TEXTO 1
ENTREVISTA
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TEXTO 2:
Chacareros y contratistas, la nueva clase media del interior
Por Héctor Huergo (Diario Clarín, 30 / 03 / 08)
TEXTO 3:
El Paro según el MOCASE (marzo 2008)
Salir de la sojización
Impulsar la sojización depreda la mano de obra y la pequeña y mediana
producción, además de devastar al ecosistema y a la salud humana. El
sistema de la SD-sojaRR-herbicida glifosato, destruye 4 de cada 5 puestos de
trabajo existentes y sólo crea un puesto de trabajo cada 500-600 has, siendo
sólo viables y autosuficientes para este sistema, las explotaciones que
superan las 500 has según la región agroecológica. Por el contrario la
economía familiar genera 35 puestos de trabajo genuinos por cada 100has.
Pero el gobierno debe saber que salir de la sojización implica antes que nada,
redistribuir la tierra y repoblar el territorio nacional devastado por el pequeño
poroto. La soja no sólo no crea pueblos sino que los devasta y los liquida,
como puede verse en las miles de taperas que pueblan hoy nuestro campo y
los más de 1200 pueblos abandonados.
La 'pobreza' del 'campo'
Por último, de ¿qué paro del campo hablamos?. En todo el país sólo restan
330.000 explotaciones, las que sólo emplean a 310.000 trabajadores en
blanco que ganan alrededor de $1200 mensuales, mientras hay algo más de
700.000 trabajadores en negro que viven miserablemente y trabajan sólo un
período del año gracias al "poroto mágico". Ambos sectores prácticamente se
han visto imposibilitados de defender sus derechos ante el achicamiento
descomunal de las fuentes de trabajo que ha producido la sojización y la
numerosa destrucción de establecimientos que la acompañaron.
Para dar un ejemplo, sólo por arrendar 300 has el propietario recibe un
ingreso parásito (sin invertir ni arriesgar un solo peso) de 180.000 USS o unos
570.000 pesos por ciclo sojero. Esa descomunal masa de dinero, imposible de
obtener en cualquier otra actividad productiva -y ese es el diseño
multinacional para paralizar nuestra reindustrialización- no se destina a mano
de obra, ni inversiones productivas. Sí se invierte, en varias camionetas 4x4
por familia (hasta 6-7 en algunas), en casas suntuarias, en edificios de renta y
en "gatos finos" que ahora hacen su aparición en las localidades de la cuenca
sojera, para beneplácito de los productores. Por el contrario, los capataces
son echados, indemnizados y transformados en contratistas cuentapropistas
con lo cual el terrateniente dispone de las labores sin arriesgar un solo peso,
sin incluir costo social alguno y sin tener que poseer un parque de
herramientas de alto costo y nivel de mantenimiento, que lo obligaría a tener
mano de obra permanente.
A su vez, los trabajadores rurales son echados sin indemnización y
contratados en negro cuando se los necesita, muy poco tiempo por cierto. El
hecho que las dos terceras partes de los trabajadores vinculados a la
sojización trabajen en negro.