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Síntesis de:

Gilberto Giménez, Estudios sobre las culturas y las identidades sociales,


Conaculta/ITESO, México, D.F., 2007

Prólogo
La obra refleja un itinerario que recorre 15 momentos del pensamiento intelectual de
Jiménez sobre las teorías de la cultura y sus distintas interpretaciones.
El eje analítico es el de la concepción simbólica de la cultura, para lo cual realiza un
recuento desde B. Tylor en 1871 donde se registra la primera formulación del concepto
de cultura hasta el debate contemporáneo. El autor analiza cómo cada una de las nuevas
corrientes reaccionó contra la tradición intelectual y redefinió los contenidos del canon
existente.
La caracterización de la cultura desarrollada en esta obra no se cierra en una definición
rígida y monocausal, el autor lucha constantemente contra las versiones estrechas y
empecinadas en buscar una sola causa.
Se presentan también dos críticas a dos grandes propuestas contemporáneas: la teoría de
la hibridación de la cultura (Para Jiménez toda cultura es híbrida) y las teorías
neoliberales que sugieren el fin de los territorios.

Introducción
En este libro el tema de la cultura aparece estrechamente entrelazado con el de
identidad, porque considero que son indisociables.
La secuencia de los capítulos responde a cierto orden de jerarquía teórica y de
homogeneidad temática. Los tres primeros capítulos presentan los planteamientos
teóricos básicos que sirven de fundamento para los restantes. Los capítulos VI, V y VI
son producto de una investigación concluida a fines de los 90 y enfocan la relación
territorio y cultura. Los capítulos VII y VIII tratan de la relación entre cultura y política.
Los capítulos IX y X abordan el tema de globalización y cultura. El capítulo XI es sobre
metodología y los últimos son presentaciones de investigaciones empíricas.

Capítulo I, La concepción simbólica de la cultura.


1. La formación histórica del concepto de cultura
El momento fundacional del concepto de cultura coincide con la aparición de la obra
Primitive culture del Edward B. Tylor en 1871 donde se registra la primera formulación
del concepto antropológico de cultura. “La cultura o civilización, en sentido etnográfico
amplio es todo aquel complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la
moral, el derecho, las costumbre y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridas
por el hombre en cuanto miembro de la sociedad” El concepto tyloriano se inscribe en
un contexto teórico evolucionista que en cierto sentido cancela su historicidad. Tylor
considera la cultura está sujeto a un proceso de evolución lineal que inicia con el
primitivismo.
Franz Boas rectifica es perspectiva y la contrapone a una concepción de la cultura
basada en el particularismo histórico. Boas afirma la pluralidad histórica irreductible de
las culturas. Esta pluralidad implica en Boas y sus discípulos el relativismo cultural que
obliga a abandonar “la pretensión de objetividad absoluta del racionalismo clásico para
dar entrada a la objetividad relativa basada en las características de cada cultura.”
Con Boas culmina la etapa fundacional, a partir de ahí, el concepto de cultura pasa por
tres etapas:
La fase concreta, cuyo elemento es las costumbres
La fase abstracta (entre 1930 y 1950). Se enfatizan los modelos de comportamiento, las
estructuras. Los autores: Margaret Mead, Ruth Benedit, Ralph Linton, Melvill H.
Herkovits.
En 1973 aparece Clifford Geertz con The interpretation of cultures que Carla
Pasquinelli coloca como el inicio de la fase simbólica en la formulación del concepto de
cultura. La cultura se define como una telaraña de significados o como “estructuras de
significación socialmente establecidas”. En esta perspectiva la cultura es vista como un
texto, un texto escrito por los nativos, que el antropólogo se esfuerza por interpretar, por
más de que no pueda prescindir de la interpretación de los nativos.
Dentro de la antropología cultural norteamericana esta concepción ha sido sometida a
una crítica por la antropología posmoderna de James Clifford y George Marcus quienes
consideran que el concepto de cultura ligado a la modernidad corre la misma suerte que
la crítica a ella: una interpretación etnocéntrica de razón fuerte de la modernidad
occidental en su pretensión de lograr un conocimiento totalizante del otro.
A su vez esta posición es criticada por su relativismo radical y constituyó uno de los
factores de la crisis de la antropología cultural que paradójicamente ha traído un gran
interés en la cultura por en casi todos los demás ámbitos de las ciencias sociales.
Este giro cultural mantiene vigente la hegemonía de la concepción simbólica de la
cultura aunque con algunas modificaciones que reflejan el impacto de la crítica
deconsturccionista: La cultura se entiende como un conjunto de prácticas simbólicas
dispersas y descentradas; o como caja de herramientas, como repertorio simbólico de
estrategias de acción.

2. La cultura como proceso simbólico


La tesis central que sirve de punto de partida: es posible asignar un campo específico y
relativamente autónomo a la cultura, entendida como una dimensión de la vida social, si
la definimos por referencia a los procesos simbólicos de la sociedad.
La cultura tendría que concebirse entonces como el conjunto de hechos simbólicos
presentes en la sociedad. O como la organización social del sentido como pautas de
significado
La cultura es la acción de cultivar simbólicamente la dimensión interior y exterior de la
especie humana.

Pero ¿qué es lo simbólico?


Es el mundo de las representaciones sociales materializadas en formas sensibles
también llamadas formas simbólicas y pueden ser expresiones, artefactos, acciones
acontecimientos y alguna cualidad o relación.
Este conjunto de procesos sociales de significación y comunicación puede desglosarse
en tres grandes problemáticas:
1) La problemática de los códigos sociales.
2) La problemática de la producción de sentido
3) La problemática de la interpretación o del reconocimiento.
Esta triple problemática de la significación es la problemática de la cultura.
Cabe formular algunas observaciones importantes:
Lo simbólico no se puede tratar como un ingrediente más de la vida social, sino como
una dimensión constitutiva de todas las prácticas sociales.
La segunda observación se refiere a que el símbolo no se agota en su función de
significación sino que abarca diferentes empleos que los usuarios hacen de él para
actuar sobre el mundo y trasformarlo.
La tercera observación se refiere a que la cultura manifiesta una cierta autonomía y
coherencia incluso en su sentido plural.

3. ¿Objetos de una disciplina o campo transdisciplinario de estudios?


El enfoque simbólico de la cultura ha suscitado un notable consenso entre autores de
diversas disciplinas.
La cultura ha sido abordada como código o sistema de reglas por la antropología
estructural, como ideología por el marxismo como sistema cognitivo o evaluativo

Capítulo II, Cultura e identidades.


1. La identidad: un concepto estratégico en las ciencias sociales.

La identidad es una de las categorías claves recientemente incorporadas al léxico


conceptual de las ciencias sociales. Se reconoce que sin identidad no habría sociedad.
Entonces ¿por qué este concepto llega tan tardíamente al discurso de las ciencias
sociales? En realidad siempre estuvo presente incluso en los clásicos bajo términos
diferentes. Conciencia de clase en Marx, conciencia colectiva en Durkheim

2. Identidad y cultura
El concepto de identidad es inseparable del de cultura debido a que las identidades solo
pueden formarse a partir de las diversas culturas y subculturas a las que se pertenece.
Existe una estrecha correspondencia entre la concepción de cultura y la de identidad.
Por ejemplo para la interpretación posmoderna de liquidez y fluidez, la identidad es
fragmentaria y plástica.
La cultura se presenta como telaraña de significados pero no todos los significados
pueden llamarse culturales. Un significado cultural es la “interpretación típica
recurrente y ampliamente compartida de algún tipo de objeto o de evento, evocada en
cierto número de personas como resultado de experiencias de vida similares”.

La cultura es la organización social del sentido, interiorizado de modo relativamente


estable por los sujetos en forma de esquemas o de representaciones compartidas y
objetivado en formas simbólicas, todo ello en contextos históricamente específicos y
socialmente estructurados.

