Algunas investigaciones revelan que más de 500 000 toneladas de BPCs (bifenilos
policlorados) se produjeron entre 1931 y 1977 y aproximadamente el 40% han
entrado al medio ambiente.
Las investigaciones además, han demostrado que los bifenilos policlorados son
compuestos altamente resistentes a la biodegradación y por su persistencia y
acumulación en los ecosistemas se han catalogado como material tóxico
ambiental, el principal problema se presenta en la intoxicación por dioxinas y
benzofuranos policlorados los cuales son subproductos de la descomposición
térmica de los bifenilos policlorados sometidos a temperaturas mayores a los
300°C.
A partir de los de los años 70s son detectados en tejidos grasos de algunas
especies de animales, como aves y peces. De esta manera la realidad es que
están dentro de las cadenas alimenticias. Recientemente se han encontrados
concentraciones significativas en canales ríos y lagos, dispersos también en flora y
fauna silvestre e inclusive en la sangre de los seres humanos y en la leche
materna.
Las vías más comunes de daño por BPCs son las siguientes:
NOM-133-ECOL-200
Protección Ambiental