En los ’90, Robin Dunbar el antropólogo británico estudió los grupos sociales de varios
tipos de primates y estableció que estos mantienen contacto con una cantidad limitada de
pares y que el tamaño de su círculo de amistades tiene directa relación con el tamaño de
su cerebro.
Dicha medición luego la extrapoló al humano y resolvió que la capacidad de amigos que
mantiene nuestra especie en la cabeza alcanza a los 150. Desde entonces, ha habido
varios estudios que buscan determinar la cantidad de gente con la que una persona
puede mantener un contacto regular y la conclusión es que el antropólogo estaba en lo
correcto.