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ENCUENTRO NACIONAL DE FACULTADES DE

ARQUITECTURA 2005.

TEMA: HABITAT SOSTENIBLE


AUTOR: Arq. Ruth Marcela Diaz Guerrero.
UNIVERSIDAD: Universidad Santo Tomas,
Bucaramanga.
ORGANIZA: ACFA (Asociación Colombiana de
Facultades de Arquitectura)

LA FORMACIÓN DEL ARQUITECTO ANTE LA NECESIDAD DE CONSTRUIR UN


HÁBITAT SOSTENIBLE – ARQUITECTURA SOSTENIBLE

Ruth Marcela Díaz Guerrero, Doctora Arquitecta


Universidad Santo Tomás - Bucaramanga

“El planeta tierra vive un período de intensas transformaciones científico – técnicas como
contrapartida de las cuales se han generado fenómenos de desequilibrio ecológico que
amenazan, a corto plazo, si no se les pone remedio, la implantación de la vida sobre su
superficie. “1

Hoy sabemos que esta sentencia planteada por el colectivo de investigación de Félix
Guattari y Gilles Deleuze a mediados de los años 80 (en el siglo pasado), es un eco que
recorre el planeta y retumba en los oídos y en los corazones de muchos de nosotros, por
cuanto nos obliga a repensar muchas de las cosas sobre las cuales siempre hemos
estado seguros y a trabajar para una toma de conciencia de los peligros que nos
amenazan. Sin embargo, Guattari hacía en su pequeño libro un llamado que quiero
retomar hoy aquí para llevarlo a la discusión sobre la formación del arquitecto: “En
general las formaciones políticas y las instancias ejecutivas se muestran incapaces de
aprehender esta problemática en el conjunto de sus implicaciones, ... se limitan a abordar
el campo de la contaminación desde una perspectiva tecnocrática, cuando en realidad
sólo una articulación ético política –que yo llamo ecosofía- entre los tres registros
ecológicos, el del medio ambiente, el de las relaciones sociales y el de la subjetividad
humana, sería susceptible de clarificar convenientemente estas cuestiones.”2

La ecología, en general está hoy mucho más allá de las ciencias naturales donde pareció
nacer, por ello la idea de discutir de, o sobre la sostenibilidad, la autonomía, la
integralidad, la globalización, el medio ambiente, etc., por si solos, no es recomendada
por diversos autores, que consideran , que una discusión tecnológica o cientifista no se

Félix Guattari, las tres ecologías, Editorial Pretextos, Valencia 1990


1
2
Op.Cit.
debe permitir, si antes no se ha planteado la cuestión sobre aquello que se quiere
conservar o sostener.

A partir del término mismo sostenibilidad, se sugieren dos vías de reflexión: Una que se
pregunta, desde la sostenibilidad como el equilibrio, por los mecanismos para garantizar
la permanencia de esa posible situación de bienestar, otra que se pregunta por las
maneras de alcanzar ese equilibrio, por caminos o por formas de viabilidad estratégica
para alcanzar ese equilibrio. En cualquiera de los dos casos, la noción de sostenibilidad
sale a la palestra, frente a la consideración de que la actual situación es insostenible, o es
al menos una vía segura hacia desastres mayores, cuando no hacia la extinción.

Si el desarrollo de la sostenibilidad y la discusión sobre las nociones que hoy nos


preocupan, pudiesen dibujarse, habrían varias opciones:

La sostenibilidad como una continuación, o como una tendencia3, que puede ser
orientada, desde lo que existe; esta idea entraña el reconocimiento de un orden de cosas
que vienen del pasado y que han hecho al presente ser lo que es, de manera que
aplicando la misma regla, permiten prever un futuro que se aproxima. Geométricamente
se expresaría como un vector que se construye desde A1 hacia A3; si continuara hacia el
infinito, pasaría inevitablemente por ese lugar catastrófico que se quiere evitar.

Situación a sostener

Variación Catástrofe evitada

A1 (antes) A2 (ahora) A3 (futuro)

Una variación de esta manera de concebir la sostenibilidad puede proponer, pequeñas


acciones correctivas a lo largo de una trayectoria sostenida, de manera que se alcance
alguna versión mejorada de un futuro posible que de otra forma puede preverse
imperfecto. En este caso la forma del desarrollo sostenido se concibe dentro de una
trayectoria curva, flexible y con diversos momentos de variación.