3. Cultura moderna y posmoderna.


Hay varias maneras de clasificar la cultura: alta cultura, cultura folklórica, cultura de
masas o culturas populares y subculturas (jóvenes o negros)
Para fines de este trabajo interesa la distinción entre cultura moderna y posmoderna.
(Definida con particular claridad por Stephen Krook, Jan Pakulski y Malcom Waters)
Estos autores parten del presupuesto de que las sociedades contemporáneas están en
proceso de transición de la modernidad a la posmodernidad y para ilustrar este cambio
comparan la cultura moderna con la posmoderna.
Son tres las características principales de la cultura moderna:
Diferenciación, implica la autonomización de las esferas de la sociedad.
Racionalización, la tecnología ha hecho posible la recreación y copia de la cultura
y mercantilización que convierte los productos culturales en mercancías.
La intensificación de estos procesos ha conducido a la posmodernidad:
hiperdiferenciación, implica el desarrollo de una fantástica variedad de formas
culturales sin jerarquía.
hiperracionalización implica el uso de tecnologías racionalizadas para extender y
privatizar el consumo cultural.
e hipermercantilización implica que todas las áreas de la sociedad ha sido
mercantilizadas incluso la familia.

4. La identidad individual (o la identidad vista desde la perspectiva de los sujetos


individuales).
La identidad tiene que ver con la idea que tenemos acerca de quiénes somos y quiénes
son los otros.
La identidad predica en sentido propio de los sujetos individuales dotados de
consciencia y psicología propia y sólo por analogía de los actores colectivos.
Pero es posible hacerlo sin caer en reificación arbitraria.
La teoría de la identidad forma parte de un marco paradigmático más amplio: el de las
teorías de la acción social. La identidad es uno de los parámetros cruciales que definen
al actor social.

Si asumimos el punto de vista de los sujetos individuales, la identidad puede definirse


como un proceso subjetivo (y frecuentemente autorreflexivo) por el que los sujetos
sociales definen su diferencia de otros sujetos (y de su entorno social) mediante
autoasignación de un repertorio de atributos culturales frecuentemente valorizados y
relativamente estables en el tiempo.

La autoidentificación requiere ser reconocida.


¿Cuáles son los atributos a los que el sujeto apela para fundamentar su voluntad de
distinción?:
1) atributos de pertenencia social: identificación con grupos.
2) atributos particularizantes: lo individualmente único.
¿Cuáles son esas categorías o grupos de partencia social?
Los más importantes según sociólogos: clase social, la etnicidad, las colectividades
territorializadas, los grupos de edad y género.
Pueden estar dormidas o activas o pueden ser politizadas. Se presume que la pertenencia
social implica compartir los modelos culturales aunque esto no significa que al interior
de los grupos existan contradicciones.

Atributos particularizantes:
1) atributos caractereológicas,
2) estilos de vida reflejados en hábitos de consumo.
3) red personal de relaciones íntimas
4) conjunto de objetos entrañables que poseen
5) biografía personal incanjeable.

La identidad de los individuos resulta siempre de una especie de compromiso o


negociación entre afirmación y asignación identitaria, entre autoidentidad y
exoidentidad.

5. ¿Y las identidades colectivas?


Las identidades colectivas son diferentes a las individuales. Pero sus similitudes están
en que las colectivas también pueden diferenciarse de su entorno, definir sus límites,
situarse en el interior de un campo, y mantener en un tiempo esa diferencia, todo ello a
través de sujetos que los representan o administran invocando una real o supuesta
delegación de poder.
Melucci: el concepto de identidad colectiva lo construye a partir de la teoría de la acción
colectiva. Esta se concibe como un conjunto de prácticas sociales simultáneas de un
número de individuos con características morfológicas similares e implican un campo
de relaciones sociales. La acción social abarca gran cantidad de fenómenos:
movimientos sociales, conflictos étnicos, manifestaciones etc.

Las acciones colectivas suponen actores colectivos dotados de identidad, no constituyen


un dato sino un problema a investigar. Melucci nos ofrece un concepto analítico, pero
no empírico de la identidad colectiva y encuentra que su unidad distintiva radica en la
definición interactiva y compartida, producida por cierto número de individuos. Las
identidades colectivas pueden verse como sistemas de acción y no como sujetos..
La identidad colectiva es la capacidad de un actor colectivo para reconocer los efectos
de sus acciones y para atribuir estos efectos a sí mismo.

6. Las identidades se aprenden.


Con respecto a las identidades sociales así definidas cabe plantear dos cuestiones:
¿Cómo se forman y desarrollan?
¿Cómo cambian y hasta qué punto está en nuestras manos configurarlas y plasmarlas?
La primera cuestión:
Las identidades individuales se adquieren y se forman mediante el aprendizaje. Para el
tratamiento se requiere de la sociología de la socialización (primaria, secundaria,
agentes..) En sociedades complejas se dificulta una identidad fuerte debido a
discontinuidad de las agencias socializadoras.
¿Cómo es que la gente puede reconocerse en ciertas imágenes y no en otras?
Woodward se apoya en 1) Interaccionismo simbólico para afirmar una parte del
desarrollo humano consiste en imaginar cómo podrían vernos los demás para ajustarnos,
a ello. 2) En la teoría dramatúrgica de Ervin Goffman para afirmar que la identidad se
trasforma y desarrolla representando roles en conformidad con expectativas sociales. 3)
En la teoría psicoanalítica de Freud para afirmar que la identidad se adquiere desde
temprana edad mediante la identificación del padre y la madre.

Si volvemos a las identidades colectivas su proceso de formación responde a


mecanismos mucho más complejos y dependen de fuerzas históricas y sociales.
Según Benedict Anderson las naciones son comunidades imaginadas surgidas en
Europa hacia fines del XVIII por destilación espontánea de fuerzas históricas discretas
entre las que destaca el capitalismo de imprenta. Estas lenguas impresas constituyeron
el embrión de la conciencia nacional de Europa.
Con respecto a la formación de identidades grupales sólo podemos formular
consideraciones generales:
1) Son posibles por la proximidad de agentes individuales.
2) Existe un inicio en la conformación del grupo volcado totalmente a la construcción
de la identidad.
3) Existe un proceso de activismo y militancia orientados a negociar la adhesión al
modelo cultural en trance de ser definido.

7. ¿Identidades posmodernas?
¿Cómo cambian las identidades y hasta qué punto está en nuestras manos configurarlas?
Nos limitaremos a las identidades individuales.
Los sociólogos señalan que la identidad implica relativa estabilidad en el tiempo. Pero
los autores posmodernos han cuestionado la concepción fuerte de identidad que subraya
su capacidad de perdurar en el tiempo y enfatizan la concepción débil. Destacan el
carácter fragmentado, fluido, híbrido, electivo y extremadamente reflexivo de las
identidades posmodernas. Atribuyen estos cambios a la velocidad provocada por la
revolución tecnológica y la globalización.
Dos tesis de Stuart Hall y Bauman
El primero en The question of cultural identity el autor reconstruye las características de
las sociedades premodernas y modernas subdividiendo las últimas en diferentes fases:
- En las sociedades premodernas las identidades tenían por base las estructuras
ligadas a la religión.
- En la modernidad la identidad pasa por tres fases:
La del sujeto del racionalismo: un sujeto individual, con identidad única. Descartes,
s. XVI y XVIII
La del sujeto sociológico, s. XIX un sujeto que se relaciona con la sociedad a través
de procesos grupales y normas colectivas. La identidad se forma a partir de los
otros.
La del sujeto posmoderno, identidades fragmentadas. La gente ya no posee una
representación unificada de lo que son, sino diversas identidades a veces
contradictorias. Esta fragmentación tiene múltiples causas:
1) La clase social deja de ser la identidad maestra. Surgen movimientos sociales:
feminismo, negros, ecológicos.
2) Surgen las políticas de identidad que enfatizan la importancia de escuchar todas
las voces.
3) El feminismo
4) Poder disciplinario o vigilancia Foucault
5) Proceso de globalización.

Bauman va más lejos que Hall al señalar que la identidad ha perdido toda base
estable. La identidad se ha vuelto materia de opción. La premisa de posición es su
teoría del tránsito de una modernidad dura basada en máquinas pesadas a una liviana
y líquida basada en programas ligeros de computadora.

8. Crítica de la teoría posmoderna de la cultura y de la identidad.


La visión posmoderna de la cultura ha logrado cierta plausibilidad y popularidad
debido a:
1) Las sociedades capitalistas ponen un énfasis creciente en el consumismo y en los
media han desempeñado un papel central en este aspecto.
2) Se han desarrollado nuevas profesiones clasemedieras que tienen especial
afinidad con la cultura posmoderna: publicidad y diseño.
3) Parecen observarse rasgos posmodernos en la publicidad y la arquitectura aunque
en otras áreas no.

