuales re- ma). Entonces da inicio la serie de cantos
presentan la bóveda celeste y, de manera referentes a distintos temas míticos, que
más precisa, el cielo nocturno estrellado. son acompañados con danzas de los asis-
Tanto el patio como el tapeistle constitu- tentes, en sentido lineal hacia los rumbos
yen representaciones a escala del univer- del universo y luego en sentido circular
so cora, en las que se destacan los cuatro antihorario alrededor del cantador y del
rumbos y los tres niveles del cosmos. fuego central, con intervalos de descanso.
Se recolecta agua de los manantiales Los cantos describen las ceremonias que
que delimitan el territorio familiar en los se están realizando y, a la vez, las interpre-
cuatro puntos cardinales. Después de cin- tan. De hecho, en el patio festivo los dioses
30 co días de ayuno y abstinencia sexual y danzan junto con los seres humanos. Este
de sal, al anochecer del sexto día, frente largo segmento de música, canto y danza
al fuego sagrado, se clava una flecha ce- concluye al siguiente amanecer.

Tocador de túnama (Yurchenco, 1963, época Jáuregui [ed.], 1993, p. 145).

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Entre los elementos que se colocan en dicar el aspecto masculino o femenino, res-
el tapeistle destacan las flechas empluma- pectivamente, de los seres humanos. Cada
das, las jícaras con pinole, el agua de los cinco años se realiza, como fase terminal
cuatro rumbos, la pipa de barro con canal del mitote parental de la chicharra, la cere-
de carrizo, la ofrenda de tamales y la jícara monia del ingreso de los niños nacidos du-
emblemática familiar (téijkame). Asimismo, rante ese periodo a la sociedad cora. En esa
el maíz sagrado debe estar presente en la ocasión, les son amarradas en la muñeca
manifestación que corresponde de acuer- izquierda pulseras de cuentas de chaquira,
do con la temporada: como atados de cin- las cuales han tocado la piel de quienes les
co mazorcas o elotes, o como granos de antecedieron familiarmente. A los varones
maíz. Al amanecer se representa tanto la se les entrega el arco y la flecha como sím-
lucha del sol contra las estrellas como el bolos de su género, mientras que a las mu-
combate del lucero de la mañana contra jeres se les otorga un huso como emblema
la serpiente-oscuridad. Tras rezos a media de su femineidad. La institución del com-
voz, cerca del mediodía el anciano asperja padrazgo, que proviene nominativamente
con el agua sagrada a los asistentes, quienes del bautismo católico, se ha extendido a la
comparten luego una comida grupal. relación entre los padres y los padrinos, co- 31
A lo largo del año, los grupos familia- rrespondientes a este ritual nativo.
res ofrendan constantemente en los tem- También cada cinco años se lleva a ca-
plos “católicos” comunales: pinole, flores, bo un ritual como fin del mitote del maíz
algodón, velas, monedas de cuño mexica- tostado, en el que, durante la madrugada,
no y norteamericano, así como billetes de se le da cacería a las muchachas núbiles
ambas naciones. y, por lo tanto, silvestres —consideradas
Cuando nace una criatura, su padre ela- venadas—, en señal de su captura en cali-
bora una flecha protectora con plumas de dad de esposas y de su conversión en do-
gavilancillo café o de paloma gris, para in- mesticadas.

La mujer muestra en todos los ámbitos rituales un nivel


ligeramente inferior al del hombre, siempre le corresponde el
número cuatro, al varón le toca la completud del número cinco.