3
Esta hipótesis es propuesta por Fernando Gaja Díaz quien la propone como uno de los dos escenarios
posibles para enfrentar un cambio de era o de civilización. Es la noción de la previsibilidad por medio de la
extrapolación de las tendencias actuales: globalización, nuevas tecnologías, sociedad de la información... etc.
El otro escenario esta opuesto a este, es o debería ser el de la negación y el rechazo a las formas de
desequilibrio e injusticia actuales, la segunda opción es transformar.
Gaja i Díaz, Fernando. Revolución informacional, crisis ecológica y urbanismo, monografías de la
Universidad Politécnica de Valencia, Editorial UPV, Valencia 2003
A41 (futuro 2)

A3 (futuro 1)

A1 (antes) A2 (ahora)
A42 (futuro 2)

En cualquiera de estas dos situaciones tendenciales, en el punto del ahora se deben


realizar variaciones de curso, o derivaciones que señalen un giro hacia, aunque lo que se
quiere recalcar en este ejercicio gráfico, es el énfasis puesto en la trayectoria, o en la
viabilidad del modelo de desarrollo a seguir.

De otra parte, podría pensarse la sostenibilidad, como aquello que se desea alcanzar,
independientemente, de lo que se tiene en el momento presente o se ha tenido en el
pasado, por lo cual puede (e incluso debe) darse un ruptura entre el ahora y el después,
que solo será posible, si se cambia el ahora.
En este modelo en particular, las trayectorias son secundarias y cobran importancia las
configuraciones de los objetivos (imágenes de los puntos que se desean alcanzar), que a
modo de coordenadas orientan y jalan el desarrollo y la sostenibilidad hacia ellos.

A3 (futuro previsto)
Imagen catastrófica

A1 (antes)

Momento de cambio (futuros alterno)


A2 (ahora)

A32 (futuro alcanzado)


Imagen utópica

En este caso, incluso es posible que se suprima la consideración de aquello que ha


permitido al estado de cosas con el cual se constituye la actualidad, llegar a ser lo que es,
es decir, que se considere el presente como un momento cero a partir del cual se ha de
construir el camino hacia un mundo posible, un mundo mejor, o incluso, como lo decía
Leibnitz, el mejor de los mundos posibles. Finalmente, la idea (que mas bien es la
imagen) de ese futuro probable, o posible, o imaginado, motiva las acciones que los
técnicos, los planificadores, los científicos, etc, deben desarrollar para alcanzar esa
utopía. Claro que no debería decirse finalmente, ya que, como se decía al inicio, esta es
de hecho la consideración primordial, sin la cual no puede validarse, ni debe sostenerse,
ninguna idea “ingenua” o simplista de sostenibilidad.
Siguiendo con la idea de los esquemas propuestos, hay varios momentos para la
discusión sobre la sostenibilidad:

Una que tendría que ocuparse de las condiciones de partida (A1), en tanto condicionan la
situación presente, buscarlas, reconocerlas, plantearlas, es pensar el pasado en función
del ahora, obliga a rescribir el pasado, para iluminar los resultados actuales.

Otra tendría que ocuparse del desarrollo de esas condiciones pasadas hacia el presente,
como quien hace un ejercicio de sostenibilidad a la inversa, que pregunta, no solo dónde
se originan las situaciones actuales, sino de que manera se desarrollaron, para llegar a
ser lo que son en el presente. Esto parece apuntar inevitablemente a una
fundamentación histórico – hermenéutica que científicamente, permita proyectar las
dinámicas desde un pasado hacia un futuro.

Por supuesto, que esto no es otra cosa que el conocimiento de la situación presente A2,
sin la cual, ninguna discusión sobre la sostenibilidad tendría asidero, (a menos claro, que
se tratara de un ejercicio autoritario de imposición de un futuro no deseado, o extraño).
Se trata de ocuparse de cómo se llegó a las condiciones actuales, tanto como de conocer
esas condiciones actuales, lo cual significa que el presente, tal y como lo enunciaba San
Agustín, es en realidad un triple presente: un presente que viene del pasado, que va hacia
un futuro y que está entre ellos dos, un presente continuo y para nada inmóvil. En el, de
acuerdo a las opciones enunciadas al inicio, se encuentra el germen de la posibilidad; se
trata de definir el presente en su pleno conocimiento, es decir, no solo de qué entraña por
ser como es, sino también de hacia donde se dirige.