La teoría posmoderna adolece de limitaciones:


1. La fragmentación de la cultura sólo concierne a las formas objetivadas de cultura
que si se considera el punto de vista de los sujetos existe una cierta condensación en
torno a identidades grupales, que las prácticas culturales adquieren cierta integración
y coherencia por la acción de poderosos actores culturales , el Estado, la Iglesias, los
mass media.
2. No se ha terminado de borrar la distinción entre diferentes formas de cultura
particularmente entre arte y cultura popular.
3. Se exagera el papel de los media, carece de fundamente la afirmación de que la
imagen prevalece sobre la realidad.
4. Exageran el papel determinante de los medios para el consumo de productos de
marca. La gente sigue comprando por su utilidad y otros ni siquiera tienen para
comprarlos.

Hall mezcla sin justificación concepciones filosóficas del y concepciones sociológicas


del sujeto. Es dudoso que las concepciones filosóficas hayan sido masivamente
interiorizadas por individuos premodernos hasta convertirse en esquemas generalizados
de percepción de la propia identidad.

El otro problema se refiere a lo que Hall denomina identidades fragmentadas, el autor


pretende abarcar tres fenómenos:
Multiplicación y diversificación de pertenencias sociales
Descentramiento de las mismas
El carácter efímero de las pertenencias y la posibilidad de mayores opciones.

Si por fragmentación se refiere a lo primero, las identidades siempre estuvieron


fragmentadas. En la segunda idea existen implicaciones psicológicas que harían atribuir
múltiples personalidades.

Carece de plausibilidad y fundamento empírico la extrema fluidez y precariedad que las


metáforas delicuescentes de Bauman atribuyen a la identidad posmoderna.
Con relación al tópico de la libre elegibilidad de las identidades consideremos que el
carácter estructurado y multirelacional de la identidad impide pensar que esté en
nuestras manos cambiarla a voluntad.

9. A modo de conclusión.
En estos tiempos de globalización la cuestión de la identidad reviste un interés
académico, político y ético.
El esbozo de este análisis debería permitirnos entender mejor el buen o mal
funcionamiento, el buen o mal uso de las identidades en relación con los requisitos de
solidaridad y convivencia plural sin los cuales ninguna sociedad puede subsistir.
También debería permitirnos entender la naturaleza íntima de muchos conflictos que,
bajo disfraces diversos, esconden en el fondo un conflicto de identidad o identidades.

Capítulo III, La dinámica cultural


1. La problemática del cambio cultural.
¿Cómo y por qué cambia la cultura? ¿cómo y por qué cambian las formas interiorizadas
de la cultura definidas como “representaciones sociales” (Moscovici) o como habitus
¿cómo puede describirse y explicarse la dinámica cultural?

Antes ¿cómo se define el cambio? A S1 T S2.


El cambio implica trasformación de un estado de cosas. Si concebimos la cultura en
términos simbólicos o representacionales, el cambio cultural tendrá que manifestarse en
forma de desplazamientos de significados y de la constelación simbólica que los
sustenta. (cambio de significado al mismo significante, cambio de significante para el
mismo significado, etc.)
Algunos tipos básicos de desplazamientos de significados son:
1. La innovación o invención. La única precaución del analista será cerciorarse de que
lo que se presenta como novedad no sea una dramatización de viejas realidades.
2. La extraversión cultural que consiste en apropiarse de elementos culturales ajenos
para someterlos a objetivos propios. Ejemplos: Evangelización cristiana, Importación de
la monarquía de Augsburgo.
3) La trasferencia de significados consiste en traspasar el sentido de una práctica de un
lugar de un símbolo o de un texto, a otras prácticas, lugares, símbolos o textos. Ejemplo
La Virgen de Gpe.
4) La fabricación de la autenticidad consiste en la pretensión de preservar la pureza
original de la identidad del propio grupo de pertenencia frente a supuestas amenazas del
exterior. La invención de la tradición de Erick Hobsbawm
Y Terense Tanger.
5) Producción de identidades primordiales que tiene un estrecho parentesco con lo
anterior. En ella se reivindica una supuesta unidad originaria, la antigüedad y
originalidad de ciertas etnias.
6) La modernización cultural. A diferencia de las anteriores esta figura exige cambiar la
escala y la longitud temporal del cambio. Los clásicos de la sociología concibieron a la
modernización como amplio proceso de cambio: de la comunidad tradicional a la
contractual (Tönnies) del mita a la ciencia (Comte) de la solidaridad por semejanza a la
solidaridad por independencia (Durkheim) de la sociedad tradicional a la racional
burocratizada (Weber) de las precapitalistas a las capitalistas (Marx)
Pero existe otra reinterpretación funcionalista neoevoluciosta (Parsons) que concibe la
modernización como proceso inmanente al sistema social por el que éste pasa de una
fase tradicional: particularista, de adscripción e indiferenciación funcional a una
moderna universalista, eficaz y de especificidad funcional.
Esta visión aunque ha sido fuertemente criticada persiste de alguna manera.
Sin embargo la evidencia empírica indica que tradición y modernización sólo se oponen
como tipos ideales. Pero históricamente no son del todo incompatibles ni excluyentes.
Geertz plantea la posibilidad de reconciliar ambos polos, su enfoque reconoce la
dinámica, la multidireccionalidad y la incertidumbre de la transformación sociocultural.
Víctor Turner comparte esta visión. Plantea que el cambio sociocultural dependiendo
del grado de solidez cultural de un grupo los cambios pueden variar entre el abandono
de tradición hasta su regeneración.

2. Cambio cultural y conflicto social.


Ahora se intenta explicar algunos tipos de producción y desplazamientos de
significados.
¿Cuál sería en última instancia el factor explicativo de la dinámica sociocultural?
Preferimos la teoría marxiana que confiere ese papel a la contradicción y al conflicto.
¿Cómo y por qué cambian las formas interiorizadas de la cultura? O Giddens ¿cómo se
trasforma la intimidad?
Los psicólogos sociales dicen que cambian cuando entran en conflicto con un nuevo
entorno.
Para Bourdieu los sistemas de disposiciones, habitus, cambian y se trasforman cuando
operan en condiciones objetivas nuevas y diferentes de las que les dieron origen. En las
sociedades modernas, caracterizadas por un alto grado diferenciación, las “estructuras
objetivas” de una formación social se presentan como un conjunto de campos
relativamente autónomos pero articulados entre sí. Y es la conflictividad inherente a los
campos, en general y al campo cultural, en particular, lo que dinamiza no sólo las
formas interiorizadas de la cultura sino también sus formas institucionalizadas y
objetivadas.
La raíz última que condiciona y explica la conflictividad de todos los campos es la
estructura de clase.
Hipótesis: Existe una relación significativa entre posiciones en la trama de las relaciones
sociales y la cultura entendida como configuración de significados sociales
diversamente interiorizados y objetivados.
Esta hipótesis da origen a la oposición gramsciana entre cultura hegemónica y culturas
subalternas. Ciresse: desniveles culturales internos.
Dentro de este esquema, la cultura de las clases dominantes se impone como la cultura
legítima. La desigualdad de clase implica desigualdad en la distribución del poder. Si se
considera el poder en su doble modalidad de dominación y dirección políticas, la cultura
se convierte en objetivo de las luchas políticas.
Si en cambio se considera el poder bajo su modalidad de hegemonía, la cultura ya no se
presenta como algo exterior al poder, sino como una forma de poder que se define por
su capacidad de imponer significados, valores y modos de comportamiento por vía
pedagógica o violencia simbólica.
En conclusión: la hegemonía constituye el modo específicamente cultural de
confrontación entre clases sociales.

3. Cultura de masas vs culturas particulares


La creciente mercantilización de la cultura introduce una nueva forma de cultura, la de
masas. Esta se contrapone a todas las formas diferenciadas y diferenciantes de la cultura
por su lógica homogeneizante que tiende a cancelar las diferencias. Tiene por base
estructural la globalización de la economía capitalista. Los vectores de esta cultura no
se limitan a los mass media sino comprenden también la escolarización masiva, los
canales masivos de participación política, las organizaciones masivas de la práctica
religiosa y los modos masivos de modelación y uso del espacio físico y territorial.
Sin embargo “La globalización de las comunicaciones no ha eliminado el carácter
localizado de la apropiación.”Jhon B. Thompson “más bien ha generado un nuevo eje
simbólico en el mundo moderno, que describiré como el eje de la difusión globalizada y
de la apropiación localizada” Las diferencias culturales se subsumen al código
económico que es el más universal de todos.

Capítulo IV, Territorio, cultura e identidades. La región sociocultural.


