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El Gran Fundidor Michael A.

Galascio Snchez

A los dos ngulos del horizonte, Oriente y Occidente!, no ven a Caronte, Nadie es consciente! De que trae al nuevo Sol naciente. Como ladrn en la noche, ha llegado a cobrar los adeudos. En todos sus feudos! Como en antao hizo a los Moche. Pero, quin reclama a la Humanidad?, Es l! El Dueo del Mundo, y no ofrece tregua ni piedad, pues en su ilimitada soberbia, es rotundo. Se acab la era de la persuasin, slo reinar su vil manifestacin. No atender a sollozos, lamentos o suspiros, No habr salvacin! Ni ritos en papiros. Olfatear la culpa en nuestras entraas, que se corroen como oblitos. Dar la espalda al tributo de sus alimaas, Y como Saturno, engullir a sus aclitos. Los nios de la Luz sern cegados!, No es el Nuevo Orden, que han imaginado. No valdr, si sus ojos estn abiertos o cerrados, Tanto el despierto como el dormido, ser marginado. Adis a los verdes prados, a las preciosas promesas de los hados, pues en valles desiertos y grises, con aroma siniestro, la Tierra ser herida por el viento y fuego del Maestro. Y los que no hemos pactamos? Nuestro silencio cmplice, nos ha condenado, ahora somos consciencias reducidas a pramos. Almas innobles! Es el sino del envenenado!

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