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La mujer muestra en todos los ámbitos mantiene la tradición aborigen de las tum-
rituales un nivel ligeramente inferior al del bas de tiro, que los arqueólogos suponían
hombre, pues siempre le corresponde el se había extinguido hace trece siglos.
número cuatro, mientras al varón le toca la
completud del número cinco. De esta ma- LA ORGANIZACIÓN SOCIAL
nera, las niñas dan cuatro vueltas alrededor Y EL CICLO RITUAL COMUNAL
de la casa del mayor en su ceremonia ini- Los rituales conforman el esqueleto de los
ciática, mientras que los niños dan cinco; a grupos humanos, ya que son el “lugar del
ellas se les sirven cuatro jícaras con mezcal consentimiento tácito”, del cual las suce-
destilado localmente —el cual representa sivas generaciones se van asiendo para lo-
a los antepasados—, y a los niños, cinco; grar una identidad simbólica familiar y co-
los hombres ancianos se pueden sentar en lectiva que mantiene su consistencia y su
unas incómodas rocas de unos 30 centí- durabilidad. La reproducción de una iden-
metros de altura en el patio del mitote, en tidad grupal requiere procesos simbólicos
tanto las mujeres se deben sentar directa- infatigablemente repetidos que constituyen
mente en el suelo más blando. los detalles del ceremonial, pues continuar
32 Cuando fallece un adulto, a los cinco siendo una comunidad exige exactitud y
días se le despide de este mundo. El cha- perseverancia en las tradiciones.
mán a cargo de la ceremonia convoca al De esta manera, bajo el nivel superior
muerto durante un ritual nocturno y éste de los ancianos (bausij), cada comunidad
se presenta bajo la forma de un pequeño cora mantiene una organización social
cristal de roca. Luego es literalmente co- que consta de tres grandes vertientes. En
rrido hacia el norte con ramas de zapote primer lugar, los mayordomos se encar-
y los asistentes cortan sus pulseras en se- gan de los rituales que tienen como sede
ñal de que el difunto ya no estará más en el templo católico y las autoridades tradi-
esa casa. cionales, de los procesos ceremoniales y
En las últimas décadas, las autoridades judiciales que se realizan en la Casa Real.
sanitarias han exigido que los coras reali- En segundo lugar, los cargos del mitote se
cen sus entierros en panteones y tumbas responsabilizan precisamente de la ejecu-
a la usanza de los mestizos, a partir de lo ción de estos rituales nativos a nivel comu-
cual la costumbre de los entierros en cue- nal, en los templos especiales preparados
vas o en grandes ollas de barro se ha ido en las afueras de la población. Por último,
perdiendo. Pero en la región de Rosarito se desde el siglo XX se han incorporado una

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Bajo el nivel superior de los ancianos (bausij), cada comunidad


cora mantiene una organización social que consta de tres
grandes vertientes.

serie de cargos —las autoridades agrarias cido por el ciclo agrícola del maíz. En el
y municipales— que consisten en la ade- primero se privilegia la fase de Navidad a
cuación indígena a las disposiciones cons- Semana Santa, que corresponde al ciclo
titucionales, estatales y municipales, de tal de Jesucristo; mientras que en el segundo
manera que son el puente de la comuni- se alternan los mitotes relacionados con el
dad con dichas instancias. Se trata de un maíz y los que se refieren al ciclo de vida
sistema en el que predomina una matriz de los seres humanos.
de resistencia, con base en una concep-
ción nativa, en el que se han asimilado y
reinterpretado tanto elementos religiosos 33
como políticos provenientes del área cul-
tural mediterránea, con otros derivados de
las leyes y la política del Estado mexicano
(véase cuadro en la p. 34).
Los mayordomos son los encarga-
dos de los santos católicos y de la cele-
bración de sus fiestas. Las autoridades
tradicionales —si bien les corresponde go-
bernar— tienen como tarea más importan-
te el desarrollo adecuado de “el costum-
bre”, esto es, del ciclo ritual comunal.
Este ciclo ritual comunal está dividido
en dos escenarios: el del templo católico,
que se desarrolla en principio de acuerdo
Calendario ritual “católico” y ciclo ritual del
con el calendario litúrgico tridentino, y el mitote comunal (Guzmán, 2002 [1997],
del patio del mitote, que queda estable- pp. 123 y 129).

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Modelo del sistema de cargos comunales


Mayordomos, Autoridades
Autoridades Cargos
músicos y Cargos del mitote municipales y
tradicionales de la judea
danzantes agrarias
Gobernador Mayordomo Centurión
Yéirá (anciano) Juez auxiliar
primero primero primero
Gobernador Mayordomo Centurión Metíti´ichuicaca Comisariado de
segundo segundo segundo (cantador) bienes comunales
Pariyau Hatzikan
Mayordomo Tesorero de
Teniente Capitanes (encargado de las flores,
tercero bienes comunales
ramas y hojas)
Mayordomo Narï Representante de
Alguacil Cabos
cuarto (encargado del fuego) bienes comunales
Tenanches Tamuahka
Alcalde Maureka
hombres (encargado de la danza)
Nacesari (encargada de la
Tenanches
Justicias Perrillos Malinche,
mujeres
“nuestra Madre”)
Teukame,
Topiles Fiscal Nazareno
Tanana o Malinche

34 Danzantes de Taja’a
Caporal urraca, violinero Apóstoles (“nuestro Hermano Ma-
y cháyaka yor”)
Kukamïa
Danzantes de Fariseos
Vaqueros (molendera y
arco y violinero o variceros
encargada de la cocina)
Moros, Judíos
Muayautumua
chirimitero y (entre 100 (mayordomo)
tamborilero y 500)
Cantadores de Ta’anantsi
“las Pachitas” (tenanche)
Violinero de
“las Pachitas”

La realización de cada una de las fiestas ya dirección final reposa el desarrollo de


comunales es una empresa que comprome- las ceremonias. Pero cada agente debe co-
te directamente a los “encargados” y, por nocer su papel, estar al tanto de sus obliga-
su conducto, a la comunidad en pleno. De ciones rituales y haber llevado a cabo los
esta manera, existe un principal del templo preparativos —físicos y de abstinencia (ali-
y un principal del mitote, ancianos en cu- mentaria y sexual)— correspondientes.