1. ¿Fin del territorio?
Una importante corriente de pensamiento de economistas y filósofos plantea la
desterritorialización de los procesos económicos, sociales y culturales. La disolución de
las fronteras el debilitamiento de los poderes territoriales, incluidos los Estados
nacionales, la muerte de particularismos locales, etc.
La reacción contra esta tesis extremosa no se ha dejado esperar. (Wallerstaein, Fossaert,
Braudel, Lcsote, Baud, Hoerner) interpretan de otro modo la globalización. Lejos de
provocar desterritorialización tiene por patria de origen y principal beneficiario a un
centro constituido por un núcleo reducido de Estados-naciones (los más poderosos
USA; Europa y Japón)y se difunde de modo desigual por toda la periferia clasificada
según su grado de integración. Esta configuración tiene carácter territorial y es
cartografiable. Se escapa de los Estados nación de la periferia pero no de los Estados
centrales en los que se asientan las multinacionales.
Los territorios interiores siguen en plena vigencia pero trasformados y
sobredeterminados
Pero sí hay dos lecciones de los teóricos neoliberales: 1) no todo es territorio y no es la
única expresión de las sociedades, 2) los territorios se trasforman y evolucionan.

2) Viaje alrededor del territorio.


¿Qué es el territorio? Es el espacio apropiado y valorizado –simbólica o
instrumentalmente- por los grupos humanos. Tiene tres ingredientes: la apropiación de
un espacio, el poder y la frontera. Las prácticas de producción territorial son en
correspondencia:
Delimitar mallas: que implica límites para el control y para el funcionamiento óptimo de
las actividades sociales.
Implantar nudos: centros de poder jerárquicamente relacionados entre sí.
Trazar redes: entramado de líneas que relacionan por lo menos tres puntos
Así estructurados los territorios constituyen en última instancia el envoltorio material de
las relaciones de poder y pueden ser diferentes de una sociedad a otra.

3. El apilamiento de los territorios.


Así definido, el territorio se pluraliza según escalas y niveles que van desde lo local
hasta lo supranacional. Según Hoerner existen dos tipos de territorios: los próximos o
identitarios, como la aldea, pueblo, terruño, y los territorios más bastos como los del
Estado Nación.

4. La cultura, una noción compleja.


Los territorios culturales, frecuentemente superpuestos a los geográficos, económicos o
políticos, resultan de la apropiación simbólico expresiva del espacio.

5. Cultura y territorio.
En una primera dimensión el territorio constituye un espacio de inscripción de la
cultura, por tanto una de sus formas de objetivación. Ya no existen territorios vírgenes o
naturales sólo territorios tatuados por la historia, la cultura y el trabajo humano.
En una segunda dimensión el territorio puede fungir como área de distribución de
instituciones y prácticas culturales espacialmente localizadas, aunque no ligadas a un
determinado espacio. Es la cultura etnográfica (ritos, fiestas, vestimenta, etc.)
En una tercera dimensión, el territorio puede ser objeto de representación o de apego
afectivo, como símbolo de pertenencia socioterritorial.

6. Pertenencia socio-territorial.
Designa el status de pertenencia a una colectividad caracterizada prevalentemente en
sentido territorial. Comunidad pueblerina, vecindario, etc.
Se mantiene a pesar de la globalización pero bajo formas modificadas y configuraciones
nuevas. El territorio ha perdido su carácter totalizante y ha dejado de ser horizonte de
orientación unívoca.

7. La región entre el Estado y la localidad.


La región sería un espacio geográfico más amplio que una localidad, pero menor que la
correspondiente a una nación-Estado, cuyos límites estarían determinados por el alcance
efectivo de ciertos sistemas cuyas partes interactúan en mayor medida entre sí que con
sistemas externo.
H M Hoerner distingue tres tipos:
1) regiones históricas, ancladas en tradiciones rurales, aisladas de centros urbanos.
2) regiones polarizadas o funcionales delimitadas por el área de influencia de una red
jerarquizada de ciudades.
3) regiones programadas, fruto de una creación política e institucional.

8. La región sociocultural
La región no es dato a priori sino constructor resultante de poderes económicos,
políticos o culturales del pasado y presente. En cuanto constructo cultural, la región es
producto del ambiente físico, la historia y la cultura. La región sociocultural la define
Bonfil Batalla como la expresión espacial, en un momento dado, de un proceso histórico
particular.
La región sociocultural puede considerarse como soporte de la memoria colectiva y
como espacio de inscripción del pasado del grupo que funciona como otros tantos
recordatorios o centros menmotécnicos.
Es un espacio geosimbólico cargado de afectividad y significados.

9. La identidad regional.
La identidad regional se da cuando por lo menos una parte significativa de los
habitantes de una región ha logrado incorporar a su propio sistema cultural los
símbolos, valores y aspiraciones más profundas de su región.
P. Centtlibres y Bassand distinguen tres tipos de identidad:
1. Identidad histórica y patrimonial basada en el pasado
2) Identidad proyectiva basada en proyecto futuro
3) Identidad vivida reflejo de la vida cotidiana.
Bassand distingue grados de pertenencia.
-Apáticos y resignados, actitud pasiva y no identificados con los intereses del municipio
o región.
- migrantes potenciales que consideran irrealizable su proyecto en la región
- modernizadores, bien integrados pero con aspiraciones de modernizar y con rechazo al
patrimonio.
- tradicionalistas con identidad histórica fuerte
-regionalistas promueven el desarrollo autónomo de su región frente al centralismo.

Conclusiones del apartado


1. La identidad es creatividad permanente y exploración continua.
2) La identidad ya no puede fundarse exclusivamente en el culto a las propias raíces.
3) La identidad regional puede ser evaluada positiva o negativamente por los actores
regionales.
4) No todos los actores comparten una identidad regional.
5) No existe incompatibilidad entre identidad regional y apertura al mundo.
6) No hay identidad sin autonomía al menos relativa.

10: La región como entramado de matrias.


En términos descriptivos las matrias (Luis González) serían espacios cortos, diez veces
más que una región. “”El radio de cada una de estas minisociedades se uede abarcar de
una sola mirada y recorrer a pie de punta a punta en un solo día”
Luis González olvida mencionar la enorme desigualdad socioeconómica y cultural
entre matrias.

11. Cultura, identidad y desarrollo regional.


La cultura sólo puede proyectar su eficacia por mediación de la identidad.
Experiencia en Suiza en los 80.
En resumen, una política sensata de desarrollo cultural en el plano regional implica
oponer en juego conjuntamente tres tipos de acciones: abrir la región al mundo, cultivar
su especificidad histórica y cultural y finalmente estimular la participación de los
habitantes, ya que se trata de un desarrollo endógeno autosustentado.

Capítulo V, Territorio, paisaje y apego socio-territorial.


Habría que acercarse a los geógrafos para compenetrarse con su modo de trabajar. Uno
de los beneficios sería la recuperación del sentido del contexto espacio-temporal o
neohistórico como matriz indisociable de los hechos sociales.
En este capítulo se presenta una síntesis apretada de los conceptos centrales de la nueva
geografía cultural, ilustrada con un ejemplo de aplicación en una investigación empírica
en el valle de Atlixco, Puebla.

Territorio o territorialidad: el espacio apropiado por un grupo social para asegurar su


reproducción y la satisfacción de sus necesidades vitales, que pueden ser materiales o
simbólicas. La territorialidad resulta indisociable de las relaciones de poder. La
apropiación del espacio puede ser prevalentemente utilitaria y funcional o
prevalentemente simbólico cultural.

3. Naturaleza multiescalar del territorio.


El territorio puede ser aprehendido en diferentes niveles de escala geográfica: local,
regional, nacional, plurinacional, mundial.
- El local empieza con el hogar y el barrio
- Armand Frémont propone tres modelos o tipos-ideales de regiones.
1) las regiones fluidas de nómadas y seminómadas
2) las regiones de arraigo (civilizaciones campesinas)
3) las regiones funcionales dominadas por las ciudades
No debe confundirse la región con el espacio puramente material.
- El siguiente nivel escalar es el del Estado nación.
- Luego los territorios supranacionales como la Unión Europea.
Aunque la globalización suele asociarse con la desterritorialización, constituye una
nueva forma de apropiación del espacio. Esta nueva territorialidad se superpone a las
formas tradicionales de construcción territorial trascendiéndolas y neutralizando efectos
regulativos.