“El problema es saber de qué forma se va a vivir de aquí en adelante sobre este planeta,
en el contexto la aceleración de las mutaciones técnico – científicas y del considerable
crecimiento demográfico. Las fuerzas productivas, debido al desarrollo continuo del
trabajo maquínico, desmultiplicado por la revolución informática, van a liberar una
cantidad cada vez mayor del tiempo en la actividad humana potencial. Pero, ¿con qué
fin?...”4

Pero quedan aún dos opciones más.

De una parte, iniciar la discusión de la opción A3, A4, R, es decir de los futuros posibles,
pensados o imaginados, de otra parte, tomar partido por la discusión de las acciones que
se han de tomar para alcanzar esos puntos, del camino a seguir.

4
Guattari, Op. Cit.
Discusión sobre diferentes modos de alcanzar un solo objetivo imaginado

A1 (ahora) A2 (futuro inmediato) A3 (futuro imaginado)


Acciones inmediatas a corto plazo a mediano plazo a largo plazo

En geometría son posibles cualquiera de las dos opciones: que se definan dos puntos y
luego se trace entre ellos una línea, que incluso pueden ser muchas clases de líneas,
como también es posible que se defina una trayectoria y se localice sobre ella, no un
punto, sino muchos puntos posibles. Desafortunadamente, el universo de las
discusiones sobre la sostenibilidad no es tan predecible como el mundo de la geometría y
la decisión que se tome puede significar una pesadilla futura o el mundo soñado.

Analizando muchos de los textos que acompañan las discusiones sobre la sostenibilidad
es posible ver que el acento en las discusiones ha sido puesto sobre el camino, sobre el
modo de alcanzarla, sobre las acciones concretas que de forma inmediata han de
desarrollarse, para hacer viable nuestra existencia.
Sin embargo, hay una variación sutil del modelo anterior, que no se puede pasar por alto,
y es que más que una imagen favorable de aquello que se desea alcanzar, se trabaja en
la formulación de trayectorias para alcanzar sostenibilidad, de la misma manera que
navegan los buques en medio de los icebergs, en un ejercicio cuidadoso de esquivar
desastres potenciales. Esto puede deberse, técnicamente, a la mayor facilidad de
desarrollo de modeles predictivos sobre trayectorias conocidas; de ello se han ocupado
cuidadosamente la informatica, las inteligencias artificiales, la estadística y las
matemáticas en la medida que han incorporado a sus hábeas el manejo de las variables,
por encima del conocimiento de las constantes.

El hecho de que las discusiones que orientan el manejo de la sostenibilidad estén


basadas en las imágenes de futuro (predicciones) que los expertos realizan es mucho
más que un dato, es un condicionante de partida que no puede ser ignorado o tratado con
ligereza. Por una parte, es desafortunado para nuestro planeta, que casi todas estas nos
muestren una trayectoria de colisión, un futuro desastroso, que de alguna manera
debemos evitar. Estos mismos científicos nos pueden demostrar con todas las
herramientas de ese método científico que los acompaña, que las imágenes son justas en
la medida en que se ajustan al desarrollo sostenido y no modificado de las crisis que hoy
nos aquejan; sin embargo, casi todas estas visiones son unidimensionales: la crisis
ecológica nos muestra un planeta devastado por ciclones, tsunamis y grandes
inundaciones, la revolución informacional nos muestra un futuro sin privacidad, controlado
por multinacionales interplanetarias y sin memoria, el desarrollo urbano se prolonga en
una aldea global pauperizada, violenta y oscurecida por la sombra de gigantescos
rascacielos, el cambio de los modelos de trabajo anuncian un futuro angustiante con unos
hombres que disponen de todo el tiempo del mundo, pero no saben, no pueden, ni tienen
nada que hacer con él, más allá de consumirlo frente a una pantalla, incluso en las
visiones más ingenuas, los imperios sobreviven más allá de las galaxias y la historia no
parece superarse.

