de lo contemporáneo instrumental
puede perfectamente producirse como
simple superposición de lo «nuevo» en la
matriz ile lo arcaico, sin que por ello
dicha superposición implique casi nunca
ningún tipo de cambio previo del sujeto
en la dirección mental y cultural de la
modernidad, con todo lo que esto significa,
sino más bien en la dirección de la
simple actualidad. carlos monsivais lo
da a entender en los siguientes términos:
«la coexistencia extrema tiene lugar e
incluso en los sectores lumpen se escucha
el rock o la discomusic sin entender la
letra pero asumiendo devotamente que
la música no sólo es moderna: también
moderniza»5.
sin embargo, sería interesante
preguntarse si todo aquel que hace suyo
hoy en día el afán de contemporaneidad y
vive según su ley y en función de la
novedad de las cosas, lo hace por haber
asumido al mismo tiempo los ideales de
la modernidad. a este interrogante
debemos responder que no es así. dicho
de otro modo, resulta perfectamente
posible afirmar que si alguien o si una
cultura deciden apropiarse, imitar o usar
algo que existe o se estila «ahora
mismo» en otra parte que se considera
más «avanzada», esto no necesariamente
ocurre porque ese alguien o esa cultura
hayan asumido como proyecto o como
ideal de sí la modernidad. el afán de
contemporaneidad no necesariamente
coincide con un afán de modernidad.
estamos en presencia de dos tipos
diferentes de afán. el anhelo de
contemporaneidad corresponde más bien
con un afán de «modernización» instru-
mental y técnica, o con la necesidad de
disponer de conocimientos al día o
simplemente de información actualizada
para ponerlo todo al servicio de la
simple curiosidad o de la racionalidad
productivo instrumental. o, simplemente,
por el prurito de estar
para ser contemporáneo hay que estar pues al día. pero, ese
día con el que hay que estar en sintonía, ¿dónde queda y en qué
consiste? ¿qué cosas definen la opción de un sujeto o de una
cultura por la contemporaneidad? ¿se trata de un sistema de
valores que se considera mejor, de unas formas artísticas o
científicas cuya actualidad hay que buscar; en fin, se trata de
procedimientos mentales racionales que por su racionalidad
causan admiración y que despiertan por eso mismo el afán de su
imitación?. pues no, en principio no se trata de nada de esto. se
trata más bien de otro asunto, cuya complejidad supera los límites
de este ensayo pero que por la vía de una aproximación en bruto
y muy preliminar podría reducirse a lo siguiente: el afán de
contemporaneidad se concentra mucho más en los productos de
la civilización técnico instrumental, en ciertos estilos de vida, en
la información y en la moda. pero, ¿qué clase de civilización
técnico instrumental, qué estilos de vida y qué clase de infor-
mación y cuál moda?
las respuestas a los interrogantes anteriores tienen que ver
con el desarrollo capitalista de las últimas décadas, que ha
homogeneizado la civilización técnico instrumental pero no por
ello ha conseguido homogeneizar la cultura. las culturas del
mundo son todavía diversas e innumerables, pero la civilización
instrumental es una sola y obedece a un sólo vector, y es el que
ser contemporaneo 29
EPÍLOGO PRIMERO
EPÍLOGO FINAL
el proceso de la secularización y la
pérdida de lo sagrado tan propios de la
modernidad ilustrada, habíamos requerido
tanto de la mayoría de edad de que nos
habla kant en su ensayo sobre la
ilustración. pensar por nosotros mismos,
separados de la guía de los dioses, he ahí
la consigna: el hombre solitario enfrentado
a su propio destino, el hombre siendo por
fin obra de sí. pero son bien pocos quienes
asumen enfrentar el vacío de esta manera,
sin sufrir el impacto de su horror. el
horror al vacío, el horror ante la ausencia
y crisis de los fundamentos, el horror al
desvanecimiento de las ideologías y de los
grandes relatos otorgadores de sentido.
entonces, una de dos: o se asume el vacío,
la desesperanza y la ausencia de sentido
postmodernos, con la misma entereza con
que se asumió en su momento la pérdida
de lo sagrado por causa de la
secularización de la cultura, que es lo que
podría proponerse como una autentica
ética postmoderna, a la que adhiero, o se
corre el riesgo, como lo estamos viendo,
de caer colectivamente de bruces en una
especie de nueva edad media que se
autodenomina «nueva era», caracterizada
por los denominados neo-misticismos,
que de nuevos no tienen nada sino apenas
su forma y su revestimiento tecnológico,
garantizados por el olvido del pasado.
no se trata de pensar que con la crisis de
lo moderno el mundo hizo su apocalipsis.
nunca todo tiempo pasado fue mejor. como
tampoco todo tiempo futuro fue peor, ni
lo será, mucho menos mejor, como se
supone por los modernistas. la condición
humana ni mejora ni empeora con la
historia, pues la condición humana está
por fuera absolutamente del imaginario y
supuesto proceso de perfeccionamiento de
lodo. si somos coherentes, la crisis de la
idea de progreso conduce a esta
convicción: la condición humana no es
susceptible de perfectibilidad acumulativa
con el paso del tiempo. el conflicto entre
el bien y el mal será en lo substancial
siempre el mismo, y cada que nace un ser
humano vuelve y empieza todo desde
cero, como si nada en este campo hubiera
progresado ni fuera susceptible de
perfeccionamiento
ser contemporÁneo 43