4. El paisaje, una ventana abierta sobre el territorio.


El término paisaje es un concepto elaborado por la geografía clásica alemana y francesa
que ha trasmigrado a la geografía cultural norteamericana. Ha cobrado actualidad por
dos razones: 1) interés de la geografía física por el entorno y asumir el término paisaje
como traducción visible de un ecosistema 2) el interés de la geografía cultural por la
percepción vivencial del territorio.
El paisaje de puede definir como “un punto de vista de conjunto sobre una porción del
territorio, a escala predominantemente local y algunas veces regional”

5. La cultura: mediación entre los hombres y la naturaleza.


En esta sección se aborda la relación entre cultura y territorio para ahondar en la
dimensión simbólica de este último.
La geografía cultural ha oscilado entre los polos del objetivismo (cultura como los
artefactos) y del subjetivismo (modo de vida). Clifford Geertz define la cultura como
“pauta de significados”.En esta perspectiva y en términos descriptivos la cultura sería
“el conjunto complejo de signos, símbolos, normas, modelos, actitudes, valores y
mentalidades a partir de los cuales los actores sociales confieren sentido a su entorno y
construyen, entre otras cosas, su identidad colectiva. Permite distinguir el estado
objetivado y el subjetivado de cultura, lo cual es capital dado que no existe cultura sin
sujetos ni sujetos sin cultura.
Permite además distinguir niveles de la cultura territorial: el ecológico, el etnográfico y
el de los procesos identitarios.
En cuanto a las relaciones entre territorio y cultura:
- A nivel regional y desde las formas objetivadas.
1) Cualquier elemento de la naturaleza antropizada, la cultura ecológica
2) La región puede considerase como área cultural a partir de sus trajes, fiestas, ritos,
etc. Es la cultural etnográfica.
Desde las formas internalizadas de cultura:
La región puede ser objeto de representación y apego afetivo y,
Símbolo de identidad.

6. El caso del Valle de Atlixco, Puebla.


Se presenta un caso de estudio en Atlixco con las categorías anteriores.

7. Conclusiones:
1) En México, el marco territorial y paisajístico sigue desempeñando un papel
primordial como componente sustancial de la vida social. El territorio sigue siendo
objeto de un fuerte apego afectivo y se presenta como una pantalla sobre la cual la
comunidad proyecta su imaginario, valores e identidad.
2) Puede existir una fuerte homogeneidad cultural en sentido etnográfico sin que se
corresponda un sentimiento de igual escala entre los habitantes.
3) El creciente flujo migratorio no ha debilitado el arraigo socioterritorial ni ha
desintegrado las comunidades.

Capítulo VI, ¿Culturas híbridas en la frontera norte?


1. La danza de las metáforas
Lo que está ocurriendo es la aplicación abusiva de las metáforas de la fluidez, la fusión
de la hibridación a la cultura fronteriza y a la llamada cultura posmoderna. Esa manera
de presentar las cosas revela una sorprendente pobreza teórica y analítica. Revela una
sustancialización de la cultura como algo out there que puede mezclarse.

2. Contraoefensiva teórica
La cultura es la organización social de significados compartidos e interiorizados por los
sujetos y grupos sociales, y encarnados en formas simbólicas, todo ello en contextos
históricamente específicos y socialmente estructurados. Una definición así nos obliga a
pensar la cultura desde los sujetos.
El problema de la cultura fronteriza no es el hibridismo o la fusión sino cómo y con qué
efectos simbólicos interactúan entre sí individuos provistos de determinadas redes de
pertenencia social, y a través de ellas, de determinados repertorios culturales.
La hibridación ce las culturas en el sentido de diversidad de origen de sus componentes
no es novedad ni problema.
3. La frontera: laboratorio de aculturación y escaparate del pluralismo cultural.
La frontera puede considerarse como una zona de intensificación y de densificación de
la movilidad humana no sólo internacional, sino también interétnica, lo que implica la
multiplicación exponencial de los contactos y de las interacciones interculturales. El
problema de la cultura en la frontera se reduce entonces a determinar cuáles son los
efectos, modificaciones o transformaciones resultantes, en el terreno de la cultura, de
esta movilidad. El problema es uno de aculturación. Que puede producir tanto
intercambio de cultura, como segregación y defensas identitarias. El supuesto meeting
pot se vuelve teóricamente inaceptable (porque es inconcebible una síntesis de lementos
sin privilegios ni dominación, oculta relaciones de poder) y empíricamente falso.

4. Para concluir.
No se puede inferir la hibridación cultural generalizada como algunos pretende, sino a
lo más la copresencia y agregación de individuos y grupos portadores de diferentes
culturas relacionados en áreas de movilidad.

Capítulo VII, Cultura política e identidad


1. Introducción
Muchos politólogos tienden a disociar la política de la cultura como si se tratara de dos
esferas autónomas que sólo podrían mantener relaciones de exterioridad.
“… si se asume la concepción simbólica –hoy prevaleciente- que define la cultura como
“patrón de significados” (Thompson 1198, 195) entonces la cultura no puede
considerase como una “instancia exterior” a la política, sino como una dimensión
inherente a la vida política o, mas precisamente, como una dimensión analítica de todas
las prácticas políticas.”(p. 196)

2. La cultura como cultura de identidad


“La cultura sería entonces el conjunto complejo de signos, símbolos, normas, modelos,
actitudes, valores y mentalidades a partir de los cuales los actores sociales construyen,
entre otras cosas, su identidad colectiva.” (198)

3. Ominipresencia de la cultura en el campo político.


Así definida la cultura se comprende que está llamada a impregnar todos los ámbitos del
campo político.
Por cultura política nos referimos al conjunto de conocimientos, creencias, valores y
actitudes que permiten a los individuos dar sentido a la experiencia rutinaria de sus
relaciones con el poder que los gobierna, así como también con los grupos que les
sirven como referencias identitarias.” (198)

4. La lógica del mercado y el racional Choice en el análisis político.


La teoría del racional Choice asume como paradigma de la explicación de los
comportamientos políticos, a la teoría del mercado. Es decir como si el voto fuera una
moneda para comprar las políticas públicas que más le convienen e interesan al
ciudadano.
Pero Alejandro Pizzorno demuestra que esta concepción es incapaz de explicar
comportamientos políticos tan simples y elementales como “ir a votar” o “hacer
política” porque, por ejemplo, la acción de votar conlleva una serie de esfuerzos e
inversión de energía que no parece proporcional a la incertidumbre de que con el voto
vaya el ciudadano a conseguir las políticas o las promesas de campaña de los
candidatos.
Los comportamientos políticos no obedecen sólo a una lógica de intereses sino también
a una lógica de identificaciones, o identidades políticas.

5. Identidades políticas.
Son “identidades colectivas orientadas a la participación directa en el ejercicio del poder
o a la intervención sobre los poderes públicos en términos de influencia y de presión. Y
las identidades colectivas, a su vez, son el conjunto relativamente estable de rasgos
distintivos por los que se reconocen o son reconocidos grupos o conjuntos de individuos
que comparten representaciones socialmente construidas (creencias, valores,
símbolos…) referentes a un campo específico del espacio social y, en consecuencia,
orientaciones comunes a la acción.” (207)

La identidad política se define en términos de afiliación o pertenencia a determinados


colectivos políticos, con grados de intensidad que varían desde la simple simpatía hasta
la participación militante.
Los colectivos políticos pueden ser:
- Movimientos sociales: son organizaciones de acción colectiva que surgen, al menos
inicialmente, al margen de la sociedad política existente y, por tanto, fuera del juego
parlamentario. Suelen presentarse como reformadores no sólo del Estado –al que se
oponen al menos en su forma vigente- sino de la sociedad civil. Son inestables y tienden
a extinguirse una vez logrados sus objetivos.
- Partidos políticos: para presentarse como empresa política coherente y seria los
partidos tienen que dotarse de una identidad basada en un ideología, una doctrina o un
programa y tienen que construirse una historia y una memoria que les confiera
estabilidad identitaria.
-Los grupos de presión: se distinguen de los partidos por su objetivo, que no es el de
participar en el ejercicio del poder, sino el de influenciar a los poderes públicos.

6. Consideraciones finales.
Hasta ahora podemos distinguir dos modos de abordaje en los estudios de los factores
culturales de la vida política: uno que tiende a automatizar excesivamente la cultura
política con respecto a la cultura global; y otro que parte más bien de la hipótesis de la
repercusión de los grandes sistemas de creencias globales sobre las instituciones y la
vida política.
Son escasos los trabajos que han acudido al paradigma de las identidades como
instrumento de análisis político. Este paradigma obliga a los analistas a individualizar y
describir el perfil de las identidades confrontadas en la escena política. Lo que a su vez
conduce a construir tipologías o a proceder a una eventual descripción histórica de las
formas de tales identidades en una determinada formación social.