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CORAS

Instrumentos nativos Instrumentos europeos


túnama (arco musical) chirimía
flauta de cinco orificios con embocadura redoblante (tambor militar mediterráneo)
tambor de un parche violín (antiguamente, también arpa
flauta de tres orificios con embocadura vihuela
tamborcillo de doble parche guitarra
“trompeta” (aerófono recto sin pabellón
violón
y con un solo orificio)
sonajas de bule tambora
tobilleras de carrizo triángulo metálico
tarima (ideófono pateado) sonajas de metal
arcos percutores cistro alargado (doble maraca)
bandera de la Malinche campanillas metálicas
Látigo

Según la época ritual, se van dando las la chirimía con el redoblante, la flauta de
combinaciones de los elementos del siste- cinco orificios con el tambor de un parche,
ma musical y dancístico. En el caso de la o el violín con los demás instrumentos cor- 35
música, se cuenta con instrumentos nativos dófonos mariacheros (aunque, es importan-
e instrumentos llegados con los europeos. te decirlo, para ciertas danzas el violín se
En algunos casos, estos instrumentos se toca sin acompañamiento cordófono).
ejecutan individualmente, como el túna- En el caso de la danza, se cuenta con
ma; en otros, se tocan en conjunto, como diez tipos principales:

Danza Origen Tipo Coreografía


Mitote nativa en corro agrupación circular
Urraca mestiza de cuadrilla formación en filas
Circular in situ nativa zapateado agrupación circular
De arcos mestiza de cuadrilla formación en filas
Maromeros mestiza de cuadrilla formación en filas
Pachitas mestiza en corro agrupación circular
Judea mestiza en corro agrupación circular
Moros mestiza ecuestre agrupación circular
Caballeros mestiza ecuestre agrupación circular
De tarima nativa/mestiza zapateado individual o grupal en línea

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Mariachi tradicional,
tarima y tarimero. Jesús
María, Nayarit.
Fotógrafo Arturo
Gutiérrez, 1996.
Acervo personal.

Lo que se quiere decir aquí con danza amerindios, incluso en el caso de las coreo-
“mestiza” es que, a pesar de que se inclu- grafías ecuestres, pues han sido reubicadas
36 yen elementos en principio foráneos, se por la cosmovisión vernácula. Cada uno de
trata de una coreografía y un atuendo que estos tipos dancísticos se combina con un
corresponden en lo fundamental a patrones conjunto musical característico:

Danza Música (melodía) Acompañamiento rítmico Superficie de ejecución


Mitote túnama tobillera de carrizo en el suelo a pie
Urraca violín solo sonaja de bule y látigo en el suelo a pie
flauta de cinco tonos,
Circular in situ tambor en el suelo a pie
“trompeta”
sonaja metálica, arco percutor
De arcos violín solo en el suelo a pie
y látigo
flauta de tambor, sonaja de bule, cistro
Maromeros en el suelo a pie
tres tonos (doble maraca)
campanillas metálicas y
Pachitas violín solo en el suelo a pie
pértigas contra el suelo
tambor y
Judea flauta y “trompeta” en el suelo a pie
caparazón de tortuga
Moros chirimía redoblante en el suelo a caballo
Caballeros en el suelo a caballo
De tarima mariachi o violín solo tarima sobre la tarima a pie

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CORAS

Si bien hay funciones rituales especiali-


zadas —como las chamánicas, la de canta- La religión cora es absolutamente
dor y la de principal, así como la de cierto participativa, los agentes rituales
tipo de músicos—, a la mayoría de ellas deben saber cómo actuar de manera
puede acceder prácticamente cualquier
precisa durante cada proceso ritual.
cora. Sin embargo, los puestos están jerar-
quizados y la progresión a través de ellos
requiere comenzar por los más humildes, La religión cora es absolutamente par-
de tal manera que los ascensos suponen el ticipativa; los agentes rituales —de acuer-
cumplimiento puntual y constante de las do con su turno— deben saber no sólo có-
obligaciones rituales con la comunidad, mo actuar de manera precisa durante cada
con las divinidades y con el cosmos. proceso ritual (por medio de rezos, proce-
siones, velaciones, teatralizaciones), sino
también, entre otras cosas, cómo construir
la arquitectura efímera correspondien-
te (ramadas, tapeistles, arcos vegetales,
ofrendas florales, andas mortuorias, pirá- 37
mides); cómo lavar la ropa de los santos
y las varas de mando; cómo manufactu-
rar la diferente parafernalia ritual (lanzas,
arcos, varas emplumadas, jícaras-ofrenda,
sables, horcas, efigies sagradas —en ba-
rro, en madera o en pan horneado—, in-
censarios, etcétera); cómo sacrificar reli-
giosamente animales; cómo obtener miel
y cera de las colmenas silvestres y cómo
elaborar velas.
Por otro lado, como la asignación de
un cargo incluye al cónyuge, las esposas o
los esposos deben saber realizar la prepa-
ración de los alimentos y las bebidas que
Danzantes de urraca. Jesús María, Nayarit.
Fotógrafo Arturo Gutiérrez, 1996. se distribuyen en las comidas colectivas
Acervo personal. inherentes a cada fiesta.

