PSICOTERAPÉUTICOS GRUPALES
Por Luis Robles Campos. (*)
Julio 2007
Introducción.
Para señalar la existencia del significado sentido, es posible usar algún tipo de
esquema muy sencillo, presentado en una pizarra o con diapositivas, acerca de cómo
la experiencia no sólo está representada por pensamientos o conceptos claros y
definidos, sino que también está constituida por aspectos que no están plenamente
simbolizados y que sin embargo están presentes de forma sentida, concretamente en
un “sentido corporal”, y que tal sentido tiene una amplia influencia en el emocionar, el
pensamiento, lo somático y la conducta.
Se puede explicar cómo podemos llevar con nosotros algún tipo de sentimiento
sin estar totalmente consciente de él, y que es posible llegar a conocer tal sentimiento
atendiendo nuestra experiencia corporal. Señalar situaciones cotidianas acerca de esto
resulta muy conveniente. Por ejemplo, cuando olvidamos algo al salir de casa, todo
“nuestro cuerpo sabe” que hemos dejado algo atrás o que no nos hemos ocupado de
algún asunto, y durante algunos momentos podemos no saber de qué se trata
específicamente, sin embargo, cuando prestamos atención esa sensación de olvido
(que concretamente ocurre en el cuerpo) podemos llegar a conocer qué era aquello
que habíamos olvidado. Nuestra experiencia explícita se hace más amplia al simbolizar
aspectos que durante algún momento permanecieron implícitos, y por lo tanto, la
complejidad subjetiva cambia positivamente de manera global.
Para señalar las claves para atender, explorar y explicitar el significado implícito
puede resultar conveniente señalar que “el Focusing es un proceso especial de
autoatención” (Robles, 2006), una manera particularmente afectiva de acercamos a
nosotros mismos. Leijssen (1998) se refiere a la cualidad afectiva de este especial
proceso atencional como una “actitud de Focusing”:
“…Es esencial que el terapeuta deje claro que los clientes que deseen
hacerlo, pueden mantener sus experiencias en secreto. La posibilidad de
compartir algo con otros, o llevarlo más allá en presencia de otros, sólo se
debe considerar después de esta aclaración”. (Leijssen, 1992).
No está de más decir, acerca de las instrucciones, que deben ser sencillas,
fácilmente comprensibles para los participantes. También es importante mantener un
equilibrio en la cantidad de instrucciones y sugerencias que se dan. Si el facilitador da
demasiadas instrucciones puede hacer que los participantes sólo lo atiendan a él en
lugar de centrarse en su propia experiencia. Lo contrario también puede ser
contraproducente, si se dan muy pocas instrucciones la persona puede sentirse
abandonada en el proceso de exploración y desorientada acerca de cómo llevarlo a
cabo. Hendricks (1984) señala, sin embargo, que es esperable que los participantes
logren cierto grado de autonomía acerca de las intervenciones del facilitador en la
medida que se desarrolla el proceso grupal:
“A medida que los miembros aprenden a focalizar, ellos pueden ignorar las
instrucciones (del facilitador) y formular las suyas propias o seguir en su
propio ritmo. Sin embargo, una mínima estructura de alguien dando
instrucciones es importante.” (Hendricks, 1984).
“En el Focusing, la proximidad con el cliente puede ser muy importante para
que el terapeuta/guía se de cuenta del proceso interno del cliente y para
que éste se sienta contenido. Por esta razón, a veces yo pido cambiar
asiento con la persona que está cerca del cliente al que estoy a punto de
pedirle ir más profundo...” (Lee, 1997).
Por su parte, Neil Friedman (2000), también consigna la cercanía física como un
elemento potenciador de los procesos psicoterapéuticos grupales, más
específicamente, al sugerir la integración del Focusing con otras intervenciones
centradas-en-el-cuerpo. Por ejemplo, en un contexto grupal donde las personas
focalizan silenciosamente, sentarse cerca de algún integrante que tiene dificultades
para focalizar, o que tiene sentimientos abrumadores, para hacerle compañía mientras
respetuosamente se le toma un brazo, ayuda a crear un ambiente de cercanía y
contención. Ese pequeño gesto de contacto físico puede contribuir a que la persona
sienta más claramente aquello que está atendiendo. A veces, este mismo tipo de
contacto es posible realizarlo cuando el facilitador hace una ronda de preguntas que
debe ser contestada por cada participante por separado, en tales ocasiones, acercase y
tocar cuidadosamente a las personas, puede contribuir a potenciar el proceso de
simbolización de la experiencia que se espera ocurra con el Focusing (sobre todo si las
personas están experienciando con los ojos cerrados o vendados).