Capítulo VIII Cultura, patrimonio y política cultural.


1. Tres sentidos de cultura
Este capítulo desarrolla el tema de la política cultural y sus implicaciones en la
promoción de la cultura.
Antes la definición de cultura:
La cultura se define fundamentalmente como pautas de significados compartidos y
relativamente estabilizados, es decir, como el universo de significados, informaciones y
creencias que dan sentido a nuestras acciones y a los cuales recurrimos para entender el
mundo.
De esta definición surge la cultura entendida como:
1. Estilos de vida: la cultura interiorizada que sirve de guía y pauta para la organización
de la vida social.
2. Comportamiento declarativo: la autodefinición que un grupo que un grupo ofrece de
su vida simbólica y,
3. Como repertorio de obras valorizadas, es decir, como patrimonio.

2. La noción de patrimonio cultural.-


El patrimonio cultural responde a la necesidad de demanda social de memoria.
La patrimonialización selectiva del pasado desempeña las siguientes funciones:
1. alimenta la memoria colectiva
2. simboliza por metonimia el conjunto de una cultura particular.
3. realza la excelencia del pasado y la admiración de los extraños.
4. adquiere una valencia económica indirecta por su valor turístico.
El patrimonio cultural puede ser privado, nacional o universal.
Patrimonio cultural de la humanidad de la Unesco pretende proteger de los Estados
ciertos bienes culturales.
En 2003 la Unesco también introduce la noción de patrimonio cultural inmaterial: (usos
representaciones, expresiones, conocimientos o técnicas que las comunidades
reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural):
- Tradiciones y expresiones orales como el idioma
- Artes del espectáculo
- Usos sociales, rituales y actos festivos
- Conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo
- Técnicas artesanales tradicionales

3. Lo tangible e intangible del patrimonio


Los calificativos intangible y tangible son confusos porque todo puede serlo al mismo
tiempo. Es preferible hablar de formas objetivadas y formas interiorizadas de cultura.

4. Reformulación final del concepto de patrimonio.


El patrimonio cultural no es toda la cultura de un grupo o país sino sólo una selección
valorizada de la misma que funge como simbolizador privilegiado de sus valores más
entrañables y emblemáticos.
No sólo existe un patrimonio nacional real o compartido. También existe un patrimonio
de los grupos étnicos.
El patrimonio cultural no es un repertorio museable de artefactos sino un capital vivo
incesantemente reinvertido, reactivado, …
El concepto de patrimonio cultural debería incluir las formas interiorizadas de cultura
como las identidades colectivas de grupos subalternos y étnicos.

5. La política cultural
Como toda política pública, la política cultural implica un conjunto de acciones
emprendidas por un sistema de actores internos o externos a las instituciones, en
función de recursos, objetivos y finalidades en proceso de ajuste permanente conforma
se van evaluando resultados.
Cinco modalidades:
- Políticas reglamentarias
- Políticas voluntaristas, las emprendidas directamente por los poderes públicos
- Políticas persuasivas, dar a conocer actividades
- Políticas de subvenciones que distribuyen recursos.
- Políticas de estímulos otorgan subvenciones en condiciones muy precisas.

6. Instituciones, procesos de política cultural e idelogías.


El sentido y la orientación de una política cultural resulta siempre de la interacción
compleja de tres factores: las instituciones culturales existentes, los procesos de política
cultural y las ideologías políticas sobre la función de la cultura.
7. La idea de democracia cultural.
Una política fundada en la democracia cultural tiene por objetivo mantener o crear
procesos de expresión y de confrontación cultural.

8: La animación cultural.
El animador es un tipo de actor cultural que actúa en todos los niveles de la jerarquía
social y en todos los sectores. Su papel es mejorar la comunicación en entre redes de
actores y ayudar a elaborar identidades y proyectos.

9. Reflexión final sobre patrimonio, política cultural y globalización…


La amenaza mayor que se cierne sobre el patrimonio cultural por la globalización es su
devaluación en cuanto expresión de una cultura particular fuertemente territorializada
debido a que resulta disfuncional para la lógica homogeneizante de los mercados
globales.

Capítulo IX , Culturas particulares e industrias culturales en tiempos de


globalización.
1. Introducción.
Dos tipos de discursos suelen emplearse para ilustrar la globalización de la cultura:
1. Destacando la diversidad y la fragmentación y 2. Enfatizando la circulación mundial
estandarizada de bienes culturales. Ambos discursos sugieren las dos tesis principales
que se contraponen en la discusión de este problema: la de la tendencia a la
homogenización de la cultura y, por el contrario, la de su fragmentación caleidoscópica.
Pero las cosas son más complicadas…La diversidad siempre ha existido y por más
globalizada que parezca la cultura sigue funcionando como máquina que fabrica
diferencias.

2. El nebuloso concepto de globalización.


No existe consenso respecto a este término. García Canclini habla de la globalización
imaginada.
Jan Aart Scholte selecciona cinco significados:
1. Globalización equivalente a internacionalización. (redundante)
2. Como liberalización (supresión de reglas y barreras al flujo financiero y comercial)
(redundante)
3. Como universalización (todo lo que tiene un alcance mundial) (redundante)
4. Como equivalente a Occidentalización o modernización principalmente en su versión
norteamericana.
5. El más interesante: La globalización como proceso de desterritorialización de
sectores muy importantes de las relaciones sociales a nivel mundial o la proliferación de
relaciones supraterritoriales.
Ésta es la concepción de globalización que adoptaré añadiendo que es un proceso
desigual y polarizado que implica mecanismos de inclusión y exclusión, de integración
y marginación.
3. La cultura: una noción compleja.
La debilidad de muchos análisis consagrados a la hibridación cultural radica en su
tendencia a privilegiar sus formas objetivadas sin la más mínima referencia a sus
usuarios y consumidores en un determinado contexto de recepción.

4. Culturas particulares vs industrias culturales.


Cultura particular se refiere al modo de vida o como sustrato de la vida: la
configuración compleja de creencias, normas, hábitos, representaciones y repertorios de
acción elaborados por los miembros de un determinado grupo humano a lo largo de su
historia a través de un proceso de ensayos y errores, con el fin de dar sentido a su vida,
de resolver problemas vitales y de potenciar sus habilidades (Krzysztofeck 2001)
Este tipo de cultura es particularizante en diversos niveles: áreas de civilización,
naciones, regiones y culturas de clase.
El concepto de industrias culturales se refiere al conjunto de productos culturales
fabricados o reproducidos en serie gracias a tecnologías industriales y difundidos a
escala mundial a través de redes electrónicas de comunicación.
Son las industrias culturales las que han entrado de lleno en la dinámica de la
globalización en el sentido señalado de la supraterritorialidad.
Los debates más importantes:
¿qué pasa con las culturas particulares al entrar en contacto con la industria cultural?
¿las industrias culturales nos conducen a la homogenización? ¿nos empujan al
multiculturalismo fragmentado? ¿las culturas globalizadas pueden funcionar como
matrices de identidades globales?

5. Los efectos de la globalización sobre la cultura.


Se plantearán algunas tesis que pretenden sintetizar resultados de múltiples
investigaciones.
5.1 Lo global sólo puede manifestarse localmente, por ello una teoría de la
globalización requiere ser elaborada en contrapunto con una teoría de lo local.
Sandra Braman distingue tres formas de localidades:
Primaria que corresponde al lugar de residencia en el que confluyen elementos
geográficos, materiales y sociales que forman el hogar propio.
Secundaria que corresponde a la revalorización consciente de las pequeñas localidades.
Terciaria que sería la condición posmoderna caracterizada por la desterritorialización de
las relaciones sociales. Por ejemplo la comunidad virtual.
La relación entre local y global no puede ser pensada como articulación entre dos
totalidades diferentes. La relación es más bien de interpenetración o de transversalidad.
Lo global sólo existe en lo local. No hay localidad que no esté contaminada por lo
global.

