Aunque mucho se ha escrito sobre esta forma verbal y no seremos nosotros quienes agobiemos al lector
con abstrusas tesis gramaticales.
“El gerundio —escribe González Ruiz— se emplea muchas veces mal. Tan honda es la convicción de este
hecho, que ha llegado a producir otro: el que muchos realicen denodados esfuerzos para eludir el gerundio
al escribir, como quien se encontrase ante un paraje peligroso y prefiriera dar un rodeo con tal de no
transitar por él. Pero el rodeo no es nunca buen procedimiento de escribir. Se puede navegar
perfectamente entre escollos conociendo cuáles son
y dónde están”.
El gerundio, en todo caso, constituye una oración subordinada de carácter adverbial Si yo escribo: “Luís
llegó silbando”, indico el modo como llegó “Luís”. En este caso “silbando” es la oración subordinada que
completa a la principal “Luís llegó”, diciéndonos su manera de llegar1
Para evitar confusiones, el gerundio debe ir lo más cerca posible del sujeto al cual se refiere. Así, no
significa lo mismo “Vi a Juan paseando”, que “Paseando, vi a Juan”. En el primer caso es Juan quien
pasea; en el segundo, soy yo quien, mientras paseaba, vi a Juan.
Para poner un poco de orden en este problema del gerundio, vamos a estudiar los casos en que
consideramos su empleo correcto o incorrecto, según a opinión autorizada de los gramáticos y
especialistas del lenguaje.
A) Gerundio correcto
2. Gerundio temporal Generalmente indica contemporaneidad entre la acción expresada por el verbo
principal y el gerundio. Ejemplo: “Vi a Juan paseando”. “Estando en la Base, llegó la orden de
partir”. (Estos dos casos, en realidad, se pueden reducir a uno sólo.)
3. Gerundio que indica acción durativa o matiz de continuidad. Ejemplos: “Está escribiendo”,
“Sigo pensando”.
4. Gerundio cuya acción es inmediatamente anterior a la del verbo principal. Ejemplo: “Alzando
la mano, La dejó caer sobre la mesa con toda su fuerza”.
5. Gerundio condicional. Ejemplo: “Habiéndolo ordenado el mando, hay que obedecer”; es decir,
“Si lo ordenó el mando...” —condición. (Aquí va incluido el gerundio, tan frecuente en las
sentencias jurídicas, de los “Considerandos”, que en realidad equivalen a “Si se considera”.)
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Dice M. Seco que el gerundio es una forma verbal no personal (es decir, sin variación morfológica de persona) que,
a su significación verbal de acción, reúne una función modificadora adjunte, de tipo adverbial y en cierto modo
adjetiva.
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6. Gerundio causal. Ejemplo: “Conociendo su manera de ser, no puedo creerlo”; es decir, “Porque
conozco su manera de ser...” —causa. (También es gerundio causal el “Resultando” de las
sentencias; equivale a “Porque resulta”.)
7. Gerundio concesivo (poco corriente). Ejemplo: “Lloviendo a cántaros, iría a tu casa”; es decir,
“Aunque lloviera a cántaros...” —concesión.
8. Gerundio explicativo. Ejemplo: “El piloto, viendo que el altímetro no funcionaba...”; es decir, “Al
ver que el altímetro no funcionaba...” —explicación.
9. Finalmente, se usa mucho el gerundio de los verbos “arder” y “hervir” —una olla de agua
hirviendo, o ardiendo—, en el sentido de “hirviente” o “ardiente”. Todos decimos: “Le cayó una
olla de agua hirviendo”, y no “hirviente”.
10. Y también suele ser corriente, en la conversación —sobre todo en Andalucía y en los países
hispanoamericanos—, el empleo del gerundio en “aparente diminutivo”. Así se dice: “Voy
corriendito” o “Llegó callandito”. Y decimos “diminutivo aparente”, porque, en realidad, estas
expresiones significan “corriendo mucho” o “más que callando”. Se usa también el gerundio en
ciertas leyendas o “pies” de fotografías. Ejs.: “Napoleón pasando los Alpes”. “El satélite Telstar
girando en torno a la Tierra”.
B) Gerundio incorrecto
2. Es frecuente leer: D. Fulano de Tal nació en Madrid en 1900, siendo hijo de D. Luís y D.8
Maria...”. Es decir, que nació siendo ya hijo de... ¡Extraña manera de nacer!
4. “Vi un árbol floreciendo”, por “floreciente”. Tampoco puede admitirse este “floreciendo” porque
el gerundio, en español, no debe expresar cualidades. Ni tampoco se refleja aquí el matiz de
contemporaneidad, ya que es imposible que yo vea “el florecer” de un árbol, mientras se produce,
a menos que se trate de una película de dibujos fantástica, o gracias a un procedimiento especial
cinematográfico, capaz de captar el florecer de un árbol mientras se va produciendo.