Lamentablemente, a casi todas estas imágenes de futuro se les puede culpar de no ser
complejas, de no responder a la realidad amplia y abierta de la existencia humana, por
ello, las soluciones que ellas proponen son casi siempre unidireccionales.

Para ilustrarnos podríamos utilizar el cine: El día después de mañana, Terminator, Matrix,
El planeta de los simios, Gattaca, exterminio, yo robot o Trumas Show muestran la tarea
desesperada de un héroe por impedir esa tragedia global. Aquí es donde se siembran, e
incluso germinan los principales vicios en la discusión actual sobre la sostenibilidad.
Como decía previamente, estamos manteniéndonos en la discusión de la sostenibilidad
desde la visión de riesgos potenciales, que deben determinar los cambios o las acciones
de variación de curso, sobre lo que actualmente hacemos. Michael Moore lo decía (antes
del 11 de septiembre) en su documental sobre la tragedia en la secundaria de Columbine
en Estados Unidos, No podemos enseñar desde y con el miedo, pues el miedo se tomará
el lugar de reflexión, que corresponde a la razón.

Lo más lamentable del uso de estos modelos de predicción es que son tan fuertes, tan
aterradores, que eliminan la capacidad de pensar. En esto consiste el terrorismo de las
imágenes, cuando roban desde su inmediatez el espacio de la reflexión, no facilitan la
comprensión de factores coadyuvantes, del contexto o simplemente de la complejidad de
las situaciones reales. Se trata, como decía, de una consideración simplificada del
futuro, que incluso se atreve a pensar la posibilidad de cambio a por acciones puntuales
de un solo hombre (el héroe), de tipo mesiánico, como lo proclaman los movimientos
radicales y extremistas; todo esto implicaría la existencia de causas simples (sencillas,
unitarias) de esos desastres y en su simpleza se ocultan intereses no revelados de
sostenimiento, ya no de modelos futuros deseables, sino de situaciones actuales
benéficas para unos pocos.

Actuar a partir de la simple negación de un futuro unidimensional, esto es, lo que no se


quiere que suceda, debería dejar abierta otra posibilidad, la de la pregunta, ¿y entonces,
que se quiere que suceda? Por ello es no menos importante la construcción de un
camino a partir, ya no de aquello que se quiere evitar, sino de aquello que se quiere
alcanzar. El punto central de esta ponencia es este: no se puede realizar de manera
responsable una discusión de la sostenibilidad desde el miedo; la sostenibilidad, ya sea
como la búsqueda del equilibrio o de los caminos para el mantenimiento del mismo, debe
partir de una libre postulación de los mejores mundos posibles y por tanto del ejercicio de
las capacidades humanas en busca de la felicidad plena, por ello, la pedagogía, los
contenidos programáticos, los modelos educativos, deben superar los mecanismos
terroristas, cortoplazistas, inmediatistas y simplificadores de la comprensión de la realidad
actual, pues el mundo no será como tenga que ser, sino como nosotros hagamos que
sea.
La consideración de las acciones a desarrollar, sin el análisis de ese mundo posible que
se desea alcanzar (no simplemente de aquel que se desea evitar) es, no solamente
ingenua, sino temeraria e irresponsable. Es por ello que no debemos olvidar que la
ciencia, en la medida en que acompaña el ejercicio de la razón o incluso como el ejercicio
mismo de la razón (sea cual sea la definición de esta) es siempre un ejercicio filosófico y
por tanto implica una ética e incluso, una estética. Y así lo entendían Copérnico, Newton
o Eistein. La formación universitaria que no se encuentre centrada en el modelo
científico, no puede ser llamada más que tecnológica y aunque las tecnologías son
necesarias e importantes, no son más que herramientas para alcanzar fines. ¿cuáles son
esos fines que nos atraen, nos impulsan, nos orientan?