5.2 Lo global puede coexistir pacíficamente con lo local como las lenguas.

5.3 A veces la globalización contribuye a reforzar las culturas locales.

5.4 Pero frecuentemente ambos tipos de cultura entran en conflicto.


Las formas locales de cultura resultan disfuncionales para la logística de los mercados
globales que necesitan la estandarización. Por su parte las culturas particulares han
mostrado una enorme capacidad de resistencia o de negociación frente a las Industrias
culturales.
5.5 Existe también un proceso mediante el cual lo global se adapta a las condiciones
locales diferentes y los consumidores reinterpretan los productos culturales.

5.6 No existe una cultura popular global supuestamente propalada por los mass media.
Lo que existe es una cultura que emerge de lugares específicos (Europa y América) y es
manufacturada y distribuida por corporaciones radicadas en USA, Europa y Japón.

5.7 El consumo de los productos culturales tiene siempre un significado e interpretación


local.

6. ¿Identidades globales?
Los productos culturales globalizados han sido incapaces de generar identidades
globales, es decir, un sentido de pertenencia al mundo.

Giddens y Beck señalan que lo que nos une globalmente es un sentimiento común de
riesgo ante la posibilidad de catástrofes ecológicas.
John Tomlinson señala que ese sentimiento no es suficiente para generar la experiencia
de un nosotros global.
Para que surja un sentido de pertenencia global se requiere algo más que un mero
sentimiento de riesgo o amenaza común.
Algunos comunicólogos asignan a los mass media la posibilidad de generar este
sentimiento. Pero el poder identificador de la cultura massmediada debe ponerse en
duda. Por: su carácter efímero, su unidireccionalidad que les impide crear identidad, la
recepción es muy diversa.
Otros teóricos identifican la comunidad global con una clase media mundializada
construida por una elite urbana que comparte estilos de vida. Pero sería una clase teórica
no una clase social real.
Los actores reales que podemos observar en el escenario global son de naturaleza muy
diferente. Se trata de instituciones, organizaciones y movimientos sociales muy variado
s que conjuntamente parecen constituir un embrión de sociedad civil global y buscan
generar una opinión pública mundial. Levy los llama partidos mundiales. Pero lo que
los caracteriza es el hecho de que a pesar de su vocación generalista se encuentran
inmersos en la estructura internacional de Estados nación, lo cual los modula y los
regula.
El cosmopolita difícilmente tiene una identidad trascultural y mucho menos global, si
bien circula en diferentes mundos, no llega a ser parte de ninguno de ellos.

7. Conclusiones
Se infiere la necesidad de deslindarse de cierta retórica hiperbólica que da por hecho la
emergencia de una cultura global unificada a expensas de culturas particulares. Este
visión responde la confusión de la industria cultural por cultura.
La cultura sigue funcionando como operadora de diferencias porque su riqueza radica
en la diversidad. En esto no se diferencia de la ecología cuya riqueza es la
biodiversidad.

Capítulo X Cultura, identidad y metropolitanismo global.


1. La globalización como concepto y como Doxa
En este capítulo se abordará la relación entre cultura y globalización desde una
perspectiva más amplia, presentando particular atención a la problemática de las
ciudades mundiales.
¿Qué implicaciones tiene la globalización en el plano de la cultura y de la construcción
de identidades? ¿cómo altera la globalización el contexto de producción de
significados?

1. Ya se dijo que la globalización se entiende como desterritorialización de sectores de


las relaciones sociales a escala mundial. Implica la reorganización de la geografía
macrosocial en el sentido de que el espacio de las relaciones sociales ya no puede ser
cartografiado sólo en términos de lugares, distancias y fronteras territoriales.
Los términos clave para entender la globalización son: interconexiones, redes y flujos.
2. Los soportes o puntos nodales de las redes supraterritoriales son las ciudades
mundiales. Son centros donde se concentran las corporaciones trasnacionales más
importantes junto con las mayores compañías de servicios especializados que les
prestan apoyo (bancos, seguros, abogados, etc.)
3. Consecuencia de lo anterior es la compresión del tiempo y el espacio que produce la
polarización entre el mundo acelerado y el mundo lento de las regiones rurales y de
barios sociales desfavorecidos.
4. Así entendida la globalización es pluridimensional y no solamente económica.
Distingo tres dimensiones: económica-financiera y comercial; la política que se
relaciona con el relativo desbordamiento del Estado Nación; la cultural.
5. Una característica central de la globalización es su carácter polarizado y desigual.
No todos tienen acceso a Internet y las computadoras se concentran en Estados unidos.
6. La globalización no constituye un fenómeno radical y dramáticamente nuevo, sino la
aceleración de tendencias preexistentes.

2: La cultura: una noción compleja.


.. La organización social de significados interiorizados por los sujetos y grupos sociales
…. Objetivada y subjetivada

3. Cultura y metropolitismo global.


El primer efecto cultural de la globalización es la reorganización general de la cultura en
el marco urbano, a expensas de las culturas rurales y provincianas que tienden a
colapsarse junto con sus economías.

4. El eclipse de las culturas rurales.


El metropolitanismo global y la proliferación de megaciudades van de la mano con el
colapso de la economía rural lo cual produce la declinación de culturas particulares
como las étnicas y campesinas.
La conectividad compleja (autopistas, telecomunicaciones, tv) ha llegado a las regiones,
por ejemplo con el sistema agroalimentario global apoyado por agroindustrias
trasnacionales que han provocado: 1) descampesinización global; 2) agotamiento
criminal de los recurso naturales, 3) aniquilamiento de culturas campesinas
tradicionales.
La migración rural-urbana está vaciando las bastas regiones rurales.
Las trasformaciones de las regiones rurales amenazan también a las “religiones de
memoria” que suponen la permanencia, estabilidad y repetitividad de ciclos temporales
que se cancelan en la modernidad urbana.
5. Comunidades transnacionales en diáspora.
La globalización ha producido el incremento espectacular en el flujo migratorio. La
sociología ya no puede hablar del fenómeno de la asimilación sino de la
transnacionalización o diáspora que según Friedman debe entenderse como el conjunto
de prácticas por las que la identificación con una madre patria constituye la base para la
organización de actividades culturales, económicas y sociales que transgreden las
fronteras nacionales.

6. Un humanismo ecológico.
Otra manifestación cultural derivada de la globalización es la nueva sensibilidad
ecológica. El movimiento ecológico ha creado un nuevo universalismo: salvar la vida
del planeta.

7. Globalización y construcción de identidades.


El terror posmoderno al sustancialismo ha llevado a algunos sociólogos a elaborar una
concepción extremadamente constructivista de la identidad moderna, que suele
presentarse como hiper-reflexiva, como producto integral de un discurso, como
fragmentada, múltiple, híbrida y fluida.
En Giddens es central el concepto de identidad en su teoría acerca de la individuación,
modernización reflexiva y emergencia de sociedades postradicionales.
Castells afirma que las identidades son fuentes de sentido por y para los actores mismos
y son construidas a través de procesos de individuación.
La identidad se concibe entonces como un proceso activo de construcción, mientras que
el sentido se define desde le punto de vista racionalista como identificación con la
finalidad de la acción del actor social Todo ocurre, por tanto, bajo el régimen diurno de
la conciencia reflexiva, es decir el sujeto sigue siendo cartesiano.

Se puede aceptar que en la modernidad tardía los individuos se han vuelto más
autónomos y reflexivos, pero esto no significa que las coerciones sociales externas o
internas hayan dejado de pesar sobre sus actividades. El sujeto y su identidad se hallan
siempre situados en algún lugar entre el determinismo y la libertad.

8. Las identidades colectivas en cuestión.


Hay que descartar de entrada la idea de una identidad global. Pese a la globalización, la
mayor parte de la población mundial, sigue identificándose por referencia a una
comunidad nacional, aunque hayan cambiado o se hayan debilitado las funciones del
Estado-nación. No obstante puede afirmarse que la globalización ha afectado en algunos
casos la representación de la identidad nacional, deslizando un contenido neoliberal.
Caso de Chile, como país moderno, ganador, diferente.
Castells señala que nuestro mundo y nuestras vidas están condicionadas por dos
tendencias opuestas: la de la globalización y la de la identidad.

9. A modo de conclusión.
Contrariamente a la globalización económica y financiera, la de la cultura es una
globalización débil que sólo implica la interconexión cada vez mayor entre todas las
culturas, en virtud de las nuevas tecnologías de comunicación e información, Este
interconexión permite prever tres posibilidades:
El ecumenismo cultural tesis del multiculturalismo.
La hibridación parcial entre culturas
El fundamentalismo cultural que implica el repliegue sobre la propia cultura y la actitud
defensiva frente a las demás.