5. “El avión se estrelló, siendo encontrado...”“El agresor huyó siendo detenido...” Estos gerundios
son incorrectos porque la acción que el gerundio indica no puede ser posterior a la del verbo
principal. Lo correcto es escribir: “El agresor huyó y fue detenido cuando intentaba subir al
tranvía”.
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La terminación ant del francés es gerundio —o debe traducirse por tal— cuando va precedida de la preposición en:
en parlant, en écrivant...
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En el caso del gerundio temporal, la acción que expresa dicha forma verbal puede ser simultánea,
inmediatamente anterior o inmediatamente posterior a la acción expresada por el verbo principal.
EJEMPLOS:
Teniendo yo doce años, aprendí a montar en bicicleta (simultánea); levantando la mano, quedó
con la pluma en suspenso (inmediatamente anterior); salió de puntillas, cerrando la puerta con
mucho cuidado (inmediatamente posterior).
“Como norma, más o menos estabilizada en el estado actual del idioma —escribe Criado de Val en su
obra Fisonomía del idioma español—, podemos aceptar la siguiente: el uso del gerundio español será tanto
más propio cuanto más predomine en él el carácter verbal (o adverbial), cuanto más atractiva y
considerada en su trayectoria (aspecto durativo) sea la acción que expresa, cuanto más coexistente o
inmediatamente anterior a la principal sea esa misma acción”.
Cada día se oye —y se lee— con más frecuencia: “Han habido dos expulsiones”; ‘hubieron varias tarjetas
amarillas”; “habían muchas personas”, etcétera, etc.
El error expresivo es de Gramática elemental. Incurren en él, muy especialmente, deportistas y locutores
deportivos de TV.
Se olvida —o se ignora— que, en estos casos, el verbo haber es unipersonal y no debe concordarse con el
sustantivo que lo acompaña. De modo análogo a como se dice “hay habitaciones libres”, se debe decir
“había habitaciones”; “ha habido disparos”; “habrá disturbios” o “hubo varias expulsiones”
El disparate gramatical es cada día más frecuente. Se oye, se lee, pero nadie protesta públicamente. Y así,
de nuestra lengua, de nuestra maltratada lengua, podría decirse aquello de “entre todos la mataron y ella
sola se murió”
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LECCION 8
He aquí otro de nuestros frecuentes tropiezos con el lenguaje: el uso indebido del “deber” y “deber de”.
“El profesor debe venir a las 12, porque a esa hora comienza su clase.”
“El profesor debe de venir a las 12, porque salió de su casa hace ya media hora.”
En el primer ejemplo se expresa una idea de obligación; en el segundo de suposición. Por tanto, deber
equivale a obligación; deber de, a duda, a suposición.
EJERCICIOS
Indíquense las faltas que se observen en los siguientes ejercicios y escríbanse las formas
correctas.
EJEMPLO:
El alumno debe de corregir las faltas que vea en los ejercicios. El alumno debe
corregir...
Para su debido empleo, téngase en cuenta que “cuyo” procede del latín “cuius” y conserva su doble valor
de relativo y posesivo (de quien, del cual, de quienes, etc.).
Así, no puede decirse: “Vimos una casa, cuya casa tenía un tejado rojo”, sino “Vimos una casa que
tenía...”
En cambio, es correcto decir: “Vimos una casa, cuya puerta...”, es decir, la puerta de la cual casa.
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Correcto es, pues, decir: “El avión, cuyas alas...”; pero es incorrecto: “Había allí un avión, en cuyo
avión...”; “en el cual” sería lo correcto. La Academia permite el uso de “cuyo” cuando concierta con los
vocablos “causa”, “ocasión”, “razón”, “fin”, “motivo” y otros semejantes.
Ejemplos: “Decidió apoderarse del trono, a cuyo efecto comenzó las operaciones”. Puede también
escribirse: “...del trono, y a este efecto...”.
“A veces los labradores trabajan a varios kilómetros de su hogar, en cuyo caso tienen que comer en pleno
campo”. Pero también podría escribir- se: “... de su hogar; en este caso...”
“Sus libros eran fuertes, tremendistas, por cuyo motivo tenían éxito”. O también: “...tremendistas, y por
este motivo...”
Es preferible, en suma, que el vocablo “cuyo” se reserve para su función genuina: relacionar dos nombres,
el segundo de los cuales es persona o cosa poseída o propia del primero.
El uso incorrecto de cuyo no es problema sólo de ignorantes. También los escritores consagrados suelen
emplearlo mal a veces. Ejemplo (citado por M. Seco): “la fe en la inmortalidad del alma, cuya condición
tal vez no se precisaba mucho”. (Unamuno: Del sentimiento trágico de la vida).