Las flechas que se utilizaron en los diagramas del comienzo no son otra cosa que
vectores del tiempo, señalan un avance, con una velocidad específica. En ciencias
naturales, hay muchas maneras de tener total conocimiento de los diagramas: se puede
postular una fórmula que señala, desde la geometría el desarrollo de la curva, o de la
línea; se puede construir una integral, a través del reconocimiento de puntos sucesivos o
sectores de línea, igual se podría medir la cantidad del movimiento, la velocidad, la
aceleración, los vectores, etc. De hecho, es posible predecir la trayectoria, el alcance y
la localización de puntos sucesivos proyectados sobre el vector, tanto como el tiempo que
se empleará en alcanzarlos, el impacto esperado o las posibles modificaciones, a partir de
variaciones de impulso o de fuerza en la trayectoria. En estos diagramas se podría incluir
información que precise el hecho actual de que, cada vez más, la aceleración es variable
y el movimiento no es uniforme, de hecho, en los últimos tiempos hemos visto
incrementada la cantidad de movimiento, lo cual hace pensar a muchos en lo inevitable
del destino, como si este bólido no pudiese ya, ser sacado de su curso, debido a la inercia
que incrementa la fuerza de su desplazamiento.

Si pudiésemos asimilar el estudio de la sostenibilidad a estos diagramas de tipo


matemático, seguramente que los métodos de modelamiento numérico o de cálculo
infinitesimal, tanto como de la estadística, nos permitirían prever, todo tipo de posibles
variaciones. En los modelos matemáticos es posible predecir con precisión, siempre y
cuando se conozcan las condiciones de la ecuación.

Pero hay un vicio de principio en esta opción técnica científica. Y es la consideración de


que las cosas solo pueden ser de la manera en que han venido siendo.

A mediados del siglo pasado un modesto pensador se hizo famoso con un pequeño libro,
La estructura de las revoluciones científicas. Thomas S. Khun le recordó a los científicos
de los 60’s, que el desarrollo de la racionalidad humana dista mucho de ser un desarrollo
lineal y progresivo, es de hecho una multiplicidad de líneas, que empiezan y terminan de
forma dramática, cada vez que se produce una revolución científica, cada vez que cambia
el paradigma dominante y el sentido de racionalidad se hace otro.

Hoy, participando de este evento, muchos se dicen que nos encontramos frente a un
nuevo paradigma que requiere ser resuelto técnicamente, sin embargo se olvida, que las
revoluciones de Kuhn no son tecnológicas, son el cambio de las relaciones de poder, de
autoridad y por tanto, de los destinos que podríamos imaginar en esos mundos posibles,
el componente tecnológico es solo una de las formas de desarrollo del nuevo paradigma.
Sin embargo es cierto que desde hace ya algunos años que muchos pensadores
reconocen que estamos viviendo un cambio de paradigma.

Jeremy Rifkin lo llamó el postfordismo y lo formulo en su celebre libro el fin del trabajo,
Castells lo enunció como el nacimiento de una ciudad informatizada; probablemente
ocurra que los acontecimientos del 11 de septiembre, nublen nuestra visión real del
cambio de paradigma; para los pensadores contemporáneos está claro, el mundo ya
estaba cambiando antes del 9/11, las torres gemelas solo aceleraron y reorientaron ese
curso de acción.

Volviendo al problema que nos ocupa, la discusión sobre la sostenibilidad tiene varias
características: debe ser una discusión condicionada al conocimiento de aquello que se
quiere sostener; debe ser igualmente una discusión de alternativas, ya que no se puede
aplicar unilateralmente el modelo lineal del conocimiento, sin caer en las simplificaciones y
abstracciones de la realidad, es una discusión de alternativas, por cuanto las revoluciones
científicas existen y lo que hoy es considerado normal, hace 30 años era señal de locura
(por ejemplo una persona hablando sola en una esquina... ) Pero también es una
discusión fundamental, esto es de fundamentos, por cuanto no se puede proyectar la
utopía sin el reconocimiento de aquellos valores fundamentales que se desean potenciar.

La formulación de hipótesis que permitan la formación del arquitecto ante la necesidad de


construir un hábitat sostenible, no deberían ser ajenas a los abogados, a los economistas,
a los deportistas, artistas o políticos: sin la discusión de fondo sobre aquello a lo cual
queremos llegar y que finalmente querremos que se mantenga o se sostenga, cualquier
discusión sobre cómo lo lograremos debe ser aplazada.

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