La historia cuenta que Felipe Montero está leyendo el periódico en una cafetería. En el
periódico encuentra un anuncio: Se solicita Historiador joven. Felipe está buscando la
dirección, por fin llega a la casa pero nadie le responde a la puerta. Empuja levemente
la puerta, el lugar está oscuro y tiene un fuerte olor a humedad. Una voz de mujer le
indica que no encienda las luces y que camine contando los pasos. El joven entra a una
habitación iluminada por velas. En la cama está una anciana. Ella le cuenta que el
trabajo consiste en escribir las memorias de su marido, muerto, y que la condición es
que se quede a vivir en la casa. Sorpresivamente entra una joven a la habitación, Aura,
es la sobrina de la anciana. Felipe se queda encantado con la joven, con su belleza y con
esos ojos verdes como mares. En ese instante acepta quedarse a vivir allí.
La anciana, feliz por la respuesta de Felipe y le pide a Aura que le indiqué su habitación.
Felipe va detrás de Aura y deseoso de volver a ver esos hermosos ojos verdes. Aura lo
deja en su recámara y le dice que en una hora estará la cena. Felipe revisa su recámara y
se sorprende de ver objetos tan antiguos y, además, de que su habitación esté tan
iluminada. Es la hora de la cena. En el comedor solo está Aura y dice que Consuelo, está
indispuesta y lo espera en su recámara después de la cena.
Felipe empuja levemente la puerta y encuentra a la vieja de rodillas frente a los Santos.
Consuelo le pide a Felipe empezar a trabajar lo más pronto posible y le da los primeros
manuscritos.
Esa misma noche Felipe empieza la lectura de los manuscritos El joven se despierta a
causa de la intensa luz que entra por el techo de vidrio sin cortinas. Mientras se viste,
escucha unos gemidos muy extraños. Se asoma, subiéndose al librero por el techo de
vidrio y descubre algunos gatos.
Felipe regresa a su recámara, confundido por lo sucedido la noche anterior, está lleno
de preguntas hacia Aura y, en ese momento de cavilaciones, escucha la campanilla. El
joven se asoma a la puerta y retiene a Aura. Aura le pide confianza, le dice que su tía
estará todo el día fuera y lo cita en la recámara de la viuda. Cuando Felipe se asegura
que la anciana se ha marchado, entra a su recámara y extrae del baúl un nuevo escrito
con fotografías. Felipe lee en los escritos sobre la imposibilidad del coronel de darle un
hijo a Consuelo. El coronel narra como su esposa enloquece y sufre por la imposibilidad
de ser madre y su obsesión por mantenerse joven. Felipe mira las fotografías y
encuentra a Aura, pero las fotos están fechadas en 1876. Aura está abrazada del
coronel, Felipe se descubre en las fotos. Son él y Aura en el siglo pasado. Aturdido,
abandona la recámara y baja las escaleras.
El joven entra en la oscura habitación de la viuda. Escucha la voz de Aura que le pide
que se recueste con ella. Felipe despoja a Aura de sus ropas y mientras la besa, entra un
halo de luz, descubre los cabellos blancos y la dentadura casi podrida de la anciana.
Consuelo lo abraza y le promete que en unos días, cuando recupere fuerzas, juntos
traerán a Aura de nuevo.
El libro de los 4 acuerdos escrito por Miguel Ruíz nos enseña a vivir libres de tabúes e ideas
creadas por la sociedad que nos impiden ser felices y ser nosotros mismos.
Con este libro el autor nos propone 4 acuerdos para que sigamos al pie de la letra, haciéndonos
consientes de que no es algo fácil porque estamos arraigados a nuestras creencias y es muy
difícil cambiar de vida pero no difícil. Estos cuatro acuerdos son los siguientes:
Nuestras palabras somos nosotros mismos porque reflejan nuestro ser y debemos tener
cuidado en lo que decimos porque herimos a las personas y siguiendo este acuerdo debemos
pensar muy bien antes de hablar para que cualquier veneno emocional acabará por
desaparecer de nuestra mente y dejaremos de transmitirlo en nuestras relaciones personales.
Esto quiere decir que analicemos la opinión que los demás tienen de nosotros y nos quedemos
con nuestra opinión, si los demás nos dicen que no somos buenos para algo o nos insultan no
debemos tomarlo como cierto.
Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que
suponemos es cierto. Toda la tristeza y los dramas que has experimentado tenían sus raíces en
las suposiciones que hiciste y en las cosas que te tomaste personalmente. La manera de evitar
las suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras.
Este acuerdo permite que los demás se conviertan en un hábito. Si haces menos de lo que
puedes hacer, te sometes a ti mismo a frustraciones, juicios, culpas y reproches. Limítate a
hacer lo máximo que puedas, en cualquier circunstancia de tu vida. No importa si estás
enfermo o cansado, si siempre haces lo máximo que puedas, no te juzgarás a ti mismo en modo
alguno.
Los Cuatro Acuerdos según el autor, son un resumen de la maestría de la transformación, una
de las maestrías de los toltecas. Transformas el infierno en cielo. El camino tolteca hacia la
libertad romper viejos acuerdos y nos explica lo que es la libertad nos dice que de niños
siempre estábamos contentos porque actuábamos sin pensar en el que dirán, poco a poco
cuando fuimos creciendo esa felicidad se acabó porque empezamos a ser domesticados y a
vivir como nos dijéramos que lo hicieran. Ser un tolteca es una forma de vivir en la cual no
existen los líderes ni los seguidores, donde tú tienes y vives tu propia verdad.