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Maíz Animal nativo Animal foráneo Bebida Vegetales cocidos Postre


pinole venado toro mezcal frijol Miel
tortillas iguana cerdo atole pozole palmito
tamales pescado chivo tejuino arroz gualacamote

Las fiestas son la ocasión para el luci- realización de tal o cual ceremonia. La
miento, por parte de los hombres, de las jícara (cha’anaka tisraj), emblema de la
fajas, y sobre todo de los morrales tejidos comunidad y representación del cosmos
de lana, algodón —o en últimas fechas de indígena, ocupa un lugar destacado en
acrilán coloreado—, elaborados en el te- el tapeistle.
lar de cintura por las mujeres; sus diseños Entre el 40 y el 60 por ciento de los
son considerados como palabras (niunka- días del año cada comunidad cora celebra
ri), pues son representaciones de elemen- algún tipo de ceremonia. Esto se debe a
tos simbólicos de su cosmovisión. que para los indígenas el trabajo ritual, cu-
Para los mitotes comunales se con- yo objetivo es la reproducción de su vida
voca a cantadores de prestigio; asimis- comunal y del cosmos, es tan importante
38 mo, participa una serie de personajes —o quizá todavía más— como el trabajo
que detentan cargos específicos para la propiamente técnico.

Diseños de las jícaras comunales cora (cha´anaka tisraj), de jícaras votivas y de sombreros rituales (en
parte: Preuss, 1912, t. LXXXV; Guzmán, 2002 [1997], pp. 111 y 112).

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LA CULTURA CORA: UNO DE LOS los moros, entre otras— constituyeron la ba-
PARADIGMAS DE LA HUMANIDAD se central para la elaboración de una teoría
A finales del siglo XIX y principios del XX, el acerca del surgimiento del drama. Más aún,
antropólogo noruego Carl Lumholtz (1851- el “modo mágico de pensar” de los coras
1922), el francés Léon Diguet (1859-1926), llegaría a ser considerado como uno de los
el checo-norteamericano Alês Hrdlickâ ejemplos típicos por Ernst Cassirer (1874-
(1869-1939) y el alemán Konrad Theodor 1945), exponente de la corriente filosófica
Preuss (1869-1938) realizan investigacio- neokantiana, en su teoría de la formación
nes pioneras en la región serrana nayarita. de las categorías.
A partir de las publicaciones de estos an- Además de las tomas fotográficas de
tropólogos, los coras fueron reconocidos los coras logradas por los etnógrafos clási-
como una de las culturas trascendentes de cos (Lumholtz, Diguet, Hrdlickâ y Preuss)
la humanidad. a finales del siglo XIX y principios del XX,
Una pareja de artesanos coras fue lle- se cuenta con los acervos de imágenes
vada a la Exposición Universal de París en —humanas, de edificios y del paisaje— to-
1898, en donde exhibieron sus elabora- madas durante el siglo pasado por Agus-
ciones escultóricas, textiles y de cestería, tín Maya, Adolfo Meda, Juan José Rivera, 39
y, previa cita, concedieron entrevistas. En Héctor García, Alfonso Muñoz, Guiller-
publicaciones científicas se analizaron, en mo Aldana, Rafael Doniz, César Ramírez,
términos comparativos con los indígenas Lorenzo Armendáriz, Jorge García Mori-
del norte de México y el suroeste de Esta- neau, George Jackson, Arturo Gutiérrez,
dos Unidos, sus características fenotípicas Antonio García y Laura Magriñá. Por otra
(fisiológicas) y sus tradiciones terapéuticas. parte, existen películas sobre la judea de
Se demostró que la religión nayarita era un Jesús María, Mesa del Nayar, Santa Teresa,
punto analítico fundamental, para su mu- Rosarito y Dolores.
tua explicación, respecto de la de los anti- En la actualidad, varios etnólogos, tanto
guos mexicanos (aztecas). La literatura oral mexicanos como norteamericanos y japo-
de los coras fue apreciada como uno de los neses, continúan la labor de investigación
géneros destacados a nivel mundial y equi- de la cultura cora, aunque todavía se está
parada con los textos de la Grecia clásica lejos de comprender su noción particular
y de la India. Sus escenificaciones rituales de persona —que difiere sustancialmen-
—en la ceremonia del mitote, en la repre- te de la división cuerpo-alma judeo-cris-
sentación de la judea y en la escaramuza de tiana—, y de analizar las particularidades

