A la deriva – Cuentos de amor de locura y de muerte –

Horacio Quiroga
“Cuentos de amor de locura y de muerte”, publicado en 1926, refleja el
padecer de su autor, Horacio Quiroga, ante diferentes desgracias que rodearon
su vida. De esta manera, en cada una de las pequeñas pero significantes obras
que lo integran se componen historias que hacen más angustiantes aún la vida
de sus personajes, describiendo la oscuridad y resaltando el sufrimiento.

El cuento “a la deriva” cuenta de un hombre que fue mordido por una yarará-
cusú. Comenzando con dicho accidente, la necesidad de resistir hace que éste
regrese a su rancho. Sin encontrar solución alguna sube a su canoa y se
emprende sobre el río Paraná para llegar a Tucurú-Pucú, centro más cercano
de ayuda médica. Pero junto al avance del veneno comienzan sus delirios,
seguidos de la muerte.

Las descripciones del ambiente salvaje dan lugar a la deducción geográfica: la

selva misionera. Citas como […] “el paisaje es agresivo y reina en él un silencio
de muerte” […] reflejan la falta de simpatía cósmica, característico del
naturalismo, donde Quiroga da hincapié en resaltar el destino desgraciado del
personaje.

Si bien queda claro, el adentrarse en un territorio tan misterioso como la selva

provoca una sensación de aventura, pero también de terror. El estar al
contacto directo hace sentir cada latido como si fuera uno de los últimos que
se sentirán; es un ambiente tan misterioso que se abre a nosotros, permitiendo
disfrutar, hasta un cierto límite, donde el ambiente se vuelve turbulento y
desata entre sus verdes paisajes la furia que esconde. Como numerosas veces
nos han dicho, no todo lo bello es bueno.

Esta historia, de tan solo cuatro páginas, deja a la vista relaciones directas con
su autor, como por ejemplo, el vivir en la selva y tener como medio de
transporte una canoa; o también, vivir con su esposa en un rancho a pocos
metros del río. Características como éstas me inclinan a reflexionar la
familiaridad que tenia Quiroga con la muerte, por eso tampoco me sorprende
saber que él truncó su vida de manera muy temprana.

Valentina Fernández