Capítulo XI, Problemas metodológicos.


1. Cultura y hermenéutica
Si la cultura se reduce a procesos y estructuras de significados, todo análisis cultural
tendrá que ser un análisis interpretativo que tenga la tarea de descifrar códigos,
reconstruir significados, “leer” los diferentes “textos” y “reconocer” los símbolos
sociales vigentes.
¿Qué significa interpretar y comprender? Es necesario recurrir a la tradición de la
filosofía hermenéutica (Gadamer, Ricoer, Habermas, Bakthine)
1) Toda interpretación implica interpretar lo ya interpretado.
2) Toda interpretación es una operación constructiva del intérprete que selecciona,
reconstruye e imputa sentidos proyectando creativamente un sentido posible entre otros.
3) No debe confundirse comprensión con empatía.
Bajtín expresa la situación paradójica de la comprensión al señalar que la interpretación
de una cultura resulta siempre de un diálogo entre dos culturas, la observada y la
observante.
El analista tendrá que combinar dialécticamente dos actitudes aparentemente
contradictorias: La participación distanciada y el distanciamiento participante.
4) Es necesario un momento crítico y dejar un espacio a la explicación.

2. Interpretación y explicación: el concepto de “hermenéutica profunda”.


La interpretación de la cultura requiere la mediación de métodos analíticos objetivantes.
La semiótica se ha convertido en instrumento auxiliar indispensable para el análisis
cultural. Pero no baste el análisis semiótico, es necesario el análisis de las condiciones
sociohistóricas que le sirven de contexto.
No se puede oponer la comprensión a la explicación, son complementarias.

3. El marco metodológico de la hermenéutica profunda, según John B. Thompson.


El esquema de Thompson introduce tres fases analíticas que corresponden a la
hermenéutica profunda:
1) fase del análisis histórico social cuya finalidad es la reconstrucción de las
condiciones de producción de circulación y recepción de las formas simbólicas.
2) la fase del análisis formal que estudia la estructura interna de las formas simbólicas.
3) la fase de la interpretación y reinterpretación que supone una síntesis de lo anterior
que construye creativamente un sentido global.

4. Las grandes categorías de la cultura popular.


Propone una cuatro categorías para la fase de documentación previa al análisis antes
mencionado: cultura de la vida cotidiana, cultura festiva o ceremonial que se
organizarían centrípetamente en torno a la lengua y la religión.
La institucionalidad y las redes de sociabilidad subyacen a estas cuatro categorías.

Capítulo XII La lírica amorosa popular en tiempos de Don Porfirio


Se presenta un esbozo de análisis de un corpus de bolas y corridos lírico-amoroso que
formaban parte del repertorio habitual de los trovadores morelenses entre 1900 y el
inicio de la Revolución mexicana. El propósito fue aprehender el núcleo de las
relaciones hombre-mujer compartido por las clases populares pueblerinas de la época.
Capitulo XIII La representación de la violencia en la trova popular mexicana: de
los corridos de valientes a los narcocorridos.
Este capítulo es un ensayo de análisis cultural que se propone reconstruir la
representación de la violencia en la cultura popular provinciana y mestiza de México
desde el Porfiriato hasta nuestros días, a partir de la lectura de un corpus de corridos que
tematizan el recurso a la violencia.
A lo largo del trabajo se ilustra la fecundidad del concepto de sociodrama como
herramienta de análisis cultural.
Los sociogramas son racimos de representaciones de contorno variable, aunque
reconocibles en los textos de la cultura por su configuración característica y por su
núcleo condensador. Se seleccionaron dos sociogramas: el del honor y el del valiente.

Capítulo XIV El cancionero insurgente del movimiento zapatista de Chiapas.


El capítulo da cuenta de analiza la producción cancionera insurgente ligada directa o
indirectamente a la insurrección indígena chiapaneca con el presupuesto de que la
rebelión zapatista tuvo que haber generado su propia poética insurgente. Se parte de la
hipótesis de que todo texto literario recompone y reelabora siempre un discurso social
preexistente que le proporciona la materia prima de su contenido. En esta perspectiva, la
literatura es siempre un discurso que viene después de los demás discursos.

Capítulo XV. La investigación cultural en México.


1. Parámetros del análisis
Se retoma la distinción del capítulo VIII en cuanto que la cultura puede ser estudiada
como estilos de vida, como comportamiento declarativo y como patrimonio.

2. Los grandes ejes de la investigación cultural en México.


¿Cuáles han sido los ámbitos más frecuentados por las investigaciones culturales en
México?:
El interés por la cultura como objeto específico de estudio y bajo la perspectiva teórico
metodológica también específica es muy reciente en México, no se remonta a más de
treinta años.
El interés nace vinculado al descubrimiento de la obra de Antonio Gramsci a través de
Alberto Cirese y Bonfil Batalla.
Entonces el terreno más cultivado fue el de las culturas populares.
Asimismo merece especial mención el desarrollo reciente del estudio de las culturas
subalternas de género
No se puede hablar en México de cultura popular sin mencionar la obra de Carlos
Monsiváis.
Las culturas populares en México han sido abordadas, por lo general, como si fueran
autónomas y autosuficientes..
La cultura dominante no ha suscitado gran interés. Lo mismo puede decirse de las clases
medias urbanas, de las culturas juveniles, aunque respecto a éstas las cosas han
cambiado en la última década con aparición de varios trabajos: (Reguillo, José Manuel
Valenzuela, Héctor Castillo Berthier, José Antonio Pérez Islas, Elsa Patricia
Maldonado)
Con respecto a la dicotomía entre culturas tradicionales y culturas modernas, es claro el
predominio del estudio de las primeras bajo el dominio de las culturas étnicas y las
culturas campesinas. Por el lado de la cultura moderna, cultura que es urbana tenemos
las aportaciones de Jorge González de la Universidad de Colima con estudios sobre la
televisión.
La formación filosófica de Nestor García Canclini introdujo el tema de la
posmodernidad en la cultura. Cultura global.
Falta todavía un enfoque sociológico sobre la cultura moderna en México que
contemple la articulación entre cultura de masas y cultura “científica” en el sentido
neoliberal del término.
Se ha comenzado también a explorar la relación entre cultura y otras instancias como la
política, el derecho y la economía.
En cuanto a la perspectiva histórica se ha trabajado mucho y bien sobre la historia del
arte en términos de la disciplina en su sentido tradicional. No se ha hecho historia
cultural. Lo que nos acerca más a la historia cultural son algunas incursiones en la
historia de las mentalidades del Colegio de México.
Volviendo a los tres sentidos básicos casi la totalidad de investigaciones culturales en
México encajen dentro de la cultura como estilo de vida y dentro de este ámbito el
análisis de las formas objetivadas. Se ha desarrollado muy poco la antropología de la
subjetividad
En cuanto a los otros dos sentidos hay muy poco que decir. (Salvo estudios de Edmond
Cros sobre el discurso de la mexicanidad en Octavio Paz y Samuel Ramos, Guillermo
Bonfil sobre el tema del mestizo)
Por lo que toca al tema de la cultura patrimonial sólo se constata su casi ausencia total,
salvo trabajos de Enrique Florescano.

3. La dimensión epistemológica.
Lo que se observa en la mayor parte de las investigaciones culturales es el predominio
abrumador de la descripción sobre la explicación. La mayoría de los trabajos son
descriptivistas en el sentido etnográfico y últimamente, estadístico.
Es muy posible que una de las claves de la debilidad teórica y metodológica de los
estudios de la cultura en México radique en la poca o nula familiaridad de los
sociólogos con la semiótica.

4. A modo de conclusiones.
El diagnóstico general: si bien se ha avanzado mucho en pocos años y con pocos
recursos, los estudios culturales siguen siendo la cenicienta de las ciencias sociales en
México, y manifiestan un bajo nivel de innovación científica.
Algunos factores:
- Crisis fiscal del Estado.
- Control burocrático de la investigación
- Crisis institucional de las ciencias sociales debido en parte a la crisis del
marxismo.
Tareas:
- Conquistar un espacio institucional para el estudio de la cultura.
- Corregir el enorme desequilibrio existente entre los diversos sectores,
perspectivas y escalas teóricamente posibles dentro de los estudios culturales.
- El reforzamiento permanente de la formación y de la capacidad de reflexión
teórica de los investigadores.

Elaboró:
Catalina Morfín López
9 de octubre de 2008

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