EJERCICIOS
Subraye las faltas que observe en las siguientes frases y escriba las formas correctas de los
fragmentos mal redactados.
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REGLAS PRÁCTICAS. —Para saber cuándo debemos escribir sino (junto) o si no (separado) inténtese
colocar inmediatamente después de estas partículas la conjunción que. Si la frase lo admite, escríbase
sino; en caso contrario, dígase si no.
EJEMPLOS:
Sino es una palabra, una conjunción que opone un término a otro: “No lo has pagado tú, sino yo”.Si no
son dos palabras; si es la partícula condicional; no es la negación. Entre ambas pueden colocarse otras
palabras: si no quieres, o si tú no quieres; si no quieres venir hoy, o si hoy no quieres venir.
EJERCICIOS
Corríjanse las siguientes frases; caso de estar mal empleadas las partículas sino o si no:
Nuevos escollos gramaticales con los que tropieza más de un “escribiente”. En primer lugar nos
encontramos con cuatro posibilidades ortográficas: porque, por que, por qué y porqué.
• Porque es conjunción causal, equivalente a ya que o a pues, y sirve de eslabón explicativo o causal entre
dos oraciones integrantes de un breve periodo subordinativo. Ejemplos: no voy porque no tengo tiempo;
vendrá esta tarde porque así me lo ha prometido.
• Por que es un compuesto de la preposición por y del relativo que (= el cual, la cual). Luego, si hay un
relativo, ha de haber un antecedente de ese pronombre al cual se refiere que. Ejemplo: Esa es la razón por
que fue suspendido. (Es decir, la razón por la cual...).
• Por qué es interrogativo, lleve o no lleve el signo de interrogación (interrogación directa o indirecta).
Ejemplos: ¿Por qué no estudias? - No me explico por qué no estudias.
• Porqué es el anterior por qué sustantivado. Como tal sustantivo irá siempre precedido de un
determinante (artículo o adjetivo). Puede sustituirse por un sinónimo: motivo, causa, razón... Ejemplo:
No me ha dicho el porqué de su negativa (es decir, el motivo, la causa, la razón).
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Como tal sustantivo, porqué admite el plural: No me ha dicho los porqués de sus negativas.
El escollo ortográfico de conque, con que y con qué es análogo al de porque y por qué.
Consideremos los ejemplos siguientes:
— O estudias, o no hay excursión: conque ya lo sabes.
— Este es el problema con que se tropieza.
— Con qué has hecho esto?
El primer caso, con que es el de una conjunción consecutiva, equivalente a la locución de modo que.
“Conque ya lo sabes”, en el ejemplo propuesto, nos dice o explica la consecuencia de la acción de estudiar
o de no estudiar.
En el segundo ejemplo, con que es preposición más relativo: que = el cual, la cual.
Finalmente, ¿con qué? es preposición más interrogativo.
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LECCION 10
EL abuso de pronombres suele ser defecto muy corriente, al que hay que prestar atención, ya que tal abuso
es, a veces, no sólo incorrecto, sino también poco elegante y hasta confuso. Unos cuantos ejemplos
bastarán para comprender lo que decimos:
“Tú lo que sin duda eres es un buen piloto”. Más correcto: “Tú eres sin duda un buen piloto”
“Por eso es por lo que yo prefiero volar”. Defectuosa traducción de la expresión francesa: “C’est poar
ce/a que...” Lo correcto, en castellano, es decir: “Por eso yo prefiero volar”
“A ese muchacho hay que mandarlo a la escuela”. Mejor: “Hay que mandar a ese muchacho a la
escuela”
“Sus ocios los entretiene en hacer crucigramas”, en vez de: “Entretiene sus ocios en hacer crucigramas”
“La cabeza debemos cubrírnosla para preservarla del frío”. Mejor expresado: “Debemos cubrirnos la
cabeza para preservarla del frío”
POSESIVO “SU”
Otro escollo, y de los difíciles de salvar, es el que se refiere al su posesivo, apocopado. Un ejemplo: “El
Valencia ganó al Español en su campo”. ¿En qué campo? “En su” no nos lo dice. Por tanto, si se jugó en
el campo del “Valencia”, habría que decir: “El Valencia, en su campo, ganó al Español”. Y si fue en el
campo del “Español”, convendría escribir: “El Español, en su campo, pierde frente al Valencia”
En realidad, en lo que se refiere al su, la culpa de las posibles anfibologías resultantes hay que
achacárselas a la pobreza del idioma. Los franceses tienen “son”, “Sa”, “ses”, “leur” y “leurs”3. En
nuestro idioma todo se reduce a su y sus. Para evitar confusiones, pues, conviene —según recomiendan
los especialistas del lenguaje:
1. Evitar la oscuridad. Es preciso colocar el su de tal suerte que se refiera al nombre anterior más cercano.
2. Hacer construcciones indirectas pronominales. Así, en vez de “Se le llenaron sus ojos de lágrimas”,
conviene escribir: “Se le llenaron los ojos de lágrimas”.