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Las fiestas son ocasión para el lucimiento, por parte de


los hombres, de las fajas y de los morrales tejidos de lana,
algodón o acrilán, elaborados por las mujeres; sus diseños son
considerados como palabras.

de su chamanismo y de su medicina y her- otros aspectos, por mantener el estilo ma-


bolaria tradicionales. También una de las riachero de los minuetes del siglo XVIII, in-
tareas más urgentes sigue siendo la graba- troducidos por los misioneros ignacianos, y
ción sistemática de los cantos del mitote conservar patrones coreográficos claramen-
en todas sus variaciones comunales y en te prehispánicos, manifiestos tanto en los
la mayor parte de sus variantes familiares; prolongados desplazamientos dancísticos
pero, sobre todo, se debe realizar su co- de petición de lluvias como en los vibran-
rrespondiente traducción y análisis, pues tes “zapateados” de los sones de tarima.
40 de otra manera quedarían como registros Solamente hay un par de lingüistas es-
importantes pero inertes. pecializados en la investigación de dos de
Los etnohistoriadores avanzan en el es- las cinco variantes de la lengua cora. Por
tudio del pasado colonial y decimonóni- otra parte, si bien los biólogos han comen-
co de este grupo indígena, en especial del zado a estudiar las plantas silvestres que
periodo jesuítico, que constituye un mo- los coras utilizan en términos alimentarios
mento fundamental para la conformación y medicinales, los náayarite todavía están
de la matriz cultural que ha llegado hasta en espera de los agrónomos que investi-
nuestros días. Los genetistas se esfuerzan guen sus variedades de maíz de cinco co-
en esclarecer la vinculación y la distin- lores (amarillo, bibasha; rojo, topoú; negro,
ción biológica de los coras respecto tanto tewára; blanco, tekuina; y pinto, iyusha), su
de las poblaciones indígenas próximas, en versión particular de la milpa, y también los
especial los huicholes, como de los demás cultivos que están asociados con el maíz.
grupos indígenas mexicanos. Los etnomu- Este tema se ha tornado urgente ante la in-
sicólogos y los etnocoreólogos avanzan en vasión de maíces transgénicos que ame-
la tarea de investigar el complejo de músi- nazan tanto la supervivencia de las varie-
ca, canto y danza que se caracteriza, entre dades vegetales aborígenes como la de sus

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portadores culturales, quienes son auténti- y victimarios del sol. Durante los tres “días
cos hombres del maíz… nativo. santos”, todos los varones de la comunidad
se transforman en seres del inframundo,
UNA MITOLOGÍA COMPLEJA pintando su cuerpo semidesnudo, junto a
Y TRANSHISTÓRICA fuentes de agua (ríos, arroyos, pozas), con
Los coras conservan una mitología no sólo betún de olote quemado, arcilla y polvos de
explícita, esto es, narrada en forma verbal, colores. Este ejército invade el poblado y to-
sino también implícita, es decir, expresa- ma el poder, desplazando a las autoridades
da principalmente a través de códigos no tradicionales, con el objetivo de perseguir al
verbales involucrados en acciones rituales, sol-Jesucristo para castigarlo por el incesto
como son la mímica, el arreglo de los si- cometido con su madre, la diosa de la Tie-
tios rituales (arquitectura efímera), la vesti- rra y de la Luna. El Sol, personificado por
menta y la decoración corporal, la música imágenes inertes y por un niño, es muerto
y la danza. Aquí los gestos ejecutados y los en sus tres facetas: como infante (amane-
objetos manipulados ocupan el lugar de la cer), hombre adulto (mediodía) y anciano
palabra. En este sentido, prácticamente en (atardecer). A continuación, los dos bandos
cada ceremonia de su ciclo ritual se esce- de “borrados”-judíos (xumaubikari) comba- 41
nifican episodios de los sucesos que se es- ten entre sí y se autodestruyen, para luego
tán conmemorando. Así, a lo largo del ci- volver a la vida y convertirse de nuevo en
clo cristiano, en la Navidad se representa compañeros. Finalmente, el Sol renace —al
el nacimiento del sol-Jesucristo, durante subir desde el inframundo— y los vence, en
“las Pachitas”-Carnaval se recuerda el pe- el drama cósmico interminable entre la luz
cado del astro y, finalmente, en el periodo y la oscuridad.
del equinoccio de primavera se celebra la La “danza de los Urraqueros”, una in-
fiesta más importante, que conmemora la vocación de las lluvias, consiste en el mo-
muerte del sol a manos de las fuerzas de vimiento coreográfico de dos filas de ser-
la oscuridad y su posterior resurrección y pientes emplumadas, una oriental y otra
triunfo sobre ellas. De esta manera, en las occidental —encabezadas respectivamen-
representaciones teatral-dancísticas de la te por la Estrella de la Mañana y la de la
actual Semana Santa-judea (xumuabikajet- Tarde—, que representan a las nubes que
se), a los coras —en tanto seres occidenta- se van desplazando desde el oriente hacia
les, acuosos y oscuros— les toca poner el los demás rumbos cardinales, para recorrer
énfasis en la parte argumental de enemigos el ideograma cósmico y dejar a la diosa de