Finalmente, y quizás más importante aún, es llamar a las personas por sus
respectivos nombres cada vez que hacemos preguntas individualmente dirigidas, o
cuando reflejamos la expresión de sentimientos que cada una de ellas comparte de
manera espontánea. Llamar a las personas por su nombre en un contexto grupal es un
tipo de interacción definitivamente valiosa.
Materiales.
En un grupo de Focusing se pueden utilizar diversos materiales para facilitar la
exploración de la experiencia. Por ejemplo, se pueden ocupar antifaces para cubrir los
ojos mientras se realiza la focalización experiencial, como una forma de evitar las
distracciones con los otros participantes, con el facilitador o con cualquier otro estímulo
visual que pudiera sacar a la persona fuera de su foco de atención. También se puede
ocupar música adecuada al tipo de actividad que se esté realizando (ejercicios de
relajación previos, el Focusing propiamente tal, dinámicas que implican un mayor nivel
de interacción corporal). Por supuesto, el volumen de la música no debe ser un
elemento perturbador, por eso es recomendable poner el equipo o los parlantes a una
distancia adecuada de los participantes.
Así, es posible que en un Grupo de Focusing nos encontremos con personas que
tienen muchos problemas para identificar y atender una sensación corporal con
sentido. Se supone que en el entrenamiento de las habilidades de focalización
experiencial se haya explicado bastante bien qué es esto; por ejemplo, haciendo
referencia a expresiones populares que dan cuenta de una sensación con significación
(“Tengo un nudo en la garganta”, “Siento el pecho hinchado de tanto orgullo”, “Apenas
pienso en eso se me retuerce el estómago”, “Siento un vacío aquí adentro (en el
pecho)”, “Se me apretó el corazón de tanta tristeza”, etc.). Pero aún habiéndolo
explicado bien, muchas personas se sienten desorientadas cuando se les habla de
atender un “algo sentido”, entonces, para aquellas personas es mejor simplificarles las
cosas y preguntarles cosas como: “¿Hay algún sentimiento acerca de eso que no hayas
expresado lo suficiente o que otras personas no hayan comprendido?”, “¿Cómo podrías
explicar ese mismo sentimiento usando otras palabras?”, o “Si pudieras colocar ese
sentimiento en una imagen, ¿cómo sería?”. A veces, ser insistente acerca de atender
una cualidad corporal puede ser más entorpecedor que beneficioso, ya que muchas
personas pueden hallar una serie de nuevos detalles experienciales haciéndoles
preguntas y dándoles instrucciones sumamente sencillas y directas.
Por otra parte, el Focusing, como proceso psicoterapéutico, produce una serie
de cambios en diversos niveles de la experiencia individual. En el ámbito corporal, la
más conocida en una reducción de la tensión corporal. También puede producir alivio
en diversas manifestaciones de síntomas de enfermedades, y atenuar el dolor físico.
Desde un punto de vista cognitivo-emocional, el Focusing facilita la emergencia de
nuevas y más adaptativas formas de percibir y significar los problemas, las cuales no
son posibles con el simple hecho de “analizar” los problemas o al sencillamente “hacer
catarsis” para desahogarse de ellos. El Focusing, desde una óptica subjetiva, ayuda a
las personas a vivir más plenamente en el presente, a desarrollar mayores niveles de
aceptación hacia si misma y hacia los demás, e incluso, a inaugurar o potenciar la
experiencia de su espiritualidad; por nombrar sólo algunos beneficios.
Generalmente, los talleres se inician con alguna breve exposición sobre el tema
a trabajar, para luego dar paso al apartado de Focusing propiamente tal. Hay cierta
estructura que es conveniente mantener en la realización de cada taller, por ejemplo:
dar la bienvenida, realizar una ronda de escucha para saber cómo se encuentra cada
participante en ese preciso momento, plantear el tema del taller, realizar algún
ejercicio de relajación si es necesario, realizar la actividad de focalización, compartir la
experiencia, y agradecer la participación.
Como se podrá suponer, esta clase de interacción con “la persona interior”
resulta muchas veces profundamente emotiva, y algunas personas pueden llorar
suavemente al tener la experiencia. Por lo anterior, resulta muy conveniente realizar un
compromiso para no dejar de atender y acompañar a la persona interior al final de la
parte de experienciación.
3) Focalizando un Problema.
Si algún participante no logra llevar adelante el sentimiento que tiene acerca del
problema, es recomendable consultar qué clase de relación tiene con el asunto: “¿Te
estás presionando de alguna manera acerca de ese problema? Quizás puedas notar si
te estás forzando a ser siempre fuerte acerca de aquello o si te estás presionando a
resolverlo tu sola y de inmediato”
Muchas veces cuando realizo este taller voy anotando en una pizarra las
palabras más significativas de aquello que expresan los participantes, así, finalmente
es posible visualizar cómo cambió el sentimiento a lo largo del taller.
Para dar inicio al taller realizo una sintetizada introducción acerca de la Crítica
Interna, partiendo por una sencilla definición: La Crítica Interna es cualquier forma de
actuar, cualquier pensamiento o sentimiento en contra de nosotros mismos, que nos
impide desarrollarnos, expresarnos libremente y ser felices. Se manifiesta como
autocrítica, autoexigencias, pensamientos negativos, u otras formas, y puede producir
tensión, desgano, culpabilidad, rabia hacia uno mismo, autoflagelaciones o incluso
intentos de suicidio. Su origen se haya en la crítica de figuras significativas a partir de
nuestra infancia, en la vivencia de experiencias traumáticas de abuso, o en relaciones
conflictivas de nuestro presente.
Darle una imagen concreta a la Crítica Interna es uno de los elementos más
valiosos de este taller. Se le puede sugerir a los focalizadores que busquen una figura
real o imaginaria que represente como se siente el aspecto crítico en su interior. Yo he
tenido la oportunidad de escuchar todo tipo expresiones para esta sugerencia: “Una
profesora que me ridiculizó en clases”, “Mi mamá que siempre me pegaba”, “Un puente
cortado”, “Mi hijo que murió”, “Yo misma”, “Un mosquito”. En este punto de la actividad
se despiertan en los participantes todo tipo de emociones y recuerdos, los cuales son
convenientes explorar, al mismo tiempo que se les relacionan con sus dificultades
presentes. Así, la persona que mencionaba que le daba vergüenza hablar en público
podría notar que su mamá siempre le ha criticado sus opiniones, desde pequeña. La
idea es que las personas lleguen a establecer, quizás con la ayuda del terapeuta,
algunas conexiones entre el aspecto crítico y su manera de actuar, por ejemplo:
“Siempre estoy tratando de decir hacer o decir lo correcto, por miedo a que me
critiquen de nuevo”.
La parte crucial del taller viene cuando se dan las sugerencias de poner el
aspecto crítico (el cual se ha simbolizado con una imagen concreta) en un lugar
adecuado para que no vuelva a resultar tan perturbador; pero ya que las personas
pueden estar experienciando de manera tan diferente, es indispensable dar una
instrucción amplia: “Ve si puedes colocar esa parte crítica a una distancia o en lugar
donde no te haga daño, o donde pueda descansar… Si eso es algo agresivo ve donde
sería conveniente ponerlo… Si es algo delicado tal vez necesite un mejor lugar… O si es
algo muy tuyo tal vez necesites darle algo…” Así las personas podrán expresar por
ejemplo, que han puesto al Crítico en un basurero, o hundido en el mar, o al otro lado
de un río; en caso que se tratara de algo agresivo y amenazante. También puede ser
que el Crítico sea acogido en vez de sancionado, si se trata de algo muy propio de la
persona. O bien, puede ser cobijado en un lugar seguro (“dentro de mi corazón, por
ejemplo) si se trata de algo delicado, como el pequeño hijo fallecido de la mujer.
Sin lugar a dudas uno de los talleres más poderosos de los nueve que se
proponen aquí.
Este taller está basado en las reflexiones de Ann Weiser Cornell (1993) acerca
de cómo usar el Focusing para trabajar en aspectos de nuestros hábitos o nuestras
decisiones en los cuales nos sentimos estancados o bloqueados. Ella plantea que los
“bloqueos de acción” tienen una dinámica particular en la que hay “una parte” de
nosotros que “sí quiere” encaminarse hacia la acción y “otra parte que no”; ésta última
sería el aspecto de la experiencia que aún no ha sido escuchado y que necesita
explorarse, principalmente. Este mismo sencillo planteamiento es el que constituye la
introducción de este ameno taller.
Iniciando la parte experiencial de la sesión, se invita a los participantes a
precisar un aspecto de sus vidas en los que se sienten particularmente bloqueados y
sobre el cual les gustaría trabajar. Se enfatiza que de preferencia elijan actividades que
sólo dependan de ellos, que no requieran un gasto económico importante, y que
puedan ser realizadas a corto plazo. Por supuesto, inmediatamente se dan ejemplos de
actividades sobre las cuales resulta particularmente fructífero trabajar: un programa
de ejercicios, una dieta, una postergada visita al médico, la realización de alguna
actividad recreativa como un pequeño paseo, o visita a un ser querido, volver a
retomar el tejido o la pintura, las visitas a la iglesia, buscar información para realizar
algún un trámite de importancia, etc. Como puede apreciarse, todas estas actividades
son factibles de llegar a concretar, sobre todo porque sólo dependen de la persona para
su realización y no de muchos otros factores externos a ella.
Cuando las personas ya han elegido y comentado sobre cual actividad les
gustaría trabajar, hablamos un momento acerca de eso. Si una persona no se puede
decidir sobre qué situación trabajar, la invito a elegirla experiencialmente, prestando
atención a cual necesita resolver más prontamente. Cuando hablamos acerca de la
situación elegida, nunca hago pregunto sobre detalles íntimos, sólo cosas generales
como: “¿Cuánto tiempo llevas postergándolo?”, “¿Cómo te hace sentir no haberlo
realizado hasta ahora?”, “¿Cómo crees que te beneficiaría llegar a concretarlo?”, etc.
Se deja en claro que no existe obligación con el facilitador o con el grupo acerca
de llegar a concretar la acción, pero que si gustan pueden compartir cualquier avance
o sentimiento al respecto en las próximas sesiones. Cuando eso llega a suceder hay
resultados diversos, pero la mayoría implican un paso más allá del bloqueo, por
ejemplo: concretar la acción, darse cuenta que no necesitan realizar la acción que ellos
habían pensado sino algo diferente (“Me di cuenta que no necesito mandarle una carta
a mi papá, sólo necesito ser más cariñosa con él, con eso me basta”), o sencillamente
visualizar algún aspecto sobre el asunto del cual nunca antes se habían dado cuenta,
por ejemplo, una mujer mencionaba que su bloqueo acerca de ir a buscar un trabajo
no sólo tenía que ver con un temor a fracasar sino que también con un resentimiento
hacia su marido y sus hijos, algo que sentía que debía explorar más detenidamente.
La misma estructura del taller anterior puede usarse para trabajar los bloqueos
que existen en nuestras relaciones interpersonales. Yo la he aplicado para realizar un
taller que titulo “Re-Estableciendo el Contacto con el Otro”, en que las personas se
enfocan sobre dificultades tales como: problemas de comunicación en la pareja, trabas
para ser más cariñosas con sus hijos, o para ir a más allá de un conflicto con alguno de
sus familiares. No es esencial que las personas elijan una relación en la que tengan
problemas, también pueden enfocarse en una relación que ya es buena, pero que
podría ser mejor, tal vez aún más fluida, más espontánea o más creativa.
Sin dudas este es uno o de los talleres más satisfactorios para los integrantes
del grupo, porque después de él se sienten con renovadas energías para interactuar
con los Otros significativos en sus vidas.
Este taller está basado en el trabajo de Eugene Gendlin (1981), Elfie Hinterkopf
(1998) y Marine De Freminville (2006) acerca de los “Sentimientos de Trasfondo”;
aquellos sentimientos predominantes que las personas tienen acerca de la vida (a lo
largo de sus vidas).
La parte experiencial del taller se realiza atendiendo seis pasos o aspectos que
pueden ayudar a los participantes a desentrañar un Sentimiento de Trasfondo (De
Freminville, 2006): 1) Identificar un sentimiento que tenga la característica de estar
“siempre o casi siempre presente”, 2) Advertir cómo nos sentimos con él, 3) Tomar
distancia de tal sentimiento (si es necesario), 4) Ver si se relaciona con algo reprimido,
o con algo que haya ocurrido concretamente en nuestras vidas, en el pasado o más
recientemente, 5) Identificar si ese sentimiento es más bien algo aprendido de otra
persona, que en el fondo no nos identifica, y 6) Sentir como sería vivir más allá de ese
sentimiento.
Finalmente, se hace la invitación para que los participantes traten de ver cómo
serían ellos mismos más allá de ese sentimiento, qué nueva sensación de vida es la
que aparece tras explorar el Sentimiento de Trasfondo, qué es lo mejor de la nueva
sensación, etc.
Para iniciar la actividad se pude señalar a los participantes que las personas
tenemos diferentes formas de experienciar nuestra espiritualidad; que algunos no
creen en Dios pero sí tal vez en una “sabiduría universal” o “de la naturaleza”, y que
2
Esto se refiere a lugar que tiene la propia existencia en el amplio contexto de la creación
universal; considerando que somos parte de la humanidad, de los seres vivos, del planeta Tierra,
del universo, e incluso de alguna deidad o ente primigenio creador de todo lo existente.
aquellos que creen en Dios lo hacen de diferentes maneras, quizás practicando algún
tipo de religión o de una manera personal y reservada; pero que finalmente todos
tenemos algún sentimiento acerca del hecho de existir junto a otros seres (vivos e
inertes) en la amplia infinitud del universo.
Comentario final.