Gili y Gaya dice que para remediar la vaguedad que resulta del empleo de este pronombre posesivo, el
idioma se vale del recurso de añadir a su el nombre del poseedor, o el pronombre que le representa,
acompañado de la preposición de, siempre que pueda haber duda:
Su casa de Luís (mejor: “La casa de Luís”); su casa de ellos; su casa de usted.
Esta tendencia de la época clásica se mantiene en el habla moderna, pero con visible tendencia a limitarla
a su de usted y su de ustedes: “Su padre de usted”; “Su padre de ustedes”.
EJEMPLO:
En vez de escribir “su casa”, a secas, cuando pueda haber confusión, puede decirse “La casa de Luís” o
“Su casa de usted”, según a quien se refiera.
Así: “Han comido en mi casa el señor Pérez y su esposa, y ayer estuvo en mi casa su madre”. Cabe
preguntar: ¿La madre de quién? Si se refiere a la madre de la señora, podría escribirse:
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El idioma alemán es aún más rico. La terminología pronominal es completa. En alemán “su” no sólo en género y
número, sino también según sean uno o varios los poseedores.
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“Han comido en mi casa el señor Pérez y su esposa, y ayer estuvo en mi casa la madre de ella”.
Otro ejemplo:
“El cabrero mató al médico en su casa”.
Si fue en casa del cabrero, conviene escribir:
“El cabrero, en su casa, mató al médico”.
Y si fue en casa del medico, debe decirse:
“El cabrero mató al médico en la casa de éste”.
NOTA. Respecto a la naturaleza de los posesivos, véase Gili y Gaya, “Curso Superior de Sintaxis
Española”, 35 edición, págs. 179-80-81. Véase también A. Alonso H. Ureña, “Gramática Castellana”, 11.’
edición, 1, páginas 222 y siguientes.
En las siguientes frases hay algunos casos de abuso de pronombres. Las frases que no se
consideren normales, escríbanse de nuevo, en forma correcta.
EJEMPLOS:
EL “QUEISMO”
En su obra Puntos flacos de la Gramática española —obra en la que, burla burlando, se dicen grandes
verdades—, escribe “K-Hito”:
“Aparte del laísmo y del leísmo, sin redención posible, es el que la piedra angular donde se rompen los
puntos de las plumas mejor templadas. Al que mal empleado, a su abuso, a su sensibilidad excesiva y
dolorosa, podemos llamarle queísmo.
Pronombre, conjunción, sustantivo —continúa K-Hito”—, todo en una pieza, se une a la preposición por o
se aparte de ella y lleva un ápice sobre la “e” o no lo lleva, para embrollo y tormento del pendolista”.
“Con frecuencia, mediante la intromisión del que, adjudicamos a alguien lo que no le corresponde, y nos
quedamos tan frescos. O. cuando menos, sembramos la duda en la sufrida mente del lector. Tal ocurre
cuando escribimos: “Está en Madrid Fernández, el sobrino de don Antonio, que se ha casado hace unos
días.” ¿Quién se ha casado?: ¿Fernández?, o ¿don Antonio?
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“Por lo visto —sigue nuestro autor— nadie se explica una fotografía sin un pie con el que hiperestésico. Y
así leemos constantemente: “Fulano de Tal que ha pronunciado un discurso en el Centro Gallego”. Pero
si prescindimos del “que”, diremos exactamente lo mismo: “Fulano de Tal ha pronunciado un discurso.
Normalmente esos “ques” implican oraciones de relativo, y las oraciones de relativo “son, a fin de
cuentas, incisivas o secundarias”. En el caso anterior, el “que” estaría justificado si dijésemos, por
ejemplo: “Fulano de Tal, que ha pronunciado un discurso en el Centro Gallego, acaba de ser nombrado
hijo predilecto de Lugo”.
Verdad es que este que “hiperestésico” —como dice “K-Hito”— abunda en nuestros clásicos y Cervantes
es un buen ejemplo de ello. Cosa que los especialistas censuran en Cervantes y no sin razón... El hecho de
ser un artífice del lenguaje no quiere decir que se esté dotado de la infalibilidad y perfección suma.
Este peligro “queísta” resulta patente sobre todo en la mala traducción que suele hacerse especialmente en
libros técnicos, científicos y en algunos órganos de Prensa— de la construcción francesa “c’est... que”.
“Es por esta razón que él ha escrito su libro”. Traducción correcta: “Es por esta razón por la que ha
escrito su libro”.
EJERCICIOS
Subraye las faltas que observe en las siguientes frases y escriba las formas correctas.
Tomado de:
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