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de los solsticios de invierno y de verano,


van recorriendo, en sentido contrario a las
manecillas del reloj, la plaza de la cabece-
ra comunal —que en esta ocasión simboli-
za especialmente el cuadrante cósmico—,
marcando los rumbos y los interrumbos,
así como su permanente vinculación con
el centro, que corresponde al axis mundi.
En el ámbito de la mitología expresada
verbalmente se encuentran diversos estratos
que corresponden a universos mitológicos
de sociedades de caza y recolección, de
agricultura de coamil, al igual que deriva-
ciones de narraciones bíblicas, adecuadas
al contexto simbólico indígena, así como
“leyendas” de sus dirigentes político-mili-
42 tares. Frecuentemente estos mitos han sido
Capitanes y cabos de la judea,
Rosarito, Nayarit. recopilados a partir de la versión en caste-
Fotógrafo Arturo Gutiérrez, 1999. llano de los propios indígenas, o se presen-
Acervo personal.
tan en una traducción al español. A pesar
de que se mantiene el argumento narrativo,
la Tierra en su morada occidental, cerca no es posible captar toda la fuerza y belleza
del puerto de San Blas. Por otra parte, las de su expresión literaria original en la len-
escaramuzas de cinco jinetes, que se desa- gua aborigen. Se presentan a continuación
rrollan tendencialmente durante la época un mito a manera de ejemplo.

Conservan una mitología no sólo explícita, esto es, narrada en


forma verbal, sino también implícita, expresada en acciones
rituales, como son la mímica, el arreglo de los sitios rituales,
la vestimenta y la decoración corporal, la música y la danza.

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CÓMO EL TLACUACHE PUDO ROBARSE EL FUEGO


Narrador: Aurelio Kánare, Jesús María (Chuisete’e), Nayarit, 1967.

Hace muchos años no se conocía el fuego. Los día vi que en la boca de una gran cueva ardía
hombres comían las raíces crudas, las semillas una rueda de leños, levantando llamas muy
de chía crudas, la carne de los animales. Todo altas y torbellinos de chispas. Sentado en un
debían comerlo crudo. banco, estaba un Viejo alto, estaba desnudo,
Los ancianos, los Principales, los que lla- cubierto con un taparrabo de piel de tigre; te-
mamos en nuestra lengua Tabaosimoa, esta- nía los cabellos parados y le brillaban espanto-
ban reunidos y discutían entre ellos sobre la samente los ojos. Me escondí asustado detrás
forma de tener algo que les diera calor y cocie- de un árbol, sin atreverme a llegar. Luego me
ra sus alimentos. Veían un fuego que salía por fui poco a poco. Mientras más me apartaba
el oriente, pasaba encima de sus cabezas, se de la rueda, el calor disminuía. Es algo caliente
metía en el mar, y ellos no podían alcanzarlo. —me dije— algo terrible y peligroso.
Algunos golpeaban las piedras y salían chis- —Y tú Yaushu, hombre sabio, ¿quisieras
pas brillantes, pero hasta ahí llegaban. Can- volver a la cueva y traernos una brizna de esa
sados los Principales, reunieron a todos los luminaria?
hombres y a todos los animales. —Yo me comprometo a volver si ustedes,
—Hermanos —les dijeron—, ¿alguno de Principales, y ustedes, mis hermanos, ayunan
ustedes puede traernos el fuego que a diario cinco días y le piden ayuda a los dioses con
pasa sobre nuestras cabezas? ofrendas de pinole y de algodones. 43
—Se nos ocurre que cinco de nosotros va- Cuando terminó de hablar, la gente se rió
yamos al oriente, adonde aparece el Sol y le burlonamente de Yaushu.
robemos uno de sus rayos, una brizna de ese —No se burlen —dijo Yaushu—. Nada se
fuego que nos calienta. pierde con haberme oído.
Salieron cinco hombres y llegados al ce- Los Principales bajaron la cabeza pensa-
rro donde nacía el fuego esperaron que ama- tivos. Después de un rato dijeron:
neciera. Entonces se dieron cuenta [de] que —Lo haremos según tus palabras, pero
nacía en otro segundo cerro lejano y siguie- debes saber, Yaushu, que si nos engañas te
ron su camino y, llegados a ese segundo ce- mataremos. Le dieron pinole de chía en cin-
rro, vieron que el sol aparecía en un tercero co bolsas.
mucho más lejano, y así lo persiguieron hasta —Vengo pronto, en cinco días estaré de
un quinto cerro donde se les acabó el ánimo regreso. Espérenme un poco pasada la me-
y regresaron tristes y cansados. dianoche.
Entonces salió un hombre sabio llamado Se fue Yaushu cargando su pinole y a los
Yaushu, el Tlacuache, y dijo: cinco días encontró al Viejo sentado en el
—Oigan ustedes, mis Principales. Una vez banco, contemplando el fuego.
hice un viaje al oriente y vi una luz muy leja- —Buenas noches, Abuelo —saludó
na. Me puse en camino día y noche. No dor- Yaushu.
mía y apenas comía. No me importaba el sue- —¿Qué andas haciendo a estas horas?
ño ni el cansancio. Al anochecer del quinto —le preguntó el Dueño del Fuego.

