llegará al fondo
de muchas
cuestiones.
Bienaventurado el profesor que entiende su
trabajo como una vocación:
será forjador
de la futura sociedad.
Bienaventurado el profesor que, en sus ratos libres,
acude a la contemplación y a la oración:
se realizará
vaciándose en ellos.
Bienaventurado el profesor que se actualiza y no se
queda desfasado:
no se sentirá sólo
en la difícil tarea de educar.
Bienaventurado el profesor que, más allá de sus
calificaciones, mira a sus alumnos
con una sonrisa y comprensión:
t
tr cán
recán l qu
otros recogerán lo que él sembró.
él mb.
Bienaventurado el profesor que se vacía de sí
mismo para llenar el alma, la mente y el
corazón de sus alumnos:
su esencia permanecerá
en las futuras eneraciones.
Bienaventurado el profesor
que se muestra tal y como es:
le llamarán ´personaµ.
Bienaventurado el profesor que, estando con los pies en
la tierra, no olvida a Dios que habita en el cielo: