Luego de realizar las encuestas con las preguntas relacionadas con la muerte y
la forma de afrontamiento en el momento que esta llegue, analizados los informes
individuales según cada una de las etapas, infancia, adolescencia, adultez joven, temprana y tardía, se puede evidenciar que actualmente se tiene una actitud más aceptable frente a la muerte, aunque el duelo aparentemente es difícil de controlar.
En las personas más jóvenes, se evidencia el temor a que la muerte llegue, ya
que sienten que aun les faltan muchas cosas por hacer, como terminar una carrera, formar una familia, tener hijos, además se ve el temor y la no aceptación a la pérdida de un ser querido, se manifiestan las reacciones de temor, llanto, angustia, es este aspecto se evidencia que algunas de las personas en esta etapa no están preparadas para manejar un duelo.
Enfrentando las situaciones que vienen sin resentimientos, reproches y tratando
de aceptar y afrontar las cosas que llegan, entonces estas se pueden desde una perspectiva nueva. La vida se llena de significado y valor, el contacto con los otros adquiere una nueva dimensión, más profunda e interesante, se comienza a valorar a los otros y a nosotros mismos desde una visión más amplia, más sensible, porque al aceptar y reconocer la impermanencia, y que nada es eterno, se puede sentir y comprender el valor de la vida de un modo sensato, dejando atrás la rutina, el aburrimiento, la superficialidad y el apego innecesario por aquellas cosas que no son primordiales, se puede así revalorar el amor y la felicidad, lo que tenemos y lo que realmente nos falta. Hablar sobre la muerte es hablar sobre la vida pero de un modo más profundo.