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—Los ancianos, mis Principales que es- —Nieto, ¿qué es lo que hiciste? Te dije
tán abajo, me pidieron que les llevara agua que no tocaras ninguna de mis cosas y has
sagrada. robado a tu abuelo. Ahora, todo está hecho
—¿Por qué no viniste más temprano? Son y vas a morir.
horas inoportunas. Entonces lo tomó con sus manos pode-
—Soy el correo de los Naboasimoa [sic.]. rosas tratando de arrancarle el tizón; Yaushu,
Estoy muy cansado y sólo te pido que me des aunque el carbón le quemaba la cola, no lo
permiso de dormir un poco aquí contigo. Ma- soltó. El tizón era como una parte de su cuer-
ñana al amanecer seguiré mi camino. po. El Viejo lo pisoteó, le machacó los huesos,
Después de rogarle mucho con su voceci- lo levantó en el aire sacudiéndolo y al final lo
ta delgada, el Viejo le permitió quedarse fue- arrojó al mundo y se volvió a cuidar el fuego,
ra de la cueva: seguro de haberlo matado. Yaushu rodó por
—Puedes pasar la noche a condición de la cuesta, bañado en sangre, chisporroteando
no tocar ninguna cosa. como una bola de fuego. Así llegó adonde
Yaushu se sentó cerca del fuego, mezcló estaban orando los Tabaosimoa. Más muer-
el pinole con el agua de su bule y lo vació en to que vivo, desenroscó su cola chamuscada,
dos platitos ofreciéndole uno al Viejo: dejó caer el tizón, y los Principales encendie-
—Si tienes hambre yo te convido de mi ron hogueras.
bastimento. El Tlacuache todavía muestra la cola pe-
El Viejo olió el pinole y su olor le llegó lada y anda trabajosamente por los caminos,
44 al corazón. Tomando el platito, vertió un po- debido a que el Abuelo Fuego, con su terrible
co en el centro de la hoguera. Luego metió poder, le quebró todos los huesos.
el dedo en la mezcla, arrojó unas gotas por
encima de su hombro, otras sobre la tierra y El mito cora del origen del fuego ha sido ca-
luego comió el resto. racterizado como contrapunto analítico nor-
Yaushu, tendió su cobijita a poca distancia teño del conjunto de los mitos de cazadores
de la cueva. Se le oyó roncar. El Viejo tendió sudamericanos tropicales, ya que expresa la
a su vez una piel seca de animal y descan- relación imaginaria de deuda del hombre res-
só su cabeza en una piedra. La piel crujía a pecto de su antagonista venatorio principal, el
cada uno de sus movimientos. Poco después jaguar. Este felino aparece en el mito nayarita
roncaba. en calidad del Viejo Abuelo Fuego, pues a este
Yaushu, golpeó el suelo con uno de sus personaje se le describe como “cubierto con un
pies y convencido de que el Viejo dormía, taparrabo de piel de tigre” y se dice que “le bri-
se deslizó silenciosamente, estiró su cola y, llaban espantosamente los ojos”. La hazaña del
tomando un carbón encendido, se alejó po- tlacuache remite a su cola pelona, que quedó
co a poco. quemada tras portar el tizón a partir del cual
Había recorrido un largo trecho cuando los humanos lograron disponer del fuego.
sintió que se le venía encima un ventarrón.
Los árboles se doblaban, rodaban las piedras.
Yaushu corrió con todas sus fuerzas, pero el Tomado de Fernando Benítez, “Nostalgia
ventarrón lo alcanzó y el Viejo se paró frente del paraíso”, en Los indios de México, vol. III,
México, Era (Biblioteca Era, Serie Mayor), 1970,
a él temblando de rabia:
pp. 525-529.

