Se apeo del Porche negro, con una mirada rebosante de incertidumbre aun, sobre lo ocurrido la noche anterior, hecho

que le atormentaba aun, cruzo la calle, y doblo la esquina contigua, mira a su alrededor sintindose perseguida por una mirada, o tal vez ms, no poda creerse lo sucedido, ahora solo quera comprobar lo sucedido, esperando a que l le diera las respuestas, subi lentamente las escaleras, sin dejarse llevar por el miedo, reprendiendo sus emociones en esos momentos, sin saber que al llegar al piso de arriba se encontrara con una fatalidad que hara que jams volviese a ser como antes, aquello que ahora venia, se cada peldao ms a su vida, hara destapar la tapa de su interior. Pareca como si aquellos escalones no se acabasen a pesar de los que se quedaban atrs, se atormentaba recordando aquellas imagines, la sutil y tenue mirada d aquel individuo, aun grabada en su cabeza, como poda ser que el seor de la casa vecina pudiese haberse dado cuenta de lo que tramaban durante aquellos das? Quien pudo habrselo dicho? Especulaciones absurdas se estrellaban en su cabeza, absorbiendo sus pensamientos, no poda dejarse llevar, ante todo mantener la calma, no es eso lo que se hace siempre?, obviamente en ese momento no estaba para rollos psicolgicos ni tampoco recordaba sus clases de meditacin, o enseanza oriental, todo lo que aquello fuese, no daba sus frutos, ni le serva en aquel momento. Son el mvil, dudosamente lo cogi y atendi la llamada, simplemente dos palabras del que hablaba al otro lado del telfono hicieron que lo desparramase por las escaleras, sus pupilas se dilataron, una blancura amarillenta empez a recorrer su cara, le temblaban las manos, perdi la mirada abrupta, se desvaneci, cay levemente sobre sus rodillas, sus cabellos parecan flotar en el aire, todo a cmara lenta, cada segundo multiplicado por treinta, sus ojos azules se volvieron negros y al otro lado del telfono se escuchaba una mezcla extraa de voces irreconocibles jams odas por el hombre, un eco extrao.