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CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN EN HOGARES CORAS, 20001


Total % Hombres Mujeres

Población en hogares coras 24 390 12 275 12 115


2
Hablantes de lengua indígena 16 357 67.1 8 266 8 091
No hablantes de lengua indígena 4 062 16.7 1 975 2 087
No especificado 3 971 16.3 2 034 1 937
Población de 0 a 4 años 3 877 15.9 1 986 1 891
Población de 5 a 14 años 7 091 29.1 3 626 3 465
Población de 15 a 24 años 4 678 19.2 2 256 2 422
Población de 25 a 44 años 5 354 22.0 2 552 2 802
Población de 45 a 64 años 2 391 9.8 1 302 1 089
Población de 65 y más años 856 3.5 473 383
Población de edad no especificada 143 0.6 80 63
Población de 15 años y más 13 279 6 583 6 696
Sin instrucción escolarizada 5 021 37.8 2 180 2 841
Con algún grado de primaria 5 015 37.8 2 713 2 302
Con posprimaria 3 121 23.5 1 639 1 482 45
No especificado 122 0.9 51 71
Población ocupada 6 148 4 383 1 765
3
Ocupados en actividades agropecuarias 2 776 45.2 2 518 258
4
Ocupados sin ingresos 2 559 41.6 1 867 692
Viviendas 4 368

Con agua entubada 2 280 52.2


Con drenaje 1 139 26.1
Con electricidad 2 468 56.5

Notas
1
Se refiere a la población en hogares en donde el jefe, el cónyuge o algún ascendente declaró ser hablante de lengua
cora.
2
Incluye hablantes de cora y de otras lenguas indígenas de 5 años y más.
3
La diferencia entre la población ocupada y aquella en actividades agropecuarias está distribuida en otras actividades
económicas.
4
La diferencia entre la población ocupada y aquella sin ingresos está distribuida en otros rangos de ingresos.

Fuente: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas / Programa de las Naciones Unidas para el Desa-
rrollo, “Sistema Nacional de Indicadores sobre la Población Indígena de México”, 2002, con base en XII Censo General
de Población y Vivienda, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, 2000.

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BIBLIOGRAFÍA

AMARO, Jesús, Los coras de Santa Teresa de El Nayar, Nayarit , Tepic, s/e, 1993.
BENÍTEZ, Fernando, “Nostalgia del paraíso”, en Los indios de México, vol. III, México, Era (Biblioteca Era, Serie
Mayor), 1970, pp. 283-655.
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DEMOGRAFÍA DE LOS CORAS DEL SIGLO XVIII AL XX

1722 1791 1899 1908 1965 ca. 1970 ca. 2000

2,305 1
2,584 2
3,000 3
3,183 4
7,000 5
8,627 6
24,2477

1
Padrón realizado por Flores de San Pedro en 1722. Dentro de esta cifra se encuentran los hablantes del
náhuatl de la misión de San Ignacio Huaynamota, pero se han excluido a los tecualmes, hablantes del
náhuatl, de la misión de San Pedro Ixcatán.
2
Félix María Calleja (ápud. Meyer, 1989, p. 247). Se excluyen de la cifra total a los tecualmes de San
Pedro Ixcatán y a los pobladores de Santa Fe, San Diego y San Juan Bautista, aunque es posible que allí
habitaran también algunos coras.
3
Diguet, 1992 [1899], p. 116. El autor aclara que los coras habían tenido una tremenda baja demográfica
a causa de las guerras de la segunda mitad del siglo XIX.
4
Hrdlickâ, 1908, p. 7. El autor aclara que ése es el último dato oficial, pero añade el cálculo de 3,000,
que concuerda con el precedente de Diguet.
5
Grimes y Hinton, 1972 [1969], p. 75.
6
González, 1972, p. 39.
7
Estimaciones del Instituto Nacional Indigenista y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo,
con base en el XII Censo General de Población y Vivienda 2000.

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Coras, de Jesús Jáuregui, se terminó de imprimir en diciembre de 2004 en los talleres de
Impresora y Encuadernadora Progreso, S.A. de C.V., San Lorenzo Tezonco 244, Col. Paraje
San Juan, Deleg. Iztapalapa, C.P. 09830, México, D.F. El tiraje fue de 6 000 ejemplares.
Las tareas de digitalización y retoque de imágenes, composición tipográfica, diagramación
y cuidado de edición estuvieron a cargo de la Coordinación Editorial de la CDI.

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